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El poder de encerrar




Enviado por marlid



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    Indice
    1.
    Preconceptos, Motivaciones, Expectativas

    2.
    Presentación

    3. El nacimiento del encierro
    moderno

    4. Análisis Del
    Dispositivo

    5. el psicólogo:
    quehaceres, saberes y poderes

    6. Anexo: entrevista con psi.
    Nelson de león

    7. Conclusiones
    Individuales

    8.
    Bibliografía

    1. Preconceptos, Motivaciones,
    Expectativas

    Disparadores

    "Si el deseo está reprimido es porque toda
    posición de deseo, por pequeña que sea, tiene
    motivos para poner en cuestión el orden establecido de una
    sociedad… y
    ninguna sociedad puede
    soportar una posición de deseo verdadero sin que sus
    estructuras de
    explotación, avasallamiento y jerarquía no se vean
    comprometidos… Para una sociedad tiene, pues, una importancia
    vital la represión del deseo y algo aún mejor que
    la represión, lograr que la represión, la
    jerarquía, la explotación, el avasallamiento mismos
    sean deseados."
    Deleuze – Guattari
    "La enfermedad aparece como la encarnación desdichada de
    una protesta justa ante una opresión injusta"
    Moscovich – Braunstein
    "La crueldad de una cultura no se
    debe medir por la cantidad de crímenes que allí se
    cometen sino por el tipo de castigos que la sociedad impone a los
    sujetos."
    Oscar Wilde
    "El hombre del
    que se nos habla y que se nos invita a liberar es ya en sí
    el efecto de un sometimiento mucho más profundo que
    él mismo… Las Luces, que han descubierto las libertades,
    inventaron también las disciplinas."
    M. Foucault

    Alvaro:

    Para la realización del trabajo, la
    organización grupal inicial fue bastante
    espontánea. En mi caso, llegué al grupo ya casi
    armado y me interesó la idea que se estaba manejando, que
    en un principio no era exactamente de "encierro". Poco a poco
    fuimos amoldando la idea hasta llegar aquí. En lo personal, creo
    que lo más motivante del tema elegido es el acceso a un
    conocimiento
    más profundo de lugres de encierro como cárceles y
    hospitales psiquiátricos, de sus características y de la vida que
    allí llevan los internos. Mis preconceptos de estos
    lugares de encierro no son para nada buenos. Creo que es falso
    eso de que son "rehabilitadores sociales" salvo escasas
    excepciones. Las cárceles para mí son centros de
    castigo que traspasan toda barrera llegando a enormes castigos
    psíquicos y morales, además de los ya sabidos
    físicos. Y en el caso de los hospitales
    psiquiátricos creo que no deben ser muchos los casos de
    internos que salgan bien psicológicamente. Pienso que es
    un lugar que cumple una función
    que es algo así como de "reclutador" de aquellos que no le
    sirven a esta sociedad. Respecto al trabajo, mis expectativas
    giran en torno a una buena
    realización basada en el grupo, en sus
    vivencias personales y en todo el material teórico
    mío y de mis compañeros, apuntando a un
    enriquecimiento de mis ideas respecto a los lugares manejados y
    sobre todo de los internos.

    Madelein:

    Existieron varias motivaciones que me llevaron a elegir
    la temática acerca de los encierros. La primera de ellas
    es lo diferente del tema; diferente tal vez para mí porque
    tomo como referencia el hecho de que nunca antes había
    estudiado o leído algo acerca del tema. Por otra parte, la
    temática me parecía interesante porque trata de un
    hecho o situación que ha existido a través de la
    historia y el
    tiempo de una
    u otra manera, por ejemplo, las cárceles. De manera ya mas
    especulativa encuentro como motivación
    la necesidad de confirmar o no la creencia que existe en el
    imaginario social de que los individuos que residen en instituciones
    de encierro se encuentran viviendo una situación de horror
    y espanto, y que allí nada se hace por ellos, esta
    motivación es a la vez un
    supuesto.

    Tal vez mis motivaciones que en cierto punto pueden
    confundirse con mis expectativas, sean muy ambiciosas para un
    estudiante de primer ciclo, pero obviamente también
    trataré de adecuarme a mis posibilidades al momento de
    decidir hasta donde profundizar en la temática. En cuanto
    a las expectativas, espero que este trabajo me ayude a decidir
    qué rama de la Psicología quiero
    seguir, y si no es mi decisión tomar ese camino por lo
    menos saber y conocer un mínimo indispensable acerca del
    quehacer del Psicólogo en estas instituciones.

    Marcela:

    En una primera instancia me intereso el tema por el
    hecho de saber como se desempeñaba un psicólogo en
    la sociedad, en un hecho amplio, donde se relacionan muchas
    personas, con una característica en común su
    hábitat, en una institución, tan peculiar como
    pueden ser las cárceles los hospitales
    psiquiátricos, etc., todos lugares de "encierro".
    Es incierto para mí cual es la función del
    psicólogo en instituciones como los hospitales
    psiquiátricos en los cuales, todo esta controlado por el
    médico psiquiatra; como son las terapias que allí
    se realizan, como se afronta el hecho de la
    rehabilitación.
    También me interesa el tema del surgimiento de este tipo
    de instituciones, cual es la demanda por la
    cual surgen en el mundo y en nuestro país.

    Marcelo:

    Mis presupuestos… que al hablar de exclusión,
    de poder, el
    lugar que ocupamos nunca es neutro, tampoco fijo: es
    móvil, somos sometidos aquí y dominamos
    allá. Por eso, es ineludible a la hora de hablar del
    quehacer del psicólogo el preguntarse desde qué
    lugar pronunciamos un discurso y
    desde qué juego de
    relaciones de poder lo hacemos funcionar. Mis motivaciones…
    hace mucho que estoy sensibilizado con las relaciones de poder en
    instituciones ya que, por un lado, me permite acercarme a la
    problemática de la exclusión y, por otro, a la
    crítica a una sociedad como la nuestra que ambiguamente se
    horroriza ante el loco, el delincuente o el drogadicto (quien hoy
    encarna las marcas con que
    tradicionalmente se los ha estigmatizado a ambos), segregando
    así lo que ella misma produce; en el fondo quizás
    se trate más de algunos rostros y nombres, yo mismo,
    nuestras historias. Mis expectativas…poder plasmar y sintetizar
    en un trabajo grupal inquietudes, ideas y sentimientos que a
    veces me parecen difíciles de articular.

    Diego:

    Mi idea de encierros y del quehacer del psicólogo
    dentro de los mismos, es un poco vaga porque nunca estuve muy al
    tanto sobre el tema pero la idea principal de porque se encierra
    a las personas es porque en la sociedad en que vivimos hay un
    determinado orden en el cual la sociedad se basa para tener una
    determinada armonía. Personas capacitadas son las que
    "deciden" a quienes van a internar, tanto en internados
    psiquiátricos , como en cárceles, estos son los
    jueces (cárceles), o psiquiatras (internados
    psiquiátricos).

    El psicólogo tiene, dentro de las instituciones,
    un rol muy importante que es tratar de que las personas que
    tratan, puedan volver a la sociedad sin distorsionar la
    armonía en que se trata de mantener, no solo por poner en
    peligro a la sociedad, sino que también a la persona
    institucionalizada. En el caso de las cárceles, los
    objetivos no
    son solo los de reformar sino que también de "castigar" en
    modo de advertencia a la sociedad.

    Valeria Tort :

    Particularmente en lo que refiere a la
    representación de conceptos con relación a los
    encierros, no tengo ninguno formado. Algunos pensamientos me
    llevan a suponer que tanto en los hospitales
    psiquiátricos, como en las cárceles, existe un
    abuso de poder por parte de los funcionarios que trabajan
    allí. Pienso que el psicólogo cumple más
    bien una función de apoyo o seguimiento de determinada
    problemática, sin tener la potestad de tomar decisiones
    relevantes. En relación a esto, es a donde apunta mi
    interés
    sobre la temática elegida, saber la/s función/es
    que desempeña el Psicólogo en las instituciones de
    encierro.

    Me gustaría lograr un trabajo bien delimitado,
    con conceptos claros, que luego pueda enriquecer con otros
    conocimientos en ciclos más avanzados.

    2.
    Presentación

    La idea de este trabajo empezó por querer
    acercarnos a la Psicología
    Social, para poder estudiar a nuestra sociedad uruguaya, a
    través de los mecanismos de exclusión que se
    materializan en instituciones cerradas como las prisiones y los
    hospitales psiquiátricos. Al tiempo, nos dimos
    cuenta que podíamos unir nuestros intereses primeros con
    la temática que atraviesa Primer Ciclo y, en particular,
    Taller: el que hacer del psicólogo; posibilitando
    además la inclusión de otras reflexiones que a lo
    largo del año nos han suscitado las distintos temas
    trabajados en clase.

    De todo esto elaboramos los siguientes objetivos de
    nuestro trabajo en tres capítulos:
    Realizar una genealogía del encierro y su desarrollo a
    lo largo de la historia europea y uruguaya,
    tomando para el análisis elementos de diferentes
    disciplinas (Filosofía, Historia, Sociología, Psicología) y desde
    momentos históricos y lugares diversos.
    Clasificar las instituciones de encierro y estudiar qué
    función cumplen en la sociedad moderna cuestionándo
    aquello sobre lo cual están legitimadas (curación
    del los enfermos mentales en el caso del hospital
    psiquiátrico, rehabilitación de los reclusos en el
    caso de la institución psiquiátrica).
    ¿Qué función cumple el psicólogo
    dentro de estas instituciones? Preguntarnos si a partir de las
    demandas sociales, desarticula o refuerza los mecanismos de poder
    que allí funcionan (control,
    vigilancia, disciplinamiento).

    3. El nacimiento del
    encierro moderno

    La invención moderna

    El Medioevo vio en la lepra el mal que era necesario
    extirpar de la comunidad a
    través del acto de exclusión que enviaba al
    "maldito" al leprosario. Sin embargo, al final de la época
    medieval los leprosos desaparecen de Occidente. Es así que
    los pobres, vagabundos, muchachos del correcional y los locos
    ocuparán su lugar en los juegos de la
    exclusión social. En el Renacimiento,
    la exclusión de la locura se materializaba en el
    embarco1 de los locos a quienes libra a la
    incertidumbre de su suerte; pero en el s. XVII el encierro, que
    sólo después de un buen tiempo cobrará
    valor
    terapéutico, será la nueva forma de ocuparse
    indiferenciadamente de todos los que constituyen un "peligro", un
    escándalo para la comunidad.
    Pobres, trastornados, delincuentes, inmorales, ociosos, niños,
    todos al mismo lugar. Se instalan depósitos de mendicidad
    que funcionan, en gran parte, como hospitales generales. Los
    enfermos mentales estaban al cuidado de su familia, pero en
    el caso que no tuvieran recursos
    económicos o que la familia se
    declarara incapaz de asistirlo, eran llevados a hospitales
    generales. Las ordenes de detención provenían del
    rey o poder
    ejecutivo, y se aplicaban tanto a los enfermos, como aquellos
    que atentaban contra la seguridad
    pública. El problema de los enfermos mentales no
    representaba más que una subespecie de delitos que
    desencadenaba la intervención policial.

    La sociedad feudal se libraba de los locos
    embarcándolos hacia un destino incierto; al delincuente,
    en cambio, lo
    sometió al suplicio, espectáculo que buscaba
    aterrorizar a los que asistían a él funcionando
    como ejemplo y manifestando el poder del soberano que lo
    castigaba. Hacia los siglos XVIII y XIX, este ritual desaparece.
    Surge en el seno de la sociedad contractual un nuevo ritual que
    se justifica, no ya por la venganza del soberano, sino por la
    defensa a la sociedad; una forma general de castigo, el encierro
    carcelario: pena uniforme cuyo fin explícito es la
    rehabilitación de los reclusos, impedir que el criminal
    reincida mediante el disciplinamiento de su conducta.
    Dispositivo secular que retoma la arquitectura y el
    funcionamiento de los conventos de la Cristiandad. Ahora, "si
    bien es cierto que la lepra ha suscitado rituales de
    exclusión que dieron hasta cierto punto el modelo y como
    la forma general del gran Encierro, es la peste la que ha
    suscitado esquemas disciplinarios"2. El leproso estaba
    prendido en una práctica del exilio – clausura; se
    le deja perderse allí como en una masa que importa poco
    diferenciar; los apestados están prendidos en un
    reticulado táctico meticuloso que atiende a las
    diferenciaciones individuales. Esquemas diferentes, pero que
    lentamente se aproximan hasta articularse en el s. XIX: el asilo
    psiquiátrico, la penitenciaría, el correccional, el
    establecimiento de educación vigilada
    funcionan con esta doble modalidad.

    Es así que llegamos, en la modernidad
    capitalista, a las prácticas meticulosas de la
    exclusión y el disciplinamiento de los anormales. Comienza
    a distinguirse una diferencia entre los individuos que perturban
    el orden social. Los delincuentes son ahora designados a centros
    carcelarios donde se les aplicará sanciones provenientes
    del orden jurídico. La absoluta necesidad de reprimir la
    locura, la cual amenaza toda las reglas que presiden la organización social y constituye la figura
    generalizada de la asociabilidad, se inscribe en esta naturaleza y pone
    al loco al lado de la "animalidad". El loco, temible e inocente,
    escapa a las categorías jurídicas de una sociedad
    contractual quedando a cargo de la filantropía. La
    necesidad de establecer cierto contrato social,
    da por ende la creación de normas
    racionales, y el no acatamiento de dichas normas es
    entendido como un acto de delincuencia o
    de enfermedad
    Los enfermos mentales son llevados a hospitales
    psiquiátricos, donde estarán atendidos por
    médicos en una relación de tutela, de
    subordinación reglamentada que se convierte en la matriz de toda
    la política
    asistencial.

    La versión oriental

    En Uruguay se
    crea el Asilo de Dementes en 1788, y la primer persona internada
    es "Juan Acosta". Los centros de reclusión de enfermos
    mentales pobres de nuestro país del novecientos eran: el
    Hospital Vilardebó (con este nombre desde 1910) llamado
    desde sus comienzos Manicomio Nacional; y la Colonia de Alienados
    de Santa lucía, la cual se abrió en 1912. Lugares
    donde el enfermo, pobre, y loco estaba recluido contra su
    voluntad. Perdiendo sus derechos y su libertad (el
    loco era un enfermo, un marginado y un preso, un criminal). En el
    manicomio el poder médico era totalitario, donde todo era
    posible y donde la única limitación real del poder
    era la conciencia del
    médico. Los locos poco interesaban a la sociedad, solo
    para testimoniar la fragilidad de la cordura.

    Algunas de las terapéuticas utilizadas en los
    dispositivos de encierro psiquiátrico en el Uruguay aunque
    de origen francés, fueron las terapias "disciplinantes"
    del alma y el cuerpo: rapar, hacer cama por largos
    períodos de tiempo (ya que lo primero que se debía
    cambiar era el estado de
    excitación permitiendo, además, "la observación clínica, la vigilancia y
    la terapéutica" continuas), el chaleco de fuerza,
    chaleco químico de los medicamentos, la "maquina
    eléctrica" (en 1909el manicomio tenía una completa
    sala de electroterapia), el shock eléctrico, el absceso de
    fijación mediante inyecciones de oxigeno,
    trementina, etc.

    Detrás de estas técnicas,
    existían diferentes razonamientos que las justificaban,
    como que el debilitamiento del cuerpo y la distracción del
    alma, mediante el dolor físico podrían tornar
    receptiva a la razón, pero en realidad parecen ser otros
    motivos los que legitimaban estas prácticas. En primer
    lugar, el terror del hombre frente
    a la locura, más aun en aquellos hombres del novecientos,
    los cuales estaban fascinados con el orden, el autocontrol de la
    pasión y la planificación de sus vidas. En segundo
    lugar no cabe duda del vinculo entre el poder médico –
    burgués y el paciente loco y pobre, y el ejercicio de
    estas terapias violentas. Dicho poder pudo ser absoluto en el
    manicomio, ya que se encontraba frente a pacientes sin derechos civiles, sin
    familias, recluido y pobre. Se pregunta Barran cual era el mayor
    estigma ¿la locura o la
    pobreza?3 Lo evidente es que la combinación
    locura – pobreza: estuvo
    atada a la aplicación de la violencia. Lo
    que fundamento más el encierro fue lo que la
    psiquiatría del novecientos vio como algo fundamental: La
    separación del individuo de su medio, de su familia ya que no
    era posible curar en el medio de contra poderes, por lo que se
    debía someter al enfermo a un único poder del
    psicoterapeuta.

    El manicomio igual a la sociedad "ideal" construida por
    la razón y el poder. El manicomio estatal fue un lugar
    donde la autoridad
    médico – burguesa del novecientos, ejerció el
    control social de
    los marginados y los pobres para disciplinarlos formando parte
    del sistema de
    control.

    4. Análisis Del Dispositivo

    Taxonomía de las instituciones
    Goffman4 define lo que él llama instituciones
    totales como: "un lugar de residencia y trabajo, donde un gran
    número de individuos en igual situación aislados de
    la sociedad por un período apreciable de tiempo, comparten
    en su encierro una rutina diaria, administrada formalmente".
    Más adelante clasifica a estas instituciones, según
    sus fines, en las que surgen:

    • para cuidar de las personas que parecen ser a la vez
      incapaces e inofensivas (geriátricos,
      orfanatos)
    • para cuidar de aquellas personas que, incapaces de
      cuidarse por sí mismas, constituyen además una
      amenaza involuntaria para la comunidad
      (psiquiátricos)
    • para proteger a la comunidad contra quienes
      constituyen un peligro intencionalmente para ella, no se
      propone como finalidad inmediata el bienestar de los reclusos
      (cárceles)
    • para el cumplimiento de una tarea de carácter
      laboral
      (cuarteles, barcos)
    • para refugiarse del mundo, aunque con frecuencia
      sirven para la formación de religiosos (conventos,
      monasterios).

    Ahora, si bien existe una gama de instituciones muy
    variada, se puede decir que poseen características
    similares en cuanto al funcionamiento y a los procesos que
    allí sufren los internados. Nos referimos a la
    mutilación del yo a través de un proceso de
    "desculturación": desposesión de la propiedad
    privada, despojo de los roles, y ruptura con el pasado y la
    interacción social.

    De aquí en adelante, nos remitiremos
    principalmente a las instituciones carcelarias y
    psiquiátricas por parecernos figuras paradigmáticas
    del ejercicio del poder, arcaicas en su estructura,
    rígidas en su aplicación, coercitivas en su
    objetivo, y
    además, por la creciente demanda actual
    de la intervención del psicólogo en
    ellas.

    Los otros fines del encierro

    En 1987, un grupo de psicólogos que trabajaban en
    la Colonia Bernardo Etchepare observaban "cómo la
    institución presenta una fuerte disociación entre
    sus funciones
    explícitas o manifiestas y aquellas latentes o
    implícitas. Entre las primeras se destaca la de curar –
    rehabilitar enfermos mentales, mientras que en lo
    implícito, el principal objetivo
    sería proteger a la comunidad encerrando y segregando a la
    locura, para lo cual nada debe cambiar."5 Estamos
    obviamente frente a una lectura
    psicoanalítica que recuerda a los contenidos del
    inconsciente. Habría que preguntarse, sin embargo, si se
    trata de una finalidad que se encuentra ingenuamente a nivel del
    inconsciente o a nivel del secreto, y si hasta, a veces, no se
    manifiesta abierta y cínicamente. Dichas o no, en estas
    instituciones encontramos una serie de funciones no
    específicas que parecen ser, sin embargo, su principal
    fundamento y razón por las cuales se mantienen en pie. A
    continuación, una lista de alguna de ellas:

    Saber

    Ha sido el filósofo francés Michel
    Foucault el
    que más ha desarrollado la idea de que el poder produce,
    no sólo excluye, realidad, ámbitos de objetos y
    rituales de verdad. Es él también el que
    reconstituyendo la historia de la locura en nuestra cultura
    occidental concluye que la locura

    En fin, es quizás en torno al examen
    (ya sea médico, pericial o escolar) que se articulan las
    complejas relaciones entre saber y poder en estas instituciones.
    Combinando las técnicas de la jerarquía que vigila
    y las de la sanción que normaliza; rodeado de todas sus
    técnicas documentales, el examen hace de cada individuo un
    "caso" que a la vez constituye un objeto para un conocimiento y
    una presa para un poder.

    Excluir Y Dominar

    Un alienado no sólo es en enfermo, aun mental :
    es alguien que debe ser internado. Y a la inversa, un enfermo que
    no necesita el internamiento no es, hablando propiamente, un
    enfermo mental; o, en todo caso, no compete a ninguna
    técnica psiquiátrica de intervención.
    Intervenir es internar. El loco, símbolo del poder que
    interna. "Se proyecta una forma de encierro en que la
    función médica y la función de
    exclusión se desempeñarán, una tras otra,
    pero en el interior de una estructura
    única."8 Esta estructura es de entrada
    alienante y, lejos de curar la enfermedad lo que hace es
    cronificarla; es decir hace que el paciente se vea inmerso en un
    proceso
    entendido como "la progresiva pérdida de autonomía
    y sostén social en el desempeño de los diferentes roles y en la
    expresión de las potencialidades"9.

    Que la prisión fabrica delincuencia,
    empeora a los detenidos, favorece la creación de una
    red de
    complicidades criminal, condena a la reincidencia por la
    dificultad de encontrar un empleo y la
    miseria en que es sumergida la familia del
    preso, engendra más violencia por
    ser un medio hostil, represor e injusto, es sabido. Ahora, esto
    tiene funciones políticas
    bien precisas: se focalizan determinados ilegalismos, para
    tolerar otros (en general, los de la clase dominante); se busca
    asustar al pueblo ante la figura del pequeño criminal, se
    divide; al restringirse a un grupo reducido es posible vigilarla
    y controlarla; puede orientarse a los ilegalismos menos
    peligrosos; se los ha usado en la colonización de América
    (junto a los locos); utilización en forma de soplones,
    infiltrados; constituye una excusa de vigilancia perpetua sobre
    la población.10

    Normalizar Y Disciplinar

    Internalizar las normas, ocultar los deseos, fabricar
    cuerpos dóciles. La escuela y la
    religión
    han funcionado como medios de
    moralización, de disciplinamiento de las conductas.
    "Fueron los niños, los delincuentes y los locos, los
    objetos de la "suavización" de la violencia
    "bárbara", y Dámaso A. Larrañaga, el Vicario
    Apostólico de la Iglesia
    Católica oriental desde 1830, el autor o nexo entre casi
    todas las medidas que se lo propusieron."11 Pero
    también fueron ellos, junto con las prostitutas, los que
    más soportaron el autoritarismo del poder
    médico12.

    En 1937 escribe el Dr. Gabriel González, director
    de la Clínica de la Conducta,
    dependencia del Consejo del Niño: "La finalidad de este
    organismo es la profilaxia: profilaxia de las enfermedades mentales y de
    la delincuencia… Esta clínica, pues, está
    destinada a enfermos de conducta, o en otras palabras, a los que
    tienen conducta anormal."13 Tal es el status del loco
    y el delincuente en nuestra sociedad. Delincuencia y enfermedad
    mental se encuentran bajo el signo de la anormalidad y el
    desorden; pero lo importante es preguntarse ¿con respecto
    a qué criterios de normalidad, en relación a
    qué orden? Evidentemente la locura es desorden y solamente
    desorden. La vuelta a la razón no puede hacerse más
    que mediante la interiorización por parte del alienado de
    una voluntad racional que, en principio, le es ajena porque
    él no es razonable. Desde ese momento, todo tratamiento es
    una lucha, una relación de fuerza entre
    un polo razón y otro sinrazón. Cuando lo penetra la
    voluntad ajena delimitando poco a poco el sitio de la
    agitación y del delirio hasta someterlo totalmente, es la
    curación.

    Por un lado, el bien y el mal; por otro, la razón
    y la locura. En los intersticios de ambas antinomias, las
    redes
    institucionales de lo penal y la salud. A los primeros se los
    privará de su libertad, en
    consecuencia de su razón; a los otros de su razón,
    y por ende del uso de su libertad. Entre la moral y la
    salud, el
    problema político.

    Secularizar

    Es a partir de Nietzche, que la modernidad se
    puede abordar como un sistema de
    dominación basado en el control y vigilancia de los
    individuos por medio de la utilización de técnicas
    de origen religioso (judeocristianas). La secularización,
    en consecuencia, es el proceso por el cual la burguesía se
    apropia de los esquemas de pensamiento,
    organizaciones
    y prácticas institucionales, y relaciones de poder del
    cristianismo,
    introduciendo contenidos nuevos, para liberarse del poder de la
    Iglesia y
    convertirse en clase dominante14.

    Es por esto que hoy se pone en duda el "progreso" que el
    humanismo
    preconizaba y por el cual se legitimaban las instituciones que
    comprendía el proyecto moderno.
    "Lo importante es que el cristianismo
    despoja a la enfermedad mental de su sentido humano y la ubica en
    el interior de su universo… La
    obra de los siglos XVIII y XIX es inversa: restituye a la
    enfermedad mental su sentido humano, pero aleja al enfermo mental
    del mundo de los hombres…de esta concepción humanista
    surgirá una práctica que excluye al enfermo de la
    sociedad de los hombres."15 El siglo XVIII
    restituyó al enfermo mental su naturaleza
    humana, pero el siglo XIX lo privó de los derechos y del
    ejercicio de los derechos derivados de esta naturaleza, lo ha
    ubicado en una humanidad abstracta despidiéndolo de la
    sociedad concreta: esta abstracción se realiza en la
    internación.

    En sus comienzos, fue la propia Iglesia (tanto en
    Europa como en el
    Uruguay) quien exigió al pensamiento
    médico este positivismo
    crítico que un día iba a intentar reducir toda
    experiencia religiosa a la inmanencia psicológica. El
    nacimiento del positivismo
    médico, los valores
    escépticos con los que se pertrechó, cobran sentido
    en el interior de todo un conjunto de conflictos
    políticos y religiosos. Fue preciso que se produjese una
    larga polémica entre el peso de la autoridad de
    la Iglesia y la intervención del poder político
    para que la locura se convirtiese en heredera, en el
    ámbito de la naturaleza, de todo un mundo de trascendencia
    que envolvieron en otro tiempo, la experiencia
    religiosa.

    "En estas instituciones vienen a mezclarse así, a
    menudo no sin conflictos,
    los antiguos privilegios de la Iglesia, en la asistencia a los
    pobres y en los ritos de hospitalidad, y el afán
    burgués de poner orden en el mundo de la miseria: el deseo
    de ayudar y la necesidad de reprimir, el deseo de caridad y el
    deseo de castigar….. El gesto que encierra no es más
    sencillo: también él tiene significados
    políticos, sociales, religiosos, económicos,
    morales."16

    La reforma vareliana, como propaganda
    moralista y secularista del ha sido uno de los mayores
    hazañas del positivismo en el Uruguay. Pero quizás
    acepte otras lecturas que no pongan el acento en los progresos en
    la alfabetización de las capas populares, sino en la
    extensión del control social que el dispositivo escolar
    permite ejercer directamente sobre el niño y, a
    través de él, de todo el núcleo
    familiar.

    Medicalizar Y Psicologizar

    El orden manicomial es la imposición de
    técnicas disciplinarias, pero la tecnología
    médica los da una unidad de la que antes carecían.
    Desde hace tiempo, se denuncia este modelo
    biologicista que despliega su hegemonía en el mundo
    médico – hospitalario: jerárquico, clasista,
    racista y asimétrico, este modelo tenderá a
    reproducir y opacar los procesos
    socioeconómicos y culturales que condicionan la enfermedad
    mental. Se comprende, por tanto, que haya podido funcionar el
    manicomio como paradigma de
    una sociedad ideal en el sentido de idealmente reducida la
    orden.

    Se aprecia entonces "la localización subordinada
    del aparato médico – sanitario en la estructura de
    poder… ya que asume la misma ideología que la sociedad dominante
    respecto a la estructura social, pues tiende a verla como no
    conflictiva, competitiva, "naturalmente" estratificada,
    etc…"17

    Por otro lado, un modelo psicologizante se abre paso en
    las instituciones que venimos trabajando. Este modelo posee dos
    fuentes: una
    europea y otra norteamericana. Con respecto a la primera
    Félix Guattari18 critica al psicoanálisis la manera de desviar la
    atención a los contenidos
    sociopolíticos del inconsciente y enmarcarlo en las
    coordenadas míticas y familiares. Así, por ejemplo,
    el complejo de Edipo no respondería a la naturaleza de la
    estructura psíquica, sino que sería "una idea al
    servicio de la
    represión"19 capaz de encerrar al deseo de los
    individuos en una triangulación familiar entre padres e
    hijos para controlarlo mejor. Además, las relaciones
    sociales que determina la economía actual bajo
    las formas de la competencia, de
    la explotación, de guerras
    imperialistas y de luchas de clases ofrecen al hombre una
    experiencia contradictoria, alienante. Esto se agrava en la
    institución psiquiátrica ya que ella reproduce las
    relaciones de poder que se extienden en el campo social. Es
    posible así ver al hospital psiquiátrico como
    síntoma de una sociedad enferma que no se reconoce en la
    experiencia contradictoria del loco y que constituye entre el
    enfermo y el médico

    Establece pues "la analogía entre un homo
    psicologicus (difundido por terapias conductistas, Gestalt…) y
    la movilidad requerida de un ser sin historia y sin
    raíces, capaz por ello de reconvertirse o de reciclarse en
    cualquier momento para responder a las exigencia
    tecnocráticas", a la vez que habla de un "orden
    posdisciplinario que no pasaría por la coerción
    sino por la
    organización y el control del factor humano en
    función de las nuevas figuras que adopta la necesidad
    social." Dentro de esta vertiente, el apuntalamiento de la
    obligación en el individuo no pasa por la coerción
    sino por su movilización voluntaria. La alternativa no es
    someterse o rebelarse sino concentrar el potencial personal al
    servicio de la
    tarea a cumplir o ser marginado. Otro tipo de muerte social.
    No pasa por la exclusión brutal, sino que anula a los
    individuos desconectándolos de los focos de
    decisión y de los circuitos de
    intercambio.

    La psicología en el Uruguay está signada
    bajo estos dos modelos
    (biologicista y psicologizante) y dentro de esas dos
    vertientes21: el modelo manicomial europeo y el
    norteamericano más difuso, complejo, sutil,
    descentralizado, generalizado, y que ejerce un control sobre una
    población más numerosa.

    Capitalizar

    Estas instituciones asumen un tipo de poder
    disciplinario, poder que se extiende en otros ámbitos de
    lo social gracias a las demandas del sistema capitalista. A su
    vez, "la empresa
    capitalista se desarrolla siguiendo un modelo
    panóptico"22

    Hace tiempo, Max Weber
    creía encontrar las bases del sistema capitalista en la
    laicización de la ética
    protestante. Sin embargo, "la emergencia del capitalismo no
    está sólo marcada como creía Max Weber por la
    secularización del ethos ascético sino
    también por la secularización de las formas
    organizativas de la vida monacal, sobre todo en el manicomio y en
    la prisión pero no menos en las manufacturas
    (separación de sexos, obligación del silencio,
    etc., duramente sentidos por los trabajadores), o en la escuela
    (importante desarrollo del
    internado a comienzos del siglo XIX)."23

    El crecimiento de una economía capitalista
    ha exigido la modalidad específica del poder
    disciplinario, cuyas fórmulas generales, los procedimientos de
    sumisión de las fuerzas y de los cuerpos pueden ser
    puestos en acción a través de los regímenes
    políticos, de los aparatos o de las instituciones
    más diversas.

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