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Centenario de la Revolución de Mayo: Las Exposiciones Internacionales




Enviado por mariajoseiriarte



    Indice
    1.
    Presentación

    2. Contexto
    político

    3. Contexto social
    4. Contexto
    económico

    5. Las exposiciones
    6.
    Bibliografía

    1.
    Presentación

    La República Argentina guarda
    en su historia
    aspectos llamativos o acontecimientos olvidados que, muchas
    veces, descansan entre el polvo de vetustos libros o en
    memorias
    añosas y cansadas. Esas anécdotas pérdidas
    sirven para reconstruir el pasado de un país, conocer su
    idiosincrasia, comprender a su gente, entender el presente y
    organizar el futuro.

    La década de 1910 fue un período especial
    y trascendente en la vida de la Nación
    Argentina. Fue
    una época de bonanza, crecimiento, conservadurismo,
    celebraciones, formación y florecimiento. Además,
    aquellos tiempos coincidieron con los 100 años del
    nacimiento de Primer Gobierno Patrio y
    el fin de la dominación española sobre el
    territorio del Río de la Plata.

    Entonces, el país se concentró en
    conmemorar el Centenario de la Revolución
    de Mayo y aprovechó, también, para demostrarle al
    mundo que su condición de potencia
    internacional no había sido fruto de la casualidad. Parte
    de aquellos festejos se concentraron en el embellecimiento de la
    ciudad de Buenos Aires, la
    inauguración de diversas obras como el Teatro
    Colón, el Congreso y la construcción de numerosos monumentos,
    varios de ellos con el objetivo de
    enaltecer a los próceres de la Independencia.
    También fue parte de aquel homenaje la realización
    de varias exposiciones internacionales, las cuales figuran en los
    registros
    estadísticos del Bureau Internacional de Exposiciones
    (BIE), entidad parisina que regula a nivel mundial la
    organización de las muestras universales.

    Quizás muchos desconozcan que la Argentina, para
    1910, le enseñó a toda la humanidad su esplendor a
    través de varias ferias que se desarrollaron en distintos
    lugares de la ciudad y fueron recorridas por miles de visitantes
    argentinos y extranjeros.

    Hoy en día, a menos de una década del
    2010, ya hay quienes desean aquella experiencia de grandeza
    vuelva a repetirse. En la actualidad, hay quienes sueñan
    que la Argentina, y especialmente Buenos Aires, sea
    sede de una Exposición
    Universal, la cual congregaría a las naciones de todo el
    planeta para que, durante aproximadamente 6 meses, todos los
    países del mundo muestren sus avances
    tecnológicos, sus proyectos, sus
    descubrimientos y sus recursos.

    2. Contexto
    político

    Este período se caracterizó por la
    existencia de un estado
    conservador y elitista y un sistema de
    fraude electoral,
    que ya se hacía insostenible pero que había servido
    para mantener en el poder el
    proyecto
    político de la oligarquía. Incluso por esa
    razón, la Unión Cívica Radical se
    abstenía de participar en elecciones. Sus motivos eran las
    faltas de garantías comiciales y puede decirse que el
    levantamiento que este partido dirigió en febrero de 1905
    fue a causa del reinado del "fraude como
    método de
    supervivencia del proyecto
    establecido en el ochenta".

    Hacia 1906, Figueroa Alcorta asumió como primer
    mandatario argentino. Los cuatro años que transcurrieron
    hasta que Roque Sáenz Peña triunfó en las
    elecciones fueron momentos de huelgas y agitación obrera.
    También de fraude electoral. Pero el gobierno de
    Sáenz Peña marcó un punto de
    inflexión en el país dado que durante su mandato se
    promulgó la ley de voto
    universal, secreto y obligatorio, poniendo fin a la democracia
    restrictiva de la República Conservadora.

    La candidatura de Roque Sáenz Peña se
    proclamó bajo el lema de la unión nacional y la
    libertad de
    sufragio. La Unión Cívica se abstuvo de la
    elección realizada el 10 de marzo de 1910 y solo unos
    pocos votos socialistas quebraron la unanimidad la lista
    única del régimen presentada a los
    comicios.

    El 12 de octubre Sáenz Peña y De la Plaza
    se hicieron cargo del gobierno. En 1912 se aprobó la
    reforma electoral, la cual permitió que la emergencia de
    nuevos sectores sociales y la posibilidad de que en 1916
    Hipólito Yrigoyen entrara a la Casa de
    Gobierno.

    3. Contexto
    social

    La conmemoración por el centenario de la independencia
    argentina se desarrolló en una república
    conservadora dirigida por la famosa generación del '80. Ya
    sea desde la política, la literatura o el periodismo,
    este grupo de
    hombres le dio forma al país.

    Esa elite poderosa e ilustrada fue conservadora en lo
    político, partidaria del liberalismo en
    lo económico, impuso un modelo
    agroexportador, fuertemente ligado al mercado inglés;
    promovió la inmigración; rescató la idea de
    progreso e impulsó la laicización del Estado. Ellos
    admiraban al Viejo Continente e importaron la moda, los usos
    y las costumbres de grandes y refinadas ciudades europeas como
    Londres y París. Así se puede entender que la
    década de 1910 fuera aprovechada para homenajear los 100
    años de la emancipación española con
    edificaciones, monumentos, actos y exposiciones. Buenos Aires se
    transformó en la "Gran Aldea", en la "París de
    Sudamérica".

    Los presidentes que se sucedieron hasta el '10 fueron
    los siguientes: Julio Argentino Roca (1880-1886), Juárez
    Celman (1886-1890), Carlos Pellegrini (1890-1892), Luis
    Sánez Peña (1892-1895), José Evaristo
    Uriburu (1895-1898), Julio Argentino Roca (1898- 1904), Manuel
    Quintana (1904-1906), Figueroa Alcorta (1906-1910). Luego
    gobernará Victorino de la Plaza (1914-1916), a quien lo
    sucederá el Hipólito Yrigoyen con quien
    comenzará la época radical, período que se
    prolongará hasta 1930.

    En el período 1880-1914, la ciudad de Buenos
    Aires registró una alta tasa de urbanización debido
    a la llegada de grandes contingentes de inmigrantes europeos. La
    metropóli se expandió físicamente, se
    formaron los barrios de la ciudad y la imagen de Buenos
    Aires cambió radicalmente. La "Gran Aldea" perdió
    sus rasgos coloniales y se plagó de construcciones que
    seguían los modelos
    estilísticos europeos.

    Para principios de
    siglo, Buenos Aires presentaba la siguiente estructura
    social: una clase alta, formada por una burguesía de
    origen terrateniente y comercial; una clase obrera, en su
    mayoría trabajadores rurales, ferroviarios, portuarios,
    frigoríficos, industriales y de servicios
    públicos; y una clase media, integrada por profesionales,
    empleados públicos y pequeños comerciantes. Por
    otra parte, existían los viejos trabajadores criollos, los
    inmigrantes que acababan de llegar al país y la clase
    media.

    La Argentina era considerada el "granero del mundo" y
    eso la convirtió en un foco de atracción para los
    ciudadanos europeos, tanto es así que para el '10 ya se
    contabilizaban casi un millón de inmigrantes.
    Además, no hay que olvidar que la Constitución Nacional de 1853
    promovió este proceso para,
    entre otras cuestiones, poblar el campo. De los 6.5000.000
    europeos que ingresaron al país entre 1857 y 1941,
    regresaron 3.100.000 y se afincaron 3.500.000.

    Pero, paradójicamente, no todos los extranjeros
    que llegaron al país se pudieron dedicar a la actividad
    agrícola-ganadera, ya que no era fácil acceder a la
    posesión de la tierra. El
    acceso a la propiedad de
    la tierra estaba
    cerrado. Esta se repartía en grandes latifundios y los
    inmigrantes solo podían transformarse en arrendatarios,
    empleados o peones. En consecuencia, la distribución extranjera se concentró
    sobre todo en las provincias de la región pampeana, en
    algunas del litoral y Cuyo y en la ciudad de Buenos Aires y sus
    alrededores. En esta ciudad, las demandas de la construcción de las obras públicas y
    de infraestuctura requería de mano obra a gran escala y los
    inmigrantes se encargaron de satisfacer esta necesidad.
    También, la industria
    alimenticia, textil y frigorífica constituyeron un
    importante mercado de
    trabajo para los extranjeros. Para dar una idea del proceso, se
    estima que Buenos Aires recibió un tercio del total de la
    inmigración europea que arribó a la
    Argentina. Esta situación determinó el
    cosmopolitismo y el rápido crecimiento de la Capital.

    La inmigración provocó la formación
    del movimiento
    obrero y de partidos
    políticos portadores de una ideología nacida en Europa como el
    Partido Socialista y las distintas corrientes
    anarquistas.

    La aparición de la clase media, por su parte,
    está vinculada con la llegada de los inmigrantes, dado que
    estuvo constituida por hijos de extranjeros nacidos en el
    país. Este sector creció socialmente por su
    inclinación hacia los estudios medios y
    universitarios, los que les permitieron acceder a las profesiones
    liberales (médicos, abogados) y otras actividades como
    oficinistas y empleados públicos.

    Esta clase, entonces, en gran medida depende del Estado
    (manejado por la élite) quien por un lado controla las
    universidades y por otro, es el que permite ampliar o disminuir
    la llegada al sector
    público de acuerdo a la distribución del gasto
    público.

    La elite podía llegar a pactar con la clase media
    siempre y cuando ésta no amenazara sus intereses, es
    decir, alcanzar el poder. Si
    bien, por otra parte, los inmigrantes no tenían
    ningún derecho político, sus hijos, en cambio, que
    eran nativos argentinos podían llegar a aspirar al poder
    político.

    En la década de 1900, la expansión urbana
    de Buenos Aires se relacionó, en alguna medida, con el
    desarrollo de
    industrias
    vinculadas a la exportación como frigoríficos y
    molinos harineros y otras relacionadas al consumo. Pero
    el factor determinante de su crecimiento no fue de ninguna manera
    la industria sino
    el desarrollo del
    comercio exterior
    y los servicios y la
    especulación inmobiliaria. La dispersión hacia la
    periferia tuvo que ver con el desarrollo de los tranvías
    (electrificados en 1897), el auge de la venta de lotes a
    plaza (1904) y el aumento de los salarios producto de la
    prosperidad económica de los años
    1904-1912.

    Para el centenario los inmigrantes estaban vinculados
    principalmente a la industria y el comercio como
    propietarios, empleados u obreros, y los argentinos nativos se
    ocupaban del orden, la administración
    pública, la justicia, la
    defensa y la educación. Ya a
    mediados de 1900 había extranjeros trabajando en casi
    todas las actividades económicas de la ciudad.

    4. Contexto
    económico

    1910 fue un año clave no sólo por los
    festejos patrióticos sino también por que el
    país atravesaba una etapa de auge económico.
    Durante este período, la Argentina vio consolidado el
    modelo
    económico agroexportador, el cual regía desde las
    últimas décadas del siglo XIX . La expansión
    del país se basó en un "crecimiento hacia fuera",
    que dependió de la exportación de granos y carnes,
    especialmente con el Reino Unido.

    Asimismo, durante esos años llegaron cuantiosas
    inversiones
    foráneas, principalmente de Gran Bretaña y, en
    menor proporción, de Francia,
    Alemania y
    luego Estados Unidos.
    La mayor parte de ese capital se
    destinó a la financiación de obras públicas.
    Es decir se volcó hacia los ferrocarriles, la
    construcción de servicios urbanos de aguas corrientes,
    gas, luz y
    tranvías.

    En 1880, la Argentina ocupaba el cuarto lugar en el
    mundo en cuanto a la inversión de fondos ingleses y en 1890,
    pasó a instalarse en el primer lugar, situación que
    se prolongó hasta el estallido de la Primera Guerra
    Mundial en 1914. Además, para 1910 era la tercera
    exportadora de trigo del mundo. Hacia 1913, los mayores
    dividendos de los capitales británicos eran obtenidos por
    las empresas
    inmobiliarias, los bancos, las
    compañías de seguro y los
    frigoríficos.

    En Buenos Aires aparecieron industrias chicas
    y medianas, la mayoría desarrollada con capitales
    nacionales. Entre ellas se destacaron la gráfica, la
    sombrerera, del vestido, la alimentación y la
    construcción.

    A principios de
    siglo, la industria más floreciente fue la
    frigorífica. El gran protagonista del frigorífico
    fue el ganado vacuno, aunque en sus primeras épocas
    compitió con el ovino. Los primeros establecimientos se
    ubicaron en Buenos Aires, La Plata, San Nicolás y Campana
    y el ferrocarril, que llegaba a todas esas zonas, se
    constituyó en un importante elemento
    unificador.

    A partir de 1095, la Argentina es el principal
    exportador de carne vacuna congelada, aventajando a Estados Unidos.
    Desde 1910, comienza a registrase una mayor participación
    de capitales provenientes de Norteamérica en la industria
    frigorífica y los británicos empezaron a quejarse
    de la intervención estadounidense.

    Tanto la inmigración europea como los capitales
    extranjeros resultaron ser los elementos fundamentales del
    proceso de transformación de la Nación.

    La propiedad de
    la tierra se
    basó en una estructura
    latifundista, la cual cimentó a un sector terrateniente
    ligado al exterior y a la explotación agrícola –
    ganadera.

    5. Las
    exposiciones

    "En 1910, mientras el mundo esperaba poco menos que una
    catástrofe a causa del cometa Halley, los porteños
    se preparaban para un acontecimiento único. Se
    cumplían cien años desde la Revolución de
    Mayo y la capital a orillas del Plata decidió celebrarlo
    con bombos y platillos. Para eso montó una
    exposición universal cuyo nombre no pudo ser más
    atinado: Exposición Internacional del
    Centenario".

    Quizás son pocos los que saben o recuerdan este
    acontecimiento de carácter
    internacional, mediante el cual el país puedo exponer su
    producción nacional y a su vez admirar los
    adelantes provenientes del exterior.

    Las exhibiciones se dividieron en temas: Bellas Artes,
    Agricultura,
    Higiene,
    Industria y Ferrocarriles y no se instalaron en un lugar
    específico de la Capital Federal. Se situaron varios
    puntos de la ciudad tomando como eje la entonces Avenida Alvear,
    hoy del Libertador. La exposición de la Higiene se
    instaló en el predio que actualmente ocupa la Biblioteca
    Nacional, la de Agricultura en
    lo que hoy es La Rural, la de Industria en el Parque Tres de
    Febrero, la de Bellas Artes, en la Plaza San Martín y la
    de Transporte y
    Ferrocarriles se situó cerca del Hipódromo de
    Palermo, en el Regimiento 1 de Patricios. Como sostiene el
    escritor Horacio Salas en su libro "El
    Centenario", se levantó una verdadera ciudad –
    exposición, que era el reflejo de la modernidad que
    dominaba a la Argentina.

    Para la inauguración hubo un desfile militar al
    que asistieron diplomáticos de 50 países y una de
    las figuras destacadas fue la infanta española Isabel de
    Borbón.

    La muestra de Bellas
    Artes, de la cual participaron casi todos los países de
    América
    Latina y Europa, se
    montó en la Plaza San Martín frente al Hotel Plaza, el más lujoso y moderno
    de la época. Entre los nombres ilustres que se vincularon
    la exposición del arte
    figuró el del emperador de Alemania,
    quien envió su propia colección de telas y
    diseños. Asimismo, para albergar esta parte de la expo se
    utilizó el edificio que había funcionado como
    Pabellón Argentino en la Exposición Universal de
    París en 1889, la cual fue organizada en la capital
    francesa para conmemorar el centenario de la toma de la Bastilla
    y durante la cual se inauguró la Torre Eiffel.
    Según fotos y
    testimonios de aquellos años, el recinto era un edificio
    de estructura metálica, decorado con paneles que mostraban
    imágenes vinculadas con las ciencias, las
    artes y el trabajo.
    Ese pabellón fue abierto al público el 12 de julio
    de 1910, luego de su reacondicionamiento y del agregado de nuevas
    instalaciones debido a los envíos extranjeros superaron
    las expectativas de los organizadores. En total se presentaron
    2.375 obras. El acto de inauguración corrió por
    cuenta Güiraldes y a él asistieron el presidente
    José Figueroa Alcorta, miembros de su gabinete y el
    intendente municipal.

    En el predio de la Sociedad Rural
    Argentina (SRA) se realizaron diversas actividades
    agrícolas y hubo una exhibición de productos del
    campo de todo el país. Esta muestra no
    ofreció demasiadas variantes respecto de las que se
    venían haciendo en forma anual desde 1886. A su acto
    inaugural fue la infanta española, quien se llevó
    como obsequio una pareja de caballos. Junto a esta feria esperaba
    ponerse en funcionamiento la Exposición de Agricultura,
    pero su apertura se retrasó. Allí se mostraron
    semillas de distintas clases, mazorcas de diverso tamaño y
    color, planos y
    fotos del campo
    argentino y modernos arados. También se construyó
    un gran vivero con plantas
    exóticas y especies facilitadas por el Jardín
    Botánico de Buenos Aires.

    Por su parte, la Exposición de Higiene
    mostró avances sanitarios, maquetas de tendidos de
    cloacas, moderno instrumental médico e instalaciones para
    hospitales. También participaron algunas empresas de
    agua mineral y
    hubo stands donde se presentaban las más conocidas
    farmacias porteñas y varios laboratorios, los cuales
    enseñaron su producción medicinal y de
    perfumería. Asimismo, en forma parelala a la
    exposición, se congregó en Buenos Aires, el
    Congreso Interamericano de Medicina e
    Higiene, en la cual se destacaron los disertantes argentinos por
    el nivel de sus ponencias. Como contrapartida, ese mismo
    año se produjo un fuerte brote de viruela en La Rioja y la
    tuberculosis
    afectó con vigor el norte del país.

    La Exposición Ferroviaria y del Transporte
    estuvo abierta desde el 17 de julio de 1910 hasta principios de
    enero del año siguiente. Fue la de mayores dimensiones y
    la más concurrida. En ella se exhibieron los
    últimos modelos de
    automóviles: los Isotta Francini italianos, los mercedes
    alemanes y los Peugeots franceses. También se pudieron
    apreciar yates, embarcaciones deportivas para la práctica
    de remo y aeroplanos. En esta feria cada uno de los países
    participantes contó con un edificio y el pabellón
    italiano fue uno de los más atractivos, ya que se trataba
    de una construcción con cientos de ventanas que albergaba
    la réplica de una estación ferroviaria presidida
    por un busto del rey Vícto Manuel III. En el
    pabellón argentino también se exponía una
    pequeña estación de trenes y además
    locomotoras, vagones, camiones autobomba, carretas, una carroza
    presidencial, autos
    último modelo, coches de paseo y motores a vapor y
    eléctricos. Asimismo, todos los días Jorge Newbery
    realizaba algunas ascensiones en dos globos desde el cual algunos
    visitantes podían observar desde la altura los alrededores
    de Palermo y el río. Los visitantes también se
    sentieron atraídos por las primeras locomotoras que
    circularon por la Argentina, entre ellas la Porteña de
    1857.

    Según el libro "Buenos
    Aires 1910, Memoria del
    Porvenir", las obras de las exposiciones no estuvieron a cargo
    del Estado, sino que fueron realizadas por grupos de
    ciudadanos involucrados con las distintas temáticas
    (Unión Industrial, Sociedad Rural
    Argentina, Sociedad Médica Argentina). Pero el Estado
    sí se encargó de "intervenir, en parte en la
    distribución de pabellones y locales que ocuparon las
    exposiciones del centenario, como también en lo referente
    a la distribución de muebles y artículos diversos
    que se destinaron a reparticiones públicas y asociaciones
    particulares", recuerda el texto.

    El Centro de Almaceneros, por su parte, realizó
    una exposición donde se mostraron fiambres, conservas y
    bebidas alcohólicas. Todo de diferente tipo y
    procedencia.

    La Exposición de la Industria fue inaugurada
    cuatro meses después de lo previsto, el 25 de septiembre,
    y allí se pudieron conocer modernas maquinarias
    industriales, muchas de las cuales todavía no funcionaban
    en el país. La tecnología alemana
    fue la que despertó mayor asombro.

    También se abrió una Exposición
    Filatélica en la que se mostraban sellos de países
    remotos y tarjetas postales
    firmadas por celebridades de todo el mundo, entre ellas ex
    presidentes como Mitre, Roca, Saénz Peña,
    Pellegrini, Uriburu y Quintana. En algunas vitrinas se exhibieron
    manuscritos de los próceres de la Independencia y
    maniquíes vestidos con uniformes de empleados de correos
    que se remontaban a 1810.

    La mayoría de los pabellones fueron desmontables
    aunque algunos de ellos se conservan, por ejemplo, en la Sociedad
    Rural y en los cuarteles del Regimiento de Patricios.

    "El espíritu de la exposición era lanzar
    la ciudad hacia el futuro. En los albores del siglo, Argentina
    buscaba ubicarse entre las naciones líderes de Occidente y
    estaba dispuesta a dar el gran salto, aunque para eso fuera
    necesario pasear a una infanta española por las callecitas
    porteñas".

    Según Salas, la comisión de festejos
    estaba presidida por Manuel J. Güiraldes, quien le
    encomendó a Carlos Thays, director del Jardín
    Botánico de Buenos Aires, arreglar todos los jardines de
    la zona de Palermo porque el paseo sería una de las
    atracciones que se le enseñarían a los
    huéspedes.

    Los diarios de entonces difundían noticias de los
    cambios que iba sufriendo la ciudad y anunciaron por ejemplo, el
    regalo que la colectividad británica le haría a la
    Argentina: la construcción de una torre en el centro de la
    plaza ubicada frente a la estación Retiro. Esa
    edificación hoy se conoce como Torre de Los
    Ingleses.

    "A lo largo de todo 1910 se desató una
    auténtica fiebre estatuaria: se colocaron varias piedras
    fundamentales de futuros monumentos, algunos proyectados por el
    propio gobierno, otros como homenaje de las colectividades
    extranjeras residentes en la Argentina, a los que se sumaron los
    que regalaron a la ciudad gobiernos extranjeros, muchos de los
    cuales demorarían años en ser
    inaugurados".

    También invadió la idea de que era preciso
    modernizar a Buenos Aires y se lanzaron proyectos para
    modificar el aspecto de la Plaza de Mayo y la Casa de Gobierno,
    entre otros. En ese año se colocó la piedra
    fundamental de lo que sería el Colegio Nacional Buenos
    Aires.

    6.
    Bibliografía

    Buenos Aires celebró con el mundo, Revista Ferias
    & Congresos Nº93 julio/agosto, pag. 90.
    Bustinza, Juan Antonio. Historia 5 – Instituciones
    políticas y sociales. Argentina y América, Ed. AZ Editora, Buenos Aires,
    1991.
    El Gran Libro del Siglo, Clarín, Buenos Aires, 1998.
    Salas, Horacio. El Centenario, Ed.

      

     

     

    Autor:

    María José Iriarte

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