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Principio del uti possidetis (página 2)




Enviado por juanflo52



Partes: 1, 2

4. Con la República de Bolivia

Los problemas de
límites
con la República de Bolivia,
constituyeron otra turbación de los dominios del Paraguay, ya
desde los tiempos de la Provincia, pues en el año de mil
quinientos sesenta – como ya se dijo – se
desmembró una porción de terreno con el nombre de
Santa Cruz, tras un litigio surgido entre Ñufrio de
Chávez y Andrés Manso.

Luego se suscitó otra disputa entre las dos
Provincias, la cual se inició por pretensiones de ambas
sobre las Misiones de los indios Chiriguanos de la cordillera de
los Sauces, en la sección comprendida entre el río
Grande y el Parapití. En aquel tiempo, el Virrey
del Río de la Plata, bajo cuya jurisdicción
recaía la Provincia del Paraguay,
dictaminó en el año de mil setecientos noventa y
cuatro, que el Gobierno y
provincia de Santa Cruz, se mantenga en las posesión de
las Misiones.

Entonces, el río Parapití, se
constituyó como límite natural entre el Chaco,
posesión occidental de la Provincia del Paraguay y la de
Santa Cruz, territorio cedido expresamente por el Rey de España a
al Adelantado Juan Ortíz de Zárate.

Bolivia, en sus cuestiones de límites con la
Argentina,
pretendía tener derechos sobre toda la
ribera derecha del río Paraguay, desde Bahía Negra
hasta la desembocadura con el río Bermejo, territorio
perteneciente al Paraguay.

En el año de mil ochocientos setenta y nueve, fue
designado por la República de Bolivia el Dr.
Antonio Quijarro, para tratar, por primera vez, la
cuestión de límites con la República del
Paraguay, la cual fue representada por José S. Decoud,
quienes en octubre de mil ochocientos setenta y nueve, firmaron
un tratado demarcatorio de límites entre las dos
Repúblicas, el cual reza en su artículo segundo: "
La República del Paraguay se divide de la de Bolivia al
norte del territorio situado en la desembocadura del río
Apa hasta encontrar el río Pilcomayo. En consecuencia, el
Paraguay renuncia a favor de Bolivia el territorio comprendido
entre el mencionado paralelo y bahía Negra; y Bolivia
reconoce como perteneciente al Paraguay la parte sud, hasta el
brazo principal del Pilcomayo".

El mencionado Tratado, fue aprobado por Bolivia,
recién en agosto de mil ochocientos ochenta y uno, con
algunas modificaciones al Tratado Decoud – Quijarro, por lo
cual, la República del Paraguay, no ratificó el
contenido de dicho documento. Nuevamente, se suscitó otro
entredicho por tal situación, lo que llevó a la
firma de otro Tratado, el cual, fue suscrito por Benjamín
Aceval por la República del Paraguay e Isaac Tamayo, por
la República de Bolivia, el cual dividía al chaco
en tres partes, la primera de las cuales pertenecía al
Paraguay, la tercera, a Bolivia y, la segunda, quedaba sometida a
un fallo arbitral, el tratado nunca fue ratificado por las partes
contratantes.

Tras largas negociaciones, en mil novecientos uno, se
declararon caducos todos los tratados
anteriores, finalmente, enero de mil novecientos siete, una base
de arreglo que se conoce como Soler – Pinilla, el cual
sometía el territorio en conflicto al
arbitraje del
Presidente de la República Argentina,
estableciendo un límite máximo de tiempo para la
ratificación del Tratado y, en caso de que alguna de las
Partes Contratantes no lo haga, debía mantenerse el statu
quo entre los países en conflicto.

Lamentablemente, en mil novecientos ocho se produjo una
sublevación militar que derrocó el gobierno que
estaba tramitando el arreglo de las cuestiones limítrofes
con Bolivia, interrumpiendo las negociaciones hasta el año
mil novecientos doce, luego de restablecido el orden; en mil
novecientos trece, el nuevo gobierno dejó sin efecto el
pacto Soler – Pinilla.

Ese hecho, originó el rompimiento del statu quo,
pues el Paraguay abandonó por completo la vigilancia
militar del Chaco, confiándose en el pacto de mil
novecientos siete y, Bolivia estableció una serie de
fortines a lo largo del río Pilcomayo, en zonas desiertas
de nuestro territorio, radicando su interés en
dicha zona por la necesidad de establecer un comercio
vía fluvial, pues un ferrocarril que atravesara el Chaco,
resultaría demasiado oneroso.

Comprobado el asedio boliviano, el Paraguay, a su vez,
completó la ocupación militar del Chaco, dando
lugar a una peligrosa carrera de fortines que culminó con
uno de los incidentes detonantes de la Guerra del
Chaco, pues, en mil novecientos veintisiete, fue tomado por los
bolivianos el Fortín Sorpresa con el saldo de un oficial
paraguayo muerto; tras éste hecho, el excedente del Tesoro
Nacional fue empleado para la compra de armas, la
guerra era
inminente.

Nuevamente en Buenos Aires, se
iniciaron conversaciones tendientes a alivianar la
cuestión del Chaco, quedando ratificado el statu quo, para
la posterior revisión de títulos en otra conferencia.

En setiembre de mil novecientos veintisiete, se reunieron
en Buenos Aires
los plenipotenciarios de ambos países a fin de interpretar
el statu quo de mil novecientos siete, en ésta, el
Paraguay, solicitó el abandono de los fortines que
habían sido fundados después de mil novecientos
siete por ambos países en el territorio en disputa.
Bolivia sólo aceptó la reducción de
efectivos, motivando una declaración conjunta: "que el
litigio en que se hallan comprometidos los países, no
será resuelto sino por medios
pacíficos, salvo en caso de legítima
defensa"

5. Tensión en las
relaciones

Tras el fracaso en la conferencia de
Buenos Aires, fueron apresados por fuerzas paraguayas varios
efectivos bolivianos de alta graduación, pero meses
después, se desencadenó el incidente más
grave; tropas paraguayas al mando del Mayor Rafael Franco, se
apoderaron del Fortín "Vanguardia",
debido a la sistemática ocupación armada por parte
de los bolivianos, del territorio poseído por el Paraguay,
acogiéndose de ésta manera, a la declaración
de Buenos Aires, hecho que propició la ruptura de las
relaciones entre ambos países; éstas fueron
reanudadas en mil novecientos veintinueve, llevada a cabo en
Washington.

Los Estados litigantes, rompieron una ves más,
relaciones en mil novecientos treinta y uno, pues un nuevo
incidente enturbió aún más las ya
resquebrajadas relaciones entre ambos Estados.

Como se dijo, un incidente sumamente grave convulsionó
a la sociedad
paraguaya, pues en ese año, fuerzas bolivianas atacaron el
Fortín Samaklay, a causa de éste hecho, una
revuelta popular fue ante la casa de gobierno a exigir la retoma
de dicho fortín. Para ese entonces, la guerra ya era
inevitable.

6. Empréstitos
extranjeros,
sangre y luto en
el Chaco.

Al tiempo del estallido de la guerra, los intereses de la
Standard Oil of New Jersey representaban el cien por cien de la
sumatoria de los productos
internos brutos de los dos países juntos, dicha empresa
presionaba a Bolivia para la perforación de pozos de
petróleo.
Una de las tácticas empleadas por los trust petroleros,
entre ellos la Standard Oil, fue la de influenciar e incentivar
la compra y los empréstitos para material
bélico.

Ya en mil novecientos veinte, Bolivia estaba muy comprometida
con la Standard Oil, pues a ésta le fueron concedidas
cuatro millones de hectáreas para la perforación de
pozos petrolíferos en la frontera con el Chaco Paraguayo,
hecho que motivó a Bolivia tratar de reivindicar
nuevamente una salida al mar, ésta vez, para que la
Standard Oil pudiera exportar su petróleo.

De ésta manera, se configuró el contubernio
entre la Standard Oil of New Jersey y la República de
Bolivia, pues la primera adquirió tierras ricas en oro
negro en el territorio de dicho país, con el fin de
acumular reservas de tan preciado mineral para el futuro y sin
ánimos de explotar los yacimientos en ese momento, el
Gobierno Boliviano, sin embargo, deseaba que los yacimientos sean
explotados de inmediato, pues necesitaba imperiosamente de
divisas producidas por aquella para la compra de armas, como ya se
había hecho con el dinero
percibido por la concesión de tierra,
además y, como ya se dijo, los trust influenciaban a los
países para lanzarse a una carrera armamentista,
manteniendo a la par del petróleo, el negocio de la
venta de armas,
hecho que tomó estado
público debido a la rivalidad entre la Standard Oil of New
Jersey y la Royal Dutch Shell, ésta última,
propició notas periodísticas que acusaban a la
Standard Oil pretender construir un oleoducto, motivo por el cual
estaba armando a Bolivia, dirigiéndola hacia una guerra de
conquista del Chaco.

Las desmedidas pretensiones de la Standard Oil, hicieron que
Bolivia, se lanzara efectivamente hacia una guerra de conquista
del territorio que históricamente pertenecía al
Paraguay, quien no escatimó en recursos para
responder a la agresión boliviana, nueva y
lamentablemente, se teñía de sangre el
territorio nacional.

La conflagración duró cinco sangrientos
años, en desmedida proporción, pues mientras
Bolivia era solventada por recursos
obtenidos de la Standard Oil, el Paraguay se sustentaba con
recursos del Tesoro Nacional; pese a ello, se generó un
peculiar hecho, la guerra contrariamente a lo normal,
terminó con superávit para las arcas del Estado.

La guerra culminó con un luctuoso saldo de sangre para
ambos bandos, pero el Paraguay, salió victorioso de la
disputa armada por el Chaco, el doce de junio de mil novecientos
treinta y cinco, cesó el fuego en el teatro de
operaciones,
mas, aún faltaría la guerra diplomática
sobre los derechos del territorio en
conflicto.

7. Las negociaciones
diplomáticas.

Una vez acabada la contienda chaqueña, se
firmó el Protocolo de Paz,
dando definitivamente fin a las hostilidades, sobre la base de
las posiciones actuales de los beligerantes y se adoptaban
medidas de seguridad
encaminadas a evitar la reanudación del conflicto.

Para buscar una solución del conflicto de
límites entre Paraguay y Bolivia, se reunió una
conferencia de paz, en la ciudad de Buenos Aires en julio de mil
novecientos treinta y cinco, la misma, estaba conformada por
representantes de los países beligerantes, Argentina,
Brasil,
Chile, EE.UU,
Perú y Uruguay, dicha
comisión propuso una línea diagonal desde un punto
situado entre Bahía Negra y el río Negro y la
intersección del paralelo 22 en el río Pilcomayo,
dividiendo el Chaco en dos partes casi iguales, la
delegación paraguaya, rechazó terminantemente tal
propuesta.

Tras un receso en las deliberaciones, con el fin de trazar
nuevos planes de demarcación territorial; en mil
novecientos treinta y ocho, la conferencia propuso un nuevo
arreglo, mediante la cual, los límites entre Bolivia y
Paraguay, quedarían demarcados de la siguiente forma: la
línea divisoria debía partir de Esmeralda, sobre el
río Pilcomayo, hasta un punto en el río Paraguay,
situado hasta siete mil quinientos metros arriba de Bahía
Negra, pasando por veintisiete de noviembre, camino de
Rabelo-Ingavi, cerro Cristián, por entre los fortines
Paredes y Pando, laguna Sin Nombre y proximidades del
fortín Galpón 26, propuesta por demás
inaceptable, pues el Paraguay perdía las posesiones
ganadas durante la contienda. Ante ésta posición,
el Paraguay presentó su propuesta, la cual fue rechazada
por los Bolivianos, nuevamente, las negociaciones quedaron
varadas.

El Paraguay, propuso por intermedio del delegado Efraím
Cardozo, una propuesta de arbitraje de
equidad, mediante el cual, debía someterse a arbitraje
internacional una línea equidistante entre las propuestas
Boliviana y Paraguaya, con exclusión del litoral,
obligándose ambas naciones a firmar un compromiso de
aceptación del fallo, sea cual fuere éste; los
beligerantes, aceptaron plenamente la propuesta.

Finalmente, y tras una serie de idas y venidas de ambos
gobiernos, el proyecto de
demarcación presentado por la comisión, fue
aprobado por ambas naciones, rubricando un Tratado de paz,
amistad y
límites el veintiuno de julio de mil novecientos treinta y
ocho, quedando finalmente la línea demarcatoria de
límites como sigue: en el norte la línea
partía de la desembocadura del río Negro en el
río Paraguay, siguiendo al primero hasta la
intersección con el paralelo 19°49’40" de
latitud sur, de allí al cerrito Jara, pasando por el cerro
Chovoreca, por la intersección del meridiano del
fortín Paredes con el paralelo de fortín Robledo,
por Palmar de las Islas, por el cerro Capitán Ustarez,
hasta el fortín Gabino Mendoza.

En la zona oeste, la línea partía de Gabino
Mendoza hasta Villazón, a 15 Km. al oeste de
Yrendagüe, pasaba a 10 Km. al oeste de Estrella, para
terminar en el río Pilcomayo, a la altura de un lugar
llamado Esmeralda, quedando bajo jurisdicción paraguaya
los fortines Patria y Galpón, así como
Yrendagüe, cumpliéndose finalmente las funciones de la
Conferencia de paz, dando por finiquitado el pleito del Chaco,
quedando gran parte del territorio ganado en la contienda, en
poder de los
bolivianos.

8. Consideraciones
finale

Concluido el presente trabajo, se ha discurrido
aproximadamente trescientos ochenta años de la historia nacional, dejando
patente la pésima gestión
de la diplomacia paraguaya, sobre todo en los dos últimos
siglos, tiempo en que se desataron dos grandes conflictos
internacionales en los cuales nuestro país tomó
parte.

Se hace especial mención, a la pobre gestión
diplomática en el chaco, pues todo lo que se había
ganado en un conflicto que no fue iniciado por el Paraguay, se
haya entregado a Bolivia, todo territorio ganado durante la
contienda, además de territorio históricamente
propiedad del
Paraguay, es decir, la parte que iba hasta el río
Parapití, contando nuestro país, con suficientes
títulos para demostrarlo, en virtud del uti possidetis,
pues esas tierras, han estado bajo la soberanía paraguaya desde los tiempos de la
colonia, hecho que fue sobradamente ratificado por el Laudo Hayes
en el siglo diecinueve.

Pero contrariamente a todo pronóstico, ese territorio
fue entregado a causa de la ineptitud de los diplomáticos
que negociaron el Tratado de Paz, amistad y
límites con Bolivia.

Insistentemente se habla de la Guerra del Chaco, pues fue la
pérdida de territorio más absurda que ha
protagonizado el Paraguay, en éste caso, una vez
más, el uti possidetis paraguayo fue burlado, entregando
una zona rica en minerales no a
Bolivia, sino a la Standard Oil of New Jersey.

Se hace constante hincapié en éste hecho, pues
en los anteriores avasallamientos del uti possidetis el Paraguay
nada tuvo que ver, ya que tuvieron origen en modificaciones
administrativas durante la colonia y en una guerra que
acabó con toda la población en el siglo diecinueve, dejando
expresa constancia que, el Paraguay, jamás contó
con una hábil diplomacia.

Sintetizando, el Paraguay ha defendido la tesis del uti
possidetis en situaciones poco felices, surgidas de conflictos
armados con naciones limítrofes.

9.
Bibliografía

  1. Báez, Cecilio. Historia colonial del
    Paraguay y Río de la Plata. Carlos Schauman.
    Asunción, 1991
  2. Cardozo, Efraím. El Paraguay independiente.
    Editorial El Lector. Asunción, 1996
  3. Crocetti, Sandra. Paraguay nueva historia, tomos III, IV y
    V. Editorial Hispana S.R.L. Asunción, 1997
  4. Crocetti, Sandra. Diccionario
    político, histórico y constitucional del
    Paraguay. Hispana S.R.L. Asunción, 1997
  5. Ossorio, Manuel. Diccionario
    de ciencias
    jurídicas, políticas y sociales. Heliasta. Buenos
    Aires, 1998
  6. Sánchez Quell, Hipólito. La diplomacia
    paraguaya de mayo a Cerro Corá, quinta edición.
    Casa América. Asunción, 1973

Trabajo enviado y realizado por:
Juan Florentín

Derecho U.N.A. – Asunción – Paraguay

Partes: 1, 2
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