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El montaje del sistema político cubano en el marco de la ocupación norteamericana 1898 – 1902 (página 2)




Enviado por Alie Perez Veliz



Partes: 1, 2

La resistencia
nacional de los cubanos a tal situación se hizo sentir. La
avanzada de la conciencia cubana
ocupó su espacio, poniendo en tela de juicio el Tratado de
Paris, insistió la necesidad de celebrar actos
patrióticos que mostraran la decisión
revolucionaria del pueblo cubano y condenó tanto la
anexión como la falsa posición humanitaria adoptada
por los Estados Unidos,
para demostrar que en realidad habían obtenido un gran
botín con la de Puerto Rico y
Filipinas.

Sin dudas, el objetivo
inmediato de estos patriotas era el de evitar que su país
corriera la misma suerte.

Para obtener apoyo dentro de la isla, algo que era necesario a
sus fines, EE.UU. profundizó los lazos de orden
económico y hasta políticos con las clases y
grupos
oligárquicos heredados de la colonia y todos los entes
captables para este propósito.

Debemos insistir en la idea de que en nuestro país
estaba débilmente desarrollada la conciencia nacional, y
sectores como, los intelectuales
y cierta parte de las capas medias, que potencialmente se
beneficiarían de una verdadera independencia
nacional, por sus compromisos con la oligarquía y el
capital
foráneo, prefirieron apoyar los planes de EE.UU.; incluso,
llegaron a sumarse a estos sostenedores de la "revolución
intervenida" una parte de la composición orgánica
de la gesta independentista; no pocos nombres se prestaron al
juego y
quedaron empañados ante la Historia y frente a su
pueblo.

Bajo esta realidad, un tanto desafortunada para el futuro, de
nuestro país, el 1 ero de enero de 1899 se inició
oficialmente la ocupación heredada directa del Tratado, de
Paris del 10 de diciembre del año anterior. El Mayor
General John Rutter Brooke, Comandante de la División de
Cuba del
ejército norteamericano, asume así el cargo de
primer gobernador militar en la isla. Inmediatamente comienzan a
implementarse las bases para un nuevo modelo.

Costituye por tanto, objetivo de este trabajo,
sistematizar en un cuerpo teórico varias teorías
y concepciones existentes en bibliografía dispersas para
analizar cómo ocurrió el montaje del sistema politico
cubano en el marco de la ocupación norteamericana desde
1889 hasta 1902.

Los métodos
teóricos empleados en la
investigación fueron el Histórico, porque se
analizan los antecedentes , posibles causas, evolución temporal y factológica y
posibles tendencias de los hechos, procesos y
fenómenos de la relación Estados Unidos – Cuba; y
el Lógico, porque se revelan los nexos, leyes, y
regularidades de esa realidad.

El método
empírico que se utilizó fue el análisis documental.

DESARROLLO

Como ha planteado Concepción Planos Viñals en
La Primera Ocupación Norteamericana: objetivos y
resultados:

"Evaluando la gestión
de la
administración norteamericana en Cuba durante la
ocupación militar, se constata su esfuerzo por estimular
el proceso
inversionista con las vestiduras del fomento económico, su
interés
por profundizar el vínculo comercial dependiente con los
Estados Unidos, dándole una apariencia de reciproca y
equitativa actividad mercantil, y la manipulación de las
medidas jurídicas, mercantiles, etc.; en calidad de
pilares de la estructura
institucional que tendría la
república en el futuro." (2)

El primer año de ocupación, a pesar de haber
propiciado, la dominación económica de nuestro
país, demostró también a EE.UU. que una
multiplicidad de factores de orden económico,
político y social hacían cada vez mayor la
resistencia a la anexión.

EI espíritu independentista de nuestro pueblo,
recién salido de treinta años de luchas por la
independencia nacional; los opuestos intereses de algunos
círculos económicos yanquis, aprovechados con
cierto toque "filantrópico" por el partido
demócrata en pleno año electoral; y la
tensión que había provocado la rebelión de
Aguinaldo en Filipinas contra la ocupación norteamericana
hicieron de la posibilidad de anexión de Cuba a los
EE.UU., algo cada vez más impracticable, o por lo menos
impolítico para la administración republicana de McKinley.

Esto hizo necesaria la afirmación del secretario de
Guerra, Elihu
Root, el primero de diciembre de 1899, de la voluntad del
Gobierno de
entregar Cuba a los cubanos; y planteó que se debía
pasar sucesivamente a la elección de las autoridades
municipales, la aprobación de una Constitución y la elección de un
gobierno nacional que definiera el tipo de relaciones entre Cuba
y los Estados Unidos de forma clara.

Algo parecido declararía William Mc Kinley ante el
Congreso de su país, enfatizando que entre ambos
países, luego de la desocupación, se debían establecer
lazos de muy profunda intimidad.

Especiales instrucciones en ese sentido traería
Leonardo Wood, el 20 de diciembre de 1899, en su rango de nuevo
gobernador militar. Wood, a diferencia de John R Brooke,
consideraba necesaria la prolongación del proceso de
ocupación hasta que estuvieran creadas las condiciones con
vistas a dejar establecido el protectorado. Cuba sería
formalmente independiente pero en la práctica no
pasaría de neocolonia yanqui.

A fin de definir el futuro político de Cuba,
comenzó desde principios de
1900 una ronda de contactos oficiales entre el gobierno
interventor y los círculos más influyentes de la
sociedad
cubana. Las discusiones al respecto subieron de tono y fue
necesaria la visita del secretario de la Guerra, Elihu Root, y de
un grupo de
representantes del Comité de Relaciones con Cuba, del
Senado de los EE.UU. para verificar el cumplimiento de los planes
trazados.

Hubo en el país, un proceso de reestructuración
de las instituciones
oligárquicas, las que comenzaron el cabildo en Washington
para alcanzar la reciprocidad entre ambos países. Los
representantes más activos de los
interese oligárquicos se incorporaron a los partidos
políticos que por aquel entonces fueron surgiendo.

Producto de intereses especiales de la burguesía cubana
se destacaron en la escena política cuatro
partidos: el Partido Nacional Cubano, fundado en Marzo de 1900,
que se interesaba en el desarrollo de
una industria
nacional para el mercado interno,
contó este con el respaldo del Generalísimo y por
lo tanto con la mayoría del electorado; el Partido
Republicano Federal de las Villas y el Republicano de la Habana,
fundados en diciembre de 1900, estaban dominados por la gran
burguesía interesada en asegurar sus vínculos con
los Estados Unidos, aún a costa del desarrollo
económico independiente del País; y en abril de
ese mismo año se fundó el partido Unión
Democrática, por las personeros del autonomismo. Este
partido defendía el Tratado de París como base del
sistema de que se debía establecer en Cuba y no la
Resolución Conjunta.

La esencia de los intereses de todos los partidos
políticos era lograr la reciprocidad comercial y la
hegemonía política. De tal manera la
oligarquía, por medios de sus
corporaciones e instituciones políticas,
cooperó con la administración yanqui en la
estructuración del sistema
político burgués, con vistas a lo cual
mancomunó sus esfuerzos, preparándose para la lid
electoral que se avecinaba.

Para los norteamericanos no fue tan sencillo lograr establecer
su sistema de dominación en Cuba. La república
mediatizada que se constituiría debió contar con un
gobierno de cubanos que asumieran en la práctica un
sistema político subordinado, de fácil manejo para
Washington.

La Constitución cubana de 1901 en muchos aspectos
estaría fuertemente inspirada en la norteamericana. En
ello debemos señalar tres posiciones que
desembocarían en el mismo resultado. La primera
estaría sinceramente convencida de los valores
democráticos republicanos y representados al sector de
avanzada del pensamiento
político cubano.

La otra veía en el asumir las estructuras de
la constitución norteamericana, en la cual se sustentaba
su sistema político, una forma de que EE.UU. procediera
más rápidamente al proceso de desocupación,
al percibir un agrado en la estructura republicana que se
correspondía con sus presectos esenciales. La tercera
posición deseaba ver la Carta Magna lo
más cercana posible a la Constitución y al sistema
político estadounidense, para propiciar una
"maduración" de las estructuras, de modo que desembocara
en una futura anexión.

Por Orden Militar No.301 del 25 de Julio de 1900 el gobernador
Leonardo Word dio a
conocer la convocatoria para la Convención Constituyente.
Se preciaba con especial énfasis en que ella debía
quedar de forma explícita, el tipo de relaciones que
existiera entre Estado Unidos
y Cuba. En el orden se señalaba que ambos países
debían estar ligados por vínculos especiales, y
como un acto de "altruismo paternal" Norteamérica
estaría al tanto de cualquier falla en el gobierno del
nuevo estado, producto de la
inexperiencia o falta de capacidad de un pueblo inculto
todavía para autogobernarse.

El gobierno de ocupación tomó sus medidas para
que los cubanos de inspiración revolucionaria no fueran a
obstaculizar sus planes. Para estos fines el gobernador
recorrió casi toda la isla. Al respecto planteó
tres "sugerencias".

1. Que la Asamblea debía ser"ajena" a toda
política.

2. Que sus miembros debían ser hombres de ciencia y
experiencia que pudieran garantizar una ley fundamental
lo más perfecta posible.

3. Que debía asegurar un gobierno estable y con firmes
relaciones con Estados Unidos.

Como plantea Concepción Planos Viñals:

"Las palabras de Wood entrañaban la velada amenaza de
que si no se obraba de acuerdo con sus ideas, la presencia
norteamericana continuaría en la isla."(3).

Los partidos que propondrían las candidaturas para la
Constituyente serian el Nacional, el Republicano y el Unionista.
Frente a la pujanza del Partido Nacional Cubano, de clara
membresía oligárquica, la tendencia de izquierda,
encabezada por el mambisado revolucionario, buscó alianza
para reforzarse numéricamente con la agrupación
menos favorecida por la opinión
pública. Los republicanos mambises buscaban evitar que
sus aliados se inclinaran por el anexionismo en la
elaboración de la Constitución, mientras que los
representantes de la Unión Democrática
perseguían en su alianza alcanzar un espacio
político en la vida nacional del país. Aunque
verdaderamente no existía unidad de criterios entre ambas
fuerzas, en todos los aspectos el bloque republicano-democritico
alcanzó una representación de 18 delegados en las
elecciones del 15 de septiembre de 1900. El total a elegir era de
31 delegados.

La opinión personal de los
constituyentitas era la que realmente definía su
posición ante las discusiones presentadas. Los partidos y
agrupaciones políticas que se establecieron en la isla
tuvieron composición clasista heterogénea y en
muchas ocasiones formaron proyecciones políticas
divergentes. Igualmente divididas se encontraban las fuerzas que
habían participado de forma activa en la guerra de
independencia, lo que cerraba el paso en defensa de los objetivos
nacional-liberadores del pueblo.

Aunque casi todos declaraban ser representantes del
independentismo, no todos defendían las propuestas
progresistas corno el derecho al sufragio
universal, a la autodeterminación de los pueblos, o a los
derechos civiles
y políticos de la mujer, y muy
pocos alzaron sus voces contra
las pretensiones de dominación, aunque todos aspiraban a
ver constituida la República de Cuba.

El discurso de
inauguración de la Convención se realizaría
en el teatro Irioja y
estaría a cargo del Gobernador General. En ese 5 de
noviembre de 1900 Wood declararía de forma chantajista,
que si se cumplía con las exigencias de Washington de
definir las relaciones futuras de ambos países,
habría la posibilidad de concertar un tratado de
reciprocidad comercial. Su objetivo estaba dirigido a captar el
interés de la oligarquía del país y ganar su
apoyo a favor de la fórmula de dependencia.

Muchas discusiones surgieron alrededor del discurso inaugural.
Los mis comprometidos con su pueblo plantearon que no era
facultad de la Asamblea fijar el tipo de relaciones entre Cuba y
EE.UU. y que esto nunca debía ser una condicionante para
la aprobación de la constitución, ya que
correspondía al futuro gobierno definir esas relaciones.
En este sentido se pronunciaron Juan Gualberto G6mez, Salvador
Cisneros Betancourt, José Lacret Marlot, Rafael Portuondo,
Tamayo y otros asambleístas. Otros, no menos patriotas,
como Manuel Sanguily preferían no pronunciarse al respecto
para no darle una justificación a Washington que
continuara la ocupación. Quizás nunca imaginaron la
verdadera dimensión de estas exigencias que se
hacían por los ocupantes.

Otros se convirtieron, con buenas o malas intenciones, en
portavoces de la política yanqui. Algunos como Eliseo
Giberga no ocultaban su interés para lograr un mayor
acercamiento a EE.UU.; otros como Diego Tamayo planteaban la
necesidad de cooperar con el gobierno interventor, ya que Cuba
tenía la necesidad de estar bajo la influencia de
ocupante. Se quería así conciliar la independencia
de Cuba con los intereses yanquis, algo que consideraban
imprescindible para salvar el porvenir de la isla
caribeña. Lógicamente, después de tan
adversos planteamientos la proposición de Juan Gualberto
Gómez no fue aprobada.

Otro punto que generó polémica fue el del papel
de EE.UU. en la guerra contra España,
quedando definidas tres posiciones:

1. Los que plantearon la gratitud a EE.UU.

2. Los que señalaron los móviles interesados del
imperialismo
yanqui.

3. Los que agradecieron a Norteamérica su ayuda
brindada pero sin otorgarle el desempeño decisivo.

Se comenzó por la aprobación el reglamento
interno de la Asamblea Constituyente y se, eligió la mesa
definitiva. El presidente de dicha mesa era Domingo Méndez
Capote y las vicepresidencias eran compartidas por Juan Rius
Rivera y Pedro González Llorente. Los secretarios fueron
Enrique Villuendas y Alfredo Sayas.

El resumen de los 13 proyectos
presentados estuvo a cargo de Juan Rius Rivera, presidente, de la
comisión designada con este fin, y de Antonio Bravo
Correoso, Pedro González LLorente, Leopoldo Berriel y
Gonzalo de Quesada, secretario y vocales respectivamente de esa
comisión.

Un asunto que no siempre es suficientemente tratado fue la
influencia que tuvo, en muchos aspectos, la Constitución
Norteamericana en la redacción y aprobación del texto
constitucional cubano de 1901. En esto no solo debe considerarse
la gran inspiración "democrática" que se le vio a
dicho documento en nuestro continente y en el mundo entero, sino
las condiciones en que se redactó nuestra Carta Magna y la
ideología de muchos que participaron en su
elaboración. Se llegó incluso a copiar textualmente
fragmentos y artículos incompatibles con nuestra realidad,
y en no pocos casos la conformación del sistema
político que fundaríamos y los procedimientos
que de é1 emanaran dejarían las puertas abiertas a
un tutelaje subordinador por parte de nuestra nueva
metrópolis.

La Constitución de 1901 además de poseer un
preámbulo, donde se invoca el poder de Dios
y catorce títulos, donde se recogen aspectos como los
límites
de la nación,
la condición de cubanos, la división
política administrativa del país, los derechos que
se garantizan y otros aspectos, define la forma, de gobierno que
se implantaría en Cuba y la estructura de su sistema
político, aspectos en los que consideramos hay mayor
acercamiento a la realidad sociopolítico de EE.UU. que a
nuestra propia realidad.

Al igual que en la Constitución Norteamericana en su
articulo primero, en el titulo sexto de nuestra
Constitución se define la estructura del Poder
Legislativo, el cual en muchos seria una copia mecánica del norteamericano y no
tomaría en cuenta el Articulo 1ero de la
Constitución de Guaimaro, que hacia recaer este poder en
una Cámara de Representantes; la Constitución de
Jimaguayú en su Articulo l ero que hacia recaer el poder
legislativo y ejecutivo en un Consejo de Gobierno, más
acorde con la necesidad de unidad de acciones que
tenia nuestro país; o como también se define a en
la Constitución de la Yaya en su título III,
sección segunda. No se tendrían en cuenta nuestras
tradiciones constitucionalistas. Es decir, en 1901 el legislativo
se ejercería por un "Congreso" bicameral, compuesto, por
una "Cámara de Representantes" y un "Senado". Hasta los
nombres serian copiados.

La cifra de senadores por provincia seria de un número
fijo de dignatarios, cuatro en total. La Constitución de
EE.UU. establecía una regulación parecida de dos
senadores por estado. El procedimiento
para la elección de estos puestos era similar en la
Constitución cubana de 1901 que en la norteamericana
elaborada más de cien años antes: en la primera se
establecía la elección de los senadores por los
Consejos Provinciales y por el doble número de
compromisarios, constituidos en Junta electoral; la de Estados
Unidos había establecido que la elección o los
puestos de la Cámara Alta la debía realizar el
legislativo de los respectivos estados. En nuestra
Constitución se iba un poco por debajo del democratismo
yanqui porque establecía que, la mitad de los
compromisarios serían los mayores contribuyentes.

Uno de los requisitos fundamentales para tenor derecho a la
dignidad
senatorial en ambos casos era la edad, en EE.UU. Se
requerían 30 años como mínimo, en Cuba 35;
nada, que éramos un poco más exigentes que nuestros
"inspiradores".

Las atribuciones del Senado en ambos casos eran casi las
mismas: podrían juzgar al Presidente u otro funcionario en
caso, de infracción de preceptos constitucionales; en caso
de juicio de residencia contra el Presidente, presidiría
el Senado constituido en Tribunal el Juez Presidente del Tribunal
Supremo; las penas a imponer eran las mismas: destitución
del cargo e inhabilitación para el ejercicio, de cargos
públicos, quedando la persona sujeta a
enjuiciamiento o condena por los tribunales en caso de delitos
comunes. Había, otras atribuciones menores
específicas en cada caso.

En el caso de la Cámara de Representantes la
Constitución de 1901 establecía que su
elección se haría en proporción al
número de habitantes (uno por cada 25 000 habitantes o
fracción de más de 12 500). En la
Constitución estadounidense también la
elección a la Cámara era proporcional a la cantidad
de habitantes de cada estado (uno por cada 30 000).

AI igual que el Senado norteamericano la Cámara de
Representantes de Cuba debía ser renovada parcialmente
cada dos años. Entre los requisitos para ser representante
se establece, en ambas constituciones, tener una edad
mínima de 25 años; en el caso de la norteamericana
haber vivido siete años en EE.UU. como mínimo y en
la cubana haberlo hecho por espacio de ocho años.

En la Constituci6n cubana de 1901, tanto como lo era en la
norteamericana, seria facultad solo de la Cámara poder
incoar juicios de residencia.

AI igual que la sección V, capitulo I, de la
Constitución de EE.UU. el artículo 55,
sección cuarta, titulo VI de la Constitución de
1901 establecía que cada Cámara juzgará la
validez de las elecciones de sus respectivos miembros; en ese
sentido el párrafo
que continúa, en ambos casos, determina que cada
Cámara formará su reglamento.

Como en la sección 6 del capitulo I de la Constituci6n
Norteamericana, en los artículos 51, 52 y 53 de la
sección cuarta, titulo VI de la Constitución cubana
se reglamentaba:

1. Que la remuneración para los senadores y
representantes esté a cargo del Estado.

2. La inviolabilidad de los cargos de senador y representante
(inmunidad).

3. La incompatibilidad de los cargos de ambas legislaturas con
otro cargo remunerado por el gobierno.

También se debe señalar que aunque la
Constitución cubana de 1901 fijaba un mínimo, de
dos veces para reunión del Congreso por año, y la
EE.UU. exigía un mínimo, de una por el mismo,
periodo; en las dos se, establecía el inicio de las
sesiones para el primer lunes del mes que corresponde.

Las funciones de los
dos Congresos eran similares:

  • Formar códigos y Leyes de carácter general y dictar disposiciones
    reguladoras.
  • Imponer y recaudar contribuciones.
  • Discutir y aprobar los presupuestos de gastos e
    ingresos del
    Estado.
  • Acordar empréstitos.
  • Acuñar moneda, regular su valor y
    fijar patrones de pesas y medidas.
  • Declarar la guerra.
  • Fijar las fuerzas de mar y tierra.
  • Regular las comunicaciones.
  • Regular el comercio
    interior y exterior.

El procedimiento para la aprobación de una ley en ambos
casos es exactamente igual, utilizándose
prácticamente las mismas palabras y hasta fijándose
el mismo número de días (diez) en que el Presidente
debe, como máximo, emplear para sancionar dicha ley.

Se establecía que "Todo proyecto de ley
que haya obtenido la aprobación de ambos Cuerpos

Colegisladores, y toda resolución de los mismos que
haya de ser ejecutada por el Presidente de la República,
deberá presentarse a este para su sanción. Si los
aprueba, los autorizará devolviéndolos, en otro
caso, con las objeciones que hiciere al Cuerpo Colegislador que
los hubiere propuesto; el cual consignará las referidas
objeciones íntegramente en acta, discutiendo de nuevo el
proyecto o resolución "

Si despu6s de esta discusión, dos terceras partes del
número total de los miembros del cuerpo Colegislador,
votasen en favor del proyecto o resolución, se
pasará con las objeciones del Presidente, al otro cuerpo,
que también lo discutirá, y si por igual
mayoría lo aprueba, será la ley. En todos estos
casos las votaciones serán nominales.

Si dentro de diez días hábiles siguientes a la
remisión del proyecto o resolución al presidente,
este no lo devolviere se tendría por sancionado y
será ley.

Si, dentro de los últimos diez días de una
legislatura,
se presentare un proyecto de ley al presidente de la
República, y este se propusiere utilizar todo el
término que, al efecto de la sanción, se le conceda
en el párrafo anterior, comunicará su
propósito, en el mismo día al congreso, a fin de
que permanezca reunido si lo quisiere, hasta el vencimiento
del expresado término. De no hacerlo así el
Presidente, se tendrá por sancionado en proyecto y
será ley.

Ningún proyecto de ley desechado totalmente por alguno
de los Cuerpos Colegisladores, podrá discutirse de nuevo
en la misma legislatura.

En el titulo VII, sección primera artículo 64 de
la constitución de la república mediatizada, al que
en el articulo II de la Constitución de los Estados Unidos
se hace recaer el poder
ejecutivo en el Presidente del país.

Los requisitos que se toman en cuenta para aspirar a
presidente son similares, aunque hay condiciones especificas de
cada realidad, como el hecho de que para aspirar a tan alta
magistratura en Cuba, habiendo sido cubano por
naturalización, se requiera al menos haber participado por
lo menos diez años en la guerras por la
independencia. La edad mínima para ocupar el cargo en
EE.UU. es de 35 años, mientras que en Cuba es de 40
años. También se fija en cuatro años el
período de mandato para Presidente en las dos
constituciones. En los dos casos la elección para
Presidente será de segundo grado, también debe
jurar el cargo.

También son similares las funciones del Presidente:

  1. Sancionar y promulgar las leyes, ejecutarlas y hacerlas
    ejecutar.
  2. Dirigir las negociaciones diplomáticas y celebrar
    tratados
    con las otras naciones.
  3. Con el consejo y consentimiento del Senado podrá
    nombrar embajadores, a los Secretarios de Despacho, los
    magistrados del Tribunal Supremo, agentes consulares de la
    República, así como todos los demás
    funcionarios que no estén determinadas por la
    Constitución sus fuentes
    especiales de nombramientos.
  4. Informar periódicamente al Congreso del estado de
    la nación y recomendar medidas, leyes y
    resoluciones que creyere necesarias o útiles.

5. Suspender las sesiones del Congreso, cuando
tratándose en este de su suspensión, no hubiere
acuerdo acerca de ella entre los Cuerpos Colegisladores.

6. Será jefe supremo del ejército, tanto de las
fuerzas de mar como las de tierra, entre otras atribuciones.

Las atribuciones del Vicepresidente del país y la forma
de elegirlo en ambos casos es similar. Un ejemplo de esto es que
el vicepresidente ejercerá la Presidencia del senado y en
ambos casos su voto solo tendrá valor si existe
empate.

El tercero de los poderes en que se dividía el sistema
político era el judicial. Esto, que había quedado
refrendado en el articulo III de la Constitución de EE.UU,
casi quedaba reproducido en el titulo X de la Constitución
mediatizada de 1901.

En este sentido el poder se ejercería por el Tribunal
Supremo de Justicia, y en
muchos aspectos las atribuciones y procedimientos eran similares.
Se recogen en ambos documentos la
igualdad de
todo ciudadano ante la ley y el derecho de todos a ser juzgado
por un tribunal competente.

En la Constitución de 1901 se señalan elementos
de la norteamericana y de sus enmiendas como la imposibilidad de
aplicar pena de muerte por
delitos políticos; la negación al efecto
retroactivo de la ley, excepto cuando esta sea favorable al
procesado; el derecho a un tribunal competente; y la
inviolabilidad del secreto de correspondencia y de domicilio.

En la sesión del 21 de enero, se presentó un
proyecto base cuyo articulado se iría discutiendo hasta
quedar definitivamente aprobado. Dicho proyecto seria sometido a
transformaciones totales o parciales en correspondencia a los
criterios prevalecientes. Se discutieron fuertemente problemas
como, el tipo de sufragio y de Estado a establecer, la forma de
gobierno, las relaciones y funciones de los poderes estatales,
las libertades y garantías para los ciudadanos, el nivel
de dependencia de las provincias con respecto al gobierno
central, las relaciones Estado-lglesia y el laicismo del primero,
entre otros temas de interés. Especial connotación
tendría la aprobación de la separación de
las escuelas públicas de la Iglesia, algo
inspirado en la realidad norteamericana que en las nuestras
tierras de Latinoamérica, en las que este problema
quedaba aún por resolver.

La Constituc16n fue firmada por los asambleístas el 21
de febrero de 1901.

Los fuertes debates sobre la forma que bebían adquirir
las relaciones EE.UU-Cuba, desde el punto de vista
político-juridico, aclaraban cual sería la realidad
futura de esas discusiones, en el seno de la Constituyente. Para
no retardar la tarea de la elaboración constitucional,
mezclándola con el tan delicado tema de las relaciones, se
decidió por moción, aplazar el, análisis de
este último hasta que se concluyera con la primera
misión.

Luego de elaborada y discutida la Carta Magna se eligió
una comisión encargada de elaborar el proyecto de
relaciones entre ambas naciones. El 12 de Febrero fueron
seleccionados Juan Gualberto G6mez, Manuel R. Silva, Enrique
Villuendas, Gonzalo de Quesada y Diego Tamayo.

Muy pronto Estados Unidos empezó a utilizar su
influencia para incidir sobre dicha comisión, tratando,
que fuera aprobado un proyecto que fuera capaz de satisfacer sus
necesidades de dominación post ocupación. La
táctica del Gobernador General comenzó por la
utilización de un tono respetuoso con matices de consejo
amistoso, tratando de "convencer" a los encargados de que era lo
mejor para Cuba en virtud del interés de Washington por
alcanzar especiales vínculos con la isla, ya que
según é1, correspondía a su país la
responsabilidad de que el nuestro lograra un
adecuado desarrollo político económico y social, en
correspondencia con los cánones modernos de la
civilización occidental.

Con este fin Wood invitó a los miembros de la
comisión a una cacería en la Ciénaga de
Zapata, dándole a conocer la carta del secretario de
Guerra norteamericano, Elihu Root, donde se le hacia la
sugerencia de algunos elementos que debían tomar en cuenta
para la redacción del documento que estipulara las
relaciones entre ambos países. Curiosamente muchos de esos
elementos estarían recogidos en la denominada Emnienda
Platt. Hay que recordar que ya antes algunos asambleístas
habían propuesto la inclusión del tipo de
relaciones bilaterales en el propio cuerpo de la
Constitución, algo que recibió el rechazo de la
mayoría.

Se desarrolló seguidamente un fuerte debate al
final del cual la Comisión de Relaciones elaboró un
proyecto para presentárselo a la Constituyente, la cual
daría sus consideraciones al respecto. En dicho proyecto
se hacían tres recomendaciones fundamentales:

1. El futuro gobierno de Cuba no establecería tratado
alguno que pusiera en entredicho la independencia del
país, o la comprometiera ante potencias extranjeras.

2. Dicho gobierno no autorizaría a intereses
extranjeros a ocupar parte del territorio nacional para fines
militares.

3. También se solicitaba la regulación de
relaciones comerciales entre EE.UU. y Cuba, mediante un tratado
de reciprocidad.

El proyecto también criticaba las pretensiones de
EE.UU. sobre la Isla de Pinos, aunque solo eran criterios, porque
ellos pensaban que correspondería solo al futuro gobierno
establecer el tipo de relaciones que regirá.

Washington, sin embargo, no permitiría tal
dilación, y se apresuraría a ejercer presión
sobre la Asamblea. EI fantasma de la prolongación de la
ocupación se convirtió en el arma fundamental de la
presión imperialista, aunque esta se complementó
con el juego de intereses económicos de la
burguesía agroexportadora, ansiosa de alcanzar el tratado
recíproco, algo que estaría, a partir de entonces,
sujeto a condicionamiento.

En el Congreso norteamericano era presentada, por esa fecha, a
consideración una enmienda del senador Orville Platt al
proyecto de ley sobre créditos del ejéreito de EE.UU..
Curiosamente recogía los principios formulados por Elihu
Root en la carta enviada para ser presentada por Wood a los
delegados cubanos de la Comisión de Relaciones. La ley de
crédito
fue aprobada, con su enmienda, por el Senado el 27 de febrero,
por la Cámara de Representantes el 2 de marzo y sancionada
por Mackinley el día 3 del mismo mes.

Cuando se supo en la convención cubana la
aprobación de la ley, los criterios al respecto se
dividieron en tres líneas fundamentales. Un grupo de
delegados considero, su incapacidad para deliberar acerca del
contenido de la enmienda, tratándose de una ley de los
EE.UU.. El segundo grupo se consideró capacitado para
hacerlo. Algunos asambleístas propusieron que se formara
una comisión encargada de elaborar una respuesta al
gobierno norteamericano, que pidiera aclaraciones sobre algunos
puntos incluidos en el documento en cuestión. Se
planteó la necesidad de que esta comisión fuera a
discutir con las autoridades en Washington ese documento. La
tercera y más firme línea fue la que mostraron un
reducido grupo de patriotas encabezados por Manuel Sanguily,
estos propusieron la disolución de la asamblea para
establecer otra convención con mayor autoridad, lo
cual fue rechazado por la mayoría de los
asambleístas. No faltaron las posiciones individuales; en
ese sentido Salvador Cisnero presentó un voto de rechazo a
la Enmienda Platt, por no haber estado Cuba representada en la
discusi6n y aprobación de dicho documento. Juan Gualberto
Gómez presentó el primero de abril una ponencia en
muchos puntos coincidente con la postura de Cisnero. En ella se
hablaba de la necesidad de que EE.UU. cumpliera con el Tratado de
Paris y la Resolución Conjunta, en lo relativo a la
creación del gobierno independiente de Cuba.

La posición más proyanqui fue la del Circulo de
Hacendados, que reclamaba la aprobación integra del texto
norteamericano, como única vía para alcanzar la
fundación de un gobierno propio y garantizar los
especiales vínculos con Norteamérica. Su personaje
mis destacado fue el hacendado y delegado por Pinar del
Río Joaquín Quilez. Para el exautonomista Elisco
Giberga la Enmienda era un resultado de la Doctrina
Monroe y por lo tanto una garantía para la defensa de
nuestro país, que en todo caso debíamos agradecer a
los EE.UU..

Se comenzaron a apreciar rápidamente posiciones
vacilantes. Domingo Méndez Capote la catalogaba de
"fatalidad inevitable," a la vez que Diego Tamayo
reconocía que aunque "lastimaba el sentimiento de Cuba" no
creía que con ella EE.UU. albergara malas intenciones.

La posición de Manuel Sanguily en este sentido era la
de centrarse en la conformación del nuevo gobierno,
propiciando la desocupación yanqui lo más
rápido posible, y dejando a la futura república la
solución del problema de la Enmienda Platt como mal
indiscutible.

En medio de estas discusiones se conoció de las
cartas de
McKinley y Root al Gobernador General, donde era autorizado a
discutir con los delegados el tan debatido artículo tres
de la Enmienda.

En la sesión del día 11 un grupo reducido de
asambleístas declaraba, que la Constituyente, antes de la
aprobación de la comisión negociadora con EE.UU.,
debía pronunciarse por el rechazo a la Platt "… por los
términos en que están redactados algunas de sus
cláusulas y el contenido de otras… "La
proposición, sometida a votación, fue aprobada por
18 votos contra 10. Con posterioridad se eligió la
comisión que viajaría a EE.UU, integrada por:

  • Domingo Méndez Capote.
  • Diego Tamayo.
  • Pedro González Llorente.
  • Rafael Portuondo Tamayo.
  • Pedro Betancourt (por renuncia de Berriel).

La misión que cumpliría la comisión se
iniciaría el 24 de abril de 1901. Verdaderamente hay que
decir que los delegados trataron de hacerle ver a las autoridades
yanquis su preocupación por el carácter de la
Enmienda, pero Root y Wood, este último en esos momentos
en EE.UU., reiteraron que ninguna de las cláusulas
recogidas mermaba la soberanía de Cuba y que en todo caso
contribuía a sostenerla. También aclaraban que
tácticamente se intervendría en caso de graves
perturbaciones, con el solo objetivo de mantener el orden y la
paz interna.

Para ablandar un poco la situación prometieron que el
Presidente McKinlev influiría sobre el Congreso en virtud
de aprobar un acuerdo de reciprocidad, algo muy esperado por la
oligarquía criolla. Con este fin el cúmulo de
hacendados envió una carta a la Asamblea, donde se
sugería la aprobación del apéndice
constitucional, siempre que se pudieran garantizar las bases de
un tratado de reciprocidad. No pocos representantes de la
burguesía agroexportadora planteaban este tipo de
relaciones como una necesidad apremiante de la economía cubana. El 7 de mayo comenzaron
las sesiones secretas de la comisión, para exponer los
resultados de la gestión diplomática respecto a la
Platt ante la asamblea constituyente; pero los delegados, a
solicitud de Sanguily, tuvieron que expresar sus criterios
personales al respecto ante la misma. Diego Tamayo planteó
que la Enmienda garantizaba la soberanía y la
independencia de Cuba y recordó de nuevo el peligro de la
prolongación de la ocupación en caso de ser
rechazada. Portuondo Tamayo definió como sinceras las
declaraciones de las autoridades estadounidenses, aunque aclaraba
que é1 continuaría rechazándola por
cuestiones de principios.

Ante el planteamiento de la inminente prolongación de
la intervención militar en caso de rechazarse por parte de
la Asamblea la Enmienda, Manuel Sanguily, sostuvo que el objetivo
inmediato era la formación de un gobierno independiente, y
llegó a aprobar el apéndice como un mal
necesario.

No estaría totalmente equivocado el grupo de radicales
que, junto a Salvador Cisneros, mantuvieron una posición
firme y en voz de este alegaron:

"… creemos y estamos en la convicción de que el
gobierno americano lo, menos que piensa es Cumplir la Joint
Resolution, ni reconoce a Cuba su soberanía e
independencia absoluta, sino que a todo trance trata de quedarse
con ella, como, parte integrante de la nación americana."
(4).

EI informe fue
devuelto a la comisión para que deliberara nuevamente y el
20 de mayo los integrantes de la Comisión de Relaciones,
Gonzalo de Quesada, Diego Tamayo y Enrique Villuendas presentaron
un nuevo informe. El texto recogía casi lo mismo del
anterior más la Enmienda, un punto aclaratorio en casi
todos los artículos, y adelantaba la necesidad de un
tratado de reciprocidad comercial. Rápidamente los grupos
oligárquicos apoyarían el proyecto.

Juan Gualberto G6mez y Manuel R. Silva se oponían al
tratado o a obligaciones
contraídas por Cuba con EE.UU, que la redujeran a la
dependencia de dicho país. También atacaban
directamente las contradicciones que tenía el propio
documento, por ejemplo, que los EE.UU se arrogaran el derecho de
limitar las relaciones
internacionales de Cuba, con lo que ellos denominaban poderes
extranjeros, sin considerarse ellos mismos en esa
condición, así como el de interferir en los asuntos
internos de Cuba, con el pretexto de garantizar la independencia
nacional.

Después de acalorados debates, el 25 de mayo fue
presentado el informe final por Quesada, Tamayo y Villuendas. El
28 fue sometido a votación la aprobación de las
propuestas de la comisión con determinadas aclaraciones a
cada una de las cláusulas que se estimaban atentatorias de
la soberanía cubana. La aprobación fue de cerrado
margen, solo 15 contra 141 votos.

Rápidamente el Secretario de la Guerra envió una
carta a la Constituyente donde declaraba que la Enmienda Platt
debía ser aprobada en su totalidad sin aclaraciones de
ningún tipo, pues así aparecía adicionada a
la Ley de Presupuesto y
amenazaba con la prolongación indefinida de la
ocupación. Esta presión tuvo el efecto deseado.
Villuendas, Quesada y Tamayo presentaron una moción en la
cual recomendaban la aprobación textual de la ley
norteamericana.

Se efectuó la votación definitiva el 12 de
Junio, y se aprobó el apéndice constitucional por
16 votos contra 11. Un grupo de patriotas como Bravo Correoso y
Rius Rivera decidieron no asistir. Las ausencias de Robau y
Gener, más el voto positivo de José Ferrer en este
momento, determinaron la aceptación de la Enmienda.

Seguidamente al acto de votación muchos
asambleístas explicaron sus votos. Sanguily plantea que
era una imposición de los Estados Unidos, a la que no
podía hacérsele resistencia, pues seria funesta la
misma para las aspiraciones de nuestro pueblo. Joaquín,
Quilez sostenía que con su votación era consecuente
con la posición que había asumido desde un
principio.

Muy esclarecida seria la posición asumida por Salvador
Cisnero, que en carta a Bartolomé Masó
expresó.

…"Esto ha hecho que perdamos toda esperanza de ver a
Cuba con su independencia absoluta, y los que nos levantamos en
el año 1868, principalmente tenemos que batallar, hasta
conseguirlo…"(6).

Pero la mayor parte de los delegados consideraron que admitir
el apéndice constitucional era la única forma de
instaurar la república cubana, aunque dentro de estas
tendencias se manifestaron diferentes posiciones. No pocos
albergaban sus esperanzas en que una vez lograda la independencia
se eliminara este apéndice. Pero en su propia esencia
estaba la consolidación de la dominación mediante
un tratado permanente. Ellos preferían la república
independiente, aunque limitada, antes que la patria ocupada.
Personas como el futuro presidente José Miguel
Gómez aprobaron la Enmienda, por ser esta la de provocar
un enfrentamiento con EE.UU.

El artículo primero de la Enmienda prohibía al
gobierno de Cuba la concertación de tratados o convenios
con gobiernos extranjeros que menoscabaran la independencia de
Cuba y que significaran la cesión de parte de su
territorio. De más está decir que Estados Unidos no
se consideraba una nación extranjera con respecto a
Cuba.

El artículo segundo prohibía al gobierno de Cuba
contraer deudas por encima de su capacidad para abonar los
intereses y la amortización de las mismas. Estados Unidos
no podía permitir que ninguna potencia europea
se tomara el derecho de atacar a Cuba, como había ocurrido
en América
Latina con anterioridad.

Por el artículo tercero se permitiría el derecho
de intervenir militarmente la Isla, en caso de que peligraran, a
su juicio, las vidas, la propiedad y
las libertades individuales.

En el artículo quinto, Cuba estaba obligada a atender
con preferencia la sanidad de sus poblaciones, para proteger el
comercio y el pueblo del sur de los Estados Unidos.

El error geográfico de haber considerado a Cuba como
una isla, tanto por España como por los mambises, cuando
en realidad es un archipiélago, se reflejó en el
artículo sexto. En el Mismo se disponía que el
status político de Isla de Pinos se determinara en un
futuro tratado.

La Junta Naval norteamericana recomendó al Departamento
de Estado que cualquier, convenio de relaciones entre Cuba y su
país, debía incluir la posesión permanente
por Norteamérica de las bahías de Guantánamo
y Cienfuegos, y del territorio de diez millas de radio que las
circundaban. En la Junta Naval se alegó que estos
territorios eran imprescindibles para la defensa de Cuba y del
canal interoceánico que se proyectaba construir en
Centroamérica.

Fue el artículo 7 de la Enmienda Platt el que
estableció la cesión de porciones de suelo cubano a
Estados Unidos para establecer sus bases navales o
carboneras.

El artículo 8 de la referida Enmienda era el que
definía la transformación de ésta en un
Tratado Permanente, una vez instituida la república que se
nos dejaría como forma de gobierno.

La Enmienda Platt sería el instrumento jurídico
que daría a EE.UU. el derecho a intervenir para la
prevención de rebeliones y anarquía en la isla de
Cuba; ataba al sistema político cubano un mecanismo
oficial que permitiría a Washington fiscalizar los actos
de gobierno y conducta del
pueblo cubano, garantizando a sus monopolios la existencia de
condiciones favorables para su realización
capitalista.

También dejaba sentada la primacía
norteamericana respecto a las demás potencias, ya que
hacia obligatoria la aprobación por EE.UU. de cualquier
acto del gobierno cubano respecto a las relaciones exteriores,
haciéndose esto condición fundamental para no
recibir la reprobación estadounidense y, por ello, que
culminara una decisión cubana en el fracaso rotundo.

Se puede afirmar que fue la Enmienda una expresión de
la mediatización de aquella república, hecho que se
vería profundizado con los posteriores tratados
bilaterales y mecanismos de penetración y
dominación económica.

Washington no perdería la importancia de la
legalizac1ón de esta Enmienda una vez instaurado el
gobierno cubano elegido por sufragio universal, por ello se
preocuparía bajo la administración de Estrada Palma
por convertirlo en un Tratado Permanente de relaciones
bilaterales.

Para las autoridades norteamericanas la Enmienda Platt era una
extensión de la Doctrina Monroe. Los artículos I y
III libran a los EE.UU. de aparecer como agresor cuando se
enfrenten con otras naciones en defensa de la independencia de
Cuba.

Desbrozado el camino para el "experimento cubano", al
imperialismo norteamericano no le quedaba más que
propiciar la elección de un presidente, constituir un
gobierno "pacífico y estable" y concretar un tratado
comercial que remachara los grilletes del capital financiero en
Cuba.

Los nuevos poderes se conformarían basándose en
la Constitución, a partir de un proceso electoral en dos
niveles: el municipal y el general. Por orden militar No.91, de 8
de abril de 1901, tuvieron lugar los comicios municipales. Las
fuerzas políticas que participaron en el proceso fueron
las mismas de la Convención Constituyentista. Se
mantenía en pie la coalición entre republicanos
independientes y unionistas, y nacionales y republicanos se
presentaron de forma independiente a la lid por los
ayuntamientos.

EI apoyo oficial del Gobierno Militar al Partido Nacional
evidenciaba las intenciones yanquis de obstaculizar el desarrollo
de la izquierda mambisa y de su capacidad para asumir el Poder
político de la Isla. A partir de esos momentos el apoyo
del gobernador Wood a Miguel Gener para la alcaldía de la
Habana propició la subida de este a esa alta magistratura,
clave para la manipulación de las futuras elecciones
generales.

Quedaría solamente la promulgación por la
Asamblea Constituyente del reglamento y los procedimientos para
dicha elección. También determinaba la
organización de las juntas de escrutinios, la
confección del listado de electores y el método a
seguir para la consulta popular, el conteo de votos y la
proclamación de los electos.

Por Orden Militar No.218, del 14 de Diciembre de 1901, se
fijó para el 31 de Diciembre las elecciones de
compromisarios y para representantes a la Cámara,
gobernadores y consejeros provinciales. Se dejó para el 24
de febrero siguiente la designación del presidente, del
vicepresidente y los senadores.

Toda la atención de los partidos políticos
se puso en función de
la elección del Presidente y el Vicepresidente.
Estaría claro para todos que los candidatos de más
peso serían los que sobrevivieron a la gesta
independentista y que habían tenido un papel connotado en
ella. Comenzaron a aflorar de nuevo las viejas heridas del
civilismo contra el militarismo y viceversa, lo que demuestra la
aun incipiente madurez política de los grupos
mencionados.

El pensamiento político de José Martí
no había sido comprendido en toda su dimensión. Los
males y peligro que é1 vio en caso de mantenerse la
división de las fuerzas revolucionarias pronto hicieron
acto de presencia en la Cuba de inicios de siglo.

La peligrosa posición de EE.UU ante una Cuba
independiente se concretó en la práctica.
Parecía, sin embargo, que las figuras mis prominentes de
la gesta independentista, muchas, que incluso habían
convivido y conocido al Apóstol, no tuvieron su
previsión ni claridad meridiana. Se cometieron los errores
que nunca debieron cometerse y no se reconoció al
verdadero enemigo del pueblo cubano.

Las fuerzas políticas más revolucionarias se
percataron de la necesidad de la unidad para alcanzar el triunfo;
en ese sentido se propuso a Máximo G6mez para el
merecidísimo cargo de Presidente de la República,
dignidad que declinó. A su vez Salvador Cisneros,
también en condiciones de ser Presidente, propuso al igual
que Gómez, la formula de candidato que pudiera conciliar
las fuerzas progresistas y nacional-liberadoras. Así
apareció una figura que había sido general de las
guerras independentistas. Estrada Palma había vivido mucho
tiempo en
Estados Unidos y estaba impregnado de tal manera de esa sociedad
en lo político, económico y cultural que en no
pocas ocasiones se había inclinado por la anexión.
EI apoyo oficial de Washington a este candidato propició
el recelo posterior de los patriotas, que en un principio lo
habían apoyado.

Aparece así en escena el estradismo como, opción
política basada en un modo especial de concebir los
vínculos entre Cuba y Estados Unidos y la
conducción de un sistema político orientado a la
subordinación. Fue llamado por sus contemporáneos
el bayamés norteamericano, y el anexionista tapado de
Valley Forge.

Es apreciable cual sería el sustento de sus ideas
políticas sobre el futuro de Cuba si, a
continuación, relacionamos algunos fragmentos de su
epistolario.

Siguiendo una política abierta, justa y racional, el
sentimiento de gratitud de parte del Pueblo cubano será
tan intenso y sincero, que puede convertirse sin esfuerzo en el
deseo de formar un solo pueblo con el de los Estados Unidos, si
así conviniera a los intereses de uno y de otros."(7).

Las bases de lo que sería la plataforma,
política del "estradismo" quedarían recogidas, con
cierta ambigüedad en su carta-programa del 21
de septiembre de 1901. En este, cuidó de no exteriorizar
crudamente sus criterios y por ello no todos advirtieron sus
sutilezas, algo que sin embargo descubrió Juan Gualberto
Gómez.

La otra opción sería Bartolomé
Masó Márquez. La postura de este digno cubano del
independentismo era en lo político-ideológico
diametralmente opuesta al anexionismo estradista; se había
destacado por una fuerte duda sobre el papel benefactor de EE.UU.
en la intervención en la guerra hispano-cubana, así
como de las intenciones yanquis con respecto a Cuba y
planteó la independencia absoluta como única
verdadera salida a los males de la Isla. Fue público su
rechazo a la Enmienda Platt.

Quedaba definitivamente formuladas las candidaturas a la
Presidencia y la Vicepresidencia del país, bajo el
liderazgo de
dos grandes coaliciones. El bloque nacional-republicano
presentaba a Tomás Estrada Palma y a Luis Estévez
Romero para la primera y segunda magistratura pública
respectivamente. A su vez la alianza unionista con los
republicanos independentistas proponía a Masó y
Eusebio Hernández para ambos puestos en ese orden.
Gómez, pensando en la necesaria unidad de las fuerzas,
propuso una tercera vía, que era la inclusión de
Masó en la candidatura de Estrada Palma, pero como
Vicepresidente de este. No fue aceptada, por el primero, esta
salida.

Sabiendo de los resultados de una encuesta de
1900, que daba a Masó mayor apoyatura de masas, los
ocupantes comenzaron un despliegue de tácticas y rejuegos
para garantizar el triunfo de sus candidatos. La primera acción
en ese sentido fue la exclusión de los maoístas de
la Junta Central de Escrutinios, órgano máximo de
los comicios. Se utilizó el fraude y la
obligatoriedad de votos estradistas a los funcionarios
públicos.

Ante tales manipulaciones los maoístas decidieron
retirarse de la lid, lo que abrió definitivamente las
puertas del poder a Estrada Palma. Sin embargo, solo obtuvo el
47% en su elección.

Mucho júbilo provocó en la oligarquía
nacional y en EE.UU. la elección de Tomás Estrada
Palma, lo que entusiasmó hasta los querían ver
definitivamente cumplido el sueño de un gobierno cubano.
Rápidamente comenzaría la burguesía
agroexportadora e importadora a hacer gestiones para el logro del
tratado de reciprocidad comercial que tanto esperaban.

En abril de 1902 arriba a Cuba Estrada Palma despues de
más de 20 años de vida en EE.UU. EI cambio de
poderes se desarrolló el 20 de mayo de 1902. Para esta
fecha se había constituido el Congreso de la
República con Domingo Méndez Capote como presidente
del Senado y Pelayo García Santiago, de la
Cámara.

A las 12:00 del día, luego del juramento presidencial
ante el Tribunal Supremo, y al ritmo de 45 salvas de
cañón se izó la bandera cubana en el Morro y
en el Palacio. Luego del juramento del vicepresidente ante el
Senado, Wood partió para su país en el acorazado
Brooklyn.

Había comenzado, oficialmente el modelo de
república que quería EE.UU. para América
Latina. Aún faltaría por perfeccionar su dinámica política conforme a las
costumbres republicanas yanquis.

CONCLUSIONES

  • Estados Unidos articuló su sistema político
    en el proceso de su desarrollo histórico y lo
    trató de convertir en paradigma
    a imitar. La nación se autotituló misionera en
    una cruzada "civilizadora" cuya base esencial era: "Hacer al
    mundo seguro para
    la democracia".
  • Estados Unidos al intervenir en la guerra de
    independencia que Cuba sostenía con España,
    preparó las condiciones tan anheladas de apoderarse de
    Cuba y a partir de la primera ocupación militar, al
    imponerse la Enmienda Platt y posteriormente el Tratado de
    Reciprocidad Comercial, se establecen las premisas
    político-juridicas y económicas a partir de las
    cuales se montó el modelo de dominación.
  • La supuesta dinámica política resultante de
    una "bien diseñada" estructura bipartidista, con
    clásica alternativa en el poder, no funciona en Cuba
    como ocurría en Estados Unidos. Problemas
    históricos no resueltos y realidades muy distintas,
    provocaron que la maquinaria política, sobre la cual
    se sustentaba una relación bilateral de
    dominación imperialista sobre la nación se
    mostrara débil e ineficaz sin la imposición
    formal de la ocupación.

REFERENCIAS

  1. Biblioteca de Consulta Microsoft
    ® Encarta ® 2005.
  2. Planos Viñals, Concepción. La primera
    ocupación norteamericana: objetivos y resultados,

    en La neocolonia. Organización y crisis. Editora política. La
    Habana.1998.
  3. Planos Viñals, Concepción. La primera
    ocupación norteamericana: objetivos y resultados,

    en La neocolonia. Organización y crisis.
    Editora política. La Habana.1998.

    BIBLIOGRAFÍA

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    Cuba.
    Editorial de Ciencias
    Sociales. La Habana. 1969.
  5. Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ®
    2005.
  6. Foner, Philip S. La guerra
    hispano-cubano-norteamericana y el surgimiento del
    imperialismo yanqui.
    Editorial de Ciencias
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  7. Le Riverend, Julio. La República : dependencia
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    Instituto Cubano del Libro. La
    Habana. 1969.
  8. Pichardo, Hortencia. Documentos para la historia de
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    Editorial de Ciencias Sociales. La Habana.
    1969.
  9. Planos Viñals, Concepción. La primera
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    en La neocolonia. Organización y crisis.
    Editora política. La Habana.1998.
  10. Yglesia Martínez, Teresita. Organización
    de la república neocolonial,
    en La neocolonia.
    Organización y crisis.
    Editora política. La
    Habana.1998.

 

 

 

 

Autor:

Lic. Alie Perez Veliz

Lic. Olga Lisbeth Crespo.
Hernández

Est. Ramon Delfin Crespo
Hernández

Partes: 1, 2
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