Recientemente estuvo de paso en Chile Thomas Wood,
experto en historia y política
estadounidense. Sus opiniones difundidas por la prensa aparecen
categóricas y provocativas. Para este intelectual, las
supuestas diferencias entre el republicano John McCain y los
demócratas Barack Obama e Hillary Clinton son sólo
meras apariencias, y
nada más que eso. No existen ni en sus ideologías
ni en sus pensamientos verdaderas alternativas que se
contrapongan, salvo algunos ligeros matices formales pero que no
apuntan al corazón de
la política imperialista que sustenta Estados Unidos
hacia el resto del mundo
Para dar más fuerza a su
opinión, este politólogo estadounidense, rubrica:
"Esta elección muestra la farsa
que es la democracia en
EE.UU." Para este experto, los tres aspirantes a la Casa Blanca
son clones. Sea quien sea el triunfador de las presidenciales de
noviembre en EE.UU., las cosas no cambiarán demasiado ni
en política exterior, ni en economía, ni en la política interna,
asegura Thomas Woods,
Este análisis tiene significativa importancia
porque no proviene del juicio de un estadounidense de izquierda o
progresista como, por ejemplo, Noam Chomsky o Jaime Petras. En
efecto, Woods ni siquiera titubea al hacer afirmaciones tan
categóricas como éstas, aún pese a ser un
connotado ciudadano de ideas conservadoras y por antonomasia, un
votante declarado pro republicano. Alega muy seguro que las
alternativas que hoy tienen los estadounidenses, no son reales
opciones. Los tres son candidatos que pertenecen a la clase
política dirigente que en términos generales, no
quieren hacer mayores cambios a la economía, el aborto, el
sistema de
impuestos, ni
la presencia militar en el exterior.
Woods, autor de varios libros sobre
historia de EE.UU., reclama que Obama aparece como el candidato
antiguerra, pero además de prometer sacar las tropas de
Irak -algo de
lo que tampoco tiene certeza, apunta- no tiene intenciones de
retirar los contingentes que hay en unos 130 países.
Mientras que Hillary y McCain votaron a favor de la
invasión a Irak, pese a las supuestas y débiles
pruebas que
Bush presentó ante el Congreso para que le avalaran su
nuevo acto de piratería (Petróleo), disfrazado bajo el derrocamiento
del dictador Saddam Hussein.
"¿Dónde está la decisión de
los votantes en esta elección? Supuestamente EE.UU. es la
gran democracia en el mundo, pero los candidatos son clones unos
de otros. No hay una verdadera posibilidad de elección",
dijo Woods a "El Mercurio" en
una entrevista
durante su visita a Chile para realizar unas charlas en la
Universidad
Gabriela Mistral.
"Esta elección muestra el tipo de farsa, de
estafa que es la democracia estadounidense. Y que este
régimen se atreva a presumir y a dar clases al resto del
mundo sobre cómo sus países deben ser manejados es
la guinda de la torta", añadió Woods,
académico del Ludwig von Mises Institute, en
Alabama.
Ahora bien, no deja de tener razón este gringo en
sus contundentes afirmaciones porque un acabado estudio del
sistema
político norteamericano tiene que llevarnos a concluir
que no hay democracia ni sistema de elecciones que sea más
falsa como la que se vive en Estados Unidos. En ese país
todo es una farsa plagada de imágenes
que la hacen aparecer ante el imaginario de la opinión
pública mundial como el arquetipo de sistema
democrático que debiera imperar en el resto de los
países del mundo.
Y si bien, no tiene nada de malo que cada país
adopte el sistema democrático como mejor lo crea o como
mejor le avenga, de ahí a tratar de imponerlo en el resto
del mundo, con guerras o sin
guerras, hay un gran trecho Ello atenta contra la misma libertad que
subyace en cualquier sistema político que se precie de
democrático.
A partir de las declaraciones de este gringo quiero
retrotraerme a un artículo de mi autoría publicado
en distintos medios
alternativos hace ya algún tiempo bajo el
título "LA DEMOCRACIA, ALGUNAS PRECISIONES". Por
encontrarlo de actualidad e interés, y
muy pertinente a propósito de las declaraciones
precedentes, me permito reproducir parte de este artículo,
con las complementaciones y actualizaciones del caso, para que se
entienda en todo su más amplio y mejor
contexto:
Reproducción del
artículo:
La gran falacia de la "democracia", en su fase actual,
es que se la ha considerado desde un punto de vista puramente
instrumental, desde una visión reductora, alejada de sus
principios
teóricos fundacionalistas ("gobierno del
pueblo y para el pueblo", "igualdad de
derechos",
"elecciones libres", "participación", "justicia
social", etc.).
Instrumental, en el sentido que se la mira desde un
punto de vista puramente cuantitativo, alejado de sus elementos
cualitativos o valóricos. Democracia remitida a una
cuestión de simple número, como democracia
puramente representativa (y no participativa) ligada a un puro
ritual eleccionario, en que la gente sólo es convocada a
votar pero no a elegir, lo que la hace desviarse de sus
propósitos fundacionalistas más proclamados. Se
soslaya que la práctica de los actos eleccionarios, para
que vaya a correlato con sus supuestos teóricos más
proclamado, exige la expresión del ejercicio de la
"voluntad libre" del ciudadano elector; esto es, una voluntad que
no sea ni inducida, ni coercionada, ni menos condicionada ni
tampoco manipulada.
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