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La Guerra con Chile en la Historia Marítima del Perú (página 2)



Partes: 1, 2

El punto focal del drama es el combate de Iquique, con su
carga de luz y de sombra,
de triunfo y de fracaso. La saga empieza cuando la escuadra zarpa
del Callao la noche del 15 de mayo con destino a Arica. El 20 de
mayo la 1ª división al mando del capitán de
navío Miguel Grau, zarpó de ese puerto para
amanecer el 21 en Iquique. Grau, va al comando del monitor
Huáscar, Guillermo More al de la fragata
Independencia. Sus instrucciones: batir a la corbeta
Esmeralda y a la cañonera Covadonga que
sostenían el bloqueo. A las 6.30 a.m., al avistar las
naves chilenas el doble humo de las peruanas, maniobraron en el
interior del puerto para situarse mejor. El Huáscar
y la Independencia se acercan velozmente, estrechando
distancias. Grau ordena zafarrancho de combate. A las 8.30 se
libra el combate. El autor sostiene que el encuentro fue
desigual, pues como dice Grau en su informe, los
disparos de los buques chilenos eran certeros, no así los
del Huáscar. Grau decide atacar a la
Esmeralda con el espolón. A partir de las 11 de la
mañana Grau embiste tres veces con el espolón; en
uno de los embates, Arturo Prat, comandante de la
Esmeralda, cae sobre la cubierta del monitor, y sucumbe de
un hachazo en la cabeza. El último espolonazo parte y
hunde casi instantáneamente a la nave chilena. Momento
terrible, dice Carvajal, terrible para los hombres de la
Esmeralda, como para los del Huáscar,
quienes, siguiendo la orden de su comandante, arrían de
inmediato los botes para salvar a los náufragos. A bordo,
los chilenos rescatados, gritan: "¡Bravo Comandante Grau!
Vivan los valientes e hidalgos peruanos!" A lo que contestan la
oficialidad y tripulantes: "¡Bravo valientes chilenos de la
Esmeralda, solo cumplimos con nuestro deber!". Allí
nació la leyenda de Grau, el Caballero de los Mares.

Otra fue la suerte de la Independencia, que se
perdió en el intento de espolonear a la Covadonga;
quedó varada a la altura de punta Grueso, en un bajo de
roca no marcado en las cartas. La
conducta de
Condell, comandante de la Covadonga, fue diametralmente
opuesta: cuando el buque se hundía, mantuvo el fuego
contra la tripulación inerme. Se dijo que la falta de
disciplina y
de ejercicios de artillería habrían causado la
pérdida de la Independencia, aunque Carvajal
concluye que fue una combinación del azar y de una
táctica equivocada de More, y que, como es usanza en la
mar, la responsabilidad recae sobre el comandante. No hubo
un juicio contra More, pero la carga moral lo
llevó a inmolarse el 7 de junio de 1880 como jefe de la
batería del Morro de Arica. Se perdió el mejor
buque de la escuadra peruana. La Independencia, con
iguales condiciones marineras que el Huáscar,
tenía sin embargo mayor capacidad combativa: con
más poder de fuego
por andanada podía causar averías de mayor
consideración en un enfrentamiento con los blindados. El
pequeño monitor quedó solo para hacer la lucha en
el mar. Este es el tema del t. IX, v. 1 de la Historia
Marítima del Perú: La
República, 1879 a 1883
.

La segunda campaña
marítima: El combate de Angamos

En la segunda campaña marítima continúa
la disputa por el control del mar.
No poder alcanzar el predominio marítimo, arrebatarle al
pequeño monitor Huáscar este privilegio es
la causa del desvelo de Juan Williams Rebolledo, comandante
general de la escuadra chilena; su desempeño hasta ahora ha estado marcado
por el fracaso, incapaz de domeñar al intrépido
monitor. Al otro lado del tablero, la escuadra peruana y su
comandante se aprestan para emprender la segunda fase de la
campaña marítima. Hasta ahora ha sido una gesta
bizarra del pequeño monitor y su indomable
tripulación; pero su comandante es sereno en sus juicios y
con fatalismo que nace de la objetividad, sabe que en esta
campaña marchan al encuentro con su destino. Como
él lo manifiesta, la suerte está echada.

Los dos únicos buques de combate, el
Huáscar y la Unión, se encuentran en
el puerto del Callao, en vísperas de terminar sus
reparaciones. La escuadra chilena que había abandonado la
plaza del Callao, aliviándola del bloqueo, regresaba,
empero a restablecer el bloqueo del puerto de Iquique el 31 de
mayo de 1879. El plan inicial del
gobierno chileno
había sido atacar a la escuadra peruana que se encontraba
en reparaciones en el Callao. Williams Rebolledo, demostrando
poca claridad táctica, se opuso tenazmente por los
peligros de enviar la escuadra tan lejos y las dificultades para
la
comunicación. Más bien, propuso el bloqueo del
puerto de Iquique, dejando a cargo de esta tarea a dos de los
buques menos costosos de la escuadra, la corbeta Esmeralda
y la cañonera Covadonga. El plan fracasó
cuando se produjo el combate de Iquique y se perdió la
corbeta Esmeralda; la inmolación del comandante
Prat y la pérdida de la fragata peruana
Independencia frente a Punta Grueso disimularon ante la
opinión
pública sus fallas tácticas.

Sin embargo, Williams Rebolledo estaba a punto de dejar el
mando con el pretexto de su mala salud, pero en verdad
agobiado por las críticas de la opinión
pública, entre ellas por su fracaso en el bloqueo del
Callao, y las frustradas persecuciones del Huáscar,
con la pérdida de la Esmeralda de por medio.
Presenta su renuncia, el 4 de junio, al fondear en Iquique de
regreso de la segunda persecución al
Huáscar. El gobierno no acepta su retiro. El 15 de
junio, absolviendo tres requerimientos que le planteaba el
ministro de Guerra y
Marina, general Urrutia, ratifica su oposición a reanudar
el bloqueo al Callao y reconoce la desventaja de la escuadra
chilena en velocidad
respecto de la peruana; explicaba que por ello no se había
llegado al ansiado combate decisivo, que se podía lograr
si se le dejaba al jefe de la escuadra toda la amplitud de
acción.
Coincide en la necesidad de organizar la escuadra en dos
divisiones, una para el bloqueo de Iquique, y la otra para
controlar la costa para interceptar el tráfico de los
transportes enemigos y convoyar los transportes que
conducían al ejército chileno. A fines de junio se
adoptaron estas medidas.

Finalmente, Williams Rebolledo deja el cargo el 12 de agosto.
Su empecinada pugna con Rafael Sotomayor Baeza y con el general
Justo Arteaga, comandante de las fuerzas terrestres, así
como el profundo descontento de la ciudadanía ante su incapacidad para detener
las acciones del
Huáscar, lo llevan a apartarse. El golpe de gracia
para su desafortunada gestión
sobreviene cuando el comandante Grau a bordo del monitor
Huáscar captura el transporte
Rímac, repleto de tropas y pertrechos.

La gloria le fue esquiva a Williams Rebolledo; a su drama
personal se
aunaba una grave enfermedad bronquial. Es reemplazado por el
capitán de navío Galvarino Riveros Cárdenas.
Galvarino Riveros, finalmente logra su cometido el 8 de octubre
en el combate de Angamos donde cae el monitor
Huáscar y su comandante Miguel Grau.

El miércoles 8 de octubre, a las 3.30, a la altura de
la península de Mejillones el comandante Grau
avistó los tres humos de la división de Riveros, a
la vez que los mismos se percataban de la presencia de las naves
peruanas e iniciaban la persecución. La aparición
más tarde de los tres buques de la división de
Latorre, que cerraba el paso por el noroeste a las fuerzas
peruanas, con la de Galvarino Riveros a la zaga por el sur, solo
le dejaba a Grau forzar la marcha por el noroeste, pues el paso
por el este estaba cerrado por la costa. Entre las 8 y las 8.30
estaba prácticamente acorralado a la altura de punta
Angamos. La persecución de los blindados estaba centrada
en el Huáscar, en tanto que el Loa y
O'Higgins, por orden de Latorre, marchaban sobre la
Unión, la cual  tenía orden de evadir
el combate. Las instrucciones del presidente Prado indicaban que
"En ningún caso comprometerá el almirante Grau
alguno de los buques de su mando; y si encontrase buques
enemigos… solo se batirá con fuerzas inferiores, salvo
encontrarse en la imposibilidad de retirarse ante fuerzas
superiores, en cuyas circunstancias cumplirá con su
deber." Estas eran ahora las circunstancias y Grau
cumplió con su deber.   Finalmente, se impuso la
fuerza sobre
la audacia y valentía. El drama se había cerrado.
De esto trata el volumen 2 de la
obra del almirante Carvajal: Historia Marítima del
Perú: La República, 1879 a 1883

Fuentes:

CARVAJAL PAREJA, Melitón. Historia Marítima del
Perú: La República, 1879 a 1883
. tomo XI, v. 1
y 2. Lima, Instituto de Estudios Histórico
Marítimos del Perú, 2004-2006. Para mayor información ir a:

Autor
Esperanza Navarro Pantac

El autor: Esperanza Navarro Pantac, bibliotecaria
del Instituto de Estudios Histórico Marítimos del
Perú. Es colaboradora permanente de la Revista de
Marina, de la Revista del Instituto de Estudios Histórico
Marítimos del Perú, y de la Revista del Comando
Conjunto de las Fuerzas Armadas. Es egresada de la Universidad
Católica del Perú.

Partes: 1, 2
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