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Manual de consejería pastoral (página 3)



Partes: 1, 2, 3

Ayudará al asesorado a utilizar sus recursos
interiores y a echar mano de los de Dios en los momentos de
crisis. No
podrá depender siempre ni del pastor ni del Consejero.

Hasta aquí hemos avanzado en algo de suma importancia:
la relación entre el Consejero Cristiano y el aconsejado.
Hasta tanto tengamos claro que aquella persona a quien
estamos asesorado es sumamente importante, alguien a quien Dios
amó hasta tal punto que envió a su Hijo
Jesús a morir por sus pecados, es improbable que tomemos
con responsabilidad el problema que enfrenta y le
encaminemos hacia las soluciones,
con fundamento en los principios
bíblicos.

Concluyo este capítulo recordando un hecho
anecdótico que junto con mis compañeros de curso en
el Seminario
donde cursé la carrera de teología, nos
llevó a dimensionar la enorme responsabilidad que encierra
la Consejería Cristiana.

Fernando, un compañero de asignatura, estaba sumamente
emocionado con los principios de Consejería que estaba
recibiendo. ¡Y quería aconsejar a todo el mundo!
Sentía que reunía las capacidades, como persona
pero también como profesional, para brindar
orientación.

En cierta ocasión fue a aconsejar a una joven que iba a
la iglesia pero
atravesaba por períodos depresivos constantes.

Fernando hizo gala de todos sus conocimientos e inició
el proceso. La
joven que hasta entonces estaba llorando, secó sus
lágrimas y dijo: "Ya regreso, voy al baño".
Mi amigo suponía que todo iba bien. "Estoy en camino de
ser un buen consejero
", razonaba. Al percatarse que la chica
demoraba demasiado, alertó a sus familiares. Cuando fueron
a ver qué ocurría ¡encontraron a la chica
sangrando! Se había cortado las venas.

El remedio, en este caso, resultó peor que la
enfermedad. Y aunque lograron salvar a la joven, es evidente que
se requirió tomar una medida salomónica: cambiar de
Consejero…

Cuatro actitudes de
las que debemos cuidarnos

Un Consejero Cristiano no es juez de nadie. Es un hombre o
mujer al servicio de la
Iglesia y debe reflejar el amor de
Cristo cuando desempeña su labor. No hay nada más
chocante que alguien venga en nuestra búsqueda y
respondamos con intolerancia, sin un ápice de
comprensión y ayuda por la situación que
atraviesa.

¿Cuáles son las actitudes de las que debemos
cuidarnos y por qué? Son en esencia cuatro:

1.- Actitud
Inquisidora:
Hace varios años visité el Palacio
de la Inquisición en Lima, Perú. Allí se
pueden apreciar las máquinas
utilizadas en aquella época pretérita para torturar
y presionar confesiones de personas que eran inocentes. El
problema estribaba en los inquisidores, eran inflexibles.

Un Consejero Cristiano no puede considerar que tiene derecho a
juzgar e incluso, a culpabilizar a quien viene en procura de su
orientación.

2.- Actitud Interrogativa: Quien acude a un Consejero
Cristiano desea orientación y, por supuesto, es necesario
ampliar la base de la información formulando algunas preguntas.
Lo que no está bien es elevar interrogantes sobre aspectos
privados o íntimos que no vienen al caso y que,
generalmente buscan llenar la curiosidad de quien aconseja. Eso
no es ético y menos, está bien en su labor de
servicio a la Iglesia.

No ceda a la tentación. Pregunte sólo lo
básico y que usted evalúe, es necesario para
brindar una guía posterior.

3.- Actitud Universalizante: ¿A qué se
refiere?, preguntará usted. Me refiero a quien ejerciendo
como Consejero, olvida que cada ser es único e irrepetible
y en muchos casos"sino en todos"sus problemas son
distintos de los que enfrenta otra persona. Esa es la
razón por la que no debemos creer que si atendimos a
alguien en alguna ocasión, su problema es el mismo y tiene
un tratamiento igual de quien está enfrente. ¡Es un
terrible error!.

Quien aspira ser aconsejado no puede ser echado en una "bolsa
común". Por el contrario, merece especial cuidado porque
evidentemente su situación es distinta en todos los
órdenes.

5.- Actitud Amonestadora: Hoy día abundan
quienes, amparados en su vida espiritual, se creen con el derecho
de andar diciéndole a cada quién cómo debe
actuar. No tienen en consideración su situación
específica, sino que juzgan a priori y dicen las cosas
como les vienen a la cabeza. En muchas ocasiones antes que
edificar, generan heridas.

Por esa razón, antes de emitir un consejo, es necesario
que hayamos orado al Señor Jesucristo pidiendo su
guía y estemos seguros de que
aquello que recomendamos, esté en consonancia con las
Escrituras.

Libros recomendados para ampliar sobre Consejería
Pastoral

– "Cultive sus sentimientos", J. Maurus. Editorial San
Pablo, 1993. Santafé de Bogotá, Colombia.

– "Mejorando mis relaciones personales", tratado.
Organización Cristo para todas las
Naciones. Venezuela,
1987.

– "Relaciones Humanas Aplicadas". Ediciones
Paulinas. 1987. Santafé de Bogotá. Colombia

Capítulo 8

La evaluación
del grado de madurez del aconsejado

Hemos avanzado de manera significativa sentando las bases de
la Consejería Pastoral. ¿Por qué
recién entramos en aspectos de tanta importancia como la
evaluación del grado de inmadurez de una persona y
aspectos que abordaremos en próximos capítulos como
complejos y sanidad interior? Porque brindar
acompañamiento a quien solicita orientación no es
un trabajo que
debemos tomar a la ligera. Por el contrario, debe obedecer a un
proceso serio, sólido y con objetivos
específicos.

Recordemos que aquellos que asumen el ejercicio de la
Consejería Pastoral deben reunir características
esenciales: la primera, ser alguien con quien se pueda tratar,
dueño de una mentalidad abierta -que no se escandalice por
el sinnúmero de situaciones que deberá escuchar por
parte de sus aconsejados–; la segunda, manifestar socialibidad,
de tal manera que quien solicita un consejo encuentre en el
Consejero a alguien que humanamente evalúa las
circunstancias; que no está para condenar sino para
ayudar.

Una tercera característica es mostrarse asequible, y la
cuarta, que reviste particular importancia, es que demuestre
verdadero interés
por el problema de aquél a quien brindará
orientación.

Si priman la insensibilidad e indiferencia en el Consejero, su
labor no será eficaz. Además, por su
condición de desinterés no reflejará el
carácter y el amor de Cristo
que seguramente se manifestaría hacia los demás
siendo sensible a los problemas, ansiedad, frustraciones y
anhelos de su interlocutor.

Conversaciones que revelan mucho

Cuando estamos hablando con la persona que solicitó
acompañamiento en Consejería, las expresiones que
utiliza son fundamentales ya que nos permitirán ir
conociendo aspectos que en apariencia pasan inadvertidos y que
están estrechamente relacionados con su grado de madurez o
inmadurez tanto en su personalidad
como en su carácter.

Primero, veamos algunas señales
de inmadurez que es necesario tomar en cuenta:

Un carácter explosivo

El aconsejado al relatar aspectos sobre su cotidianidad
compartirá acerca de reacciones explosivas, que se
producen con facilidad y en la mayoría de los casos por
asuntos insignificantes. Sin duda nos encontramos con alguien que
no tiene manejo de sus emociones. Lo
más probable es que esta predisposición para
responder a lo que considera una provocación, esté
acompañada por la ansiedad e interés que le asisten
de resolver aquellas circunstancias o situaciones que le afectan,
con carácter inmediato y sin importarle que pueda herir a
terceras personas.

Un ejemplo específico lo ofrecen quienes se enojan
porque su interlocutor no comparte su forma de ver la vida y
espera que"así él haya cometido el error"sea su
interlocutor quien admita las fallas. Y en buena parte de los
casos presiones hasta lograr su objetivo. No
dan un compás de espera en procura que los asuntos se
solucionen sino que se inclinan por soluciones rápidas,
aunque impliquen imposición de sus opiniones.

Autocompasión

Sin duda ha encontrado en personas que van en procura de su
ayuda, a hombres y mujeres que sienten que todos a su alrededor
están en contra y que son las víctimas inocentes de
las circunstancias adversas que deben enfrentar. Se sienten
frustrados porque no logran sus objetivos y atribuyen tal
situación a que todo el mundo conspira en su contra para
tornarle un fracasado.

Dependencia de apoyo

Se manifiesta en quienes, a pesar de sus enormes
potencialidades, jamás asumen un compromiso hasta tanto
encuentro voces de
estímulo o de apoyo. Se niegan a los cambios o tal vez a
lo desconocido, porque esperan que puedan compartir
responsabilidad con otras personas. Como una tortuga, se
enfrascan en las condiciones difíciles que están
alrededor y caen, por tanto, en constantes períodos
depresivos.

Una actitud madura

Hemos visto una cara de la moneda cuando hablamos del grado de
madurez e inmadurez de una persona. Vamos a mirar la perspectiva
que nos ofrece alguien maduro. Hay características que le
identifican:

Autosuficiencia

No se trata de la actitud arrogante de quien cree que todo lo
puede y menosprecia a los demás, sino de aquél que
conoce cuáles son sus potencialidades y cuáles son
las aptitudes y talentos que tal vez tiene dormidas y puede
desarrollar con ayuda de Dios.

Imagine un competidor que tiene frente así el reto de
correr dos kilómetros en el menor tiempo
posible. Si es alguien "autosuficiente" marchará bajo el
convencimiento de que tiene todas las condiciones para
lograrlo.

Buenas relaciones interpersonales

Una manifestación evidente en la madurez tanto en el
carácter como personalidad de un individuo, la
constituyen sus buenas relaciones
interpersonales. Desde la perspectiva cristiana encontramos
que se lleva bien con Dios, consigo mismo y, por tanto,
está abierto a una buena intereactuación con
quienes le rodean. Les acepta tal como son y reconoce que sus
fallas, son ante todo humanas y pueden corregirse. Se adapta por
tanto a la sociedad, la
cultura y el
ambiente que
constituyen su entorno.

Autodominio

En la medida que usted habla con alguien que pide ayuda a
través de la Consejería podrá descubrir si
evidencia o experimenta falta de autodominio, es decir, que sabe
gobernar sus emociones, así se vean exaltadas por
situaciones ajenas a su voluntad. Le caracteriza el equilibrio,
como lo describe el apóstol Pablo (2 Timoteo 1:7). En
síntesis, no se deja mover por los
impulsos.

Aceptación de circunstancias
difíciles

Una inclinación natural de todo ser humano es buscar la
línea de la menor resistencia, es
decir, hacer el menor esfuerzo posible. Inevitablemente nos gusta
evadir los problemas y si miraran en lo más profundo de
nuestro ser, descubrirían que ansiamos que todo sea
fácil, en particular las situaciones complejas.

Quien ha alcanzado madures no se rinde ante los
obstáculos sino que reconoce que en la vida, así
como hay períodos de paz y de éxito,
también se experimentan períodos de sufrimiento,
también se presentan adversidades. Pese a ello no dan
margen a un revés espiritual o en sus relaciones
interpersonales.

Interés por el bienestar de los demás

Una última característica que cabe mencionar es
el interés que demuestra alguien maduro, por el bienestar
de los demás. Aprende a escuchar y procura ayudar, en la
medida de sus posibilidades, para que situaciones complicadas
puedan ser resueltas.

En el próximo capítulo estudiaremos un aspecto
apasionante: el inconsciente y los mecanismos de defensa.
Orientamos nuestros pasos hacia la identificación de los
problemas de fondo y las alternativas que se ofrecen al
aconsejado…

Estoy convencido que no querrá perderse un elemento de
tanta importancia en el proceso de Consejería
Pastoral…

Capítulo 9

Adentrándonos en los mecanismos de
defensa

Hay una dimensión de la
personalidad que ejerce una poderosa influencia en el
comportamiento
humano. Es el inconsciente. A él están
estrechamente ligados los mecanismos de defensa o de escape de
las personas.

Para tener una idea clara de lo que significa
inconsciente, es necesario que primero definamos
qué es consciente. Es aquella área del ser
humano en la que podemos racionalizar; la dimensión en la
que tenemos claridad de qué está ocurriendo en
nosotros y alrededor y también, el por qué ocurre
todo aquello.

Inmediatamente encontramos otra zona que llamaremos
preconsciente, la cual se compone de los conocimientos,
experiencias e imágenes
que hemos percibido pero que hemos olvidado temporalmente. Con
algo de esfuerzo se pueden recuperar y traerles a la parte
consciente.

Una tercera área es el inconsciente. Es como una
enorme bodega en la que se guardan experiencias que tuvieron
lugar incluso en la niñez y que no son fáciles de
recordar. Se trata de impresiones que albergamos en forma de
impulsos, pensamientos incontrolados y recuerdos reprimidos,
tanto activos como
impulsivos.

Están ahí pero no emergen a la parte
consciente de inmediato. ¿La razón? La mente
es como una inmensa grabadora. Registra todo lo que alguien ve,
hace y experimenta. Aunque pareciera estar detenida, contiene
todo un cúmulo de información que aflora cuando
menos lo esperamos.

El Señor Jesucristo, aunque no habló
específicamente del consciente o el inconsciente,
dejó sentada una verdad que debemos recordar al abordar
este tema. Él dijo: "De la abundancia del corazón
habla la boca. El que es bueno, de la bondad que atesora en el
corazón saca el bien, pero el que es malo, de su maldad
saca el mal"(Mateo 12:34b, 35. Nueva Versión
Internacional).

Es evidente que hay un buen número de emociones,
sentimientos y pasiones en apariencia dormidas en cada quien y
sin que haya tomado conciencia de su
existencia, pero que ejercen una enorme influencia sobre su
conducta.

Es fundamental sanar recuerdos

Con frecuencia el Consejero Pastoral se enfrenta casos sin
aparente explicación, en los que alguien reacciona de
manera inexplicable. Solo cuando se profundiza en el asunto nos
damos cuenta que sus actuaciones son producto de la
influencia que recibió en la niñez e incluso, antes
de nacer. Las experiencias quedaron grabadas en su ser y emergen.
Por esa razón no puede definir conscientemente por
qué razón obra así.

También hay conflictos
dentro del hombre que surgen en medio de la batalla que libra
entre sus deseos y la disciplina que
le imponen su religión, su cultura
y la sociedad en la que se desenvuelve.

Ante esta situación puede huir de la realidad o
enfrentarla. Quien decide no enfrentar lo que ocurre consigo
mismo acude a mecanismos de defensa que le permiten resolver
superficialmente el conflicto.
Puede ser negando, falsificando o tergiversando la verdad de lo
que le ocurre.

Mecanismos de defensa

Sin duda se pregunta, ¿Cuáles son los mecanismos
de defensa que operan en el hombre?.
Vamos a describirlos brevemente:

Represión: Mecanismo que se manifiesta olvidando
aquello que nos desagrada. La represión, de manera
inconsciente, es acogida por el individuo para protegerse. Se
guarda de los recuerdos que le provocan dolor. En la
mayoría de las ocasiones la represión
está asociada a evitar una acción
que generaría un sentimiento de culpa o ansiedad, como por
ejemplo, agredir a alguien así nos esté causando
daño.

Desde esta perspectiva, la represión es un
mecanismo natural de defensa que si bien es cierto es utilizada
por quienes desean huir de la realidad, libran a una persona de
infinidad de recuerdos que tornarían infeliz su
existencia.

Proyección: Es el mecanismo al que acuden
quienes se sienten incómodos por algún defecto
moral o
cometer alguna falta, y alivian su sentido de culpa atribuyendo
su mal a otra persona.

Quien se siente culpable experimenta alivio identificando en
otros su propia debilidad, así su señalamiento no
tenga asidero. Así por ejemplo quien está
acostumbrando a engañar asume que son los demás
quienes engañan. También quien enfrenta
algún grado de infelicidad considera que los demás
también son infelices.

El mayor problema estriba en que es sumamente complejo ayudar
a alguien que no es consciente de su propia realidad.
Generalmente ocurre con quienes evaden su responsabilidad.

Substitución: Este mecanismo ocurre cuando la
persona que enfrenta un problema con algo o alguien no tiene el
valor o
quizá la oportunidad de descargar su enojo contra la
situación que despierta su malestar o tal vez la persona,
y proyecta su contrariedad contra una tercera persona. Transferir
sus emociones no hace más que provocar dolor a inocentes.
Es así como el esposo que ha sido tratado mal por parte de
su jefe, llega a casa y se desquita con la esposa o quizá
con los hijos.

Sublimación: Este mecanismo de defensa se
refleja en quienes enfrentan instintos e impulsos muy fuertes que
no siempre pueden expresar. Acuden en cambio a
liberar esa energía en otras actividades. De esa manera se
sienten satisfechos.

Racionalización: Es el mecanismo a través
del cual quien comete un error alude a razones que justifican su
obrar. Bien sea por sus acciones
negativas o por la incapacidad de hacer algo. Todos los seres
racionalizan sus actos, encontrando excusas a favor para eludir
la culpa.

Quien se amparan en la racionalización tornan
más tolerables las frustraciones de la vida. Pese a ello,
se les impide asumir la realidad. Y es apenas natural que, cuando
no se asume la realidad, no se dan pasos concretos orientados a
resolver la situación.

Fantasía: Este mecanismo de defensa es el
preferido de quienes desean escapar a sus frustraciones y
limitaciones, imaginando que son alguien diferente que sí
puede alcanzar desarrollo en
diferentes áreas. La fantasía no se puede negar
alivia las frustraciones pero aíslan de la realidad y en
este sentido sí son perjudiciales porque llevan al
individuo a vivir en un mundo de ensueño.

Regresión: Cuando niños
no teníamos mayor responsabilidad y eran los adultos
quienes entraban a resolver nuestros problemas. Así, quien
acude a este mecanismo de defensa, lo que hace es asumir una
posición infantil para tratar de eludir la
situación.

Sus reacciones son ridículas y se manifiestan con
gritos o reacciones de mal humor ante lo que le desagrada. Ocurre
generalmente con personas de edad avanzada.

Compensación: Es un mecanismo de defensa al que
acuden quienes compensan sus limitaciones físicas,
sociales o intelectuales
desarrollando su capacidad positiva. Es así como aquellos
que no tienen un nivel de desenvolvimiento intelectual destacado,
vuelcan sus esfuerzos a sobresalir en disciplinas como el
arte o tal vez
el deporte.
Generalmente lo logran.

Identificación: Este mecanismo de defensa opera
en quienes quieren replicar en su vida las características
de otra persona. Si considera que alguien es exitoso en su
desenvolvimiento, tratará de asumir elementos de su
personalidad. El problema radica en quienes, pese al paso de los
años, jamás logran identificarse consigo mismos y
andan imitando a todos aquellos que admiran o que despiertan
respeto o
autoridad en
la sociedad, lugar de trabajo o iglesia.

Una tarea final

La tarea ahora es que usted como Consejero estudie
detenidamente cada uno de estos mecanismos de defensa, utilizado
en muchos casos para escapar de la realidad, y aprender a
identificarlos en quienes vienen en procura de
orientación. Sólo de esta manera podremos avanzar
en el proceso de sanidad interior que ocuparán nuestros
próximos capítulos.

Capítulo 10

Clasificación de
la Consejería

Cuando hemos avanzado en el
conocimiento del ser humano aunque, tal como lo explican las
Escrituras quien nos conoce tal como somos es Dios (Salmo 139:2,
4), pasamos a una nueva fase en el proceso de preparación:
la clasificación de la Consejería Pastoral.

Esta clasificación nos indica cuáles son las
diferentes opciones por las que podemos inclinarnos, de acuerdo
con el caso específico que estemos tratando.
¿Cuáles son esas clases de Consejería
disponibles?

Orientación espiritual

La esencia de la Consejería Pastoral es brindar una
orientación espiritual. No podemos desconocer que, si bien
en nuestros procedimientos
pueden existir elementos que tocan las fronteras de la
psico-terapia, nuestro principal cimiento es el Señor
Jesucristo y la orientación que brindamos se encuentra
respaldada en las Escrituras.

Por ese motivo cuando alguien viene en procura de ayuda,
debemos aterrizarlo hacia cuál será nuestro
direccionamiento: espiritual. Cuando sentamos bases dejando clara
nuestra inclinación, se ahorra mucho camino porque hay
quienes vienen pidiendo consejo pero no tienen el
propósito de reconocer que en algunas de sus actitudes se
encierra el pecado y que
el mismo debe ser corregido, conforme lo espera Dios de
nosotros.

Aconsejando en un ambiente informal

Generalmente para ofrecer aconsejamiento acudimos a la
oficina o
quizá, el templo. No está mal. Sin embargo es
recomendable que la conversación -en lo posible"la
sostengamos en un ambiente informal que bien podría ser en
un parque, una cafetería cercana o quizá mientras
se toma un helado. ¿Se pueden tomar allí notas? Por
supuesto.

¿Qué ventajas ofrece un ambiente informal?
Fundamentalmente que se rompe el hielo que en muy buena parte de
los casos lleva a que las personas se sientan intimidadas de
hablar, porque están en un ambiente eclesial o en la
frialdad de cuatro paredes.

¿Qué hay si el Consejero no tiene facilidad de
prestar sus servicios en
un ambiente informal? Puede hacerlo, por supuesto, en su lugar de
trabajo pero siempre ofreciendo al aconsejado interés en
sus palabras, un tono amistoso, una sonrisa amplia y el grado de
confianza para que entienda que está hablando con un
amigo.

Brindando apoyo

Quien está frente a nosotros, en procura de una
orientación con fundamento en las Escrituras, es alguien
que necesita apoyo. No que hagamos caer el mundo en contra suya,
haciéndole sentir culpable, sino por el contrario, que le
mostremos el camino a seguir para su restablecimiento personal y
espiritual.

A este género de
Consejería Pastoral pareciera referirse el apóstol
Pablo cuando escribió: "Jesucristo murió por
nosotros, para que, ya sea sigamos despiertos o que nos durmamos
con el sueño de la muerte
vivamos juntamente con él. Por eso, anímense y
fortalézcanse unos a otros, tal como yo lo estoy
haciendo"(1 Tesalonicenses 5:10, 11. Versión
Popular).

Otro autor sagrado recomendó: "…anímense
unos a otros cada día, mientras dura ese "hoy" de que
habla la Escritura,
para que ninguno de ustedes sea engañado por el pecado y
su corazón se vuelva rebelde"(Hebreos 3.13. Versión
Popular).

Sobre esta base, en los momentos de crisis de alguien que pide
ayuda, nuestra función es
brindarle apoyo. Puede constituir una de las primeras fases del
aconsejamiento con el propósito de que encuentre sosiego y
manifieste apertura para la búsqueda de soluciones, con el
poder de
Dios.

Confrontando al aconsejado con la realidad

Un dicho popular en Latinoamérica y que grafica lo que deseamos
ilustrar, se refiere a que adoptar la posición del
avestruz que esconde la cabeza en la arena, no resuelve los
problemas; por el contrario, es confrontándolos como
encontramos las soluciones.

En la Consejería Pastoral esta fase es esencia. Pongo
un ejemplo. Llegó a la oficina alguien que argumentaba,
toda su familia era un
problema. Tenía choques con la esposa y cada uno de sus
cuatro hijos. Una evaluación del caso demostró que
era aquél hermano en la fe y no sus allegados, quien
representaba el problema. El paso a seguir fue confrontarlo con
la realidad de cara a proseguir con la alternativa para resolver
la situación.

¿Recuerda el incidente de Jesús y la mujer
samaritana que relata el capítulo cuatro del evangelio de
Juan? Ayudarle a encontrar el camino correcto implicó que
el Maestro la condujera a reconocer su situación:
"Jesús le dijo:–Ve a llamar a tu marido y vuelve
acá. La mujer le contestó:–No tengo marido.
Jesús le dijo:–Bien dices que no tienes marido porque has
tenido cinco maridos, y el que ahora tienes no es tu marido. Es
cierto lo que has dicho. Al oír esto, la mujer le
dijo:–Señor, ya veo que eres un profeta."(Juan 4:16-19.
Versión Popular).

¿Por qué la necesidad de confrontar a alguien?
Por quizá el último en percatarse de sus errores,
es quien incurre en ellos como lo anota la Biblia:
"¿Quién se da cuenta de sus propios
errores?!Perdona, Señor, mis faltas
ocultas!"(Salmo 19:12. Versión Popular).

Nuestra labor se encamina entonces a que, si se trata de un
pecado, el aconsejado afronte la situación en la que ha
incurrido, la confiese a dios y, por último, cambie de
actitudes.

Hasta tanto se admira el yerro, no se podrá avanzar en
el proceso de cambio y crecimiento personal y espiritual.

Ahora, usted como Consejero no debe presionar la
decisión de quien tiene enfrente; su función es
orientar y señalar el camino, no impulsar a alguien para
que obre de tal o cual manera. Igualmente debe estar preparado
para que se produzca una reacción de enojo o de
resistencia a su consejo; no obstante debe proseguir con
prudencia porque su labor es mostrar la senda.

Ofreciendo una alternativa a través de la
educación

En cierta ocasión y ante el interrogante de decenas de
personas que reconocieron delante de Pedro sus errores y pecados,
él les orientó sobre qué camino tomar:
"Por eso, vuélvanse ustedes a Dios y
conviértanse, para que él les borre sus pecados sus
pecados, y el Señor les mande tiempos de alivio,
enviándoles a Jesús, a quien desde el principio
había escogido como Mesías para ustedes"(Hechos
3:19, 20. Versión Popular).

Nuestra función en la Consejería Pastoral
está orientada a educar a quien consulta. Es probable que
tal persona esté acudiendo a muchas actitudes, aprendidas
en la mayor parte de los casos, que resultan ineficaces. Al
educarle, lo que hacemos es llevarle a tomar conciencia de que
sus acciones y reacciones están desencadenando
problemas.

En esencia es una tarea de re-aprendizaje.
¿De qué se trata? Fundamentalmente de que, aquellos
que piden una orientación, aprendan nuevas formas de
pensar y de actuar, conforme lo enseñan las Escrituras,
con el propósito de modelar sanamente su comportamiento. No se trata de alienar mentalmente
sino de llevar a la senda apropiada. Y tal tarea comienza
cambiando nuestra forma de pensar, como lo recomienda el
apóstol Pablo: "… piensen en todo lo verdadero, en
todo lo que es digno de respeto, en todo lo recto, en todo lo
puro, en todo lo agradable, en todo lo que tiene buena fama.
Piensen en toda clase de
virtudes, en todo lo que merece alabanza"(Filipenses 4:8.
Versión Popular).

Si los pensamientos que albergamos en nuestro ser son sanos,
nuestra conducta igualmente será sana.

La terapia de grupo

Cerramos las opciones de aconsejamiento pastoral con las
terapias de grupo. Son
apropiadas para personas inmersas en la farmacodependencia, matrimonios en crisis o
grupos de
jóvenes.

El mejor ejemplo de su eficacia lo
ofrecen los resultados que arroja para los Alcohólicos
Anónimos. Por años han utilizado este método y
ha demostrado validez.

Usted como Consejero no está llamado a encasillarse con
un solo método. Utilice el que considere ajustado a las
circunstancias.

Capítulo 11

Hacia la Sanidad
Interior

El apóstol Pablo escribió en el primer siglo de
nuestra era a los cristianos de Tesalónica: "Y el
mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser,
espíritu, alma y cuerpo,
sean guardados irreprensibles para la venida de nuestro
Señor Jesucristo. Fiel es el que os llama, el cual
también lo hará"(1 Tesalonicenses 5:23,
24).

Cuando leemos cuidadosamente el texto
encontramos que el propósito eterno de Dios ha sido el que
mantengamos equilibrio en nuestro ser. Cuando haya alguna
descompensación, Dios mismo será nuestro ayudador
para subsanarla. Sobre esta base entendemos que la Sanidad
Interior es uno de los maravillosos planes que Él tiene
para nosotros. Conoce nuestros sufrimientos, expectativas y
temores.

¿En qué áreas se produce la Sanidad
Interior?

Cuando alguien por factores externos e incluso generacionales,
evidencia algún grado de desequilibrio, es necesario que
experimente en su vida la Sanidad Interior en la cual Jesucristo,
como nuestro Señor y guiador, juega un papel fundamental.
La sanidad se opera en tres áreas:

1.- Área Sicológica.

2.- Área Espiritual

3.- Área Física

La sumatoria de estas tres áreas constituyen el ser en
su integralidad que es como lo describe el apóstol Pablo:
espíritu, alma (gr. Sique) y cuerpo.

Área Sicológica

Aunque la Sicología ha hecho avances de
significación en el tratamiento de alguien que enfrenta
algún grado de afección en su Siquis, solamente
Jesucristo puede obrar una sanidad plena e integral.

Jesucristo dijo: "Venid a mi todos los que estáis
trabajados y cargados, y yo os haré descansar"(Mateo
11:28)
. Con este símil estaba explicando que
temores, delirios, inquietudes y traumas, entre otros, debemos
entregárselos a Él para que ministre la sanidad en
nuestro ser.

Los sicólogos ayudan hasta cierto punto, pero no pueden
obrar plenamente hasta en la parte más íntima de
una persona. Cristo sí, porque Él mismo estuvo
desde antes de que todo existiera y fue partícipe de
nuestra creación. Él es quien puede sanarnos
realmente.

Área Espiritual

El Señor Jesús dijo: "El Espíritu
del Señor está sobre mí, por cuanto me ha
ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar
a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los
cautivos y vista a los ciegos; a poner en libertad a los
oprimidos; a predicar el año agradable del Señor.
Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros"(Lucas
4:18-21).

Estas palabras son sumamente reveladoras. Nos muestran al
amado Hijo de Dios en su propósito divino de liberarnos de
toda atadura, entre ellas las de carácter espiritual.

El proceso comienza cuando reconocemos, comprendemos y
asumidos el perdón que Él logró en la cruz
de todos nuestros pecados. Todo lo que hicimos en el pasado queda
absolutamente borrado. Delante nuestro se abren las
páginas en blanco de una nueva vida.

Si Dios nos perdonó por el sacrificio redentor de
Jesús, ¿por qué seguir
atormentándonos por el ayer?. No tiene sentido.

Asumir que Él ya ganó el perdón (gr.
Soso
que significa perdón, salvación) para
nosotros, nos libera del sentimiento de culpa que arrastran
decenas de personas en todo el mundo.

Área Física

Cuando leemos los evangelios hallamos que lo primero que
hacía el Señor Jesús era sanar a las
personas. Una vez se producía su sanidad física o emocional,
venía la conversión. ¿Extraño? Es
posible que sí, desde nuestra lógica
pero no desde la perspectiva de Dios. Para él un ser
humano era importante en su totalidad, no sólo en un
Área específica.

Dios entonces planeó desde la eternidad nuestra sanidad
física, espiritual y sicológica. Él nos
acompaña en el proceso. Su obrar es perfecto y no
dejará nada a medio camino.

Es probable que a estas alturas del Capítulo se
pregunte, ¿cuál es la diferencia entre la
asistencia que se brinda con principios sicológicos y la
ayuda a través de la Consejería Pastoral? En
esencia median dos aspectos diversos. El primero, que la
orientación se fundamenta en pautas que traza la Biblia, y
el segundo, que se atiende las personas poniendo particular
énfasis en la oración. ¿Para qué
orar? Para que se abran las puertas al trato del Señor
Jesús con quien busca ser sano en su mundo interior.

¿Por qué se producen las heridas en el
alma?

Una respuesta directa podría estar encaminada a
clarificar que es producto de las necesidades humanas
fundamentales que no se lograron satisfacer desde la propia
niñez. Es en la infancia
cuando se produce la consolidación progresiva de un ser
humano y muchos traumas tienen origen en esa etapa del
crecimiento.

A continuación describimos algunas de las necesidades
fundamentales:

Protección. Todo infante tiene la necesidad de
experimentar la seguridad que se
deriva de padres que protegen, abrigan, cubren y se convierten en
una especie de muro entre el niño y el mundo alrededor.
Ahora bien, es necesario tener en cuenta que protección no
puede confundirse con sobreprotección, que es el otro
extremo, fruto de padres que no permiten que el niño asuma
sus propios mecanismos de defensa y asimilación de lo que
ocurren en su entorno.

Elogio. Un niño a quien se le reconocen sus
pequeños logros, será en un futuro alguien que
reconozca los logros de los demás. Al pequeño le
enriquece el reconocimiento a sus ejecutorias, por
insignificantes que parezcan.

Perdón. Cuando a un infante se le perdona"aunque
se le haga notar los errores que cometió"será en el
futuro alguien dispuesto al perdón, comprensivo y
tolerante. Nadie perdona más que aquél que ha sido
perdonado. En esta área se presentan muchas dificultades y
sinnúmero de personas arrastran por años un
complejo de culpa producto de que antes que ayuda al incurrir en
cualquier falla, se les cuestionó e hizo sentir que no
tenían perdón alguno.

Amor. Este elemento ocupa un lugar preponderante. El
primer contacto del niño con el amor se produce a
través de sus padres. Ellos deben manifestarlo de tal
manera que sus hijos aprendan a sentirlo. Quien recibe amor,
puede dar amor; nadie que no ha sido amado puede tener un
corazón amoroso, a menos por supuesto que haya permitido
que el Señor Jesucristo entre en su corazón como
Salvador personal.

Hay otras dos necesidades que enumeraremos también: el
abrigo y la confianza.

¿Qué ocurre cuando en un ser no se satisfacen
estos factores? Se generan las condiciones para dos complejos que
es de cuidado.

1.- Complejo de Inferioridad.

2.- Complejo de Superioridad.

Alguien con estos complejos tendrá marcadas tendencias
a aislarse de los demás o tal vez, buscar llamar la
atención; ser susceptibles, evidenciar una
actitud posesiva; ser perfeccionistas, inclinarse a criticar todo
cuanto hacen los demás o a encontrar supuestos errores en
sus semejantes que son justamente los defectos de comportamiento
que él mismo arrastra.

El Consejero Pastoral debe tener sumo cuidado en las entrevistas
que sostiene con quien viene en procura de orientación,
con el fin de ir identificando el perfil y los aspectos a tratar
con ayuda de Dios y los principios que hallamos en las
Escrituras.

Capítulo 12

Heridas del alma que
aún no han sanado, ¿qué producen?

Las heridas de nuestra alma y corazón, que
todavía no sanan, nos impiden crecer en los planos
personal y espiritual.

Sinnúmero de personas goza de capacitación académica e incluso
ministerial; pese a ello permanecen estancadas. No dan un paso ni
adelante ni atrás. ¿La razón? Dentro guardan
conflictos sin resolver, que marcaron sus existencias y que se
constituyen en obstáculos enormes para dar pasos
sólidos hacia su desarrollo.

¿Cuáles son algunas de esas heridas?

Entre las heridas que estudiaremos figuran:

La auto aceptación

¿Ha meditado en el impedimento que representa para
hombres y mujeres el hecho de no aceptarse tal como son? Hay
quienes se miran al espejo e inmediatamente se sobresaltan e
incluso rechazan porque no comparten el que tengan una nariz de
tal o cual forma, que tengan unos kilos de más, que en el
rostro muestren presencia de acné, porque son bajitos o
tal vez muy altos.

Hay algo dentro que no les gusta y por años arrastran
esa inconformidad hasta tal punto que se rechazan a sí
mismo y mentalmente, cuando analizan sus actividades, se culpan
por que "no sirvo para nada", "con este cuerpo,
¿qué más podría lograr?" Y buen
número de apreciaciones erradas que tomaría mucho
tiempo y espacio enumerar?

Una actitud crítica
y rechazo

Con frecuencia muchos infantes son el blanco de las
críticas de sus padres. Por alguna circunstancia, hay algo
en los chicos que no satisface plenamente las expectativas de sus
progenitores y lo expresan sin tener en cuenta que cada palabra
encierra un poderoso mensaje se guarda en el inconsciente de cada
menor.

También encontramos el caso de madres embarazadas que
rechazan el ser que llevan dentro y manifiestan rabia, antes que
amor a la pequeña vida que se está gestando.

Una vez avanzan en su proceso de crecimiento, comienzan a
aflorar las consecuencias de la actitud crítica y el
rechazo del que fueron víctimas. Sus reacciones hacia sus
semejantes reflejan todo lo que guardan en su existencia, que fue
grabado con letras indelebles por los gestos y palabras de sus
padres.

Inseguridad

Cuando un menor, adolescente o joven no encuentra seguridad en
sus padres, desarrolla en su ser un estado de
inseguridad
que le impide avanzar con pasos firmes en cualquier proyecto o
empresa. Las
relaciones sentimentales e interpersonales se ven afectadas.

Por el contrario, quienes se edifican en un ambiente seguro y gozan de
la aceptación de sus progenitores, desarrollan en su vida
tal seguridad y pueden brindar a su semejante aceptación,
aprobación y comprensión.

Carencia de auto perdón

Dentro de las heridas del alma que persisten y que se
convierten en obstáculos, ocupa un sitial importante el
sentimiento de culpa y falta de perdón que cargan a sus
espaldas quienes obraron de alguna manera en el pasado y
reconocen que no estuvo bien.

Un ejemplo es la mujer que cometió un aborto. Con el
paso de los años el sentimiento de culpa se torna
más pesado y se rechaza por considerar que "no
debí obrar así
".

No se perdonan a sí mismos y por tanto, así se
les explique que Dios ya les perdonó cuando se
arrepintieron, no aceptan esta realidad.

Sentimientos de odio y resentimiento

Cuando la persona toma conciencia del daño que le
causaron desde la niñez, tiende a desarrollar en su
corazón el resentimiento y odio hacia sus padres,
familiares, personas cercanas y"en las etapas
posteriores"compañeros de trabajo o aquellos con quienes
en hechos aislados tuvo una relación sentimental.

¿Cómo avanzar en el proceso de Sanidad
Interior?

El primer paso sin duda, es reconocer que muchos de nuestros
pensamientos y actitudes no están bien, y son el fruto de
hechos traumáticos que nos acompañan desde la
niñez, adolescencia,
etapa joven o la adultez. Admitir que hay un desequilibrio es el
mayor reto.

El segundo reviste igualmente mucha importancia. Consiste en
elaborar una lista con haciendo recuento de las escenas, palabras
e incidentes que marcaron nuestra vida. Allí cabe incluir
también los aspectos que no nos gustan de nosotros
mismos.

Un tercer paso es aceptar que nuestro Padre es un Dios de
perdón, el cual se hizo realidad en la obra sacrificial
del Señor Jesús en la cruz. Allí nos
perdonó todas las culpas.

Gracias a esa misericordia inmerecida, es necesario pedirle a
Aquél que todo lo puede que nos ayude a comprender,
aceptar y embargarnos de su amor ilimitado. Sólo
así, cuando abrimos el corazón a su mover poderoso,
podremos perdonar también a otros.

Recordemos que si bien es cierto no podemos viajar en el
tiempo hacia los instantes en que ocurrieron hechos
traumáticos en nuestra vida, con el propósito de
resolver los conflictos que se generaron, sí podemos
entregar todos esos sentimientos y emociones -todavía sin
sanar"en manos del Señor Jesucristo para quien no hay
tiempo porque Él es eterno. Cuando lo hacemos, es posible
que haya Sanidad Interior.

Una forma práctica es llevar todo el odio,
resentimiento, temor, celos, inseguridad y otras heridas, en
oración al amado Hijo de Dios. Siéntalo
allí, a su lado, de qué manera toma en sus manos
todas sus frustraciones y dolor.

No olvide que Él dijo: "Venid a mí todos
los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré
descansar."(Mateo 11:28)

Nuestro amado Salvador espera que usted le entrega todo cuanto
ha guardado en su corazón. Una vez lo deposite todo en Sus
manos, pídale allí en oración que comience a
sanar todo su ser. Él lo hará, sin duda, porque nos
ama y quiere lo mejor para nosotros ya que dijo: "…yo he
venido para que tengan vida, y para que la tengan en
abundancia."(Juan 10:10 b.)

Cristo Jesús llevó nuestros pecados pero
también nuestras enfermedades y traumas hasta
la cruz. Y allí nos hizo libres. Ese es un principio que
debemos grabar en el corazón de quienes vienen en busca de
orientación y Consejería. Y, por supuesto,
ayudarles en su proceso de sanidad…

© Fernando Alexis Jiménez

Capítulo 13

Obstáculos para
la Sanidad Interior

El proceso de Sanidad Interior -que personalmente considero el
más eficaz sin que, por supuesto, tenga nada en contra de
la sicología como disciplina psicoterapéutica",
puede enfrentar algunos obstáculos que es necesario, de un
lado identificar, y de otro, corregir.

Los impedimentos están representados en la imagen errada que
pudiéramos tener de Dios como autoridad suprema, temor a
reconocer que tenemos un problema, echar la culpa a los
demás por los desequilibrios emocionales que
experimentamos, e incluso, la ansiedad que despierta hacer un
examen interior para descubrir qué hay guardado desde
nuestra niñez, adolescencia y período juvenil, que
está afectando nuestro presente.

1.- Una imagen errada de Dios

Cuando niños quizá tuvimos un padre intolerante,
carente de amor y de ternura, despiadado y que todo error lo
relacionaba con un fuerte castigo y, además, que no
escuchaba cuando queríamos hablarle.

Es el primer contacto que tenemos con una figura paterna y de
autoridad, que en la juventud e
incluso edad adulta, homologamos con Dios.

Es probable que consideremos que Él es castigador, que
no podemos llegar a su santa presencia, que está pendiente
de pillarnos en una falla para traernos dolor, que no nos ama y
además, no comprende ni los problemas ni nuestras
expectativas.

Esa es la asociación de ideas que hacen millares de
personas en todo el mundo. Para ellos Dios es muy lejano.

Si esa es la situación de la persona a quien usted
aconseja, sin duda el proceso de Sanidad Interior se
encontrará boicoteado y es fundamental que le guiemos para
que cambie su imagen del Padre.

La tarea que le asiste como Consejero es tomar el tiempo
suficiente, acompañado de textos bíblicos, para
mostrarle las características amorosas del Dios en el que
hemos creído, quien es precisamente el Sanador del ser en
su totalidad.

2.- Temor a decir la verdad

Una mujer había practicado el aborto. Se
deshizo de su criatura en gestación a los cuatro
meses.

¿Sabe qué impedía el que
avanzáramos en el proceso de Sanidad Interior? El temor de
esta joven a decir la verdad. Creía que su pecado era tan
terrible, que sin duda yo jamás habría oído algo
así. La concepción que tenía la llevaba
además, a tratar -por supuesto, algo imposible"de Dios.
"No puedo decírselo a Él porque me
castigaría
", repetía una y otra vez.

Igual ha ocurrido, por ejemplo, con un ejecutivo de una
agencia de seguros, casado y con dos hijos, que tenía un
enorme temor de confesar que era homosexual.

Carlos José, otra persona a quien brindamos apoyo a
través de la Consejería Pastoral, se negaba a
contar que"tres años atrás y mientras
ejercía como sicario"había dado muerte a dos
personas.

Estas personas inconscientemente levantaban muros que
impedían dar pasos sólidos hacia la Sanidad
Interior.

¿Qué paso se siguió? Darle confianza a
cada uno de ellos para que comprendiera que, quien perdona los
pecados y nos ayuda sobrenaturalmente a sanar las heridas del
alma, es el Señor Jesucristo.

Él es nuestro amigo, quiere ayudarnos y nos guía
en el camino para ser libres.

3.- ¿Quién fue el culpable?

Un tercer obstáculo está representado en el
temor de admitir que quizá fueron sus hermanos, padres,
familiares cercanos, vecinos o compañeros de estudio o de
trabajo, quienes provocaron -en muchos casos sin
proponérselo–, una situación traumática que
golpea todavía sus vidas.

Reconocer que nos hicieron daños no es culpar. Es, por
el contrario, mirar dentro de nuestro ser en procura de encontrar
dónde está el asunto que nos causa dolor para
proceder a arrojarlo de nuestra alma para alcanzar la libertad
que el Señor Jesucristo quiere para nosotros.

Temor a lo desconocido

Cuando estamos brindando orientación a través de
la Consejería Pastoral y al conocer que como cristianos
pediremos al Señor Jesús que nos ayude en el
proceso de Sanidad Interior, es probable que nos pregunte:
"¿Qué puede ocurrirme?".

Es algo apenas previsible. Todos los seres humanos, en mayor o
menor medida, enfrentamos el temor a lo desconocido.

A su manera, creen que tienen el control de todo,
aunque por supuesto, están equivocados.

Esta es la razón por la que haya quienes, en medio de
sus crisis o situación traumática, sientan relativa
comodidad. Simplemente ya se acostumbraron al sufrimiento y
prefieren seguir sujetos a él, que abrir las puertas al
mover de Cristo en su corazón. La realidad es que temen
encontrarse con "sorpresas" al auscultar su ser
interior.

Una vez descubrimos que el aconsejado está atravesando
por una situación así, es necesario con paciencia,
comprensión y seguridad, despejar todas sus inquietudes.
En particular enfatizar en el hecho de que sólo un auto
examen"con ayuda de Dios"permitirá dejar atrás el
sufrimiento producto de situaciones traumáticas del
pasado, y ser libres.

Recuerde que generalmente todo ser humano es producto de una
cadena de sucesos que marcaron su existencia. Y a menos que se
produzca la Sanidad Interior, la cadena proseguirá y
golpeará a nuestros hijos, nietos y toda la
generación que se desprenda de nosotros…

En su condición de Consejero cristiano, el reto que
tiene es enorme, pero debe asumirlo. Aquél a quien brinda
acompañamiento debe dejar de lado los temores, encontrar
seguridad y abrir su corazón a avanzar en los siguientes
pasos…

Capítulo 14

Cerrando las puertas
abiertas al ocultismo

A Nelly la atendieron todos los médicos imaginables,
desde facultativos de atención general hasta especialistas
de la más alta categoría. Ella aducía que
algunos temores o incertidumbre generaban en su cuerpo brotes
alérgicos.

La remitieron a un sicólogo, luego a otro y otro
más. Nada mejoraba. Un siquiatra descartó que
tuviera problemas cerebrales. Su cuerpo evidenciaba
enrojecimiento y posteriormente amoratamiento.

Finalmente y presa de la angustia, acudió a la iglesia.
Un análisis preliminar llevó a
descartar que experimentara hechos traumáticos profundos,
provenientes de la niñez y etapa de juventud.

En medio de las continuas conversaciones, afloró algo a
lo que temía enfrentar: había abierto puertas al
ocultismo. Le habían practicado conjuros, tenía
espíritus guía y, además, concertó
con un ex marido, un pacto de sangre. "No lo
mencioné antes porque supuse que no tendría mayor
importancia
", argumentó.

Como ella, muchas personas han tenido estrecha relación
con el ocultismo. Han practicado algún grado de
hechicería. Incluso, incurrir en la lectura
asidua del Tarot o el
horóscopo, conducen a la
contaminación espiritual. En la Biblia estas
prácticas fueron abiertamente condenadas(Deuteronomio
18:10-12).

Una vez un ente demoníaco anida en la persona, busca
generar daño. De ahí que en muchos casos se
produzcan reacciones sicosomáticas.

Una mala utilización de las capacidades

Todo ser humano tiene la capacidad de comunicarse con el mundo
sobrenatural. Y para nadie es desconocido que existen dos mundos:
el de la luz, en donde
gobierna Dios (Juan 8:12), y el de las tinieblas, en donde
gobierna Satanás (Efesios 6:12).

Ahora bien, cuando se abren las puertas al mundo de lo oculto,
de las tinieblas, se cede terreno a los poderes
demoníacos.

Es fácil identificar a quien se encuentra en esta
situación. No quieren leer la Biblia, rechazan toda
invitación a congregarse en una iglesia y, además,
desechan toda insinuación de que hagan oración.

¿Qué hacer entonces?

Cuando abordamos la Sanidad Interior en quienes han incurrido
en el ocultismo, quedan dos pasos ineludibles:

1.- Renunciar a los compromisos con el mundo de lo
oculto.

Para que tal proceso sea eficaz, es necesario que el
aconsejado haga una lista de las ocasiones en las que tuvo alguna
práctica ocultista e identificar de qué se trato.
También reviste importancia que indique con qué
frecuencia lo hizo. La enumeración es fundamental en el
momento de avanzar en la Sanidad Interior.

2.- Recibir a Cristo y permitirle el pleno gobierno de
nuestro ser.

Cuando Jesucristo entra a gobernar nuestro corazón,
toda fuerza de lo
oculto pierde terreno.

Alguien que abrió las puertas al mundo
demoníaco, generalmente encontrará motivos para no
recibir a Jesucristo y expresará renuencia aduciendo que
"cree en el mundo espiritual", ignorando o quizá
ocultando que el mundo espiritual que conoce es el de la
maldad.

Al compartirle la Palabra, el Espíritu
Santo abre puertas. No olvide que no es en nuestras fuerzas
sino en las de Dios.

Rompa toda cadena ancestral

En su condición de Consejero Cristiano lleve al
aconsejado a renunciar a toda atadura con el ocultismo pero
también, que en su oración renuncie a toda atadura
generacional, de tal manera que en el nombre de Jesucristo
cancele todo pacto que sus abuelos, bisabuelos o cualquier otro
pariente, hayan hecho con el mundo espiritual de maldad.

Recuerde que el amado Hijo de Dios es quien obra sanidad
interior, rompiendo toda ligadura, y además, quien cura
nuestras heridas emocionales.

© Fernando Alexis Jiménez

Capítulo 15

Seguimiento al proceso
de Sanidad Interior

Así como el proceso de cambio y crecimiento tanto
personal como espiritual es eso, es decir un proceso que no se
concluye en un abrir y cerrar de ojos, también la Sanidad
Interior no debe ni puede circunscribirse a una sola
sesión con el Consejero Pastoral.

No podemos olvidar que Satanás trabaja todos los
días las veinticuatro horas, y bien sea que el aconsejado
haya estado inmerso en actividades ocultistas o que su
situación particular obedezca a hechos traumáticos,
buscará recordar a la persona sus errores del pasado y las
consecuencias que trajeron, generando condiciones de
desánimo y sensación de fracaso.

El apóstol Pablo reconocía que era necesario
perseverar en el camino hacia la superación en todos los
órdenes. Por tal motivo escribió: "No quiero
decir que lo haya conseguido todo, ni que ya sea perfecto; pero
sigo adelante con la esperanza de alcanzarlo, puesto que Cristo
Jesús me alcanzó primero. Hermanos, no digo que yo
mismo ya lo haya alcanzado; lo que sí hago es olvidarme de
lo que queda atrás y esforzarme por alcanzar lo que
está delante, para llegar a la meta y ganar
el premio celestial que Dios nos llama a recibir por medio de
Cristo Jesús"(Filipenses 3:12-14).

El paulatino avance hacia la Sanidad Interior arroja
resultados que, al principio pueden parecer lentos, pero que si
están sometidos en manos del Señor Jesucristo,
serán eficaces trayendo transformación al
individuo.

Los pensamientos, una fortaleza

Los mayores ataques que tiene todo ser humano en proceso de
Sanidad Interior son los pensamientos. Es en la mente donde se
pierden o se ganan las batallas. Ese es el motivo por el cual
usted debe insistir al aconsejado sobre la necesidad e
importancia de tener control de ellos, con ayuda de Dios.

El apóstol Pablo hizo una recomendación que
cobra particular vigencia con las personas a las que orientamos.
Él escribió: "Todo pensamiento
humano lo sometemos a Cristo, para que lo obedezca a él, y
estamos dispuestos a castigar toda desobediencia, una vez que
ustedes obedezcan perfectamente"(2 Corintios 10:5).

Nuestro enemigo espiritual, Satanás, quiere echar por
tierra
el trabajo de
Consejería sembrando derrota en aquellos a quienes estamos
guiando en el proceso. Genera además, ideas que le asocian
con un pasado traumático.

Al respecto, debemos instruirle en el sentido de que"siendo
libre en Cristo"debe experimentar una transformación
radical en su forma de racionalizar las cosas, como aconseja el
apóstol Pablo: "No os conforméis a este
siglo, sino transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea
la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta."(Romanos
12:2).

Es importante, entonces, que reemplace esa perspectiva errada
de la vida con una visión renovada, como lo escribe el
autor sagrado en su carta a los
cristianos de Filipos: "Por lo demás, hermanos, todo
lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo
puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay
virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto
pensad"(Filipenses 4:8).

Sólo cuando le enseñamos al aconsejado sobre la
necesidad de dejar de lado los pensamientos negativos para dar
cabida a aquellos que son positivos, podremos tener tranquilidad
plena porque no será presa fácil de los ataques en
procura de vuelva atrás en su Sanidad Interior.

Características que deben rodear al
Consejero

Quien asume su compromiso como Consejero debe estar secundado
por cuatro características de suma importancia que le
llevarán a ser más eficaz y oportuno en su
labor:

1.- Atento

Sólo una actitud perspicaz nos permitirá
identificar los avances, estancamiento o retroceso que
experimenta el aconsejado.

En muchas ocasiones quien acude en procura de
orientación y desea superar, bien hechos
traumáticos o las consecuencias que se derivan de su
participación en actividades ocultistas, niegan que
estén enfrentando de nuevo pensamientos obsesivos o
ataques de orden espiritual.

Recuerdo el caso de una persona a quien orientamos en el
proceso de Sanidad Interior. Había hecho pacto de sangre
con su ex marido y, cuando por fin se cayó el velo de sus
ojos y pudo apreciar la realidad en su verdadera
proporción y se apartó de él, la asediaba
invocando espíritus que le producían escozor en
todo el cuerpo.

La liberación como tal, tomó varias horas. Pero
en los días siguientes no sólo volvió a
acudir a los espíritus en procura de ayuda, sino que el
domingo siguiente, después del culto y, cuando le
pregunté cómo seguía, se limitó a
responder: "Muy bien, pastor". Su madre fue la que
contó que, por el contrario, en la noche la despertaban
los gritos aterrorizados de la mujer ya que la asediaban los
espíritus de nuevamente.

Estar atento a los cambios en la persona, permitirá
identificar en qué aspectos es necesario hacer mayor
énfasis dentro del proceso de Sanidad Interior.

2.- Perseverancia

La Sanidad Interior implica que haya perseverancia. No podemos
suspender la atención de alguien que está siendo
aconsejado, simplemente porque nos cansamos o creemos que ya
"se puede defender solo".

Recuerde que la persona, hasta tanto no cumpla el proceso, es
como un bebé indefenso en medio de un centro comercial
lleno de personas. Usted debe guiarlo hasta comprobar que, en
efecto y por el poder de Dios, está libre, bien y en
crecimiento tanto personal como espiritual.

3.- Edificación

Corresponde a quien está adelantando la
Consejería Pastoral brindar orientación permanente
con fundamentos bíblicos. En esta tarea se incluye
llevarle a dejar pensamientos y actitudes del pasado y llevarle a
adoptar nuevos principios y valores, sobre
la base de que Dios ofrece una nueva oportunidad de vida.

4.- Estímulo

Es necesario fortalecer la autoestima en
el aconsejado. Por esa razón es importante llevarle a
comprender que ha avanzado en el proceso de Sanidad Interior.
Frases como "Tú puedes superar el pasado y cambiar
porque no estás solo, Dios está contigo
", son
de gran ayuda.

5.- Revisión permanente de los apuntes

No olvide que el Consejero Pastoral debe estar al tanto del
proceso, estancamiento o retroceso del aconsejado. Una forma
eficaz de lograrlo es mediante las anotaciones en cada
sesión. Constituyen su bitácora. Y debe
consultarlas con frecuencia.

¿Cuál es el propósito? Recordar
qué habló con la persona en la última
reunión; citas bíblicas que utilizó en la
orientación; identificar de qué maneja el
aconsejado está aplicando las enseñanzas; reconocer
cuáles son los puntos débiles en la Sanidad
Interior así como las fortalezas.

Los temas bíblicos de aconsejamiento que vaya a
utilizar en cada caso, debe tenerlos claros desde antes de
comenzar la sesión.

© Fernando Alexis Jiménez

Capítulo 16

Rompiendo pactos con
el ocultismo y los recuerdos traumáticos

Hasta el momento hemos insistido en la importancia de tener un
seguimiento cuidadoso del aconsejado en el proceso de Sanidad
Interior. Tampoco conformarnos con unas pocas sesiones sino
persistir hasta llevarlos, en el poder de Jesucristo, a una
libertad plena.

El Consejero deben guiarle a cerrar todas las puertas abiertas
a Satanás en las diferentes áreas de su vida.
Incluso, en el proceso es probable que hallemos portillos que no
imaginábamos. La persona había guardado silencio
por temor o quizá espero hasta tener un grado de confianza
suficiente para compartir todas sus inquietudes.

No es fácil vivir en un mundo sin Cristo

Para quienes caminamos de la mano del Señor Jesucristo,
vivir en un mundo caído donde prevalece el pecado en todos
los órdenes, no es fácil. Pese a ello, nuestro
compromiso es vencer por encima de las circunstancias y
enseñar al aconsejado a sobreponerse a los
obstáculos que seguramente encontrará a cada paso.
Es esencial que desarrolle confianza en Dios.

En procura de que avance en el proceso es imperativo
enseñarle que todo su pasado, incluyendo pecados y errores
que haya cometido en el orden conductual y de pensamientos, el
Señor Jesús lo llevó y dejó en la
cruz
(Colosenses 2:13-15.

Si toma conciencia de lo maravilloso que ocurrió en su
existencia, puede dar un nuevo paso consistente en la renuncia
a todo pacto o juramente
que haya hecho con el ocultismo.

En cierta ocasión junto con dos pastores más
ministramos liberación a una joven de dieciséis
años que había hecho pacto con Satanás. El
diablo le insistía que tal pacto no se podía
romper
. En desarrollo de la ministración
comprendió la grandeza que había ocurrido con su
existencia gracias a la muerte sacrificial de Jesucristo y su
resurrección gloriosa. Y ¡rompió todo pacto
en el nombre de Jesús!. Fue libre.

El amado hijo de Dios dijo: "Así que, si el Hijo
los hace libres, ustedes serán verdaderamente
libres."(Juan 8:36. Versión Popular
)
. El
apóstol Pablo hizo además el siguiente comentario:
"Ustedes, hermanos, han sido llamados a la
libertad."(Gálatas 5.13. Versión
Popular)
.

Renunciando a los recuerdos

Quien está viviendo el proceso de Sanidad Interior no
solamente deben renunciar a todo pacto con el ocultismo sino
además, a sus recuerdos del pasado.

Aunque parezca insólito, hay quienes se afierran a
escenas traumáticas ocurridas en el pasado. Constituyen su
pretexto para vivir amargadas culpando a los demás por sus
tristezas y fracaso.

Por tanto se le debe confrontar con la realidad. Que
tome conciencia de que si persiste en una actitud así,
jamás será libre.

Una sugerencia práctica es que le ayudemos a elaborar
un listado de los recuerdos dolorosos y que, en oración,
vaya entregándolos uno a uno al Señor Jesús
quien dijo: "Vengan a mí los que estén
cansados y agobiados, que yo los haré descansar. Acepten
la misión que
les doy y aprendan de mí que soy paciente y humilde.
Conmigo encontrarán descanso. La misión que les doy
es agradable y la carga fácil de llevar."(Mateo 11:28-30.
"Nuevo Testamento: La Palabra de Dios para todos").

Sin duda alguna el propósito de Dios es la sanidad de
nuestra alma y que permanezcamos en ese estado de equilibrio,
inclinados hacia el crecimiento personal y espiritual. Así
lo dejó claro el apóstol Pablo cuando
escribió: "Que Dios mismo, el Dios de paz, los haga
a ustedes perfectamente santos, y les conserve todo su ser,
espiritual, alma y cuerpo, sin defecto alguno para la venida de
nuestro Señor Jesucristo. El que los llama es fiel y
cumplirá todo esto."(1 Tesalonicenses 5:23,
24).

Es nuestro amado Hacedor quien nos concede la paz que tanto
anhela el corazón. Él es quien hace posible ese
proceso. En nuestras fuerzas no podemos lograrlo. Tampoco por
muchas capacidades que tenga usted en su condición de
Consejero Pastoral.

Por supuesto, Satanás, nuestro adversario más
aguerrido, buscará que haya pensamientos acusatorios. De
hecho él siempre lo ha hecho, como leemos en el libro de
Apocalipsis: "Entonces oí una voz fuerte en el
cielo, que decía: "Ya llegó la salvación, el
poder y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su
Mesías; porque ha sido expulsado el acusador de nuestros
hermanos, el que día y noche los acusaba delante de
nuestro Dios."(Apocalipsis 12:10. Versión
Popular).

Sin duda el Creador quiere obrar salvación espiritual,
física y sicológica en todas las personas. Y romper
ataduras con el ocultismo y con los recuerdos traumáticos
forma parte de tales pasos que debemos orientar para que siga el
aconsejado.

© Fernando Alexis Jiménez

 

 

 

Autor:

Ps. Fernando Alexis Jiménez

Partes: 1, 2, 3
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