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Manual de liderazgo. Ser líder no es fácil… pero no imposible (página 4)



Partes: 1, 2, 3, 4

Dios es quien pelea la batalla

Hace poco tiempo recibí la carta de una pareja
pastoral. Fueron asignados a un territorio dominado por el
tradicionalismo religioso. Llevaban varios meses predicando sin
que se produzca ninguna conversión a Cristo.

"No sabemos qué hacer"decía la comunicación–. Hemos invertido buena parte
de nuestro tiempo evangelizando, distribuyendo tratados,
haciendo cultos callejeros. Estamos desesperados.
¿Considera que lo más apropiado es regresar a
nuestra ciudad? Podríamos trabajar vendiendo algo y
así restablecer nuestra vida secular".

¿Cuál sería su respuesta? Pues le
compartiré cuál fue la mía:
"Quédense en el mismo lugar. Dios los llamó,
Dios responderá. El hará prosperar Su obra. No
luchen en sus fuerzas, luchen en las fuerzas del
Señor".

Dios es quien pelea con nosotros, tal como lo prometió
a Moisés: "…y aunque haré muchas
señales milagrosas y prodigios en Egipto, él no les
hará caso. Entonces descargaré mi poder sobre
Egipto
".

Es probable que como líder considere que ya hizo mucho
y no puede más. Ha pensado en renunciar. ¿Es
aconsejable? En absoluto. Cumpla lo que Dios le llamó a
hacer, y si las luchas son enormes, deje que Él pelee por
usted. Dios finalmente cumplirá aquello que se propuso:
"Y cuando yo despliegue mi poder contra Egipto y saque de
allí a los israelitas, sabrán los egipcios que yo
soy el Señor
".

¡El enemigo se opone!

Por supuesto que Satanás y sus huestes salen al paso
tratando de impedir que cumplamos la misión. Es algo
apenas previsible. No es nada nuevo, por el contrario, ha sido
así desde la misma creación del Universo.

Cuando Dios confió a Moisés el poder para
demostrar a Quién representaba, el diablo quiso imitar
todo. Y lo hizo a través de los hechiceros al servicio de
Faraón: "Moisés y Aarón fueron a ver
al faraón y cumplieron las órdenes del
Señor. Aarón arrojó su vara al suelo ante el
faraón y sus funcionarios, y la vara se convirtió
en serpiente. Pero el faraón llamó a los sabios y
hechiceros y, mediante sus artes secretas, también los
magos egipcios hicieron lo mismo: Cada uno de ellos arrojó
su vara al suelo, y cada vara se convirtió en una
serpiente. Sin embargo, la vara de Aarón se tragó
las varas de todos ellos."(Éxodo 7:10-12. Nueva
Versión Internacional).

¿Acaso le ha ocurrido que al interior mismo de la
congregación hay quienes se levantaron en su contra y
pusieron en tela de juicio el liderazgo que desarrolla?
¿Enfrentó en algún momento los aires de la
división en la iglesia?¿Fue blanco de ataques
injustificados? Sin duda que responderá afirmativamente a
uno de los tres interrogantes sino es que dice si a todos.

Satanás es astuto. Es el artífice de muchas
doctrinas de error que arrastran a hombres y mujeres,
alejándolos de la Salvación de Cristo. Pero lo
grave es que engaña incluso a quienes están en el
Camino correcto.

Al diablo hay que confrontarlo en las fuerzas de Dios. Y una
estrategia eficaz
es orar al Padre pidiendo su intervención, y declarando
rotas las estratagemas satánicas que se levantan en
contra. No olvide que usted tiene la autoridad que le
confirió el Señor Jesucristo, y es necesario
ejercerla…

Nunca lo olvide: el poder es de Dios, no suyo

Despierta preocupación que decena de líderes
cristianos son humildes en tanto comienzan su labor. Pero una vez
Dios los utiliza como instrumentos con poder y autoridad, olvidan
que el poder proviene del Altísimo y no es fruto de
méritos propios.

¿Recuerda las plagas con las que el Señor
asoló a los egipcios? Personalmente siempre me han
parecido algo extraordinario que rompió toda lógica
y demuestra en Quién hemos creído.

Recordémoslas de nuevo. Son nueve plagas: de la
sangre
(Éxodo 7:14-25), de las ranas (Éxodo 8:1-15), de
los piojos (Éxodo 8:16-19), de las moscas (Éxodo
8:20-32), de la muerte del ganado (Éxodo 9:1-7), de las
úlceras a personas y bestias (Éxodo 9:8-12), del
granizo (Éxodo 9:13-35), de las langostas (Éxodo
10:1-20) y de las tinieblas (Éxodo 10:21-29).

El colofón de todo fue el anuncio sobre la muerte de
los primogénitos (Éxodo 11:1-10) que tuvo
cumplimiento unos cuantos versículos más adelante
(Éxodo 12:29-35).

El poder fue enorme. Pero era de Dios. Moisés lo
entendió así y no se llenó de vanagloria. No
vaya a ocurrir en su vida que confunda cuál es la fuente de
poder.

Quienes incurren en este desliz, rápidamente caen.
Terminan frustrados. Sus vidas se vuelven un caos y en el colmo
de su descaro, echan la culpa a Dios. ¡Tremendo error! Son
los orgullosos quienes desconocen el obrar divino y

Capítulo 15

Un viaje a lo
desconocido

Ocurrió con Abraham. Dios le dijo: —Vete de tu
tierra y de tu parentela a la tierra que te
mostraré.

Igual con Moisés: —Sacarás a mi pueblo de
Egipto y los llevarás a la tierra que te
mostraré.

Dos escenas diferentes en espacios de tiempo absolutamente
distintos, pero con un elemento común: el Señor les
asignó una misión aunque no les entregó el
itinerario completo del viaje. Algo así como un Rally,
¿los ha visto? Los competidores encuentran, en cada
objetivo cumplido, una nueva pista que los conducirá a la
meta.

Ese hecho determinada que debieron aprender a desarrollar
confianza en el Creador. Esa confianza iba
acompañada de varios elementos: el primero, reconocer su
imposibilidad humana de poder cumplir la tarea a menos que
acudieran a las fuerzas de Dios. Este es sin duda uno de los
aspectos de mayor trascendencia en la vida de todos aquellos que
sirven al Rey de reyes y Señor de señores.

El segundo aspecto radica en vivir el presente sin afanarse
por los compromisos que vendrían mañana. En muchas
ocasiones deseamos desarrollar la tarea pastoral en un solo
día, nos agotamos sin razón y terminamos rendidos a
la desesperanza. Cumpla su labor hoy. Si tiene forma, adelante
algo de mañana, pero si solamente cumplió lo
dispuesto para este día, ¡Gloria a Dios!.

Un tercer elemento interesante lo representa asumir que, si
estamos en el centro de la voluntad de Dios, las cosas
saldrán bien.

Por último, asumir el hecho de que Dios dará una
salida cuando, en cumplimiento de la misión,
encontramos grandes obstáculos a nuestro paso.

En conjunto estos principios deben
conducirnos a uno que sintetiza estas enseñanzas que se
desprenden de liderazgo en
la "Escuela de
Dios":
quien ocupa una posición relevante en el
servicio de la
obra, debe estar preparado para hacer ajustes a los planes.

Generalmente tenemos una visión de las cosas y sobre
cómo podrían terminar. Eso forma parte del
empeño equivocado de tener todo bajo nuestro control. Cuando
algo se sale de las manos, entramos en crisis. De
ahí que, cuando encontremos inconsistencias con aquello
que esperábamos que ocurriera, antes que salir corriendo
presa de la angustia, es necesario prepararnos para introducir
modificaciones a los planes iniciales. Esta pauta de vida tiene
aplicación en la vida secular pero también en el
desenvolvimiento eclesial.

Ahora ¡Lo difícil!

Si las plagas que trajo Dios sobre Egipto
desataron animadversión sobre Aarón y
Moisés, mucho más el anuncio que haría
días después. El Señor le mandó a
alertar al monarca sobre la muerte de
los primogénitos, no solo de los egipcios sino
también de sus animales
(Éxodo 12:29). Le debería advertir que producto de la
manifestación divina, ellos le pedirían a los
israelitas que se fueran cuanto antes de su territorio
(vv.31-33).

¿Cumpliría usted con agrado una tarea
así? Sin duda que lo pensaría dos veces; sin
embargo a los hombres que Dios utiliza no les corresponde
cuestionar sino obedecer.

Además, el Señor dispuso poner gracia sobre los
moradores de aquél país para que dieran a los
hebreos joyas y objetos de valor, lo que
sin duda ni siquiera pasó por la imaginación de
Moisés apenas recibió la encomienda (vv.35,
36).

Cierto día hablaba con un evangelista internacional. Su
mayor sorpresa"según me explicó"era la forma como
Dios lo llevaba a nuevas alturas en la tarea evangelizadora.
¿Cuál fue el secreto? Lo resumió en tres
principios: obedecer a Dios, desarrollar confianza en Él y
esperar instrucciones sobre el nuevo paso que debía de
dar.

Cuando caminamos tomados de la mano del Creador, Él nos
llevará por camino seguro. No es
fácil que comprendamos lo que está ocurriendo, pero
si confiamos, la paz embargará nuestro corazón.

Es similar a cuando usted viaja en avión. No cuestiona
los pasos que dio el piloto al momento de emprender el carreteo
de la aeronave en la pista, la carrera de impulsión y
mucho menos el decolaje. Usted espera que todo transcurra dentro
de los límites
previsibles. Igual con Dios, él obrará para bien
nuestro y el de quienes nos rodean.

¿Y ahora qué?

Dejar Egipto implicaba volver la página de un amargo
capítulo en el que los israelitas estuvieron 430
años en cautividad. La salida de Rameses aquella noche, la
emprendieron seiscientas mil personas que emprendían
camino a la libertad
(Éxodo 12:37, 38).

Ahora, ¿por qué no hicieron un tránsito
rápido entre territorio egipcio y la Tierra
Prometida? Porque el pueblo hebreo no estaba preparado para
enfrentar los filisteos y las muchas dificultades que se iban a
desprender de atravesar sus propiedades. Lo más probable
es que se hubiesen desalentado (Éxodo 13:17, 18).

La pregunta natural es, ¿Adónde vamos? Usted
seguramente la haría. Yo mismo me he formulado este
interrogante una y mil veces cuando, andando en los caminos de
Dios, he encontrado a mi paso situaciones que están por
fuera de mi comprensión. Es algo que nos ha ocurrido a
todos.

En la vida secular y eclesial se conjugan este tipo de
períodos de incertidumbre; cuando nos asalten, es
necesario ir a Dios en oración para que nos enseñe
el sendero a seguir. De algo que no podemos dudar en absoluto, es
que nos enseñará el sendero más
apropiado.

En el caso de los israelitas, el Señor que tiene todo
cuidadosamente calculado y quien responde a nuestro clamor en
procura de ayuda, les guió durante el día con una
nube y en la noche, a través de una columna de fuego. De
esta manera, además de emprender jornadas permanentes,
tenían asegurado el hecho de que irían en el camino
indicado, aquél que estaba en los planes del
Altísimo.

¿Sigo adelante, me detengo o me regreso?

Imagina por un instante que va en su auto conduciendo a
través de una autopista desconocida. A oscurecido y le
urge llegar al poblado mas próximo. E pronto falla el
sistema de luces.
Y usted, en medio del camino, deja que llegue a su mente y a su
corazón una pregunta que paraliza: "¿Y ahora
qué hago, ¿Sigo adelante, me detengo o me
regreso?"

La inquietud llegó a los israelitas cuando iniciaron el
trasegar por el desierto. Dios de antemano sabía que el
sendero que seguían llevaría a que el Faraón
y sus ejércitos consideraran que estaban atrapados
(Éxodo 14:1-4). Sin embargo no era así; todo
formaba parte de los planes infinitos de nuestro amado Dios.

Es probable que en su existencia ocurran hechos que no se
explica. Si tiene la certeza de estar caminando de la mano del
Señor, es evidente que por medio de esas circunstancias,
aprenderá algo nuevo que le servirá en su vida
personal y
ministerio (Romanos 8:28).

Dios mismo lo tenía definido así. "Lo hago
así para glorificarme en lo que haga el faraón y a
todos sus ejércitos, y para que los egipcios sepan que yo
soy Jehová. Ellos acamparon donde Jehová les
había dicho"(Exodo 14:4. Versión La Biblia al
Día,
paráfrasis).

La reacción de Faraón fue para su
perdición y la de sus súbditos. Igual para quienes
pelean contra un hijo de Dios, se estrellan contra un enorme
muro. En todo instante el Señor es nuestro ayudador.

"Toda la caballería del faraón, caballos,
carros y conductores, fue usada en la persecución. El
ejército egipcio divisó al pueblo de Israel acampado
en la costa, cerca de Pihahirot, frente a Baalcefón"(Exodo
14:9. Versión La Biblia al Día,

paráfrasis).

Obviamente el que surgieran inconvenientes, desencadenó
incertidumbre y temor entre los israelitas. Es probable que ante
la inminencia de peligros o problemas a
usted también lo asalte la ansiedad. Contrario a lo que
muchos piensan, antes que un pecado es una
reacción normal, previsible. Negarse a esas emociones genera
un estado de
desaliento cada vez mayor.

Cuando vengan situaciones así a su existencia,
reconozca que está atravesando por un momento complejo,
pero inmediatamente vuelva su mirada al Creador en procura de
ayuda, la cual sin duda vendrá.

"…y se atemorizaron en gran manera, y clamaron a
Jehová pidiendo ayuda"(v. 10 b).

No olvide que ante emociones que nos afectan y nos llevan a la
desestabilización, es importante retomar el control
depositando toda nuestra confianza en Dios. Observe que hemos
utilizado varias veces la palabra confianza. Es esencial
que la manifestemos en nuestra vida cuando se trata de la
intervención divina. Un principio que usted debe asumir
es depositar su confianza en el Todopoderoso cuando surgen
obstáculos en el camino.

Asumir las responsabilidades

Algo curioso que enfrentan los líderes en el plano
secular o eclesial, es que cuando algo se sale de su presupuesto
mental, buscan inmediatamente a quién echarle la culpa. Y
los que llevan la peor parte, en buena parte de los casos, son
aquellos que están ejerciendo el liderazgo.

Moisés no fue la excepción. El pueblo se
volvió en su contra. Le dijeron: "¿Nos has
traído para morir en el desierto por que no había
suficientes tumbas en Egipto?¿Por qué nos hiciste
subir de Egipto?"(Éxodo 14:11. Versión La Biblia al
Día,
paráfrasis).

Un líder
consciente de su compromiso, no renuncia ni vuelve atrás.
"Pero Moisés le dijo al pueblo: No teman,
quédense donde están y observen la forma
maravillosa en que Jehová los salvará en este
día. Los egipcios que ven, no los volverán a ver
nunca mas. Jehová peleará por ustedes y no
tendrán que levantar un solo dedo"(Exodo 14:13, 14.
Versión La Biblia al Día,

paráfrasis). Sobre esta base, la tarea de
los israelitas era confiar en Dios y avanzar.

Dios dará la salida

Cuando vengan problemas, tenga la certeza de que Dios
responderá ofreciendo una salida. Incluso, aquella que
usted menos imagina. Si está caminando en el centro mismo
de la voluntad del Señor, Él le mostrará
qué camino seguir para salir del laberinto.

"Jehová le dijo a Moisés:–Deja de orar y
dile al pueblo que marchen. Extiende tu vara sobre las aguas, y
el mar abrirá un sendero delante de ti, y todo el pueblo
de Israel podrá cruzarlo como en tierra seca.
Yo he engrandecido el corazón de los egipcios, y ellos los
seguirán, y verán como honro mi nombre derrotando
al faraón, con todos sus ejércitos, sus carros y
sus caballos. Todo Egipto sabrá que yo soy
Jehová"(Exodo 14:15, 18. Versión La Biblia al
Día,
paráfrasis).

Todo cuanto hace nuestro amado Creador es perfecto.
Absolutamente nada escapa a su control. Y tal como lo
prometió, lo cumplió. Su ángel
acompañó a los israelitas (v. 19) y
empañó con densa oscuridad la distancia que
separaba a los egipcios del pueblo de Dios.

Y en el momento oportuno, ni antes ni después,
Él abrió el mar Rojo (v. 21) de tal manera que
"¡El pueblo de Israel caminó a través
del mar por tierra seca!"(v. 22). Cuando terminaron su
tránsito, Dios ordenó a Moisés extender su
vara sobre la inmensa masa de agua detenida
a lado y lado. "Moisés lo hizo así y el mar
regresó a su posición normal bajo la luz de la
mañana. Los egipcios trataron de huir, pero Jehová
los hizo ahogarse en el mar. El agua
cubrió el sendero, los caballos y sus jinetes. Y todo el
ejército del faraón que perseguía a Israel a
través del mar pereció"(versículos 27,
28).

Dios cumplió en los hebreos su plan. Ellos se
dispusieron, y aquello que prometió, ocurrió.

Usted inició como líder una tarea a la que no
debe renuncia hasta tanto se lleve a cabo. Jamás olvide
que si Aquél que todo lo puede, le llamó, Él
le conducirá al pleno cumplimiento del cometido. Hay tres
palabras que deberá recordar nuevamente como principios de
un liderazgo eficaz: confianza en Dios, espera en
Dios y perseverancia con ayuda de Dios…
¿Está dispuesto a proseguir?

Capítulo 16

Un
líder frente a las murmuraciones

¿Renunciar?¡Jamás!

Una de las grandes invenciones de la humanidad fue el microscopio.
Quizá usted tenga una opinión diferente y considere
que la
televisión, la radio o tal
vez la aeronavegación representaron avances
históricos de trascendencia para toda la humanidad. Sin
embargo me reafirmo: considero un paso agigantado la
articulación del microscopio. Ha permitido a los
científicos apreciar en una dimensión mayor
partículas diminutas que escapan a la visibilidad.

Ahora, vamos a la vida práctica. Hay personas que
asumieron en su vida un microscopio espiritual. ¿Por
qué razón? Porque los problemas, por diminutos y
triviales que sean, los agigantan a proporciones descomunales. A
partir de insignificancias desatan verdaderas tormentas que nada
le envidiarían al diluvio universal.

Los israelitas en su salida de Egipto y, posteriormente,
durante el tránsito por el desierto, tenían su
propio visor. Con él agrandaban las dificultades y,
automáticamente, generaban rechazo al obrar de Dios. No
habían aprendido a confiar en el Señor y ante el
más mínimo inconveniente, desencadenaban un
huracán que sacaba a flote su condición de hombres
y mujeres acostumbrados a la esclavitud, que
no querían superar esa situación.

Un pueblo así fue al que debió guiar
Moisés. ¿Qué hubiera hecho usted en su caso?
Probablemente habría renunciado.

¿Y si algo sale mal?

¿Cómo identificamos que tenemos un microscopio
espiritual en nuestras vidas? Sencillo: cuando no aceptamos que
algún hecho, por mínimo que sea, marque una
diferencia entre aquello que esperábamos y lo que ocurre
realmente. No olvide que los seres humanos concebimos las cosas
conforme creemos que deben ser, y si no acontecen como
aspirábamos, nos asalta el desánimo, la
desesperación y el íntimo deseo de no seguir
luchando.

Moisés, un líder que se forjó con el paso
del tiempo y quien
compartió las expectativas que nos asaltan a usted y a mi
en diferentes períodos de la existencia, sacó al
pueblo del territorio próximo al mar Rojo y cuando,
después de tres días de camino, atravesaban el
desierto de Shur, se encontró con enormes dificultades
cuando no se halló agua dulce para beber.

"Entonces el pueblo murmuró contra Moisés,
y dijo: ¿Qué hemos de beber? Y Moisés
clamó a Jehová, y Jehová le mostró un
árbol; y lo echó en ellas aguas, y las aguas se
endulzaron, y allí los probó…"(Éxodo
15:24, 25).

La solución: no doblegarse ante la
desesperación. En su desempeño ministerial o de liderazgo,
tampoco la salida a la encrucijada es volver atrás ni
salir corriendo. Un verdadero líder enfrenta los malos
momentos, no con temor sino con la firme convicción de que
podrán superarse. Esa certeza motivó a
Moisés a implorar la respuesta divina para encontrar una
alternativa.

Ahora, algo más que aprendemos es que los problemas no
son para siempre. "Y llegaron a Elim, donde había
doce fuentes de
aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí junto a las
aguas"(Éxodo 15:27).

Guiar al pueblo a cosas mejores

Los líderes tienen la característica de ser
motivados por una visión. No conozco la primera persona que
vuelque sus esfuerzos a trabajar y trabajar sin que medie un
propósito o un objetivo
claro. Quien lidera, generalmente sabe a dónde quiere
llegar.

Consideremos un ejemplo sencillo. Alguien establece una empresa para
la comercialización de productos
domésticos. Ha estudiado el terreno y conoce que la
mercancía tendrá salida; sin embargo quienes
trabajan a su lado, están solamente interesados en el
sustento, en lo que ven. Aunque les advierte que vendrán
tiempos mejores, sus inmediatos colaboradores no se inquietan
más que por aquello que ven y que palpan.

Etapas así la han enfrentado todos aquellos que
lideran. No es algo nuevo, por el contrario, se trata de una
actitud muy
frecuente.

Dos meses después de salir de la cautividad, cuando se
encontraban entre Elim y Sinaí y a pocos días de
haber superado el impase de las aguas amargas, surgió otro
inconveniente:

"Partió luego de Elim toda la congregación
de los hijos de Israel, y vino al desierto de Sin, que
está entre Elim y Sinaí, a los quince días
del segundo mes después que salieron de la tierra de
Egipto. Y toda la congregación de los hijos de Israel
murmuró contra Moisés y Aarón en el
desierto; y decían los hijos de Israel: Ojalá
hubiéramos muerto por mano de Jehová en la tierra
de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de carne,
cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos
habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda
esta multitud"(Éxodo 16:1-3).

La gente buscaba algo por qué protestar. ¿Ha
visto creyentes así o tal vez compañeros de
trabajo
quienes a todo le encuentran problema? Se convierten en hombres y
mujeres expertos en ver lo malo antes que lo bueno. "Y
Jehová dijo a Moisés: He aquí yo os
haré llover pan del cielo, y el pueblo saldrá, y
recogerá diariamente la porción de un día,
para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o
no"(versículo 4).

El Señor salió al paso con una solución.
Si Él le llamó a servirle, no le dejará
solo. Usted tiene Su divino respaldo. Este es un principio que
debió aprender Moisés en la práctica. Justo
cuando estaba más inquieto, el Señor
respondía. Era tanto como si le dijese:
"Esfuérzate y sé valiente, estoy
contigo
".

"Dijo también Moisés: Jehová os
dará en la tarde carne para comer, y en la mañana
pan hasta saciaros; porque Jehová a oído
vuestras murmuraciones con que habéis murmurado contra
él; porque nosotros, ¿qué somos? Vuestras
murmuraciones no son contra nosotros, sino contra
Jehová"(versículo 8).

Dios cumplió su promesa. Por segunda vez
respondía a las murmuraciones del pueblo.

¿Cuándo aprenderán?

Hay un término muy en boga en Latinoamérica que nuevamente les recuerdo.
Dice: "Recibe palo porque bogas y palo porque no bogas".
Se refiere a los que polemizan y generan problemas porque
sí y porque no. No tardan mucho en encontrar falencias,
aunque todo luzca perfecto en apariencia.

"Toda la congregación de los hijos de Israel
partió del desierto de Sin por sus jornadas, conforme al
mandamiento de Jheová, y acamparon en Refidin; y no
había agua para que el pueblo bebiese. Y altercó el
pueblo con Moisés, y dijeron: Danos agua para que bebamos.
Y Moisés les dijo: ¿Por qué altercáis
conmigo?¿Por qué tentáis a
Jehová?"(Éxodo 17:1, 2).

Les asaltó la sed y, ¿hacia quién
volcaron su frustración? Hacia Moisés. Un
líder, en buena parte de las ocasiones, lleva consigo el
peso del pueblo al que está guiando. Lo más
complejo es que siempre recibe críticas y pocas veces una
voz de estímulo por la labor que realiza. ¿Vale la
pena que renunciemos? En absoluto. Usted y yo fuimos llamados a
vencer, no a dejarnos vencer.

El patriarca actuó como ya se estaba acostumbrado a
obrar: "Entonces clamó Moisés a
Jehová, diciendo: ¿Qué haré con este
pueblo? De aquí a un poco me
apedrearán"(versículo 4).

Aprendiendo a delegar

Hasta aquí hemos apreciado a un líder inmerso en
problemas, no porque los haya buscado sino porque el pueblo al
que guiaba, era rebelde. Pero las dificultades le llevaron a un
aprendizaje
progresivo, lo que capacitó para que actuara con
excelencia.

En particular un incidente, fruto de la visita de su suegro
Jetro, le enseñó una valiosa lección. Al
apreciar que todo el trabajo
recaía en Moisés, el anciano le recomendó
delegar. Un principio que deben asumir quienes ejercen liderazgo,
bien en el plano eclesial o secular.

"Viendo el suelo de
Moisés todo lo que él hacía con el pueblo,
dijo: ¿Qué es esto que haces tú con el
pueblo?¿Por qué te sientas tú solo, y todo
el pueblo está delante de ti desde la mañana hasta
la tarde? Entonces el suegro de Moisés le dijo: No
está bien lo que haces"(Éxodo
18:13-17).

Fue en ese momento en que experimentó la
delegación. Y dio resultado porque, hombres previamente
seleccionados, comenzaron a ayudarle en sus tareas. Ese es un
principio fundamental de trabajo en
equipo. Ya pasó la época en que el líder
hacía todo, desde abrir el templo, recoger las ofrendas,
predicar, y terminar la jornada con labores de aseo.

La ingratitud contraataca

Pasados ya tres problemas complejos, surgió uno
más: los israelitas se cansaron de comer el maná.
"Aconteció que el pueblo se quejó a
oídos de Jehová; y lo oyó Jehová, y
ardió su ira, y se encendió en ellos fuego de
Jehová, y consumió uno de los extremos del
campamento. Y la gente extranjera que se mezcló con ellos
tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también
volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a
comer carne…"(Números 11:1, 4).

La situación generó en Moisés una crisis,
hasta tal punto que fue a Dios con amargura. Le dijo: "No
puedo yo solo soportar a todo este pueblo, que me es pesado en
demasía. Y si así lo haces tú conmigo, yo te
ruego que me des la muerte, si he
hallado gracia en tus ojos; y que yo no vea mi
mal"(versículos 14, 15).

¿Le han asaltado etapas de desesperación? Es
probable que sí. Todos las hemos enfrentado. Pese a ello,
es menester seguir adelante. Para lograrlo, buscamos en Dios la
fortaleza y damos un nuevo paso, y luego otro más, y
otro… pronto habremos recorrido un largo trecho.

Ahora, Dios respondió enviando codornices a los
israelitas, pero pagaron su codicia con la muerte, como leemos
entre los versículos 31 y 34.

¿Enemigos? Hasta en la propia familia

Me gusta utilizar refranes que identifican nuestra cultura
latinoamericana. De paso vale la pena resaltar que son frases
cortas que encierran una enorme sabiduría. Uno de ellos
reza: "No hay cuña que más apriete que la del
mismo palo".
Indica de manera directa, que los más
cercanos son en ocasiones quienes mayores problemas nos
causan.

¿Ha enfrentado una situación así como
líder? Sin duda. Moisés también vivió
una situación así.

"María y Aarón hablaron contra
Moisés a causa de la mujer cusita
que había tomado; porque él había tomado
mujer cusita. Y
dijeron: ¿Solamente por Moisés ha hablado
Jehová?¿No ha hablado también por nosotros?
Y lo oyó Jehová"(Números 12:1,
2).

¿Cómo debió sentirse nuestro
protagonista? Sin duda abrumado. Pero no estaba solo, como usted
y yo tampoco lo estamos. Si Dios nos escogió para alguna
tarea de liderazgo, es porque conoce quiénes somos,
nuestras capacidades y lo lejos que podemos llegar si caminamos
tomados de Su mano.

Producto de su rebeldía, María acarreó
las consecuencias. Se vio cara a cara con la desgracia: vino
sobre su cuerpo la lepra. Pese a ello, la nobleza y
disposición de perdón que asistía a
Moisés, intercedió a su favor: "Entonces
Moisés clamó a Jehová, diciendo: Te ruego,
oh Dios, que la sanes ahora"(versículo 13).

Momentos difíciles hemos atravesado todos. Usted y yo
no somos ni los únicos ni los últimos, como
repetiré hasta la saciedad. ¿Cuál es el
secreto para sobreponernos con éxito?
Confiar en Dios cuando arrecia la tormenta. ¡Venceremos! No
olvide que fuimos llamados a vencer y no a la derrota…

Capítulo 17

Sembrando para el
hoy y la eternidad

Charles soñó un gran sueño y lo
emprendió: trabajó por muchos años con el
propósito de ser un próspero empresario y
salir de las penurias bajo las cuales creció. El anhelo
que acariciaba desde niño era superar la crisis permanente
que llevó a sus padres, y por ende, a toda la familia, a
malvivir con unos cuantos pesos.

A los cincuenta y dos años cuando había
terminado de pagar un préstamo grande que contrató
con la banca para
adquirir maquinaria, y para tranquilidad de todos había
saldado la hipoteca que tenía sobre la casa, sufrió
un infarto.

El mal momento llegó cuando menos lo esperaba. Si
alguien, en el momento en que agonizaba, le hubiese preguntado
qué era lo que tenía en mente en aquella etapa de
su existencia, habría recibido como respuesta la esperanza
que le embargaba de disfrutar una buena vejez. Sin
embargo partió a la eternidad.

Trabajó por años para morir cuando estaba a
las puertas de disfrutar de todo su esfuerzo
"murmuró
la esposa al compartir la desolación que le embargaba el
sorpresivo deceso.

¿Injusto? Tal vez. Es el primer pensamiento
que viene a nosotros cuando revisamos el devenir de alguien que
lucha por un ideal, una meta o un propósito para irse a la
eternidad antes de llegar a disfrutar del trabajo realizado.

También podríamos pensar que fue injusto lo que
ocurrió con Moisés. Después que partieron de
los pozos de Ben Jacam a Moserá, falleció
Aarón, el hermano que luchó a brazo partido para
ayudarle a coronar el objetivo de entrar en la tierra prometida
(Deuteronomio 10:6). El vacío debió ser enorme.

Tras mucho trasegar, y cuando habían agotado la
mayoría de las jornadas que les separaba del anhelado
territorio, se reunió con los israelitas. Les
recordó de qué manera había obrado el
Señor en sus vidas, las leyes y
observancias a tener en cuenta, y las instrucciones impartidas
con el mismo amor de un
padre hacia los hijos que partirán a un viaje muy largo, a
los cuales tal vez no volverá a ver.

La hora final

"Aquel mismo día el Señor dijo a Moisés:
"Sube al momento Abarim, al monte Nebo, situado en Moab,
frente a Jericó, y mira la tierra de Canaán, que
doy en herencia a los
israelitas. En este monte al cual subes, serás reunido a
los tuyos, como murió Aarón tu hermano en el monte
Hor, y fue reunido a los suyos. Porque pecaste contra mí
en medio de Israel, ante las aguas de la rencilla de Cades, en el
desierto de Zin; porque no manifestasteis mi santidad ante los
israelitas. Por eso solo verás la tierra desde lejos, pero
no entrarás en ella, en esa tierra que doy a los
israelitas"(Deuteronomio 32:48-52).

Este pasaje es uno de los más emotivos que encontramos
en las Escrituras. Puedo asegurarle que si hubiese tenido el
privilegio de estar en ese lugar, habría dejado escapar
muchas lágrimas. No es para menos; lo que ocurría
era conmovedor.

Moisés sufrió con el pueblo hebreo la sed, el
calor, la
angustia, la desolación, y ahora, cuando creían que
todo había terminado, encuentra que la tierra por la que
tanto se esforzó, sólo podría verla de
lejos.

Recuerdo ahora los esfuerzos de un pastor que trabajó
arduamente por dar solidez a una denominación cristiana en
Santiago de Cali. Luchó contra una y mil adversidades.
Entregó todo de sí. Sacrifico tiempo y lo que
más amaba: su familia.

Cuando la congregación estaba en el punto más
alto, el volumen de
asistentes crecía y tenía muchos planes en mente,
recibió instrucciones de los superiores para abandonar la
ciudad e irse a otro país a plantar una iglesia.
¡Debía comenzar desde cero!.

¿Cuáles son sus expectativas?

Cuando servimos en la obra del Señor Jesucristo,
debemos hacerlo con entrega total. Por supuesto, todos los
obreros y líderes guardamos una carga de expectativas.
Pero fijarnos en aquello que esperamos y que, posiblemente, no
llegue a ocurrir, nos anticipará una frustración
que no vale la pena.

Imagine los hombres que construyeron la Torre Eyfel. Ahora,
por un instante trasládese a la escena. ¿Qué
ve?¿Hombres preocupados porque un terremoto podría
echar por tierra su obra? En absoluto. Tenían todo el
deseo del mundo por ver concluida la estructura de
hierro. Era su
principal motivación.

Ahora traslade esta figura a su propia existencia.
¿Cuáles son sus principales motivaciones para todo
cuanto hace? Sume un segundo interrogante, ¿qué
ocurre si no se materializa aquello que esperaba?

Nuestra mirada debe estar puesta al frente, nunca atrás
ni con nostalgia en un presente que se va.

La satisfacción del deber cumplido

Nuestro principal objetivo debe ser cumplir con aquello que
nos hemos propuesto, poniendo todo el esfuerzo, así no
alcancemos a ver los resultados.

Cuando leemos el capítulo 11 de la carta
universal a los Hebreos, anota algo sumamente interesante al
referirse a los hombres de fe: "Y todos éstos,
aunque aprobados por el buen testimonio de su fe, no recibieron
el cumplimiento de la promesa…"(Hebreos 11:39).

¿Puede apreciarlo? Creían y avanzaban, sin que
su entusiasmo menguara, aún cuando era probable que no
viesen materializado aquello por lo que estaban dispuestos a
ofrendar su existencia.

Moisés llegó al final de sus días y de su
misión con la frente en alto. "Entonces
Moisés subió de los campos de Moab al monte Nebo, a
la cumbra de Pisga, que está frente a Jericó. Y el
Señor le mostró toda la tierra de Galaad hasta Dan,
todo Neftalí, y la tierra de Efraín y de
Manasés… Y allí Moisés siervo del
Señor, murió en la tierra de Moab, conforme lo
había dispuesto el Señor"(Deuteronomio
34:1-5).

Usted debe sentar las bases, ser pionero, atender el
llamamiento de Dios y la misión, tal como la
recibió. Probablemente no recibirá la gloria ni los
honores, tal vez le corresponderán a su sucesor, como
ocurrió con Moisés. Pese a ello, no debe
desanimarse.

Recuerde que usted y yo estamos dejando las huellas que otros
seguirán, hasta alcanzar aquello que ha ocupado nuestros
esfuerzos, sueños y esperanzas… ¡Adelante, termine
bien la carrera que emprendió en la obra de
proclamación del Evangelio!

El apóstol Pablo, en una de sus últimas cartas a los
creyentes, escribió: "No que lo haya alcanzado ya,
ni que ya sea perfecto, sino que prosigo, por ver si alcanzo
aquello para lo cual fui también alcanzado por Cristo
Jesús… prosigo a la meta, al
premio al que Dios me ha llamado desde el cielo en Cristo
Jesús…"(Filipenses 3:12, 14).

Quiera Dios que tras haber cumplido nuestras asignaturas en la
"Escuela de Dios" y entendido que ser líder es
fácil pero tampoco imposible, cumplamos fielmente nuestra
tarea…

Capítulo 18

El
líder se sobrepone a la adversidad

¿Qué impide salir
adelante?

Apolinar Salcedo vio muchos atardeceres en su pequeño
pueblo hasta que un accidente, a los siete años de edad,
le dejó ciego. Un amigo con quien compartía
juegos
disparó un arma, y el proyectil impactó el rostro
del muchacho.

¿Sus orígenes? Una familia sumidad en una
precariedad económica considerable. Sin la capacidad de
ver, enfrentando carencias económicas y confinado en un
pueblo en el que difícilmente podría acceder a los
avances
tecnológicos ¿Cuál podría ser su
futuro? Para muchos el fracaso. Sin embargo lo que para la gran
mayoría de personas significaba una situación
desesperada, se constituyó para Apolinar en el principal
reto para vencer.

No solo concluyó sus estudios básicos y
secundarios sujeto a la penumbra, sino que además se
empeñó en ir a la universidad.
Cursó la carrera de derecho, sobresalió como
abogado, y por si fuera poca la trayectoria, llegó a ser
elegido Concejal en Santiago de Cali, reelegido varias veces y
por último, aspiró y ganó por amplia
votación, la posición de alcalde de la ciudad.

Apolinar Salcedo llegó a ser uno de los pocos alcaldes
en Latinoamérica, sino el único, pese a su
condición de invidente…

¿Pudo vencerlo la adversidad? En absoluto. ¿Por
qué razón? Porque tenía claro que la
única salida era sobreponerse a todo cuando amenazaba con
impedirle desarrollar las potencialidades de liderazgo que Dios
había sembrado en su vida…

El líder cumple una misión
específica

¿Qué identifica a un líder? En esencia
dos elementos: el primero, saber de dónde viene, y el
segundo, saber a dónde va. Quien no sabe ni de
dónde viene ni para dónde va, jamás
llegará a ninguna parte.

¿Se ha preguntado por qué su vida pareciera que
atraviesa por un período de estancamiento que amenaza
convertirse en un mal crónico? Porque en pocas ocasiones o
tal vez ninguna, se ha tomado el trabajo de evaluar su vida y,
tras descubrir dónde se encuentra, decidirse a trazar
metas fijas que le permitan avanzar hacia objetivos
concretos.

Este principio es válido en todo cuanto hagamos a nivel
secular y eclesial. Pero si nos orientamos un poco más
hacia el reino de los cielos, el interrogante podría
derivar hacia un aspecto clave: ¿Para qué utiliza
Dios los líderes? Para que cumplan tareas
específicas, aun cuando en ocasiones el Señor no
revele todo el plan de una vez sino progresivamente.

Nada impide que desarrolle su liderazgo

¿Quién puede asumir un papel protagónico
en el liderazgo? Toda persona, sin importar su condición
económica, social, condiciones físicas o nivel
académico, que toma conciencia de las
enormes potencialidades que Dios colocó en su vida y las
pone al servicio de Dios y de la humanidad.

Hay un incidente que ilustra este aspecto que deseo enfatizar.
Salí con un camarógrafo de televisión a realizar algunas entrevistas
con la gente. Llevaba dos años con su cámara.
Leyó superficialmente el Manual de
Instrucciones pero, como era poco amigo de la lectura, a
mitad de camino decidió aprender los aspectos más
relevantes de la operación de aquél aparato,
mediante la práctica.

Pues bien, en aquella ocasión mientras él
dialogaba con otro camarógrafo, éste le
explicó las posibilidades que tenía con la tecnología.

Por ejemplo estos dos fichas
¿las ves? Si las oprimes, aunque esté algo oscuro
el recinto donde realices la grabación,
dimensionará la luz y la imagen
tendrá mejor resolución…"

Mi amigo se quedó mirándolo, luego a la
cámara:

¡Jamás imaginé que se pudiera
hacer!"
le dijo.

¿La razón? Nunca antes había utilizado
esas características del equipo. No significara que no
pudiera hacerlo
sino que no las había
utilizado
. ¿Me comprende? Dios le dotó de
enormes potencialidades para ser un líder, entonces
¿quién pone los límites? Usted y yo.
Nosotros y nadie más que nosotros edificamos esas enormes
barreras. Y nos corresponde -a usted y a mi–, derribarlas…

Dios necesita de su liderazgo

La Biblia nos refiere una situación de crisis por la
que atravesaba el pueblo de Israel. Tras la muerte de un
caudillo, caían de nuevo en la idolatría. A partir
de entonces iniciaban un proceso de
clamor que concluía con el envío"por parte de
Dios"de un líder. Cuando éste partía a la
presencia del Señor, se reiniciaba el ciclo: pecado –
arrepentimiento – ayuda divina – pecado – arrepentimiento – ayuda
divina etc.

En circunstancias así, tal como puede ocurrir hoy, el
Señor llamaba a alguien específico a cumplir una
misión específica, como podemos estudiarlo en el
libro de
Jueces. " Pero los hijos de Israel volvieron a hacer lo
malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales y a
Astarot, a los dioses de Siria, a los dioses de Sidón, a
los dioses de Moab, a los dioses de los hijos de Amón y a
los dioses de los filisteos; y dejaron a Jehová, y no le
sirvieron. Y se encendió la ira de Jehová contra
Israel, y los entregó en mano de los filisteos, y en mano
de los hijos de Amón; los cuales oprimieron y quebrantaron
a los hijos de Israel en aquel tiempo dieciocho años, a
todos los hijos de Israel que estaban al otro lado del
Jordán en la tierra del amorreo, que está en
Galaad."(Jueces 10:6-8)

La persona convocada a liberar al pueblo de Dios fue alguien
que, como en el relato que sirve de abrebocas a este
capítulo, nació con todas las probabilidades en
contra y de quien fácilmente podríamos pensar,
llegaría a ser un derrotado y jamás un
triunfador…

Un líder se caracteriza por ser "esforzado y
valeroso"

El hombre
escogido por Dios para desarrollar sus potencialidades de
liderazgo, fue Jefté. Sin embargo una rápida mirada
a su hoja de vida, nos revelaría que no gozaba de las
mejores condiciones para llegar a ostentar la posición de
un vencedor: "Jefté galaadita era esforzado y
valeroso; era hijo de una mujer ramera, y el padre de
Jefté era Galaad. Pero la mujer de Galaad le dio hijos,
los cuales, cuando crecieron, echaron fuera a Jefté,
diciéndole: No heredarás en la casa de nuestro
padre, porque eres hijo de otra mujer."(Jueces 11:1,
2).

Repasemos de nuevo todo lo que rodeaba a este hombre: primero,
era hijo de una mujer de mala reputación y nació al
interior, no de un hogar establecido, sino como consecuencia de
una aventura en la que no primó el amor sino
la pasión y el deseo. Segundo, su padre no le
brindó el apoyo; en otras palabras, jamás
gozó de la seguridad que se
deriva de una relación afectiva padre-hijo. Tercero,
enfrentaba el odio de sus hermanos. Nadie le quería.

¿Considera que alguien así podría llegar
a una posición de liderazgo? Vamos, responda con el
corazón y con algo de lógica.
¿Verdad que no? ¿Por qué? Porque en nuestro
razonamiento podríamos aducir una situación
traumática que le conducía a experimentar la
derrota y la predisposición al fracaso.

Sin embargo cuando alguien está rodeado de dos
características como las que apreciamos en Jefté,
es decir, que era "esforzado y valeroso". ¿Sabe
qué significa eso? Que alguien con esos atributos, sigue
adelante aunque todo vaya en contra, y además, no le teme
a los retos. Esa es la descripción más gráfica de
alguien "esforzado y valeroso".

¿Cómo se llega a ser "esforzado y
valeroso"?
En primera instancia y desde mi perspectiva como
cristiano, dependiendo de Dios y buscando que nos ayude y
fortalezca en el proceso de crecimiento espiritual y personal, y
segundo, al comprender que nacimos para vencer, porque esas
potencialidades las sembró el Señor en nosotros y
nada nos debe detener en el proceso de alcanzar grandes
metas.

¿Qué ocurrió con Jefté? La Biblia
describe que:" Huyó, pues, Jefté de sus
hermanos, y habitó en tierra de Tob; y se juntaron con
él hombres ociosos, los cuales salían con
él."(Jueces 11:3).

¿Se da cuenta? Incluso, en el proceso de caída,
llegó a ser un pandillero. Sin embargo, aún en su
condición, no perdía los dos elementos claves en s
existencia: "esforzado y valeroso".

El tiempo de sobresalir, llegará

Un líder, bien en el plano secular o en el eclesial, no
busca auto promocionarse para que todos reconozcan en su vida el
liderazgo. Ser líder es algo que se evidencia, no un
rótulo para publicitar una condición personal.

¿Qué hacer si nadie reconoce nuestro liderazgo
en el trabajo, la universidad o quizá la iglesia? En
esencia dos cosas. La primera, no desesperarse. La segunda,
seguir desarrollando las condiciones de liderazgo sin mayor
espaviento, a la espera del momento oportuno.

Ese "día indicado, a la hora más recomendable
y en el lugar más apropiado"
llegó a la vida de
Jefté con el paso de los años:
"Aconteció andando el tiempo, que los hijos de Amón
hicieron guerra contra
Israel. Y cuando los hijos de Amón hicieron guerra contra
Israel, los ancianos de Galaad fueron a traer a Jefté de
la tierra de Tob; y dijeron a Jefté: Ven, y serás
nuestro jefe, para que peleemos contra los hijos de Amón.
Jefté respondió a los ancianos de Galaad:
¿No me aborrecisteis vosotros, y me echasteis de la casa
de mi padre? ¿Por qué, pues, venís ahora a
mí cuando estáis en aflicción?"(Jueces
11:6-8).

Cuando se produjo la circunstancia propicia, este caudillo
israelita fue quien puso las condiciones. Los papeles se
invirtieron. "Jefté entonces dijo a los ancianos de
Galaad: Si me hacéis volver para que pelee contra los
hijos de Amón, y Jehová los entregare delante de
mí, ¿seré yo vuestro caudillo? Y los
ancianos de Galaad respondieron a Jefté: Jehová sea
testigo entre nosotros, si no hiciéremos como tú
dices."(versículos 9, 10).

Y, ¿cómo saber que tendremos
éxito?

Ah, la pregunta que generalmente se formula quien asume una
enorme responsabilidad. Si hablamos del empleado que debe
comprometerse en una tarea grande, piense en que por fin todos
sabrán no solo que usted sabe, sino que además
puede. Este constituye el primer paso para nuevas posiciones.

Cuando se trata de un compromiso eclesiástico, debe
involucrar a Dios. Igual debiera ser en el primer caso, pero hay
quienes progresivamente aprenden a desarrollar su liderazgo y
luego se afianzan en el Señor. Pero sin duda, El debe
ocupar el primer lugar en cuanto hagamos. El constituye la
garantía de que tendremos éxito.

En la vida de Jefté se evidenció este principio
infalible: "…y Jefté habló todas sus
palabras delante de Jehová en Mizpa." (versículo 11
b).

Al poner sus planes y proyectos en
manos del Creador, leemos que: "Y el Espíritu de
Jehová vino sobre Jefté; y pasó por Galaad y
Manasés, y de allí pasó a Mizpa de Galaad, y
de Mizpa de Galaad pasó a los hijos de Amón. Y
Jefté hizo voto a Jehová, diciendo: Si entregares a
los amonitas en mis manos, cualquiera que saliere de las puertas
de mi casa a recibirme, cuando regrese victorioso de los
amonitas, será de Jehová, y lo ofreceré en
holocausto. Y
fue Jefté hacia los hijos de Amón para pelear
contra ellos; y Jehová los entregó en su mano. Y
desde Aroer hasta llegar a Minit, veinte ciudades, y hasta la
vega de las viñas, los derrotó con muy grande
estrago. Así fueron sometidos los amonitas por los hijos
de Israel. "(versículos 29-33).

En nuestro amado Dios tenemos la plena garantía de
vencer. El desarrolla las potencialidades en nuestra existencia y
nos hace líderes que ponen un punto muy alto en la
historia de la
humanidad.

¿Está dispuesto a asumir este compromiso? No
olvide que asidos de la mano del Creador, podemos llegar a ser
los líderes que la sociedad
necesita…

Capítulo 19

Llega el
final…

Cuando cursaba la formación teológica en el
Seminario
Bíblico de la Alianza Cristiana y Misionera, en Santiago
de Cali, fui seleccionado por mi profesora de misiones, la
puertoriqueña Maritza Cumba para que acompañara un
grupo de
estudiantes asignados a un remoto lugar del Pacífico
colombiano, hasta el cual no entraban ni la señal de la
radio ni de la
televisión, y en donde las noticias de lo
que estaba ocurriendo en el país, se recibían tres
o cuatro semanas después del acontecimiento.

La experiencia sonaba extraordinaria. Por fin teníamos
la oportunidad de poner en práctica todo cuanto
habíamos aprendido en las largas aulas y pupitres de la
institución. Sin duda estábamos rebosantes de
gozo.

A nuestra memoria
venían las historias que referían el
desenvolvimiento de los Moravos, Guillermo Carey y Juan Wesley
cuando emprendieron la proclamación del evangelio sin
medir distancias ni dificultades.

Pero llegó el momento de la prueba. Cuando nos dejaron
a un consiervo y a mi en el caserío miserable cuyos
límites estaban representados por un mar tranquilo que se
perdía en el infinito, sentimos temor.

Ver alejarse la lancha que nos había traído y
con cuyo conductor pactamos vernos días después,
nos causó angustia. Por un instante nos asaltó la
duda de que no regreSarai jamás.

Cabe decir que comprobamos que existía una enorme
brecha entre la teoría
y la práctica. El primer día, por ejemplo,
descubrí que no sabía predicar aún cuando
apenas estoy aprendiendo, para ser sincero. Los principios de
exégesis, homilética y hermenéutica se confundieron con el mismo
enredo que producen un buen número de anzuelos guardados
en una bolsa plástica. No sabía por dónde
comenzar.

Cuando llegó la hora de enseñanzar a los
niños,
durante la escuela vacacional que realizábamos en la
mañana o en la tarde, comprobé que no sabía
ni un solo coro infantil. ¡Había olvidado
aprenderlos en el seminario!.

Cierta noche, después de celebrar el tercer servicio
religioso de la semana, llegó una familia con una mujer
gravemente enferma. Temían que no paSarai de aquél
día. "Venimos a pedirle que ore por ella", me
dijeron. Un sudor frío me recorrió todo el cuerpo.
El pastor que me acompañaba no hacía sino mirar al
suelo. "Ora tú por ella", le dije. "No,
Fernando, hazlo tu. Tienes más experiencia que yo
",
respondió eludiendo el enorme compromisos. Varios pares de
ojos estaban puestos sobre nosotros. Esperaban que
oráramos y llevaramos al plano práctico las
múltiples enseñanzas sobre un Dios de milagros, el
Dios al que creíamos.

Le impusimos las manos y oramos por aquella mujer. Aunque
exteriormente mostrábamos tranquilidad, dentro nos
embargaba la angustia. "Obra un milagro, Dios mío",
le decía mentalmente al Señor. Me preocupaba que no
ocurriera nada y quedara por tierra nuestro testimonio.
"Ayúdanos, Señor", insistía.
¡Dios respondió con el milagro de la sanidad!

Ver su respaldo implicó que reconociéramos
nuestra imposibilidad y debilidad frente a la enorme tarea que
teníamos delante.

La ocasión nos permitió entender -al pastor que
me acompañaba y a mí–que los problemas que
enfrentamos durante la formación, constituyen elementos
esenciales del aprendizaje. Es así como se forman los
líderes auténticos, aunque nosotros apenas estamos
experimentando el proceso de crecimiento y ¡nos falta mucho
todavía!

Leonardo Ríos, un evangelista amigo, suele repetir que
las cinco "piedras lisas de arroyo" que utilizó
David cuando iba a pelear con el gigante Goliat (1 Samuel 17:40),
eran lisas no por accidente sino después de muchos
años de haberse golpeado con otras por la fuerza de la
corriente, hasta que perdieron las asperezas y llegaron a ser del
tamaño necesario para colocar en una honda, y
además, sin mayores protuberancias.

Así somos usted y yo cuando anhelamos servir en el
liderazgo secular y para la obra del Señor Jesucristo. No
será de la noche a la mañana ni en un abrir y
cerrar de ojos que estaremos preparados. Deberá mediar
primero el "trato especial" que nos libra de las esperezas
con las cuales no podemos servirle adecuadamente.

¿Estás dispuesto para experimentar el trato
especial de Dios?

Nuestro amado Dios tuvo un trato personal con Noé,
Abraham, Jacob, José y todos aquellos que a lo largo de la
historia de la humanidad, han servido como instrumentos para que
se cumpla la voluntad del Creador y que, en nuestro tiempo,
contribuyen a la extensión del reino de Dios.

Convertirse en un vaso útil amerita que nos dispongamos
de corazón a experimentar el obrar de nuestro Supremo
Hacedor. Siempre estaremos librando una enconada lucha entre lo
que deseamos hacer, y lo que verdaderamente ocurre, es decir
aquello que está en la voluntad divina.

Al respecto el apóstol Pablo escribió:
"Por esto, amados hermanos, les ruego que se entreguen de
cuerpo entero a Dios, como sacrificio vivo y santo; éste
es el único sacrificio que Él puede aceptar.
Teniendo en cuenta lo que Él ha hecho por nosotros,
¿será demasiado pedir? No imiten la conducta ni las
costumbres de este mundo; sean personas nuevas, diferentes, de
novedosa frescura en cuanto a conducta y pensamiento. Así
aprenderan por experiencia la satisfacción que se disfruta
al seguir al Señor"(Romanos 12:1, 2 La Biblia al
Día,
paráfrasis – SBI).

¿Comprende el alcance del texto?
Allí, en pocas palabras, está marcado el proceso de
un cristiano que se somete a Dios, atraviesa el sendero del
"trato de Dios" hasta que, caminando conforme a la
voluntad del Padre, se convierte en un instrumento útil en
sus manos. Es tanto como ser las "piedras lisas de arroyo"
que sirvieron a David para derrotar a Goliat.

Cumplir la tarea, nuestra satisfacción

Cuando escribió su misiva a los cristianos de Filipos,
conocida como una de las "cartas del cautiverio", el
apóstol Pablo dejó sentada la satisfacción
de haber puesto todo de si mismo para cumplir el propósito
divino: "Con todo esto no quiero decir que sea perfecto.
Todavía no lo he aprendido todo, pero continúo
esforzándome para ver si llego a ser un día lo que
Cristo, al salvarme, quieso fue fuera. No, hermanos,
todavía no soy el que debe ser, pero eso sí,
olvifando el pasado y con la mirada fija en lo que está
por delante, me esfuerzo hasta lo último para llegar a la
meta y recibir el premio que Fios nos llama a recibir en el cielo
en virtud de lo que Jesucristo hizo por nosotros."(Filipenses
3:12-14. La Biblia al Día, paráfrasis –
SBI).

Nuestro mayor propósito debe ser, primero, someternos
al trato de Dios, y segundo, avanzar conforme a su tiempo y
circunstancias, en el proceso de crecimiento personal y
espiritual. De esta manera alcanzaremos el nivel de liderazgo
secular y eclesial que ha estado en la mente del Señor
para nosotros desde antes de la creación del mundo.

Burlas y críticas, jamás
faltarán…

Quien ejerce el liderazgo tanto secular como eclesial, debe
estar preparado para las burlas y críticas. Quienes
están alrededor no comparten la visión"como es
apenas previsible"y ese hecho no debe llevarnos a que les
desechemos. Por el contrario, con diferencias de opinión y
aún con persecuciones en contra nuestra, siguen siendo el
prójimo.

Este fenómeno lo encontramos gráficamente
ilustrado cuando el Señor escogió a Saúl
como rey de Israel. Una vez lo ungió Samuel para ocupar
tan privilegiado cargo de gobierno
"…Saúl regresó a su casa en Gabaa se
unió a él un grupo de hombres de guerra cuyos
corazones Dios había tocado para que fueran
compañeros suyos. Sin embargo, hubo algunos malvados que
dijeron:–¿Cómo puede este hombre salvarnos?–. Y
lo despreciaron y se negaron a ofrecerle presentes"(1 Samuel
10:26, 27. La Biblia al Día, paráfrasis.
SBI).

¿Acaso esta actitud de algunos de sus congéneres
desanimó a Saúl? En absoluto. Él
tenía claro que su misión provenía del
Señor, de Aquél que hizo el universo, y no
de los hombres.

El apóstol Pablo, quien desarrolló un
extraordinario ministerio entre los gentiles,
también fue objeto de burlas, críticas y
persecución. Había quienes se empecinaban en
desconocer que tenía una misión que Dios le
había encomendado. Al respecto, él no ponía
su mirada en las voces
contrarias sino que avanzaba. Así acostumbró
saludar a los cristianos de varias ciudades, como el que
observamos en su carta a los
creyentes de Galacia: "Remitentes: Pablo el apóstol
(no de los hombres ni por los hombres, pues quien me llamó
al apostolado fue Jesucristo mismo y Dios el Padre que lo
resucitó de los muertos) y los demás cristianos que
están conmigo. Destinatario: las iglesias de
Galacia"(Gálatas 1:1. La Biblia al Día,
paráfrasis. SBI).

¿No tiene credenciales para predicar?¿Acaso
puede detenerle esa circunstancia? En absoluto. No estoy
desestimando la formación teológica, pero creo que
por esperar hasta graduarnos, muchos dejamos de aprovechar
valioso tiempo para testimoniarle al mundo nuestra fe en
Jesucristo y además, de compartir las Buenas Nuevas.

Vamos adelante, el Señor Jesucristo nos
acompaña

Si tenemos conciencia de que quien nos llamó a servirle
fue el propio Señor Jesucristo y que no estamos en la obra
del reino de Dios por voluntad del hombre, debemos avanzar
firmes, sin prestar oído a quienes buscan
desanimarnos.

Al despedirse de sus seguidores, el Maestro les instó:
"He recibido toda autoridad en
el cielo y en la tierra. Por lo tanto, vayan y hagan
discípulos en todas las naciones. Bautícenlos en el
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo, y enséñenles a obedecer los mandamientos
que les he dado. De una cosa podrán estar seguros:
Estaré con ustedes siempre, hasta el fin del
mundo"(Mateo 28:18-20. La Biblia al Día,
paráfrasis. SBI).

Usted que nos acompañó a lo largo de estas
páginas, tiene enfrente un enorme reto: desarrollar sus
potencialidades para el liderazgo secular y eclesial. Esas
potencialidades fueron depositadas en su ser cuando Dios lo
creó. Pero debe ponerlas en práctica. No puedo
asegurarle que será fácil, porque conforme
dé nuevos pasos, irá aprendiendo cosas que
jamás imaginó que existieran o que fueran posibles
pero que son parte esencial del proceso de trato del Creador con
usted.

En la medida que avance, muchas cosas irán
quedando claras en su mente y en su corazón.

Al terminar de escribir este material, me asiste una enorme
emoción: la de descubrir que cada día nuestro amado
Dios levanta líderes en toda América, el Caribe, Africa, Europa, Asia y lejano
oriente.

Cada hombre y mujer que se levantan para compartir las Buenas
Nuevas de Salvación, están librando millares de
almas de pasar a la eternidad alejados del Creador.

Mi mayor oración es que pueda llegar con estas
páginas a todos aquellos que están por tomar
conciencia de sus potencialidades para ponerlas al servicio de
Aquél que hizo los cielos y la tierra y que amó
tanto al mundo, que dio a su Hijo para hacernos nuevas criaturas
para gozarnos en Su presencia por siempre…

¡Adelante, ni un paso atrás! Siga caminando,
asido de la mano del Señor Jesucristo y recuerde siempre
que "Ser líder no es fácil, pero tampoco
imposible
".

 

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