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La pareja de hoy. Realidades y conflictos (página 2)



Partes: 1, 2

Veamos cómo desde su conformación inicial, en el
enamoramiento o galanteo, se percibe la evolución o las diferencias en
comparación con otras épocas o momentos
históricos.

En diferentes épocas y culturas han existido diversas
costumbres de establecer contactos para conformar una
relación de pareja. En los últimos milenios, a
partir de la propiedad
privada y la sociedad
patriarcal, estos acercamientos se han caracterizado por el
protagonismo del hombre, donde
éste tradicionalmente ha conducido el galanteo y la mujer ha
debido esperar a ser cortejada.

Ahora la mujer juega un
papel más activo produciéndose un alivio del rol
masculino en este sentido, pues había mayor presión
desde el momento en que debían llevar la conducción
del proceso.
Históricamente se ha visto el cortejo en el poder de los
hombres, incluso los términos que se utilizan como
conquista y
galanteo denotan la acción
exclusiva del sexo
masculino. La imagen del
enamoramiento siempre fue en muchas sociedades la
del varón conquistador y la de la mujer que acepta, recibe
su conquista, aunque aún subsisten tabúes en
torno a
éstos.

Con el paso inexorable del tiempo
también evoluciona el amor, la
forma en que se relacionan ambos sexos, cómo seducen, la
edad en que se comienza a tener pareja y relaciones
sexuales. Con respecto a la primera etapa en la
conformación de la pareja se está desarrollando una
forma moderna que se le hace llamar "descarga" entre los adolescentes y
jóvenes o "relaciones musicales" entre los que tiene un
poco más edad. Pienso que estas alternativas de
relación se desarrollan como un emergente de los cambios
en las expectativas que tienen las personas en la búsqueda
de pareja, y se encuentra matizado por el nombrado temor al
compromiso, al amor y a la
entrega, el descubrir nuestra identidad al
otro.

Ahora bien,
¿Cuáles son los fines por lo que las personas
forman pareja en la actualidad?

A diferencia de otras épocas en que las personas se
unían con el propósito de procrear y educar los
futuros hijos, dentro de los fines principales de la pareja de
hoy se encuentra la búsqueda de placer y la
satisfacción personal y
sexual. Antiguamente, incluso, las personas renunciaban a sus
sueños o su propia felicidad por la de la propia pareja.
No era bien visto que una persona tratara
de exigir por su propia satisfacción.

En las parejas tradicionales la relación se
medía según criterios de estabilidad, la pareja
exitosa era la que sobrevivía en el tiempo, pero hoy el
éxito
consiste en la búsqueda del amor y la satisfacción
personal de cada miembro. Si nos dan a escoger en estos momentos
entre la estabilidad y la felicidad individual, la balanza
seguramente pesará a favor de esta última.

Según la doctora Beatriz Torres, en su libro
"Hablemos de sexualidad"
afirma que las parejas modernas pueden vivenciar mayor
satisfacción cuando poseen un proyecto en
común, sin embargo, el desarrollo
personal es hoy un objetivo
importante que se persigue aun a costa de rupturas, traslados,
cambios de trabajo,
adquisición de nuevas aptitudes y análisis de uno mismo. En este proceso, la
pérdida y el duelo acompañan al crecimiento y la
afirmación de la individualidad.

La concepción del amor eterno, de que la pareja debe
perdurar por siempre, y por otro lado el mito de la
"media naranja" han cambiado, dando una visión más
realista de la relación de pareja. En la actualidad se
percibe como un vínculo entre dos personas por un tiempo
indeterminado. Por supuesto, esto no quiere decir que las
funciones de
la pareja de satisfacción personal y disfrute individual
han desaparecido.

Según la misma autora otro factor que se debe tener en
cuenta es que las personas quieren "ser felices" aquí y
ahora, y no se espera, lo cual provoca muchas veces que las
parejas se separen, sin que sea siempre el momento más
adecuado para la ruptura, sino que todavía podrían
resolverse conflictos y
aspectos disarmónicos. Sin embargo, la tendencia a
resolver la situación lo más rápido posible
hace que no se marque un compás de espera ni se
desarrollen estrategias para
mejorar la relación.

En la actualidad la pareja encuentra como solución
inmediata a sus problemas la
disolución de la misma. Antiguamente se trataba de
preservar por todas las vías la unión y sólo
se tomaba esta actitud como
situación extrema. El componente pasional en este caso
resalta como uno de los más importantes, y las personas lo
refieren con mucha frecuencia: "cuando no queda química se
perdió todo". Esto, sin embargo, no debe ser visto como
algo negativo, ya que rompe con los preceptos de la pareja
eterna. Si bien debemos promover una mayor estabilidad en pareja,
también se debe estimula la ruptura cuando se convierte en
fuente de displacer.

Entonces, ¿eso quiere decir que la pareja se
encuentra en un período de transición hacia un
nuevo modelo de
relación?

Por supuesto, estos cambios confluyen con otros valores y
concepciones más convencionales, entrando en
contradicción con frecuencia. Por un lado los
vínculos exigen transformaciones al interno de la pareja y
en las actitudes de
las personas, y por el otro trata de preservar a toda costa
viejos cánones. Por eso, pensamos que se encuentra en un
periodo de tránsito, donde se evidencia un enfrentamiento
de nuevos juicios morales y valores con los ya existentes.
Así, continúan poniéndose de manifiesto
fenómenos como los celos y la infidelidad.

¿Qué
fenómenos en la actualidad se encuentran influyendo en las
relaciones de pareja?

La aparición e intensificación en los
últimos años de la epidemia del SIDA, ha cambiado
mucho la forma de percibir y vivir la pareja. Por un lado,
podría pensarse que debido al peligro que enfrenta cada
persona que se expone a una relación desprotegida, produce
que muchos hombres y mujeres revaloricen la importancia de una
relación duradera, estable y segura, tanto en las hetero
como las homosexuales, al menos en el plano de las expectativas.
Sin embargo, la promiscuidad y la sensación de
invulnerabilidad continúan exponiendo a las personas. Por
otro lado, esta problemática de salud, relevante a escala mundial,
ha traído como consecuencia que hoy en día se
vivencie el vínculo con cierto nivel de angustia o
desconfianza. Pero, además, si lo llevamos al plano de la
sexualidad, estas se convierten prácticamente en un
entorpecimiento de la intimidad y el abandono en la pareja,
haciendo protagonista junto a los miembros de la misma los
medios de
protección ante las ITS y el SIDA. En este
sentido, entran en conflicto la
necesidad de una entrega plena basada en la confianza y el amor y
por otro lado la necesidad de protegerse.

Otro fenómeno de importancia que está
incidiendo en Cuba es la
presión doméstica. Aracelys Bedevia, hace
referencia en su artículo "El amor no es esa fiera que
llevamos dentro", a estudios realizados en la Facultad de
Psicología
en la Universidad de la
Habana, donde se demuestra que de 5 de la tarde a 9 de la noche
hay una cierta celeridad en la rutina cotidiana por las presiones
domésticas, y por tanto la familia
sufre un proceso de alta desnutrición emocional, de pérdida
de mensajes de carácter afectivo y poco uso del lenguaje de
los sentimientos. Aunque después se rescata el afecto, las
frases que se dicen unos a otros en ese horario de
relación más íntima implican en muchos casos
órdenes secas, chantajes emocionales o
"etiquetas".

En la actualidad se está produciendo una
sobrevaloración, con respecto a otras épocas, a
partir de las dificultades económicas que ha atravesado el
país desde los años 90, de atributos físicos
y económicos en la selección
de la pareja por encima de los espirituales. Aunque no resulta la
generalidad, es un fenómeno que está emergiendo con
fuerza,
influenciado además por una sociedad de consumismo que nos
llega en cada momento desde los países
capitalistas.

Como muchas personas
insisten en pensar ¿la pareja se encuentra en crisis? o como
opinan otros ¿va a desaparecer?

Beatriz Torres, en su libro, "Hablemos de sexualidad"
nos refiere que en diversas investigaciones
se ha encontrado en nuestro país un grupo
importante de adolescentes y jóvenes que dicen afrontar en
su vida amorosa un debilitamiento de ciertos valores con respecto
a esta, evidenciándose en la proliferación de la
promiscuidad, el cambio
frecuente de pareja y la intensificación de la
infidelidad. Señala, además, como uno de los
problemas más frecuentes la vivencia de
insatisfacción con las relaciones amorosas, como una
"crisis" afectiva ante la insuficiencia de amor, estabilidad y
felicidad en el seno de la pareja y la tendencia de relaciones
sexuales superficiales desprovistas de afecto. Esto lo asocian
las personas a inmadurez para afrontar la relación
producto de
una educación insuficiente para vivir en
pareja.

"Muchos teóricos plantean que la pareja de hoy
está en crisis y va a desaparecer. Para sustentar esto
citan las altas tasas de divorcio, una
menor frecuencia de lazos matrimoniales, la existencia de
familias multiparentales que imponen nuevos códigos y
sistemas de
relaciones, unido todo a los clásicos conflictos de la
pareja como los celos y la infidelidad y nuevas situaciones como
el temor a la intimidad emocional. Esto es real, pero no se puede
a su vez negar que la mayoría de las personas continuamos
viviendo con intensidad la necesidad del otro, de vivir en
pareja, por lo cual es un proyecto que está cambiando, que
impone nuevos códigos, valores, pero que no va a
desaparecer, sino que se encuentra sujeto a modificaciones."
(Torres, B., 2006)

Ahora bien, más que la pareja se piensa que el
amor está desapareciendo, ¿es esto
cierto?

Como hemos visto, el amor permeado a través de la
historia, la
sociedad y la cultura por la
violencia, el
consumismo, las normas e
intereses sociales, económicos, la homofobia, así
como el temor a contraer enfermedades de
transmisión sexual, ha llegado a nuestros días
como resultado de las diversas formas amorosas que han existido y
están matizadas por supuesto, por determinantes
personológicos e individuales. Quizás todos estos
aspectos hayan hecho olvidar, ignorar y hasta manipular su
verdadera esencia, y nos haya hecho pensar en la posibilidad de
su desaparición, sin embargo, el amor es por encima de
todo el sentimiento esencial para la vida en pareja.

¿Y con
respecto a la creencia de muchos acerca del "amor
eterno"?

A través de la literatura, la música y los medios de
comunicación masiva, aparejado a muchos mitos se
defiende en nuestra cultura, aunque ya no con tanta fortaleza
como en otros tiempos, la creencia del "amor eterno". Aparejado a
esto se encuentra el mito del amor romántico y de la
"media naranja".

En este sentido refiere la doctora Patricia Arés:
"Ocurre que el deseo amoroso en muchas parejas actuales es
construido sobre la base del mito "amor para siempre", "amor
espiritual y carnal", "amor en reciprocidad", "integridad e
identidad de valores", pero se produce a la vez mucho dolor y
frustración, porque se pone en juego la
contradicción entre el mito en el cual creo y lo que vivo
en la realidad." (Arés, P., 1995)

El amor romántico o dependiente como bien
podríamos llamarle, se manifiesta continuamente en
canciones de cada época, expresándose como un mito,
así como una manera inmadura de amar. Implica
subordinación, incapacidad del ser humano para hacerle
frente a la adversidad, constituye muchas veces una oda al
sufrimiento, y si le prestamos un poco de atención, hasta al suicidio,
porque "sin ti" no existe la posibilidad de vivir. Lo cierto es
que esta forma de expresar los afectos, más que amor,
constituye un tipo de chantaje, con implicaciones degradantes de
la autoestima de
cada persona.

Muchos en la actualidad se cuestionan una posible
extinción del amor, y junto a él, del romanticismo.
Incluso, muchos opinan que las nuevas generaciones ya no se
detienen en el preámbulo romántico que
tradicionalmente ha antecedido a la formación de la
pareja, sino que pasan directamente al romance, perdiendo con
ello las sensaciones propias del momento. Científicamente
estas dudas no están demostradas, pero sí el hecho
de que se está generando un cambio en las relaciones entre
el hombre y la
mujer, en lo que se espera de la relación, en los valores y
requerimientos que se vuelcan en la misma, en la ruptura con
modelos
tradicionales de relación, en especial el mito del amor
romántico. Cierto es que los tiempos de Romeo y Julieta
pasados están, las frases se acortan y se vuelven
más "prácticas", el tiempo no se hace esperar, el
sexo inclusive se convierte muchas veces en un objetivo bien
inmediato.

Pienso que los sentimientos y emociones no han
variado mucho, al igual que las sensaciones propias de la
relación de pareja, y aunque en cierta medida, como norma
un tanto generalizada, se han perdido algunos detalles, esto no
necesariamente constituye una característica negativa de
la pareja moderna, sólo resulta una forma diferente de
manifestarse.

La alta prevalencia de divorcios, la infidelidad, la
promiscuidad, así como otras transformaciones a nivel
social y cultural que atentan contra la satisfacción en el
ámbito de la pareja nos hace pensar que el amor se
encuentra en crisis. Afortunadamente, la mayoría de los
estudiosos del tema concuerdan en que el ser humano aún
conserva su capacidad de amar, y que como generalidad aún
continúa siendo el amor el principal motivo que une a las
personas, sin contar que constituye un eslabón importante
en el proyecto de vida y las expectativas personales. Mucho
menos, pienso que va a desaparecer la pareja como comentan
algunos. Lo que sí es cierto es que están
emergiendo otras necesidades en el vínculo, deseamos amar,
pero de una manera menos posesiva y más autónoma,
libre de prejuicios que entorpezcan nuestro desarrollo
individual. De alguna forma, aunque de manera gradual y en
contraposición con el modelo que nos vende los medios
masivos de difusión, se está rompiendo con el
llamado mito de la "media naranja".

Este mito, instaurado, desde tiempos inmemorables,
constituye una construcción idealizada del vínculo
amoroso, que promueve la fusión
entre las dos personas, perdiéndose el espacio
intersubjetivo de cada uno. Es, a mi entender, una visión
bien pesimista de la relación, que prescribe la
dependencia afectiva entre el hombre y la mujer, convirtiendo en
una estructura
rígida la pareja, donde cada uno es un ser incompleto que
se complementa con esa persona ideal que además, por
cierto, podemos pasarnos toda la vida en su búsqueda.
Constituye una forma rígida de percibir las relaciones de
pareja, donde si no tenemos la "suerte" de encontrarnos con
nuestra media naranja, estaremos destinados a no ser felices y no
disfrutar del vínculo. Si a esto le agregamos los costos que
conlleva una separación con esa persona, nos resulta
más difícil el duelo que desde otro paradigma nos
resultaría más transitable, y menos
doloroso.

En la actualidad, a nuestra consideración, se
está produciendo en las personas un fenómeno de
singular expresión, que limita la completa entrega en la
relación de pareja, donde las personas frenan sus
posibilidades plenas de dar y recibir afecto. Lo denominaremos
miedo a la intimidad o miedo al amor.

Actualmente existe una tendencia a sentir temor a
mostrarnos tal como somos ante nuestra pareja y desarrollar la
necesidad de construirnos una coraza de afectos en la
relación, que logre defender nuestra individualidad. Esto
se manifiesta en el miedo a sentirnos vulnerables ante el amor, a
ser felices, a entregarnos por temor a la frustración: se
ama con reservas, por pedazos.

Ahora bien,
¿Vivir en pareja implica la pérdida de nuestro
espacio como persona?

Por supuesto que no, como analizamos anteriormente, se
trata de compartir proyectos en
común, afinidades, afectos, entre otros aspectos, pero
jamás perder nuestra individualidad, nuestro espacio
psicológico y mucho menos nuestra identidad. No se trata
de un vínculo fusional dependiente o que respalde desde su
concepción el mito del amor romántico, sino que
vivenciemos esa relación con satisfacción personal.
Con respecto a esto, muchas personas temen convivir en pareja,
vivir como matrimonio, en
otras palabras, asumir responsabilidades y
compromisos.

Ahora bien, a lo largo de este artículo hemos
hecho referencia a la importancia de los aspectos
genéricos en la evolución de la pareja actual,
¿cómo se manifiesta este fenómeno en la
actualidad?

Las pautas de género
establecidas en nuestra época, asumidas en mayor o menor
medida por todos, dificultan muchas veces la
comunicación entre las personas. ¿Es
posible entonces un encuentro pleno y verdadero entre ambos?
¿Los estamos preparando para que se comprendan, se
complementen o para que se sometan o rivalicen entre
ellos?

B. Castellanos y A. González, en su libro
"Sexualidad y géneros" dividen la influencia del
patriarcado en dos épocas fundamentales: las sociedades
patriarcales tradicionales y las contemporáneas. En las
primeras surge el predominio masculino y aparecen las relaciones
de poder, subordinación y discriminación con relación a la
mujer a partir de una doble moral, donde
se realiza una separación de los roles y funciones de
ambos en la sociedad, se exalta el erotismo del hombre mientras
que se inhibe el de la mujer reduciéndolo a fines
reproductivos en el contexto matrimonial y donde la prostitución constituye la única
vía de independencia
económica de la mujer de aquella época.

Por su parte, en las sociedades contemporáneas la
estructura
social continúa siendo androcéntrica aunque con
una aplicación menos rígida de la doble moral
tradicional, iniciándose una redefinición de
valores y modelos sexuales más flexibles y humanos, se
construye un nuevo significado del erotismo femenino con
independencia del matrimonio y la reproducción, aunque continúa siendo
discriminada de otras maneras. Se evidencia además, una
progresiva modificación de actitudes en las relaciones
entre los sexos. Finalmente las autoras señalan que se
produce con el advenimiento de esta nueva forma de patriarcado un
enfrentamiento entre los modelos y valores tradicionales con los
actuales.

Hoy el cambio se hace inminente y constituye una
emergencia social, ya que lo asignado tradicionalmente desde los
roles a hombres y mujeres no es asumido por muchos con la
conformidad y pasividad que caracterizaban los tiempos más
antiguos. Sin embargo, la transición a una forma de
relación menos dicotómica y asimétrica entre
los sexos y por ende la ruptura de lo tradicional, aún se
torna difícil al encontrarnos anclados en una sociedad
patriarcal que se resiste al cambio. Aunque en ocasiones desde lo
social se pretenda que hombres y mujeres permanezcan tan
distantes como el sol y la luna,
se trata entonces de aumentar lo más posible, los eclipses
que los mantienen unidos.

CONCLUSIONES

  • En estos momentos existe una mayor demanda al
    interior de la relación, la
    personalidad de los miembros se ve más comprometida
    con la satisfacción.
  • La concepción del amor eterno, los mitos de la
    "media naranja" y del "amor romántico" han cambiado,
    dando una visión más realista de la
    relación de pareja.
  • Nada apunta hacia la desaparición de la
    pareja, pero sí hacia una ruptura con modelos
    tradicionales de relación.
  • Está emergiendo la necesidad de cambios desde
    lo asignado tradicionalmente a los roles femeninos y
    masculinos, los cuales no son asumidos por muchos con la
    conformidad y pasividad de otros tiempos. Sin embargo, la
    ruptura de lo tradicional, aún se torna difícil
    al encontrarnos anclados en una sociedad patriarcal que se
    resiste al cambio.

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Autor:

Lic. Keytel García
Rodríguez

Psicóloga, Centro de Investigaciones
Médico Quirúrgicas (CIMEQ)

Partes: 1, 2
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