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Lo que debe hacerse en Venezuela para la formación de un productor nacional independiente (página 2)




Enviado por Alberto Vargas



Partes: 1, 2

En consecuencia, al cambiar el rol de Estado y de la
sociedad, con
la entrada en vigencia de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, el
juez y el proceso pasan
a ser elementos esenciales en la conformación de un Estado
de justicia

Desde esa perspectiva constitucional, y entrando de plano al
umbral de nuestra historia que nos interesa
reseñar a juicio del autor, Blanco (1978), en su obra
histórica concerniente a la epopeya de la libertad del
pueblo venezolano, apunta, ante la independencia
del cautiverio de la monarquía que diezmo a este pueblo, donde
las generaciones se sucedían prácticamente mudas,
lo siguiente:

Osar a la emancipación era osar a la libertad: el
mayor de los crímenes para los sostenedores del
principio monárquico colonial.

En 1810 como en 1789, la libertad era un cáncer
social, que exigía, como único tratamiento, el
cautiverio. España
no lo economizó en sus colonias; pero el hierro y el
fuego fueron ineficaces.

Sobre doscientos mil cadáveres levantó
Venezuela su bandera victoriosa; y como siempre en los fastos
modernos, la República esclarecida en el martirio se
irguió bautizada con sangre (p.
10).

El descubrimiento -entiéndase la aniquilación
perpetrada por el león robusto de Castilla– del Nuevo
Mundo, que se inició un 12 de octubre del año de
1492, trae consigo enardecidas guerras por la
lucha encarnizada de nuestra independencia. Por cierto,
según esa historia, la otrora Venezuela indigenista por su
posición geográfica sirvió de zona de
tránsito a las diversas migraciones del Nuevo Continente,
por lo que ante de la llegada de los invasores, en busca de
nuevos espacios y riquezas a costa de las vidas de los que se
interpusieron a estos malsanos propósitos de estos
despiadados seres, se estima que hace 15.000 años antes
del 1492, ya existían las primeras tribus en Venezuela.
Este paraíso terrenal habitado por nuestros
indígenas, un día, sorpresivamente, ese género
humano, fue privado de sus derechos y libertad y su
existencia fue truncada durante tres largos siglos de cautiverio
y terror.

Boersner (1976), también al refrescar los inicios de
nuestra historia, refiere:

Hace entre 20.000 y 50.000 años que las primeras
hordas de cazadores y pescadores siberianos atravesaron lo que
es hoy el Estrecho de Bering y que, en aquella época,
era un istmo que unía Asia
nororiental con Alaska. Los clanes migratorios avanzaron
lentamente hacia el sur, a lo largo de la costa norteamericana,
en busca de mejores terrenos para la caza, la pesca y la
recolección. Estaban integrados por gente de piel
cobriza, pómulos salientes y pelo lacio, típicos
representantes de la raza paleo-mongólica que, decenas
de miles de años antes, se había dispersado por
las vastas llanuras de Asia central y oriental.

Por pequeñas etapas los clanes
paleo-mongólicos avanzaban hacia el sur. Desde Liberia,
la migración continuaba, a lo largo de los
siglos y los milenios los recién llegados empujaban
delante de ellos hacia el sol y las
tierras cálidas y fértiles, a quienes les
precedieron.

Los primeros grupos humanos
llegaron al territorio de Venezuela hace unos 15.000
años. Corrientes migratorias atravesaron a Venezuela del
oeste al este y otras, posteriormente, volvieron a Brasil y de las
Guayanas en sentido contrario. Se formaron dos núcleos
de cultura
precolombina en Venezuela: uno en la cuenca del Orinoco, basado
en el cultivo de la yuca en la adoración de la madre
tierra, y
otro en la zona del Lago de Maracaibo, fundamentado en el
maíz y
el culto al padre sol. La cultura del Orinoco recibió la
influencia de tribus de Brasil, mientras que la del noroeste
experimentó estímulos provenientes de América Central y Colombia (p.
13)

En este rápido recorrido de la historia, la obra
fundamental El
Príncipe del célebre secretario florentino,
Nicolás Maquiavelo
(1974), quien nació en Florencia el 3 de mayo de 1469 y
murió en la misma ciudad el 22 de junio de 1527,
precisamente le tocó vivir en el momento en que los
indígenas de Venezuela eran sometidos sin ningún
tipo de tregua ni de clemencia, Maquiavelo en esta obra que ha
perdurado a través del tiempo,
libro que
encierra cuanto de filosofía práctica y reglas de
gobierno
apetecibles para cualquier jefe de Estado de cualquier cosecha,
dispuesto a no reparar en medios para
alcanzar sus fines, recomendaba:

Tres medios tiene el conquistador para conservar los estados
adquiridos que están acostumbrados a gobernarse
libremente por sus leyes. El
primero es arruinarlos; el segundo, fijar su residencia en
ellos; el tercero, dejarles sus leyes, exigirles un tributo y
constituir un gobierno, compuesto de corto número de
personas que mantenga en paz el país (p. 35).

En estas enseñanzas, en la que la índole
moral de
Maquiavelo es recusable, en otro pasaje, en estas manifestaciones
del Renacimiento,
dice:

De las cualidades de los animales debe
el príncipe las que distingue al león y a la
zorra y valerse de ambas. La zorra tiene poca fuerza para
defenderse del lobo, y el león cae fácilmente en
las trampas que se le arman, por lo cual, debe aprender el
príncipe de la una a ser astuto para conocer la trampa,
y del otro a ser fuerte para espantar el lobo. Los que
solamente toman por modelo al
león y desdeñan imitar a la zorra entienden muy
mal su oficio; en una palabra, el príncipe prudente que
no quiere perderse no puede ni debe supeditarse al cumplimiento
de sus promesas, sino mientras no le cause perjuicio y en tanto
que subsisten las circunstancias del tiempo en que se
comprometió (p. 104).

Contextualizar esos espacios que están enmarcados en la
historia del viejo continente y que obviamente incidieron en la
vida venezolana, hay que manejarlos si es que deseamos una
auténtica rediologización. Entonces, es necesario,
espigar algunos datos
históricos que demuestren esta defensa hacia nuestro
gentilicio, y hasta doctrinal de algunos derechos humanos
básicos, como bien de manera acuciosa los desglosa
Magdalena (1976), miembro del Club de Amigos de la UNESCO de
Madrid:

…la intolerancia española no tuvo se cenit ni
mucho menos en la Edad Media,
cuando nuestros reyes tenía a gala llamarse "reyes de
las tres religiones"
(la judía, la mahometana y la cristiana), sino cuando
nuestros soberanos empezaron a llamarse Reyes Católicos
a finales del siglo XV. Llegando así, en el plano
eclesiástico, al desgraciado siglo XIX, el más
intolerante doctrinalmente (p. 37).

Precisamente, en ese siglo XIX, la libertad de conciencia, de
culto, de imprenta y de
opinión fueron execradas por el papa Gregorio XVI en 1832,
llamándoles "locura", "libertad" de perdición",
pestilente error", "error execrable" y "mortífera plaga".
Y al socialismo le
llamó Pío IX "funestísimo error".

Al parecer hasta los representantes de la iglesia eran
ajenos algunos derechos fundamentales. Al respecto, el antes
mencionado autor Magdalena, apunta:

Desde el siglo XVI para acá parece que un nublado
surgió en la Iglesia Católica, que le
impidió tener esa apertura que en otras época
había tenido, culminando en ese cerrado siglo XIX en el
que estrecho filas para oponerse a la nueva sociedad que estaba
surgiendo (p. 38).

Varios siglos atrás, en el año 1247 el Papa
Inocencio IV proclamo el principio liberal y democrático
que tantos católicos denigrarían injustamente en el
siglo XIX: "Se presume que la mayoría siempre tiene la
razón".

Es el 1º de agosto de 1498, cuando Colón en su
tercer viaje, llega a lo que hoy es Venezuela. Dándose
inicio al despojo más incalificable en la historia de la
humanidad. Europeos apertrechados con sus armamentos y armaduras
contra indefenso indígenas que en sus espacios de su
autodeterminación como pueblo fueron humillados y vejados
y en el peor de los casos asesinados.

Boersner (1976), quien es oriundo de Hamburgo que se hizo
venezolano por naturalización, narra:

Se inició la Conquista.
España constituía, dentro de Europa
occidental, un reducto del Medioevo, con una sociedad
todavía feudal cuando ya en Francia
ascendía paulatinamente la burguesía aliada al
poder
monárquico, y en Holanda e Inglaterra
triunfaba el nuevo orden capitalista comercial. Los
conquistadores fueron objetiva e indirectamente agentes de una
Europa en proceso de transformación capitalista, pero
llegaron con espíritu de cruzados y el sistema que
implantaron internamente en su América fue en gran
medida un sistema feudal.

El régimen colonial que España implantó
tuvo por base el mercantilismo: Riguroso control de
la metrópoli sobre las actividades de los territorios de
ultramar, monopolio
comercial, obsesiva extracción de oro y plata
para ser atesorados en las cajas reales, restricción a
las manufacturas en las colonias. El sistema social,
político e ideológico tenía rasgos
absolutistas, dogmáticos y semifeudales. El más
completo verticalismo caracterizaba las relaciones entre la
metrópoli europea y sus dependencias americanas. El
dogmatismo religioso y la inquisición frenaron el
desarrollo
del pensamiento
libre. Además de las restricciones mercantilistas, el
esclavismo
obstaculizó la formación de una economía guiada por el espíritu de
empresa y de
trabajo
creador. La desigualdad oficial entre clases y estamento
impidió toda movilidad social y rindió imposible
la formación de una burguesía autóctona
(p.15).

El Nuevo Mundo, y en él Venezuela, desde que
entró en contacto con Europa, estuvo signado por el saqueo
y la aniquilación de los primogénitos venezolanos.
En efecto, Boersner, reseña que:

A partir de los últimos años del siglo XVI,
piratas y corsarios franceses, holandeses y británicos
surcaron las aguas del Caribe y lanzaron ataques contra
Maracaibo, Puerto
Cabello, La Guaira y Cumaná. En el año de
1595, corsarios ingleses al mando de Amías Preston
tomaron posesión momentánea de la propia Caracas.
En 1602, los ingleses entraron a Cubagua, Cumana y La Vela. En
1617, al mando de sir Walter Raleigh, penetraron por la boca
del Orinoco y recorrieron la Guayana venezolana. En 1620, los
holandeses invadieron la isla de Margarita y ocuparon
definitivamente a Curazao, Aruba y Donaire, que hasta entonces
habían formado parte de Venezuela. Una expedición
holandesa penetró en Guayana venezolana en 1676. En los
años 1654, 1656, 1668 y 1680 corsarios y piratas
franceses atacaron, saquearon y cometieron masacres en
Maracaibo, Trujillo, Trinidad, Margarita, Caracas y La Guaira
(p. 17).

En este tránsito histórico de Venezuela, sin
lugar a dudas, es evidente y apreciable el despojo e
invasión del cual fue objeto el pueblo venezolano,
incluyendo los cruentos crímenes, y fue víctima a
través de eso espacios en el tiempo de la más
absoluta dominación, sin consideración alguna. La
clemencia aún no había aparecido en la historia de
la población venezolana. Entre tantos ejemplos
de las incalificables barbaries y atrocidades, ciertamente no
caben los calificativos ni las adjetivaciones, se cita la muerte del
héroe patriótico José Félix Rivas, el
paladín de la batalla de La Victoria, quien, además
de ser decapitado por los realistas, su cabeza la fríen en
aceite.

Traemos a colación dos frases celebres del Libertador
Simón Bolívar,
las cuales revelan el rechazo a las fuerzas dominantes de la
época, al tiempo que muestra como por
su sangre sólo circulaba un indeclinable y omnipotente
patriotismo. En fecha 23 de febrero de 1825, sentencia:

En Europa todo se hace por la tiranía, acá por
la libertad; lo que ciertamente nos constituye en superiores.
Por ejemplo: ellos sostienen a los trono, a los reyes; nosotros
a los pueblos, a la República. Ellos quieren la
dependencia, nosotros la independencia.

Luego, a dieciséis meses de su desaparición
física, en
fecha 5 de agosto de 1829, le advierte al pueblo venezolano y a
la Gran Colombia: "Los Estados Unidos
parecen destinados por la Provincia para plagar la América
de miserias a nombre de la Libertad".

Esto lo dijo un hombre que
luchó simultáneamente con la pluma y con las
armas, en una
época en la que se era digno o indigno, los principios de
estos hombres no aceptaban términos medios.

Sin embargo, ante estos estragos de nuestra historia,
después de la época gloriosa de la independencia,
cuando las fuerzas revolucionarias de la nación
estuvieron en marcha y la vida política del
país se desenvolvió en un plano de grandeza
epopeyicamente, una vez más el pueblo venezolano,
paradójicamente y como si de verdad los venezolanos
estuviéramos empavados, se entró en una
situación de dependencia y en el atraso. Durante un siglo,
de 1830 a 1935, su política interna estaría
influenciado por la presencia de caudillos con mentalidades
retrogradas y feudalitas, que hacían que el pueblo
estuviera expuesto a diversos tipos de dominación
neocolonial. El esfuerzo emprendido por nuestros libertadores que
se enmarca en el periodo desde 1810 a 1826, fue embalde, pues a
partir de 1830 se entró en una nueva era de agonía
y sufrimiento en el pueblo bajo el dominio
hegemónico y entreguista del gobernante de turno que no
reparo en supeditar los intereses más supremo de la
República al poderío imperialista de la
época.

El cielo venezolano se mantuvo grisáceo por el caudillismo
imperante y el neocolonialismo, de 1830 a 1935. En este
último año (1935) muere el dictador Juan Vicente
Gómez, quien deja unas estructuras
políticas contrarias al interés
del colectivo venezolano (considerado en su tiempo la Biblia de
las dictaduras), en lo social y económico.
Rápidamente, ya para el año 1950 estaba insertado
en el país el modo de producción capitalista; y en el año
1958, fecha del derrocamiento de Marcos Pérez
Jiménez, habían desaparecido virtualmente los
rasgos del semifeudalismo.

Los gobiernos post-gomecistas de los generales Eleazar
López Contreras (1936-41), e Isaías Medina Angarita
(1941-45), comenzaron a reflejar los cambios.

El movimiento
vico-militar
de octubre de 1945 es el indicador más visible sobre el
ascenso de la clase media y
el desplazamiento de los sectores dominantes. Bajo la dictadura militar
de la etapa 1948-58, la emergente burguesía surgida de las
capas medias y en algunos casos desprendida de la
oligarquía tradicional, se consolidó y tomó
en sus manos la dirección económica del país,
siempre en asociación con las empresas
transnacionales y el capital
norteamericano y europeo occidental.

Los suceso del 23 de enero de 1958, son indicadores en
lo inmediato de cómo la burguesía, como clase
dominante en lo económico, estaba también dispuesta
a tomar en sus propias manos la dirección política
de la nación.
El festín de Baltasar no se hizo esperar.

De otro lado, ciertamente, Latinoamérica ya conformaba el modelo que
se define como Estado de derecho
constitucional, los impuestos no se
consciente por los súbditos a favor del rey, monarca que
se concebía como algo extraño a la comunidad y al
universo de
los contribuyentes. En este nuevo modelo, finalmente, los
tributos se
establecen por la ley, con la
intervención de los parlamentos o asambleas legislativas,
a través de sus representantes libres, los que ahora
siente vivamente los lazos de pertenencia con una comunidad
política organizada -Estado"de la cual ya no son
súbditos extraños, sino miembros plenos con
derechos políticos y civiles.

Pues bien, en esta historia de gloria y frustraciones, en
fecha 19 de abril de 1810, Caracas se revela de hecho contra la
España esclavizante y colonialista y asume cuanto se le
hubiere negado en el transcurso de tres siglos, a través
de una junta de gobierno. Y el 5 de julio de 1811 quedó
erigido como la fecha de la independencia de Venezuela.

El país, en este peregrinaje y/o calvario, ha tenido
desde el 1811, 29 constituciones, circunscribiendo la
Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela (CRBV), y las enmiendas que han regido. Y desde el 19
de abril de 1810, hasta el 1958, se registraron doce golpes de
Estado. Asimismo, han asumido la presidencia 45 presidentes,
incluyendo al actual Presiente Hugo Rafael Chávez
Frías.

En otro orden de ideas, a pesar que fue, en fecha 10 de
diciembre de 1948, que las naciones del mundo se acogieron a la
Declaración Universal de Derechos Humanos, la
Constitución de 1961, no ofrece en sus artículos
alguna referencia a la frase "Derechos Humanos", ni siquiera en
el artículo 50, que es el alusivo a esta materia
fundamental, cuestión que quedó visiblemente
subrayada y bien marcada en la CRBV del año 1999, la cual
rige la vida política, social y económica en los
actuales momentos del pueblo venezolano.

Nuestra historia, están enmarcada en un proceso en el
que la constancia de una mayoría del pueblo venezolano,
finalmente dio con el traste a la negativas monárquicas
que se oponían a la salida de los regímenes
despóticos, para configurar definitivamente el Estado y
con él las constituciones que en principio fungieron como
pactos, cartas o tratados para
contener las acciones
guerreritas y alcanzar la paz, que por cierto y
paradójicamente sigue siendo una especie de
utopía.

En estos escenarios de libertades públicas y
políticas, inspirados por los intelectuales
de la época, precisamente Boersner (1976), en lo que
acontecía en nuestro país, narra los siguientes
momentos de la historia venezolana, así:

…los luchadores por la independencia de
Hispanoamérica se inspiraron, evidentemente, en el
modelo del liberalismo
inglés, de la revolución norteamericana y sobre todo de
la revolución
francesa. El pensamiento racionalista, liberal y
democrático de Locke, Montesquieu,
Voltaire,
los Enciclopedista y particularmente Juan Jacobo Rousseau;
las ideas económicas de Adam Smith,
la influencia de la Masonería; el ejemplo de Washington,
y el de los revolucionarios franceses, constituyeron las
fuentes
ideológicas y de inspiración del movimiento por
la independencia latinoamericana.

Los factores internos de descontento y de rebelión,
eran de índole económica, social y
política. Los terratenientes y comerciantes criollos
estaban resentidos ante el monopolio comercial español y la prohibición del libre
intercambio directo con Inglaterra y otros países. En el
plano social, la aristocracia criolla se sentía ofendida
por su posición subalterna frente a los mandatarios
peninsulares. Al mismo tiempo, las clases y estamentos
inferiores -capas medias, mestizas o "pardas", campesinado y
esclavos"representaban una reserva de fuerza revolucionaria
latente. En lo político, los latinoamericanos se
quejaban de la falta de participación en la toma de
decisiones y en la
administración de sus propios asuntos.

Pero estos factores internos no habrían sido
suficiente para provocar el estallido de la revolución
independentista, sin la chispa ideológica desde afuera:
a través del Océano Atlántico y el Mar
Caribe.

A partir de 1790, las obras subversivas de Rousseau y de
Locke, de Voltaire y de Diderot, de Jeremías Bentham y
Adam Smith entraron ilegalmente a Venezuela en barcos
provenientes de Europa y Norteamérica y que
hacían escala en las
Antillas inglesas, francesas y holandesas. El impacto de
aquellos libros y
folletos fue comparable al que tienen actualmente en el Tercer
Mundo las obras marxistas. No sólo la intelectualidad de
clase alta sino también los elementos letrados de las
capas medias devoraban aquella literatura, la
difundían y discutían su contenido (p. 19).

Hay que desechar todo viso que de alguna manera nos haga
pensar que, las bases del pueblo venezolano, son unos condenados
de la tierra. 510
años han transcurrido desde que el opresor proveniente
desde el viejo continente minó a los primogénitos
pisatarios de estas tierras venezolanas, dejando a su paso una
senda de injusticias acumuladas, tras la aniquilación
indiscriminadamente de nuestros indígenas; "el
botín -dice Marx"conquistado
fuera de Europa mediante el saqueo, la esclavización y la
matanza, refluía a la metrópoli para convertirse
aquí en capital", pues a juicio de este pensador "el
capital viene al mundo chorreando sangre y lodo por todos los
poros, desde los pies a la cabeza".

Ciertamente, como lo advierte Marx hemos sido ultrajados,
desde el inicio de nuestra peregrinaje en esta vida, y que
lamentablemente pese a los ingentes esfuerzos de tanto insignes
hombres y mujeres, incluyendo las bases del pueblo,
todavía una historia jubilosa y plena en la que coincidan
la libertad individual y la libertad social, que se
realizaría en el momento en que queden satisfechas las
condiciones económicas y sociales del país, ello
aún está por materializarse. Entonces, Marx, a
propósito de los exterminios de nuestros pueblos, el cual
aseguró un cúmulo de riquezas para el viejo mundo,
manifiesta:

"… aseguraron a la creciente burguesía europea
nuevas vías comerciales y mercados y
aceleraron el proceso de descomposición del feudalismo y
del surgimiento de las relaciones capitalistas en Europa -esto
se está sucediendo durante los siglos XVI y XVII–.
También pusieron comienzo al establecimiento del sistema
colonial del capitalismo,
cuyos rasgos típicos fueron el pillaje descarado, la
monstruosa explotación y el exterminio físico de
los pueblos esclavizados de Asia, África y
América. El sistema colonial fue una palanca del proceso
de la denominada acumulación originaria -del capital– ,
contribuyendo a que se concentrasen en las manos de la
burguesía europea inmensos recursos
monetarios imprescindibles para organizar la gran
producción capitalista". (p. 153).

Este pasaje o comentario de Marx es más que fulminante
para entender de una vez por todas que Venezuela y en ella su
pueblo, no nos podemos permitir que en el inconsciente de las
bases del pueblo aún retumben los grilletes y las cadenas
de los tres siglos de esclavitud al
cual fuimos sometidos; por tanto, a esa base del pueblo, al
campesino, al
obrero, al proletario, le corresponde la misión
histórica de resolver los ingentes conflictos
sociales, políticos y económicos, para ir en
condiciones reales hacia una superación decisiva.

Otros comentarios revelan que la historia muestra cómo
los derechos humanos han tenido un enorme trajinar en el tiempo.
Precisamente, retrocediendo en el tiempo, hasta llegar a la
famosa Oración Fúnebre del ateniense
Pericles, la cual fue pronunciada a casi 500 años antes de
la era cristiana, en la que con vehemencia fueron expuestos
algunos principios de los derechos del hombre, según cita
Haro (1976):

Nuestra constitución política no tiene nada
que envidiar a las leyes por las que se rigen nuestros vecinos;
en lugar de imitar a los otros, nosotros damos ejemplo a
seguir. Por el hecho de que nuestro Estado está
administrado en interés de la masa, y no de la
minoría, nuestro régimen ha tomado el nombre de
democracia.
En lo que concierne a las diferencias particulares, la igualdad
está asegurada a todos por las leyes; en cuanto
concierne a la participación de la vida pública,
cada uno está considerado con arreglo a sus
méritos, y la clase a la que pertenece importa menos que
su valía personal;
finalmente, a nadie perjudica la pobreza o la
oscuridad de su condición social, si puede rendir
servicios a
la ciudad. La libertad es nuestra regla en el gobierno de la
República, y en nuestra relaciones cotidianas la
sospecha no ocupa ningún lugar; no nos irritamos contra
el vecino porque actúe por su libertad; no usamos de
ninguna de esas humillaciones que, aun no produciendo ninguna
pérdida material, no son menos dolorosas por el
espectáculo que producen. La coacción no
interviene en nuestras relaciones particulares, y un saludable
temor nos retiene de transgredir las leyes de la
República; obedecemos siempre a los magistrados y a las
leyes y, entre éstas, muy especialmente a las que
aseguran la defensa de los oprimidos y que, aun sin estar
codificadas producen para aquél que las viola un
desprecio universal (p.22).

En consecuencia, no es aventurado afirmar que tras una larga
migración los derechos humanos codificados en 1948 y a las
continuas ampliaciones y modificaciones, que hoy se tenga derecho
a tener una propia visión del mundo, liberándose de
la presión
psicológica que ejercen los medios masivos de comunicación
social; hay que defender el derecho a la imagen en un
mundo en el que se vive avasallado por ella a través del
cine, la
prensa escrita
y la
televisión, que no nos permiten el derecho a la
intimidad que protege nuestro espacio interior; el derecho
también a poner ante la calidad que la
cantidad, derecho cuestionado por la propaganda y
la publicidad; el
derecho a una educación por la paz,
base de unas motivaciones adecuadas para salir del
círculos de hierro de la violencia
exterior y de la agresividad interior, inducidos por las
múltiples frustraciones que produce la sociedad de
consumo,
último fruto funesto del capitalismos occidental;
también hay que reivindicar el derecho a la utopía,
ya que hay que dar más lugar a lo irracional e instintivo,
a la iniciativa y a la aventura para conseguir un modelo
más flexible y más osado, si se quiere, de
sociedad, toda vez que los rígidos modelos son
claramente insuficientes para resolver los problemas
cruciales del pueblo; hay que reconocer el derecho a la creatividad,
camino necesario para esta sociedad nueva cuyas líneas se
vislumbran y se desea; pero que no se puede conocer claramente,
sino a través del análisis de los signos de los
tiempos, y del dinamismo constructivo que son apreciables en
algunos ensayos
elaborados por el hombre,
pues, es a ese género humano a quien le corresponde la
defensa, promoción y divulgación del abanico
antiguo y moderno de derechos humanos, que son, sin lugar a
dudas, la base de toda felicidad política, meta de todo
ser humano que desee tomar en serio lo que los antiguos
denominaron el "bien común". Esto hay que decirlo y
repetirlo hasta la saciedad.

Sin duda que, los derechos y libertades se conquistan a
través de su ejercicio repetido, constante, hasta inundar
a la nación de nuevos contenidos democráticos que
necesariamente tienen que encontrar, también, nuevas
formas legales que correspondan o armonicen con esa
práctica real del acontecer del día a día
del conjunto de los ciudadanos.

En este continuo ejercicio de la libertad en el que va
participando sectores y capas cada vez más amplias de la
población, que va ganando voluntades hasta convertirse en
la mismísima voluntad de la nación, se crea en su
articulación política y social, absolutamente nueva
que da al traste a los paradigmas de
las viejas políticas, y a la postre pasan a ser una
alternativa real de poder, con una legalidad
legítima de hechos que en su desarrollo y, a partir de su
momento culminante de ruptura, producen una nueva legalidad,
nuevas instituciones,
que confluyan en la dignificación del pueblo. Creemos que
de eso se trata al ir hacia la emancipación de los viejos
paradigmas. Se trata, entonces, del levantamiento del pulso de un
pueblo en condiciones pacíficas hacia su propio destino
como nación libre y soberana. No se trata de que este
advenimiento de una vida digna se produzca como consecuencia de
un apocalipsis instantáneo, esto, y así debe
entenderse, viene dado por lo largo de un proceso de
acumulación de fuerzas, de luchas, que ha tenido su
momento de ruptura, y así su eclosión
transformadora, hacia la mayor suma de felicidad posible. De
ahí que, la educación sobre
derechos humanos y la activa participación de la ciudadanía tienen importancia fundamental
para un enfoque basado en los derechos humanos. Las personas y
las comunidades que poseen información sobre sus derechos y
están dotadas de aptitudes y recursos para reivindicar
esos derechos, pueden transformarse en agentes de cambio y
llegar a controlar sus propios destinos.

El Estado tiene como fines esenciales la defensa y el
desarrollo de la persona y el
respeto a su
dignidad, el
ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y amante
de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del
pueblo; y para alcanzar dichos fines el Estado ha estipulado la
promoción de la educación y el trabajo;
apunta el artículo 3 de la CRBV.

Asimismo, nos recuerda el Texto
Fundamental en su artículo 6 que el Gobierno Venezolano y
el de sus entidades políticas, son y serán siempre
democrático, participativo, electivo, descentralizado,
alternativo, responsable, pluralista y de mandatos
revocables.

Es por ello que la Constitución es la norma suprema y
el fundamento del ordenamiento jurídico (artículo
7). Por tanto, todos los ciudadanos y ciudadanas y los
órganos del Poder Público están sujetos a la
magnificencia de la Constitución Bolivariana.

La doctrina y la jurisprudencia
en materia de Derechos Humanos, coinciden en afirmar que el
concepto de
Derechos Fundamentales se corresponde con la afirmación de
la dignidad de la persona frente al Estado. El Poder
Público debe ejercerse al servicio del
ser humano, pues debe privar el respeto y garantía
consagrada como obligatoria para los órganos del Poder
Público Nacional la vigencia y aplicación de los
Derechos Humanos. En consecuencia, el Estado garantizará a
toda persona, conforme al principio de progresividad y sin
discriminación alguna, el goce y ejercicio
irrenunciable, indivisible e interdependiente de los Derechos
Humanos.

A lo que se agrega, el cumplimiento por parte del Estado de
los Tratados, Pactos y Convenciones sobre Derechos Humanos
ratificados por Venezuela, los cuales tienen jerarquía
constitucional y prevalecen en el orden interno y son de
aplicación directa por los Tribunales y demás
órganos del Poder Público. En consecuencia, el
Poder Público, el cual se distribuye entre el Poder
Municipal, el Poder Estadal y el Poder Nacional, donde el Poder
Público Nacional, a su vez se divide en Legislativo,
Ejecutivo, Judicial, Ciudadano y Electoral, su ejercicio, o el
ejercicio de estos poderes, no puede ser empleado
lícitamente para ofender atributos inherentes a la persona
y deben ser vehículo para que la ciudadanía pueda
vivir en este pueblo llamado Venezuela en paz y en condiciones
cónsonas con la dignidad humana. De ahí que el
Estado Venezolano esté obligado a satisfacer las
necesidades fundamentales del pueblo venezolano.

En fin, está a la vista como a través de la CRVB
es apreciable cómo en lo más hondo de la conciencia
humana está cobrando una inusitada fuerza, está en
marcha la aurora de un proceso profundamente consciente, el
crecimiento maravilloso de un pensamiento que asegurará la
oportunidad de luchar en mejores condiciones que nunca, con las
únicas armas del intelecto, por una vida en la que el
hombre, la mujer, los
ancianos, los discapacitados, los niños,
niñas y adolescentes,
en general todos los venezolanos sin exclusiones, sienta la
esencia de vivir a plenitud y en toda su dimensión humana,
sin opresión ni opresores, libre de apremios, bajo el
amparo de la
justicia y la paz.

Ni los opresores ni los verdugos podrán ahogar el
clamor del pueblo y de las víctimas; razón de
más para que el tribunal de la conciencia del venezolano,
asaltada por los innumerables sufrimientos de su historia, no
haga oídos sordos y se organice cada vez mejor.

Por tanto, repetimos, es necesario reivindicar en ese
menú de derechos fundamentales, el derecho a la
utopía, ya que hay que dar más lugar a lo
irracional e instintivo, a la iniciativa y a la aventura para
conseguir un modelo más flexible y más osado de
sociedad futura, ya que los rígidos modelos son
insuficientes para resolver los problemas surgidos; hay que
avanzar en el derecho a la creatividad, camino necesario para ese
futuro que se vislumbra, pero que no se puede conocer claramente
sino a través del análisis de los signos de los
tiempos y del dinamismo constructivo que apreciamos en los
ensayos de nuestros congéneres. El apoyo mutuo es
necesario para construir esa sociedad basada en la defensa de los
derechos humanos, sin distingo alguno ni discriminación ni exclusiones, pues el
astro Sol es de todos.

Es necesario, entonces, luchar por el imperio de la Ley para
esta y las futuras generaciones; y erradicar para siempre todo
aquello que revele una aptitud prepotente en los servidores
públicos, que muchas veces creen que conceden
dádivas o favores a los particulares, quienes a su vez, y
esto es lo que parece, no tienen derechos ni como reclamar las
malas actuaciones de los funcionarios y son aplastados por la
administración
pública. Hay que cambiar, en derecho y por el derecho,
esa actitud y
mentalidad, contrario a los derechos fundamentales de los
ciudadanos y ciudadanas. Es necesario proyectar una Administración Pública al servicio
del pueblo y para el pueblo, sin exclusiones.

En derecho y en justicia debe realizarse una revolución
administrativa, transformándose la informalidad en
procedimientos
enmarcados en las leyes, expeditos y eficientes, sin dilaciones,
pues es inconcebible la impotencia de los administrados ante
posturas indeseables de los funcionarios públicos, lo cual
genera rabia y sujeción en el pueblo, pese a que existe
legalmente una situación colmada de garantías y
derechos -todo un arsenal jurídico–, lo cual, sin lugar a
dudas, puede resultar como respuesta satisfactoria a una gestión
administrativista saneada, una vez que se asuma el esfuerzo
deliberado y consciente por parte de todos aquellos que tenga
interés en una gobernabilidad para la atención del pueblo, sin exclusiones y cuyo
servicio de la administración pública no
esté determinada por la afiliación u
orientación política.

Por otra parte, acerca del modelo económico venezolano,
el artículo 299 del Texto Constitucional el cual
tipifica:

El régimen socioeconómico de la Republica
Bolivariana de Venezuela se fundamenta en los principios de
justicia social, democratización, eficiencia,
libre competencia,
protección del ambiente,
productividad y solidaridad, a
los fines de asegurar el desarrollo
humano integral y una existencia digna y provechosa para la
colectividad. El Estado conjuntamente con la iniciativa privada
promoverá el desarrollo armónico de la
economía nacional con el fin de generar fuentes de
trabajo, alto valor
agregado nacional, elevar el nivel de vida de la
población y fortalecer la soberanía económica del
país, garantizando la seguridad
jurídica, solidez, dinamismo, sustentabilidad,
permanencia y equidad del
crecimiento de la economía, para garantizar una justa
distribución de la riqueza mediante una
planificación estratégica
democrática, participativa y de consulta abierta.

Seguimos creyendo intensamente en el valor de la igualdad, en
el ineludible compromiso de que la sociedad asegure a todos los
ciudadanos un nivel de vida compatible con su dignidad humana y
les provea acceso universal a ciertos bienes capaces
de potenciar sus habilidades y sus posibilidades de ascenso
social. Seguimos considerando que, aunque el mercado es, el
mecanismo más lógico para asignar los recursos en
una sociedad, no conduce necesariamente a resultados
económicos o socialmente óptimos, que favorezcan a
los sectores menos favorecidos de la población,
víctimas de una férrea exclusión. Por ello,
pensamos que es imprescindible contar con un Estado fuerte, con
suficientes recursos fiscales en correspondencia con demás
órganos de los Poderes Públicos, capaz de regular
el funcionamiento del mercado, hasta en lo que nos corresponda
como Estado descentralizado, cuando sea defectuoso (cuando
conduzca a monopolios, a acaparamientos de rubros alimenticios o
a la destrucción del ambiente, por ejemplo) y de
controlar, y en lo posible reducir, las desigualdades en la
distribución de la riqueza, una tarea que está
más allá de lo que el mercado puede lograr. Y,
ciertamente, seguimos teniendo las convicciones, tan
revolucionarias pero impregnados de una ética y
una moral como venezolano, de que los cambios sociales deben
propiciarse gradualmente, sin extremismos y en paz, y de que las
únicas armas legítimas para resolver los
conflictos, en el Estado o en Venezuela, son las de la
razón, el diálogo,
en donde la democracia pluralista que es una conquista del
soberano tenga un papel participativo y protagónico.

Pues bien teniendo como marco referencial los precedentes
comentarios para la consecución de una "Educación
para la percepción
crítica
de los mensajes difundidos por los servicios de radio y televisión", para el logro de tales
propósitos que no son excluyentes ni determinantes, se han
considerado las siguientes estrategias:

  • Estrategias para activar el diálogo de saberes, la
    construcción colectiva del conocimiento: preguntas generadoras, lluvias
    de ideas, círculos de estudio, discusiones grupales,
    exposiciones creativas, búsquedas de experiencias
    comunitarias.
  • Estrategias para identificar las demandas
    comunicacionales comunitarias y promover y fortalecer la
    participación socio-comunitaria: elaboración de
    diagnósticos participativos en las comunidades,
    entrevistas dirigidas a líderes,
    identificación de actores sociales, organizaciones comunitarias y formas de
    articulación de comunidades con los medios de
    comunicación social, recorridos participativos,
    reconocimientos territoriales y diseño de propuestas elaboradas junto
    con las comunidades, asesorías, talleres y
    seguimientos en materia de tecnologías
    comunicacionales y enlaces con otras comunidades que tengan
    desarrollados los espacio de comunicación participativa para una
    visión más integradora de las comunidades.
  • Estrategias para orientar la atención del PNI:
    preguntas intercaladas, mapas
    conceptúales o redes semánticas,
    resúmenes o cuadros sinópticos, el método mixto, interrogatorios, lecturas
    dirigidas, técnicas de los problemas,
    técnicas de los casos, el método del debate,
    trabajos de campo, la técnica de la exégesis y
    el método de la discusión.
  • Estrategia para sintetizar la experiencia grupal:
    registro
    síntesis de la experiencia a
    través de un relato de la experiencia y una propuesta
    de investigaciónacción.

En fin, desde la perspectiva constitucional, el otro norte a
seguir es que según tipifica el artículo 108 de la
Ley de Leyes, "los medios de
comunicación social, públicos o privados, deben
contribuir a la formación ciudadana"; por tanto, es
necesario ir hacia una formación integral de los PNI, para
que éste a su vez, al mismo tiempo contribuya
también, a la formación integral de los ciudadanos
y ciudadanas de nuestro pueblo, sin distinción, ni
exclusiones algunas. Para ello es menester aplicar métodos,
medios, técnicas y procesos de
comprensión que les permitan al PNI valorar, entender,
identificar, medir y cualificar los diversos aspectos asociados
de manera directa e indirecta del omnímodo poder de los
grandes medios de comunicación social. Y como éstos
subyugan mediante su poder hegemónico a los pueblos.

Asimismo, también está como objetivo
formar un PNI que tenga como misión una conciencia y
capacidad desde el campo investigativo para indagar en lo
qué está sucediendo en el país y en el
ámbito mundial; en lo qué se está
transformado; y en el tipo de país que deseamos o queremos
construir, aunado a este propósito buscamos derrotar los
viejos paradigmas, y entre éstos el que afirma: "que no
hay bien común, y que cada individuo
deberá ser capaz de definir su propio bien y realizarlo a
su manera".

Finalmente es necesario contribuir con el fortalecimiento,
fundamentación y profundización sobre el
conocimiento de la Ley de Responsabilidad
Social en Radio y Televisión, la cual tiene por objeto
establecer, en la difusión y recepción de mensajes,
la responsabilidad social de los prestadores de los
servicios de radio y televisión, los anunciantes, los PNI
y los usuarios y usuarias, para fomentar el equilibrio
democrático entre sus deberes, derechos e intereses a los
fines de promover la justicia social y de contribuir con la
formación de la ciudadanía, la democracia, la paz,
los derechos humanos, la cultura, la educación, la
salud y el
desarrollo
social y económico de la Nación, de conformidad
con las normas y
principios constitucionales de la legislación para la
protección integral de los niños, niñas y
adolescentes, la cultura, la educación, la seguridad
social, la libre competencia y la Ley Orgánica de
Telecomunicaciones.

Esta es nuestra modesta contribución en el proceso
revolucionario y socialista que lidera el comandante
Chávez. ¡Patria, Socialismo o Muerte¡

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Vázquez, M. Historia y Comunicación Social.
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Alberto Vargas

Partes: 1, 2
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