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Casco Histórico del Barrio Montserrat (Buenos Aires, Argentina) (página 2)




Enviado por Sebastian Fillia



Partes: 1, 2, 3

En 1950, se concreta su ensanchamiento en el tramo comprendido
entre Chacabuco y Paseo Colón.

El tramo de mayor movimiento es
el que va desde la Av. Entre Ríos hasta 9 de Julio. Este
sector es conocido como la "mueblería de la ciudad", dado
que allí se concentran una gran cantidad de comercios del
rubro muebles. 

·        
Calle Defensa: Llamada así en homenaje a la defensa
de la ciudad en el año 1807. La ciudad crecía hacia
el sur ya que la calle Defensa, conocida como calle Real, era el
camino obligado al puerto del Riachuelo, por eso era la calle
más transitada.

A través de los años recibió diferentes
nombres, entre ellos:

1738 – 1769 Mayor

1769 – 1808 De San Martín

1808 – 1822 Liniers

1822 – 1849 Reconquista

1849 a hoy Defensa

·        
Calle Alsina: Toma su nombre en homenaje al jurisconsulto,
político, Gobernador de Buenos Aires y Vicepresidente
durante el mandato de Sarmiento, Adolfo Alsina. 

Al cumplirse el primer aniversario de su fallecimiento (29 de
Diciembre de 1877), la Comisión Nacional de Homenaje
colocó una placa con el escudo nacional en el Cementerio
del Norte, y poco después se asignó su nombre a
esta calle.

·        
Av. Julio Argentino Roca:

Esta avenida también llamada Diagonal Sur data de
1931.

·        
Calle Hipólito Yrigoyen: La Avenida Presidente
Hipólito
Yrigoyen, también conocida por Avenida Pavón,
su denominación antigua, es una importante arteria del sur
del Gran Buenos Aires, que
comienza en una bifurcación del Puente Pueyrredón y
termina en la Ruta Provincial 6, recorriendo un trayecto de poco
más de 30km.

El llamado Camino Real nace a principios del
siglo XIX como medio para transporte de
vacas y ganado desde el sur de la Ciudad de Buenos Aires, hasta
los mataderos y saladeros que había en ésta
última, cruzando el Riachuelo.

De todos los caminos que van hacia el sur del conurbano,
éste fue el último en formarse. Recibió
varios nombres en los diferentes tramos, como Camino Real, Calle
Honda, Calle Oscura (en algunos tramos como Remedios de
Escalada), Martín Rodríguez y Necochea (en algunos
tramos como Lomas de Zamora) y más tarde Avenida
Pavón, nombre que conservó durante buena parte del
siglo XX y con el que es a menudo nombrada cotidianamente,
especialmente en la localidad de Avellaneda.

Su trazo se corresponde en buena parte con el de la Ruta
Provincial 210 en la mayoría de sus tramos.

En un determinado momento se unificó el nombre y la
numeración a lo largo de toda su trayectoria.

Durante los años '90, cuando Eduardo Duhalde era
gobernador de Buenos Aires, se realizó un importante
ensanche a lo largo de toda su trayectoria y se colocaron nuevos
semáforos y señalizaciones a lo largo de la misma,
pudiéndose observar ahora el mismo estilo de
señalización desde su comienzo hasta su final.

·        
Balcarce: Durante siglos fue la última calle de la
ciudad antes de llegar al Río de la Plata. Por esta misma
razón no era muy habitable debido a que por su
cercanía con la costa eran comunes los desmoronamientos
durante las crecientes, a lo que se sumaban los pantanos y
desagües de los terrenos del alto de la barranca, que la
hacían intransitable.

Su primer nombre fue Camino de la Ronda, debido a que el
llamado rondín policial (sereno) la recorría por la
noche. Entre 1738 a 1744, cuando el Fuerte de Buenos Aires estuvo
concluido, comenzó a llamarse del Fuerte. Pero en 1769
durante una tormenta intensa seguida durante días de
vendavales y creciente del río se decidió sacar la
imagen del
Santo Cristo de la Catedral para pasearla por la ciudad y pedir
ayuda divina. A medida que la imagen recorría la ciudad la
tempestad cedía, por lo que la población, agradecida, festejó el
"milagro" y decidió darle a la calle del Fuerte el nombre
de Santo Cristo.

Mantuvo ese nombre hasta 1808 en que se la denominó de
Gana, en homenaje a don Pío Gana, comandante del
batallón de Arribeños, que murió en
defensa de los derechos del soberano. Ya
era una calle donde existían casas de poco valor, con
techos de teja y empinadas escaleras de madera.

Fue el 22 de noviembre de 1821 que el gobernador Martín
Rodríguez decretó llamarla
´´Balcarce´´, en honor de Antonio
González Balcarce, vencedor de la batalla de Suipacha, y
después de tener en cuenta el pedido de la viuda de
éste. La elección de esta calle para homenajearlo
era que dicho militar había tenido su casa sobre la misma,
en el nº 161, algo al sur de la calle Victoria (hoy
Hipólito Irigoyen), muy cerca de la esquina sobre la Plaza
Mayor (actual Plaza de Mayo).

·                   
Av. Rivadavia: Debe su nombre al primer presidente de las
Provincias Unidas del Río de la Plata, Bernardino
Rivadavia. Desde 1935 hasta 1988 el tramo que se encuentra fuera
de la Ciudad de Buenos Aires formó parte de la Ruta
Nacional 7.

Fue la primera calle empedrada, habiendo utilizado para tal
fin piedra proveniente de la isla Martín García o
de la Banda Oriental. Se llamó "Camino Real", luego "Las
Dos Torres" porque el edificio de la Catedral tenía dos
torres que dominaban la ciudad construida por el Arquitecto
Andrés Blanqui. Después del triunfo sobre las
Invasiones
Inglesas se la llamó "Reconquista".

Por ella desfilaron los restos de Facundo Quiroga, tomando de
este su nombre en 1835, durando solo un año ya que se la
denominaría "Federación", hasta que en 1857
finalmente toma el nombre de Av. Rivadavia.

Es considerada la avenida más larga del mundo.
Según cifras de Tránsito de la Ciudad, sólo
en la ciudad de Buenos Aires, la avenida tiene 106 cruces con
semáforos. En toda su extensión pasan 83
líneas de colectivos. 9 de las 14 estaciones de la
Línea A de la red de subterráneos porteña corre bajo la
avenida, la Línea D nace en la intersección de esta
avenida y Diagonal Norte; y en el barrio de Balvanera a la altura
de Avenida Pueyrredón, cruza la Línea H
recientemente inaugurada.

Comúnmente se la denomina como el límite entre
la zona norte y la zona sur de la ciudad de Buenos Aires. Todas
las calles y avenidas cambian de nombre al cruzarla, con
excepción de la Avenida 9 de Julio y la Avenida General
Paz.

Damos comienzo a nuestro recorrido visitando:

La Basílica de Nuestra Señora
del Rosario
y Convento de Santo Domingo que es
un templo católico ubicado en el barrio de Monserrat que
data de mediados del siglo XVIII.

Aunque los dominicos ocuparon el predio desde principios del
sigo XVIII, no fue sino hasta 1751 que se comenzó a
levantar el actual edificio diseñado por el arquitecto
turinés Antonio Masella. La iglesia fue
finalmente consagrada en 1783, sin estar finalizada, luego de que
los arquitectos Francisco Á lvarez y posteriormente Manuel
Á lvarez Rocha continuasen la obra de Masella.

Posteriormente, ya en el siglo XX fue elevada, al rango de
Basílica.

Cuando el 2 de julio de 1807 los ingleses intentaron
apoderarse de Buenos Aires por segunda vez, el convento fue
teatro de un
glorioso episodio. Los invasores se habían atrincherado
allí, y desde la única torre que tenía en
aquel entonces ofrecían resistencia a las
fuerzas de Santiago de Liniers. Muchos de los cañonazos
disparados hacia el convento dieron en la torre, quedando las
balas incrustadas en ella. En la época de Juan Manuel de
Rosas, don
José María Iturriaga hizo retirar las balas
verdaderas y como recuerdo colocó en su lugar tacos de
madera que son los que hasta hoy se conservan. Cuatro banderas
tomadas por Liniers a los ingleses se guardan en Santo
Domingo.

Durante el gobierno de
Bernardino Rivadavia los dominicos tuvieron que abandonar el
país, utilizándose el convento como Museo de
Historia Natural
bajo la dirección del químico y
botánico italiano Pablo Ferrari. Contenía 800
piezas del reino animal, 1500 del mineral y un número
desconocido del vegetal. También existía una
colección numismática de más de 1500 piezas.
En la parte alta de la iglesia se instaló además un
observatorio astronómico y un gabinete
meteorológico dirigidos por otro sabio italiano, Octavio
Fabricio Mossotti. Allí mismo instaló un aula de
física
experimental donde dictó cátedra entre 1828 y 1834.
Lamentablemente lo ajeno del país a lo científico
hizo que se perdieran la mayoría de sus registros
meteorológicos, algunos de los cuales fueron utilizados
por Humboldt y terminaron en el Instituto de Francia. Sus
observaciones sobre un eclipse de sol y sobre el cometa
Encke fueron publicadas por la Sociedad Real
Astronómica de Londres. Con la ida del país de
Ferrari y de Mossotti todo cayó en el olvido.

También en la época de Rivadavia se abrió
la actual cortada 5 de Julio, partiendo en dos al convento.

El 22 de octubre de 1835 Rosas dio un decreto por el cual hizo
retornar al país e instalar en su convento a los
dominicos. Este decreto está firmado de puño y
letra, y en él se justifica la devolución a la
comunidad de
los bienes que le
habían sido confiscados por el gobierno de Rivadavia. En
mérito a esta resolución Rosas fue nombrado hermano
de la orden domínica.

En 1856 a la iglesia se le añade otra torre al oeste de
la que ya tenía.

Un mausoleo en el atrio del templo alberga los restos de
Manuel Belgrano, quien fue sepultado con el hábito de la
orden de los dominicos. Estos estuvieron primeramente sepultados
bajo una losa, a la entrada de la iglesia, por voluntad
testamentaria del general, que pertenecía a la Orden
Tercera de Santo Domingo. También están sepultados
en el convento los restos de los padres del general Belgrano, por
las generosas contribuciones con las que habían favorecido
al templo y los restos del general Antonio González
Balcarce, de Hilarión de la Quintana y de Martín de
Alzaga.

En la noche del 16 de junio de 1955 fue incendiado y saqueado,
perdiéndose la mayor parte de sus documentos y
reliquias.

Fue declarado monumento Histórico Nacional por decreto
el 21 de mayo de 1942.

El segundo punto de interés
que encontraremos siguiendo por la calle Defensa es el Museo
Nacional del Grabado
(Defensa 372).  El mismo fue
creado en el año 1960 por iniciativa privada del Profesor Oscar
Carlos Pécora, con la intención de crear el primer
museo dedicado en exclusividad a esta temática.
Años más tarde la importante colección
privada fue generosamente donada al Estado
Nacional y en el año 1983 se transformó en el Museo
Nacional del Grabado, funcionando por entonces en diferentes
sedes en la ciudad de Buenos Aires, hasta su traslado a este
edificio.

La casa se haya ubicada en el casco histórico de la
ciudad de Buenos Aires y es una típica edificación
de fines del siglo XIX, que ha tenido varios destinos,
razón por la cual sufrió numerosas remodelaciones
que fueron desdibujando su estilo original. Desde el año
1993 es sede del Museo y desde entonces alberga en su interior,
tres salas de exhibiciones, un espacio de biblioteca y sala
de lectores, un taller de conservación y
restauración de papel, un taller de grabado, oficinas
técnicas, la tienda del Museo y otras
instalaciones. Cuenta también con un magnífico
patio ubicado al contra frente del terreno que se destina a
diferentes actividades culturales.

El Museo es un ámbito de difusión de la obra
gráfica, y ofrece sus servicios a la
comunidad a través de muestras, conferencias, visitas
guiadas, cursos, seminarios, talleres sobre distintas
técnicas de grabado y otras actividades relacionadas con
el arte del grabado
en general.

Su acervo está compuesto por obras de los más
importantes artistas nacionales y extranjeros del siglo XX, y el
mismo se traduce en un patrimonio que
comprende aproximadamente once mil piezas museográficas,
que incluyen grabados originales sueltos y en carpetas, ediciones
y libros de
artistas, como así también una importante
colección de matrices;
tacos xilográficos, planchas metálicas, piedras
litográficas, y diversas herramientas
de trabajo.

La misión del
museo es atender la custodia, conservación, investigación, difusión, promoción y desarrollo del
arte del grabado.

Junto al Museo Nacional del Grabado encontraremos la
Casa de Rivadavia (Defensa 350/60).

En esta antigua construcción de dos plantas,
nació en el año 1780 Bernardino Rivadavia, quien
fuera elegido primer presidente de las Provincias Unidas del
Río de la Plata en 1826. La construcción del siglo
XVIII aún conserva elementos de su estilo colonial
original; a la calle daba el salón principal, un gran
portón servía de entrada a un zaguán y al
patio principal, al que daban las habitaciones principales,
cerrado por el comedor. Otro zaguán comunicaba este con el
segundo patio, con habitaciones de servicio y
cocina, y un tercer patio para las caballerizas y
huerta.  

En su sencilla fachada se destacan la cornisa superior y las
ventanas de su primer piso, estas últimas, coronadas por
dinteles. 

En la esquina de las calles Defensa y Moreno se ubica el
Centro de Despachantes de Aduana creado el día 16
de Agosto de 1912 cuando un núcleo de profesionales de la
actividad aduanera que inspirados en una visión de futuro
y presagiando los cambios estructurales en la sociedad de que
eran partícipes, se reunían para sentar las bases
de una entidad gremial que, como se expresara luego en el Acta
Constitutiva de las misma, estaba destinada a patrocinar y
defender los intereses colectivos de sus integrantes, a fin de
que fueran considerados de acuerdo a la delicada misión
que desempeñaban ante las autoridades públicas y el
mismo.

Por entonces la
República y el mundo vivían momentos de
transición. Buenos Aires había dejado de ser la
Gran Aldea y emergía venturosa, envuelta por los gratos
recuerdos y los festejos de la celebración del primer
centenario de la Revolución
de Mayo.

El incremento del comercio
internacional provoca una intensa actividad aduanera que
requería cada vez más del concurso de agentes
especializados que prestaran sus servicios al comercio,
ofreciendo las garantías de seguridad y
correcto comportamiento
y aventaran la presencia de aventureros atraídos por el
mero afán de lucrar con las necesidades del momento.

El 30 de mayo de 1912, el Poder
Ejecutivo Nacional había dictado un decreto conocido
como "Reglamento del ejercicio de la profesión de
despachante de aduana".

Un protagonista cuyo recuerdo perdura a través del
tiempo como
símbolo, porque su figura esta íntimamente
vinculada con la existencia misma del Centro: Don
Pantaleón M. Sánchez fue el alma mater del
movimiento de unificación y de la coordinación de los trabajos que culminaron
con la creación de la institución de la que fue su
primer Presidente, cargo que ejerció casi
ininterrumpidamente hasta el año 1947.

En esta misma intersección se encuentra el Bar
Colonial
que presenta un frente construido en parte con
ladrillos cocidos de barro y paja del siglo XIX dándole un
estilo muy singular.

A lo largo de nuestra visita reconoceremos diversos museos; el
primero que ubicamos es en la calle Moreno, esquina Defensa,
llamado Museo Etnográfico Juan Bautista
Ambrosetti 
(Moreno 350).

Siendo creado en 1904 por la Facultad de Filosofía y Letras, posee valiosas
colecciones arqueológicas entre las que se destacan las
del Noroeste y Patagonia
Argentina, cerámicas y tejidos
precolombinos andinos. A éstos se le suman ejemplos del
resto del mundo como Á frica y Oceanía.

El edificio data  del año 1876, obra del
Arquitecto Pedro Benoit, quien lo construyó para la
facultad de derecho de la Universidad de
Buenos Aires. Es sede del museo desde 1928.

La creación del Museo Etnográfico,
representó una nueva perspectiva en el ambiente
científico sudamericano de la época, ya que por
primera vez los estudios antropológicos se independizaban
del ámbito institucional de las ciencias
naturales.

En la actualidad la institución se ha propuesto
recuperar la plenitud de sus funciones como
museo universitario, con una renovada acción
de exhibición, complementada con visitas guiadas,
talleres, publicaciones y otros servicios para el público,
sin descuidar las labores de docencia,
investigación, documentación y conservación.

Posee la más completa colección
etnográfica y antropológica del país, con
elementos de las culturas condorhuasi, ona, tehuelche, guaraní
y toba. El edificio, de 1880, es obra del arquitecto Pedro
Benoit.

Llegando a la esquina de Alsina y Defensa, empezamos a
transitar el edificio que conforma el Museo de la Ciudad de
Buenos Aires,
constituido por un conjunto de edificios de
alto valor patrimonial. Fue creado en 1968 y ubicado en la casa
de Juan Bautista de Elorriaga (Alsina y Defensa) y trasladado en
1972 al edificio de los Altos de la Farmacia de la Estrella
(Alsina 412), a la espera de la adecuación de su lugar de
origen.

La misión del Museo de La Ciudad es recopilar la
historia de la Ciudad de Buenos Aires, la de sus habitantes, sus
usos y costumbres, su arquitectura y
las vivencias de los porteños y de aquellos que pasaron
por Buenos Aires. A partir del año 1977 se realizan bailes
populares, juegos
tradicionales, encuentros callejeros, certámenes diversos,
entre otros.

La fachada del edificio corresponde al período de
fusión
de la arquitectura de influencia italiana y francesa, de acuerdo
con los criterios estéticos de la llamada
Generación del ´80. Su inauguración,
coincidió con la apertura de la Avenida de Mayo,
máximo exponente de esa generación.

En la conjunción de esta misma esquina, Defensa y
Alsina, podemos diferenciar distintos elementos. El primero de
ellos es la Farmacia La estrella.  Está ubicada en la
planta baja del Museo de la Ciudad y fue fundada en el año
1834 a instancias del Dr. Bernardino Rivadavia junto al Dr. Pablo
Ferrari con la idea de instalar en Buenos Aires una farmacia
líder
en Sudamérica. En 1838 dicha botica fue transferida al
Barón Don Silvestre Dernarchi, primer Cónsul
Italiano en Argentina quién adicionó una
droguería en la misma. A su muerte sus
hijos suceden dicha sociedad y junto al Dr. Domingo Parodi
construyen el edificio que ocupa en la actualidad el cual fue
inaugurado en el año 1895 (Alsina 201).

La Farmacia de la Estrella fue conservada como
ejemplo vivo de la arquitectura y costumbres de 1900. En su
interior podemos observar estanterías de nogal de Italia, cristales
de Murano, mármoles de carrara, pisos de mayólicas
venecianas, marquesinas de hierro
foriado, cielorraso ilustrados-fresco el cual representa el
triunfo de la farmacopea frente a la enfermedad y dos cuadros que
ilustran la química y la botánica, temas afines a la farmacia.

La química está figurada por una mujer rodeada de
aparatos que se consideraron como más típicos de
esa ciencia:
retortas, alambriques, estufas, esterilizadores.  Unos
libros al alcance de las manos, completan el cuadro y crean el
clima
representativo de una tarea de aplicación práctica
y científica. 

Con respecto a la Botánica podemos decir que es una
representación descriptiva e idealizada: una mujer joven
rodeada de planas y flores, confronta la que tiene en sus manos
con la información de los textos.  No debe
olvidarse que en la época era importantísimo el
aporte de los principios vegetales y muy difundido el empleo de
conocimientos, infusiones e extractos fluidos.

Todos estos frisos fueron pintados por el artesano Carlos
Barberis.

Una característica común a todas las boticas era
su ubicación, preferentemente en una esquina, frente a una
iglesia, de modo tal que el vecino, en caso de urgencia o apuro,
tenía que conseguir un remedio o consultar al boticario,
pudiera guiarse por el campanario del templo más
cercano.

Vale destacar que esta sociedad ha sido mencionada con la
plaqueta de honor en el día Nacional del Comercio por la
coordinadora de Actividades Mercantiles Empresariales, como el
comercio más antiguo de la Ciudad de Buenos Aires, siendo
la primera habilitación en los libros de la Ciudad.

El segundo elemento que observaremos se trata de la
Basílica de San Francisco, la cual fue
emplazada en el solar que destinó originalmente Juan de
Garay en 1587 a la Orden Franciscana; esta fue la primera en
establecerse en Argentina en 1536.

Se comenzó a construir en 1726 siguiendo los planos del
sacerdote jesuita Andrés Bianchi, y posteriormente Fray
Vicente Muñoz continuó la obra a la muerte de
aquél. 

Se construyeron tres templos en el mismo solar custodiado por
la Orden Franciscana, el primero con características
precarias, realizado en adobe,  acordes a las construcciones
de esa época. Por estas circunstancias en 1604 fue
sustituido por un segundo templo bajo el mando de Fray
Martín Ignacio de Loyola, en donde actualmente se
encuentra la Capilla de San Roque. A comienzos del siglo XVIII,
los obispos franciscanos Fray Gabriel y Fray Juan de Arregui,
hermanos carnales y de religión, resolvieron
construir una nueva iglesia más grande, que es la que
actualmente existe midiendo 87 metros de largo, 12 metros de
ancho y 18 de alto siendo la misma la más grande
construida de una sola nave.  

En el año 1807 la fachada fue derrumbada junto con sus
torres tras lo cual se encargó el arquitecto uruguayo
Tomás Toribio de la restauración del templo. Una
nueva modificación fue realizada en 1911 cuando el
arquitecto Ernesto Sackmann le dio a la fachada un estilo
barroco
alemán con la figura central de San Francisco, fundador de
la Orden, en lo alto de la misma.  Alrededor de ésta,
encontramos tres famosos personajes de la historia que eran
laicos y pertenecientes a la tercera Orden Franciscana:
Cristóbal Colón, descubridor de América, que es la figura que observamos
postrada ante el Santo portando un estandarte, Dante Alighieri,
autor de la Divina Comedia, obra en la que tiene lugar un
encuentro entre el Santo y Santo Domingo de Guzmán,
fundador de la Orden de los Predicadores, o Frailes Dominicos, y
el Giotto, pintor de retratos notables del Santo y de los frescos
de la Basílica de Asís.

El 25 de Marzo de 1754 la iglesia fue abierta al
público y bendecida por Fray Bernardo de Molina. El 28 de
Septiembre de 1783 fue solemnemente consagrada por el obispo
franciscano de Buenos Aires Fray Sebastián Malvar y
Pinto.

El 8 de Enero de 1919, el Papa Benedicto XIV concedió a
esta iglesia el titulo de Basílica menor. Por decreto del
Poder
Ejecutivo Nacional el 21 de Mayo de 1942 la Iglesia de San
Francisco y El Convento fueron declarados monumento
histórico nacional.

La iglesia perdió parte de su magnificencia original en
los incendios
intencionales de 1955. Su altar mayor quedó totalmente
destruido y fue reemplazado por un enorme tapiz de 8 por 12
metros, llamado "La glorificación de San Francisco"
diseñado por Horacio Butler, siendo este el segundo
más grande del mundo después del de la Catedral de
Coventry de Gran Bretaña.

Frente a esta basílica, cruzando Alsina y siendo
nuestro tercer elemento, se ubica la Plazoleta San
Francisco. Aquí se encuentran cuatro estatuas de
mármol, originalmente habían adornado el frente de
la antigua sede del Banco Provincia y
luego, entre 1878 y 1884, sirvieron de ornamento a la
Pirámide de Mayo en la plaza homónima, y fueron
ubicadas en su actual lugar en el año 1972. 

Las mismas representan la Geografía, la
Astronomía, la Navegación y la
Industria. El
origen de esta plazoleta, fue debido a la gran cantidad de
participantes de las misas permanecían en el atrio
después de las ceremonias que se quedaban conversando,
como era la costumbre. Un vecino vio la necesidad de donar estos
terrenos para que la congregación los usara como anexo del
atrio.  Por eso este espacio pertenece a la Orden Francisc
ana.  En los encuentros se organizaban "tertulias", que
ocurrían casi todos los días en las diferentes
casas.

En la actualidad, sobre la plazoleta San Francisco, se ubica
la "Feria de las Artes", donde se reúnen pintores,
escultores y fotógrafos que
muestran sus obras los domingos.

Como último elemento de esta esquina, sobre Alsina en
la vereda opuesta a la Farmacia La Estrella se suceden, los
Altos de Elorriaga y de Ezcurra casa mediante.

La casa de Juan Bautista Elorriaga y la vivienda de
María Josefa Ezcurra son dos ejemplos de la arquitectura
de principios del siglo XIX que se conservan en Buenos Aires.
Ambas casas cuentan con dos plantas que se mantienen con escasas
modificaciones desde su construcción.

Sobre la calle Alsina podemos encontrar la casa que
perteneció a María Josefa Ezcurra, cuñada de
Juan Manuel de Rosas, y en la cual se encontraba Manuelita Rosas,
hija del Gobernador horas antes de exiliarse junto a su padre en
Gran Bretaña.  Esta fue construida en 1836,
destinándose la planta baja a comercio y la planta alta a
vivienda. La composición de la fachada muestra
influencias del renacimiento
italiano. Su puerta, en dos hojas, mantiene la estructura de
tableros utilizadas en la época de la colonia. Luego de la
muerte de Ezcurra fue utilizada como imprenta.

La misma disposición tuvo originalmente la casa que
perteneció a Juan Bautista Elorriaga y que fue construida
hacia 1808. En su interior posee amplios patios a los cuales
abren las habitaciones, y un mirador desde donde se podría
observar el río. Es una de las pocas construcciones de
esquina que quedan sin ochavas con paredes a 90°. La fachada
exterior es lisa y encalada con elegantes balcones
enrejados. 

Recordemos que originariamente aquí se ubicó el
Museo de la Ciudad.

Nuestro recorrido continúa por la calle Alsina por la
cual se encuentra ubicado el tradicional café
porteño "La Puerto Rico"
fundada en Noviembre de 1887, por Don Gumersindo Cabedo en un
local de la calle Perú, entre las calles Alsina y Moreno:
lo llamó así, debido a que vivió
algún tiempo en Puerto Rico, tierra de buen
tabaco y
apreciado café.

En la calle Perú funcionó el café hasta
1925, año en que pasó a ocupar el local de Alsina
416, donde hoy continúa ofreciendo su hospitalidad y su
buen café. José
Ingenieros, Paul Groussac, Arturo Capdevilla, José
María Monner Sanz y Rafael Obligado frecuentaron sus
mesas. En su interior encontramos espejos en forma de medialuna
que reflejan columnas inspiradas en el art-déc. El piso y
los vidrios biselados reflejan típicos paisajes
tropicales.

En 1999 La Legislatura de
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires Declara a La Puerto
Rico Café como "Sitio de Interés Cultural" y "Bar
Notable" como una de las tres casas más antiguas de la
Ciudad de Buenos Aires.

Seguidamente visualizaremos el edificio que ocupa la
Unión Obrera Metalúrgica
(U.O.M.)
cuyos comienzos datan de mediados de 1943, cuando un
grupo de
trabajadores se reunieron en la sede de la Confederación
General del Trabajo (C.G.T.) Al cabo de discutir puntos de vista
(disidencia debida a la diferente posición política de cada
uno), se conciliaron los desacuerdos y, finalmente llegaron al
resultado apetecido: fundar una organización gremial que los agrupara a
todos. Finalmente se labró el acta de constitución de la Unión Obrera
Metalúrgica. Lleva fecha del día anterior, pero
nació el 20 de abril de 1943. El logotipo gráfico
que los representa es un engranaje con sus doce dientes (como los
números del reloj) girando sobre el eje de las
iniciales.
Dos de sus principales conductores fueron: José ignacio
rucci
Y Lorenzo Miguel quienes a su vez
estuvieron directamente vinculados al movimiento peronista.

Aproximándonos a la esquina de Alsina y Bolívar se
divisa el comercio de venta de libros
más antiguo que se mantiene en Buenos Aires, la
Librería de Á vila que desde 1785 se
encuentra en el mismo lugar. Allí funcionó "La
Botica", en donde se vendían velas, estampitas, crucifijos
y algunos libros que llegaban desde el Alto Perú. En las
primeras décadas del siglo XIX se especializó en la
venta de textos y por su proximidad al colegio de San Carlos –
hoy Nacional de Buenos Aires – fue denominada Librería del
Colegio.

En sus salones se realizaban tertulias de las que participaban
personalidades como Domingo Faustino Sarmiento, Juan Bautista
Alberdi, Rafael Obligado, Bartolomé Mitre, entre
otros. 

Se encuentran allí bajo la custodia de Miguel Á
vila, libros y documentos considerados tesoros, como así
también raros, antiguos y de orden
históricos.  Así se pueden encontrar antiguas
gramáticas españolas y libros de lectura de la
escuela primaria
de hace 100 años.

El edificio que data de aproximadamente el año 20 del
siglo pasado, tiene un importante subsuelo. En el mismo se
realizan presentaciones de libros, conferencias, charlas,
actividades artísticas, con lo cual se refuerza su lugar
de centro de irradiación cultura.

Frente a este comercio, encontramos lo que se conoce como
Manzana de las Luces. Este solar fue edificado por los
jesuitas
quienes inicialmente se habían ubicado en la manzana Oeste
de la hoy Plaza de Mayo, desde donde finalmente fueron
desalojados en el año 1672 por el Gobernador Alonso de
Mercado y
Villacorta, trasladándose a este solar, donado a la Orden
en 1633.  A partir de entonces, y hasta su expulsión
en 1767 por el Rey de España, la
Compañía construyó aquí los numerosos
edificios de sus varias instituciones,
de los cuales algunos han llegado hasta hoy y su nombre lo obtuvo
recién hacia 1822 gracias al periódico
Argos, quien lo denominó de este modo por su
condición de centro intelectual.

El conjunto presenta galerías subterráneas del
siglo XVIII que lo conectan con otros edificios de los
alrededores.

La Manzana de las Luces está comprendida actualmente
entre las calles Perú, Alsina, Bolívar y
Moreno. 

La Comisión Nacional de la Manzana de las Luces depende
de la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la
Nación,
la cual fue creada en 1971; y cuyos principales objetivos son:
la restauración y conservación de los edificios
históricos, la
investigación con relación a instituciones,
acontecimientos y personajes que desfilaron por la Manzana de las
Luces y el nuevo funcionamiento de los edificios a través
de la actividad cultural.

Algunos de los edificios que constituyen a dicha Manzana
son:

Ø    Colegio Nacional de
Buenos Aires
; ubicado al lado de la Iglesia de San Ignacio
edificado originalmente en 1732 y llamado Colegio Máximo
de San Ignacio, el cual fue el primero de enseñanza secundaria que existió en
Bueno Aires. En 1863, el presidente Mitre crea el actual Colegio
Nacional de Buenos Aires siendo el más prestigioso de
Buenos Aires.

Ø   Iglesia de San Ignacio de
Loyola; que durante el gobierno de Hernandarias llegan los
primeros jesuitas a Buenos Aires (1608). Su primera iglesia y
colegio se levantan en la hoy Plaza de Mayo, en un solar que les
dona el Cabildo, en el cuarto N. E. Esta construcción era
de adobe con techos de junco, método
constructivo empleado en la primitiva Buenos Aires al no existir
en la zona ni madera ni piedra y hasta la aparición de los
primeros hornos de ladrillo. Nació bajo la
advocación de Nuestra Señora de Loreto pero
más tarde, al ser beatificado Ignacio de Loyola, toma el
nombre de San Ignacio (1610).

Allí permanecen algo más de 50 años.
En 1661, por razones de seguridad y defensa del Fuerte, los
jesuitas deben abandonar la construcción de Plaza de Mayo.
Es entonces que Doña Isabel Carvajal, viuda de Gonzalo
Martel de Guzmán y sin hijos, dona a la
Compañía de Jesús el solar delimitado por
las actuales calles Perú, Bolívar, Alsina y
Moreno.

En este lugar se construye una segunda iglesita,
también de adobe, terminada en 1675, fecha que puede
leerse en el trozo de mármol hallado en remodelaciones del
siglo XIX y que fue colocado en el claustro parroquial.

Al lado de la iglesia, sobre la calle Bolívar, los
padres construyeron el Colegio San Ignacio o Colegio Grande,
llamado Real Colegio de San Carlos después de la
expulsión de los jesuitas, y más tarde (1863)
Colegio Nacional Buenos Aires.

En 1710 el Superior de la Compañía encarga al
arquitecto jesuita Juan Krauss la construcción de un nuevo
templo. La planta es diseñada tomando como modelo la
iglesia del Gesú de Roma. Se organiza
con una nave cubierta por bóveda, flanqueada por cinco
capillas laterales comunicadas a través de arcadas sobre
las que corre una galería alta, detalle poco común,
que no se repite en la Buenos Aires del siglo XVIII y que daba a
San Ignacio una doble capacidad que era necesaria para recibir al
alumnado del Colegio y fue aprovechada para realizar en el templo
numerosos actos y celebraciones, incluso Cabildos Abiertos.

Colaboran con Krauss los maestros Pedro Weger (sobre todo en
la herrería) y Juan Wolf .La terminación de las
obras se debe a los hermanos arquitectos Andrés Bianchi y
Juan Bautista Prímoli. En 1722 la iglesia es inaugurada
aunque aun no estaba terminada. En 1734, un 7 de Octubre, es
consagrada.

En el año 1767 se produce la expulsión de los
jesuitas por orden del rey Carlos III. Sus bienes pasan a ser
administrados por la Junta de Temporalidades y el templo
permaneció cerrado por tres años.

Entre 1775 y 1791 San Ignacio funciona como catedral
provisoria por las obras de reparación que necesitaba la
iglesia matriz.

El 31 de diciembre de 1806 se celebra en San Ignacio una Misa
de acción de gracias por la Reconquista de la ciudad, con
la presencia del Cabildo y otras autoridades. En 1807 las tropas
invasoras inglesas intentan tomar el templo, como lo
habían hecho con otros de la ciudad pero son rechazados
por los defensores. Terminada la defensa se realizan allí
unas solemnes exequias por los muertos en estos episodios.

En 1821 se realizó en el templo la inauguración
de la Universidad de Buenos Aires y en 1823, la de la Sociedad de
Beneficencia. Hasta 1830 se entregaron aquí los premios a
la Virtud, que otorgaba esta última.

En 1823 San Ignacio volvió a ser Catedral Provisional y
a partir de 1830 comenzó a funcionar como parroquia al
haberse dividido la Catedral en Catedral al Norte y Catedral al
Sur.

En 1836 los jesuitas volvieron a Buenos Aires para ser
nuevamente expulsados en 1843. Durante ese período
ocuparon esta Iglesia, compartiendo las dependencias con el
Obispo y con la Curia Eclesiástica que se encontraban
allí por el mal estado del edificio de la Catedral.

Unos 20 años más tarde el ingeniero italiano
Felipe Senillosa agregó la torre Norte que hasta entonces
no existía.

El 21 de Mayo de 1942 San Ignacio fue declarada Monumento
Histórico Nacional por decreto Nº 120.412

En el año 1955 varias iglesias del centro
porteño sufrieron incendios intencionales. En esa
ocasión varias imágenes
originales se quemaron y diversos objetos fueron saqueados.

Aún hoy podemos observar secuelas en el visible
deterioro tanto en la fachada como en el interior de la
misma.

Llegando a la intersección de la calle Alsina y Av.
Julio A. Roca
.  Capta nuestra atención el monumento emplazado en honor a
dicho prócer.  Inaugurado en 1941, su base se
encuentra revestida de mármol con dos figuras, las cuales
representan a la Patria y al Trabajo. Se puede apreciar en la
cima una escultura ecuestre hecha en bronce.

La obra surgió de un concurso al que se presentaron 47
maquetas, siendo elegida la del escultor José Luis
Zorrilla de San
Martín, padre de la actriz Concepción (China)
Zorrilla.

Sobre esta avenida, en dirección a la Plaza de Mayo,
podemos destacar uno de los edificios gubernamentales más
importantes. Es el caso de la Legislatura de la
Nación.
Se comenzó a construir el 18 de Noviembre de 1926 por el
entonces Presidente de la República, Dr. Marcelo T. de
Alvear, inaugurándose en Octubre de 1931 y cuyo autor fue
Héctor Ayerza.

El edificio se emplaza entre las calles Hipólito
Yrigoyen, Diagonal Julio A. Roca y Perú. La vista conforma
un triángulo de grandes dimensiones cuya compacta
volumetría exterior se ajusta a los límites
del terreno y solo se distingue del resto de tejido urbano por la
torre del reloj.

El frente del palacio legislativo, sobre la Av. Julio A. Roca,
presenta algunos detalles especiales, como la Puerta principal
que se encuentra en la esquina formada por esa avenida y la calle
Perú. Cada hoja, ambas de madera labrada, tiene un
aldabón central en bronce forjado con forma de cabeza de
león. El frente del edificio tiene columnatas estilo
Corintios y balcones a la altura del piso principal con
balaustrada de época. Sobre los arcos se pueden apreciar
mascarones griegos. El antiguo escudo Municipal, realizado en
bronce, se destaca sobre un amplio ventanal.

Rodeando todo el edificio y ubicadas en el último piso
se encuentran 26 esculturas realizadas por artistas de la
época que recrean ciertos modelos
clásicos franceses. Posee una torre con mirador que se
destaca por sus 95 metros de altura y sus cinco campanas.

En el lujoso interior, frente a la entrada principal, se puede
observar la Escalera de Honor, cuyo primer descanso se bifurca
para llegar al piso principal, donde forma una rotonda
señorial. Esta escalera está coronada por una
cúpula de Vitreaux que representa al sol, corrediza en
forma manual o
eléctrica, permitiendo así ver el cielo
descubierto.

Esta escalera permite el acceso al Salón Dorado,
replica del Salón de los Espejos, de Versailles en
Francia. Está iluminado por seis arañas de bronce y
cristal de Baccarat, tiene en su centro una mesa de nogal
italiano, revestida con láminas de oro

El edificio cuenta también con otros cuatro salones;
Salón Montevideo, Salón de los Pasos Perdidos,
Salón Eva
Perón y el Salón San Martín, el Recinto
de Sesiones, una Biblioteca y una Hemeroteca. 

El conjunto se completa al incorporar al edificio principal la
construcción anexa, cuyo diseño
original fue concebido para uso residencial.

Precediendo a la Plaza de Mayo nos podemos encontrar con la
postal infaltable de la Ciudad de Buenos Aires.  Nos
referimos al Cabildo que ocupa el solar que le asignara
Garay. En 1608 los cabildantes dejaron de reunirse en las
precarias edificaciones del fuerte para hacerlo en el terreno que
les había correspondido en la traza original. Tras
sucesivas reparaciones y modificaciones, adquirió su
definitiva silueta colonial en 1765, según diseño y
construcción del jesuita Andrés Blanqui.

Su fachada tenía once arcadas en cada nivel que
enmarcaban un corredor abierto a la plaza; detrás del
corredor comenzaban propiamente las dependencias. En medio
tenía una torre central con reloj.

Aquí se reunieron los patriotas en 1810 y proclamaron
la Revolución de Mayo, junto al pueblo reunido
en la plaza. Cuando fueron suprimidos los cabildos en 1827 por el
presidente Rivadavia, el edificio pasó a ser sede de la
Justicia.
También fue sede del Ministerio del Interior

En 1880, se italianizó la fachada, agregando una
cornisa y balaustres que escondían la techumbre de tejas,
y se aumentó la altura de la torre, obra del arquitecto
Benoit. Esta nueva fachada duró poco, pues en 1889, debido
a la decisión del intendente Torcuato de Alvear de abrir
la avenida de Mayo, al Cabildo se demolieron tres arcadas del
lado norte y, en 1930, se eliminaron otras tres arcadas del lado
sur para abrir la Diagonal Sur. Entretanto, se había
demolido la torre central.

En 1940, Mario Buschiazzo, reconstruyó la
fisonomía colonial de lo que quedaba del Cabildo.

Actualmente funciona el Museo del Cabildo, declarado Monumento
Histórico Nacional en 1933. El edificio y sus colecciones
conforman un único patrimonio, que evoca aquellos hechos
históricos y políticos que forjaron nuestra
identidad como
país: los cabildos y sus funciones institucionales, la
reconquista y defensa de la ciudad durante las invasiones
inglesas en 1806-1807, la Revolución de Mayo y la Primera
Junta de Gobierno en 1810.

Continuando por el lateral del Cabildo sobre la calle H.
Yrigoyen visualizamos una obra maestra, los Colosos de
Siemens,
que llegaron a la Argentina en 1930, cuando la empresa
alemana Siemens decide emplazarlos en el décimo piso de su
edifico de Avenida de Mayo 869. Luego vino la segunda guerra
mundial y con ella la expropiación de todos los bienes
pertenecientes a las empresas
alemanas. Rápidamente el gobierno concedió el
ingenio de la relojería de casi tres toneladas de peso a
la CGT, y ésta decidió emplazarlo sobre el Diario
Democracia
sito por aquel entonces en la calle Bouchard 722.

Luego de la caída de Perón
vivieron sus horas más oscuras. El conjunto cayó en
el abandono, el saqueo, la depredación y el vandalismo. En
el año 1988 Siemens ofreció hacerse cargo de la
reparación del deteriorado mecanismo. Tras la
autorización correspondiente decide mantener el exterior
de la obra, reemplazando sí el mecanismo de
relojería por un sistema
electrónico comandado por computadora.
En 1992 los gigantes son emplazados en su ubicación
actual, la esquina Diagonal Sur y Bolívar.

Nos ubicamos ahora en el eje principal de nuestra visita y
en  el punto inicial de la
organización de la Ciudad de Buenos Aires, abarcando
en ella varios sitios importantes y cruciales para el desarrollo
de nuestra historia, nos referimos a Plaza de Mayo- La vieja
Recova.
El nombre de "Recova" proviene de la
denominación que se daba a todo lugar donde se
vendían gallinas y demás aves
domésticas. El de "Vieja" surgió cuando a partir de
1818 se hicieron edificaciones, también con
arquería a la altura de la actual calle H. Yrigoyen, desde
la "Vieja" hasta el Cabildo, y que recibió el nombre de
"Recova Nueva".

La "Vieja", se considera fue el primer centro comercial de la
ciudad.

Tenía 40 locales que se alquilaban 20 con vista al
Cabildo, y 20 hacia el Fuerte.

Los vendedores ambulantes que se ubicaban bajo su
arquería debían pagar un impuesto.
Allí armaban mostradores portátiles llamados
"bandolas" en donde se exhibían peines, empanadas,
rosarios…

La Recova se construyó durante la gestión
del virrey Joaquín del Pino, en 1802-1803 sobre la Plaza
Mayor.

Los planos fueron realizados por Agustín Conde.

En un principio estaba conformada por dos cuerpos
simétricos separados entre sí, realizado con
ladrillos revocados y pintados con cal.

Los mismos fueron estructuras
porticadas, de aproximadamente 21m de ancho, con arcos y
pilastras. En la parte superior se podían observar
jarrones y una baranda de hierro, sobre un techo aterrazado.
Más tarde ambos cuerpos se unieron mediante una imponente
construcción, de estilo clásico, a través de
la cual se podía observar hacia un lado el Cabildo y
años después también la Pirámide,
construida para festejar el primer aniversario de la
Revolución de Mayo. Hacia el otro se veía el
Fuerte.

La plaza que quedó hacia el Fuerte, fue la que
albergó a los vendedores ambulantes.

Hasta allí llegaban los lecheros a caballo.
Traían la leche de las
estancias cercanas o de granjas que se hallaban de 20 a 40
cuadras de distancia. La leche era traída en tarros de
barro o latón, y cada cabalgadura llevaba a veces cuatro y
hasta seis de esos tarros en unas alforjas de cuero atadas a
la montura.

También concurrían los vendedores de pescados,
de legumbres, que eran muy caras en Buenos Aires, los de frutas,
los de pasteles.

Fue la plaza Mayor del trazado de la fundación de
Buenos Aires. Su actual superficie es el doble de la original. En
1804 la Recova Vieja la cruzaba en línea recta de calle a
calle, en forma paralela al río, a la altura de la actual
Pirámide de Mayo. La parte cercana a la Casa Rosada se
llamaba Plaza del Fuerte y la cercana al Cabildo Plaza de la
Victoria, en homenaje al triunfo de las fuerzas de la Reconquista
durante la segunda invasión inglesa. Desde aquí
partía el Camino Real hacia el oeste (actual calle
Rivadavia) y la calle Real del Puerto (hoy calle Defensa) hacia
el sur.

La Plaza Mayor cumplía una doble función:
como plaza medieval servía de mercado a la
población- con la recova vieja y más tarde la
lateral, donde se concentraban numerosos vendedores ambulantes- y
como plaza renacentista revestía caráctervico, al
reunir los edificios públicos más significativos,
tales como el fuerte, el cabildo y la iglesia.

Las ideas renovadoras del urbanismo neoclásico llegaron
a Buenos Aires en la década de 1880, estimuladas por
Torcuato de Alvear.

En el año 1883 se demolió la vieja recova y se
unificaron las dos plazas, según proyecto del
arquitecto Juan Buschiazzo, quien trasladó la
pirámide a su actual ubicación.

Entre el Cabildo y el Palacio Municipal se encuentra la
Avenida de Mayo, que fue el primer boulevard que
tuvo la Ciudad de Buenos Aires y la columna vertebral del centro
histórico y cívico de dicha urbe. Nació
opulenta y majestuosa y se transformó con el tiempo en
símbolo de las relaciones argentino-españolas, y en
escenario de todas las manifestaciones sociales porteñas.
Fue la primera avenida de la República y de toda
Sudamérica.

Comienza en la calle Bolívar y su trazo de este
a oeste corre entre las laterales Hipólito Yrigoyen y
Avenida Rivadavia. De esta manera conecta la histórica
Plaza de Mayo con la Plaza del Congreso en una extensión
de unas diez cuadras.

Se inauguró en 1894 con el pretexto de que sirviese de
pulmón de la población que se concentraba dentro
del sector central de la urbe y fuera además la vidriera
de presentación de la ciudad al mundo.

Es tal vez el mejor ejemplo urbano de la prosperidad de la
Argentina de principios del siglo XX: debajo de ella circula el
primer subterráneo (metro) que hubo en el Hemisferio
Sur.

Por tratarse de la vía que une al Congreso de la
Nación Argentina con la Casa Rosada, sede del Poder
Ejecutivo, es la ruta obligada de los electos presidentes de la
Nación los días de las asunciones, y el lugar
predilecto para los desfiles de protesta o para la
realización de las celebraciones durante las fechas
patrias.

El decreto del Poder Ejecutivo Nacional nº 437 del
año 1997 declaró la Avenida de Mayo como Lugar
Histórico Nacional.

El punto medio de la Plaza de Mayo está ubicado el
primer monumento patrio que tuvo la Ciudad de Buenos Aires; la
Pirámide de Mayo. En Abril de 1811 la
Primera Junta decide mandar a construir un monumento para
celebrar el primer aniversario de la Revolución de Mayo,
razón por la cual se comienza a construir a cargo de Pedro
Vicente Cañete, quien eligió la forma piramidal
para el monumento. Se especula que pudo haber sido que se
conocían las pirámides talladas en dos pilares de
la Puerta de San Denis en París con las que la actual
pirámide guarda similitudes. Se utilizaron materiales
sólidos como ladrillos en vez de madera como proyectaba
hacerlo inicialmente. Fue inaugurada en Mayo de ese mismo
año, a pesar de que se terminó días
después del día estipulado. Aunque fueron hallados
planos trazados por Cañete, estudios realizados
posteriormente llegaron a la conclusión de que la
pirámide era hueca.  

En 1826, el presidente Bernardino Rivadavia proyectó
erigir un monumento a los hombres de la Revolución de
Mayo, que consistiría en una gran fuente de bronce. Se
debatió entonces si correspondía eliminar a la
Pirámide de Mayo. El proyecto finalmente no se
llevó a cabo debido a la renuncia de Rivadavia en 1827, a
pesar de que la Ley fue
sancionada por el Congreso.

En 1856, bajo la dirección del artista Prilidiano
Pueyrredón y debido al estado de la misma, se decide
reformarla dejando parte de la primer pirámide en su
interior al revestirla con ladrillos y argamasa. La parte
superior se dotó de una estatua de la Libertad de
3,6 metros de altura realizada por el escultor francés
Joseph Dubourdieu. Este artista se ocupó también de
realizar las figuras simbólicas de La Industria, El
Comercio, Las Ciencias y Las
Artes que se colocaron en los cuatro ángulos del
pedestal. 

Tres años después, debido a que el revoque usado
no presentaba la duración esperada, se recubrió con
base de mármol. En 1873, ya las estatuas se encontraban en
muy mal estado, por tal motivo, se retiraron y se reemplazaron
por unas esculturas de mármol de Carrara que se
encontraban en el primer piso del Banco Provincia en la calle San
Martín. Recién en 1972, como dijimos
precedentemente, fueron ubicadas en la Plazoleta de San
Francisco.

En 1883, Torcuato de Alvear para entonces Intendente quien
demolió la Recova, consideraba que el monumento
debía ser demolido y en su lugar construir uno más
grandioso; después de pedir la debida autorización
al Congreso, ninguno de los planes del intendente se llevó
a cabo. 

Durante la presidencia del Dr. Carlos Pellegrini en 1891, se
colocó sobre el lado oeste de la Pirámide, una
placa de bronce cuyo único contenido eran dos nombres:
Felipe Pereyra de Lucena y Manuel Artigas.  Estos dos
nombres, pertenecían a los primeros dos oficiales que
perdieron la vida en los campos de batalla luchando por la
independencia
argentina. El primero, fallece el 20 de junio de 1811 a los 22
años de edad, y el segundo, el día 24 de mayo del
mismo año a la edad de 33 años.

En 1906 proyectando el festejo del Centenario de la
Revolución de Mayo, se decide encerrar a la
Pirámide con un nuevo monumento, para lo cual fue
necesario trasladar la pirámide al centro de la plaza lo
que recién se realizó en 1912.

La Pirámide de Mayo fue declarada Monumento
Histórico por decreto en Mayo de 1942 durante la dictadura militar
(llamada Proceso de
Reorganización Militar). Fue durante el mismo que las
Madres de Plaza de Mayo y las Abuelas de Plaza de Mayo decidieron
marchar cada jueves alrededor de la pirámide, llevando las
mujeres el cabello cubierto por un pañuelo blanco, en
señal de protesta y presión
por la detención y desaparición de sus familiares.
El 10 de marzo de 2005 la Legislatura de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires declaró "Sitio
Histórico" al área que rodea a la Pirámide
de Mayo, espacio en el cual se encuentran pintados los
pañuelos que identifican a las Madres de Plaza de
Mayo.  El 8 de Diciembre de ese mismo año, las
cenizas de Azucena Villaflor fueron depositadas junto a la
Pirámide, en el mismo lugar donde ella comenzó a
organizar la lucha de las Madres.

Decenas de anécdotas tiñen de encanto la Plaza.
Una de ellas cuenta que en 1610 para las fiestas de San Ignacio,
se jugó en ella el primer partido que, con el correr de
los años sería nuestro deporte nacional: el Pato. 
Otra de ellas es cuando en 1823, el ingeniero inglés
Santiago Bevans iluminó con luz de gas la "Casa de
Policía" y dos chorros de agua de una
fuente alegórica para festejar las Fiestas Mayas.  

La última y más curiosa data de los años
´30 del Siglo pasado cuando Benito Costoya, un jubilado,
tenía en la zona de la Costanera Sur un criadero de
palomas.  Llevó a reunir 5000 de ellas y para
comunicarse con ellas utilizaba un silbato con el que
producía diferentes sonidos haciendo que las palomas
bajaran a comer o lo siguieran. 

Así fue como un día le sugirieron que con ese
"Show de las palomas" podía ganar un dinero extra
exhibiéndolas en Playa de Mayo.  Empezó a
convocar a los vecinos y visitantes y en 1934, con motivo del
Congreso Eucarístico Nacional soltó sus palomas
pintadas de amarillo y blanco en el Altar de Palermo. 

La Municipalidad de Buenos Aires se interesó y propuso
mejorar el Palomar de la Costanera. 

Benito Costoya murió en 1937 y las palomas,
acostumbradas al lugar, quedaron allí.

Hacia una de las caras de la Plaza de Mayo, más
precisamente en la esquina de San Martín y Av. Rivadavia
nos encontramos con la Catedral metropolitana, que
se ubica en el solar asignada para la Iglesia Mayor en la
fundación de la ciudad. Desde la primera capilla de adobe
d 1593 hasta la Catedral actual, hubo en este sitio seis
edificios diferentes que cumplieron la función de templo
mayor, los que debieron ser renovados por la precariedad de los
materiales y defectos estructurales. La Iglesia actual se
completó entre 1752 y 1852, aunque su decoración se
concluyó en 1911. Las 12 columnas de la fachada
representan a los apóstoles de Jesús. En su
interior, un Mausoleo de mármol alberga el sepulcro del
General José de San Martín, junto a los de los
generales Guido y Las Heras y el simbólico del Soldado
Desconocido.

Otro de los edificios que bordean la Plaza de Mayo situado
enfrente del Cabildo. Es el Palacio Municipal actual
edificio del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, ex sede de la
Intendencia Municipal. Se construyó entre 1891 y 1902 y la
obra fue dirigida por Juan Cagnoni. Está erigido sobre
terrenos donados por el General San Martín. Su estilo
academicista francés con elementos italianizantes combina
techos de mansarda. Formando parte del Palacio Municipal, se
encuentra la Casa de la Cultura; se destaca el Salón
Dorado, una copia exacta de un salón del Palacio de
Versailles. Originalmente fue sede del diario La Prensa.

Ya sobre la calle Yrigoyen nos encontramos con varios
edificios públicos, uno de ellos es el Ex Banco de
Santander
, que se inició como Banco Hogar Argentino y
fue obra de Alejandro Virasoro, en la década del 20.
Destaca, a manera de gran apertura, la carpintería de
bronce que completa la fachada, conformando una imagen general
art decó con los detalles de líneas y planos del
resto del edificio.

En el interior, el hall de entrada de cinco niveles de altura,
con balcones en los pisos superiores y cubierta en forma de
pirámide vidriada, es de gran belleza en la finura y
perfección de sus detalles. Originalmente tenía
mostrador en el medio, a los pies del gran pórtico, con
circulaciones laterales.

Ubicado entre la calle Defensa y Balcarce está el
Edificio de Administración de Ingresos
Públicos
ex Sede del Banco
Hipotecario Nacional, construido en el año 1947, es un
claro ejemplo de arquitectura monumentalista. Representa la
imagen del Estado Fuerte, en una etapa donde la sencillez de las
líneas y la fortaleza de los elementos intervinientes
caracterizaron un número importante de obras
públicas  creadas para la atención de las
necesidades de las grandes masas.

Ingresando por Balcarce 139, que forma parte del mismo
edificio, se puede visitar el Antiguo Congreso Nacional.
Construido en 1864 según un diseño del arquitecto
Larguía, operó en este lugar hasta 1906. Contaba
con un solo recinto para la Cámara de Diputados, pues la
Sala del Senado se levantó en una propiedad
vecina. Demolido en parte para construir el Banco Hipotecario,
quedan en pie los tres arcos, el frontón, el hall y el
recinto de deliberaciones.

En 1971 fue entregado a la Academia Nacional de Historia, la
cual lo utiliza para conferencias y reuniones en un ámbito
que conserva su mobiliario original. La Academia está
formada por cuarenta miembros dedicados a intensificar y promover
el estudio de la historia
argentina y americana. En el pórtico de entrada hay
fotografías de época que muestran el edificio hacia
fines del siglo XIX. Posee una excelente biblioteca
especializada.

Encabezando la plaza se encuentra el edificio más
significativo de la ciudad, hablamos de la Casa Rosada. En
1536 don Pedro de Mendoza establece en las proximidades de la
desembocadura del riachuelo de los navíos un asentamiento
"Nuestra Señora del Buen Ayre".  En 1580, Juan de
Garay efectúa la fundación de la Ciudad en el lugar
destinado a la Plaza Mayor (Plaza de Mayo), dándole el
nombre de Santísima Trinidad y conservando para el puerto,
el del primer poblado.

En 1595 se comienza a construir una fortaleza denominada
"Fuerte de don Juan Baltasar de Austria" o "Real Fortaleza de San
Juan". También se la denominó "Castillo de San
Miguel" de Buenos Aires en 1676.

Al igual que antiguas fortalezas europeas, poseía
alrededor un foso, y un puente levadizo, en la entrada principal,
frente a la plaza mayor. Este foso, nunca fue llenado de agua,
funcionando como una trinchera. El puente levadizo
subsistió hasta la presidencia de Rivadavia, quien lo
sustituyó por un pórtico neoclásico.

En 1855 fue edificada por el Arquitecto inglés Eduardo
Taylor con un
estilo neocolonial, llamada la "Aduana Nueva", la cual lindaba
con las paredes posteriores del fuerte y mirando al río.
Es el primer edificio público de grandes dimensiones del
estado mercantil del Buenos Aires de esa época.
Poseía una forma semicircular con depósitos y
almacenes
abovedados rodeados por galerías. La Nueva Aduana
tenía una torre que servía de faro y un muelle de
madera cuya parte central se adentraba en el río. Ello
permitía embarcar y desembarcar sin internar los carruajes
en las aguas. 

En 1890 es demolida hasta el primer piso para construir el
Puerto Madero, quedando su base sepultada bajo la actual Plaza
Colón.

Del antiguo fuerte sólo quedó el gran arco de la
entrada y un cuerpo del edificio ubicado hacia el ángulo
noroeste que previos algunos arreglos fue sede del Gobierno
Nacional; ese cuerpo, refaccionado en 1861, era el que
había sido residencia de los gobernadores y virreyes y a
cientos de los gobiernos independientes que le sucedieron. En
1867 comienzan las reformas ordenadas por el presidente Domingo
Faustino Sarmiento, quien finalmente en 1873 ordenó la
construcción de una sede para el correo y telégrafo
en el lugar que había dejado libre la demolición
del ala sur del Fuerte de Buenos Aires.

Este proyecto fue realizado por el arquitecto sueco Carlos
Kihlberg, con una marcada mezcla de neorrenacimiento italiano y
detalles de arquitectura francesa, diferenciados en el trabajo de
las fachadas y la cubierta.

En el mismo año, el presidente Domingo F. Sarmiento
mandó a pintar la Casa de Gobierno de rosado, utilizando
una mezcla de cal, sangre y cebo
bovinos para impermeabilizar la fachada del viejo Fuerte. Se dice
que Sarmiento quiso utilizar el tono rosado por analogía
con la Casa Blanca, dado que el blanco era predominante antes y
durante la época de Rosas, y el rojo, usado por los
federales fanáticos, simbolizando de este modo la
unión de todos los sectores políticos.

Hacia 1882, el presidente Julio Argentino Roca, y dada la
insignificancia que mostraba la Casa de Gobierno frente a este
nuevo edificio de correos, mandó a demoler la llamada
"Casa de los Virreyes" y solicitó un proyecto de ensanches
y reparaciones al cuerpo de ingenieros civiles, quedando elegido
el del arquitecto sueco Enrique Aberg, quien sugirió una
edificación similar al del correo, diferenciándolo
por la incorporación de una galería balcón
en el primer piso para el uso de las autoridades durante las
fiestas y desfiles. Esto marcó el
fin del Fuerte, conservándose algunos muros y una de las
troneras que pueden verse en el actual Museo de la Casa de
Gobierno.

Por razones estéticas y para solucionar necesidades de
espacio, se pensó en incorporar el Edificio de Correo a la
Casa de Gobierno, la cual fue encomendada al arquitecto Francisco
Tamburini. Para unir los dos edificios en uno, proyectó un
gran arco central, el cual se asocia con los alrededores, donde
se encontraba la Aduana Nueva y la Recova Vieja.

Este arquitecto diseñó el proyecto y
dirigió las obras que dieron a la Casa Rosada su
definitiva estructura y ornamentación. 

A partir de 1990 se realizaron modificaciones en la Casa de
Gobierno. En el ámbito de la oficina de obras
públicas se instaló un gran salón para
conferencia de
prensas presidenciales. Está ubicado en el segundo piso de
la casa rosada. El salón guarda similitud con el de la
casa blanca en Washington.

El Arco central y los patios cubiertos que se encuentran en el
eje de Balcarce 50, fundamentan la unión de estructuras
edilicias hechas en diferentes años, respondiendo a
proyectos de
distintos arquitectos.

Los patios interiores están rodeados de galerías
con balconadas. Los elementos ornamentales, como capiteles,
cielorrasos o mensuras de yesería decorada, se identifican
con diferentes órdenes y estilos clásicos.

La entrada principal del frente que da hacia la Plaza de Mayo,
se encuentra custodiada por una "Guardia de Honor", constituida
por Granaderos.

Todos los años se lleva a cabo la ceremonia del relevo
simbólico de la custodia de la Casa Rosada, presenciada
por el Presidente de la Nación.  Por orden del primer
Triunvirato, el General San Martín crea el regimiento de
Granaderos a Caballo y durante la presidencia del Dr. José
Figueroa Alcorta en 1907, fue instituido como custodia
presidencial.   Los granaderos custodian también
el mausoleo de su creador. Para realizar el cambio de
guardia atraviesan la Plaza de Mayo cada dos horas impares: 9,
11, 13, etc., de Lunes a Viernes hasta las 19 hs.   Los
sábados, lo hacen de 9 a 11 y los Domingos de 9 a 13
hs.

Por Balcarce 24 se accede al "Patio de Honor", pulmón
en torno al cual se
encuentran las dependencias del ala norte de la Casa Rosada.
También llamado "Patio de las Palmeras", responde al
estilo ecléctico de todo el edificio. Es el principal
espacio abierto en el interior del Palacio Presidencial. Su
nombre proviene de los retoños de las palmeras que
ordenó plantar allí el presidente Domingo F.
Sarmiento. En su centro fue colocada una de las 35 fuentes
adquiridas a la casa francesa Du Val D´Osne para los
festejos del Centenario de la Revolución de Mayo, en 1910.
Está hecha de hierro y se encuentra rodeada por canteros
con una guarda perimetral en forma de festón de
mármol de Carrara.

Sobre la Avenida Rivadavia se encuentra la entrada principal
del Palacio, la cual es utilizada por el Presidente de la
Nación, las autoridades nacionales, embajadores e
invitados oficiales.

En esta puerta que da ingreso al llamado "Hall de Honor", se
pueden observar dos relieves, de línea Art Decó,
realizadas por el artista José Fioravanti, que simbolizan
"La Exaltación de la Patria Joven" y "El sentimiento
Heroico de la Raza", ubicados en los muros laterales del recinto
.La decoración de los muros y el casetonado de los
cielorrasos del Hall de Honor fueron realizados hacia fines del
siglo pasado.

En el año 1913 estas pinturas fueron ocultas por una
capa de pintura clara
que fue removida de los cielorrasos a partir de 1980, en que
fueron restauradas.

En el contorno del Hall de Honor se encuentra emplazada la
"Galería de los bustos". Aquí están los
Bustos de los Presidentes argentinos esculpidos por famosos
artistas nacionales y extranjeros una vez transcurrido un lapso
no menor a dos períodos presidenciales, luego de
finalizado el mandato correspondiente.

Dos escaleras de honor conocidas como "Italia" y "Francia"
conducen al primer piso, donde se hallan el Salón Blanco y
las oficinas presidenciales. Ambas escaleras poseen una rica
ornamentación de molduras, relieves y esculturas.

Al despacho del Jefe de la Casa Militar, se accede por la
escalera de Italia.

En la antesala, ubicada entre el despacho y el ingreso al
Salón Blanco, se encuentra un jarrón de porcelana
muy importante, íntegramente decorado y torneado a mano,
regalado a nuestro país por el gobierno de Francia,
durante la presidencia de Manuel Quintana.

Entre las dos escaleras de Honor se encuentra el Salón
Sur, se comunica hacia un lado con la Galería de los
Vitrales y hacia el otro lado con el Salón Blanco. Se
realizan en él reuniones de tipo informal, prensa, comidas
y ceremonias menores.

"El Salón Blanco" es donde se efectúan las
ceremonias de asunción del mando presidencial y de
juramento de ministros y secretarios de Estado.

El Salón presenta un importante frente ornamental en
forma de chimenea, sobre la que se encuentra emplazada la
tradicional escultura que representa el busto de la Patria, obra
del artista italiano Ettore Ximenes y realizada en mármol
de Carrara.

Arriba del Busto se encuentra el Escudo Nacional hecho en
bronce sobre una placa de mármol. Coronándolo se
ven dos ángeles realizados en madera patinada. Este
conjunto ornamental fue comprado a la Casa Forest de París
en el año del centenario.

En el techo del Salón se puede observar una pintura
sobre tela  realizada en 1910 por el artista italiano Luis
de Servi, como homenaje al Centenario de la Revolución de
Mayo y a nuestra Independencia.

Del centro del Salón pende una araña de bronce,
fabricada en Francia pero armada en Buenos Aires para ser
colocada por la casa Azaretto Hnos.

Las puertas de este Salón eran de cristal esmerilado
con el Escudo Nacional estampado, siendo reemplazados por los
espejos de cristal que aún se encuentran.

El piso original era de gres inglés hasta el año
1903 cuando se compró en Bruselas el actual piso de
parquet de roble de Eslabona.

En 1978 fue construida la "Capilla de Cristo Rey", ubicada en
la antesala entre el acceso al Despacho Presidencial y el
Salón Blanco. Se puede observar una talla en madera
representando a Cristo Rey, hecha por el escultor argentino Vigil
Mahlknecht.

Habitualmente, en forma semanal, oficia misa el
Capellán de la Casa.

El actual "Despacho Presidencial" solía ser el comedor
presidencial, comenzó a ser utilizado como tal a partir de
1946.

Dos Granaderos custodian la entrada cuando el Señor
Presidente está en la casa.

El "Ascensor Presidencial", según la tradición
mantenida en la Casa, fue regalado por la Infanta Isabel de
Borbón al Palacio de Gobierno cuando visitó nuestro
país en 1910.

Es de roble tallado y ostenta el escudo nacional sobre cada
uno de los espejos de cristal.

Es utilizado por el presidente y por visitas especiales.

Ubicado frente a la Casa Rosada se encuentra el Monumento
Ecuestre de Manuel Belgrano
que se inauguró el 24 de
Septiembre de 1873.

Es obra de los escultores Albert Carriere-Belleuse
(francés), quien realizó la figura de Belgrano y
Manuel de Santa Coloma (argentino), hijo del primer cónsul
general de la Argentina en Europa, quien
realizó el caballo. Esta figura en bronce muestra al
General admirando la enseña patria. Está montada
sobre un basamento de granito, sobre cuya plataforma se encuentra
el mástil con la Bandera Argentina.

Al pie del monumento se encuentran dos placas: en el frente
"Al creador de la bandera, la Asociación Patriótica
Estudiantil General San Martín 1812" 24 de Septiembre de
1912.

Detrás: madres de Plaza de Mayo "Azucena Villa Flor de
Inogenti seguimos luchando como vos nos enseñaste" 1977-
30 de Abril de 1994.

Sobre unos de los vértices de la Plaza, más
precisamente en la intersección de las calles Rivadavia y
25 de Mayo está ubicado el Banco de la Nación
Argentina.
Durante el primer decenio del siglo XIX, en este
lugar se inició la construcción de un Coliseum. En
1857 fue inaugurado aquí el primer Teatro Colón,
obra de Enrique Pellegrini, realizada con gran majestuosidad y
lujo producto de la
prosperidad económica y el comercio internacional del
momento.

Años más tarde el teatro fue adquirido por la
Municipalidad y, en 1888, a fin de reunir fondos para la
construcción del actual Teatro Colón, fue vendido y
transformado en casa central del Banco Nación.

En 1891 se fundó el Banco de la Nación con la
presidencia de Carlos Pellegrini.

En 1939, el arquitecto Alejandro Bustillo fue designado para
la realización del proyecto del actual edificio. Es de
grandes dimensiones y con elementos decorativos tomados de los
órdenes clásicos. Inscripta en el lenguaje
monumentalista con claras incidencias renacentistas al conjugar
pilastras corintias, cornisas y hornacinas, posee atributos casi
únicos. Más allá del revestimiento de las
fachadas realizado con piedra de Balcarce y Chapadmalal, se
esconden rarezas casi desconocidas.

Haciendo ángulo con la Casa Rosada y el Banco de la
Nación Argentina, se encontraba desde la segunda mitad deI
siglo XIX el "Hotel Argentino",
propiedad de don Gabriel Lenen, Tenía entrada principal
por la esquina de 25 de Mayo y Rivadavia. Allí, en 1872,
"para alejar el fastidio de la vida de hotel", según
decía, José Hernández se dedicó a
escribir el poema "El Gaucho Martín
Fierro". Enfrente, se destaca la construcción del
Banco de la Nación, obra del arquitecto Alejandro
Bustillo.

Finalmente llegamos al punto final de nuestra visita
visualizando el Monumento a Juan de Garay; quién
dio origen a nuestra ciudad, evocando la figura del fundador de
Buenos Aires.

Realizado por Gustavo Eberlein en bronce fundido, fue
inaugurado en 1915 y está ubicado próximo a la Casa
de Gobierno, en la plazoleta 11 de Junio de 1580, fecha de la
fundación de la ciudad. En la parte posterior del
monumento, se encuentra un gajo extraído del legendario
roble (Querats Rodor) de Guernica plantado en esta misma
plazoleta el 11 de mayo de 1919, en homenaje a Juan de Garay. Una
placa de bronce reproduce el frente de la diputación y en
lengua vasca
se lee: "Este roble es el árbol de Guernica. Simboliza las
libertades baskas". Al pie del monumento a Don Juan de Garay se
ubican los escudos de las cuatro provincias vascas: Vizcaya,
Navarra, Á lava y Guipúzcoa. Es obsequio de la
colectividad española.

Teoría Fundacional y Organización de Buenos
Aires

Previo a la fundación de Buenos Aires hubo un
asentamiento. Este, en 1536, fue dirigido por el adelantado don
Pedro de Mendoza a quien el Rey Carlos I de España,
enviara para dominar y poblar estas tierras. La fundación,
en 1580, por don Juan de Garay, un hidalgo de España,
también bajo las órdenes reales.

La primera ciudad, de apenas una manzana de extensión,
fue sitiada por el hambre y en 1541 destruida por los indios del
lugar.

Los primitivos habitantes de la zona que hoy es Buenos Aires,
antes de la llegada de los españoles a dicha comarca,
fueron tribus de indios llaneros, grupos de
guaraníes de las islas y otros grupos
menores y nómadas de querandíes.

Recién el 8 de Mayo de 1776 el Rey Carlos III designa
el primer virrey del Río de l Plata: don Pedro de
Cevallos. Con ello Buenos Aires pasó a ser la capital del
Virreinato del Río de la Plata.

Esta situación se mantuvo hasta el 25 de mayo de 1810
cuando el virrey es desplazado de su cargo por el grupo de
hombres que había dado forma al movimiento de
emancipación de la Corona, constituyéndose la
Primera Junta de Gobierno Nacional. Estos hechos revolucionarios
en el Río de la Plata encuentran su culminación en
la Declaración de la Independencia Argentina el 9 de Julio
de 1816, en Congreso General reunido para ese fin en la provincia
de Tucumán.

Unos años antes en 1806 y 1807 la ciudad había
sufrido dos invasiones de la flota inglesa que buscaba conquistar
estos territorios. En ambas ocasiones el pueblo de Buenos Aires
repelió la agresión, derrotando a los ingleses que
capitularon en la actual zona de Retiro. Las banderas y
estandartes de la capitulación  se exhiben en la
Iglesia de Santo Domingo.

El 3 de Abril de 1856 se crea la Municipalidad de la Ciudad de
Buenos Aires. El 21 de Septiembre de 1880, el presidente de la
República, Dr. Nicolás Avellaneda, promulga la ley
que convierte a Buenos Aires en la capital de la República
Argentina.

Durante los años siguientes Buenos Aires sufre el
ingreso masivo de inmigrantes y comienzan importantes
transformaciones urbanas trazadas por el primer intendente
municipal, Dr. Torcuato de Alvear.

Fiebre Amarilla

Fiebre amarilla – Epidemia en la Argentina

Hacia 1871, cuando Buenos Aires comenzaba a cambiar su
fisonomía colonial por la de una metrópolis
moderna, el flagelo de la peste se abatió sobre la ciudad.
La epidemia tuvo pronto sus mártires y sus héroes,
sus momentos trágicos y sus anécdotas. No por azar
la fiebre amarilla
azotó Buenos Aires. Distintos factores decretaron la
desgracia: las obras de salubridad inexistentes, viviendas
precarias, escaso o nulo control
sanitario, y una casi actual despreocupación oficial por
el bienestar de la población.

De los habitantes de la ciudad, 14.000 aproximadamente
perecieron. Nunca como entonces la igualdad ante
la muerte se hizo tan evidente. Noches y días, carros
fúnebres llevaban montañas de cadáveres, que
saturaron el Cementerio del Sur, y demandaron la creación
del de la Chacarita. La Reina del Plata cayó estoicamente
durante la presidencia de Domingo Faustino  Sarmiento.

En San Telmo se vieron los primeros casos de fiebre amarilla,
en enero de 1871, propagándose rápidamente a los
barrios de Monserrat, Balvanera, San Nicolás, San Miguel y
Catedral al Sur. La hipótesis más cuestionada era que
los soldados que regresaban de la guerra del
Paraguay, como
así los inmigrantes enfermos, propagaban el mal. No se
conocía la etiología del flagelo, y la inoperancia
terapéutica colmaba los límites razonables, se
suministraba quinina a altas dosis, diaforéticos,
revulsivos cutáneos, tónicos amargos y
hemostáticos.

Creado el cementerio de la Chacarita, el Ingeniero A.
Ringuelet instaló las vías de un ferrocarril que
llevara los casos fatales desde Centro América y
Corrientes, transportados por " La Porteña ". Hospitales y
lazaretos trabajaron a ritmo agotador, morían
médicos y enfermeros, mientras se arbitraban medidas
desesperadas. La Cruz de Hierro, primera orden de
caballería argentina, fue destinada a honrar a los
conductores de la defensa civil.
Los ejemplos de altruismo se multiplicaron.

Se imputó injustamente el desarrollo de la epidemia al
hacinamiento en los conventillos, y quizás con más
verdad, al sucio Riachuelo y a los saladeros. Estas
circunstancias fueron potenciadas por lluvias persistentes, con
la formación de pantanos, y un calor intenso,
que favorecieron la proliferación del mosquito, real
responsable de la epidemia, de quien aun no se sospechaba.

En el mes de junio, la fiebre amarilla se alejó para
siempre. El gobierno proclamo su mea culpa, y se impulsaron las
medidas de salubridad y saneamiento que, de haberse adoptado
antes, sin duda hubieran impedido en mucho la propagación
de la enfermedad.

"Debido a esto, las personas de clase
adinerada que antes vivían en ese barrio se mudaron hacia
el norte de la ciudad, por lo que San Telmo fue tomado por los
inmigrantes italianos y españoles."

El Puerto de Buenos Aires

Buenos Aires, en sus orígenes, siguió
estrictamente las normas
establecidas por las "Leyes de Indias",
que indicaban, para toda fundación ribereña, el
trazado de la ciudad y el puerto.

Lo cierto es que desde su fundación, Buenos Aires
utilizó el "Riachuelo de los Navíos" para el
desembarco de mercaderías, ya que era un canal profundo
dentro de la misma playa y, originalmente, llegaba hasta la calle
Corrientes y aún más al Norte.

El desembarco se realizaba, hablando de la Buenos Aires
colonial, de una manera muy modesta: fondeados los barcos, los
botes acercaban a pasajeros y mercancías hasta la orilla,
ya que no existía muelle.

Hasta 1770, se habían propuesto más de 60
proyectos de puertos y malecones fuera de la zona del Riachuelo,
sobre la ribera de la ciudad. Ninguno de estos proyectos, ni los
posteriores, supieron dotar a Buenos Aires de una estructura
portuaria acorde a sus necesidades y la gran mayoría
fueron dejados de lado. Se cumplía así un
extraño mandamiento: la ciudad portuaria sin puerto.

En 1872 se construyen muelles y los depósitos de Las
Catalinas, en la bajada de las actuales calles Viamonte y
Córdoba, así llamados por su proximidad con la
Iglesia de Santa Catalina – en San Martín y Viamonte.

Una vez superada la etapa de los muelles, el gobierno se
propuso la creación de un puerto completo. Para
construirlo compitieron dos proyectos. Luís A. Huergo
proponía aprovechar el riachuelo como refugio natural para
las embarcaciones. Consistía en diversos diques que
debían erigirse en la boca del riachuelo, lejos del centro
de la ciudad.

Eduardo Madero proyectaba construir un complejo sistema de
diques frente a la Plaza de Mayo. Finalmente, se impuso la
propuesta de Madero, que en enero de 1889 inauguró el
primero de los diques. El costo final de la
obra fue muy elevado y el sistema de diques, ineficiente. Tampoco
faltaron denuncias por corrupción.

En 1905 el puerto se componía de Puerto Madero, Dock
Sud y riachuelo. En 1920 se terminó de construir otra
sección, la de Puerto Nuevo.

Madero no llegó a ver concluido su proyecto ya que
murió 5 años antes de su inauguración en
1889.

El puerto fue concebido para comerciar cajones y granos. La
tecnología
lo fue desplazando poco a poco, los containers y la carga de
granos en puertos de aguas profundas decretaron su salida de
servicio. En 1889, luego de sancionarse la ley de reforma del
Estado, se creó la corporación Antiguo Puerto
Madero con el objeto de urbanizar las 170 hectáreas del
viejo puerto. La corporación es una sociedad formada por
el Estado
Nacional y la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. Una vez
que la corporación escrituró las tierras, se
iniciaron los estudios del plan de reciclaje, con el
asesoramiento de técnicas del ayuntamiento de Barcelona
(España). Dicho proyecto causó polémicas en
cuanto a su concepción, por lo que se declaró a la
zona de valor histórico y patrimonial y se llamó a
un concurso nacional de ideas para reciclarla.

Hasta diciembre de 1991 se habían adjudicado 5 de los
16 galpones de estilo inglés, de ladrillos rojos, como
condición para su venta deben preservar su imagen
exterior.

Este ambicioso proyecto se propone asimilar dicha zona al
resto de la ciudad.

Invasiones Inglesas al Río de la Plata:

En el año 1805 Inglaterra se
encontraba enfrascada en un conflicto
bélico contra Francia, donde Napoleón gobernaba. Los españoles en
ese momento estaban aliados con los franceses. La mayor parte de
Europa se encontraba en poder o bajo la influencia francesa, por
lo tanto los ingleses se veían impedidos de comerciar con
estos territorios, lo que afectaba su economía en plena Revolución
Industrial. Con objetivo de
obtener nuevas plazas comerciales y debilitar a sus enemigos, los
ingleses comenzaron una serie de ataques a las posesiones
europeas de ultramar. Como parte de ese esfuerzo una fuerza inglesa
ocupó en enero de 1806 la colonia Holandesa de Ciudad del
Cabo. Allí sus comandantes se informaron de la debilidad
de la guarnición española de Buenos Aires
además del cuantioso tesoro que la ciudad tenía y
decidieron que ese seria su próximo objetivo.

Primera invasión

El 14 de abril de 1806 partió desde la ciudad del Cabo
una fuerza comandada por Beresford. ésta llegó al
Río de la Plata con 1600 hombres en 10 barcos de guerra.
El 25 de junio de dicho año los ingleses desembarcaron en
Quilmes, y llegaron a tomar el fuerte de Buenos Aires el
día 28 de junio. El virrey Sobremonte huyó con el
tesoro de la ciudad hacia Córdoba, para organizar
allí la resistencia, pero el tesoro fue interceptado por
los ingleses gracias a la información que proveyeron
comerciantes temerosos de que los ingleses al no tener el tesoro
robaran sus propiedades. Para ganarse el favor de la gente de
Buenos Aires una de las primeras medidas de los invasores fue
decretar el libre comercio. A
su vez en Montevideo, Liniers organizó una fuerza con el
objetivo de marchar sobre Buenos Aires y liberarla. Al llegar
convergieron en el ataque a los ingleses todas las fuerzas de la
resistencia. Luego de 2 días de lucha los ingleses fueron
expulsados el 12 de agosto. El 14 de agosto el Cabildo le
confirió a Liniers el mando militar.

Luego de la invasión se hizo evidente que era necesario
contar con mayores fuerzas militares en el Virreinato del
Río de la Plata. España en ese momento se hallaba
en estado de virtual aislamiento con respecto a sus colonias, ya
que su flota había sido derrotada en Trafalgar y los
ingleses habían ganado el control del mar, por lo tanto
recibir refuerzos de la metrópoli era bastante improbable.
Se organizaron entonces fuerzas militares en el virreinato mismo,
la mayor parte de ellas integradas por criollos. Esto
sentó las bases para el futuro ejército argentino
que combatió en las guerras por la
independencia y le restó poder a la elite
española.

Segunda Invasión

El 22 de septiembre de 1806 el gobierno inglés decide
invadir Buenos Aires y Montevideo. Los ingleses volvieron a la
carga con una fuerza mucho mayor a la que habían enviado
con anterioridad. Como base de acción tomaron la
población de Maldonado el 29 de octubre de 1806 comenzaron
las acciones que
culminaron 3 días después con la derrota
española. El 3 de febrero de 1807 tomaron la ciudad de
Montevideo en una operación naval y terrestre con 8000
soldados. Sobremonte había acudido con refuerzos desde
Córdoba, pero fue repudiado por el Cabildo. Mientras tanto
Liniers que había acudido con 3000 hombres en ayuda de
Montevideo debió retornar a Buenos Aires al enterarse de
la caída de la ciudad. El 5 de febrero llegó la
noticia a Buenos Aires de la caída de Montevideo,
reuniéndose el Cabildo el día 10 para analizar la
situación, llegándose a la decisión de
destituir a Sobremonte, arrestarlo y nombrar como virrey a
Liniers, hecho que sentó un fuertísimo precedente
de autodeterminación con vistas a la Revolución de
Mayo de 1810. Para impedir que el pueblo de Colonia del
Sacramento fuera utilizado como punto de desembarque de un
ejército español,
los ingleses también tomaron esa población que
cayó fácilmente en marzo.

Los ingleses comenzaron a usar a Montevideo como base para el
contrabando,
logrando que sus mercaderías penetraran en las colonias
españolas. Además emprendieron una guerra
propagandística mediante la distribución de un periódico pro
británico.

Partes: 1, 2, 3
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