Algunas consideraciones sobre la definición del concepto evaluación en el contexto de las prácticas educativas
- Consideraciones sobre la
definición del concepto
evaluación - Consideraciones
sobre las prácticas educativas - Conclusiones
- Bibliografía
Introducción
La práctica de evaluar es tan antigua como la
civilización misma, pero su estudio de forma profesional y
científica es muy reciente y aun en nuestros días
su consideración ha estado marcada
por el empirismo y
criterios cuantitativos, siendo la evaluación
el eslabón del proceso de
formación de los profesionales de la docencia en
los diferentes niveles educacionales y en particular en la
educación
superior.
Desde el punto de vista histórico, se puede considerar
que R. Tyler (1942) es el primer investigador de la
evaluación educativa. Según este modelo la
evaluación vendría a consistir en una constante
comparación de los resultados del aprendizaje de
los estudiantes con los objetivos
previamente determinados por los profesores. Para Tyler la
evaluación se debe extender al proceso de
“aprendizaje” y al “currículum”
pero no solo a los resultados, aunque en la práctica
sólo se utilizó para comparar los resultados con
los objetivos, y de los resultados solo aquellos aprendizajes
más fácilmente constatables.
Esta evaluación por objetivos se mantuvo vigente en su
totalidad durante 15 años, hasta que L. Cronbach (1973),
se opone a este modelo y propone una evaluación que se
oriente fundamentalmente a buscar información y comunicarla a quienes han de
tomar decisiones sobre la “ enseñanza”. Propone una metodología plural que equilibre los
procedimientos
experimentales y naturales en función de
cada situación y hace énfasis en la calidad de la
inoformación afirmando que debe ser: clara, exacta,
válida y amplia, con el fin de quien tome decisiones tenga
un conocimiento
muy amplio de la realidad.
Posteriormente esta concepción sobre a
evaluación se continúa perfeccionando y se
incorporan nuevos elementos en busca de lograr un mejor desempeño de esta actividad entre los que
se destacan los modelos de M.
Serien (1977), Stuffliben (1971), Parlett y Hamilton (1972),
Store (1975), E. Eisner (1979), Gimeno (1992) entre otros.
Esta preocupación y ocupación también se
encuentra entre los pedagogos de Cuba desde los
tiempos de Felix Varela hasta la actualidad en que con las
reformas de la Educación se
necesita buscar formas alternativas de evaluación en que
el alumnos y el profesor
formen una unidad dialéctica en este proceso dotando a
ambos de una herramienta de ayuda a mejorar la capacidad de
aprender a aprender y al desarrollo
profesional de estos. Atendiendo a los antecedentes expuestos
el trabajo
tiene por objetivo
exponer algunas consideraciones sobre la definición del
concepto
evaluación en el contexto de las prácticas
educativas.
1.1 Consideraciones
sobre la definición del concepto
evaluación
Evaluar no es una acción
esporádica o circunstancial de los profesores y de la
institución escolar, sino algo que está muy
presente en la práctica educativa.
Definir evaluación puede llegar a ser tan complejo como
delimitar el número de autores, corrientes y teorías
que lo han hecho.
A modo de ejemplo y dentro de una extensísima producción bibliográfica sobre el
tema presentamos las siguientes:
– “Comparar lo deseado con lo realizado” (Alfaro,
1990. Pg. 70)
– “Estimar cuantitativamente y cualitativamente el
valor, la
importancia o la incidencia de determinados objetos, personas o
hechos” (Forns, 1980. Pg 108)
– “Medio que permite observar y describir con mayor
precisión los aspectos cuantitativos y cualitativos de la
estructura, el
proceso y el producto de la
educación.
Su finalidad es facilitar una predicción y un control lo
más exacto posible del proceso educativo” (De la
Orden, en Lafourcade 1977 Pg. 16).
– “Etapa del Proceso educacional que tiene por fin
comprobar de modo sistemático en qué medida se han
logrado los resultados previstos en los objetivos que se hubieran
especificado con antelación” (Lafourcade, 1977).
– “Actividad valorativa e investigadora, que facilita el
cambio
educativo y el desarrollo profesional de los docentes. Su
finalidad es adecuar o reajustar permanentemente el sistema escolar a
las demandas sociales y educativas. Su ámbito de
aplicación abarca no sólo a los alumnos, sino
también a los profesores y los centros
educativos…” (Nieto, 1994. Pg. 13).
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