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Pensar el futuro, y construirlo (página 2)



Partes: 1, 2

-           
Tiempo futuro o situación futura.

Devenir

-           
Palabra que se utiliza en filosofía para expresar el movimiento por el cual las cosas se
transforman.

-           
Acaecer, llegar a ser o transformarse.

A partir de este cuadro, no es difícil sospechar que el
futuro no es algo que esté predeterminado de antemano sino
algo que se escribe a cada momento con nuestras acciones.
Entendemos por prospectiva -según Gastón Berger-
"disciplina que
estudia el futuro para comprenderlo y poder influir
en él", por ello Miklos y Tello establecen que "la
prospectiva se preocupa más por brindar alternativas
futuras que por responder a la pregunta: ¿qué
sucederá?"[1]. Hablar de lo que pueda
llegar a suceder significa hablar de pronóstico, mientras
que mencionar la palabra prospectiva (del latín
prospicio, ver a lo lejos) es referirnos a lo opuesto al
término retrospectiva, que se refiere a dar marcha
atrás en el tiempo.

Prospectiva y estudio
del futuro

La prospectiva es la identificación de un futuro
probable y de un futuro deseable, diferente de la fatalidad y que
depende únicamente del conocimiento
que tenemos sobre las acciones que el hombre
quiera emprender. Existen dos maneras de tratar de comprender el
futuro, estas son: como realidad única, o bien, como
realidad múltiple.

Lo han atendido como una realidad única: los adivinos,
brujos y charlatanes, los oráculos y todos los que
consideran que existe inequívocamente un destino que
decide y marca los hechos
de la vida, considerándolo como algo inviolable, ciego e
inmodificable, negando toda posibilidad a la premisa de que, el
hombre es el
arquitecto de su propio destino (o sea que, el destino no le es
propio y mucho menos puede construirlo o diseñarlo). Para
quien cree en el destino, nada deviene, todo está escrito
de antemano.

Si concebimos al futuro como una realidad múltiple,
explícitamente aceptamos que un hecho del presente puede
evolucionar de diversas maneras y llegar a presentarse de
diferentes formas. A estos futuros posibles, Bertrand de
Jouvenel los denominó futuribles. Dentro de
éstos, los que tiene mayor posibilidad de presentarse, se
les llama futuros probables, los cuales pueden acontecer
con más certeza, no por culpa del destino sino dependiendo
de la manera en que el hombre participa en la construcción o diseño
del futuro.

Para hablar de futuros probables, en prospectiva se suelen
sopesar: la visión de los expertos, el comportamiento
de los actores que intervienen y las leyes
matemáticas del cálculo de
probabilidades. El discurso
prospectivo se encamina a identificar la acción
futura en base a estos elementos. Cuando este tipo de futuro, no
representa lo más positivo, se busca evaluar que este sea
probable, pero también deseable.

Tenemos que:

"El futuro siempre ha capturado la atención, el interés y
la curiosidad humanos. Desde la antigüedad hasta nuestros
días, la percepción
humana sobre el porvenir ha transitado por diferentes formas de
comprenderlo y enfrentarlo. Para muchas sociedades ha
significado miedo y resignación, para otras, la
oportunidad de construir caminos diferentes hacia visiones
compartidas del porvenir."[2]

-         
¿Qué es lo que hace que pongamos atención al
futuro?

Todos tenemos un temor al parecer innato de percatarnos -de
antemano- hacia donde se dirigen -quizá inevitablemente-
nuestros pasos y si tenemos alguna oportunidad de corregir el
rumbo. Y, ¿por qué no?, de saber si finalmente
tiene sentido hablar del destino.

-         
¿Por qué nos interesa el futuro?

Parece natural, saber si vamos a seguir vivos y cómo
será nuestra vida y si podrán cumplirse nuestras
ilusiones, aspiraciones y sueños.

-         
¿Por qué el futuro es algo que despierta nuestra
curiosidad?

Simplemente, saber algo acerca de él,  permite
acariciar la idea de que algún día podremos
respondernos -aunque sea de manera parcial o acotada- esa
inquietante pregunta que se pierde -y late incesantemente- en la
noche de los tiempos: ¿Quiénes somos, de
dónde venimos y hacia dónde vamos? (¡Hermosa
trenza dorada que concatena pasado, presente y futuro enlazados
como los vértices y a la vez el alma que da
vida a ese bello triángulo de nuestra existencia -siempre
vibrante-, cuyos lados son también las tres dimensiones
temporales, girando en torno a un
círculo cuya naturaleza
desconocemos!).

-         
¿Cuáles han sido las distintas formas que ha tenido
el hombre de comprender y enfrentar el futuro?

Es una historia verdaderamente
compleja, no es sencillo pretender un panorama completo y a la
vez preciso. Un estudio detallado al respecto, debe incluir las
explicaciones históricas y sociológicas que nos
conduzcan a entender, cómo es que el hombre se ha
involucrado con aspectos y temas tales como: adivinación,
oráculos, profecías, ciencia
ficción y todo tipo de literatura de índole
-quizá- futurista. Se trata de dilucidar dónde hubo
visión, coincidencia o solamente fantasía, o
incluso burda manipulación de los hechos o de las
cosas. 

La otra cara de la moneda, nos conduce a valorar lo que se ha
logrado conquistar de manera científica, no es lo mismo
poder afirmar con seguridad que
el sol volverá a salir mañana o que en
algunos miles de años se extinguirá, a tratar de
vaticinar cómo será la sociedad
humana del siglo XXXIII. O sí, se quiere ver o dilucidar
los aspectos más complicados, sería interesante
saber si siempre existe un camino óptimo para intervenir
en la construcción del futuro, de tal suerte que nos
conduzca al mejor de los futuros, seleccionado entre una gama
quizá infinita de escenarios factibles o incluso
inesperados. (¡Esto es la locura!… pero a veces la
realidad,  sobrepasa no solamente a la fantasía sino
también a la locura misma: Si no lo creen,
pregúntenle a Osama bin Laden, George Bush, Fidel Castro o
Hugo
Chávez, dónde han escondido a la cordura, o
¿debemos reconocerlos como locos geniales?… En fin, todo
esto es demasiado complicado, impredecible, y la lógica
fría inhibe analizarlos -tratando de comprenderlos y
explicarlos satisfactoriamente- en términos
fenomenológicos o prospectivos).

-          Para
algunas sociedades, el miedo y la resignación ha estado
acompañado de las creencias religiosas. Los aztecas
veían en sus profecías un desenlace fatal y
sentían que inexorablemente iban hacia la caída de
su imperio, tenían claro que no podían modificar su
destino ni cambiar la voluntad de sus dioses. El sentimiento
trágico de la existencia, constituye la antítesis de la
confianza en el futuro como un horizonte luminoso lleno de
oportunidades (aunque también de obstáculos).

-          En lo
que concierne a la oportunidad de construir caminos diferentes
hacia visiones compartidas del porvenir, no podemos pasar por
alto, la influencia que tuvo Gottlob Fichte -cuando
escribió sus célebres "Discursos a la
Nación
Alemana"- en la formación del "espíritu
alemán de grandeza" que orientó en gran medida, el
rumbo que tomó el nacionalismo
alemán a fines del siglo XIX y principios del
XX. Un país que se empieza a interesar por tratar de
construir su futuro -independientemente de que consiga tener una
visión clara o "acertada" de ello-, comienza a sentar las
bases que le permitirán aprender -hasta cierto punto-
cómo hacerlo, al menos en determinados aspectos.

"La reflexión sobre el futuro en el campo
científico ha sido constante. En las ciencias
exactas, la astronomía, la física, la
agronomía, la biología, la demografía y la economía se comenzaron a desarrollar
métodos
cuantitativos y cualitativos que permitieran, sobre la base de
hechos presentes y pasados, estimar las probabilidades de
ocurrencia de determinados fenómenos. Los estudios sobre
el futuro -basados en la extrapolación- se dirigieron a
analizar las tendencias del pasado y del presente que les
permitieran deducir una idea del porvenir."[3]

-         
La ciencia
siempre ha sido concebida como un sistema de
pensamiento en
constante evolución, pasado y presente para la
construcción de un mejor porvenir; por ende, el futuro
como preocupación siempre ha estado presente.

-         
Respecto a las ciencias exactas: ¿Qué ciencia puede
ser -en realidad- exacta, en un universo tan
complicado y lleno de incertidumbre? Esta, es meramente una forma
de referirse a las matemáticas y lo que de ellas se
deriva.

-          Es en
el seno de las "ciencias exactas", donde nacen con "cierta
precisión" las nociones que permiten entender lo
determinístico, probabilístico y aleatorio,
como ingredientes de cualquier fenómeno lo suficientemente
complicado, en el que se pretenda establecer algún
pronóstico.

-          Desde
la antigüedad, los babilonios y los mayas
tenían claro la naturaleza cíclica de ciertos
fenómenos astronómicos, que permitieron la
elaboración de calendarios, estimar la duración del
día y la noche, la duración de las estaciones del
año. Claro está, que en esta clase de
eventos,
establecer proyecciones acerca de lo que iba a ocurrir con los
movimientos de ciertas estrellas, no era algo que para ellos
fuese inaccesible.

-          En la
actualidad, con los grandes telescopios, observamos eventos que
ocurrieron hace millones de años, percibiéndolos
como hechos del presente. No obstante, estamos conscientes de
ello, lo que nos permite mirar hacia el pasado para entender un
presente, que cuando lo empezamos a comprender ya es futuro.
¡Qué bella paradoja! ¿Acaso estaremos siempre
impedidos para -mediante un recurso tecnológico, propio de
una civilización lo suficientemente avanzada- poder ver el
futuro o la enorme gama de futuros posibles o admisibles?

-          La
física, esa gran aventura del pensamiento, cuyos cimientos
vienen desde Arquímedes y llegan hasta Albert Einstein y
Stephen Hawking, se ocupa del tiempo -y por ende, de paso
también del futuro- desde las primeras investigaciones
en torno al movimiento de
los cuerpos, hasta los estudios de la relatividad del tiempo y
del espacio, llegando a tocar actualmente terrenos tan
intrincados como las supercuerdas, el campo unificado y los hoyos
negros.

-          En lo
que concierne a la agronomía, desde tiempos inmemoriales
el hombre ha ido vislumbrando formas de planear los cultivos y el
aprovechamiento del campo, tratando de implementar o planear
cosas que le sirvan en un futuro.

-          En las
ciencias biológicas, el fenómeno de la vida siempre
ha ido acompañado de las nociones de pasado, presente y
futuro. De manera similar a la astronomía, existen eventos
que se dan de manera cíclica o con cierto rango de
determinismo. Sabemos que enfermedades son más
frecuentes en determinadas temporadas, que no es lógico ni
normal que un embarazo pueda
durar más de un año en la mujer
(¡no sabemos de hombres que se hayan embarazado!), que
todos los seres vivos nacemos y morimos (¡el futuro nos
depara que algún día seguramente moriremos!). En
fin, en la vida, el futuro siempre determina y condiciona ciertos
hechos, siendo bastante probable -quizá- que ello ocurra
en todos los futuros posibles. (Con ello, no se pretende darle
cabida al destino, sino a la presencia de determinados eventos
-que aunque puedan presentarse de maneras diversas- no puedan
evitarse o revertirse).

-          El
estudio del crecimiento y las dimensiones de la población, a fin de tener proyecciones que
permitan una mejor planeación
para lograr establecer todo tipo de satisfactores para los
distintos conglomerados humanos, ha sido siempre una
preocupación incesante, incluso desde antes de que
existiese la demografía, ya configurada y establecida como
algo científico. En una ciencia como esta, los pronósticos basados en las llamadas
series de
tiempo, en ocasiones llegan a  tener un grado aceptable
de certidumbre, pero no adquieren el rango de un conocimiento
científico incuestionable, sino de casualidades
fortuitas dignas de destacarse.

-          En la
economía, el desarrollo de
métodos cuantitativos y cualitativos para tratar de tener
cierta anticipación a los hechos -o bien un
pronóstico verdaderamente útil para la toma
decisiones- no ha sido todo lo afortunado que se quisiera. La
historia nos marca -más frecuentemente- situaciones en las
cuales ha triunfado más una decisión política -a veces
visceral o aparentemente irreflexiva- que todo un bagaje
técnico minuciosamente preparado para enfrentar las cosas.
A menudo, es más eficiente poseer una intuición
hacia el carácter social de las relaciones
económicas y la razón de ser de los mercados
financieros (y su mecánica intrínseca), que creerle a
los modelos
sofisticados de la econometría y las series de tiempo -los
cuales están plagados de ideas radicalmente deterministas
para tratar de explicar un mundo real- y otros más que van
surgiendo. Llega a ser preferible, vislumbrar lo que puede
suceder y cómo cualitativamente incidir para mejorarlo,
que poder atinarle al pronóstico del valor del euro
frente al dólar dentro de un siglo o dentro de dos
días (si no hay sustancia para enfrentarse radicalmente y
cambiar el mundo, no nos sirven de mucho las cantidades precisas
o hasta incluso desglosadas).

"…sería hasta después de la Segunda Guerra
Mundial cuando el estudio del futuro se constituye como
disciplina académica. La creación, en 1945, de la
Fundación RAND (Research and Development) en los Estados Unidos, y
el movimiento prospectivo en Francia
encabezado por Gastón Berger que culmina con la
fundación del Centro Internacional de Prospectiva en 1957,
capturaron el interés de múltiples especialistas en
diversos campos del saber humano por explorar el porvenir y
alertar a la sociedad de los peligros y oportunidades que
ahí se esconden. Precisamente, durante estos años,
Ossip Flechtheim acuñó el término
"futurología" para referirse a la interrogación
sistemática y organizada del devenir."
[4]

-          De
acuerdo con Larousse, futurología es el "conjunto
de investigaciones que estudian el futuro e intentan prever
cuál será, en un momento dado, el estado
futuro del mundo o de un país en los campos social,
político, etc." [5]

-          De
Gastón Berger, conviene retomar en estos momentos, varias
de sus premisas expresadas en le Revue Prospective
núm. 1 de 1958 (conforme a la traducción de Eduardo Hernández
González para la Universidad de
Guadalajara[6]), al referirse a la actitud
prospectiva, pues son un buen aperitivo para la reflexión
profunda de estos temas. Transcribimos textualmente:

 "Más que un método o
una disciplina, la prospectiva es una actitud, es decir, el
adjetivo debe preceder al sustantivo.

El sentido del término "prospectiva" es evidente y
está formado de la misma manera que el de "retrospectiva";
ambos se oponen en la medida en que el primero expresa que
miramos hacia delante y no hacia atrás. Un estudio
retrospectivo se dirige hacia el pasado y el prospectivo hacia el
futuro.

Estos dos adjetivos no son perfectamente simétricos en
cuanto a su significado, pero sí en su forma, porque
tendemos de manera habitual a representarnos el tiempo como una
línea en la que el pasado y el futuro corresponden a las
dos direcciones posibles. En realidad, el ayer y el mañana
son heterogéneos. En cuanto al primero, sólo
podemos visualizarlo porque ya no hay nada que podamos hacer,
mientras que el mañana significa proyectos cuyas
posibilidades están abiertas. Pasar de la retrospectiva a
la prospectiva no implica sólo reorientar la
atención; requiere una preparación para la
acción".

-          Es
importante -en la medida en que, logremos involucrarnos en el
quehacer de la Prospectiva Estratégica- remarcar que:

"Debemos comunicar el futuro por que no somos nosotros quienes
debemos dar solución a toda la maraña universal en
que vivimos. Cada individuo,
desde su contexto puede asumir un compromiso individual,
comunitario y local con visión global. El problema
esencial del futuro es la
comunicación, es decir, cómo es que podremos
transmitir en forma responsable a cada uno de los demás lo
que puede y no acontecer, el futuro no es de unos cuantos, todos
llegaremos a él y todos debemos movilizar nuestros
esfuerzos para lograr escenarios futuros satisfactorios que nos
alejen de lo funesto." [7]

Aunado a esto:

"… el futuro no es algo único y predecible, por
el contrario, es un espacio abierto donde se puede construir la
voluntad del hombre. Así, rompe con otras formas de ver el
futuro como algo establecido donde la acción del hombre no
tiene mayor influencia para cambiarlo, y por lo tanto es
predecible, tal como lo establece la adivinación, la
profecía, la astrología, e incluso la ciencia
ficción, que son estudios del futuro que no pretenden
construirlo, sino en contra parte, adivinarlo, predecirlo,
imaginarlo o, en todo caso, soñarlo desde el punto de
vista de la utopía." [8]

Consideracionesfinales

Deliberadamente no quise llevar las cosas por el lado de la
confrontación con Fukuyama y lo que el llama el fin de la
historia, ni tampoco polemizar sobre la visión
hegemónica del imperio, de construir el futuro de toda la
humanidad en base a sus intereses.

Para mí es claro que el futuro es un espacio abierto,
aderezado por un horizonte luminoso de posibilidades y que todos
los seres humanos -como especie pensante- podemos participar de
manera profunda, dinámica e interactiva en su
construcción.

Definitivamente vale la pena pensar en el futuro, para todos,
por el bienestar de todos y para consolidar cada vez más
la gloria del espíritu humano. ¿Cómo?… lo
sepamos o no, o participamos u otros construirán nuestro
futuro acorde a sus intereses y tal vez ni tomemos consciencia de
ello.

Seamos partícipes y de ser posible hasta protagonistas
preclaros en el ejercicio de esa maravillosa "indisciplina"
llamada prospectiva estratégica… Pues:

"… le future ne se prévoit pas, il se
construit (… el futuro no se predice sino se
construye)."
Maurice Blondel.

 

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