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La erosión en cárcavas en Ciudad Bolívar (página 2)




Enviado por Jesus Santiago



Partes: 1, 2

Se utilizaron mapas
topográficos y algunas imágenes
de sensores remotos
como fotografías aéreas e imágenes de
satélite; las primeras de vieja data (1960) y las segundas
de fecha reciente (2002). Además, ha sido promisoria la
experiencia del autor como habitante de tal localidad y como
investigador de ciertas situaciones.

En la información bibliográfica, aunque
prevalecen los trabajos del autor, éstos han dependido
sobremanera de tesis de grado
elaboradas por estudiantes de la Escuela de
Ciencias de
la Tierra de
la Universidad de
Oriente, así como de artículos escritos por
investigadores de dicha casa de estudios.

RESULTADOS

El origen de las cárcavas

Las cárcavas pueden definirse como zanjas o conjuntos de
canales que se desarrollan sobre capas de materiales no
consolidados de la superficie terrestre. En la
terminología internacional se les conoce como
badlands. Pueden medir desde aproximadamente 30
centímetros hasta varias decenas de metros de anchura. Al
principio son surcos ramificados que progresivamente van
creciendo en tres dimensiones: vertical, longitudinal y
lateralmente, hasta convertirse en torrentes (Fig. 2).

Generalmente, poseen un perfil agudo en forma de
“V”; sin embargo, al detenerse el crecimiento
vertical y avanzar el desgaste lateral, el perfil deja de tener
un fondo agudo y desarrolla una superficie plana, dando al
conjunto una forma de cajón. (Santiago, 2002). A medida
que se va socavando el fondo del barranco, las paredes se van
desmoronando. La rata de crecimiento dependerá de la
intensidad de las lluvias. Cuando la cabecera o punta de la
cárcava presenta un escarpe, durante las lluvias
más intensas se genera un salto de agua de alto
poder erosivo,
cuyo impacto al pie del talud produce una intensa salpicadura
radial, capaz de hacer retroceder el barranco varios metros
durante un mismo aguacero (Fig. 3).

Fig. 2. Evolución de una cárcava en cuatro
etapas (Fuente: Santiago, 2007).

Fig. 3. Efectos del impacto y salpicadura
de un salto en la cabecera de un barranco: 1) Perfil original, 2)
porción a desplomarse, 3) línea de ruptura y 4)
socavadura.
(Fuente: modificado de Campos y Peraza, 1994).

Una cubierta de vegetación escasa puede implicar un
crecimiento más acelerado de las cárcavas, puesto
que, durante las lluvias, la escorrentía tendrá
menos obstáculos a lo largo de las vertientes. La mayor o
menor velocidad de
la escorrentía depende del grado de inclinación
(pendientes) del terreno. Las cárcavas se originan por
causas naturales, pero en muchas circunstancias su origen se
asocia a las actividades antrópicas; el hombre
desforesta la superficie con diferentes propósitos
(agricultura,
minería,
urbanización, etc.).

La generación de cárcavas en áreas
urbanas es una consecuencia de la impermeabilización de
extensas superficies (Fig. 4); es cuando el agua de
lluvia que deja de infiltrarse escurre en exceso pendiente abajo,
creando problemas
particularmente en los terrenos de mayor inclinación. La
inestabilidad de los taludes también puede verse influida
por la infiltración de agua desde pozos sépticos
cercanos.

Fig. 4. La construcción de infraestructuras neutraliza
la infiltración del agua de lluvia
.

Otro de los factores determinantes en el desarrollo de
las cárcavas es la litología: en los escarpes los
materiales sueltos, como la arena, facilitan la remoción;
mientras que los materiales cohesivos, como la arcilla, ofrecen
una mayor estabilidad. El contenido de arcilla en las capas
arenosas disminuye la susceptibilidad tanto a la erosión
como a los desplomes.

Las cárcavas pueden dividirse en activas o inactivas;
las primeras se caracterizan por su incesante crecimiento,
mientras que las segundas se destacan por su estabilidad; es
decir, que en períodos suficientemente largos a la
escala humana,
no presentan cambios notables en ninguna de sus tres dimensiones.
En éstas es palpable la existencia de vegetación
recubriendo buena parte de la superficie. Al contrario, en las
cárcavas activas se observan grandes lotes de terreno sin
cubierta vegetal, con taludes exhibiendo surcos y cicatrices de
desplomes recientes (Fig. 5).

Para medir y pronosticar el crecimiento tridimensional de los
barrancos se han propuesto algunos modelos
matemáticos de dudosa efectividad; pero, ya
que cada caso responde a factores muy particulares, se ha
recomendado como una forma más confiable, el monitoreo
durante la época de lluvias, colocando marcas y
realizando visitas frecuentes al sitio de interés
(Santiago, 2005).

Fig. 5. Morfología
de una cárcava en la cuenca del río Santa
Bárbara: 1) mesas, 2) escarpes, 3) talud de detritos, 4)
vega o fondo del canal y 5) micro-terraza (el escarpe derecho
mide aproximadamente 3 m de altura).

El crecimiento desmesurado de los barrancos es causal de la
ruina de tierras agrícolas y del colapso de
infraestructuras, lo cual genera cuantiosas pérdidas
materiales y pone bajo riesgo la vida de
las personas.

La erosión en cárcavas en Ciudad
Bolívar

Las cárcavas en Ciudad Bolívar
estuvieron allí desde mucho antes de fundarse la ciudad
(año 1764) en el sitio que ocupa en el presente. En
aquella época se trataba de sistemas de
cárcavas estables. Se desconoce cuando el relleno
sedimentario (formación Mesa) comenzó a levantarse.
Se supone que fue a lo largo de ese levantamiento cuando la
incisión creada por los ríos fue desarrollando
escarpes empinados y muy inestables (Fig. 6). Probablemente ese
fenómeno ocurrió a finales del Pleistoceno, cuando
el clima era
más seco que en la actualidad. El clima actual,
según la clasificación de Köppen, corresponde
al tipo Tropical Lluvioso de Sabana; con una precipitación
promedio de 1.000 mm al año, y una temperatura
media de 27 ºC. La vegetación, en consecuencia,
presenta herbazales, arbustales, matorrales y bosques de
galería.

Cuando la comunidad
comenzó a utilizar los topes de las mesas para la
construcción de infraestructuras, desde allí en
adelante comenzó a manifestarse el crecimiento excesivo de
las cárcavas. A principios del
Siglo XX Ciudad Bolívar era un pequeño poblado
ubicado sobre una colina a orillas del Orinoco. En 1960, con unos
60.000 habitantes, ya había comenzado a expandirse hacia
el sur. Los topes planos de las mesas han sido los relieves
más aptos para la construcción de infraestructuras.
Para mediados de los años 80, cuando la Ciudad
sostenía a unos 180.000 habitantes, las cabeceras de los
ríos San Rafael, Buena Vista y Santa Bárbara,
comenzaron a ser ocupadas más que todo de una manera
informal, sin control ni
planificación alguna. Hoy en día con
una población cercana a las 325.000 almas, casi
la totalidad de las cabeceras en dichas cuencas son de uso
residencial.

Fig. 6. Evolución de la cuenca del
río San Rafael, Ciudad Bolívar: 1) Etapa de
máximo relleno de la formación Mesa, 2)
remoción vertical y lateral por parte de los cuerpos de
agua tras un levantamiento de la región, y 3) etapa final
con generación de tres niveles: a) mesa alta (avenida
Perimetral), b) mesa baja (Vista Hermosa) y c) llanura de
inundación del río Orinoco
.

Las áreas de Ciudad Bolívar más expuestas
a este tipo de problemas se localizan en aquellos lugares
correspondientes a las cabeceras de los sistemas de
cárcavas. Cabe destacar al respecto las cuencas de los
ríos San Rafael, Buena Vista y Santa Bárbara, sobre
las cuales se asienta la mayor parte de la población de la
ciudad (Fig. 7).

En tiempos recientes, a causa del avance de la
urbanización, otras localidades han comenzado a manifestar
el crecimiento excesivo de los barrancos, tal como ocurre en la
cuenca del río Cañafístola (sector Este).
Hay incluso zonas dentro de los sistemas de cárcavas que
han sido ocupadas por la población, bajo la tutela de las
mismas autoridades, quienes les han proveído de los
servicios
básicos.

Cuando los asentamientos invadidos por las personas son
recientes, el crecimiento de los barrancos es muy leve, y esto se
debe a que la impermeabilización de la superficie
aún no le ha ganado suficiente espacio al terreno. Pero
una vez que las viviendas se hacen más grandes y que las
autoridades proceden a asfaltar y a construir las aceras en las
calles, las cabeceras de los barrancos se convierten en una
amenaza inminente.

Fig. 7. Delimitación de los
principales sistemas de cárcavas de Ciudad Bolívar
(Mapa base: Google Earth,
2007).

Una clara evidencia sobre cómo la ocupación
humana es motivo del fuerte crecimiento de los barrancos, se
tiene en la urbanización Brisas del Este (lado noroeste de
Ciudad Bolívar), donde la cárcava principal
acusó un crecimiento longitudinal aproximado de 500 m,
entre los años 1960 y 2006, para una tasa de crecimiento
longitudinal de casi 11 m/año. A finales de dicho
período, la erosión regresiva se encargó de
destruir un canal disipador de energía que hacía
las veces de desagüe, y las últimas lluvias hicieron
colapsar cerca de 30 metros de la calle adyacente, amenazando con
destruir las viviendas ubicadas aguas arriba (Santiago,
2006).

Los modos de control de la erosión en
cárcavas

Lo más común en cuanto a obras civiles para
controlar el crecimiento de las cárcavas en dicha ciudad,
es la construcción de canales escalonados o disipadores de
energía, elaborados con hierro y
concreto. El
escalonamiento tiene la función de
disminuir la velocidad y el potencial erosivo de la corriente que
por allí se desplaza. En la desembocadura de algunas de
estas estructuras se
colocan una serie de salientes de piedra o concreto a manera de
obstáculos. La finalidad es siempre la misma: disminuir la
fuerza del
agua y eliminar la socavación.

En ciertas localidades se han construido también lo que
los ingenieros civiles denominan “chimeneas”, cuya
función es que el chorro de agua que cae desde el borde de
una mesa invierta la mayor parte de su energía sobre un
fondo de concreto. En ocasiones se combina la construcción
de las estructuras con la fabricación de muros laterales
(gaviones) y se recortan los escarpes, con el fin de disminuir
las pendientes, para posteriormente colocar fajinas de palos
perpendiculares al declive, y luego proceder a la siembra de
gramíneas.

El problema que presentan las obras de control es el descuido,
ya que una vez que se construyen, se abandonan a su suerte: no
hay mantenimiento,
no hay monitoreo sobre su funcionamiento y los mismos vecinos no
se preocupan por la pérdida de los recursos
invertidos ni por el peligro, porque lo perciben a largo plazo.
Por lo cual, muchos de los canales disipadores de energía
terminan siendo removidos por la erosión regresiva (Fig.
8).

Fig. 8. Imagen de una
cárcava en el barrio Brisas del Este: Obsérvese en
la esquina superior derecha los restos colgantes de un canal
disipador de energía; en el fondo del barranco hay restos
de tubos que servían de columnas al tramo del canal
destruido
.

CONCLUSIONES

Las cuencas que drenan el espacio urbano de Ciudad
Bolívar presentan una alta susceptibilidad ante el
crecimiento de los barrancos, en lo que confluyen una serie de
factores del medio físico como: la litología, la
topografía y la hidrología; pero
dentro de los aspectos más decisivos está la
intervención humana. Uno de los aspectos antrópicos
de mayor relevancia es la anarquía en que se desarrollan
las áreas urbanas. La improvisación ante el control
de la arremetida de los barrancos no deja de ser otro factor de
carácter social, ya que mientras las
soluciones no
sean el producto de
una concertación multidisciplinaria, la mayor parte de las
medidas estarán destinadas al fracaso.

El problema se hace más complejo aún, si se
destaca el hecho de que tanto los vecinos como las autoridades
competentes son hasta cierto punto indiferentes ante el
fenómeno aquí tratado.

En cuanto a las medidas de control, por lo general las
soluciones se centran en el tratamiento de las cabeceras de las
cárcavas, pero muy pocos piensan sobre qué medidas
podrían aplicarse sobre la cuenca de recepción; es
decir, en la zona ubicada aguas arriba. Se presume que todo ello
es costoso, pero también lo es: la construcción
repetitiva de canales, la reconstrucción de calles y la
reubicación de familias. El momento es oportuno como para
que las nuevas normativas contribuyan a sensibilizar a la
población a través de la educación
ambiental, porque mientras los ciudadanos no valoren el
entorno donde pertenecen, los problemas seguirán siendo
parte de un círculo vicioso de costosas consecuencias.

REFERENCIAS

Instituto Nacional de Estadística (2003). Censo General de
Población y Vivienda. Disponible en: www.ine.gov.ve.

Campos, O. y Peraza, Z. (1994). Características
geotécnicas para el control de las cuencas de los
ríos Santa Bárbara, San Rafael y Buena Vista.
Trabajo de
Grado, Escuela de Ciencias de la tierra,
Universidad de Oriente, Ciudad Bolívar. 187 p.

Santiago, J. (2005). Metodología de campo aplicada al monitoreo
de cárcavas. Revista
Geominas, Vol. 33, Nº 38. Ciudad Bolívar.

————– (2006). Evolución del sistema de
cárcavas del barrio Brisas del Este. Ciudad
Bolívar, período 1960 – 2006. Revista
Geominas, Vol. 35, Nº 42. Ciudad Bolívar.

————– (2007). Estudio geomorfológico realizado
a partir de la interpretación de imágenes de
satélite de Google Earth: caso de los sectores alto y
medio de la cuenca del río Santa Bárbara, Ciudad
Bolívar. Escuela de Ciencias de la Tierra, UDO. Trabajo de
ascenso. 85 p.

.

www.igvsb.gov.ve

 

 

Autor:

Jesús Enrique Santiago

Escuela de Ciencias de la Tierra, Universidad de
Oriente.

Partes: 1, 2
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