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¿Por qué casaron al vino? Una búsqueda desesperada por encontrar el camino correcto (página 2)




Enviado por José Manuel Arias



Partes: 1, 2

Un paladar bien entrenado será  entonces capaz de
identificar, privilegiar y diferenciar de entre los diversos
elementos, compuestos y demás participantes en la
reacción a los de la uva o uvas que dieron origen al vino.
Repetimos, el reto es muy grande y de emprenderlo
propiciaría un cambio en toda
la estrategia hasta
hoy diseñada para posicionar el vino en el consumidor y
favorecería a que muchos consumidores que habiendo
adoptado posiciones eclécticas o simplemente renunciado a
seguir en la dirección correcta, dejen el camino del
"facilismo" y retomen el buen rumbo.

-En los últimos tiempos la creciente
industrialización de la bebida promovida por el explosivo
crecimiento de su demanda a
"propiciado" el desarrollo de
nuevas técnicas
de vinificación que van colisionando con el verdadero
espíritu de la producción de este licor. Bastaría
comentar aquí, entre otros, el notorio efecto que en la
producción a escala de los
vinos están teniendo el uso de levaduras "estándar"
y el "manoseo" en tiempos, de los procesos de
maceración y fermentación además del de las
temperaturas, todos influenciados por estos nuevos gurús
del marketing del
vino, que  encubiertos  por su éxito
comercial y una "desbordada estrategia" no quieren reconocer que
podrían estar afectando a esta industria.

-La notoria subordinación de la calidad del vino
al explosivo desarrollo comercial, propiciada por una "exitosa
estrategia de marketing" dirigida a imponer en el consumidor una
serie de "exigencias" que se muestran como necesarias para su
consumo y que
van desvirtuando la verdadera razón de ser de este licor
que es el de proporcionar a sus consumidores un placer sin par,
que resulta de un gran esfuerzo de producción dirigido a
encontrar en su proceso esa
relación inseparable; incomparable y única entre la
vid y su vino.

-Calificamos como "exitosa" "la estrategia de marketing" a
resultas del crecimiento en la demanda de este producto y el
posicionamiento en sus mercados; pero
creemos que presenta serias debilidades en lo relacionado al
mensaje al consumidor, quien parece entender hoy en día
que más importante que la búsqueda del verdadero
sabor del vino y su calidad, es la observancia de una serie de
prerrequisitos que necesitan cumplir para su consumo, y a los que
en el presente ensayo
resumimos como "exigencias". Además parece adolecer de una
seria deficiencia en lo relativo a la transparencia del mensaje
que llega al productor y que debería permitirle observar
con meridiana claridad la realidad de lo que pasa hoy en
día con su vino y  que posición adoptar frente
a  sus nuevos mercados y consumidores.

 -El desarrollo comercial y la incorporación de un
número cada vez mayor de personas a la comunidad de
opinión del vino, pero con escasos conocimientos sobre la
materia y por
lo tanto fácilmente influenciables por "corrientes
interesadas",  pudiera estar distorsionando la información estadística que sobre mercado,
preferencias y calidad proporcionan a los productores las
empresas
especializadas.

-La opinión de los conocedores del vino, los que no
encubren con exageradas posturas su desconocimiento en la
materia, empieza a no tener un peso determinante en las
decisiones de los productores sobre producción y
calidad.

-La cata profesional, frente a la empírica o a la
promocional (degustación), empieza a ser relegada a una
opinión más; o simplemente a no tomarse en cuenta,
si es que a la "luz" de lo que se
recoge de la mayoría: un vino aun  de baja estofa,
tendría éxito de venta.

No quiero dejar de mencionar aquí que inclusive un buen
número de expertos catadores pudieran estar influenciados
por esta "corriente"

-A nivel de la comunidad de productores parecería
existir una marcada sujeción a lo que dictan los
"exitosos" diseñadores de estas estrategias, las
mismas que parecen haber trascendido no solo el
ámbito  comercial sino también el industrial,
penetrando en  las desiciones de producción e
influyendo en su calidad.

-Hoy en día  la decisión de la
producción o no de un vino recae en pocas personas, las
que influenciadas por esta "corriente" deben a su vez acomodar su
opinión- sea por propia convicción o por subliminal
influencia- a las de un grupo muy
reducido de "gurús" internacionales a quienes se les
atribuye ser los depositarios del gusto universal y que aparecen
a estas alturas como los arquetipos de la "corriente".

-Muchos buenos enólogos son concientes que al vino hay
que buscarle su esencia no en otra cosa que en su propia cepa y
dejar

De lado el "facilismo" que solo surge de los relajados y que
pretenden desvirtuar este esfuerzo; haciendo aparecer esta bebida
como una suerte de cofre de fantasía en el que aparecen
olores; sabores; colores y
demás "falsas notas" que están muy lejos de la
verdadera lucha de un buen enólogo. Que siempre
debió ser: conseguir extraer de una cepa su verdadero
sabor que sin ambages es propio e inconfundible y que debe
prevalecer en todo el proceso de vinificación. No creo que
un verdadero enólogo esté  de acuerdo al
escuchar de falsos especialistas avalados por esta "corriente",
que  el Cabernet Souvignon en nariz parezca oler a la
pimienta, a frutos rojos a madera y que
en boca se confirme esta sensación. Nada mas lejos de la
verdad dirán los buenos enólogos pues esta cepa no
es pimienta tampoco será grosella, menos madera, es vid y
como tal de acuerdo a la añada; a la tierra; al
clima; etc.
podrá variar en su intensidad más no en el sabor de
la uva Cabernet.

Se entenderá también que la madera y otros
accesorios utilizados en la producción no son un aporte
sino elementos necesarios pero distorsionadores del sabor de la
cepa. Aunque muchos cuestionen esta postura arguyendo que el vino
es el producto de todas estas sumas, debemos tener mucho
¡cuidado!, pues el elemento a cuidar y resaltar siempre
será la uva y en la medida que en todo el proceso se trate
de mantener la constancia de su sabor se habrá dado un
gran paso en la consecución de un gran vino y les aseguro
quedaran relejadas a simples anécdotas las burdas
comparaciones con las que ahora se pretende asociar al gusto de
un vino y habrá renacido el verdadero licor de la uva y
podrán  los consumidores retomar el buen camino.

Esta es la batalla que al parecer se está perdiendo
pero que junto a los buenos enólogos, buenos sommeliers y
a una nueva corriente que incluya a buenos productores;
verdaderos conocedores;  nuevos y bien preparados
consumidores y todos aquellos verdaderamente interesados en el
tema, estoy convencido ganaremos.  

-Los productores, obnubilados por el creciente desarrollo de
sus ventas parecen
relajar  decisiones encaminadas a modificar procesos
productivos tendientes a mejorar  la calidad de sus productos y
aproximarlos cada vez más a esa relación
"intrastocable" que debería ser, la cepa y su sabor; temen
que  de hacerlo,  podrían  afectar una mal
entendida "productividad" o
lo que es peor no estar correctamente sintonizado con lo que
demandan  los "consumidores".

-El uso de nuevas técnicas de vinificación de
ninguna manera pueden alterar la naturaleza de
los procesos de producción "tradicionales" que dieron
origen a esta exquisita bebida. Podríamos decir que: "En
cuanto a tecnología de la
producción del vino, LA TENDENCIA, no solo debe buscar LA
PRESENCIA, sino fundamentalmente LA ESENCIA y LA DECENCIA, porque
de no ser así crece LA DEFICIENCIA y se agota LA PACIENCIA
y la PREFERENCIA".

¿QUé PODEMOS
HACER?

-Como ya lo hemos mencionado esta es una "lucha" que compete a
todas aquellas personas que en el mundo, están
verdaderamente interesadas en que este licor de producción
secular, no se vea enfrentado a "corrientes" que al amparo de
intereses subalternos o mal entendidos, puedan trastocar el
esfuerzo "ontológico" por encontrar la verdadera
naturaleza y razón de ser de esta bebida ancestral.

-Es mi esperanza que muchas de las preocupaciones descritas en
este modesto ensayo estén ya instaladas en la mente de
muchos buenos productores; consumidores; entendidos y de gente en
general, que presintiendo que algo  esta pasando no se han
atrevido aun, por razones que debo respetar, a expresar
abiertamente su disconformidad con la coyuntura que se vive.

-Es momento de "dar a conocer nuestra disconformidad con el
statu quo en el que se encuentran las cosas", debemos ser
concientes que vamos a enfrentar a mucha gente que está
plenamente convencida que no hay ningún problema y que por
el contrario, el interés
por el vino y sus ventas han alcanzado su fastigio.
Súmenle a esto que detrás de todo hay grandes
intereses involucrados.

No obstante lo dicho, estoy convencido que nuestra
posición así como la  de todos  aquellos
que creen que lo que esta pasando actualmente con nuestra bebida
preferida no es bueno, no va a ser fácilmente acallada ya
que el avance tecnológico, del que hoy se valen muchos de
los promotores de falsas "corrientes",  para seguir
consiguiendo sus despropósitos, juega también a
nuestro favor, ya que por ejemplo un medio como el que hoy me
abre la posibilidad de llegar a ustedes, puede servirnos de
herramienta para hacer sentir nuestra inquietud.

-A los enólogos, no deben cejar en su esfuerzo por
alcanzar en sus procesos de vinificación la plena
identificación del sabor de la cepa o cepas con sus vinos.
Este esfuerzo, no debe verse perturbado por posiciones que al ser
ignorantes en la materia o estar muy influenciados por la
"corriente", pretenden presentar el sabor que es anejo a la cepa
como algo indefinible y que solo se puede hacer apelando a burdas
comparaciones o encubriéndolas con exagerados
"prerrequisitos".

-A los productores, despercúdanse de  esta
enturbiadora "corriente", que no les permite ver con
claridad  hacia donde deben dirigir sus esfuerzos. Luchen
por mejorar sus procesos productivos y adecuarlos al verdadero
objetivo a
alcanzar, que es el vino por lo que sabe y no por lo que parece
saber. Analicen con ayuda de la tecnología que variantes
se pueden realizar en los procesos de vinificación de
manera tal que se altere lo menos posible la relación de
sabor entre la cepa y su vino. Reconozcan que tal y como
están las cosas actualmente, la búsqueda de esta
relación se ha alejado mucho de su objetivo y que se esta
queriendo encubrir, haciendo aparecer al vino como un licor
indefinido en el que no es posible encontrar un sabor propio que
lo relacione a su  cepa.

Basta ya de disfrazar esta aparente dificultad apelando a
subterfugios o dirigiendo la atención del consumidor a la "parafernalia"
y dentro de esta a descifrar la "jerigonza". Verbigracia: taninos
maduros, vino estructurado, vino equilibrado, vino redondo, de
sabor a frutos rojos, de olor y sabor a flores o frutos
amarillos, a especias; todos y muchos mas, insistimos,
encubridores del verdadero esfuerzo por descubrir el verdadero
sabor del vino. Apunten sus esfuerzos para que en el corto
tiempo los
consumidores que bien orientados y preparados, gracias al
diseño
de una nueva estrategia dirigida a consolidar la relación
antes mencionada, sean capaces de identificar claramente en sus
vinos la cepa o cepas que le dieron origen y nada más.

– A la "superestructura mediática", pónganse al
servicio de la
verdadera razón de ser del vino, revisen todos los
mensajes tendientes a inducir a los nuevos consumidores al error,
háganles ver que no se necesita, para degustar de un buen
vino, de tanta "parafernalia", que en lo justo esta el gusto.
Ayuden a difundir el verdadero mensaje que debe ser la lucha por
encontrar en el vino el sabor propio e inconfundible de su cepa o
cepas.

-A las empresas de marketing, revisen sus estrategias y
diríjanlas a fijar en el nuevo consumidor la lucha por la
búsqueda del verdadero sabor del vino, cuestionen sus
estrategias actuales, las que no por exitosas, no  deban ser
replanteadas y dirigidas en la dirección correcta. Sean
concientes que con la estrategia aplicada hasta la fecha lo
único que han logrado es fijar en el consumidor  un
afán insufrible por cumplir con la "parafernalia",
alejándolos con esto del verdadero objetivo.

-A los buenos consumidores y entendidos en la materia, les
reitero no se dejen confundir y menos seducir por el avance de la
vorágine de esta "corriente", que lo único que esta
logrando es absorberlos y  someterlos a sus intereses. No
desmayen en su esfuerzo por defender el sabor del vino asociado a
su cepa o a sus cepas, soy conciente que es una tarea bastante
difícil y que con el transcurrir del tiempo muy pocos son
los que la mantienen como su norte a seguir. Recuperemos a
quienes por diversas razones, que no estamos en capacidad de
criticar, se han acercado peligrosamente a esta corriente, pero
hoy más que nunca los necesitamos para andar a la
brega.

-A los nuevos consumidores, no se dejen confundir por la
creciente campaña mediática, que trata de hacerles
 ver que para  ser un buen consumidor de esta bebida es
necesario cumplir con una serie de exigencias que deben ser
observadas escrupulosamente y sin cuestionamientos. Esta
posición discriminadora esta muy lejos del verdadero
espíritu que encierra el consumo de esta bebida.

Les queda a ustedes emprender una nueva lucha dirigida a
buscar en este licor, nuevo para ustedes, el  sabor propio
de la cepa o cepas y la relación con sus vinos. Destierren
el facilismo que es tratar de encontrar el sabor del vino en
cosas y repito cosas que nada tienen que ver con la vid  con
la cual fue producida vuestra ambrosía.

No teman hacerse esta pregunta ¿Qué es lo
más importante, cumplir con la "parafernalia" o disfrutar
del sabor de un buen vaso de vino? Asumiendo una respuesta
inteligente, imagínate acompañar a este placer una
 alegría más, la que produce en uno el saberse
capaz de diferenciar, a la cepa o cepas que le dieron origen,
pero sin apelar a burdas comparaciones.

-A los sommeliers, que entiendan que son una parte
importantísima del cambio  que se propone y que se
hace necesaria una revisión seria de lo transitado hasta
ahora por ustedes y darse cuenta que

Mas importante que las formas, de las cuales están muy
preocupados, es el de convertirse en verdaderos y serios
orientadores de los nuevos consumidores. Reflexionen y
tómense una prudente distancia de  todo aquello que
desvirtué su verdadera función y
de aquellas estrategias que solo ven en ustedes a instrumentos
útiles para sus propósitos.

Son ustedes quizás los llamados a prepararse mejor por
tener en sus manos cual maestro de escuela inicial
la difícil tarea de orientar correctamente en esta
búsqueda a los recién iniciados en el hermoso mundo
del vino. Y con aquellos conocedores y buenos consumidores que
hubieran caído en esta vorágine publicitaria,
saberlos orientar para que retomen el camino correcto.

CONCLUSIONES

El consumo del vino no requiere de tantas "exigencias", como
parece imponer la moda actual. La
verdadera razón de su consumo es poder
encontrar en el un sabor incomparable, producto de un proceso de
vinificación que en lo posible sea capaz de alterar en lo
mínimo la relación que debe existir entre la cepa y
el vino que de ella se extrae. Sabemos que desde siempre los
procesos de vinificación han requerido de técnicas,
que implican el uso de una serie de elementos que necesariamente
afectarán esta relación; pero está en manos
del  productor serio y comprometido con su producto, la gran
tarea de buscar con la tecnología actual elementos que por
su composición afecten lo menos posible esta
relación. No hay que olvidar que esta búsqueda no
es nueva, se tienen referencias históricas que muchos
grandes pensadores  plantearon cuestiones de orden
 ontológico en relación a esta bebida y en la
búsqueda de sus propiedades trascendentales no escapaba la
pregunta ¿Como sería el vino si en el proceso de
maceración; fermentación; guarda y otros, los
elementos que surgen como necesarios participantes en la
reacción, afectaran lo menos posible o simplemente no
afectaran la relación vid vino?

Con el transcurrir del tiempo este esfuerzo
"ontológico" ha ido dando paso al "facilismo" en materia
de la búsqueda de tan ansiada relación y nos
encontramos hoy en día que los elementos accesorios
están tomando una preponderancia tal, durante el proceso
de transformación y guarda; que en el sabor de un vino ya
no predomina la cepa, sino entre otros; "el acero"; "la
botella"; "los catalizadores químicos"; "la madera; que
hasta se quema para

Acentuar mas la diferencia". A esta situación de por si
preocupante  se agrega el hecho que para que todo esto sea
posible era necesario buscar una estrategia de publicidad que
buscara instalar en la mente del consumidor la idea que en el
sabor del vino la cepa es un aporte más, pero no
necesariamente debería ser el sabor a buscar, ya que de
acuerdo con la "corriente" en los vinos jóvenes, crianza;
reserva y gran reserva  debiera encontrarse,  una
infinidad de sabores, olores y colores que si bien son una
realidad, se presentan hoy en día y de acuerdo al mensaje
que subyace de la "corriente": como mas importantes que el de la
uva que dio origen al vino.

La estrategia no solo logro su cometido, sino que
acompañada de la creación de una serie de
innecesarias "exigencias" atrajo a un gran número de
consumidores, logrando promover un importante desarrollo
comercial,  que ha terminado por confundir a toda la
comunidad del vino y esta logrando desorientar a muchos expertos
en la materia quienes en una posición que aun no se
entiende, se han sumado a este "facilismo" y con su anuencia o
silencio están contribuyendo a que esta "corriente" siga
su curso.

La lucha por cambiar el statu quo debe darse desde diferentes
frentes y llegará el día en el que los consumidores
podrán decir que al saborear esta atemporal bebida han
llegado a percibir con claridad el sabor de la cepa o cepas y sus
vinos.

 No mas "vinos" de olores y sabores a grosella; fresa;
melocotón; cereza; flores silvestres; pimienta; canela;
caramelo; etc. Sino solo de sabores y olores a uva y en ella, las
necesarias variantes que presentan sus cepas.

No mas formas de copas; botellas; decantadores;
descorchadores; corchos; etiquetas y otros, presentados por la
"corriente" como muy importantes para la "parafernalia" pero que
a nuestro modesto entender deben ocupar el lugar que le
corresponde: absolutamente accesorios.

Mas respeto y
entendimiento por la añejes de un vino. Al que hay que
saberle encontrar el justo sabor, entendiendo al mismo tiempo que
esa natural "perdida" de su esencia nos obliga a ver y reconocer
en el otras cualidades, solo reservadas, extrapolando la
opinión, a aquellas personas que por su madurez nos
inspiran profunda admiración, respeto y cierta
incertidumbre.   

No más angustias o confusiones por el plato y el vino a
elegir. Pues este pretendido matrimonio, que
en la jerigonza impuesta se llama: maridaje, solo ha logrado
mostrar al mundo que son una "pareja incompatible" y que por lo
tanto al no saberse "quien manda a quien", se hace necesaria su
inmediata separación. Es preferible disfrutar del sabor de
un vino sin condicionamientos y si deseamos  que participe
de buena comida u otro placer de la vida, que esta sea activa y
sin ninguna cortapisa.

No más depositarios del gusto universal, porque siendo
las sensaciones, privativas de la persona solo a
ellas les corresponde la decisión de la
elección.

No mas "parafernalia".

EN RESUMEN DIVORCIEMOS AL VINO

De todo aquello que lo aleje de su verdadera
naturaleza y su razón de ser

EL VINO ES DEL MUNDO Y PARA TODO EL
MUNDO

 

QUIEN ESCRIBE

Hace algunos años y con motivo de cumplir un año
más de vida mi señora madre, invité a
 mi casa a un buen número de familiares y amigos con
el propósito de celebrar su cumpleaños y poder
pasar un grato momento. Siendo reconocido en el entorno familiar
y amical como un buen conocedor del mundo del vino, me
preocupé de preparar una reunión en la que
resaltando el acontecimiento pudiera tener la oportunidad de
reforzar el concepto que de
mí se tenía.

La reunión transcurrió como lo había
previsto y como podrán imaginarse el tema excluyente fue
el vino. Por donde fuera se escuchaba "oye Pepe que bonita
reunión; que detalles los tuyos; la comida excelente y el
vino que escogiste, la acompaño de maravilla; las copas
son de un detalle sin par; el postre una delicia y ese vino que
serviste para acompañarlo que generoso".

Todo salía a pedir de boca hasta que llego a la
reunión un sobrino que acompañado de una botella de
vino, se la obsequió a mi madre. Pasados unos minutos el
muchacho se me acerca y me dice: tío como se que a ti y a
mi tía les gusta el vino les he traído un vinito,
que no obstante ser "corrientito", encierra todo mi cariño
por ustedes; le di las gracias y  nos pusimos a conversar de
varios temas, pero uno que marcó un
punto de quiebre en mi posición sobre el vino hasta 
esos momentos fue el que se dio al momento de compartir con mi
madre y el sobrino el vino regalado: en efecto y de acuerdo con
mis estándares del momento el vino era de baja calidad;
era un vino que en el Perú llamamos Borgoña y lleva
este nombre debido a una uva que se da por aquí mas no por
venir de esa región de Francia.

Una vez que empecé a tomar el vino y como intuyendo en
mi expresión lo que pudiera haberle dicho de su vino, el
sobrino  me pregunto: tío, ¿qué es lo
que diferencia a un vino de otro? Por supuesto, sé,
respondió; sé que hay dulces y secos y mi pregunta
no va en esa dirección, sino que deseo saber como poder
realmente diferenciarlos y si es posible hallar algo en su sabor
que me permita  identificarlos.

Me confunde mucho cuando habiendo tomado un mismo vino: el
tío Carlos me decía que  le encontraba un
"toque" de madera y caramelo; la tía Fernanda que
encontraba en el mismo un sabor a fruta seca como el
guindón  y el otro amigo que hallaba en el unos
taninos muy suaves y un marcado sabor terroso – entendí de
lo que me comentaba que se trataba de un gran reserva –
Además Tío, continuo el sobrino, me resulta muy
difícil encontrar un sabor que los diferencie, perdona mi
ignorancia pero todos me parecen iguales, salvo en el vinito que
le he regalado a mi tía y en ese moscato dulce que el
tío abuelo nos servia los Domingos, pues en ellos si
podía encontrar el sabor de la uva borgoña y el de
la moscatel que tanto comía en Ica . Enseguida  me
planteo un reto, al que accedí, tío un día
de estos vamos a comprar un kilito de uva borgoña y lo
primero que vamos a hacer es probar la uva y luego saborear el
vino y quiero saber si es posible que te consigas otras uvas y
las relacionemos con sus vinos, creo que esa seria la mejor
manera de aprender, no lo crees. Me pareció un reto
interesante y lo hicimos lo que resulto de esta experiencia fue
algo muy gratificante y aleccionador y no digo mas aquí
porque de la lectura del
ensayo deducirán cuan importante fue esta experiencia para
mi y cual el camino seguido.

Continuando con la reunión, tome el vino de mi sobrino
y lo comencé a servir entre los amigos y con gran sorpresa
pude comprobar que a la mayoría con quienes antes
había tomado otros vinos y no eran capaces de opinar
libremente sobre ellos ahora sí opinaban y lo
hacían  tan abiertamente y  con tanta
suficiencia y sin  postura alguna  que me dije que es
lo que está pasando con mi bebida preferida y
reflexionando sobre un hecho anterior me plantee lo siguiente: yo
deduje que el vino que tomó mi sobrino con sus otros
tíos y el amigo era un gran reserva no por mis sensaciones
sino por que estaba instalado en mi un mensaje subliminal que me
hacia saber que si yo veía un color ladrillo al
contrastar el vino con un fondo blanco o si alguien opinaba que
había encontrado en su sabor algo de madera; caramelo o
toffe y que además percibía cierto sabor terroso,
debería ser necesariamente un gran reserva. Esta era mi
realidad, aquella que señalaba en mi mente que mi
opinión sobre el vino y su tiempo no podía estar
equivocada y que no me dejaba ver que solo estaba opinando
influenciado por los  convencionalismos y algunos signos
exteriores pero muy alejados de mis propias sensaciones.
Permítanme detenerme aquí para no aburrirlos,
 porque todo lo demás es motivo de este ensayo.

Quiero sepan disculpar la forma de concluir, pero no puedo
dejar de mostrarles uno de los párrafos de un
artículo, que sobre otra controversia se plantea en "Andes
Winne Communications" el señor Enrice Rivera. El
señor Rivera tratando de dilucidar lo que se ha dado a
llamar  "Vinos de cultura",  hace una serie de planteamientos,
críticas y alcances en relación al tema. De todo lo
escrito me interesó mucho un párrafo
en el que pude intuir pudiera estar naciendo en este comentarista
un verdadero cambio de rumbo aun cuando creo, el no pudiera estar
dándose cuenta del mismo. Ojala el presente ensayo
contribuya a esa definición.

UN INTERESANTE
ARTÍCULO

Respeto profundamente a los que piensan así, aunque
para mí "Vino de cultura" es más bien el que en el
color, olor y sabor quedan reflejados el pasado, el presente y,
por qué no decirlo, el futuro de un sector que trabaja
incansablemente en cada una de las zonas productoras para y por
la calidad de sus frutas y sus vinos, cuidando siempre de que la
original personalidad
de la uva no sea modificada ni un ápice, identificando, en
éste, al mismo tiempo, a una tierra y a unos hombres que
permanecen, muchas veces, en el anonimato.
Fuente: Enric Ribera Andes Wines Communications

Abran las páginas en "la Web" sobre
protocolo y vinos
analícenlas y reflexionen sobre sus mensajes. Les
será de mucha utilidad para
entender este ensayo.

 

 

 

 

Autor:

José Manuel

Mi nombre es José Manuel, soy de Lima, Perú. Si
el presente ensayo ha suscitado en ustedes una reflexión y
creen al igual que yo que algo debemos hacer para cambiar la
coyuntura actual por la que atraviesa esta inigualable e
incomparable bebida; entonces valió la pena el esfuerzo y
 los invito a unirse a la brega con sus ideas y nuevos
aportes, los que a no dudarlo serán de mucha utilidad para
lograr nuestro cometido. Si por alguna razón sus
sugerencias y recomendaciones para el cambio no tuvieran cabida
en los círculos interesados en mantener el statu quo de
las cosas, no duden en utilizar este medio que ha hecho posible
que mi mensaje pueda llegarles a todos.

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