Nota: El presente artículo hace parte de un libro que
preparo en la actualidad sobre la mujer, por lo
tanto hay que leerlo teniendo en cuenta dicha premisa.
En el caso de Colombia la
desigualdad es enorme; así se haya legislado a favor de la
mujer, la
oferta de
trabajo
privilegia al hombre y a la
mujer se la sigue considerando inferior en capacidades y en
desempeño laboral. En
cuanto al desempleo
femenino es del 22%, uno de los más altos en América
Latina, frente al 17%; donde el desempleo alcanza la
escalofriante cifra de 6.5 millones de mujeres cesantes, mientras
que México
tiene el más bajo con 2.7%, hombres incluidos.
El promedio salarial de las mujeres en Colombia es del 25%
menos que le de los hombres; mientras que las estadísticas de mujeres jefes de hogar,
para 1998, era del 24.4%, según datos
proporcionados por el DANE, en el 2000.
Por otra parte la precariedad de los empleos, en América
Latina, afecta más a las mujeres que a los hombres, ya que
muchas de ellas trabajan en actividades donde es más
difícil ejercer un control por parte
de la administración; como es el caso de las
empleadas domésticas.
En Colombia el 18.5 de la población femenina rural es analfabeta,
0.6% más que la población masculina. Los
préstamos del Banco Agrario en
el 2000, eran del 84% para los hombres y el 16% para las mujeres.
La titulación de terrenos baldíos es del 44% para
los hombres y del 28.4% para las mujeres.[1] Sin olvidar que es
el país con el mayor número de desplazados en el
mundo, 3000000, en el 2008. Víctimas del conflicto
armado que padecemos desde hace 50 años, pero sobre todo
víctimas del paramilitarismo.
En cuanto a la violencia
física en
contra de las mujeres, habría que recordar que en
Argentina cada 36 horas es asesinada una mujer, el 40% de ellas
por sus conyugues o compañeros. Sólo en el 2007
fueron asesinadas 240.
" La tasa más alta de feminicidios en Europa
corresponde a Rumania, con 12,9 mujeres asesinadas anualmente por
un millón de habitantes. En Bélgica es de 10,61, en
Portugal de 5,07 y en España de
3,27. La tasa más alta en el mundo es la de Colombia" . El
País, España, 2004[2]
En Francia cada
72 horas una mujer es asesinada por su pareja o ex pareja. Sus
derechos sociales
aún están por debajo de sus derechos civiles y
políticos. En el 2007, 4000 mujeres fueron violadas cada
mes, lo que arroja una cifra aterradora de 48000 violaciones en
el año. Una mujer, de cada 10, confiesa ser víctima
de violencia conyugal, pero sólo un 13% denuncia. En
España la violencia contra la mujer no ha dejado de crecer
en los últimos años. Sólo en el 2007 hubo
170 asesinatos cometidos en el seno de su hogar. Asesinatos que
se comenten cada vez de manera más brutal: uso de hachas,
tirarlas por la ventana o el balcón o quemarlas vivas.
El 6 de diciembre de 1989 ha pasado a la historia como una de las
más tristes fechas de feminicidio en el mundo. Me refiero
a la Masacre de Montreal, donde murieron 19 estudiantes de la
Escuela
Politécnica, llevada a cabo por un solo hombre que las
asesinó por ser mujeres y por robarle, según
él oportunidades de estudio y empleo. Luego
de cometer el acto se suicidó, dejando una carta en la que
enfatizaba en que no era un loco, sino que había realizado
el asesinato colectivo con plena conciencia de sus
actos. Su nombre era Marc
Lépine.
Según Pierre Guéno, una mujer de cada 3 en el
mundo, es golpeada u obligada a tener relaciones
sexuales o sufre tortura psicológica.
Desafortunadamente el silencio y el sufrimiento de millones de
mujeres son pan de cada día y aún está lejos
el día en que se termine. No obstante muchas veces la peor
enemiga de la mujer es la mujer misma.
Y sin embargo María Isabel Rueda, periodista de gran
renombre en Colombia, le aconsejó al Congreso de la
República de olvidarse de legislar a favor de la
equidad de
género.
No solo es una enorme privilegiada en un país donde la
iniquidad es rampante, sino que le da la espalda a sus
congéneres, con el flojo argumento que en su caso nunca ha
sido discriminada.
Desafortunadamente ella no es la única en pensar de esa
forma, por lo que la tarea por la reivindicación de los
derechos de la
mujer sigue siendo ardua, en América Latina en general
y en Colombia en particular. María Isabel Rueda no es una
periodista del siglo XIX, ni de mediados del siglo XX, aunque
parezca demasiado insólito; estoy hablando de una mujer
contemporánea y con gran influencia en el país. Por
lo que Florence Thomas, la gran feminista y directora del
Grupo Mujer y
Sociedad, le
escribió una carta abierta en su columna semanal del
diario El Tiempo (7 de
agosto de 2008), lo siguiente:
" Recomendarle al Congreso no perder el tiempo con las
reivindicaciones de las mujeres me parece demostrar una
visión ingenua, clasista, pobre y, sobre todo, tan
centrada en tu propia condición. No cabe duda de que
necesitamos un Congreso con una fuerte perspectiva de
género, con una decidida voluntad política que les
apueste a los derechos de las mujeres, con una bancada de mujeres
que no se deje manosear por los patriarcas de siempre, que no
tenga miedo de hablar de mujeres cada vez que sea necesario, pues
al contrario de perder tiempo, sería ganar un tiempo
invaluable para el desarrollo de
este país.
El mundo empieza a saber que cuando las mujeres de un
país avanzan, el país avanza y ningún hombre
retrocede. Y para que las mujeres avancen necesitan herramientas
legislativas, participación masiva en los espacios de
decisión política y acciones
positivas.
Necesitan convicción para romper la aún mundial
hegemonía masculina y convencer a mujeres como tú
de que la democracia sin
las mujeres no anda" .
Habría que recordarle a María Isabel Rueda que
en Colombia la violencia intrafamiliar afecta al 67% de mujeres y
el 16% de los niños
sufre maltrato infantil. Sólo en el 2007 se registraron
183 femicidios y entre enero y julio del 2008 se han presentado
64, según cifras de Medicina
Legal" (datos proporcionados por El Espectador, 16.08.08). En
materia de
legislación en pro de la defensa de las mujeres,
habría también que recordarle lo siguiente:
Desde 1890 y durante más de 90 años el Código
Penal contaba con una figura denominada Legítima Defensa
del Honor, mediante la cual se exoneraba al hombre por asesinar a
su esposa si ésta le era infiel. Un recurso
polémico que fue reformado luego de la batalla que
libraron las mujeres por la igualdad de
género y el restablecimiento de sus derechos, aunque hoy
en día sigue vigente para casos en los que se comprometa
la reputación o el respeto por los
derechos fundamentales de una persona.
Actualmente existe otra figura que también ha generado
controversia. Se trata de la
motivación de ira e intenso dolor, un argumento que
puede usar el abogado del agresor para que la condena se rebaje
significativamente. Pero no es utilizado frecuentemente, porque
se considera demasiado complaciente. De hecho, este no es el
único mecanismo que existe en Colombia para lograr reducir
considerablemente los años de prisión.
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