Introducción
"La crónica es, en esencia, una información interpretativa y valorativa de
los hechos noticiosos, actuales o actualizados, donde se narra
algo al propio tiempo que se
juzga lo narrado" (Martín Vivaldi, 1987, p.
123).
Siempre ha sido, para muchos periodistas y cronistas,
difícil dar una definición exacta y completa del
término crónica. A pesar de esto, el marco
conceptual que se le ha dado es fiel a sus aplicaciones y usos
prácticos. Es necesario, antes de entrar a analizarla,
distinguir la crónica periodística de la
crónica presentada por la literatura.
Para empezar, Gabriel García
Márquez es, actualmente, reconocido como uno de los
mejores cronistas de la literatura de ficción. La grandeza
de historias como crónica de una
muerte anunciada o el amor en los
tiempos del cólera
podrían ser confundidas con relatos periodísticos
reales por su semejanza en su estructura
escrita.
Ahora bien, en el oficio periodístico, la
crónica ha tomado fuerza gracias
a su riqueza de detalle en los contenidos narrativos sobre temas
de interés
general. La manera en la que son abordados los tópicos es
siempre llamativa por la forma en la que recrea hechos, a manera
de historia, que en
algún momento fueron noticia.
Por otro lado, la crónica guarda cierta semejanza con
la
organización dramática de un cuento, sin
embargo existen varias diferencias entre estas dos. En
primer lugar, en el cuento siempre priman las acciones sobre
los elementos que lo componen. A diferencia, la crónica
nunca ahorra en describir con lupa todo lo que rodea un hecho,
pues depende de ello hacer el relato interesante.
En segundo lugar, el cuento se caracteriza por tener, dentro
de la historia, un protagonista que desarrolla las acciones, por
el contrario, la crónica no necesariamente debe
tenerlos.
Muchas veces, las crónicas se desenvuelven gracias a
que las mismas acciones lo permiten y varias personas de
manera efímera la protagonizan o, en menor medida, las
narraciones suelen tener intérpretes subjetivos
según el tema que se aborda.
Características
de la crónica
A parte de la ya mencionada riqueza descriptiva, la
crónica se diferencia de los demás géneros
periodísticos por permitirle a los periodistas ciertas
ventajas que los otros limitan.
Como se decía anteriormente, la crónica aprueba
juicios, opiniones e interpretaciones que el periodista pueda
tener dichas en un propio estilo, cosa que en la noticia
jamás se contemplará. Sin embargo, el reportaje y
la entrevista
también permiten interpretaciones, pero estas
siempre serán fijas frente al tema plateado, es decir que
mientras la crónica da la libertad de
emitir cualquier dictamen, los otros dos de ningún modo
saldrán de una posición firme. Es siempre a favor o
en contra.
En otro lugar, un cronista tiene la ventaja de convertirse,
para realizar la crónica, en un testigo del hecho que
está narrando. Esta, es una posición privilegiada
que todo periodista aprende a manipular gracias a las entrevistas y
demás herramientas
del oficio.
A partir de esto, la crónica puede tomar el trasfondo
de reflexión de los distintos elementos que componen una
comunidad
determinada tales como: costumbres, preocupaciones o tensiones
presentes en el momento.
A parte de lo anterior, es de vital importancia que la
crónica siempre esté encaminada hacia un
público específico. Aunque la crónica
contenga, casi siempre, un hecho de interés colectivo es
un error asociarla a todo tipo de personas. No sobra decir que el
objetivo de
este género es
que quien la vea o la lea se apropie del tema gracias a la
interpretación del periodista.
Tipos de
crónica
A partir de los temas sobre los que versa la crónica es
posible clasificarla dentro de cuatro tipos diferentes,
principalmente:
I.
Crónica Judicial: como su nombre lo indica, esta
crónica aborda temas de carácter jurídico. Su historia
estará acomodada sobre delitos,
juicios y encarcelamientos que rodeen un hecho
periodístico.
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