La discursividad del creador en la interfaz gráfica del software educativo
Resumen
Este trabajo devela
una aproximación teórica del proceso de
creación de la interfaz gráfica por el
diseñador y de la relaciones que se establecen entre los
eslabones que lo conforman.
La comunicación por la imagen,
engañosamente transparente e inocente, es una suerte de
arena de tensión y confrontación de sentidos y
significados entre creador y cocreador, quienes ponen en función de
la misma un conjunto de códigos mediadores que de no
compartirse podría resultar en incomunicación.
En la comunicación visual se refunda la teoría
del reflejo a partir de la dialéctica del par
semiótico denotación / connotación. Lo
denotativo es todo cuanto es reproducible de la realidad y es
condición sine qua non para que se produzca el acto de
mostrar. Concede valor
gnoseológico a la imagen como fuente de conocimiento
de la realidad objetiva para ambos sujetos que se involucran en
la comunicación. Lo denotativo constituye un primer nivel
de codificación (física) de la
realidad y refiere los elementos que de forma perceptiva se
advierten en la imagen. Encierra para el creador el replanteo del
código
visual, arbitrariamente establecido como resultado de
convenciones sociales. Ello connota la iconicidad a través
de categorías plásticas que reproducen algunas
condiciones de la percepción
de los objetos de la realidad y entraña un valor
referencial con respecto al mundo objetivo o a
mundos posibles.
El sistema de
connotaciones semánticas, asociaciones emotivas y
reacciones fisiológicas mediatiza la lectura
ideológica de la imagen a partir de los significados que
creador y co-creador atribuyen a cada propuesta visual. Porta la
autoexpresión o sello personal de ambos
sobre un fenómeno de la realidad; lleva implícito
el acto de informar que se establece mediante la imagen didáctica donde persiste el objetivo de
vehicular determinada información semántica sobre lo que se muestra. El
conocimiento del mundo que ambos posean, sus concepciones, la
subjetividad de uno y otro como resultado de la época, de
la estructura de
la sociedad, de
una psicología
y de una ideología determinadas, les
permitirán hacer una lectura de las
imágenes más allá de la mera
yuxtaposición objetiva de sus elementos y poder
decodificar de ella la mayor cantidad de información
posible.
La herencia social
sobre la imagen es aprehendida por el individuo que,
al ser moldeado por la sociedad, se convierte en un portador
individualmente particular de ese contenido social refractado en
la imagen. Este legado social penetra en su conciencia por
medio de su actividad de aprender y se convierte en un patrimonio
psíquico personal e íntimo, lo cual se proyecta en
su "yo".
La relación denotativo/connotativo alcanza su
cúspide en la comunicación visual a partir de la
dialéctica entre el código y los idiolectos del
creador y el co-creador. Sobre el código visual,
convencionalmente establecido, se erige uno nuevo, exclusivo,
propio y personalizado. El idiolecto es la apropiación
individual que han realizado ambos sobre el código
transmitido como parte de la cultura visual
por lo que se erige en el código privado con que ambos
enfrentan la creación y la co-creación.
Otro código que mediatiza la comprensión e
interpretación de la imagen es el
patrimonio del saber que engloba los contenidos que potencian las
relaciones de intersemiosis entre los signos
lingüísticos e icónicos, para vehicular la
esencialidad de un contenido determinado. Propicia las relaciones
de equivalencia entre los objetos, los códigos de
reconocimiento y los códigos gráficos, y potencia la
dialéctica entre lo temático y lo formal entre
ambos signos. Este patrimonio contempla el conocimiento profundo
de aquella área que se constituye en núcleo
informativo básico y que le otorga carácter distintivo a la imagen; una
óptica
flexible del contexto que sumerge la imagen en el interminable
dinamismo de todas y cada una de las partes interactuantes en el
proceso de mediación semiótica visual(Frómeta,2007:54),
de los aspectos internos y externos, de las necesidades materiales e
ideales, objetivas y subjetivas que surgen en los sujetos
protagonistas del mismo. Es en la dialéctica de la
integración e interacción que la imagen, alcanza su
verdadero contexto, cambiante, flexible y a tenor con cada nueva
circunstancia histórico- concreta, mediante el cual se
revitaliza cualitativamente la imagen y se sientan las bases para
que el sujeto construya el sentido y la significación de
esta y le permita alcanzar un peldaño superior en el
conocimiento.
El patrimonio del saber también comprende el dominio del
código iconográfico con el cual se produce la
objetivación de los atractores existenciales, abstractivos
y simbólicos que evocan la realidad a nivel perceptual y
los más variados sentimientos, estados anímicos, y
mueve a todo un universo de
subjetividades. Ello permite reconocer, codificar y decodificar
en la imagen, de forma original, aquello que se corresponde con
una convención cultural determinada, establecer
analogías e identificar los objetos de la realidad
objetiva o de mundos posibles y vivenciar una semiosis privada o
individual a nivel de qualia que solo puede generarse a partir de
la experiencia cromática que poseen creador y co-creador.
En consecuencia, el código iconográfico es la
materia prima
que sirve de base a todo un lenguaje
sustentado en la conformación de la macroestructura y la
superestructura visuales, cuya unidad dialéctica permite
que la coherencia formal del texto visual
sea portadora de la coherencia temática del mismo.
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