Introducción
El presente trabajo es un
breve bosquejo de lo que es la empresa
como unidad económica y financiera, así como
un sistema
coordinado.
La empresa como unidad económica y
financiera[1]
En cualquier sistema económico existen unidades
económicas fundamentales denominadas empresas que
producen o intercambian bienes o
servicios
destinados a satisfacer necesidades (Ferraz, 2000).
Las empresas combinan adecuadamente los factores productivos
mediante la dirección empresarial a efectos de
conseguir una determinada finalidad, un objetivo u
objetivos de
la empresa
(Ferraz, 2000).
El objetivo o finalidad de la dirección de la empresa
es precisamente lo que diferencia la empresa de economía de mercado de la
empresa en economías colectivistas (Ferraz, 2000).
En un régimen puro de economía de mercado
existe libertad de
operaciones, y
por tanto libertad de empresa, libertad de precios,
así como libertad de entrada y salida del mercado. En
economía de mercado, la empresa tiene como finalidad
básica la de obtención de máximo
beneficio a largo plazo, mientras que en economía
centralizada o colectivistas las empresas tienen como objetivo el
cumplimiento de los fines del Plan, del
Estado
(Ferraz, 2000).
Objetivos de la
empresa
La estrategia de la
empresa, o relación de esta con su entorno en el horizonte
temporal a largo plazo, buscará la
consecución de unos objetivos o fines de una empresa
(consecuencias de la Teoría
Económica del siglo XIX) será la consecución
del beneficio a corto plazo. Pero en el siglo XX, y en mayor
medida después de la Segunda Guerra
Mundial, el << influjo de la tecnología y las
crecientes necesidades de capital-equipo
han forzado el interés de
los problemas a largo plazo>>, de acuerdo
con la opinión de Ansoff (1976) que está
considerado como uno de las celebridades mundiales en
aspectos tanto teóricos como de consulting en estrategia
empresarial (Ferruz, 2000).
En relación con la evidencia empírica sobre los
objetivos perseguidos por la empresa, estudios destacados como el
de Lanzillotti (1958) han identificado diferentes objetivos y
subobjetivos empresariales por medio de entrevistas
con ejecutivos de veinte grandes empresas estadounidenses
(Esso, General Electric, General Motors, Gulf, International
Harvester, Union Carbide, US Steel, etc.). Como
consecuencia de dicho estudio se aprecian una gran variedad de
objetivos, pero existen cuatro de ellos que se repiten
especialmente:
·
Objetivos porcentuales de tanto rendimiento en la inversión.
·
Estabilización de precios y márgenes.
·
Objetivo porcentual de cuota de mercado.
·
Prevención de la competencia.
En el estudio de Lanzillotti ninguna empresa mencionaba
específicamente los cuatro puntos, pero la mayoría
de las empresas incluían estos cuatro objetivos
básicos, bien como principales o como secundarios. La
mayoría de las empresas también indicaban que
tenían una meta de mínimo beneficio que les
servía como base para la decisión de aceptar o
rechazar un proyecto (Ferruz,
2000).
Las conclusiones finales del trabajo de Lanzillotti indican
que los cuatro objetivos expuestos son tenidos en cuenta por
muchas empresas, pero que ninguna de ellas podría
articular l fórmula precisa por medio de la cual se
combinan o asignan ponderaciones a los diversos objetivos
(Ferruz, 2000).
A conclusiones similares llegan otros rigurosos estudios
más recientes, basados también en ejecutivos de
empresas, como por ejemplo la tesis doctoral
de Wiks (1980) sobre objetivos y prácticas de evaluación
de inversiones de
empresas multinacionales (Ferruz, 2000).
Otra tendencia en cuanto a fijación de objetivos, de
acuerdo con Vinader (1978) y Durán (1984), es la
distinción de tres objetivos básicos escalonados y
posibilitados en cierta medida cada uno de ellos por el
anterior:
·
Supervivencia.
·
Rentabilidad.
·
Desarrollo.
Dichos objetivos tienen un sentido cuantitativo en
términos económico-financieros, y se corresponden
con la aplicación de los resultados de cada ejercicio
económico en función
de las inversiones realizadas. Más detalladamente,
podría decirse que el cash-flow o beneficio neto (una vez
deducidas las ventas, las
compras, costes
operativos, costes financieros e impuestos), si es
que existe, debe aplicarse a la concreción de los
objetivos estratégicos:
· En
primer lugar, y en sentido estricto de objetivos de
supervivencia, hay que realizar las oportunas dotaciones a
las amortizaciones. Dicho objetivo no se descubre con las simples
amortizaciones fiscalmente permitidas, ya que dicha
dotación reconstruye el activo fijo a su coste
histórico, siendo necesaria la dotación
complementaria de reservas que cubran el diferencial entre coste
provisional de reposición menos coste
histórico.
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