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Parte I: Escritor por Mandato Divino (página 2)



Partes: 1, 2

Muchas veces pensé compartir mis reflexiones, sin
referir el porqué resulté escribiéndolas.
Después de leer mi obra literaria, les aseguro que
incluyendo a los siquiatras, no encontrarán elementos para
poder decir
que soy enfermo mental, psicópata, fanático
religioso, o algo parecido.

Para muchas personas de nivel espiritual superior, les
será fácil comprender mi historia real. Los
escépticos no podrán decir que fue producto de mi
imaginación o una fantasía, pues tendrán
toda la evidencia necesaria y la fuerza de los
acontecimientos futuros.

Es muy importante para mí decirle a quienes han tenido
experiencias extrañas que no están solos y que, por
lo tanto no están locos y mucho menos, estén
mintiéndole al mundo.

Mis reflexiones sobre cómo la humanidad logrará
la felicidad individual y la paz social, que es el tema central
de mi obra y el principal objetivo de la
Fundación Vivamos AMPM, son comprensibles
independientes de la presente historia; aunque es recomendable
leerla; porque hasta cierto punto mi historia y mis reflexiones
son interdependientes, son causa y efecto recíprocamente;
no escribirla sería injusto con aquellos que sí
desean leerla por increíble que parezca.

Hoy, varios años después de haberse iniciado la
presente historia y que mi obra literaria avanza, e imaginando
que yo no la estuviese escribiendo y que su autor me pidiese un
 prólogo corto, esto sería lo que
diría: Como cuento, es
increíble; como verdad, es irrefutable; como
anécdota, es fascinante; como algo útil, es
esperanzador; como mensaje, es universal; como algo futurista, es
inevitable.

He aquí mi historia, al principio le parecerá
increíble tal como me sucedió a mí:

-Hasta aquí fue todo lo que escribí el 22 de
Agosto del año 2001 cuando intenté por primera vez
contar mi historia.-

Hoy, nueve días después, 31 de agosto del
presente año hago el segundo intento en mi difícil
decisión de escribir o no el origen del libro titulado
Tercer Testamento-Nueva concepción de la vida y del
mundo.

Abrí el archivo que
contiene mi primer intento titulado Aunque Usted no lo
crea
e ignorando su contenido sitúo el cursor al
inicio del archivo y vuelvo a escribir, con otro título:
La Historia De Este Libro y empiezo así:

A principios de
1998 preocupado por los altos índices de violencia en
el mundo comencé a orar con el firme deseo de convertirme
en un pacifista de pensamiento y
obra las 24 horas del día. Durante los primeros meses de
oración comencé a tener una serie de
sueños  tan lúcidos y fáciles de
recordar que decidí escribirlos, al tiempo que
reflexionaba sobre los mismos.

Escribí mis reflexiones durante más de tres
años ininterrumpidamente. A partir del cuarto año,
después de una serie de acontecimientos, de varios de
ellos existe evidencia, y más  sueños y
visiones, que relato en el transcurso de mi obra, comencé
a concebir la idea de contar qué había
detrás de este repentino deseo de escribir. Es decir,
comienzo a escribir de manera simultánea la historia
detrás de mis escritos hasta la fecha.

¿En qué porcentaje de mi obra literaria iba,
cuando comencé a escribir la presente historia? Es
difícil saberlo porque ignoro cuánto me hace falta.
Quizás no la termine en la presente vida terrenal, he
pensado. ¿Puede tener principio y fin una obra literaria
pacifista? Cuando ni siquiera al principio sabía que
estaba escribiendo para publicar. Yo puedo hacer un corte en el
momento de decidir qué se imprime; pero será muy
difícil poner fin a mis reflexiones, sin antes liberar el
espíritu de la materia que le
da cuerpo.

–Hasta aquí escribí mi segundo intento–

Hoy 9 de septiembre, noveno día del noveno mes del 2001
entro de nuevo al archivo inicialmente titulado: Aunque Usted
No Lo Crea
y pulsando de manera simultánea las teclas
Control y fin, me
fui al final, e ignorando todo lo anterior, sitúo el
cursor de mi computador
directamente aquí. Y empiezo nuevamente.

Hoy lo intento por tercera vez. Tenga paciencia por mi
indecisión y ayúdeme con su espíritu.

¿Qué piensa, si Dios le salva la vida varias
veces? Sin contar las veces que no recuerda; las enfermedades que
quizá tuvo recién nacido, por ejemplo.

¿Para qué cree que Dios me salvó la vida
varias veces? ¿Será para cumplir la misión
asignada? ¡Qué difícil es saber, con certeza,
para qué venimos a este mundo!

Queriendo sacarle el cuerpo por tercera vez, me paro de mi
computador con mil pretextos. Aprovecho para leer el beeper que
sonó minutos antes. Esta es la fecha y la hora indicada en
el Beeper: 12:03 p.m. del 9/09/2001.

Las fechas y los números tienen una
significación especial, es un lenguaje que
estoy tratando de descifrar, porque son demasiadas coincidencias
en mi vida con ellos como para no darle importancia. Entre las
letras y los números existe una relación directa y
estrecha en el lenguaje
del Creador. No soy numerólogo, pero sí me intrigan
las coincidencias en mi vida.

-En algún momento de mi obra literaria pacifista les
contaré la forma como me he ganado dos pequeñas
loterías. Primero lo primero; por ahora continuemos con la
presente historia.-

A mi lado tengo una caja que contiene los dos cuadernos de
apuntes universitarios de los que le hablé ya, carpetas,
recibos, facturas, pólizas, agendas viejas, contratos, etc.
Todo lo que hace parte de mi historia y que me ayudará a
redactarla con la mayor veracidad posible. Para algo había
de servir el capricho de no botar nada y de vivir como en un
eterno presente. Mi única técnica narrativa
será contarla tal cual, natural y sin artificios
literarios, que absolutamente desconozco ¿Será una
buena forma? Lo ignoro, los lectores tienen la palabra. La
decisión de contarla está tomada por unanimidad:
por el otro Yo y mi Verdadero Yo. No hay reversa, la
contaré con nuevo título:

Escritor Por mandato Divino.-Dios siempre
cumple.

Respiro hondo y profundo por la difícil
decisión. Tomo de la caja un recibo provisional expedido
por la aseguradora Colpatria. El recibo está
identificado con el No. 126318 de fecha 18 de septiembre de 1993.
Tomo una agenda electrónica moderna, para saber qué
día de la semana era el 18 del noveno mes de 1993. Era un
sábado -según mi agenda electrónica Casio
Digital Diary ref. SF5500B que aún poseo funcionando
perfectamente.

Sección
1.02  
Acercamiento con la
médium

Entonces, puedo contarles con precisión que el
dieciocho (18) del noveno mes (septiembre) de 1993, un
sábado, entraba al edificio ubicado en el sector conocido
como Centro internacional, en Bogotá-Colombia, en la
calle 39 con Cra. 13A., Allí hay un hotel llamado Centro internacional y al lado
hay tres edificios llamados Catalina 1, 2 y 3, respectivamente.
Yo vivía en Catalina… tres o dos, no me acuerdo,
verificaré.

Tomo de dicha caja, el contrato de
arrendamiento
de la inmobiliaria Durán & Cía Ltda y extraigo
la siguiente información:

Inmueble No. 211 (ojo con este 11 del 211; después les
contaré por qué; claro está que quien haya
leído Nuevo Apocalipsis-Profecías del 9-11
escrita el 18 de Abril de 2002 comprenderá perfectamente
mi recomendación) ubicado en la Cra. 13ª No. 38-71
Apto.—- tel. 28523 (omito deliberadamente el número del
apartamento y los dos últimos números del teléfono) del edificio Catalina dos.
Duración del contrato: Julio 2 de 1993 hasta julio 2 de
1994.

Yo vivía en Catalina dos. Ahora puedo decirlo con
certeza. Antes había vivido en Catalina tres (3) cra. 13 A
No. 38-89 Apto… desde Marzo 8 de 1987 a Marzo 7 de 1988,
según otro contrato de arrendamiento existente en la caja
de mis recuerdos.

–Hoy 2008 se llega con seguridad
cogiendo la ruta No. D3 o H3 del Transmilenio y bajándose
en la estación  identificada como Avda. 39–

En  la recepción del edificio Catalina II no
estaba el portero. De pies, aunque había un sofá,
se encontraba una dama, dueña de una estampa angelical
pero con ropas de ejecutiva, el sábado 18 de septiembre de
1993 a las tres de la tarde.

-¿Qué se le ofrece señorita? –Le
pregunté acomedido.

Antes de responderme me regaló su mejor sonrisa. Su
sonrisa no era como la de las demás; cuando ella
sonrió, resplandeció, no salieron destellos de su
boca, pero sí identificaron un alma leal a su
Dios interior.

Vendo Seguros y
títulos de Capitalización – me dijo
entregándome su tarjeta personal que
aún conservo.

Tan pronto leí su nombre, le dije: señorita
Aurora la felicito, trabaja usted para una empresa muy
seria. Todos los carros que he tenido de uso personal los he
asegurado con ustedes, además, tengo ahorro de
capitalización –le ratifiqué mostrándole la
tarjeta del título de capitalización No.18318600 de
cuotas de $50.000,oo mensuales válida hasta diciembre 31
de 1993 y otra tarjeta de seguro del
vehículo según póliza No. 1040542
recién vencida, en enero 16 de 1992.

-¿Señor, tiene usted seguro de vida?
–Preguntó animada.

-No tengo señorita Aurora"le respondí,
mirándola a los ojos.

-Por favor, no me llame Aurora (*1), llámeme
Ángela -me dijo tiernamente.

*1 Leer al final un pequeño homenaje al nombre
Aurora.

-Como quiera señorita Ángela"le repliqué
coquetamente.

-¿A quién espera? -Pregunté.

-¿Gusta usted que le explique los planes de
seguro?  Replicó, ignorando mi pregunta.

(Años después. Hoy noveno día, del noveno
mes del 2001, haciendo memoria, ella
nunca tuvo otro cliente en el
edificio)

-Pues sí…, nada tengo por hacer, sigamos a mi
apartamento -fue mi respuesta afirmativa aquel 18 (1+8=9) de
septiembre (noveno mes).

–Si el lector ha observado los números le será
fácil entender cómo he acertado dos veces la
lotería–

Terminé entregándole $93.984,oo (ojo con este
939) acorde con el plan de seguro de
vida que escogí. Ella me expidió el recibo
provisional de caja No. 126318 de 1993, que aún conservo,
ya referido, y por eso puedo asegurar qué fecha era cuando
apareció en mi vida esta enigmática mujer.

Posteriormente nos volvimos a ver; me entregó la
póliza de seguros. Le compré algunos títulos
de capitalización. En verdad resultó ser muy
eficiente asesora de seguros. Muy juiciosa como corresponde a una
dama que sigue las exigencias de los mormones, la religión a la que
pertenecía. Ignoro si aún vive. Aún conservo
el Libro de Mormón obsequiado por ella con una bella
dedicatoria. Dios bendiga este libro y a todos los que lo
acatan.

Nos hicimos muy buenos amigos. Con mucha regularidad la
invitaba almorzar. Por motivos de trabajo de
ambos, sólo la recogía los viernes. Era separada,
tenía un hijo.

–En 1993 yo también estaba separado y vivía
solo. Hoy 2001 estoy nuevamente casado y con tres hijos"

Acompañábamos nuestro encuentro con algún
vino. Ninguno de los dos merecíamos el calificativo de
"buenos bebedores", quizá el de "bebedores sociales".
Siempre después de nuestros amorosos encuentros, la dejaba
en la librería Panamericana, la que queda en la Avenida
Suba con Calle 140 diagonal al Centro Comercial de Suba. Nunca me
permitió llevarla hasta su casa. Me decía que
vivía cerca y que ahí no había forma de
parquear. Y como me quedaba fácil devolverme dando la
vuelta por Subazar, nunca le insistí. Como yo soy
alérgico al teléfono, en mi casa no lo contesto, y
como era ella quien me llamaba con frecuencia, no se me
ocurrió pedirle el número telefónico de su
casa. Me bastaba tener los de su oficina.

Nunca tuvimos grandes discusiones ni por motivos de trabajo,
ni por la religión que profesaba, ni por la amistad que
sosteníamos. Disfrutábamos del sexo como
buenos amigos sin prometernos nada y jamás pensé en
fertilizarla. No hicimos vida conyugal. Lo hacíamos, lo
disfrutábamos y nada más. Su inquebrantable fe en
Dios y su pasión desinhibida para el goce sexual me
hicieron pensar que el cielo y la tierra se
juntan en el acto.

En muchas ocasiones la apoyé económicamente
cuando sus ingresos no
alcanzaban a cubrir sus egresos. Era una relación muy
cordial y respetuosa. Nunca nos proyectamos hacia un futuro de
vejez
compartida. En los planes de ella ni en los míos se
incluía matrimonio o algo
parecido. Eso me gustaba de ella, no me presionaba por una
relación diferente a una buena amistad.

Transcurrieron más de doce meses viéndonos con
regularidad. Un viernes a principios de 1.995, Ángela y yo
decidimos por cambiar la rutina, pasar la noche en un motel, y
compré una botella de licor en una cigarrería cerca
de su oficina. Eran aproximadamente las siete de la noche cuando
entramos al motel. Allí parqueé mi coche y nos
dejamos guiar por el encargado hacia la habitación, quien
prendió las luces y exigió el valor por
adelantado. Yo cancelé, le di las gracias y cerré
la puerta. Destapé la botella y serví dos
copitas.

-Bueno mi amor, brindo
por los dos, –le dije

Sección
1.03  
Mensaje a través de un
ángel

-Se equivoca de persona,
señor. Yo soy el ángel Sarén y debo
entregarle un mensaje de Dios -dijo mirándome seria y
fijamente a mis ojos.

Arrodillado sobre mi rodilla izquierda, levanté mi copa
y con mi mano derecha exclamé:

-¡Y yo soy Simón Bolívar,
libertador de cinco naciones!

-Yo soy el ángel Sarén y tengo un mandato de
Dios: usted escribirá un libro que será
leído por muchos pueblos, naciones, lenguas y
gobiernos. –insistió firmemente en tono suave.

Solté una fuerte carcajada.

Te equivocas mi amor, yo podré llegar a ser cualquier
otra cosa, menos escritor. Ya tengo más de cuarenta
años y bien sabes que no me gusta escribir, ni siquiera
una tarjeta, mucho menos un libro -le dije convencido por
el
conocimiento que tengo de mis limitaciones y de mis
gustos.

Solo canto para saber qué se siente cantar. El cantante
Yordano es el único que puede soñar cantar a
dúo conmigo. El resto de cantantes del mundo se oyen
desentonados. Me consuelo sabiendo que tengo oído para
bailar. En estas artes me sucede algo así como pensar sin
saber escribir. El diccionario
nunca fue ni es mi libro favorito, sólo acudo a él
por obligación. Por lo general me resulta pesado. Su
natural tamaño, en su pretensión de contener todas
las palabras, me da la razón. La literatura nunca ha sido mi
fuerte. En la universidad los
exámenes los preferí orales, por la dificultad que
tengo para escribir"repliqué sonriente.

-Viajará a Aguachica, Cesar, un municipio del Magdalena
Medio -continuó imperturbable entregando su mensaje.

-No, mi amor; no te pongas pesada, eso está muy
peligroso por allá -le dije sin perder mi buen humor. Esa
es zona de candela, es mi tierra natal,
pero allí se vive la guerra con
mayor intensidad – le repliqué jocosamente.

-Nada tiene que temer, Dios ya le ha salvado la vida varias
veces y continuará haciéndolo, pues usted tiene una
misión que cumplir, como séptimo hijo de padres
terrenales – me dijo con una voz solemne y llena de tranquila
autoridad.

-Le repito señor que nada tiene que temer. Dios lo ha
bendecido al elegirlo. Si alguien quiere hacerle daño
antes de cumplida la misión de su vida, morirá
primero. Cuando haya cumplido su misión; ¡ay de la
ciudad que propicie su muerte! le
serán arrebatados más de siete mil moradores y
será destruida una décima parte de su territorio –
advirtió frunciendo el ceño. Hablaba con voz sin
matices, era invulnerable en su seguridad, me sorprendía
su actuación.

-Y obviamente escribiré sobre la importancia de
mantener tapados los volcanes– le dije
para continuar su juego.

-Todo le será revelado en sueños. Dormido o
despierto, todo lo que hable o escriba le vendrá por
inspiración divina, será lleno del Espíritu
Santo -me dijo complacida.

-Bueno mi amor, ya me diste el mensaje de Dios. Te felicito
por tan buena actuación. Ahora sí, brindemos -le
dije convencido de que el juego había terminado. Pero
no…

Señor, lléveme a casa -dijo sin dar
muestra de mal
genio.

¿Estás hablando en serio, mi amor? ¿Nos
vamos ya?– Le pregunté tímidamente.

Salgamos de acá señor -fue su firme
respuesta.

Mirando su rostro comprendí que no bromeaba, que no
actuaba, que algo extraño le sucedía a mi
amiga.

-Si eso quieres, nos vamos -le dije más preocupado que
disgustado.

-¿Qué le molestó señor?
¿Por qué se van? -Preguntó el encargado del
motel intrigado por tan pronta salida, pues no habían
transcurrido más de quince minutos desde nuestra
llegada.

Ella le sonrió, queriéndole decir que nada
sucedía. Yo creo que debí lucir pálido, pero
sin lugar a dudas mi actitud era de
extrema preocupación. Nunca antes en más de un
año de tratarla y compartir sexo, ella había dado
muestra de doble personalidad o
algún otro desequilibrio emocional. Tampoco le gustaban
las bromas. Ambos esperábamos ansiosos nuestros encuentros
los viernes porque podíamos amanecer juntos.

Yo descarté la posibilidad de una broma y, obviamente
tampoco fui receptor del mensaje. Lo único que
pensé fue que mi amiga había enloquecido.

Mientras nos alejábamos del motel, respiré hondo
y profundo para que el timbre y el tono de voz le resultaran
apacibles a mi pregunta: -¿Qué te pasa,
Ángela?

-Señor, yo no soy Ángela, yo soy el ángel
Sarén enviado por Dios para darle el mensaje, que usted
escribirá un libro, que será leído por
muchos pueblos, naciones, lenguas y gobiernos; pero primero debe
viajar a Aguachica  –. Fue su reiterativa respuesta.

Y me repitió todo el mensaje con pasmosa serenidad, en
el mismo tono solemne, y como quien repite un mensaje aprendido
de memoria.

En esos momentos pensé: mejor la dejo cerca de su casa,
donde siempre la he dejado. A lo mejor su familia sabe
qué hacer. Qué mejor que dejarla en su casa.

El viaje transcurrió en silencio, no nos cruzamos una
palabra más, hasta cuando ella bajando de mi auto, frente
a la Librería Panamericana, me dijo: -«Vaya usted
con Dios»

-¡Te llamo el lunes, mi amor!  –le dije confiando
que muy pronto la volvería a ver.

Como un autómata di la vuelta por detrás de
Subazar como lo había hecho muchas veces después de
dejarla. Como un verdadero zombi conduje mi coche; llegué
a Villas del Mediterráneo, parqueé y subí a
mi apartamento donde no había absolutamente nadie, ni
siquiera una compañía del reino animal. Mi hermana
Diosita quien gustaba acompañarme, ni siquiera estaba.
Como sonámbulo, pero más despierto que nunca,
después de tirar al piso todo lo que tenía puesto,
me empiyamé. Acostado de espaldas en la cama con mis manos
entrelazadas en la nuca, miraba al techo y repasaba todo lo
sucedido. Cerraba mis ojos para ver con mi mente sus expresiones,
oír sus palabras cargadas de misterios, no
sabía qué hacer ni pensar. Tampoco quería
hacer o pensar. Me engañaba fingiendo somnolencia para ver
si lograba dormirme y acabar con el día lo más
antes posible, con la seguridad de que mañana sería
otro día. Por ratos, mi mente quedaba en blanco, por
momentos recordaba lo que no quería recordar más,
pero que tampoco podía olvidar. Todo lo que quería
era dormir. Estiré mis piernas, di un bostezo largo como
queriéndome auto hipnotizar diciéndome: "duerme, ya
tienes sueño". Luego recogí mis piernas en
posición fetal sobre mi costado derecho para no presionar
mi corazón
descontrolado, me arrunché abrazándome a mí
mismo, con un frío en el alma que nunca antes había
sentido. Concientizando cada respiración lenta y serena me dormí
ignorando la hora y el tiempo que había estado en
ésas, hasta el otro día en que me propuse escribir
todo lo que recordara.

Sólo podría saber de ella hasta el lunes,
día laboral, cuando
la llamaría al trabajo.

Por fin el esperado lunes. La llamé bien temprano, a
las 8 AM. Qué suspenso cuando la recepcionista me
dijo:

-Un momento señor.

¡Qué alivio! Cuando la escuché decir:
-Aló.

-Soy yo mi amor- le respondí.

-Mi amor, estoy muy ocupada, te llamo luego -fue su respuesta
serena.

-Tengo que salir de mi oficina, mejor te invito a almorzar, te
recojo a las 12 -le dije rápidamente y con gran
satisfacción.

-Está bien mi amor, te espero, Chao. Y
colgó.

Colgué lentamente. Nunca había colgado un
teléfono tan len-ta-men-te.

¡Qué mañana tan larga!

Doce en punto del medio día; estaba entrando a la
oficina, cuando ella salió a mi encuentro.

-¿Qué te pasó mi amor? Fue lo primero que
le pregunté cuando la vi con heridas en las rodillas y con
gafas oscuras, tratando de ocultar un moretón en su ojo
izquierdo, que por su tamaño resultaba inocultable.

-Ya te cuento, vayamos a almorzar"fue su respuesta
provisional.

Caminando hacia el carro la volví a interrogar:
¿Qué te pasó el viernes? ¿Y por
qué estás golpeada?

-No sé mi amor, no me acuerdo de nada. Mi hermana dijo
que yo había llegado como a la una de la mañana.
Parece que esa noche estuve caminando sin rumbo -fue su respuesta
serena a pesar de lucir mal físicamente.

Después de cancelar el valor del parqueo, salimos rumbo
a un restaurante vegetariano de la calle 59, cerca de la carrera
13.

Al mediodía, bajando por la calle 64 con Cra. 11, casi
siempre hay trancón automovilístico y ése
día no era la excepción.  Ambos
permanecíamos en silencio, dentro del carro que no
avanzaba, cuando de repente, ¡otra vez…!  

-Señor, yo soy el ángel Sarén y he venido
a darle un mensaje de Dios Padre Espiritual: usted
escribirá un libro, que será leído por
muchos pueblos, naciones, lenguas y gobiernos; pero primero
deberá viajar a Aguachica — me dijo con la misma voz y la
misma expresión con que me habló el pasado
viernes.

-¡No mi amor, no otra vez! – le dije desconcertado
pasando ambas manos por mi frente hacia atrás, seguido de
un largo y nervioso bostezo.

Te repito, jamás seré escritor, porque ignoro
las exigencias para serlo. No sé si existan en el mundo
libros que
enseñen el arte de escribir.
Apenas si recuerdo qué es el sujeto y el predicado -le
afirmé.

-Y además ¿sobre qué voy a
escribir?  –le pregunté resueltamente.

-Todo le será revelado en sueños. Dormido o
despierto, todo lo que hable o escriba le vendrá por
inspiración divina, será lleno del Espíritu
Santo -me repitió con la misma satisfacción
expresada el viernes.

-¡Pero eso lo puedo hacer aquí en Bogotá!
¿Por qué he de irme para Aguachica? -Le
pregunté seriamente, para no contrariarla.

-Nada tiene que temer, señor. Dios lo ha bendecido al
elegirlo. Si alguien quiere hacerle daño, antes de
cumplida la misión de su vida, morirá primero.
Cuando haya cumplido su misión, ¡ay de la ciudad que
propicie su muerte! le serán arrebatados más de
siete mil moradores y será destruida una décima
parte de su territorio. -respondió, sin pestañear,
con desconcertante precisión a lo dicho el viernes.

-Hace tiempo que no leo un libro de principio a fin.
¿Qué clase de
libros he de leer? –Pregunté intrigado.

-Dios pondrá en sus manos unos libros que le
recordarán lo que ya usted sabe desde siempre y otros que
le mostrarán los errores en que incurren los
humanos.  –respondió sin variar su estado de
ánimo. No había trasfondo de sonrisa en su
rostro.

-¿En concreto
cuál es mi misión?–Le pregunté muy
afectado.

El día de un suceso apocalíptico
identificará su misión. –respondió sin ni
siquiera tomarse tiempo para pensar la repuesta.  

-¿Y qué pasa si me opongo? -murmuré, casi
sin voz al final de la pregunta.

No podrá, ni querrá, señor
-respondió en un tono de absoluta seguridad. Su actitud
era clara y enfática.

Aprovechando la parada en el semáforo de la calle 63 con carrera 13,
abrió la puerta, se bajó y antes de cerrarla me
dijo: -«Vaya usted con Dios»

—En esta misma esquina, hace 7 años me sucedió
algo insólito que contaré después—

Sección
1.04 
Mis reacciones

En ése instante cambió el semáforo a verde. Los que han manejado
carro en Bogotá-Colombia, saben qué pasa si uno no
arranca inmediatamente. Mínimo le recuerdan la madre
terrenal en términos muy feos.

Avancé hasta el parqueadero de mi oficina. En él
me quedé un buen rato sentado dentro de mi carro. Tomando
el timón con ambas manos con los brazos estirados y mi
espalda recostada a la silla, respiraba hondo y profundo para
poder asimilar lo que sucedía, y pensaba: ¡Pobrecita
Ángela, se enloqueció! ¿O quizás no
está loca?"preguntaba a mí mismo. Quizás
finge -respondía yo mismo. ¿Pero cómo puede
fingir de tal manera? Y hacía memoria de lo sucedido el
viernes anterior. ¿Por qué hacer todo aquel
teatro, justo
cuando ya había cancelado los derechos de
habitación en el motel? No tenía sentido rechazarme
sexualmente después de haberlo disfrutado muchas veces y
no estar disgustados aquél día. ¿Por
qué no se fue derecho a su casa, cuando la dejé
al  frente de la librería Panamericana? ¿A
dónde iría? ¿Quién le había
propinado aquellos golpes? — Preguntas y más preguntas
cruzaban por mi mente.

¿Y hoy a dónde se fue?– Me pregunté
nuevamente.

Inmediatamente, puse en marcha el carro y salí a
buscarla. Recorrí todo el sector sin hallarla.
Regresé a la oficina a preguntarla.

-¿La señorita Ángela por favor? —
Pregunté a la recepcionista.

-No sé, señor -fue su fría
respuesta. 

(En la oficina también se dio a conocer con el nombre
de Ángela a pesar de que según la cédula de
ciudadanía su nombre era Aurora)

-¿Regresará?-insistí.

-No se sabe, señor; porque ella es agente vendedora- me
respondió justificando su primer respuesta.

Traté de olvidar todo lo sucedido entregándome
en mente y en cuerpo a mi trabajo en lo que quedaba de la tarde
de aquel lunes. Martes, miércoles y jueves, de aquella
semana, ni yo la llamé ni ella me llamó. Durante
estos días leía y releía en casa el mensaje
escrito, lo más fielmente posible. Por eso hoy noveno
día del noveno mes del 2001 he podido transmitirlo a todos
ustedes y quiero resaltar algo más del mensaje escrito en
la libreta de apuntes que aún conservo. Sin fechar
escribí en esa ocasión: «Ignoro si hacia el
futuro tenga algún sentido lo que dice mi amiga
Ángela, quien insiste en decir…»: y aparece
todo lo que ya les dije. Al final de una parte del mensaje
escribí también: «De todo esto prefiero no
opinar nada, se lo dejo todo al tiempo que le dará
algún sentido, si es que lo tiene»  y ya para
terminar escribí, en aquella ocasión: «
¡Oh Dios! Perdóname, pero no entiendo ni pío.
Aún así Hágase en mí según tu
palabra, si en realidad en ella encarnó un espíritu
angelical» Y así finalicé mis notas aquella
vez.

Amigo lector: ¡Cómo lamento no haberla fechado,
pues, por el afán de recordarlo todo olvidé
escribir la fecha! ¿Quién está preparado
para este tipo de cosas? En ese entonces, pensé que mi
historia no era narrable. No sé si pueda terminar de
vivirla. El fin es incierto, aunque nada escapa a él.

Mientras trabajaba, rondaban en mi cabeza gestos y expresiones
de ella: «Ángel Sarén» «Un
libro que será leído por muchos
pueblos…»
«Debe viajar a
Aguachica»
  «Misión que cumplir como
séptimo hijo…» «Qué nadie intente
hacerle daño, porque se muere primero»

«Amenazas para una ciudad»  «Será
lleno del Espíritu Santo»  «Dios ya le ha
salvado la vida varias veces…» «El día de un
suceso apocalíptico identificará su
misión» «libros que le recordarán lo
que ya usted sabe desde siempre»  «No
podrá, ni querrá»

¡Qué mensaje, por Dios!

Aún puedo escucharla una y otra vez como si fuera ayer.
Las tres veces que expuso el mensaje, fue coherente, nada fue
inconexo, tanto el timbre como el tono y los gestos
correspondían al mismo ser que entraba en ella. Hoy
entiendo que frente a una médium uno escucha sin sentido
crítico, se es todo oídos y ojos.

¿De dónde habrá sacado todo eso? 
¿Qué libro estará leyendo?
¿Qué le sucede?–preguntaba a mí mismo, en
aquellos días.

«El día de un suceso apocalíptico
identificará su misión»
  lo que le
faltó decirme fue que la doctrina del libro
enfrentaría la doctrina identificada como el anticristo.
No sabía si alegrarme, asustarme o reírme.

Lo que más me resultaba familiar de todos estos
pensamientos aludidos al mensaje, era la afirmación de que
Dios me había salvado la vida varias veces. Pues en
realidad sí me acordaba de algunas ocasiones en que mi
vida ha estado en peligro de muerte. Estas situaciones de peligro
las contaré en su momento cuando escriba mi
autobiografía, por ahora continuemos recordando, en
orden.

A algo que también le encontraba mucho sentido,
referente al mensaje de mi amiga Ángela, era a la promesa
de ser llenado por el Espíritu Santo; porque durante los
exámenes en la universidad oraba mucho implorando la ayuda
al Espíritu Santo y me iba muy bien. Fui acreedor a varias
matrículas de honor, mientras estudiaba. Aunque estoy
seguro de que los ateos dirán que fue el justo premio a mi
sacrificio de muchas noches y muchos domingos y festivos
dedicados a estudiar.

Eso de viajar a Aguachica y dejar a Bogotá
después de veinticinco años, ¡era una
verdadera locura! Bogotá me ha dado tanto: mis estudios
superiores en Administración
pública, en Administración de Empresas, en
contabilidad,
filosofía, neurología, mi
apartamento, mi carro, mi moto, todos mis bienes, gratas
fiestas, bellas mujeres. ¿Cómo abandonar mi mundo
para ir a un mundo que después de veinticinco años
me resulta extraño? ¿De qué iba a vivir en
una provincia ubicada en una región en guerra?
¿Sobre qué iba a escribir? Con más de
cuarenta años, no me he ganado un solo peso escribiendo.
¡No pensará que lo haga sobre Dios cuando ni
siquiera me gustaba leer la Biblia! Era esquivo a todo lo que
huela a religión o política. Me fascina
el mundo laboral privado. Evito cualquier reunión
política. Política y corrupción son palabras sinónimas
para mí. Todos mis cargos en empresas 
multinacionales privadas fueron obtenidos por mi formación
académica y mi experiencia laboral, no por cuota
burocrática, o por politiquería. En una
ocasión gané un concurso, obtuve el primer lugar
para un cargo en una entidad del Estado y esta fue la
única entidad gubernamental, donde fui auditor interno y
rendí un informe a la
Contraloría que llevó a la cárcel a dos
funcionarios, cuyos familiares intentaron matarme, pero Dios me
salvó milagrosamente.

Sección
1.05  
Mi preocupación literaria

Las únicas obras literarias leídas por
mí, obedecían a trabajos impuestos por los
profesores durante mis estudios. Cuando estudiaba bachillerato en
Bogotá sacrificaba el dinero de
mis recreos en llamadas a mi madre, que se encontraba en
Aguachica, con tal de no escribirle. Ni de odio ni de amor he
escrito cartas. A mis 43
años nunca he escrito un cuento y mucho menos una novela. Siempre
he preferido la
investigación y no la invención de cuentos; fui
monitor de
investigación en la Universidad Externado
de Colombia. Considero de mal gusto inventar cuentos. Aunque no
tengo nada en contra de los literarios. Gocé con algunos
en mi infancia. Las
novelas me
parecen un cuento demasiado largo. Las novelas de la
televisión nunca han sido mi fuerte. Las personas que
han convivido conmigo a fuerza de rogarles que me dejen ver los
noticieros y los programas
formativos, han terminado por darme la razón y contagiarse
de mis preferencias. ¿No te pareció más
útil haber aprendido tal o cual cosa, en lugar de ver
la novela de
turno?-les preguntó para justificar mis preferencias.
Considero cada vida humana una novela y todo el cuento es no
querer morirse, ser feliz y convivir en paz. Señalar con
el dedo me parece más práctico que describir algo,
y menos por escrito. Estoy a mil años de escribir dramas
de lágrimas.

A los que son cuentistas profesionales quiero hacerles una
pregunta que espero, dada mi ignorancia literaria, no la juzguen
como estúpida: ¿La calidad de un
cuento puede depender de qué tan bueno o malo es el
lector? No en el sentido moral, sino de
qué tanta educación literaria
posee. Agradezco al primero que me responda. Otra ingenua
pregunta: ¿Los críticos literarios son escritores o
solamente se dedican a criticar? Si también son
escritores, entonces, son desleales con el gremio, por aquello de
que «entre bomberos no debe uno pisarse las
mangueras» Y si no son escritores, con qué moral
critican lo que no saben hacer. ¿Es posible hablar de
críticos arquitectos, médicos, abogados,
ingenieros, etc.?  Prometo en una próxima
encarnación estudiar literatura y elegir la
profesión de escritor desde la niñez como lo hizo
nuestro premio Nóbel Gabriel García
Márquez.

Si para ser escritor hay que seguir algunas reglas que
determinan el estilo ¿cómo puedo seguirlas yo si
las desconozco? Mi única regla es no tener reglas. Aunque
desnudo no estoy.  A propósito de vestiduras, mis
amigos de pubertad
cuando volví a mi pueblo natal me recordaron mi
sobrenombre: «Estilo» porque me fascinaba vestir de
acuerdo con el último grito de la moda. Me fue
fácil vestir bien porque mi madre además de ser la
mejor modista del pueblo, tenía almacén de
ropa para hombres, mujeres y niños.
¡Cómo recuerdo las camisas hechas por mi madre,
exclusivamente para mí, al estilo de Elvis Presley, de
cuellos grandes y flecos en la manga! ¡Dios bendiga a todas
las madres!

–¡¿Sobre qué iba a escribir, por
Dios?!  ¡¿Sobre qué?! 
¡¿Por qué he de atafagar al mundo con un
libro más?!

¿Qué significaba aquello que Dios pondría
libros que me recordarán lo que yo ya sé desde
siempre? Confieso con vergüenza, aunque estoy seguro que hay
pecados mayores, que apenas recién comienzo a leer la
última obra: Vivir Para Contarla de Gabriel
García Márquez.  Tan pronto recupere Cien
Años De Soledad
que después de cambiar de lugar
más de cien veces sin leerla, se la presté a mi
hermano de sangre Rodrigo.
Si el impulso me alcanza aspiro a leer también: El Amor
En Los Tiempos Del Cólera
y El Otoño Del
Patriarca
en el orden que logre obtenerlos. Nunca se es viejo
para leer a nuestro premio Nóbel. Un solo libro, y hasta
la página 393 y ya me ha cautivado y aconsejado, sin
proponérselo, que tengo que leer mucho para medio aprender
a escribir. Cien Años De Soledad lo había
comprado para no pasar la pena de no tener nada de nuestro
orgullo nacional dentro de mi paupérrima biblioteca
personal. En lo que llevo leído de Vivir Para
Contarla
me queda bien claro que se nace y se hace escritor.
Que Gabo está donde está por su talento natural y
su dedicación sin límite de tiempo. Si algún
día él leyera mi libro, por la nobleza que deja ver
en el relato de su vida, estoy seguro de su indulgencia.
¡Cómo me gustaría saber cuáles fueron
los trucos prácticos de temática y métrica
para versificar sin pretensiones, enseñados por su
profesor de
Castellano en el
Liceo Nacional de Zipaquirá! Confieso que lo estoy
leyendo, como quien lee un curso práctico de literatura
con un buen desconocimiento de la teoría.
Gabo es tan bueno en su oficio, que sólo me resta decir:
un millón de gracias Gabito por enseñarme y por
darnos tan grande honor. No sin antes ofrecerle disculpas por mi
precario rendimiento académico. Unos dicen que loro viejo
no aprende. Otros afirman que nunca es tarde. Parodiando al
maestro Gabo, y teniendo en cuenta mi historia real, mi libro
bien podría llamarse Reencarnar Para Escribir.

De cualquier forma usted tiene una obra en sus manos.
¿De qué género? Ni
idea. Siempre he preferido el género femenino, no el
literario.

No pretendo justificar mis escasos libros leídos, pero
para ser sincero quiero evitar, en lo posible, lo de siempre: que
los escritores se influyen mutuamente. Al fin y al cabo no
escribo por oficio, es un compromiso con Dios Padre Espiritual
adquirido a través del ángel Sarén.
Después viviré como he logrado sobrevivir mis
primeros cuarenta y tres años con la certeza de que ser
feliz es barato. Basta con aprovechar la promoción: ser humano y ser espiritual,
lleve dos y viva una. Como vivo, vivo bien. Tengo demasiado como
para ser pobre; me falta mucho para ser rico. Un emparedado es
suficiente para calmar el hambre y mantenerme sano.

«El que con lobos anda a aullar aprende» dice un
adagio popular. Pero cómo he de aprender si aun no tengo
ni siquiera un amigo escritor. Lo mas seguro es que
después de editada mi obra llegue a tener alguno.

Amigo lector, póngase en mi difícil
situación: sin ser historiador, estoy relatando un hecho
real que será historia; sin ser literato, estoy
esforzándome en hacerlo con lenguaje especial para
convertirlo en un texto
literario. Así y todo, será un lenguaje cargado por
mis vivencias, por mi nacionalidad,
por mi lengua natal,
por mi formación académica, por mi inexperiencia
literaria, por mis buenas intenciones e ilusiones, por todo lo
que soy y no soy y por lo que quise ser, por lo que me gusta y no
me gusta; acorde con mi edad y a la época en que me
correspondió vivir.

En esta etapa de mi vida he dado con algunos escritores que
embellecen la expresión usando acertadamente
símiles y metáforas para expresar ideas en formas
indirectas, dando agilidad y capacidad de sugerir muchas cosas en
sus escritos. Otros, mencionan sólo una parte para sugerir
la totalidad o viceversa. Hábilmente, otros sugieren
mediante imágenes
para que el lector adivine o lo intuya de un modo propio y
personal. Otros sencillamente se valen de un vocabulario, de uso
cotidiano, sencillo, directo, sin ningún recurso aparente.
En otros he admirado la presentación caricaturesca de una
característica predominante de algo, mediante el uso de
connotaciones figurativas y emotivas para describir algún
fenómeno embarazoso. Los hay para todos los gustos. A
todos ellos, mis respetos.

¿Podemos hablar de expresiones literarias absolutamente
nuevas? Nada hay nuevo bajo el sol, es lo que
he sabido siempre. Si inadvertidamente escribo un término
raro, se debe a que en la región donde crecí es
común. Por nada más. Desconozco los estilos o
qué distingue un tipo de literatura de otra, de las
diferentes épocas de la humanidad. Ignoro lo que en
términos literarios esté de moda. Si es que existen
modas en literatura. Ignoro qué fórmulas literarias
son muy o poco usadas. Si mi obra viola prohibiciones literarias,
lo siento.

De todos los escritores que he leído, aunque un poco
tarde, aprendo algo, especialmente con un deseo intenso de
gustar, agradar, y hasta emocionar con tal de lograr interesar,
comprometer, despertar sentimientos, incitar a la acción
pacificadora, que es mi mayor y central preocupación.

Humanos felices son seres vivientes pacíficos. Quiero
transmitir, contagiarlo de mi felicidad. Si mi lenguaje no es el
adecuado, mi intención sin lugar a dudas es:
BUENA. 

Y si en algún momento uso un lenguaje florido es porque
usted también merece flores, y si me tocó escribir
es justo que juegue a ser escritor.

A los críticos literarios que quieran ser buenos
conmigo, no como críticos, sino como buenos humanos; les
recomiendo no perder de vista que es mi primer y único
libro tan extenso que me tocó dividirlo en tres. La
actualización ampliada y mejorada será editada
después de muerto según órdenes expresas
mías. Demasiado camello ser escritor. Además, el
ángel Sarén dijo muy claro: «usted
escribirá un libro» U n o, y nada mas que U n o,
afortunadamente. Por fortuna, en ningún momento dijo sobre
qué específicamente debía escribir.

No debiera pedir lo que voy a pedir por lo difícil de
cumplir, pero inténtelo: despréndase de cualquier
formato preconcebido que le impida participar e identificarse con
mí obra que por tratarse del objetivo 1A de la humanidad
(Ser feliz y convivir en paz) resultó tan extensa que tuve
que dividirla en tres tomos: EL LIBRO DE LA VIDA / Manual de
funciones cerebrales / VIVAMOS AMPM, TERCER TESTAMENTO-Una
nueva concepción de la vida y del mundo y SEMILLLAS DE
PAZ-Filosofía para todos.

Después de esta pausa literaria que algunos
calificarán de digresión, regreso a mis
cavilaciones de aquellos días…

Sección
1.06  
Mis incertidumbres

¿De qué iba a vivir en Aguachica? Pues la
verdad: qué voy a querer dejar a Bogotá. Qué
voy a querer viajar cuando aquí lo tengo todo.
Tendría que vender mi apartamento que representa ahorros
de muchos años de esfuerzos, para lanzarme a una aventura,
porque una mujer delirando me decía que era un
ángel, me garantizaba que nada me pasaría y
amenazaba a la ciudad donde se causará mi muerte.

Pero eso de que no podrá ni querrá abandonar la
misión, y que el día de un suceso
apocalíptico identificará mi misión, me
desconcertaba mucho.

A la única parte a dónde hay que ir es al
consultorio de un siquiatra, pensé seriamente en aquellos
días, para que determine si ha sido afectada por doble
personalidad, si ha sido poseída por algún
espíritu o ha empezado a consumir algún tipo de
droga que le
está haciendo daño. Cualquier cosa, menos que
quiera sacarme de mi actual vida en la capital.
Ahora…, si se consiguió otro hombre y
quiere sacarme de su vida, no necesita hacerse la loca y salirme
con estos cuentos raros. Sí, tiene otro hombre y me quiere
dejar. -Pensé. La volveré a ver para decirle que no
hay problema, que demos por terminada nuestra relación
sentimental–decidí después de tanto cavilar.

Sí, la veré el viernes. Le propondré ir a
un siquiatra. Si no quiere ir a un siquiatra es porque finge,
porque tiene otro y ella cree que voy a morir porque no me quiere
ver más. Muy ilusa –Todos estos pensamientos cruzaban por
mi cabeza. Preguntas y más preguntas, respuestas y
más respuestas en mi mente.

¡Quién tiene que darme muchas respuestas es
ella!–pensé y tomé la decisión de verla el
siguiente viernes.

El viernes llegué a la corporación bien de
mañana, cuando todos los agentes vendedores normalmente
están. Saludé muy
formalmente a la recepcionista para quien yo era una persona
conocida.

Sección
1.07   
Desaparición de la
médium

-¿Y Angelita? -Pregunté.

-Ella ya no trabaja con nosotros, señor –me
respondió preocupada por tener que darme tan mala
noticia.

-¿Se puede saber por qué ya no trabaja con
ustedes? -pregunté queriendo indagar qué
había sucedido con ella.

-Señor ésa es una información
confidencial, dudo que alguien se la dé -fue su respuesta
formal.

No le insistí, pues mi experiencia laboral como
ejecutivo en grandes empresas privadas indicaba que la
recepcionista me decía la verdad.

-Gracias señorita -fue todo lo que acerté a
decir y salí con el presentimiento de haber perdido a mi
amiga y a mi agente de seguros.

Se confirmaba que no me quería volver a ver, pues nunca
me volvió a llamar. ¿El motivo? El único
para mí: se consiguió otro que le pintó
pajaritos que yo nunca le pinté. Perdonen mi falta de
modestia, pero todas mis antiguas novias certifican tres cosas:
soy tierno y cariñoso,   no soy tacaño ni
mal amante. Entonces, ¿la verdad? Sólo ella la
sabe. Quizás se alejó porque nunca le propuse
matrimonio, y a ella le daba pena hablar al respecto. Tampoco he
sido amigo del matrimonio. No soy de los que se casa en cada
borrachera. Ni soy de los que usa esta promesa con tal de lograr
favores femeninos. Aún sigo sin casarme a pesar de que
convivo con una gran mujer y tener tres sanos e inteligente hijos
con ella.

Sección
1.08 
Días después

El tiempo como el mejor cicatrizante de las heridas del
corazón, había hecho su trabajo.

Acostumbro a darme un tiempo después de acabar
cualquier relación sentimental. Aunque para ser sincero,
no me doy mucho tiempo. Me fascina dar amor para merecer amor.
Estoy convencido que fuimos encarnados para el placer sexual con
o sin amor, aunque preferiblemente con amor, por supuesto.

En los siguientes tres meses me refugié en el trabajo.
Inexplicablemente el clima frío
empezaba hacerme daño después de veinticinco
años de haber llegado de mi tierra natal. Mi actividad
laboral no rendía los mismos beneficios económicos.
Bogotá me resultaba estresante. Quería partir a
donde fuera, menos a Aguachica.

Recién lo acontecido con Ángela, a principios
del año 1995, entre enero y marzo, conduciendo mi auto por
la circunvalar en Bogotá, recibí en la puerta
derecha un golpe estruendoso del cual no supe con certeza si fue
una roca o un disparo. Continué sin parar hasta mi
apartamento.

Un poco asustado me bajé a revisar qué
había pasado. En la puerta opuesta a la del conductor
había abolladuras que parecían causadas por una
piedra muy grande pero también tenía un orificio
como de bala. Lo que me pareció extraño fue no
haber perdido el control del vehículo con semejante golpe.
Fue como una voz de piedra o de bala que algo me advertía.
Un motivo más para irme de Bogotá, a cualquier
ciudad de Colombia, pero menos para Aguachica.

En la semana santa
del mencionado año, en uno de sus días santos, no
recuerdo cuál, me encontraba acostado viendo televisión y cuando quise cambiar de canal,
el control remoto no me respondió y entonces pensé
que era hora de cambiarle las baterías. Por ahora
vería la película que en ese instante comenzaba.
Dicha película trataba de la vida y Obra de San Francisco
de Asís. Con humildad les confieso que me
estremeció hasta la última fibra. No salía
del asombro de ver cómo un hombre puede abandonar las
comodidades del mundo terrenal para hacer votos de pobreza y
dedicarse a trabajar en beneficio de los más pobres. Di
gracias a Dios-Padre por las enseñanzas de la
película. Finalizada la película tomé,
mecánicamente, el control remoto y presioné la
tecla para cambiar de canales y misteriosamente cambiaba de
arriba a bajo con gran facilidad. Los días posteriores el
control remoto funcionó a la perfección. Entonces
comprendí que Dios-Padre quería que yo viera la
película.

Sección
1.09  
Mis reflexiones sobre el mensaje

Por suerte, el ángel Sarén encarnado en
Ángela no entró en detalles en cuanto al contenido
de mi obra. Si lo hubiese hecho el susto o mis carcajadas
hubieran sido mayores. Tampoco entró en detalles sobre
insólitos acontecimientos venideros en mi vida terrenal,
pues, al fin y al cabo el mensaje fue completo acorde con el
desarrollo de
su cumplimiento.

Imagina usted mi reacción si ella hubiese entrado en
detalles sobre el objetivo principal del libro que
escribiría.

Jamás hubiese imaginado que con EL LIBRO DE LA VIDA /
Manual de
funciones
cerebrales / VIVAMOS AMPM, propondría una nueva forma de
vida, sustentada científicamente, para re-direccionar a la
humanidad.

Se alcanza a imaginar el susto con los fanáticos
religiosos, aferrados a sus libros sagrados, cuando lean en la
portada Tercer Testamento-Nueva concepción de la vida y
del mundo
y en una esquina la afirmación: Apocalipsis
10.

Cuando usted lea la Explicación de la
Carátula
comprenderá lo difícil que fue
decidir titularlo así. Claro está que
después de que usted lee todos los sueños y
visiones relatadas, mediante los cuales recibí
instrucciones, revelaciones e inspiraciones útiles para el
cumplimiento de lo ordenado, va a exclamar: «así
quien no escribe» y yo le respondo con humildad: no
había otra forma que con la ayuda de mi Dios interior,
pues, escritor de oficio no soy. No pierda de vista y
recuérdelo siempre: no escribo por profesión sino
por misión. Me han sucedido cosas, he tenido sueños
y visiones que me han hecho llorar de emoción al darme la
seguridad de que YO SOY.

Mientras escribo, a veces salto del escritorio y expreso:
¡Siempre he querido leer un libro como el que estoy
escribiendo! No es falta de modestia, es que en verdad gozo
releyéndolo para mejorarlo. Porque usted se lo merece.

Cuando escribo lo hago pensando en el presente y en el futuro,
mucho más allá de mi muerte, de la muerte de
mi esposa y de la muerte del último de mis hijos. Es
decir, lo hago pensando en los humanos dentro de muchos siglos
sin temer que hoy enfurezca a los místicos, a algunos
falsos moralistas líderes de religiones del
mundo, a los hipócritas sexuales de todos los estratos
sociales tanto de regímenes económicos socialistas
y capitalistas. Afortunadamente lo escrito, escrito estará
hasta después de que la presente generación haya
muerto toda, y la nueva generación naciente lo acoja con
madurez, al reconocer el carácter profético y de
revelación divina. Estoy seguro que los de espíritu
superior no se escandalizarán, pero los retrógrados
educadores chocaran con lo expuesto y los politiqueros de doble
moral rechazarán mis hipótesis y ese rechazo será bandera
de campaña electorera. La opinión
pública irracional, no la estructurada y racional,
lamentablemente es la más bulliciosa. Escribo la obra
literaria de la Compasión divina. Dios no deja de
preocuparse por este lejano mundo.

¿Tiene idea de mi reacción si el ángel
Sarén me hubiera especificado que el libro ordenado
contendría la verdad y nada más que la verdad sobre
la vida y obra de Jesucristo, contradiciendo, en mucho, el Nuevo
Testamento y como consecuencia ganarme de enemigo a los que
comercializan con su divinización? Y menos imaginarme que
escribiría el periodo de vida comprendido entre los 12 y
los 30 años de edad, año por año, e
inclusive día por día en algunas ocasiones,
ocultado al mundo, por motivo que también será
claramente expuesto.

¿Se puede imaginar mi escepticismo si me hubiera dicho
que por primera vez esquematizaría la evolución del pensamiento filosófico
en dos tendencias principales, para entrar a plantear una tercera
concepción filosófica? ¿Y qué tal que
mi hubiera dicho que propondría a todas las organizaciones
religiosas que en lugar de predicar un Dios a imagen y
semejanza de los humanos
, predicaran Los humanos a imagen
y semejanza de Dios
, como una nueva concepción
teológica, con todas sus favorables implicaciones?

Muy dificil de imaginar que dos días
despúés de haber decidido (dia 9 del noveno mes)
contar mi historia personal detrás de mis inesperados
impulsos por la escritura, el
martes 11 de septiembre de 2001, el mundo observaría
atónito un suceso apocalíptico: se derrumban dos
torres gemelas en New York por un ataque sorpresivo de un
vengador. Y aún más dificil de imaginar que el 18
de abril de 2002 estuviese escribiendo un sueño
profético con el Título: Nuevo
Apocalipsis-Profecías del 9-11.

Y qué decir de los otros temas tratados en mi
obra trina que prefiero sea sorpresa.

La presente historia la comencé con una gran pregunta:
¿Fantasía o realidad?

La respuesta es la misma: El tiempo lo dirá.

Sección
1.10   
Homenaje a mi amiga Aurora

*1 Transcribo un hermoso himno dedicado a la resplandeciente
Aurora tan mencionada en el Rigveda, como un homenaje a mi amiga
bautizada por sus padres terrenales como Aurora, pero que ella
prefería que la llamaran Ángela y que cuando era
poseída por un espíritu angelical, decía ser
el ángel Sarén.

"La Aurora ha desplegado ya su luminoso estandarte. Hela
aquí que se engalana, en la playa oriental del cielo; he
aquí a la Aurora, portando la luz a todos los
seres; ella abre las tinieblas, así como a las vacas su
establo; he aquí que su deslumbrante esplendor aparece, se
expande y pone en fuga a las sombrías tinieblas. La hija
del cielo se ha puesto brillante vestidura, sobre la cual lanza
colores tal como
un pintor,  en un día de fiesta, ilumina el poste del
sacrificio. Hemos salido, pues, de las tinieblas, y la Aurora
teje su rutilante tela.

Suntuosamente, como una bella mujer, sonríe radiante y
llena de gracia, despertando el mundo a los pensamientos alegres.
Oh tú, radiante, inspiración de las palabras bellas
y buenas, hija del cielo, los gautámidas aquí te
celebran. Dígnate, oh Aurora, dispensarnos nuestros
bienes: hijos, héroes, caballos y rebaños.  Oh
tú, Aurora, en quien resplandece la gloria heroica,
incitada por nuestras ofrendas y
nuestros sacrificios, haz en tu generosidad que obtengamos la
ilustre riqueza de hijos heroicos, de servidores y
caballos numerosos. Con su mirada posada en todos los mundos, la
diosa expande la claridad por doquiera. Despertando al movimiento a
todos los seres vivientes, ella ha escuchado la palabra de todos
ellos. Ella se ha despertado, descubriendo los confines del Cielo
al hacerlo, y expulsando a lo lejos a su hermana, la Noche. Ella
resplandece como una mujer en presencia de su amante.
Deslumbrante, dichosa, brilla esparciendo sus rayos semejantes a
rebaños, como el mar esparce sus ola. Ella que no viola
jamás las leyes de los
dioses es enriquecida por los rayos del sol. Ella despierta a las
aves que, a su
aparición, vuelan de sus nidos, y no se dan reposo por
tanto tiempo como ella resplandece. Ella ahuyenta los malos
sueños y no niega la luz ni a los pequeños ni a los
grandes. Ella avanza en un carro espléndido, al cual se
uncen espontáneamente las rubicundas vacas; es ella quien
abre el sendero a Surya, el sol, su esposo, el ojo de los dioses,
el blanco corcel; es ella quien brilla para los hombres que no
son ya, que brilla hoy y que brillará en el lejano futuro
sin envejecer ni morir jamás. Su esposo, Surya, la sigue,
como un joven sigue a una virgen. Surya de la cabellera de
oro, que sale
de su regazo mientras las notas jubilosas del canto de los poetas
le proclaman por doquiera el animador de la vida y las estrellas,
semejantes a ladrones, desaparecen furtivas"

En el lenguaje rigvédico, Usha significa la verdad
tanto como la Aurora, según podemos deducir del siguiente
verso: "Nuestros padres han hallado la luz oculta; por la
rectitud espiritual han hecho nacer la Aurora"

Sección
1.11  
Todos somos ángeles

Con la fuerza de los acontecimientos posteriores a mi
experiencia con mi amiga Aurora,  a quien le gustaba que la
llamaran Ángela, me resultó racional contemplar la
posibilidad de que los ángeles encarnaran en humanos o que
los humanos nos comportáramos cómo si
fuésemos ángeles. Por favor, créame que no
quiero posar de santo; y según los cánones
terrenales establecidos para santificar una persona, estoy muy
lejos de ser un santo, a pesar de que mi conducta no
lesiona ni material ni emocionalmente a nadie. Sólo quiero
asegurarle que es muy grato comportarse como si uno fuera un buen
ángel. Eso significa que uno hace cosas sin ningún
interés
terrenal, pues como es obvio, los placeres de un ángel,
son distantes de los intereses netamente humanos.

La razón principal por la que decidí contar mi
historia real, que aunque usted no lo crea, le aseguro que no es
creación literaria, la conté tal cual
sucedió, y quiero decirle que decidí contarla
porque cada vez que me he comportado como si fuese un buen
ángel he comprendido que el mundo lograría ser
diferente si toda la humanidad asumiéramos conducta de
buenos ángeles.  Prefiero no contar bellas
experiencias vividas asumiendo el papel de un ángel,
porque resultaría muy vanidoso y chocante para algunos.
Además, son muchos que sin jugar a ser ángeles han
hecho significativos favores a extraños, desapareciendo
sin esperar a escuchar un gracias.

Sección
1.12   
¿Cuántos buenos
ángeles se necesitan?

Nuestro planeta Tierra
es un ser sensible; como usted y como yo. Los entendidos aseguran
que en los últimos segundos el corazón de la Tierra
ha efectuado ocho pulsaciones. Cada célula de
nuestro cuerpo humano
y de todos los seres vivientes está en sincronía
con las pulsaciones de la Tierra.

Somos aproximadamente 6.500 (6+5=11) millones de habitantes en
este pequeño hogar llamado Tierra. Si tan sólo el
1% del 10% de la población mundial decidimos ser buenos
ángeles encarnados en humanos, la Tierra germinará
de nuevo.

Estoy hablando de apenas seis millones quinientos mil
habitantes (6.500.000), un poco menos que la población de
Bogotá-Colombia para cambiar de rumbo. 

"El fin del mundo"
en realidad significa el inicio de un nuevo mundo. Si ha
creído durante algún tiempo que nos dirigimos hacia
algo especial, está usted en lo cierto si decide ser uno
del 1% del 10% de la población mundial. En realidad no
necesitamos ser muchos para re-direccionar a la humanidad.

El caballo blanco del que habla el Apocalipsis y otras
mitologías del mundo es, en realidad el humano mismo;
él es el verdadero Salvador de esta bella experiencia
humana en este bello planeta.

La Era de Acuario, según tradiciones de todo el mundo
(las de los sioux, mayas, incas,
africanos, hindúes, caldeos, hebreos, griegos, celtas,
escandinavos, polinesios,  y europeos) indican que es el
principio de un tiempo de nueva conciencia
planetaria y hermandad de la humanidad.

El Plan Divino del Padre Celestial para la elevación
espiritual y evolución física de la
humanidad, requiere de nuestra voluntad. Todos podemos y debemos
ser ángeles de paz. Una paz de inspiración divina
protagonizada por los humanos mediante el uso equilibrado de los
dos hemisferios cerebrales.

Qué diferente sería el mundo si todos nos
comportásemos como si fuésemos buenos
ángeles encarnados en humanos. Imagínese, eso
sí sin que nadie lo sepa, que usted decidió que
jugaría a ser un ángel encarnado en humano. Insisto
en decirle que se asegure de que nadie lo sepa, porque de lo
contrario muchos, por no decir todos, abusarían de
usted.

Gran favor se hará la humanidad así misma al
acoger con beneficio de inventario y
carácter crítico los postulados rectores ofrecidos
por un bien intencionado humano; en lugar de continuar esperando
al Mesías con poderes sobrenaturales que con un simple
tronar de dedos le corrija lo que viene pensando, diciendo y
haciendo mal. No sea que se extinga esperando a quien no ha de
llegar nunca.

Para que Mahoma se hubiera dedicado a la ingente tarea de
escribir el sagrado Libro Corán debió haberle
sucedido algo similar. Yo creo sinceramente que el ángel
Gabriel, que en árabe es Jibrael, no sólo le
asignó la tarea de escribirlo, si no que también se
lo reveló o recitó. Me gusta leer el sagrado
Corán porque es la continuación del Antiguo y Nuevo
Testamento de la sagrada Biblia, pero desde una perspectiva
diferente. Recuerde que el sagrado Corán nos invita a
creer en Dios, en el libro y en los ángeles. Me reconforto
espiritualmente leyendo los libros sagrados de todas las religiones del mundo.

Sección
1.13  
Nota

Hasta hace muy poco dejé de desear, volver a ver a
Aurora para hacerle varias preguntas e imaginé grabar, en
secreto, sus respuestas para sustentar mi historia. Hoy
[septiembre 29 (2+9=11) de 2008 (2+8=10)] estoy seguro que nada
podría responderme, porque ella no era ella. A
través de ella el ángel Sarén habló
(No estoy seguro que se escriba así). Mirando
retrospectivamente, durante el mensaje repetido por tercera vez,
ella ignoraba lo que decía mientras hablaba. Quienes no
crean que Ángela fue poseída por el espíritu
angelical de nombre Sarén, son quienes tienen que
demostrar lo contrario. Yo me limito a escribir lo que creo que
es bueno para la humanidad. Para mi es más fácil
ser el que Soy.

Lo sucedido durante mi estadía de tres años en
Aguachica fue incluido en la autobiografía que estoy
escribiendo. Las demás inquietudes dejadas en este corto
relato le serán resueltas cuando lea toda mi obra
literaria pacifista.

A principios de 1998, comencé a escribir con papel y
lápiz mis reflexiones pacifistas, tres años
después estaba ingresándolas a un computador con la
ayuda mecanográfica de mi sobrina Alexandra, al verme solo
porque ella se devolvió a vivir con su madre (mi hermana
Ninfa) no tuve otra alternativa que continuar solo hasta la
fecha. Sin la ayuda del computador hubiese tardado por los menos
10 años más.

Cuando le escuché decir "Usted escribirá un
libro que será leído por muchos pueblos, naciones,
lenguas y gobiernos." creí que Ángela 
había enloquecido; pero hoy que dispongo de mi blog
(http://www.vivamosampm.blogspot.com) creado el 24
de junio de 2008 con traductor a 24 idiomas y que a escasos tres
meses el Geocontador mundial registra la visita de más de
30 países, no me cabe duda que todo su mensaje se
cumplirá al pie de la letra. ¡OH Dios, hágase
en mí según tu palabra!

Actualmente con la ayuda de un amigo a quien
cariñosamente llamo el ángel Webmaster se
está construyendo mi página
Web: www.vivamosampm.com en la cual publicaré toda mi
obra literaria pacifista que bien puede compendiarse en un solo
libro impreso.

¿Qué hubiera hecho usted, en mi lugar, frente a
los acontecimientos que relato?

(Tema relacionado con "Parte 2 Nuevo
Apocalipsis-Profecías del 9-11")

 

 

 

 

 

Autor:

Apóstol de Paz Omar Ortiz
Esparza



http://www.vivamosampm.blogspot.com/

Partes: 1, 2
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