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Una escuela para la libertad (página 2)



Partes: 1, 2, 3, 4

Se ha dado plena libertad para
que los niños se familiaricen con la escuela y, sobre el
mediodía, nos hemos reunido todos para ver cómo va
a ser el curso (todo el que quería hablar tenía que
coger un instrumento similar a una batuta). De hecho, son muchas
impresiones en un mismo día: me acuerdo que en el
vestíbulo había una lista de tareas, tales como
encender la chimenea, trocear manzanas para el almuerzo o regar
las plantas, las
cuales se les ofrecía a los niños para realizar
siempre de modo voluntario.

Como curiosidades, cabe destacar que cuando un niño
empieza la escuela, siempre lleva un cucurucho repleto de
golosinas para sus compañeros. Y otro detalle que me
llamó la atención, fue que tanto  profesores
como  alumnos para andar por la casa-escuela llevan
calcetines o bien zapatillas, en ningún caso se pasean con
calzado de calle.

Durante el verano, los niños
caminan descalzos por el edificio o bien, incluso, fuera de
él.

La idea de tolerancia
está latente por todas partes. Todos los niños,
independientemente de la edad están juntos. Y
además está la labor de organizar un voluntariado
europeo (ahí entro yo) en el que un /a joven ofrece su
idioma y cultura.

Evidentemente, mi contacto con ellos, al principio, fue muy
escaso: "no me puedo comunicar con ellos". Cuando hablo parece
que sea en chino… ¡pero tengo muchas esperanzas
puestas en el proyecto!

Uno de los padres, me comentó que en un pueblo cercano
al nuestro, existe una guardería la cual está
plenamente en contacto con la naturaleza. No
hay un  edificio, tan sólo un jardín. Las
únicas medidas de protección que adoptan ante el
invierno austriaco son  abrigar más a los
niños. Curiosamente eran niños fuertes, que apenas
enfermaban durante el año. Uno de ellos, Samson,
empezó en nuestra escuela…

Día
05/09/2006

Antes de empezar la jornada, hemos tenido una asamblea. Como
cada día venidero, todos nos sentamos en círculo y
participamos, exponiendo nuestras preocupaciones, actividades,
proyectos y
demás. Es igual de importante la opinión de la
pequeña Agnes (que tiene siete años) como la de
Robin (profesor y
director del centro).

En el centro del círculo hay dos niños que
adoptan sendos papeles: uno de ellos es el que otorga la vez (es
indispensable levantar la mano para hablar) y el otro recrimina a
aquél que hable. En caso de tener que recriminar en
más de una ocasión a un niño por su comportamiento, se le invitará a que
abandone la habitación.

Estas asambleas son vitales. Los niños plantean la
posibilidad de realizar excursiones, adoptar niños de
África
(tienen dos apadrinados), organizar bazares para recaudar
dinero para su
escuela…

Un día ocurrió un capítulo del que,
sin quererlo, fui partícipe. Como he dicho,
estábamos muy cerca del bosque. Sin embargo acceder a
él entrañaba sus peligros, de modo que los chicos
podían ir, tan sólo, en compañía de
un adulto. Tres de ellos me pidieron que les acompañase, a
lo que accedí. Los gemelillos (dos pequeños de seis
años de los que nos hicimos inseparables) nos
acompañaron. Al llegar al bosque, los chicos mayores
empezaron a correr y desaparecieron. Fue para mí un
momento tenso en el que sentí la impotencia de no poder
regañarles. Al final, aparecieron y  mas o menos
dejé todo por zanjado no dándole mayor importancia
a aquella travesura. Al día siguiente, en la asamblea,
Franziska (doce años) levantó la mano y
pidió hablar. Contó que ella junto con otras
niñas, durante semanas, había estado
arreglando una cabaña con un pequeño huerto en el
bosque. La tarde anterior al ir, se encontraron con que alguien
había roto la puerta, desordenado todo lo que había
dentro y orinado por la estancia. Era indudable por todos los
detalles que los culpables eran los chicos. Continuó
hablando diciendo que lo más justo sería que los
tres causantes de aquellas fechorías emplearan su tiempo, en vez
de jugar al fútbol
(algo que les apasionaba) a reparar la cabaña. Toda la
asamblea estuvo de acuerdo en la lucidez de aquel discurso y fue
así como aquella "micro-sociedad"
decidió cómo solucionar el incidente.

                                              
♦  ♦  ♦

…y  empieza la jornada escolar que abarca desde
las ocho/nueve hasta las cuatro de la tarde. La permanencia en la
escuela es obligatoria hasta las doce y media (que es la hora de
la comida). Posteriormente, cada uno puede marcharse si
así lo desea.

Me siento más excitada que ellos viendo material
educativo esparcido por todas las estancias. Antes de comentar
"mis descubrimientos iniciales", me gustaría citar 
que después de comer, dos niñas se han sentado al
lado mío y han intentado aprender algunas palabras en
castellano. Les
atraigo, ya que soy alguien exótico que habla de manera
diferente. Durante dos horas me han escuchado leerles un cuento y han
sonreído.

El caso es que, centrándonos en el tema de los materiales:

en la sala de idiomas disponen de juegos de
lógica
, de memoria, libros de
fácil lectura (tipo
¿Dónde está Wally? ó Asterix y
Obelix), tinta y plantillas para escribir en jeroglífico,
cintas de cassette en francés, ó unas tablillas muy
interesantes  para aprender a multiplicar. éste
último consistía en  unir a través de
un hilo números resultantes de la multiplicación
(por ejemplo, si cogen la tabla del nueve, el hilo tendrá
que pasar por el tres y el veintisiete).

La sala de cosmología, a través de la
cual se tiene acceso a la cocina, tiene cromos, libros sobre
animales, el
origen del
universo y ser humano, piedras minerales y una
serie de esteras en el centro de la sala para sentarse o
tumbarse.

En la cocina es donde los niños preparan sus
platos. Eso sí, adquirir los ingredientes corre a cargo de
ellos y deben de ir a la tienda a comprarlos.

 Esta parte de la escuela dispone de todo lo esencial e
incluso, recordándome a cuando era pequeña y en
una mesita que tenía en la cocina  mientras mi madre
cocinaba yo resolvía operaciones o
leía cuentos,

tienen una serie de pupitres donde realizan sus tareas. De hecho,
son los únicos pupitres que hay en todo el edificio.

Un día , me llamó la atención que los chicos mayores estaban
jugando a que estaban en una escuela normal, en la que cada uno
estaba sentado detrás de un pupitre y frente a ellos
estaba la figura del profesor ordenando tareas y silencio por
doquier, nada más lejos de la realidad…

La sala de variedades ofrece la posibilidad de realizar
un sinfín de actividades, desde jugar al ajedrez (les
apasionaba a los chicos) ó Rummikub a hacer manualidades
con plumas, conchas…

Sin embargo, el ámbito de las manualidades, de la
"creatividad"
estaba más cultivado por las niñas.

Y es que pese a la libertad de
autonomía que se les brinda para aprender, en
líneas generales, comprobé que eran ellas las que
mostraban más inquietud.

Y es algo curioso, porque al principio al ver que
tenían columpios en la calle, pensé que por lo
menos los más pequeños iban a pasar la mayor parte
del tiempo jugando. A fin de cuentas, si me
hubieran preguntado a mí, años atrás,
¿qué prefieres: ir al cole o al parque? digamos que
la pregunta ofende. Sin embargo, pasados unos días los
columpios estaban vacíos: ellos de modo consciente o
inconsciente sienten curiosidad por el material que la
casa-escuela les ofrece.

Me gustaría comentar que la decoración de las
paredes tiene algunos trazos (uso de cristalitos de colores) los
cuales me recuerdan mucho al estilo de Gaudí. En concreto,
corrió a cargo de una artista amiga de María.

  "Mi
iniciación
"

La primera hora de mi tercer día ha sido completamente
agotadora. Se me ha ocurrido la idea de esparcir libros en
español
por el aula y al poco rato se han acercado un par de chicas.
Hemos estado ojeándolos y se les veía interesadas.
Que más decir, sino  que me he cansado para todo el
día (me da hasta vergüenza decirlo), y es que he
intentado poner todo de mi parte (por medio de la
entonación, gestos…) para captar su
atención. Eran libros muy básicos, como el de "Leo
y veo: Los gnomos".

No obstante, me he acercado a los niños (una constante
que he mantenido durante todo el curso y me siento satisfecha) y,
a través de las actividades que realizaban, les
decía su nombre en español.

Así, entremezclo palabras con los que tejen, cocinan,
se cuelgan de las ramas de los árboles
e, incluso en el comedor mientras comemos. Continúo con la
curiosidad de si esto tendrá sus frutos…

Es curioso esto de la
comunicación: cuando me hablan finjo que les entiendo
y sé que ocurre lo mismo a la inversa.

Finalmente, como broche de oro, el
grupo de las
niñas me han incluido para realizar una pizza con
ellas.

Al ámbito de la cocina le sacan mucho partido por
varias razones: la primera, porque los que cocinan son los que
después se comen sus platos, nadie que no haya participado
puede beneficiarse de tremendos manjares. Por supuesto, suelen
ser platos no muy complicados (spaghetti, pizzas, crepps,
dulces…).

No obstante, hay una serie de reglas a cumplir en esta sala:
hay que fregar todo lo que se manche y ningún alimento
(aunque sea una manzana) puede salir de aquí.

Por otra parte, todos los días una madre o padre iba a
la escuela para preparar la comida del mediodía. Cada uno
teníamos nuestros favoritos.

En especial me llamaba la atención el padre de Aurelia:
cuando le tocaba a él, las chicas por la mañana
llevaban sus recetas y se hartaban a comer y evitar las
"delicatessen" del pobre hombre.

Ya en casa, mientras tomamos algo en el jardín,
María me ha hablado de algunos proyectos que tiene en
mente. Entre ellos, está el de pedir a los abuelos de
algunos niños que asistan a la escuela para contar sus
vivencias.

Y, ahora, desde el futuro, recuerdo aquella idea y de
cómo se llevó a cabo. En verdad, algunos de ellos
aceptaron la invitación. La sala de variedades era
acondicionada ya que era la estancia más cálida
donde estaba la chimenea. En el centro se colocaba una mesa
grande con muchas sillas. Aquellas mañanas, María
llevaba pastas y preparaba tremendas dosis de té para
todos.

Los ancianos resumían sus vidas en una hora. Al
principio, captaban la atención de todos los niños
pero con el transcurso de los minutos los más
pequeños se impacientaban y marchaban a otro sitio. Eran
historias muy interesantes que se remontaban en  tiempos
de  guerra y que
de cuando en cuando, María o algún profesor
disponible, me traducían.

Mi cuarto día no dejó de ser menos novedoso.
Para empezar, Robin me ha dejado un libro acerca
de una escuela que sigue la metodología montessori y se encuentra en
Quito. Expone
una serie de puntos interesantísimos y que, sin duda,
entre estas notas, incluiré. En concreto, El libro se
titula "Educar para ser", por Rebeca y Mauricio Wild, basado en
el Centro Pestalozzi. De hecho, para entender el funcionamiento
de nuestra escuela, hay que remitirse al libro.

Pero antes de adentrarme en él, hay que hablar de la
entrada de Frederic al centro. Es un niño muy
problemático siempre metido en líos. Dejó la
escuela normal y se vino con nosotros pensando los padres que
así todo se arreglaría…

Con Frederic, la actitud de los
niños y según observo y leo, me asaltan
muchísimas dudas…, y es que si ni tan siquiera los
padres de Fred creen en nuestro método
¿podemos lograr ayudarle entre todos?

-"Y María, ante la autonomía que se le ofrece
al niño con derecho a aprender por si mismo, ¿no se
corre el riesgo a que
abuse de esta confianza?"-.

Es una pregunta muy complicada y que todo el que se adentra en
el ámbito montessori se la plantea en alguna
ocasión. Una medida adoptada, consiste en que si en
nuestra escuela hay cinco profesores, cada uno de ellos debe
observar a un grupo determinado de chicos y chicas. De tal
forma,  que cada profesor, le corresponde siete alumnos,
debe anotar en una libreta lo que cada uno hace a lo largo del
día. Al cabo de dos semanas, el profesor se reunirá
con el alumno orientándole sobre cómo evoluciona y
en qué ámbito debe incidir un poco más. De
esto también tienen constancia los padres.

¡No se hace exámenes! Al final de curso,
se da un certificado que acredita que el niño ha pasado el
curso que le corresponde y Santas Pascuas.

El caso de Andrea es algo distinto. Tiene catorce años
y en un año empezará a ir a un instituto normal.
Para ella tienen planes algo diferentes. En unos meses,
realizará prácticas en un geriátrico con el
fin de adentrarle en el mundo laboral. La
escuela ofrece estas prácticas en diferentes áreas,
por ejemplo, tiendas, peluquerías, establos…

– "¿Y qué ha sido de los niños que
estudiaron en la escuela? ¿No es chocante este sistema
educativo con el de un instituto?"-

Ante esto, no hay una respuesta concreta. Partiendo de que
cada individuo es
un mundo, evidentemente para ellos es chocante que de pronto tras
gozar de cierta autonomía, pasen a estar sentados
detrás de un pupitre sin moverse durante unas horas. Pero
los resultados han sido muy diversos: ha habido niños que
les ha ido muy bien (una ex – alumna sacó la nota
más alta de su promoción en la universidad) y a
otros regular. Lo mismo que pasan en las escuelas normales.

                                                    
♣ ♣ ♣

El lugar donde se localiza la escuela ofrece la posibilidad de
realizar un sinfín de actividades. Así, mientras
las niñas cocinan su pizza, los chicos juegan en una campa
al fútbol y los pequeños construyen una casa en el
árbol. Además, aprovechando que hace un día
buenísimo, Tina ha estado leyendo un cuento en el patio.
Ha durado aproximadamente una hora y antes de empezar se ha
avisado a todos los niños.

Desde las nueve hasta las doce y media, la jornada se promete
intensa cargada de proyectos. Pero a esa hora (hay un reloj por
cada estancia) se toca la campana, y a los chicos que les toque,
preparan las mesas para comer.

El comedor es pequeño donde apenas hay tres mesas. De
modo que siempre nos organizamos para comer en dos grupos. Una vez
que un niño termina de comer, debe esperar al resto de la
mesa. Si por el contrario son dos o más niños los
que ya han comido, deben pedir permiso al resto de los
compañeros para saber si pueden levantarse.

Como he dicho más arriba, son los padres los que se
encargan de cocinar. La labor de ellos es importantísima
para el mantenimiento
de la escuela. Se encargan de podar  y quitar las malas
hierbas, regar las plantas, limpiar,
gestionan mi proyecto (me buscaron piso, me recogieron al
aeropuerto, me invitan ocasionalmente a cenar…) y
más cosas que, supongo, me dejaré  en el
tintero.Todos se sienten partícipes de la educación de sus
hijos y contribuyen en la medida de lo posible. E incluso, se
ofrecen para dar algún curso, tal como: "el uso de las
hierbas para la cocina y la salud".

Una vez al mes se reúnen para hablar de todo en
general. A mí, aunque no era necesario que fuera, me
parecían temibles, ya que empezaban a las seis de la tarde
y se solía alargar hasta las once de la noche. Todos desde
hacía tiempo se conocían y generalmente terminaban
cenando en la pizzería del pueblo.

Incluso, se anima a los padres para que, por lo menos, una vez
por curso vayan a la escuela en horario de clases para que vean
cómo funciona. Eso sí, deben mantenerse en un plano
observador y no interferir en las actividades de los chicos. Algo
que a mi personalmente, me costó cumplir.

Una mañana me acerqué a David mientras él
jugaba y empecé a preguntar qué hacía, si
podía jugar…, David sin levantar la vista dijo:
"¡por favor, quiero jugar sólo!". Me
dejó a cuadros. Ni qué decir tiene, que me
marché y se quedó él sólo sobre la
alfombra.

De hecho, el respeto hacia la
otra persona es muy
importante. Si un niño se siente intimidado por otro, o
simplemente le desagrada una determinada situación,
inmediatamente dirá: STOP. Esa es la palabra mágica
y "el arma que utilizan para protegerse". Y aquí es donde
entra, de nuevo, Frederic. ¿Qué pasa en un grupo de
chicos y chicas cuando entra un niño que desmorona todas
las normas que rigen
el centro?

Fred siempre estaba metido en líos: molestaba a sus
compañeros, rompía lo que otros niños
hacían y se enrabietaba injustificadamente. Era una
situación insostenible tanto para los chicos como para los
profesores. éstos decidieron hablar con los padres para
que supieran acerca de su comportamiento. Y sus compañeros
pasaron de estar sorprendidos en un principio a menospreciarle.
Le trataban como si no existiera, tanto los pequeños como
los mayores.

Sin duda fue todo muy complicado por ambas partes. Finalmente,
los padres decidieron buscar otra escuela que había en
Viena donde se trabaja más con el arte, trabajos
manuales,
música y
religión.
Querían que Fred proyectase toda la energía 
en actividades físicas. Apenas estuvo con nosotros dos
semanas.

                          
                        ♣

El acceso a nuestra escuela lleva un proceso. En
primer lugar, es aconsejable que los padres inviertan tiempo en
sus hijos y realicen actividades con ellos, puesto que en el
desarrollo
personal de un niño no sólo intervienen los
profesores sino que los padres tienen una importancia vital.
Después proponen algunos consejos (que en
ningún
caso obligación) como procurar
que no pasen muchas horas frente al televisor.

Antes de empezar el curso, se ofrece a los padres la
posibilidad de que visiten la escuela y conozcan el
funcionamiento de ésta. Tras un par de días
observando, si es de su agrado, el niño (sin los padres)
puede venir con nosotros durante una semana para ver cómo
funciona. Es decir, si se integra bien con sus compañeros,
con los materiales de las aulas, e incluso, esta semana es
decisiva para él mismo, expresando si se encuentra a gusto
o no.

"La
excursión"

  A las 9.15 me estaban esperando. Hoy, hemos ido de
excursión al bosque. Todos llevan sus cometas y el
almuerzo, dispuestos a pasar la mañana entera. El grupo
está compuesto, en su mayoría, por los niños
más pequeños (de 6 a 10 años). El trayecto
no ha sido largo, aunque nos hemos detenido en varias ocasiones
para esperar a los que se entretenían mirando animalillos,
setas o flores. En eso consiste, en parte, la excursión:
en el contacto con la naturaleza, que palpen y experimenten
sensaciones nuevas. Tras una hora, hemos llegado a un descampado
en el que nos hemos parado para comer y jugar un rato. Las vistas
eran espectaculares, desde allí se puede ver todo el
valle. Sin duda, la salida al bosque mereció la pena. A
las 12.45 ya estábamos de vuelta.

Las excursiones se hacen muy frecuentemente. Los viernes,
todos los niños que quieran, van a un gimnasio que hay en
la ciudad más próxima. Tienen aparatos y una serie
de instalaciones, de los que tampoco puedo decir mucho más
ya que precisamente ése era mi día libre.

Pero la escuela realizaba muchas más salidas
culturales. No tuve la suerte de ir a todas, ya que sólo
podían ir dos profesores, sin embargo, visité el
Museo de Historia Natural , el Museo
de los Inventos, la Casa
del Mar (espectacular), fuimos al cine a ver una
película infantil holandesa sobre caballos …

Los niños se sienten partícipes del proyecto.
Recuerdo que, en cierta ocasión, se realizó una
manifestación en una ciudad, que estaba a una hora en
tren, pidiendo al gobierno
subvenciones para  las escuelas montessori. Fueron
profesores, padres y niños de todos los puntos del
país, haciéndose oír de la manera en que
mejor sabían: cantando, bailando, realizando actividades y
preparando una gran comilona.  Desgraciadamente, aquello no
dio mucho resultado, pero nos lo pasamos muy bien.

Finalmente, estaba la "gran excursión", que todos
esperaban con ansia. Durante una semana (en el mes de junio) la
escuela se iba a una granja. Allí, los niños
estaban en contacto con los animales: les daban de comer, les
cuidaban…; además, tenían la posibilidad de
montar a caballo, practicar actividades como el tiro con arco o
bañarse en un lago que se encontraba muy próximo al
lugar.

A Robin le encanta la fotografía, y en la sala de idiomas
había álbumes repletos de fotos de
excursiones de otros años. A los chicos les gusta recordar
y verse a sí mismos y a sus compañeros cuando eran
más pequeños. 

                                                      

Con el paso de los días, se llega a establecer una
cierta rutina. Tina prepara una obra de teatro (para la
fiesta de fin de curso), María ayuda a los pequeños
en las escritura,
Robin ofrece  clases de inglés
y matemáticas, Georg realiza experimentos y
trabaja en el taller de bricolaje con los mayores, Karl se ocupa
de la historia y danzar con los chicos, y yo, con la ayuda de
María preparo las clases de español. Además,
las chicas están aprendiendo a bailar sevillanas.

El baile les encanta: en especial a ellas. María
consiguió una ayuda económica por parte de una
entidad privada, lo que permitía que durante un mes una
artista profesional nos visitara e iniciase al grupo en el arte
de la danza.

Como he comentado, no es una educación
rígida sino que está continuamente
amoldándose a las necesidades del grupo. De hecho, en
cierta ocasión, los padres se quejaron porque "los chicos
mayores" tenían ciertas carencias. La solución que
decidieron entre todos, fue que los de secundaria se reunieran
todos los días, después de comer, en la buhardilla
(un lugar muy acogedor) para recibir clases extra de historia,
geografía,
matemáticas…

Les animan también a realizar proyectos y tener un
papel activo en la sociedad.

En la guardería (estaba al lado del colegio), el padre
de Una hizo un documental sobre las carencias del agua en el
planeta
Tierra. Fue todo un éxito y
se proyectó en varios cines de la ciudad.

Con motivo de la concienciación de la
problemática del agua que existe en muchos sitios, se
organizó un concurso en el que podían participar
centros escolares de todo el país. Nuestros chicos se
apuntaron y  volcaron de lleno en este proyecto.
Investigaron, hicieron entrevistas
(entre otras al padre de Una), dibujos,
juegos de lógica…; era francamente un buen trabajo en el
que intervinieron casi todos los mayores. No ganaron…,
pero quedaron en un segundo puesto. Lo celebraron a lo grande y
meses después recibieron entradas gratuitas para que todo
el colegio asistiera a un importante festival infantil que se
celebraba en la ciudad.

                                 
  
                 ♦

Todos los lunes, en el vestíbulo, recogemos de nuestra
bandeja, una hoja donde se especifica lo que va a tener lugar
durante la semana (actividades, excursiones, visitas,
cumpleaños…).

Quiero centrarme en la tercera semana, ya que fue especial.
Para empezar, se iniciaron las clases de español.
Había una gran expectación y se apuntaron alrededor
de veinte chicos. Tuvimos que dividirlos en dos grupos.

Pese a que tengo un montón de anotaciones de cada
clase de
español, tampoco quiero centrarme excesivamente en ellas y
correr el riesgo de aburrir al personal.

Las clases transcurrían en la sala de
música.
  Colgué carteles con fotos  y
su nombre en español por toda el aula. Además
llevé conmigo canciones y libros a la escuela.

A nivel global, creo que la presencia de alguien extranjero
que ofrece su cultura, resulta bastante enriquecedora.
Aprendieron canciones, como: "debajo un botón", juegos,
como la "zapatilla por detrás" ó "Veo, veo"…
y mucho vocabulario. Tienen dificultad en la pronunciación
de letras como la "r", pero aprenden rápido. Intentamos
hacer las clases divertidas y prácticas: varias veces,
María y yo hicimos representaciones utilizando
diálogos muy sencillos que ellos entendieran.  Y
aprovechando que a muchos les gustaba cocinar, aprendieron la
receta de la tortilla de patata.

Un día, los pequeños (encabezados por los
gemelos) se plantaron delante mío diciendo que
también querían aprender español. Se me
ocurrió la idea de coger una caja y crear un teatro. Hice
algunas marionetas y, a través de ellos, aprendieron un
poquito de español.

Si las clases con los mayores duraban cuarenta minutos, con
los pequeños nunca sobrepasaba la media hora y a
condición de que termináramos bailando "la
canción de los pajaritos". Eran grupos que
requerían unas necesidades diferentes, pero, a decir
verdad, me sentía igual de a gusto en ambos.

De hecho, llegó el día que dijeron algunos
padres que estaban interesados en aprender también
español. Y fue así, cómo organizamos veladas
muy divertidas todos los jueves por la noche en la escuela. Les
ofrecíamos material didáctico para practicar
situaciones básicas, como manejarse por la ciudad, y
escuchábamos canciones de Mercedes Sosa ó Buena
Vista Club Social. Fue un proyecto que no duró mucho
tiempo, por una serie de circunstancias, pero que dejó un
buen sabor de boca.

Pero retomando nuestra tercera semana, el martes, la escuela
se llenó de animales. Era el día de la
mascota
y llevaron perros, gatos,
conejos, tortugas…; en especial hay un perro al que todos
los niños conocen y ya  he visto en varias ocasiones.
Es de una de las chicas mayores, Rosa.

La escuela tiene también mascotas: dos caracoles
gigantes metidos en una urna  a los que los niños
tienen la obligación de alimentar y limpiar cada cierto
tiempo.

A mediados de semana, Georg y María explicaron a los
chicos el origen del universo, según María
Montessori. El origen radica en una serie de gases que a
través del descenso de la temperatura se
iría conformando…

Para la exposición
han realizado un montón de experimentos, como por ejemplo,
el uso de un cuenco de tierra con
filamentos de hierro y un
gran imán para explicar el magnetismo de la
tierra
. El colofón de la exhibición fue cuando
el volcán  (hecho de arcilla) entró en
erupción, echando lava (para ello utilizaron un hornillo
que colocaron debajo del volcán).

Ideas generales
extraídas de "Educar para Ser", Rebeca y Mauricio
Wild

El centro educativo Pestalozzi consta de un edificio con una
serie de salas, columpios y un riachuelo. El papel de los adultos
no estriba tanto en dar reglas sino de vigilar que las reglas
básicas de la casa se cumplan.

¿Qué normas básicas deben cumplir?

– No quitar a otro niño lo que está usando

– lo que se usa se devuelve al mismo sitio

– no se corre dentro del edificio

– las basuras se tiran a la basura

– para jugar con agua y lodo se usan delantales.

Estas mismas reglas se aplican también en nuestra
escuela. De hecho, Robin estuvo durante unos meses en la escuela
de los Wild, y fue allí donde captó la esencia de
su enseñanza.

Retomando el libro de los Wild, nos dicen que ya los
niños en preescolar
tienen la capacidad de decidir qué hacer. El papel del
profesor consiste en ofrecerles apoyo emocional, ser testigos de
sus actos, escucharles y en todo caso, proponerles
ideas/proyectos.

En la etapa de primaria, debe disponer de un material
adecuado que corresponda a sus necesidades. Los niños
emprenden sus actividades espontáneamente ya sea bien
individualmente o en grupo.

La única actividad grupal obligatoria a partir de los
siete años, es la asamblea semanal. Nosotros
teníamos cada día por la mañana una
reunión y aparte el miércoles otra que
llamábamos "la gran asamblea
".

Sería interesante que dos días a la semana una
parte de los niños salgan a lugares como museos o
piscinas. Y, además, los jóvenes planifiquen
actividades grupales como viajes en
bicicleta o convivencias en playas.

La
finalidad

Se pretende respetar las necesidades orgánicas,
psíquicas e intelectuales
del niño. Se busca a ese niño autónomo que
toma sus decisiones y, como consecuencia, tiene pocas
posibilidades de rebelarse contra todo.

En lugar de suprimir los intereses del niño, se
trata de descubrirlos y ampliarlos.

Hoy en día, se busca lo mejor para el niño:
realiza un montón de actividades extraescolares y, a
cambio,
esperamos que respondan. Pero, ¿cuál es la realidad
del mundo de los niños?

A título personal, diré que durante un curso,
he dado clases de inglés como actividad extraescolar en un
colegio de mi ciudad. Exceptuando uno o dos alumnos, la
inapetencia de venir a clase era general. Después de estar
todo el día en el colegio tenían que quedarse una
hora más…

Ante la pregunta de por qué vienes a inglés,
muchos respondían "porque mis padres me obligan
".

¿Acaso no recordamos algún episodio de algo
que nos obligaron a hacer a disgusto cuando éramos
pequeños?

El niño en lugar de ser presionado para aprender, la
escuela va a crear las condiciones favorables para que el
niño aprenda por experiencia propia. Es un reto, en el que
la escuela debe preparar el ambiente
adecuado.

A diferencia de la escuela tradicional, donde se imparte una
enseñanza vertical  donde el profesor
está en la cúspide y el niño obedece, en
la nueva escuela se da un aprendizaje por
medio de la experimentación que siempre implica cometer
errores.

La evolución del niño en su proceso de
aprendizaje me recuerda bastante a la evolución de la
especie humana: inicialmente, necesitan una exploración
del espacio, un ambiente al que se compara a los espacios
vírgenes, en el que los niños interactúan
con la arena, el lodo…

En un segundo paso, el niño ya sigue adelante y
busca actividades más estructuradas: carpintería,
juegos de agua, la huerta, cocina, telares…

El centro Pestalozzi dispone de una serie de áreas
dispuestas a cubrir las necesidades intelectuales de todos:
área de cálculo,
matemáticas, idiomas, naturales, canchas de juego y
áreas para el arte.

Los niños de once y doce años, siguen un
programa de
trabajo real, que puede ser en orfelinatos, fábricas,
restaurantes…; dura tres días al mes  y son
asignados de común acuerdo entre el profesor y el
alumno.

El propio chico, si vive una vida plena y llena de
experiencias que vale la pena comunicar y sobre las que necesita
reflexionar, sentirá la necesidad de introducirse en
la lectura.
Tienen muchos materiales, como letras de lija, alfabeto
móvil…

Otro tanto ocurriría para aprender el cálculo.
En función
de sus actividades e intereses, ellos mismos son conscientes de
la importancia de calcular.

Sociabilidad del niño

Cómo se ha indicado más arriba, se habla de una
relación alumno- profesor horizontal y no vertical como en
la escuela tradicional. Se busca el respeto mutuo. Para ello, el
adulto debe aprender a respetar las necesidades del niño,
se facilita la convivencia de los chicos que trabajan y juegan
juntos (se mezclan los grandes con los pequeños) e,
importante, son ellos los que deciden las reglas de
comportamiento en las Asambleas.

En ningún momento se fomenta la competitividad, el trabajo
consiste en hacerse a así mismo como persona, sin
compararse al compañero.

Este punto es, desde mi punto de vista, uno de los enclaves
básicos que caracteriza a nuestra escuela. Sin embargo, es
dificilísimo de conseguir. La persona en muchas ocasiones
actúa por imitación, de modo consciente o
inconsciente, fijándonos, ya sea en el cantante que
está de moda en ese
momento o en el vecino del quinto. En mi opinión este
rasgo es inherente a la esencia del ser humano. Después ya
depende de nosotros en qué grado "vamos a desarrollar"
nuestra capacidad de imitación.

Por otra parte, vivimos en una sociedad sumamente
competitiva donde la rivalidad está latente en todos los
ámbitos, ya sea para conseguir un puesto de trabajo como
jugar al parchís de toda la vida.

No es fácil desligarse de todos esos lazos y
partiendo de unos cimientos, desarrollarse como persona en una
sociedad que es contraria a esta tendencia.

Me gusta muchísimo ver que los chicos de la escuela
tienen, en líneas generales, una personalidad
fuerte y no tienen miedo a expresar lo que quieren (dentro del
respeto) en la Asamblea. Que muestran inquietudes, tolerancia y
responsabilidad ante el centro donde se forman.
Son valores que en
una escuela tradicional puede que no se cultiven tanto.

☼  Rasgos característicos del Centro
Pestalozzi:

-Disciplina: la escuela necesita una disciplina
funcional que pueda ser reconsiderada cada día. Todos
participan en la tarea de establecer reglas, e incluso, en
ocasiones, los niños piden a los adultos proceder
autoritariamente.

Libertad: en un ambiente lleno de estímulos,
cada niño tiene la libertad de satisfacer sus necesidades
auténticas, lo que quiere hacer, con qué, con
quién y cuanto quiere aprender.

Autoridad: no hay que posicionarse en ninguno de los
extremos: autoritario o antiautoritario. Se aspira a que cada
adulto sea él mismo, pero con gran interés
por entender a los niños. Son adultos más bien
informales pero, al mismo tiempo, se sienten responsables de la
seguridad y el
buen funcionamiento del centro.

El profesor no toma un rol decisivo en las actividades. Su voz
y posición no dominan el ambiente. No corrige los errores
de los alumnos. Su papel estriba en facilitar actividades pero
sin dirigirlas. Siempre está dispuesto a expresar su
fe en la vitalidad positiva de los niños.

Los padres, por su parte, deben comprometerse a participar en
una reunión mensual de estudio y discusión
así como observar las actividades de los niños en
la escuela varias veces al año.

Sistema de evaluación: realizan un informe
pedagógico quinquemestral, en el que describen las
actitudes
sociales por un lado y, por otro, las actividades realizadas
(cálculo, escritura…)

El informe incluye comentarios generales sobre el desarrollo,
logros o problemas
personales. Además menciona el grado de
participación de los padres en el conjunto de la
educación y provee una página para que los padres
opinen sobre su hijo, la escuela o lo que sea.

Los niños más mayores pueden colaborar a la hora
de realizar su informe.

– La espontaneidad tiene un papel relevante. Para que
exista debe haber un respeto a un espacio personal interior que
es garantía de libertad  y va creciendo con cada
acción
espontánea.

                                                               
☻☺☻☺

"Educar para ser" me ha sido de muchísima utilidad, para
comprender mejor las bases de nuestra escuela.

Una amiga de la familia,
viéndome interesada en la búsqueda de un camino
distinto al de la escuela tradicional, me prestó el libro
"Summerhill", muy interesante, escrito por Neill. En éste
ya se trata  aspectos diversos, y afronta el reto de
constituirse como una enseñanza alternativa diferente al
Centro Pestalozzi, pero no por ello resulta menos
interesante.

Summerhill es una escuela de gran renombre mundial  donde
hay niños de todas las procedencias. Continuamente hay
profesionales, interesados en esta área de la
educación, que asisten a la escuela para ver su
funcionamiento. Curiosamente, una escuela tan prestigiosa y, que
a la vez, se rige por unos valores tan básicos e
importantes (a veces olvidados por nosotros)…

¿Por qué no  colaboras escribiendo tus
impresiones acerca de la filosofía que seguían los Wild y, en
 general, la escuela? Participa en  este
cuaderno…

Comentarios:

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"Las
fiestas"

2/12/06 (16:00 h)

Durante días nos hemos preparado para la fiesta del
"adventbazar". He ayudado a preparar torrijas para venderlas hoy.
Los chicos han hecho una gran labor. Se han encargado de hacer
pulseras, colgantes, dulces, bolsos y sombreros para venderlos en
los puestos que han montado.

Ha tenido lugar en la escuela, en el patio. Aunque el edificio
estaba abierto por si querían entrar los chicos y jugar.
Todo el pueblo ha sido invitado a la celebración: hemos
pegado carteles en todas las esquinas.

Los padres también han participado. La madre de los
gemelos ha hecho ponche y tentempiés para todo
aquél que quisiera.

De hecho, todos hemos colaborado. La voluntaria de la
guardería, una chica italiana, y yo hemos estado haciendo
rastas durante toda la tarde. Muchos querían
hacérselas, aunque, de vez en cuando, parábamos
para ver cómo se desenvolvía la fiesta.

Cuatro chicas mayores han estado ensayando durante un mes un
espectáculo de fuego con Kart Heinz, y esperan ansiosas
que llegue las nueve de la noche para actuar…

El propósito de esta fiesta es recaudar dinero para el
mantenimiento del centro, así como, una jornada de puertas
abiertas, en el que toda persona interesada pueda ver cómo
funcionamos.

La tarde transcurrió movidita. Había mucha
gente, niños corriendo de un lado para otro. Los chicos
estaban entregados totalmente a la causa. Estaban en sus puestos
de venta, de vez en
cuando, turnándose. Aunque no desperdiciaron la
ocasión para jugar un rato, por la tarde, al fútbol
en la campa.

En una esquina levantaron una carpa, donde un hombre
ofrecía voluntariamente la posibilidad de enseñar a
tocar un instrumento muy extraño.

Mientras, aprendía sobre la marcha a hacer rastas.
Algunos pedían a mi compañera que les pintara en la
cara una mariposa o un león. Apenas, a dos metros de
distancia, estaba el padre de Una, que había cocinado
dulces de chocolate y nata.

Finalmente llegó la hora del espectáculo del
fuego. Hubo un silencio sepulcral, quedando todos hipnotizados
con el fuego en mitad de la oscuridad. Fue muy emotivo, y las
chicas lo ejecutaron sin ningún error.

Después, y lo descubrí casi de casualidad, en la
carpa donde antes estaba el hombre con
su instrumento, se empezó a sentar la gente en el suelo dejando tan
sólo un hueco en el centro. Era un lugar pequeño,
en el que casi no cabía un alfiler. De pronto entró
una mujer y
empezó a cantar. Me dijeron que era conocida por esa zona,
y si había accedido a asistir era por ser amiga de una de
las madres (de nuevo aquí es determinante el papel de los
padres). Ni qué decir tiene que para mí fue el
mejor momento de la noche cuando empezó a cantar "killing
me softly".

La fiesta duró hasta la medianoche y fue todo un
éxito, recaudando el dinero
suficiente como para sentir que el esfuerzo de todos había
valido la pena.

Hemos celebrado dos fiestas más: carnavales y
la de fin de curso.

La primera fue organizada por los niños. Para empezar,
era requisito indispensable ir disfrazado a la escuela:
había ninjas, sombreros andantes, piratas, mariquitas,
patos, etc., desfilando por las salas.

Los profesores también debían disfrazarse:
María se convirtió en la pantera rosa, aunque mi
favorito fue el de Tina, de mago Merlín.

Tina es una profesora que siempre me ha interesado mucho.
Tiene muchísima creatividad y la invierte con los
niños en manualidades, teatro, cuentos…
(merecerán un capítulo aparte los profesores).

Al principio, han organizado juegos en el que podían
participar todos los niños. El que más les gustaba
y han repetido varias veces, es el de la gallinita ciega.

La guardería y la escuela están conectadas a
través de una puerta. Para esta ocasión, la han
abierto y los más pequeños han podido mezclarse con
nosotros.

Todos juntos, hemos comido unos dulce típicos
consistentes en unos bollos rellenos de crema y zumo de
naranja.

La fiesta ha durado hasta la hora de comer. La sala de
variedades
, el centro de la fiesta, estaba decorada con
serpentinas que colgaban del techo.

Después de los juegos, llegó el momento deseado
para los más mayores y han hecho una discoteca. Para ello,
han tapado con cortinas las ventanas y han colgado una
lámpara de colores. Las mayores tenían
música de actualidad que han puesto en la radio.

Después de comer, entre todos hemos recogido y ordenado
la escuela. Una hora más tarde, las cosas estaban en
orden.

Es decir, ya que era una fiesta para todos, se ha hecho a su
medida. Me consta que la preparación de la fiesta
causó más de una discusión en la
asamblea.

En las reuniones, va por rachas, predomina un tipo de
discusión. Por poner por caso, en la "Gran Asamblea del
miércoles" varios niños se quejaron por la
impuntualidad de algunos compañeros. Si las reuniones
empezaban a las nueve de la mañana y un chico llegaba a
las nueve y diez, molestaba a los compañeros.

Partes: 1, 2, 3, 4
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