- Resumen
- Los cimientos
- El Bien y EL
Mal - Los Derechos y
la Justicia - Derechos y
obligaciones (responsabilidades) universales de la
humanidad - La
paz - La
libertad - La libertad
de la conciencia - La libertad
y la perfección - La
libertad religiosa - La
autoridad - La
obediencia - En
Conclusión…
Resumen
Para hacer una diferencia en el mundo actual, hay que
tener una base de "sentido común" para contestar las
preguntas actuales que están circulando en el mundo de
nuestros hijos como: ¿Que es mas poderoso – el bien o el
mal, y porque? ¿Quien tiene más libertad: una
persona que
rehúsa elegir lo malo, o una persona que se permite eligir
lo malo? ¿Puede alguien demandar, como un verdadero
derecho, el hacer algo injusto? ¿Que es más
importante: obtener nuestros derechos, o cumplir con
nuestras responsabilidades? ¿Si nuestras libertades
tienen límites –
cuales son? ¿Porque nuestro libre albedrío no
nos garantiza una libertad duradera? ¿Que es la base mas
fundamental de nuestra libertad? ¿Que es el único
fundamento de una conciencia libre?
¿Que es el único fundamento de una conciencia
libre? ¿Son la justicia y la
misericordia los dos lados de la misma moneda? ¿Si
una persona que cree en algún error, tiene la misma
libertad de hacer algo importante que una persona que cree en
algo verdadero?
Para contestar a estas preguntas y otras similares,
este libro trata de
temas como: Derechos; Justicia; Responsabilidades; Patriotismo;
La Paz; Libertad; Autoridad y
Obediencia; Principios
de la autoridad; y muchos más – usando muchos
ejemplos fácilmente entendidos por lectores de los 16 a
100 años de edad.
El objetivo de
este libro es tratar de cambiar nuestro mundo.
Frank Denke
CAPÍTULO I… LOS
CIMIENTOS
La mejor manera de comenzar algo es empezar desde el
principio; así es que iniciaremos este capítulo con
una mirada a la Creación. Lo que podemos observar, si
vemos con detenimiento, son tres cosas: (1) variedad, (2) orden y
(3) unidad.
Variedad
No hay duda de que existe "variedad" en la Creación.
Observe las diferentes clases de animales,
insectos, flores y personas. Toda esta variedad es parte de una
creación maravillosa. Sabemos que cada especie se
reproduce solamente a sí misma y nunca da origen a otra
especie. Aunque hay varias teorías
de cómo empezaron las especies, ninguna de ellas ha sido
demostrada. Por más que los científicos de todo el
mundo lo han intentado, aun en los laboratorios más
modernos, no han podido producir ni la más pequeña
chispa de "vida" y mucho menos se ha encontrado o producido la
pareja necesaria para empezar una nueva especie.
Los que piensan que lo que los científicos más
inteligentes, en sus laboratorios súper equipados, no han
podido producir, puede ser por mera "casualidad", están
sustituyendo la inteligencia y
el amor de
Dios para crear todo lo creado, por la "casualidad", por el azar.
Es la forma más tonta de negar que detrás de la
Creación hay una inteligencia suprema, la inteligencia de
Dios. Es ver un reloj y no pensar en el relojero que lo hizo; que
colocó todas esas piezas tan complicadas para dar origen a
una maquinaria exactísima. Pensar que las piezas se
hicieron y acomodaron exquisitamente, por el azar, por
casualidad, por suerte, va en contra de nuestro sentido
común, y tomen en cuenta que, cualquier parte viva de la
Creación es infinitamente más compleja que el reloj
hecho por el hombre.
El fundamento de cualquier ciencia es "el
orden" y no "el caos". Los científicos modernos han
encontrado "orden" en lo que alguna vez les pareció
"caos", y siguen buscando las "leyes
científicas" que explican el funcionamiento de cada "orden
de cosas" (por ejemplo, en los procesos de la
naturaleza).
En verdad, no hay conflictos
entre la verdadera ciencia y la verdadera Fe, porque son estas
mismas leyes las que demuestran a todos la inteligencia de su
Creador.
Otro aspecto que tenemos bien claro es el de que ninguno de
nosotros nos creamos a nosotros mismos y que cada nuevo miembro
de cualquier especie proviene de pares, macho-hembra, procedentes
de la misma especie. Cada nueva generación de una especie
puede identificarse con los eslabones de una cadena que,
retrocediendo, se llega, por fuerza, a su
PRIMER miembro o pareja. Puesto que ni el primer miembro, ni la
primera pareja de una especie pudieron crearse a si mismos (y ya
vimos que tampoco pudo ser por el azar); tuvieron que ser creados
por un Creador.
Ni los planetas y ni
las estrellas – ¡qué variedad!- se crearon a
sí mismos, ni tienen la inteligencia para ponerse y
mantenerse en sus órbitas. Es de sentido común
pensar que "cada efecto tiene una causa", que cada cosa que
existe proviene de un Creador inteligente.
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