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Los problemas medioambientales que afectan la actividad pesquera en el Golfo del Guacanayabo, municipio Manzanillo, Provincia Granma



Partes: 1, 2, 3, 4

    1. Consideraciones Generales del
      tema
    2. Los problemas Medioambientales
      que afectan la actividad pesquera a nivel
      internacional
    3. Principales
      convenios Internacionales que regulan la actividad
      pesquera
    4. La
      responsabilidad administrativa ambiental
    5. Análisis
      en América Latina
    6. Análisis
      en el derecho Cubano
    7. La
      Actividad Pesquera dentro del ordenamiento jurídico
      cubano
    8. Breve
      reseña de la evolución historia de la actividad
      de la pesca
    9. Legislación
      en materia pesquera en Cuba
    10. Normativas
      relacionadas con el derecho contravencional cubano en materia
      pesquera
    11. La
      inspección estatal en materia pesquera
    12. Problemas
      Ambientales que presenta la actividad pesquera en
      cuba
    13. Conclusiones
    14. Bibliografía

    1.- CONSIDERACIONES
    GENERALES DEL TEMA.

    1.1.-
    Los
    problemas
    medioambientales que afectan la actividad pesquera a nivel
    internacional

    La pesca y la
    acuicultura, que representan una importante fuente de alimento y
    de medios de vida
    para un gran número de personas, hacen frente a varios
    problemas fundamentales, en el presente epígrafe se hace
    referencia a los problemas que se consideran una amenaza para la
    sostenibilidad a largo plazo del sector, concentrándose la
    atención en su contexto socio
    -económico, en especial, los problemas de la pesca
    excesiva, el descarte y la degradación ambiental.

    Como fuente de alimentos, las
    perspectivas que ofrecen el pescado, los crustáceos y los
    moluscos es buena en todo el mundo, la razón principal es
    la facilidad y rapidez con que los acuicultores  de Asia han
    aumentado la producción durante los últimos
    años[1].

    La demanda de
    alimentos marinos está aumentando rápidamente, para
    el 2010 posiblemente el aumento de la población y el incremento del ingreso
    personal
    disponible llevarán a la demanda mundial de pescado como
    alimento – a una cifra comprendida entre 110 y 120 millones de
    toneladas métricas (a precios de
    1990) – en 1995, el suministro mundial de alimentos marinos se
    estimó en 80 millones de toneladas (equivalente de peso
    vivo). De esta cifra, aproximadamente 53 millones procedieron de
    la pesca de captura marítima, 6 millones de pesca de
    captura de aguas continentales y aproximadamente 21 millones de
    acuicultura, sin incluir a las plantas
    acuáticas, además unos 31 millones de toneladas de
    pescado marino se utilizaron para la fabricación de harina
    de pescado.

    Durante los primeros decenios, la
    globalización de la economía
    mundial, junto con el probable aumento del precio real
    del pescado y productos de
    pescado, significa que una proporción cada vez mayor de
    alimentos marinos será objeto de la demanda de
    consumidores que pueden pagar el precio más elevado y que
    ésta demanda será satisfecha, este hecho puede
    tener efectos beneficiosos para la economía de los países exportadores
    pobres, puesto que así obtienen las divisas que
    necesitan para pagar sus importaciones
    esenciales, también se beneficiará la comunidad
    pesquera que suministra el pescado o los productos de pescados
    exportados, siempre que el mayor poder
    adquisitivo se utilice para suministrar alimentos nutritivos en
    cantidades adecuadas que permitan compensar las reducciones en la
    disponibilidad al nivel de alimentos marinos a nivel de la aldea,
    o la disminución en los ingresos
    resultantes de las exportaciones.

    La pesca de captura está llegando a un límite.
    El volumen del
    pescado capturado en los océanos, lagos, ríos,
    parece estar muy cerca del límite máximo
    sostenible, sin embargo, el futuro desarrollo
    tecnológico hará tal vez económicamente
    viable la captura de especies respecto de las cuales los mercados actuales
    no pagan los costos (por
    ejemplo, el pescado meso pelágico y calamares
    oceánicos) y tal vez se lograrán aumentos modestos
    como resultado de una mayor ordenación.

    Como el pasado reciente lo ha demostrado ampliamente, los
    pescadores no "se apartan voluntariamente"del crecimiento
    económico, seguirán haciendo todo lo posible
    por aumentar la productividad por
    pescador (expresado como ingreso). Algunos aumentos
    tendrán su origen en precios reales más altos, pero
    por lo menos otros tantos procederán de mayores
    desembarques por hombre, ahora
    bien, conforme aumenten los volúmenes producidos por
    persona,
    disminuirá el  número total de años –
    hombre empleados en la producción de un volumen igual de
    desembarque, es probable que para el año 2010 el empleo en la
    pesca de captura habrá disminuido algo al nivel mundial,
    mientras que habrá aumentado el empleo en la acuicultura,
    se trata de un problema que, a mediados del decenio de 1990, es
    absolutamente patente en la pesca de los países
    desarrollados, sin embargo, se hará también cada
    vez más evidente en las economías en desarrollo en
    los años venideros.

    La preocupación pública internacional respecto
    de la pesca y la acuicultura se concentra en las
    características de los  sectores que pueden haberse
    considerado como amenazas o remedios a su capacidad a largo plazo
    para proporcionar tanto alimentos como fuente de medios de vida.
    Las principales amenazas son:

    -  El recurso a actividades de pesca excesivas, que
    causan de una disminución en la biomasa de muchas
    poblaciones de peces a
    niveles inferiores a los que corresponden a una producción
    a largo plazo sostenible y eficiente (pesca excesiva).

    -  El desperdicio de recursos marinos
    vivos ya capturados (descarte) y;

    -  la degradación del medio acuático y
    costero.

    Los dos primeros problemas tienden a presentarse generalmente
    en el entorno económico y político creado por
    economías libres y orientadas al mercado, por
    regla general, estas economías son administradas en la
    inteligencia
    de que la mayoría de los factores de producción son
    de propiedad
    privada, o si son de propiedad común, su uso es limitado,
    una característica esencial de la mayoría de lo
    sistemas de
    pesca, y de algunos sistemas de
    producción de la acuicultura, es que utilizan en sumo
    grado recursos comunes, que no tienen precio y cuyo acceso no
    está limitado efectivamente, como resultado de ello, los
    pescadores y los acuicultores suelen explotar recursos de
    posesión común en un grado muy superior a lo que, a
    largo plazo, sería realmente útil para la comunidad
    en general, en este proceso,
    imponen – con frecuencia sin saberlo – costos otras personas,
    tanto dentro como fuera del sector pesquero, incluidas las
    personas que pescan por simple placer y los usuarios que no
    consumen el medio marino.

    Fuera del sector pesquero, el hecho de conocer cada vez
    más los factores que amenazan a la pesca, a sus recursos y
    su medioambiente ha dado lugar a cierto número de
    iniciativas emprendidas por la sociedad civil
    destinadas a poner fin a prácticas indeseables de pesca,
    especialmente la explotación excesiva, una de estas
    iniciativas (el establecimiento de un "Marine Stewardsship
    Council") se basa en la hipótesis de que la promoción de productos cuya proveniencia de
    una pesca y acuicultura que practica una ordenación
    sostenible y ambientalmente racional esté certificada,
    tendrá efectos, tanto a nivel local como mundial, que
    orienten las actuales prácticas pesqueras a otros que sean
    objeto de una mejor ordenación.

    La pesca excesiva no es un problema reciente; fue reconocida
    internacionalmente a comienzos del decenio de 1890 en el
    atlántico norte y el pacifico y fue objeto de la conferencia de
    Londres sobre la pesca excesiva de 1946. Posteriormente esta
    práctica se ha extendido a la mayoría de las zonas
    pesqueras, y ha afectado la pesca de captura en países en
    desarrollo y desarrollados, y con frecuencia ha adquirido
    especial gravedad en zonas costeras densamente pobladas y en
    zonas marinas productivas cercanas a la costa.

    No existen soluciones
    simples o baratas al problema de la pesca excesiva, sin embargo,
    se reconoce cada vez más que en las economías
    ricas, que practican una pesca con gran densidad de
    capital, las
    soluciones que incluyen estrategias
    basadas en el mercado para controlar las actividades de los
    pescadores tienden a ser más efectivas que otras,
    lamentablemente, los primeros efectos de las medidas oficiales
    destinadas a reducir la pesca excesiva son esencialmente
    negativas, cierto desempleo entre
    los pescadores, menos pescado y precios más altos, con el
    tiempo, la
    mayoría de estos efectos se invertirían: más
    pescado, precios más bajos y un empleo estable y
    económicamente interesante.

    Por difícil que sea, los gobiernos deben reglamentar la
    actividad pesquera, si esta reglamentación no se practica
    con más eficiencia que en
    la actualidad, los rendimientos mundiales de la pesca de captura
    disminuirán. La FAO[2] ha estimado que, si
    la ordenación, no mejora considerablemente las capturas
    anuales podrían reducirse pronto en 10 millones de
    toneladas. Hasta la fecha, la disminución del rendimiento
    de una población de peces se ha compensado con la
    explotación de otras poblaciones. Esta práctica no
    es ya aplicable en el caso de las especies de alto valor, sin
    embargo, todavía es posible cierto grado de
    sustitución concentrando los esfuerzos en poblaciones de
    menor valor.

    Una ordenación efectiva puede también facilitar
    un aumento de la producción de recursos que hoy se pescan
    en exceso. Conforme estas poblaciones se reconstituyen y de esta
    manera contribuir a un aumento de los desembarques. La FAO ha
    estimado que una mayor ordenación de la pesca
    podría traducirse en un aumento de 10 millones de
    toneladas. De esta manera, en el plazo de un decenio las
    diferencias entre las ganancias que pueden obtenerse mediante una
    ordenación eficiente y las pérdidas que
    serán resultado de la continuación de las
    prácticas actuales podría ser de unos 20 millones
    de toneladas de pescado desembarcado por año, por
    consiguiente, es absolutamente deseable mejorar los conocimientos
    en materia de
    ordenación, aumentar la capacidad y reforzar los
    órganos de pesca regionales.

    Por otra parte, una gran cantidad de recursos marinos
    vivientes son capturados y arrojados nuevamente al mar. La
    información cuantitativa disponible sobre
    este fenómeno es incompleta, sin embargo, probablemente
    representará no menos de un equivalente del 20 al 25 por
    ciento de la captura (es decir, desembarque más
    descarte).

    El descarte corresponde al pescado, tanto de especies buscadas
    como capturas incidentales, capturado involuntaria o ilegalmente
    (tamaño pequeño, especies protegidas, pescado
    dañado o estropeado). Las capturas incidentales son
    prácticamente inevitables en la mayor parte de las
    actividades pesqueras, el descarte representa costos para los
    pescadores – selección
    y eliminación de los descartes – y
    no genera ingresos, si bien las mejoras logradas en la
    selección y utilización de artes de pesca han
    reducido las capturas incidentales en muchas pesquerías, y
    dado el mayor uso que se hace actualmente de las capturas
    incidentales, estos hechos no han eliminado el descarte.

    Las soluciones al problema del descarte pueden ser de carácter tecnológico,
    económico y/o legal y probablemente serán una
    combinación de estos elementos, una parte de la
    solución dependerá sin duda de sistemas
    racionalizados de seguimiento, control y
    vigilancia.

    En la actualidad es bastante común el deterioro de la
    salud de los
    ecosistemas
    acuáticos de las zonas costeras – en estas zonas como en
    otras partes, la degradación del Medioambiente es
    resultado de indicaciones económicas deficientes dadas a
    quienes utilizan el Medioambiente costero, el costo de la
    explotación de la zona costera (con inclusión de
    las marismas costeras) es muy inferior a su valor para la
    economía (ya sea a corto o largo plazo), y como resultado
    de ello esta zona es objeto de una explotación excesiva o
    de una carga excesiva de desechos, como los ecosistemas costeros
    son medios esenciales para la reproducción y crecimiento de un gran
    número de especies marinas, el impacto de la
    degradación sobre el volumen de los recursos marinos –
    incluidos los de importancia comercial – es directo y
    negativo.

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