Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Análisis formal de tipo estructuralista aplicado a la novela, basado en el método de Gerard Genette (página 2)



Partes: 1, 2

           
El otoño del patriarca, una novela que
editaría hasta 1975, surge esa vivencia política en la
capital del
Estado
venezolano.

           
Poco tiempo
después, en un viaje a Barranquilla, Gabriel contrajo
nupcias con Mercedes Barcha, su compañera hasta la fecha,
con quien procrearía dos hijos: Rodrigo (Bogotá,
1959), y Gonzalo (México,
1962).

           
En 1960, tras el triunfo de la Revolución
Cubana, viaja a La Habana, reside ahí seis meses, y
trabaja para Prensa Latina, la
agencia creada por el gobierno cubano
para contrarrestar la propaganda
non grata hacia Cuba.

           
Como corresponsal de dicha agencia, Gabriel viajaría a
Nueva York en 1961, desde donde se trasladaría a
México al recibir amenazas de la CIA y de los exiliados
cubanos, que no compartían del todo lo dicho por el
colombiano en sus reportajes. Antes de abandonar el país
norteamericano, sin embargo, viaja por el sur de la nación
estadounidense, patria de su admirado William Faulkner.

           
Al establecerse en México, García
Márquez prueba suerte en una de sus más grandes
pasiones: el quehacer cinematográfico. Su primer
guión, surgido a partir de un cuento de
Juan Rulfo, y
elaborado en co-construcción con su amigo Carlos Fuentes, se
tituló El gallo de oro.

           
Para el trabajo del
director Arturo Ripstein, Gabriel elaboraría los guiones
de los filmes Tiempo de morir, H. O., y una
adaptación al cine de su
cuento " En este pueblo no hay ladrones" . Sin embargo, ninguno
de los proyectos
trascendió como quizá el escritor lo hubiera
deseado. Aun así, dicho fracaso le hizo comprender el
valor
narrativo de la novela, donde
todo tiene lugar posible.

           
¡Bendito entendimiento! Tras un período de "
resequedad inspiracional" , de 1961 a 1965, Gabriel
encontraría en enero de este último año la
iluminación repentina para escribir la que
hasta la fecha es considerada su obra maestra: Cien
años de soledad
.

           
Así, el colombiano se encerró para escribir la
novela de Melquíades, Macondo y los Buendía durante
los dieciocho meses siguientes.

           
Al finalizar la  escritura de
la novela, Mercedes y Gabriel gastaron sus últimos ahorros
en enviar el manuscrito a la editorial Sudamericana, de Francisco
Porrúa, con sede en Buenos Aires. La
deuda doméstica de los García Barcha sobrepasaba
para entonces los diez mil dólares.

           
Tras la publicación de Cien años de soledad,
el éxito
no se deja esperar: el 30 de mayo de 1967, el libro ve la
luz con una
tirada de cinco mil ejemplares, que se eleva a ocho mil casi de
inmediato ante la demanda. En
tres años, la novela había vendido ya seiscientos
mil ejemplares, y en cinco años más, la cifra
alcanzaba los dos millones. En pocos meses, además, la
agente literaria de Gabriel, Carmen Balcells, había
conseguido dieciséis contratos para su
traducción a otros idiomas.

           
El éxito de la obra, que  bien podría haber
ilusionado a cualquier otro escritor, abruma y ensordece a
Gabriel. Así, en parte para alejarse de aquel mar de
éxito y popularidad desbordada, García
Márquez se traslada a Barcelona, en donde vive de 1968 a
1974, sin detener su creación.

           
En 1982, como un hecho impostergable, Gabriel García
Márquez es condecorado con el Premio Nobel de Literatura.

           
Con el dinero del
premio, Gabriel funda en Colombia un
periódico, El otro, con la idea de
que el proyecto sea una
escuela -con
grandes oportunidades de expansión para su alumnado- de
periodismo.

           
La genialidad del Gabriel, que bien podría haberse frenado
tras la creación magnánima e inspirada de Cien
años de soledad
, lo lleva en 1986 a Cuba, donde funda
la Escuela de Cine de San Antonio de
los Baños.

           
Aunque ahora existen rumores de que padece cierta enfermedad
terminal, su genialidad da publicación tras
publicación muestra de que su
talento, así un viento demoledor arremeta contra su propia
estirpe, haga volar su nación,
su país personal,
así se pierdan las memorias, se
agoten los recuerdos, su talento no perecerá, porque los
escritores condenados a cien años de genialidad siempre
tienen una segunda oportunidad sobre la tierra.

Bibliografía general
de Gabriel García Márquez

La hojarasca, 1955. La mala hora, 1961. El coronel no tiene
quien le escriba, 1961.Los funerales de Mamá Grande,
1962. Cien años
de soledad, 1967. Relato de un náufrago, 1970. La
increíble y triste historia de la
cándida Eréndira y su abuela desalmada, 1972. Ojos
de perro azul, 1974. El otoño del patriarca, 1975.
Crónica de una muerte
anunciada, 1981. El amor en los
tiempos del cólera,
1985. El general en su laberinto, 1989. Doce cuentos
peregrinos, 1992. Del amor y otros
demonios, 1994. Noticia de un secuestro, 1996.
Vivir para contarla, 2002. Memoria de mis
putas tristes, 2004.

II. Las otras
voces de
Gabriel. Crítica
general en torno a la
genialidad de un escritor

De lo mucho que sobre el estilo particular de escribir de
García Márquez se ha dicho alrededor del mundo,
destaca una noción, enmarcada en un término, como
toda noción comprensible que se aprecie de serlo: Gabriel
García Márquez, o su literatura, es un exponente
del realismo mágico.

Así pues, para Gustavo Faberón-Patriau, las
características del realismo
mágico presentes en la literatura de García
Márquez, están más bien relacionadas, o
tienen su fuente, en los afanes del escritor por comprender su
realidad misma.[3]

           
Con una interpretación muy similar de dicha
categorización, Carmen Ollé ha declarado, por su
parte, que el realismo mágico en la obra de Gabriel
García Márquez está presente en la manera en
que logra, como escritor latinoamericano, interpretar la realidad
misma de Latinoamérica en su escritura, realidad que
es realismo mágico puro: " (…) intuir la ruta del mundo
mágico, que parte del folklore
popular, convive con lo cotidiano y llega al estado actual que
atraviesa el campo en Latinoamérica, donde reinan el
abandono y la miseria(…)"
[4].

Por su parte, Juan Francisco Ferré ha atinado en alguna
ocasión a aceptar la categorización de la obra de
García Márquez en el marco del realismo
mágico, sólo si se toma en cuenta que dicho
realismo involucra la percepción
del lector como parte del mundo narrado.

(…) el concepto de "
realismo mágico" que se suele emplear para definir el
género
o la estética de esta novela (Cien años
de soledad, en particular) sólo valdría si se
entiende en su sentido parcial (…) espejos y abismos literarios
que otorgan a sus lectores la oportunidad de considerarse entes
de ficción. Así, todas las coordenadas del texto (…) se
pondrían al servicio de la
constitución de un orden narrativo
autónomo, la configuración de un mundo abigarrado y
múltiple, (…) al que dotarían de sus rasgos
más destacados y singulares
(…)[5]

           
Continuando con la cuestión de la presencia de la
interpretación de la realidad social en la literatura de
Gabriel García Márquez, sería importante
observar la visión que al respecto guarda José Luis
Méndez, quien ha elaborado su propia interpretación
aclarando la posibilidad de que el entorno latinoamericano,
constantemente bombardeado por males, dramas o situaciones
sociales universales, como la guerra, la
enfermedad y el hambre, se infiltre paulatina y variadamente
hasta inundar el proceso
creativo de Gabriel:

La inminente desaparición o, por lo menos, la
transformación social que afecta a los sectores medios
proletarizados de Colombia y de América
latina, obliga a este grupo humano a
ajustar cuentas con el
pasado y a definir su lugar en la sociedad y en
la historia. Esa tensión se manifiesta de manera
determinante en toda la obra literaria de García
Márquez[6].

Realismo mágico, interpretación fidedigna de una
realidad contrastante y mítica, o nada de esto, lo cierto
es que la  literatura de García Márquez se lee
alrededor del mundo con una misma noción:
articulación de estructuras
narrativas complejas, aunado a su genialidad misma y al
cúmulo de sus experiencias como lector y escritor, han
dado lugar al autor consagrado que es hoy día.

           
Al menos así lo dejan ver dos de sus críticos,
Alessandra Riccio y Tomás Eloy Martínez, al
afirmar, la primera, que " Gabriel García Márquez
ha puesto el alma en el
arduo esfuerzo de descifrar señales, traducirlas en narraciones y
exponerlas en escritura. Una escritura feliz, de la que
sólo él conoce el secreto, capaz de hacer
creíble todo lo que nuestra pereza nos induce a descartar
como increíble" [7], y el
segundo, al enunciar las lecturas que confirman la
vocación del nobel: " Las mil y una noches, Luz
de agosto
, de Faulkner, el Ulises, de Joyce, La
metamorfosis
de Kafka" [8].

           
Por su parte, Carlos Noguera ha profundizado en la
cuestión de las lecturas forjadoras de García
Márquez al afirmar que la presencia de Kafka en su vida
lectora generó un modelo de
escritura que todavía hoy es visible en sus trabajos, el
mismo modelo que escritores inspirados repiten sin cesar en sus
propias narraciones " garciamarquianas"
[9].

Pasando a otra idea en torno al estilo literario particular de
García Márquez, no estaría de más
aclarar un poco, con algunos comentarios hechos al respecto, la
cuestión de la presencia femenina, sobre todo en su
entronización como matriarca, en la obra del nobel
colombiano.

Para Carmen Ollé, los personajes femeninos de
García Márquez, en comparación con el papel
que juegan los entes literarios masculinos en las historias del
colombiano, son el reflejo de una idea concreta: la mujer es caos,
movimiento,
ritmo; el hombre es
paz, serenidad, permanencia. Si el hombre arma
revoluciones, la mujer es capaz de
cimbrar a la familia con
sus consejos o decisiones, a esa misma familia que es
básica estructura que
detiene el andamiaje gigantesco de la sociedad.

           
Alicia Borinsky, sin embargo, establece otra visión al
respecto: las mujeres de García Márquez son entes
de otro lugar, extranjeras constantes, condenadas a una vida de
extrañeza ante las decisiones descerebradas " de
personajes masculinos desconcertados, vulnerables,
contradictorios" [10].

           
Para terminar, y dejando de lado cualquier cuestión en
torno a lo que construye con la realidad García
Márquez en sus obras, sería importante retomar las
palabras que, a título personal, ha escrito de Juan
Gustavo Cobo Borda sobre nuestro autor en alguna
ocasión:

Las historias son comunes. Lo que importa es el
cómo de quien las dice. En este caso, quien la
vivió y sólo necesitó menos de cien
años para recrearlas, transformarlas, adulterarlas y
dárnoslas como suyas. He aquí el don impagable de
la creación y el modo como se forja un gran
escritor.[11]

III. Las otras voces
del coronel: dos críticas, dos
perspectivas

Respecto a lo dicho por los críticos en torno a El
coronel no tiene quien le escriba
, son rescatables los
comentarios de al menos dos críticos literarios:
José Luis Méndez, antes citado, y José
Raúl Robles, quien ha hablado en fechas recientes sobre la
novela analizada en este trabajo, esto
en su columna " En la línea del arte" , aparecida
en el semanario Mujer Hoy.

           
Dice sobre El coronel… José Luis Méndez
que las formas utilizadas en su composición son
prácticamente inéditas; parten de un estilo propio
que tiende a la sobriedad del manejo de la estructura para
cederle lugar a la trama que " abre su propio camino. El
argumento (…) se impone sobre la forma, o lo que es igual, no
necesita que lo guíen o le dicten pautas; (…)"
[12]. Para este sociólogo
literario " En El coronel no tiene quien le escriba
convergen artísticamente evolución literaria, circunstancias
personales y determinaciones históricas y
sociológicas en una preocupación común: el
problema del tiempo." [13]
Además, Méndez ha dado un paso más
arriesgado y se ha animado a decir que El coronel no tiene
quien le escriba
es en realidad una " transposición
imaginaria" [14] sobre un grupo de
preocupaciones políticas,
estéticas y de vivencia de gran amplitud.

           
Por su parte, siendo un poco menos arriesgado en sus juicios,
José Raúl Robles ha dicho que El coronel… es una
novela abstracta, que deriva en la cotidianidad, y que

No se trata de una novela común, cuyo fin se pueda
descubrir desde el desarrollo de
la obra, incluso el lector se preguntará si la novela en
realidad ha tenido un fin cuando se de cuenta de cuánto se
ha esforzado el escritor en describir una cotidianidad tan
absurda que es eterna e incambiable, pues en esta novela la vida
carece de significado,
(…)[15].

IV. El coronel no tiene
quien le escriba, en corto

El coronel, retirado de la acción
bélica, ha vivido quince años esperando su
pensión, que le fue prometida por el régimen
ganador de la última guerra civil, finalizada cincuenta y
seis años atrás, en la total pobreza y con la
única compañía de su esposa asmática
y del gallo que su finado hijo, de nombre Agustín,
dejó como saldo de vida, un gallo en el que ha colocado
todas sus esperanzas y debido a cuyo alimento, en lo que se
desarrolla la pelea en la que está programado luche el
ejemplar, ha tenido que vender todas sus pertenencias, aunada,
claro, la necesidad de subsistencia suya y de su mujer.

           
Viernes tras viernes, el coronel va al puerto a esperar el 
barco con la correspondencia que, en nombre del régimen
político en turno, le dará noticia de la
situación de su pensión. Viernes tras viernes, sin
embargo, el coronel regresa a casa con las manos
vacías. 

           
Ante la insistencia de su mujer para que encuentre el modo de que
los gastos de
alimentación de ambos salgan adelante, el
coronel busca la ayuda de múltiples personajes, entre
ellos don Sabas, su compadre, único sobreviviente de los
insurrectos locales de la última guerra
civil[16], diabético, quien
ha hecho una fortuna comprando y vendiendo las propiedades de sus
compañeros desaparecidos. Don Sabas, por su parte, le
aconseja al coronel vender el gallo a través de él,
recibiendo a cambio una
cierta cantidad de dinero.

           
Igualmente, el coronel se ve apoyado por Germán,
compañero de su finado hijo, y Álvaro, sastre jefe
de Agustín, quienes deciden encargarse del entrenamiento y
manutención del gallo hasta el momento de la pelea.

           
Durante los tres meses que la narración de la novela
recorre en la vida del coronel, de octubre a diciembre, el
coronel, quien cuenta con setenta y cinco años de edad, es
testigo no sólo de su pérdida paulatina de muebles
y dinero, sino también del aumento de sus deudas y la
ausencia de justicia del
pasado mismo: un pasado histórico del cual él es
parte y que se niega rotundamente a cederle un lugar en los
nuevos tiempos. Tal es el caso que se da cuando el coronel, harto
de la espera infructuosa, y, como siempre, incitado por su mujer,
acude a su abogado para pedirle el cese de funciones y la
devolución de sus documentos. El
abogado acepta no colaborar más con él, pero le
explica que los documentos de la rendición, de alto valor
histórico, se han perdido, quizá para siempre, al
haber estado de mano en mano, de administración en administración.

           
Al final, al coronel le queda la espera como única
alternativa de vida: si no es su pensión lo que
llegará algún día, será con certeza
la lucha a muerte en la cual el gallo de su hijo liberará
a su mujer y a él de la pobreza
absoluta.

V. Algunas
peculiaridades temáticas o significativas

Es importante conocer, antes de entrar en la materia misma
del análisis formal, algunas cuestiones que
resultan peculiares en la construcción de la novela El
coronel no tiene quien le escriba
.

Es destacable:

-Utilización de un tiempo narrativo lineal,
característica no visible en otras obras de Gabriel
García Márquez como El amor en los tiempos del
cólera
o Cien años de soledad, donde la
estructura temporal es más compleja.

– Presencia del gallo de pelea, símbolo de lucha
inalcanzable que, en mucho podría decirse, caracteriza al
personaje del coronel.

– Presencia de un personaje femenino -la mujer del coronel- de
temperamento indomable, característica de otras novelas del mismo
autor como las antes citadas -Fermina Daza y Úrsula
Iguarán, respectivamente-.

– Interpretación viva de la ancianidad y sus bemoles en
personajes como el del coronel, su esposa y Don Sabas.

Análisis
formal de tipo estructuralista de El coronel no tiene quien le
escriba

I. El tiempo en la novela: la cronología temporal y
sus alteraciones.

1. El tiempo de la historia y el tiempo del relato.

En general, podemos afirmar que en El coronel no tiene
quien le escriba
coinciden el orden cronológico de los
acontecimientos en la historia y su exposición
en el relato.

           
Así, la novela inicia en el mes de octubre, con el
entierro del joven trompetista, esto en un primer apartado, que
cede lugar a otro que narra la ocupación del coronel en el
gallo en la semana siguiente del entierro y  la visita del
coronel al puerto para esperar la lancha del correo. El mismo
día el coronel regresa a su casa, es interrogado por su
mujer sobre la carta esperada
y durante la noche sufre fiebre. Al
día siguiente, la pareja de esposos es visitada por el
médico, luego el coronel lo acompaña hacia su
consultorio y al regresar a su casa encuentra a su mujer muy
recuperada de su afección pulmonar y le pide dinero para
comprar maíz para
el gallo.

En el siguiente apartado comienza la preparación del
gallo, el coronel espera de nuevo el correo en el puerto y luego,
instado por su esposa, va con su abogado y le pide desistir de
sus servicios.

En un apartado más, elabora una carta para
solicitar noticias sobre
su pensión, su mujer cae en cama tras visitar la tumba de
su hijo el dos de noviembre, y, al levantarse, discute con el
coronel sobre el destino del gallo. Azuzado por ella, acude a
intentar vender su reloj a Álvaro, el sastre ex jefe de su
finado hijo, cuyos amigos, Germán entre ellos, se ofrecen
para alimentar al gallo.

En el apartado siguiente, el coronel espera el correo
guareciéndose de la lluvia en la oficia de su compadre don
Sabas, luego se dirige a la oficia de correos y posteriormente a
su casa, donde charla con su mujer y con la cual sale a dar el
pésame esa misma noche a los familiares del trompetista.
Al regresar, los esposos siguen charlando sobre el gallo y su
posible venta.

En el siguiente apartado, el coronel está esperando a
su compadre don Sabas en su oficina para
proponerle la venta del gallo. Sin obtener nada, regresa a su
casa, donde su mujer le echa en cara su falta de fuerza para
pedir las cosas. El coronel regresa entonces al despacho de su
compadre, donde lo encuentra siendo atendido por el médico
pues se va de viaje. Le propone la venta del gallo y su compadre
le dice que lo arreglarán al volver él de su viaje.
Luego el coronel platica con el médico en el puerto. Esa
misma noche, el coronel es testigo de una redada, donde reconoce
al asesino de su hijo.

Con la llegada de diciembre, el coronel y su mujer charlan y
luego él sale hacia el puerto. Espera la llegada del
correo en el almacén
del sirio Moisés, charlando con él. Luego camina
hacia la oficina de correos pero se desvía al pasar por la
gallera, donde Germán entrena a su gallo. El coronel le
quita al animal y va hacia su casa. Ahí, la mujer gasta
algunas horas, interrumpidas por dos períodos de
sueño, para intentar convencer al coronel de que venda el
gallo. La novela finaliza sin que la mujer logre convencer la
coronel.

Como esta exposición general de los hechos narrados lo
ha hecho visible, en ningún momento la narración se
desvía para dar lugar a la exposición de un
acontecimiento cronológicamente anterior (analepsis) o
posterior (prolepsis), al menos no en una afectación
estructural para el desarrollo de la narración. Las
pequeñas anacronías -saltos en el tiempo-
presentes, se mencionarán posteriormente.

           
Distintas frases que pueden ser recuperadas de la
narración nos aclaran que el paso del tiempo narrativo
está apegado al tiempo de la historia: " Octubre
prolongó la tregua" [17],
seguida, poco después, por " El miércoles lo
pesaron y estaba en forma" y " Esa misma tarde" , y luego " El
jueves en la noche" [18], sin que
el narrador regrese para contar apartados enteros de hechos
acaecidos antes de esas fechas u horas, o bien avance en el
tiempo para luego regresar a la exposición de hechos en
que se había quedado.

Posteriormente, ya en otro apartado, una expresión
realizada en relato de palabras, nos aclara todavía
más el tiempo del relato al que ha avanzado la
narración: " ¿A cómo estamos hoy?" " 27 de
octubre" [19]. Un poco
después, el tiempo avanza hasta " El dos de noviembre
(…)" , y luego reafirma la idea del avance lineal temporal: "
Fue una semana dura. Más dura que las cuatro semanas de
octubre a las cuales el coronel no creyó sobrevivir"
[20]. Son también frases
aclaradoras de que nos encontramos frente a una narración
lineal la posterior " En la segunda quince de noviembre"
[21], que define un tiempo
posterior al día dos del mismo mes, anteriormente
mencionado, y la posterior a ésta última " No
necesitó abrir la ventana para identificar a diciembre"
[22].

2. La anacronía en El coronel no tiene quien le
escriba
.

Como antes mencionábamos, no existen en la novela
analizada anacronías (saltos en el tiempo del relato con
relación al tiempo de la historia) ni a tiempo anterior
(analepsis), ni a tiempo posterior (prolepsis), que afecten de
manera significativa la estructura narrativa de la obra.

           
Sin embargo, es destacable la presencia de expresiones, ya en
relato de acontecimientos, ya en relato de palabras, que aparecen
a lo largo de la narración y nos remiten a un pasado
concreto, a
hechos acaecidos antes del período de tiempo en que se
ubica la narración lineal.

           
Dichas analepsis no significativas estructuralmente hablando, es
decir, que no son más que pequeños brincos al
pasado con la finalidad de aclarar un poco más los
acontecimientos narrados, están por ejemplo cuando la
mujer dice sobre el trompetista, en el primer apartado: "
Nació en 1922. Exactamente un mes después de
nuestro hijo. (…)" ., o bien, cuando el coronel se encuentra
con el abogado y el narrador expone el acontecimiento de la firma
del Tratado de Neerlandia:

Como tesorero de la revolución
en la circunscripción de Macondo había realizado un
penoso viaje de seis días con los fondos de la guerra
civil en dos baúles amarrados al lomo de una mula.
Llegó al campamento de Neerlancia arrastrando la mula
muerta de hambre (…). El coronel Aureliano Buendía (…)
extendió el recibo de los fondos e incluyó los dos
baúles en el inventario de la
rendición.[23]

           
Igualmente, un tercer ejemplo importante de anacronía no
significativa estructuralmente hablando, se encuentra en el
recuerdo que hace el coronel, al acostarse cierta noche, de su
salida de Macondo:

En el sopor de la siesta vio llegar un tren amarillo y
polvoriento con hombres y mujeres y animales
asfixiándose de calor, (…)
Era la fiebre del banano. En veinticuatro horas transformaron el
pueblo. " Me voy" , dijo entonces el coronel. (…) Y
abandonó a Macondo en el tren de regreso, el
miércoles veintisiete de junio de mil novecientos seis a
las dos y dieciocho minutos de la tarde. Necesitó medio
siglo para darse cuenta de que  no había tenido un
minuto de sosiego después de la rendición de
Neerlandia. Abrió los
ojos.[24]

3. Velocidad
temporal en El coronel no tiene quien le escriba.

En la novela analizada, se encuentran presentes muchas de las
modalidades de velocidad temporal posibles:
escenas[25], sumarios,
pausas[26] y elipsis, se alternan
de un modo particular a lo largo de la narración.
Veamos.

           
La novela comienza con una escena, que narra la
preparación de una taza de café
por parte del coronel, y que se prolonga hasta la salida del
coronel de su casa para asistir al entierro del trompetista.
Dicha escena es interrumpida un momento para dar lugar a una
pausa: la explicación, no muy extensa ciertamente, de la
composición de la vestimenta del coronel:

Los pantalones, casi tan ajustados a las piernas como los
calzoncillos largos, cerrados en los tobillos con lazos
corredizos, se sostenían en la cintura con dos
lengüetas del mismo paño que pasaban a través
de dos hebillas doradas cosidas a la altura de los
riñones. No usaba correa. La camisa color de
cartón antiguo, dura como un cartón, se cerraba con
un botón de cobre que
servía al mismo tiempo para sostener el cuello postizo.
Pero el cuello postizo estaba roto,
(…)[27]

Igualmente, la primera escena se interrumpe para dar lugar a
otra pausa que describe la situación de la sala de la casa
del coronel.

La escena siguiente se introduce tras una breve pausa, en la
que el narrador establece la localización en el pueblo de
la casa del coronel, al tiempo que describe el ambiente
húmedo de la mañana, y se prolonga hasta la llegada
del coronel a su casa, tras asistir al entierro y charlar con su
compadre don Sabas, presente en el mismo. Esta segunda escena se
ve interrumpida, a su vez, en dos momentos:

-         
durante una elipsis explícita, es decir, la no
narración de una secuencia temporal de la historia en el
relato, cuando no es narrada la salida del coronel del lugar del
velorio a la calle, " (…) Un momento después supo que
estaba en la calle porque la llovizna le maltrató los
párpados (…)" [28], y
posteriormente

-          con la
inserción de un sumario, o movimiento narrativo de gran
velocidad temporal, que describe en pocas líneas el
recorrido del cortejo fúnebre por el pueblo tras haber
cambiado de dirección, y finaliza con la
localización en el cementerio de los dolientes.

El segundo apartado comienza con un sumario, que hace avanzar
el tiempo de la narración rápidamente durante los
días de la semana siguiente al entierro. El sumario
termina con la frase " Estaba en forma"
[29], que se refiere al gallo, y da
lugar a una tercera escena de la novela, que termina con el
encaminamiento del coronel al puerto para esperar el correo. La
cuarta escena comienza ahí y finaliza con la frase del
médico hacia el coronel sobre los periódicos que le
ha prestado: " Llévelos para su casa -dijo-. Los lee esta
noche y me los devuelve mañana"
[30]. Esta escena contiene breves
descripciones, no necesariamente considerables como pausas: una
que abarca tres líneas, que explica la vestimenta del
coronel, y otra aproximadamente de la misma longitud, que
describe al médico.

La siguiente escena, quinta en la novela analizada, sigue a
una elipsis de la llegada del coronel a su casa, ya que nunca se
nos explica que volvió sino que éste aparece en la
narración al guardar silencio sobre un comentario hecho
por su mujer. Esta quinta escena se prolonga hasta la salida del
coronel de su casa acompañado por el médico, y se
interrumpe sólo en una ocasión para dar lugar a un
sumario que describe las actividades de una mañana muy
ocupada de la mujer del coronel: " En el curso de la
mañana volteó la casa al revés.
Cambió de lugar cada cosa, salvo el reloj y el cuadro de
la ninfa. (…) Pero antes de las doces había recobrado su
densidad, su
peso humano. En la cama era un vacío. Ahora,
moviéndose entre los tiestos de helechos y begonias, su
presencia desbordaba la casa. (…)"
[31].

La sexta escena, muy breve, inicia con unas escuetas palabras
sobre el clima en el
pueblo, y termina con el encaminamiento del coronel a la
sastrería de Agustín. A esta sexta escena sigue un
sumario, que relata las actividades matutinas de la mujer, y que
da lugar a otra escena, la séptima, que inicia con la
llegada del coronel a su casa al anochecer, y termina con la
decisión de la pareja de gastar en maíz para el
gallo.

Con un nuevo apartado, inicia otro sumario que relata
apresuradamente los acontecimientos de la semana siguiente,
cuando la mujer destina algunos días a elaborar su
peinado. El sumario da lugar a la octava escena de la novela, que
inicia con la salida de los compañeros de Agustín
de la casa tras la revisión del gallo, y finaliza con el
anuncio del coronel de que al día siguiente llegará
el correo.

Así, se cede lugar a una escena distinta, la novena,
que narra la espera del correo frente al consultorio del
médico, y que finaliza con la frase que da título a
la novela misma: " El coronel no tiene quién le escriba"
[32].

A la novena escena le sigue un sumario, que narra con
velocidad los intentos infructuosos del coronel por retardar su
regreso a casa. Posteriormente se deja de narrar lo ocurrido una
semana entera, y, dentro del mismo sumario, se incluye el regreso
el viernes siguiente del coronel al puerto, y el nuevo regreso a
su casa con las manos vacías.

La décima escena, con el coronel ya en su casa
explicando a su mujer las posibles causas del retrazo de la carta
esperada, avanza hasta el consejo de la mujer de que el coronel
visite a su abogado y le explique que no desea más sus
servicios.

La décimo primera escena narra la estancia del coronel
en el despacho de su abogado, y es interrumpida en dos ocasiones
para dar lugar a dos descripciones, una breve, de tres
líneas, no considerable pausa, que describe escuetamente
la fisonomía del abogado, y otra más larga,
sí considerable pausa, que describe la situación
física del
despacho.

La décimo segunda escena inicia con la escritura de una
carta que hace el coronel, y se prolonga hasta la
exposición que hace el coronel a su esposa de su
visión sobre la rendición del coronel Aureliano
Buendía. A esta escena le sigue un sumario, que narra en
algunos puntos las actividades domésticas del coronel en
la primera quincena de noviembre, ante la caída en cama de
su esposa.

La décima tercera escena llega cuando el coronel hace
uso de ciertas habichuelas olvidadas para alimentar al gallo, y
se prolonga hasta la salida del coronel de su casa para ir a la
sastrería de Álvaro a venderle el reloj. Esta
décimo tercera escena contiene un pequeño sumario,
que establece la caminata que da el coronel por el pueblo a la
hora de la siesta.

La décimo cuarta narra la estancia del coronel en la
sastrería de Álvaro, y finaliza con el anuncio a su
mujer de que los amigos de su finado hijo alimentarán al
gallo. Contiene una breve descripción, no pausa, sin embargo, de la
fisonomía de Álvaro.

La escena décimo quinta narra la estancia del coronel
en el despacho de su compadre don Sabas, mientras espera la
llegada del correo, y el encuentro con el administrador del
correo, sin que el coronel reciba su ansiada carta.

La décimo sexta escena explica lo sucedido a la llegada
del coronel a su casa, donde su mujer lo espera con un plato de
mazamorra de maíz, y termina con la intención de la
mujer de ir a dar el pésame a la familia del trompetista
muerto.

La siguiente escena narra la caminata, muy descriptiva, del
coronel por el pueblo mientras su mujer da el pésame, la
llegada de ambos a su casa y el proceso de decisión del
coronel de venderle el gallo a su compadre don Sabas.

La escena décimo octava expone la espera del coronel en
el despacho de su compadre, y finaliza con una pausa descriptiva
que explica lo que el coronel encuentra en una caminata que da
por el poblado. A esta pausa le sigue la décimo novena
escena, que se prolonga hasta la decisión del coronel de
volver donde su compadre, y que es interrumpida en una
ocasión por un sumario que explica las acciones
matutinas -y esperanzadas- de la mujer.

A continuación, la narración se desarrolla en
tres escenas seguidas, sin otros movimientos de velocidad
temporal mediando entre ellas: la escena duodécima narra
el regreso del coronel donde su compadre y la
charla-petición con éste, a esta escena le sigue
inmediatamente otra más, muy breve, la duodécima
primera, que narra la conversación con el médico
sobre el asunto del gallo, y a ésta una escena más,
la duodécima segunda, que narra la salida del coronel y su
esposa para ir de compras,
así como  la llegada del coronel, en esa misma salida
de casa, al salón de billares. La escena duodécima
segunda finaliza con el encuentro del coronel con el asesino de
su hijo.

La escena duodécima tercera, ya en otro apartado,
avanza desde la preparación decembrina de un desayuno para
el gallo que elabora el coronel, y finaliza con la reprimenda que
hace la mujer al coronel sobre los zapatos que debe usar.

A esta escena le sigue un breve sumario, que incluye el
encaminamiento hacia el puerto y la búsqueda infructuosa
de don Sabas en su despacho. Tras este sumario breve, el narrador
compone la duodécima cuarta escena, que narra la estancia
del coronel en el almacén del sirio Moisés,
esperando el correo.

Luego, sin que se nos avise el momento en que abandonó
el almacén del sirio -osea, tras una elipsis-, aparece la
duodécimo quinta escena, que va desde el seguimiento del
coronel al administrador de correos, hasta la llegada del coronel
a su casa y la larga y fallida discusión con su mujer, en
la que ésta no logra convencerlo de vender el gallo. Esta
última escena se interrumpe en dos ocasiones por un
sumario, el primero que presenta un desayuno silencioso con la
esposa del coronel molesta hacia con él, y la estancia de
éste en la sastrería de Álvaro, y el
segundo, que narra la llevada del gallo a la gallera y la
desesperación taciturna de la mujer.

Como es visible, el intercalado de escenas, sumarios, pausas y
ciertas elipsis en la composición del relato de El
coronel no tiene quien le escriba
, es un rasgo muy destacable
de su estructura.

4. La frecuencia temporal en El coronel no tiene quien
le escriba
.

Como es visible en la descripción de velocidades
temporales que hemos realizado en el apartado anterior, o en el
seguimiento de la correlación entre tiempo de la historia
y tiempo del relato que hemos expuesto en el primer apartado del
análisis presente, muchos de los acontecimientos narrados
en El coronel no tiene quien le escriba parecen repetirse:
los viajes del
coronel al puerto, las esperas del correo, las discusiones con su
mujer, etc.

           
Sin embargo, ninguno de los acontecimientos singulares
presentados en el relato se narra en más de una
ocasión -aunque a la lectura
resulten parecidos- ni con la misma ni con distinta perspectiva.
De esta forma, podemos afirmar que la frecuencia temporal de la
novela analizada es la siguiente:

los acontecimientos ocurren una vez y esa sola
vez se cuentan.

5. El tiempo del coronel.

Los acontecimientos narrados en El coronel no tiene quien
le escriba,
se agrupan en lo que daremos en llamar un relato
ulterior, en el cual los hechos expuestos están situados
en un pasado con relación al momento de la
enunciación.

           
Esto lo testifican los verbos conjugados en tiempo
indefinido[33] (pretérito
perfecto simple), con los cuales se exponen la mayoría de
los hechos narrados. Algunos ejemplos de expresiones que
podrían servir como prueba de esto se encuentran en el
siguiente  párrafo
y se han marcado con letra bold: " Eran las siete y veinte cuando
acabó de dar cuerda al reloj. Luego
llevó el gallo a la cocina, lo amarró
a un soporte de la hornilla, cambió el agua al tarro
y puso al lado un puñado de maíz. Un grupo
de niños
penetró por la cerca despostillada. Se
sentaron en torno al gallo, a contemplarlo en silencio."
[34]

           
De igual manera, ciertos acontecimientos se narran en tiempo
imperfecto[35]
(copretérito). Son ejemplos las expresiones "
Llovía despacio pero sin pausas. (…)"
[36] y " Allí estaba
la madre espantando las moscas
(…)[37].

           
En resumen, y como se puede apreciar en los ejemplos dados, el
relato de El coronel no tiene quien le escriba corresponde
a hechos acaecidos en un pasado con relación al tiempo de
la enunciación.

II. Los modos de
contar

II. I. La distancia hacia lo contado en El coronel no tiene
quien le escriba
.

1. El relato de acontecimientos.

En El coronel no tiene quien le escriba, su narrador
transforma de manera continua supuestos no verbales (acciones o
hechos) en verbales (discurso que
los narra), interpretando los hechos, lo que se conoce como
relato de acontecimientos

           
Así, el narrador es capaz de enunciar toda acción
acaecida para convertirla en material narrativo: " El coronel
destapó el tarro de café y comprobó que no
había más de una cucharilla. Retiró la olla
del fogón, vertió la mitad del agua en el piso de
tierra, y con
un cuchillo raspó el interior del tarro sobre la olla
hasta cuando se desprendieron las últimas raspaduras del
polvo de café revueltas con óxido de lata."
[38]

           
A lo largo de la narración de El coronel no tiene quien
le escriba
, el narrador adopta al menos dos tipos de relato
de acontecimientos: el relato
puro[39] y la
descripción.

           
Un ejemplo de relato puro sería el fragmento de escena
antes transcrito, o bien, este otro:

El administrador se dirigió directamente hacia ellos.
El coronel retrocedió impulsado por una ansiedad
irresistible tratando de descifrar el nombre escrito en el sobre
lacrado. El administrador abrió el saco. Entregó al
médico el paquete de los periódicos. Luego
desgarró el sobre de la correspondencia privada,
verificó la exactitud de la remesa y leyó en
las cartas los
nombres de los destinatarios. El médico abrió los
periódicos.[40]

           
Un ejemplo de modalidad descripción -introduce, en una
pausa, información que acaba en sí misma,
pues no abre expectativas en la narración- del relato de
acontecimientos presente en la novela analizada, sería el
siguiente: " (…) A diferencia del dormitorio, demasiado
estrecho para la respiración de una asmática, la sala
era amplia, con cuatro mecedoras de fibra en torno a una mesita
con un tapete y un gato de yeso. En la pared opuesta a la del
reloj, el cuadro de una  mujer entre tules rodeada de
amorines en una barca cargada de rosas."
[41]

2. El relato de palabras.

En determinados momentos a lo largo de la narración de
El coronel no tiene quien le escriba, el narrador de la
novela " cede la palabra" a los personajes, o bien, habla en
lugar de ellos, de tal modo que expresa las hablas ajenas a su
propia voz, transformando un supuesto verbal (expresiones de los
personajes), en otro verbal (diálogo).

           
En cuanto a lo que se refiere a la narración en relato de
palabras, El coronel no tiene quien le escriba contiene al
menos dos tipos de estilo: directo -palabras de los personajes
son enunciadas por ellos mismos; se especifica con la
utilización de una marca
ortográfica determinada (" " , -)- e indirecto -palabras
de los personajes son enunciadas por el narrador a través
de un " verbum dicendi (dijo, pensó,
murmuró, etc.), del que depende una oración
subordinada completiva (…) introducida por la conjunción
"que"." [42]

           
A continuación se expone un ejemplo de relato de palabras
en estilo directo. Las acotaciones hechas por el narrador, es
decir, aclaraciones que no corresponden a las palabras de los
personajes, se transcriben en esta ocasión, con fines
descriptivos y explicativos, en letra cursiva.

-Qué se puede hacer si no se puede vender nada
repitió la mujer.

-Entonces ya será veinte de enero –dijo el coronel,
perfectamente consciente
-. El veinte por ciento lo pagan esa
misma tarde.

-Si el gallo gana –dijo la mujer-. Pero si pierde. No
se te ha ocurrido que el gallo puede perder.

-Es un gallo que no puede perder.

-Pero suponte que pierda.

-Todavía faltan cuarenta y cinco días para
empezar a pensar en eso –dijo el coronel.
([43])

           
Aunque en el ejemplo antes visto todos los diálogos de los
personajes se introducen utilizando la marca ortográfica
(-), existe también en El coronel no tiene quien le
escriba
la utilización de la marca ortográfica
(" " ) para el mismo fin. Dicha marca refiere más bien a
reflexiones hechas por los personajes en voz no necesariamente
audible, con una intención más expresiva que
comunicativa.

           
Es un ejemplo el siguiente fragmento:

" Y mientras tanto qué comemos" , preguntó, y
agarró al coronel por el cuello de la franela
.
([44])

Para continuar, se expone un ejemplo de relato de palabras en
la novela realizado con estilo indirecto. Se ha marcado en letra
bold la conjunción " que" , y con cursiva el verbum
dicendi
, para mejor comprensión de la idea. El " no" ,
que aparece subrayado, corresponde a la expresión de la
mujer que el narrador se ha encargado de decir -pensar- en su
lugar.

La mujer lo examinó. Pensó que
no. ([45])

Finalmente, quisiéramos hacer notar la
intercalación que se realiza, a lo largo de la novela,
entre relatos de acontecimientos y relatos de palabras. La
distancia hacia lo contado, pues, se expresa de forma distinta
según es el caso, sin que prevalezca un estilo sobre otro:
a todo fragmento narrado en forma de relato de acontecimientos
corresponde una parte expresada en forma de relato de palabras,
aunque cierto es que los diálogos presentes en la novela
analizada son por lo general cortos, mientras que los relatos de
acontecimientos poseen una longitud considerable.

II. II. El punto de vista
en El coronel no tiene quien le escriba

1. Perspectiva y focalización.

En El coronel no tiene quien le escriba, la
narración es expuesta, prácticamente en todo su
desarrollo, a través de una focalización cero.

           
Esta focalización, caracterizada porque el hecho narrado
no es sometido a ninguna restricción, ofreciendo
así un " máximo de información"
[46], se hace patente en el salto
entre la observación del pensamiento de
los personajes y la observación detallada del entorno, sin
que lo narrado o descrito sea exclusivamente visto a
través de una perspectiva específica en todo el
relato.

           
El siguiente fragmento de la novela ejemplifica la existencia de
la focalización cero en El coronel no tiene quien le
escriba
:

El administrador se dirigió directamente hacia ellos.
El coronel retrocedió impulsado por una ansiedad
irresistible tratando de descifrar el nombre escrito en el sobre
lacrado. El administrador abrió el saco. Entregó al
médico el paquete de los periódicos.
(…)[47]

           
Al decir entonces " El administrador se dirigió
directamente hacia ellos" , el acontecimiento narrado expone
solamente un hecho externo, sin entrar en ninguna clase de
controversia o profundización sobre los pensamientos o
sentimientos de los personajes. Sin embargo, al agregar que " El
coronel retrocedió impulsado por una ansiedad irresistible
tratando de descifrar el nombre escrito en el sobre lacrado" , se
nos expone el sentimiento interior del personaje del coronel, el
mismo sentimiento que guía su movimiento de retroceso.
Finalmente, al agregar que " El administrador abrió el
saco. Entregó al médico el paquete de los
periódicos." , lo narrado vuelve a ser expuesto fuera de
la visión interna de cualquier personaje
específico. 

           
Habría que agregar que una curiosidad en otros trabajos
comentada en torno a El coronel no tiene quien le escriba
se encuentra en la localización de cierto error de
concordancia en cuanto a la focalización en la novela
aquí analizada, esto en el fragmento de la
narración que corresponde al velorio del trompetista, en
el primer apartado del libro, cuando el coronel arriba a la casa
de los dolientes del muerto.

           
En dicho fragmento, la focalización cero es suplantada por
focalización interna, es decir, lo narrado es visto a
través de los ojos de un personaje, el coronel,
fenómeno que aparentemente no vuelve a repetirse en el
resto del relato.

           
Aunque este llamado error no altera en forma considerable la
estructura de la novela, consideramos importante comentarlo
superficialmente en el presente análisis.

III. La voz en El coronel no
tiene quien le escriba

1. El narrador heterodiegético. Su función.

Para el acto de narrar El coronel no tiene quien le
escriba
, Gabriel García Márquez hace uso de un
narrador heterodiegético: observador de la historia de
otros, la narra sin participar en ella, " una figura en cierto
modo abstracta, ajena a esa historia específica, y cuya
única misión, en
este sentido, es la de ser sujeto de tal narración."
[48]

           
Así, los acontecimientos narrados son expuestos por un "
ente" literario que no participa en el relato más que en a
través del acto mismo de narrar, es decir, no es un
personaje de la historia ni cuenta, dentro de ella, como
observador interno, los hechos que dan lugar a la
narración.

           
Este narrador se hace evidente en su no aparición en el
relato y su no intercambio ni de palabras ni de acciones con los
personajes cuyas acciones narra.

           
Respecto a esto, tendríamos que agregar entonces que su
función dentro de la narración es meramente
narrativa: no tiene otra intención, como ente narrador,
que la de narrar, exponer los acontecimientos de la historia que
dan lugar a la narración misma.

2. La omnisciencia.

El narrador de El coronel no tiene quien le escriba
posee una cualidad más además de las ya
mencionadas: la omnisciencia.

           
ésta podría definirse como " el procedimiento
narrativo mediante el cual el narrador muestra su presencia a lo
largo de todo el texto, va controlando la información
narrativa que posee en su totalidad y selecciona (…) los hechos
que cree más convenientes (…)"
[49]

           
Así, pues, el relato que llega hasta nosotros surge de la
capacidad de su narrador para ir  y venir a cantidad
infinita de espacios físicos y temporales posibles, o a
interiores y exteriores de personajes y atmósferas
narrativas, sólo con la intención de que la
exposición de su narración sea más completa,
más organizada y más específica.

           
Así, pues, el narrador de El coronel no tiene quien le
escriba
viaja a su antojo del interior del coronel al de su
esposa, expone lo sucedido en un velorio, o dice que "
Llovió toda una semana." , para luego agregar " El dos de
noviembre -contra la voluntad del coronel- la mujer llevó
flores a la tumba de Agustín."
[50], justificándolo todo,
como ya se decía antes, en su intención de narrar,
en su función como narrador.

3. El destinatario.

El discurso narrativo enunciado en El coronel no tiene
quien le escriba
por el narrador de la historia, no tiene un
destinatario específico dentro de la narración -un
personaje-, por lo que éste queda fuera de ella, es un
sujeto ajeno a la historia.

Conclusiones al
análisis formal

Como es visible a través de la lectura del
presente trabajo, en la composición formal de El coronel
no tiene quien le escriba destacan ciertos rasgos dignos de
mencionarse a modo de sumario:

-         
Correspondencia entre el tiempo de la historia y el tiempo del
relato.

-         
Presencia de anacronías no estructurales, a modo de
aclaración de la historia.

-         
Intercalación de casi todas las modalidades de
velocidad temporal posibles: escenas, sumarios, pausas y
elipsis.

-         
Parecido de ciertas escenas individuales que se narran, sin
embargo, una sola vez, considerándose como hechos
independientes aunque parecidos por su composición de
acciones.

-         
Utilización intercalada y variada de relatos de
acontecimientos y relatos de palabras, sin que exista una
uniformidad en cuanto al uso de alguno de ellos en la
narración.

-         
Adopción
de focalización cero en prácticamente toda la
novela, salvo en un cierto fragmento considerado por otros
analistas como un error en  la escritura de la obra
analizada.

-         
Utilización de un narrador heterodiegético,
omnisciente.

Como puede verse tras este sumario, aunque a simple vista el
texto de El coronel no tiene quien le escriba no posee
grandes complejidades en cuanto a su estructura formal, dicha
novela es en realidad una obra literaria elaborada con un
específico manejo de los distintos elementos estructurales
posibles, dando lugar con ello a una obra de arte de
construcción somera -es decir, no compleja- pero bien
elaborada, de una estructura sencilla pero estable,
apreciable.

Bibliografía

-         
Apuntes de clase: Metodología del Análisis Textual.
Impartida por el Doctor Marco Aurelio Larios López.
Universidad de
Guadalajara, México, 2008.

-         
FUENTES, Carlos, " Para darle nombre a América" , en
.

-         
GARCÍA Márquez, Gabriel, El coronel no tiene
quien le escriba. 1ª edición, Era, México, D. F.: 1961.
106 pp.

-          "
Glosario final" ,
en El lenguaje
literario de la " nueva novela" hispánica. p. p.
351-365. Sin más referencia posible.

-         
MARTÍNEZ Dasi, Olga, " Gabriel García
Márquez, apunte biográfico" , en www.
sololiteratura.com/ggm/marquezbiografia.htm

-         
MÉNDEZ, José Luis, Cómo leer a
García Márquez: una interpretación
sociológica. 1ª edición, Editorial de la
Universidad de Puerto Rico,
1989. p. 17.

-         
ORTEGA, Julio (compilador), Gaborio, artes de releer a Gabriel
García Márquez, 1ª edición, Jorale
Editores, México, 2003. 281 pp.

-         
ROBLES, José Raúl, " El coronel no tiene quien le
escriba, de Gabriel García Márquez" , en Mujer
Hoy, Año 2, Núm. 21, Guadalajara,
México. Mayo 2008. p.p. 20.

-         
http://es.wikipedia.org/wiki/Gabriel_Garc%C3%ADa_M%C3%A1rquez

-         
http://www.angelfire.com/mt/marquez/biografia.html

 

 

 

 

 

 

Autor:

Agustín Madrigal Cruz

México

Universidad de Guadalajara.

Licenciatura en Letras Hispánicas.

Guadalajara, Jal. 4 de junio de 2008.

[1] PALOU, Pedro Ángel, "
Tiempo para contarla" , en ORTEGA, Julio (compilador),
Gaborio, artes de releer a Gabriel García
Márquez, 1ª edición, Jorale Editores,
México, 2003. p. 51

[2] PALOU, Pedro Ángel, "
Tiempo para contarla" , en ORTEGA, Julio (compilador),
Gaborio, artes de releer a Gabriel García
Márquez, 1ª edición, Jorale Editores,
México, 2003. p. 54.

[3] FABERÓN-PATRIAU,
Gustavo,  " La realidad in absentia" , en ORTEGA, Julio
(compilador), Gaborio, artes de releer a Gabriel García
Márquez, 1ª edición, Jorale Editores,
México, 2003. p. 45.

[4] OLLé, Carmen,  "
Gabriel García Márquez: cronista y fabulador" , en
ORTEGA, Julio (compilador), Gaborio, artes de releer a Gabriel
García Márquez, 1ª edición, Jorale
Editores, México, 2003. p. 156.

[5] FERRé, Juan
Francisco,  " Un viento utópico, magias parciales y
mitos
fundacionales en Cien años de soledad" , en ORTEGA, Julio
(compilador), Gaborio, artes de releer a Gabriel García
Márquez, 1ª edición, Jorale Editores,
México, 2003. p. 66

[6] MÉNDEZ, José
Luis. Cómo leer a García Márquez: una
interpretación sociológica. 1ª
edición, Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1989.
p. 17.

[7] RICCIO, Alessandra,  "
Vivir para tocarlo" , en ORTEGA, Julio (compilador), Gaborio,
artes de releer a Gabriel García Márquez,
1ª edición, Jorale Editores, México, 2003. p.
179.

[8] MARTÍNEZ,
Tomás Eloy,  " La imagen ante el
espejo" , en ORTEGA, Julio (compilador), Gaborio, artes de
releer a Gabriel García Márquez, 1ª
edición, Jorale Editores, México, 2003. p. 199

[9] NOGUERA, Carlos,  " Dos
confesiones" , en ORTEGA, Julio (compilador), Gaborio, artes
de releer a Gabriel García Márquez, 1ª
edición, Jorale Editores, México, 2003. p. 181.

[10] BORINSKY, Alicia,  "
Mujeres hiperbólicas: la interpretación
crítica como duermevela" , en ORTEGA, Julio (compilador),
Gaborio, artes de releer a Gabriel García
Márquez, 1ª edición, Jorale Editores,
México, 2003. p. 132.

[11] COBO Borda, Juan
Gustavo,  " Vivir para contarla. (Segunda lectura)" ,
en ORTEGA, Julio (compilador), Gaborio, artes de releer a
Gabriel García Márquez, 1ª edición,
Jorale Editores, México, 2003. p. 148.

[12] MÉNDEZ, José
Luis. Cómo leer a García Márquez: una
interpretación sociológica. 1ª
edición, Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1989.
p. 54.

[13] MÉNDEZ, José
Luis. Cómo leer a García Márquez: una
interpretación sociológica. 1ª
edición, Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1989.
p. 54.

[14] MÉNDEZ, José
Luis. Cómo leer a García Márquez: una
interpretación sociológica. 1ª
edición, Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1989.
p. 63.

[15] ROBLES, José
Raúl. " El coronel no tiene quien le escriba, de Gabriel
García Márquez" , en Mujer Hoy, Año
2, Núm. 21, Guadalajara, México. Mayo 2008. p.
18.

[16] Aunque la guerra civil
finalizó mucho tiempo atrás, existen ciertas
referencias en la narración que indican que el movimiento
insurrecto no está del todo finalizado. Así, por
ejemplo, el coronel recibe de manos de los compañeros de
sus hijos y del doctor del lugar, información o documentación subversiva. Cabe destacar que
la situación civil se describe en determinados momentos
como " estado de sitio" .

[17] GARCÍA
Márquez, Gabriel. El coronel no tiene quien le
escriba. 1ª edición, Era, México, D. F.:
1961. p. 34.

[18] GARCÍA
Márquez, Gabriel. El coronel no tiene quien le
escriba. 1ª edición, Era, México, D. F.:
1961. p. 35.

[19] GARCÍA
Márquez, Gabriel. El coronel no tiene quien le
escriba. 1ª edición, Era, México, D. F.:
1961. p. 47.

[20] GARCÍA
Márquez, Gabriel. El coronel no tiene quien le
escriba. 1ª edición, Era, México, D. F.:
1961. p. 50.

[21] GARCÍA
Márquez, Gabriel. El coronel no tiene quien le
escriba. 1ª edición, Era, México, D. F.:
1961. p. 51.

[22] GARCÍA
Márquez, Gabriel. El coronel no tiene quien le
escriba. 1ª edición, Era, México, D. F.:
1961. p. 90.

[23] GARCÍA
Márquez, Gabriel. El coronel no tiene quien le
escriba. 1ª edición, Era, México, D. F.:
1961. p. 45.

[24] GARCÍA
Márquez, Gabriel. El coronel no tiene quien le
escriba. 1ª edición, Era, México, D. F.:
1961. p. 73.

[25] " Escena. Es un movimiento
narrativo caracterizado por el paralelismo entre dos tiempos, el
de la historia y el del relato. Se da en él una
correspondencia entre la duración de los hechos y su
expresión en el texto, de tal forma que se puede hablar de
simultaneidad temporal." (" Glosario final" , en El lenguaje
literario de la " nueva novela" hispánica. p. 354. Sin
más referencia posible).

[26] " Pausa. Es un movimiento
narrativo que está muy ligado a lo descriptivo. Implica
una detención en el relato, de tal forma que la historia
no progresa y la narración se estanca." (" Glosario final"
, en El lenguaje literario de la " nueva novela"
hispánica. p. 361. Sin más referencia
posible).

[27] GARCÍA
Márquez, Gabriel. El coronel no tiene quien le
escriba. 1ª edición, Era, México, D. F.:
1961. p. p. 11-12

[28] GARCÍA
Márquez, Gabriel. El coronel no tiene quien le
escriba. 1ª edición, Era, México, D. F.:
1961. p. 15.

[29] GARCÍA
Márquez, Gabriel. El coronel no tiene quien le
escriba. 1ª edición, Era, México, D. F.:
1961. p. 19.

[30] GARCÍA
Márquez, Gabriel. El coronel no tiene quien le
escriba. 1ª edición, Era, México, D. F.:
1961. p. 24.

[31] GARCÍA
Márquez, Gabriel. El coronel no tiene quien le
escriba. 1ª edición, Era, México, D. F.:
1961. p. 27.

[32] GARCÍA
Márquez, Gabriel. El coronel no tiene quien le
escriba. 1ª edición, Era, México, D. F.:
1961. p. 38.

[33] " Indefinido. Junto con el
imperfecto, es uno de los tiempos verbales más importantes
dentro del relato. Se caracteriza por aludir puntualmente a un
pasado, situando los hechos ocurridos en él y evocados por
un narrador desde el presente." (" Glosario final" , en El
lenguaje literario de la " nueva novela" hispánica. p.
357. Sin más referencia posible).

[34] GARCÍA
Márquez, Gabriel. El coronel no tiene quien le
escriba. 1ª edición, Era, México, D. F.:
1961. p. p. 9, 10.

[35] " Imperfecto. Es un tiempo
verbal de suma importancia dentro del relato. Tiempo neutro
dentro del sistema verbal y,
posiblemente, el que mejor se adapta a la estructura narrativa.
Podríamos decir, incluso, que es el tiempo narrativo por
excelencia. Aludiría, más que a los sucesos de un
pasado, al hecho mismo de contar; subraya, pues, la figura del
narrador que actúa como mediador en la historia, como
transmisor de los hechos." (" Glosario final" , en El lenguaje
literario de la " nueva novela" hispánica. p. 357. Sin
más referencia posible).

[36] GARCÍA
Márquez, Gabriel. El coronel no tiene quien le
escriba. 1ª edición, Era, México, D. F.:
1961. p. 9.

[37] GARCÍA
Márquez, Gabriel. El coronel no tiene quien le
escriba. 1ª edición, Era, México, D. F.:
1961. p. 14.

[38] GARCÍA
Márquez, Gabriel. El coronel no tiene quien le
escriba. 1ª edición, Era, México, D. F.:
1961. p. 7.

[39] " Relato puro. Sería
el grado cero dentro de las modalidades narrativas; la
fórmula por excelencia con que se configura la
narración." (" Glosario final" , en El lenguaje
literario de la " nueva novela" hispánica. p. 363. Sin
más referencia posible).

[40] GARCÍA
Márquez, Gabriel. El coronel no tiene quien le
escriba. 1ª edición, Era, México, D. F.:
1961. p. 37.

[41] GARCÍA
Márquez, Gabriel. El coronel no tiene quien le
escriba. 1ª edición, Era, México, D. F.:
1961. p. 9.

[42] " Glosario final" , en
El lenguaje literario de la " nueva novela"
hispánica. p. 355. Sin más referencia
posible.

[43] GARCÍA
Márquez, Gabriel. El coronel no tiene quien le
escriba. 1ª edición, Era, México, D. F.:
1961. p. 105, 106.

[44] GARCÍA
Márquez, Gabriel. El coronel no tiene quien le
escriba. 1ª edición, Era, México, D. F.:
1961. p. 106.

[45] GARCÍA
Márquez, Gabriel. El coronel no tiene quien le
escriba. 1ª edición, Era, México, D. F.:
1961. p. 13.

[46] " Glosario final" , en
El lenguaje literario de la " nueva novela"
hispánica. p. 355. Sin más referencia
posible.

[47] GARCÍA
Márquez, Gabriel. El coronel no tiene quien le
escriba. 1ª edición, Era, México, D. F.:
1961. p. 37.

[48] " Glosario final" , en
El lenguaje literario de la " nueva novela"
hispánica. p. 359. Sin más referencia
posible.

[49] " Glosario final" , en
El lenguaje literario de la " nueva novela"
hispánica. p. 360. Sin más referencia
posible.

[50] GARCÍA
Márquez, Gabriel. El coronel no tiene quien le
escriba. 1ª edición, Era, México, D. F.:
1961. p. 50.

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter