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Concepto de Estética en Fernando González Una experiencia singular de lo bello (página 2)



Partes: 1, 2

"La juventud es
bella aunque no se bañe"
. Fernando
González. Dedicatoria.

Juventud: primer adjetivo de Belleza en "El Hermafrodita
Dormido" que se repetirá a lo largo del libro y que
guarda estrecha relación con las obras preferidas por el
autor. Más adelante me referiré, por ejemplo, al
Hermafrodita Dormido escultura que representa una juventud
inmortalizada que ha cautivado a nuestro autor, síntesis
de una belleza que toca la perfección.  Fernando
González ama la juventud: ¡Maldito sea este
amor infinito
que tengo por la juventud, por la juventud dura, pecosa,
vibrante, amor mucho más grande que por la verdad esquiva,
burlona, casi, casi aparente!
(p.41) tanta belleza intuye
en la juventud que la eleva por encima de la verdad, la juventud
para él es más real y menos aparente que la verdad,
es bella.  Nuestro autor añora la juventud  y lo
más sorprendente es que no convierte esta añoranza
en trauma sino en sentimiento de admiración y
reconocimiento que le permite hacerla renacer sin complejos, en
cada experiencia vital en l que nuestro autor se deja conmover
hay un retorno a la juventud, me atrevería a decir que
Fernando González es eternamente joven, "Por esos
viñedos y por esas ruinas y entre muchachas de Roma
palpitó en mis arterias el santo ardor de los veinte
años; tornó a mí la juventud de sentidos e
inteligencia
pictórica"
, (p.44) juventud de sentidos que estuvo
siempre patente en cada descripción de las obras de arte con las que
creó un vínculo estrecho cuyo templo fueron los
museos y su extensión, el mundo y las personas, los
espacios que amaba, la tierra, las
personas que tanto admiró y todos los espacios que
captaron su atención. Al acercarse a cada obra de arte,
nuestro autor va en busca de la juventud, se hace libre de
complejos y se adentra en una experiencia sin moral y sin
juicio que sabe conservar muy dentro de sí como
experiencia vital que da un sentido estético a su
existencia y concretamente a sus visitas a los museos; "Yo
creo que se debe ir en busca de la juventud.  Correr, por
ejemplo, por las Termas de Diocleciano o por el Vaticano, entre
pedazos de mármol, y sarcófagos y bustos, hacia los
cuartos en donde están las Venus de Cirene y el Apolo de
Belvedere.  Llega uno, los contempla, se conmueve, toca,
piensa en la juventud y en la
bellezaဦ"
(pp.46-47) "Es un
milagro prodigioso la primavera para un hombre del
trópico; por eso me volvió la plena juventud, el
encontrar milagroso cada instante de la vida"
. (p.51)
Definitivamente la juventud es lo más bello para Fernando
González, eso es lo que más admira de la obra de
arte, de la vida y del hombre mismoဦ
"el día está mejor que yo. Tanta luz y tanto azul,
en vez de alegrarme, me intranquilizan, brotan múltiples
deseos: Estar en Ostia, solo, en vestido de baño,
bocarriba al sol y rodeado de juventud"
. (p.
88)ဦ "Hay que ir a la orilla del mar a
asolear pechos y falos, espaldas y vientres; acumular rayos de
sol para el invierno. ¡Cómo huyes, agradable
juventud!"
(p.102). "ဦdesde el
balcón que domina el mar, seguiré las costumbres
del hombre y pensaré e invocaré a Dios para que me
envíe juventud. ¡a cambio de
todos los goces sensuales, dame, Señor, sabiduría y
belleza!"
(p.132).

 Esta última invocación hace suponer que
además de la evidente admiración de la belleza en
sentido físico, Fernando Gonzáles ha aprendido a
atraparla con una actitud
interior, de tal modo, que la juventud se convierte en una
virtud, en un don que cuando se pierde su expresión
física se
conserva su valor en lo
más íntimo del ser, de este modo, nuestro autor
parece descubrir un elixir de la juventud y el único
proveedor es Dios, por eso considera que lo más digno de
ser obtenido de Dios es, justamente, la juventud, como
sabiduría y belleza.

BELLO ES LO QUE
VIVE

"No es bello sino lo que vive y en cuanto vemos la vida,
la palpitaciónဦ"
(p.
152).  El filósofo de Otraparte llega a esta
afirmación después de la descripción que
hace de la Venus de Cirene. Evidentemente la Venus de Cirene es
una escultura sin cabeza que data del siglo II después de
Cristo una obra inerte si se le lanza una mirada fugaz, pero
Fernando González logra arrancar de ella una
expresión vital imprescindible para la valoración
estética, sólo es bello lo que vive
y en cuanto vemos la vida, la Venus de Cirene para nuestro autor
es palpitación, en ella hay vida y tanto en esta escultura
como en las otras que son objeto de toda su admiración un
aspecto fundamental a la hora de comprenderlas y de abordarlas
desde una visión hermenéutica, es la participación de
los sentidos,
en especial el tacto como llave que abre la puerta a una
comprensión más íntima, nuestro autor lee la
obra de arte con sus manos, con sus caricias, de este modo la
hace hablar; "Pasaba las horas en las Termas de
Diocleciano, esperando a que el custodio del cuarto de la Venus
de Cirene estuviera descuidado, para acariciar el
mármol.  La tengo aquí, mi Venus, en las
manosဦ"
(p.87) así manifiesta
el autor la importancia del contacto, tocar lo que admira, lo que
encuentra bello. Y en esta obra como en las demás siempre
hace una referencia a la juventud "es la mujer en el
segundo preciso; es la virgen en el instante preciso de la plena
juventudဦ"
(p.151). "Esta
mujer vive
realmente; por eso los cristianos creían que allí
estaba Satanás. Se olvida uno de que es una piedra y
tenemos centuplicada la vitalidad, nos sentimos
poseídosဦ"
Por lo tanto,
vitalidad, es otro sinónimo de lo bello en Fernando
González y esta vitalidad la descubre en todas las obras
que admira, ejemplo perfecto, la descripción de El
Hermafrodita Dormido: "Ahí está acostado con
la frágil cabeza entre los brazos, el busto retorcido,
apoyado sobre un pecho que parece un lirio, por lo
efímero, y las piernas atormentadas para no oprimir
demasiado el pene y los testículosဦPues
así está el pálido, atormentado y
frágil Hermafrodita, adormecido en el valor del vago
deseoဦEs un cuerpo pecado; que
atrae y repele.  Cuerpo que nos explica cómo los
atenienses enviaron a Alejandro un efebo, en premio de sus
batallas sublimesဦTodo ese cuerpo pecaminoso
nos atrae, hasta el pequeño y suave pene. 
¡Atracción maligna! De todo él resulta el
complejo de emociones que
forman el infierno de la bellezaဦEs delgado,
femenino y masculino.  Quisiera llevarlo y pegarle y
besarlo, y adorar a Dios en él"
(pp. 121-122)

Esta descripción podría ser entendida como una
proyección de los más perversos deseos de Fernando
González, algo así como una confesión en la
que el autor muestra
claramente su perfil psicológico bajo una represión
que se hace manifiesta en la admiración de una obra de
arte como el Hermafrodita Dormido, pero en realidad es una
descripción muy realista que da vitalidad a la obra y que
le permite relacionarse eficazmente con la dimensión
interior de nuestro autor que muestra aquí su libertad sin
prejuicios y sin prevenciones morales, hace honor ala verdad y se
muestra como un ser humano profundamente sensible y una vez
más vivencial. Y precisamente en El Hermafrodita Dormido,
Fernando González encuentra la máxima
expresión de la belleza en el arte; "El Hermafrodita
constituye el summum de la conquista en
el arte: ¡Reunir en la creación humana las bellezas
de la mujer y del hombre, unificar la Naturaleza en
el mármol!ဦSólo puedo decir
que desde mi encuentro con el Hermafrodita que duerme en el
segundo piso del Museo Nacional de Roma, comprendo muchas cosas
que antes ni sospechaba. El reino de nuestro padre que
está en los cielos tiene muchas
moradasဦEl Hermafrodita griego no es la
sucia inversión, sino la unificación de
las bellezas, Dios padre y Dios madre. En el fondo de la
inversión yace el ansia de
perfecciónဦEstá adormecido,
pero emana de todo él, de todas sus células,
el sentimiento de que aprieta el pecho duramente, que siente
placer-dolor en apretarlo y que pronto se pondrá bocabajo
para comprimir también el sexoဦserá por
ahí de dieciséis años.  Parece que
siempre tendrá esa edad, porque si envejece,
muere!"
(pp.123-124) Atrae la descripción del
autor antioqueño por la lucha de contrarios cuando esta
visión estética se convierte a su vez en una
valoración moral que no admite condiciones, un juego entre la
bueno y lo malo, lo virtuoso y lo pecaminoso, lo divino y lo
humano, la fortaleza y la debilidad, la castidad y la
satisfacción de los deseosဦ"
"Así, el efebo que duerme en el Museo Nacional tiene
como alma el
pecado.  Cada una de sus formas indica el tormento de todos
los deseos humanos, pero que no pueden
realizarseဦ"
(pp.123-124).

POSEER LO
CONTEMPLADO

"Cuando pronunciamos ante algo la palabra bello,
manifestamos un hecho emotivo, la tendencia a poseer lo
contemplado.  En este impulso de posesión de lo bello
y lo bueno, está lo que constituye el instinto de propiedad".
(p.91) Esta tendencia a poseer
lo contemplado es muy importante en la visión
estética de Fernando González que asumía
como suyas las obras de arte que contemplaba, le
pertenecían al admirarlas, al tocarlas y acariciarlas al
hacerlas vibrar y quería llevarlas consigo, creo que lo
logró, se apropió de un sentido y logró uno
de los grandes triunfos de la hermenéutica: llegar al
sentido de la obra y dar mejor razón de ella que la que
podría haber dado el autor.. la comprensión de la
obra de arte de Fernando González en posesión, se
adueña de un sentido que no agota la obra, la conserva tal
como es pero se adentra en ella, no le quita lo esencial pero lo
atrapa. "Al Hermafrodita no se le puede describir; hay que
poseerlo. No hubo tarde que yo no estuviera allá, durante
dos meses, acariciándolo cuando los guardianes se
descuidaban.  Sonaba la campana alas cuatro para cerrar el
Museo y salía con el pecho oprimido".
(p.125) esto
es apropiación, posesión de la obra de arte, que se
logra cuando se encuentra en ella lo bello como apertura a la
esencial. "Belleza. -Se tiene esta cualidad en cuanto uno
se posee a sí mismo".
(p.156).

BELLEZA EN
LA ESCULTURA

En las siguientes citas Fernando González nos da
testimonio de su admiración por la escultura en su
vínculo con el autor a quien se le debe la vida que se
intuye en ella, considera al artista un creador, lo asemeja a
Dios en cuanto a que es capaz de producir algo que genera vida
que se expresa en sus formas. Es fácil demostrar en El
Hermafrodita Dormido la admiración de Fernando
González por la escultura sobretodo en su capacidad para
describirla y relacionarse con ella hasta crear una experiencia
estética vital, son muchos los ejemplos, el mismo
Hermafrodita Dormido, pero como ya ha sido citado, tengamos en
cuenta su descripción de el Galo suicida: "En el
patio menor, a la derecha, en un ángulo, está de
pies, suicidándose, el galo a quien derrotaron las tropas
de Atalo I.  Las piernas poderosas, algo separadas para el
esfuerzo, pues acaba de matar a su mujer, que cae con mucha
decencia, sostenida por la mano izquierda del bárbaro;
gira la cabeza a la derecha para descubrir bien el espacio entre
la clavícula y la garganta, en donde hunde la espada
corta.  Cuerpo de humanidad divinizada.  Pequeño
bigote galo, o sea, que sigue la curva del labio; pelo en
crenchas, grasoso, y al cuello lleva un collar, el torquis. 
El mármol de una pantorrilla tiene una veta
rojiza".
(p. 135)

"El color del
mármol es de tiempo. Esto
es esencial.  El blanco de cal de las estatuas nuevas es
insoportable.  En el arte hay la consagración del
tiempo. Es un elemento psíquico de la belleza, la
antigüedad."
(p.135) Esta consagración del
tiempo en el arte es uno de los aspectos esenciales de la
valoración hecha por nuestro autor envigadeño, el
arte tiene esa propiedad de inmortalizar los instantes y de crear
un arco entre la obra de arte y el artista con el contemplador,
con el que observa en una distancia en el tiempo  evidente,
pero que permite viajes a
través del tiempo favoreciendo un encuentro personal de tres
vías, la obra de arte con el artista y con el sujeto que
admira e interpreta, nuestro autor es un hermeneuta del arte.

"La mujer es la autora, involuntaria, eso sí, de
los hijos.  Nosotros los artistas no tenemos más
hijos que nuestras obras, superiores a los de las madres. 
El escultor es semejante a Dios, más admirable que las
madres; es la madre por excelencia".
(pp.137-138)

"¡Ay, caramba, que estoy completamente joven y
resuelto a escribir un libro que sea como la Venus de Cirene!:
Cuerpo que es sólo la idea de cuerpo materializada en
mármol; un conjunto de formas hecho unidad y que arroja
emoción viva al que contempla, así como una pradera
emana vapor de agua cuando la
acaricia el sol
matutino".
(p.47) La escultura que admira González
es aquella capaz de producir sentimientos vitales, aquella que
sin  salirse de sí misma  logra mostrar lo
más íntimo, obra que habla sin hablar, que se mueve
sin ser movida que muestra sus colores sin
tenerlos, que llora sin llorar, que realiza tenues giros apenas
insinuados obligando al que admira a moverse, tocar, acariciar,
sentir el dolor y la pasión de la obra y dejarse atrapar
por ella. Por eso afirma: "Sólo la escultura es arte
de verdad".
(p.53)

"No tiene el artista concepto ninguno
que no esté circunscrito en la demasía de un
mármol.  Y a esto llega sólo la mano que
obedece al intelecto".
(p.83) Esta cita muestra
cómo Fernando González reconoce al artista como un
genio que no
sólo hace de la mano un instrumento que crea sino que la
convierte en un puente de comunicación con el intelecto a
través del cual se realiza una obra vital que captura
emociones, un sinnúmero de sensibilidades, captura
juventud y belleza que se eterniza en el tiempo. El artista es un
genio en cuanto pone su vida en la obra, se despoja de sí
mismo y le regala lo esencial de sí mismo a la obra que
realiza, por ejemplo, en la Venus de Cirene se refiere al artista
y dice:  "El artista debió quedar
agónico, mucho más vacío que en la
transfusión de sangre.  Su
vida está en la piedra. Se ve la pasión que puso
ahí; se ven las exaltaciones que tuvo".
(p.
151)

GRECIA: CUNA DEL
ARTE

Fernando González conoce el origen del arte, sabe muy
bien que el arte griego ha ejercido  una gran influencia en
la historia del
arte en todo el mundo, de manera especial en roma, reconoce
que el arte del Imperio Romano se
derivó en gran parte de los modelos
griegos.  Nos recuerda las conquistas de Alejando Magno que
trajeron a Roma lo mejor de los artistas y de sus producciones,
hasta embellecerla, en lo que se llamó un intercambio de
culturas, definitivamente, nuestro autor, valora lo original
desde el arte griego que sirvió de modelo al
romano y, en este sentido, encuentra también belleza en el
arte romano; "La belleza escultórica sólo ha
existido en la tierra durante
la vida del pueblo griego"
. (p.159) "De
Grecia tenemos
el arte y el razonamiento"
. (p.162) "Roma produjo
algo cuando se robó a Grecia y se llevó sus
artistas.  Lo romano digno de recordarse en letras y arte es
de origen griego.  Los filósofos y los escultores fueron llevados
como esclavos y embellecieron a Roma".
(p. 147)
"Ahí está el arte romano, el noventa y nueve
por ciento de toda la cosa vieja de los museos; cuando hay algo
bello, es a lo sumo copia de original helénico".

(p. 147)

BELLEZA EN EL
HERMAFRODITA DORMIDO

"Lo bello es lo sencillo y que arroja vida de dentro; la
belleza es centrífuga".
(p.47) Este concepto de
belleza lo aplica a la obra de arte como producción vital, la obra de arte es
entonces una vida que quiere expresarse y que de hecho se expresa
en el contacto con el admirador artista.  De igual manera
este concepto de belleza es aplicado al hombre mismo y evoluciona
de un modo particular en la aplicación del término
egoencia como autoexpresión del ser que se muestra tal
como es, sin complejos, sin prejuicios, haciendo honor a la
verdad, es decir como expresión de autenticidad vivida y
expresada.

"¡Cuán grande es el poder de la
belleza!" la belleza tiene su reino, como repetía Rosario,
la negra que crió a mis hijos".
(p.47) Al tener en
cuenta esta cita pienso en que todos los ambientes en que se
movió nuestro autor favorecieron su modo de valorar el
arte y su concepto de belleza, esta se encuentra en la grandeza
pero en la sencillez también, la negra que crió a
sus hijos tenía un eficaz concepto de belleza validado por
Fernando González que termina citándola con
entusiasmo, un reconocimiento a la sencillez que se hace grande
justamente por ser sencilla sin dejar de serlo, otro atributo que
encuentra en la obra de arte.

"ဦy es propiedad de la belleza
espiritualizar la materia".
(p.50) La materia sin belleza
seria una mole decompuestos una estructura sin
vida que no tendría nada que decir, sería una obra,
pero fea, una producción inútil.  La belleza
tiene la propiedad de espiritualizar la materia en cuanto a que
es la belleza la que atrae al que admira, la que capta una
primera mirada que despierta una honda sensibilidad que en
nuestro autor se convirtió en experiencia vital, un
encuentro de tres vidas; la obra, el autor y el
admirador-artista, ese es Fernando González quien da tanta
importancia a la sensibilidad por la belleza "Cuando
raramente encontramos un ser humano sensible a la belleza y al
bien, nos consolamos, nos sentimos contentos de ser
hombres".
(p.52)

"Ahí me tienes otro adjetivo de los que buscaba
para adueñarme de la belleza.  Pero pequeño,
liviano y natural, una vez escritos, no tiene lo que yo
viví al sentirlos y meditarlos".
(p.53)  Pero
además de estos, son muchos los adjetivos que
podríamos colocar a la belleza teniendo en cuenta el
aporte de Fernando Gonzáles, belleza es perfección,
sencillez, emoción, vida, verdad, natural, pasión,
pecado, virtud, juventud, reposo, insinuación, divinidad,
incitación, vitalidad, sentimiento, sensualidad,
pequeñez, liviandad, amor, sabiduría, fe, todas las
virtudes tendrían una posibilidad de ser usadas como
sinónimos de belleza que define, además como una
tendencia "Y está en el centro del espíritu
el amor, la
tendencia a la belleza.  Esta es para el hombre como
imán para el hierro. Es la
ley de todo lo
viviente, someterse a la belleza".
(p.69); como inducción a hacer algo que no se reconoce
aún como bueno o malo que simplemente es efecto0 de la
pasión que despierta  "ဦel
alma humana no puede ser violentada; ella no se mueve y crece
sino por la instigación de la belleza"
. (p.75);
belleza que sólo puede adecuarse convenientemente cuando
participan todos los sentidos a los que nuestro autor da tanta
importancia "Dejaré que dicten mis narices, mis
ojos, mi tacto, pues también estoy repleto de belleza y
podría dañar algún pequeño
fresco;ဦ"
. (p.81)

"Cuando pronunciamos ante algo la palabra bello,
manifestamos un hecho emotivo, la tendencia a poseer lo
contemplado".
(p.91) Lo bello en Fernando González
guarda, a su vez, una perfecta adecuación con las
emociones, lo emotivo es el punto de partida que le permite
llegar a nuestro autor a una profundización de la obra de
arte a una contemplación de la vida, del mundo, de las
personas, punto de partida para la valoración.  La
emoción lo mueve a tocar, experimentar y emitir finalmente
un juicio que nace de su experiencia vital.

"Bello es lo que produce en el hombre un
incitación a la perfección".
(p. 91)

"Si hay incitación, estímulo vital, el
objeto es bello".
(p. 91)

"ဦpara que un objeto sea bello se
necesita que sea superior al contemplador. La belleza, como
fenómeno humano, es relativa. Hay objetos bellos para el
vulgo".
(p. 91)

"Mientras estemos incitados por la belleza, siempre,
pues no tiene límites,
viviremos intranquilos".
(p. 91)

"Deseo belleza para mí y para mis amigos; deseo
ser casado y soltero; vivir en Roma y en Colombia; hijos y
soledad, viajes y monasterios, mujeres y ascetismo".
(p.
91) La belleza también es deseo en Fernando
González, es más que una sensación que
él mismo vive y experimenta en el encuentro con la obra de
arte pero que desea que todos los seres que tanto ama
experimenten la misma sensación, desea la belleza para
todos, pero en él la reconoce como un juego de
contradicciones que le dan sentido a su vida, contradicciones que
acepta y contra las cuales no lucha desesperadamente,
precisamente en ellas encuentra una manera de aproximarse al arte
y valorarlo.

"Belleza. – Es propiedad divina.  Subjetivamente
consiste en el efecto que causa la contemplación de lo
bueno.  Es un movimiento en
el alma del contemplador".
(p.156) La belleza como
propiedad divina tiene la virtud de participar divinidad al
contemplador que también la posee, de modo  que otro
aspecto fundamental en la valoración estética de
nuestro autor es la posibilidad que la obra de arte da de
comunicarse con el artífice, no sólo con el creador
de la obra de arte, más que eso, con Dios mismo, desea
adorar a Dios en las obras como lo expresó frente al
Hermafrodita Dormido "deseo adorar a Dios en
él"
expresión que podría prestarse a
una crítica
fuerte desde el punto de vista moral pero que nos permite llegar
a algo fascinante en la obra de Fernando Gonzáles y es su
concepción perversa y a la vez sublime de Belleza, en ella
se conjuga lo bueno y lo malo, el pecado y la virtud, lo posible
y lo imposible, lo que se niega pero también lo que se
reconoce.

"Belleza objetiva es propiedad que tienen las apariencias,
en cuanto perfectas, y en virtud de la cual causan
incitación hacia lo mejor, a la imitación, a la
apropiación".
(p. 156)

¿Cuál es la consecuencia de la obra de arte en
Fernando González? "Purificar, ennoblecer al
género
humano".
(p. 51)

¿Cuál es el secreto  del arte? 
"lograr que la obra, estatua, cuadro, escrito o acción,
sea apenas vestido bajo el cual vibre la idea como pecho de joven
bajo tela".
(p. 85)

CONCLUSIÓN

Ecce Homo! He ahí el fin
del arte: producir emoción de grandeza y dignidad;
producir el embellecimiento del género humano". H.D p.
47

"Así es mi arte, una
demasía vital, desbordarse de la sensualidad". H.D
p.85

"En sí misma la esencia de todo arte consiste, como
formula Hegel, en que
"pone al hombre ante sí
mismo"[3]ဦEl
hombre, en cambio, expresa estas ideas en cu propio ser, y porque
es lo que esဦDesde ahora el arte
podrá convertirse en un fenómeno autónomo.
Su tarea ya no será la representación de los
ideales de la naturaleza, sino el encuentro del hombre consigo
mismo en la naturaleza y en el mundo humano e
histórico
".[4]

Lo más fascinante de El Hermafrodita Dormido es el
original concepto de lo estético que nos presenta Fernando
González, el arte en su estrecho vínculo con la
belleza es una experiencia vital en la que el autor se encuentra
consigo mismo. 

El aporte principal, a mi modo de ver, es precisamente la
capacidad de despertar un interés
por lo estético, un gusto por lo bello que nos lanza a la
experiencia del arte no sólo en la obra de arte tan
significativa para nuestro autor pero en la vida misma, en el
mundo, en los demás, en Dios.  La belleza se integra
en esta obra como una dimensión más de nuestra
existencia que nos permite adentrarnos en la esencia y en el
verdadero sentido de la existencia.

 El Hermafrodita Dormido no es un simple relato de las
visitas de Fernando González a los museos europeos o la
exposición de una crítica a los
sistemas
políticos como el De Mussolini en Italia, esta obra
es la expresión de un sentimiento, de un gusto, una
pasión que se hace vida y que adquiere rasgos
característicos en el contacto con lo bello que en un
primer plano se da entre nuestro autor y la obra de arte, pero
que se expresa en un sentimiento vital encantador y
conmovedor.  La virtud de Fernando González es
hacernos partícipes de su gusto pero trascender la
experiencia hasta permitirnos adentrarnos en nosotros mismos, nos
da, y esto se lo agradezco a la lectura de
El Hermafrodita Dormido, un gusto singular que nos apasiona,
despierta el gusto por lo bello ¡Qué buen logro en
medio de tanta sencillez pero profundidad a la vez!. Creo que el
arte es vida y lo bello es vitalidad que se expresa
continuamente, el arte es relación con Dios, consigo
mismo, con los otros, con la creación entera.

BIBLIOGRAFÍA

GONZÁLEZ, Fernando. El Hermafrodita Dormido. IV
Edición. Universidad
Pontificia Bolivariana, Medellín Colombia, 1994.

GADAMER, Hans Georg. Verdad y Método,
Ediciones Sígueme, Salamanca, 2005.

 

 

 

 

 

Autor:

Edison Tamayo Castaño

Seminario "Fernando González"

Docente: Pbro. Dr. César Ramírez

Universidad Pontifica Bolivariana

Medellín, septiembre 24 de 2008, Colombia

[1] GONZÁLEZ, Fernando.
El Hermafrodita Dormido. IV Edición. Universidad
Pontificia Bolivariana, Medellín Colombia, 1994. Fragmento
tomado de la dedicatoria.

[2] GADAMER, Hans Georg. Verdad
y Método, Ediciones Sígueme, Salamanca, 2005. p.
125.

[3] Vorlesungen ubre die
Aesthetik, ed. Lasson, 57: "por lo tanto la necesidad general de
la obra de arte debe buscarse en el pensamiento
del hombre, ya que es un modo de poner ante el hombre lo que
éste es".

[4] GADAMER, Hans Georg. Verdad
y Método, Ediciones Sígueme, Salamanca, 2005. pp.
82-83

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