- Terremoto en los
mercados - Sobre la crisis
que se viene y como evitarla. Crecimiento económico y
brecha externa - La absurda
contracción fiscal - Las
medidas
TERREMOTO EN LOS
MERCADOS
La agudización de la crisis
financiera internacional y sus efectos recesivos en la economía real en los países
industrializados ya está repercutiendo negativamente: en
países como el nuestro se están reduciendo los
precios de los
commodities afectando el sector externo de nuestras
economías y, como consecuencia, los capitales empiezan a
salir generando presiones al alza del tipo de
cambio.
Los inicios de crisis.
Algunos economistas, como OSCAR UGARTECHE y PEDRO PABLO
KUCZYNKI, advirtieron en su momento de las probables y nefastas
consecuencias de la crisis hipotecaria en todo el sistema
financiero y de créditos de EE.UU. (El comercio
23/01/2008).
El problema empezó así: a medida que la demanda de
viviendas se incrementaba los precios subían. La
demanda crecía impulsada por la facilidad de obtener
créditos en el sistema
financiero lo que, ahora lo sabemos, implicó una
flexibilización – en ocasiones extrema- de los requisitos
y condiciones para obtenerlos.
Todo aquello produjo una vorágine de precios al alza,
tasas de interés a
la baja y de demanda de viviendas y créditos tanto
por parte de quienes buscaban comprar casa así como de las
constructoras que buscaban liquidez para construir más y
seguir vendiendo. La espiral capitalista de
generación de riqueza en su máxima
expresión.
Al mismo tiempo los
bancos y otras
instituciones
dedicadas al otorgamiento de créditos hipotecarios
vendían dichas hipotecas las deudas a bancos de
inversiones
para, con la liquidez así obtenida, otorgar más
créditos.
Anatomía del desastre:
Como la demanda por créditos para vivienda continuaba
creciendo con robustez, los bancos, al percatarse de lo
fácil que resultaba vender dichas deudas
encargándoselas aun tercero (banco de inversión), empezaron a relajar las
condiciones de otorgamiento de crédito.
Recordemos que los bancos son intermediarios de liquidez: eso
significa que reciben fondos por los que pagan una tasa de
interés entregan créditos por lo que cobran una
tasa mucho mas alta.
Es decir, a mas créditos entregados a tasa mas altas,
mas utilidades y, por supuesto, mayores bonos(precios del
fin del año) para los funcionarios responsables.
Esa lógica
lleva a que, en algún momento, se llegaran a otorgar
créditos hipotecarios a personas que no podían
acreditar ingresos sin
garantía colateral alguna y sin cuota inicial.
"Con los precios de las viviendas y la demanda al alza, a
nadie le preocupaba que no pudieran pagar. Por ultimo, no
había ningún problema en liquidar la vivienda en
cuestión), explica un ejecutivo de bienes
raíces de MASSACHUSET quien no quiso ser identificado.
Mientras en el siglo descrito continuaba al alza, los bancos
de inversión "Empaquetaban" estas hipotecas (un activo en
términos de flujo de capital) con
otros activos que luego
vendían a través de los mercados de
valores a los
bancos, fondos de cobertura y fondos de pensiones de todo el
mundo.
Según la lógica del desaparecido banco de
inversión, se podía promediar el riesgo de las
malas hipotecas con otros activos menos riesgosos. "Era como
vender 7 gallinazos empaquetados y decir que eran lo mismo que un
cóndor" comentaba un reconocido economista del INSTITUTO
PERUANO DE ECONOMIA (IPE).
Pero aquí habían otros jugadores: las
aseguradoras. Estas aseguraban a quienes compraban estos
instrumentos contra la posibilidad (en aquel entonces
todavía muy remota) del lo pago de las obligaciones
por alguna de las partes.
Y se puso peor. El mismo mecanismo servía para
hipotecar varias veces el mismo inmueble. Por ejemplo, si uno
obtenía un crédito por US$ 110000 era porque ese
era el valor de dicho
activo. Pero con los precios de los muebles subiendo como la
espuma, al año de haber obtenido el mencionado
crédito el valor de la vivienda se había
incrementado en un 40% es decir, ahora su valor era de US$
154000. El propietario podía obtener un crédito
hipotecario adicional por el valor restante: esto es, US$44000 +
lo terrible fue que eso paso varias veces: un departamento porque
se pago inicialmente US$ 150000 podía estar hipotecando 2
ó 3 años después hasta por US$ 500000. Ese
dinero extra
se convertía en consumo y las
deudas extras eran empaquetadas y vendidas.
Si a eso se añade que los créditos se otorgan a
tasa variable – es decir, la tasa podía variar de acuerdo
con las condiciones de la economía y a discreción
de la institución otorgante, solo hacia falta un
empujoncito para caer al precipicio. Luego de unos años
desenfreno, llego el momento de pagar la cuenta,
El empujoncito.
Cuando las personas a quienes se les había dado
crédito sin garantías y sin una adecuada
calificación crediticia empezaron a dejar de pagar, la
señal de alarma debió encenderse entonces. Pero no
lo hizo, había muchísimo dinero en juego. A
medida que mas y mas personas dejaban de pagar, las aseguradoras
(entre ellas la nacionalizada AIG) hacían frente a las
deudas pero la percepción
del riesgo respecto a estos papeles se incremento al punto que
los precios cayeron hasta casi pulverizarse. Así, sin
poder vender
mas hipotecas, los bancos dejaron de prestar originando la
caída de la demanda por viviendas y, con ello, de los
precios.
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