Introducción
"El MERCOSUR no solo
provee a sus miembros
con un mercado amplio,
es también herramienta
fundamental de política
internacional".
Helio Jaguaribe
La temática relacionada con el Mercosur tiene una
relevancia cada vez mayor no sólo para los
países que lo conforman, sino para América
Latina en general, como así también para las
estrategias
políticas y económicas de los
Estados
Unidos, imperio de la región.
Resulta evidente que toda idea de integración se halla relacionada con
un sustrato más profundo que tiene que ver con el
reconocimiento de los otros y sus particularidades y
un "Nosotros" como conjunto que comparte un pasado, un conjunto
de tradiciones heredadas con los que se conformó una
cultura
original
En tal sentido el filósofo Leopoldo Zea considera
que la historia y la
historiografía del pensamiento
latinoamericano tradicionalmente se ha conformado en
relación a Europa, no
obstante tiene una deuda importante respecto a la decisiva
y creciente presencia del pensamiento norteamericano (de EE.UU. y
Canadá), así como una deuda con el pensamiento
asiático y africano que, si bien en grado mucho
menor, se han hecho sentir entre nosotros. En este sentido
parece clave continuar construyendo la historia de nuestras
ideas "por relación a", pero a la vez es necesario ser
capaces de mostrarlas como parte de un movimiento que
las trasciende. Y aquí se manifiesta un elemento decisivo:
aunque la mayoría de los componentes del pensamiento
latinoamericano proviene de una tradición
occidental, la estructura de
éste no es europea sino periférica.
La constitución de un pensamiento de (desde
y/o para) la periferia es una tarea en la que Zea ha
avanzado elaborando un nutrido conjunto de conceptos de los
cuales nos interesó rescatar algunos, en primer
lugar la necesidad de un enfoque, por parte de los periféricos, que tenga en cuenta la
condición periférica o, en otras palabras, que
parta de la relación de dependencia que caracteriza la
existencia de estos con el mundo desarrollado; la necesidad
de asumir el pasado no como pura negación sino que
asuntivamente; recibir lo occidental como asimilación de
la experiencia sufrida, transformándola en instrumento al
servicio de
las metas propias de Latinoamérica se propone
alcanzar tomar conciencia de que
se existe en relación con los otros, lo que significa
reconocer a los demás, dialogar y, en el caso de los otros
latinoamericanos, intentar la integración; trabajar
simultáneamente con las ideas de reconocimiento de las
diferencias del otro y de mestizaje. [1]
Siguiendo con esta línea de construcción del pensamiento
latinoamericano desde la periferia es que planteamos lo
siguiente:
El accionar independiente de las naciones, cualquiera sea
su condición, colisiona ante la presencia de bloques
económicos. En relación a lo antedicho
postulamos que el Mercosur es un símbolo que representa
una salida potable a la situación emergente que atraviesa
América
Latina, como estrategia para
lograr un posicionamiento
en la esfera de competencia del
mercado mundial.
El MERCOSUR, por J.C. de la Vega de la
siguiente manera: "El 26 de marzo de 1991 se firmó el
Tratado de Asunción[2] por el cual
Argentina, Brasil, Uruguay y
Paraguay
decidieron constituir un mercado común que se
conformó definitivamente en diciembre de 1994. El
espíritu que animó a las partes, se basó en
la igualdad
de derechos y
obligaciones
estableciendo una serie de normas para el
período de transición. Este mercado implica la
libre circulación de bienes y
servicios
entre los integrantes, la eliminación de aranceles
aduaneros y el acuerdo de políticas comerciales
macroeconómicas, agrícolas, industriales, fiscales,
monetarias, cambiarias, de capitales, de transporte, de
comunicaciones
y el comercio
exterior"[3]
Este intento de integración, entendida esta como, la
formación de bloques nace de una necesidad funcional, en
que cada uno de los Estados que decide integrarse, lo hace porque
ve en ello una oportunidad de aumentar el bienestar de sus
ciudadanos o simplemente por una cuestión de interés
nacional. [4]
Joseph Nye[5], plantea cuatro condiciones que
él estima como claves a todo proceso de
integración, las cuales influyen en la naturaleza del
compromiso original y la subsiguiente evolución del proceso integrativo.
Estas condiciones son las siguientes:
Simetría o igualdad económica de
unidades: Las diferencias o similitudes de algunos indicadores
como el ingreso per capita y el tamaño de los potenciales
participantes en el proceso integrativo medido por el PNB total,
parece ser de importancia relativa mayor en los procesos de
integración entre Estados menos desarrollados, que en el
caso de Estados altamente desarrollados. Desde esta perspectiva,
MERCOSUR es bastante distinto en sus unidades, lo cual queda
demostrado al comparar el PNB total de Brasil, Argentina, Uruguay
y Paraguay, que expresados en billones de dólares
corresponden respectivamente a 715.4; 279.6; 17.7; 9.0.
[6]
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