El desarrollo de
la democracia
(Parte II) – (Artículo de Opinión)
Mientras que en la primera parte dábamos una
panorámica general de en qué debe consistir el
desarrollo de la democracia, en esta segunda parte analizamos
cómo puede mejorarse la democracia representativa
(el modelo de
democracia usado en la inmensa mayoría de los
países llamados democráticos).
En este tipo de democracia las personas que
conforman el grupo eligen
cada cierto tiempo a sus
representantes y éstos son los encargados de
ejecutar cierta política (de llevar a
la práctica ciertas decisiones en nombre del grupo). La
política a ejecutar es la que previamente han explicado a
sus electores y por la que se han comprometido en caso de ser
elegidos. Este modelo es aplicado en grandes grupos de
personas, es decir en el ámbito de la política
de un país, una región o una ciudad. A
día de hoy para grupos humanos de cierta envergadura es el
único modelo que se ha podido llevar a la
práctica. Tiene la ventaja de facilitar la
gobernabilidad pero el grave inconveniente de reducir a la
mínima expresión la participación del
conjunto de la población del grupo. Además los
pilares teóricos sobre los que se sustenta este modelo no
se cumplen o se cumplen insuficientemente en muchos casos,
convirtiendo de hecho a estas "democracias" en puramente
simbólicas y vacías de contenido. Es por tanto
necesario desarrollar esta técnica democrática por
doble motivo: porque es el modelo usado en la actualidad y por
ahora el único posible en grandes grupos humanos y porque
la mayor parte de sus defectos viene del hecho de la no
aplicación de sus principios
teóricos (mayoritariamente perfectamente desarrollados y
conocidos). En este caso se trata sobre todo de un desarrollo
práctico más que teórico, por lo que su
viabilidad es, en principio (y al margen de voluntades políticas), más a corto plazo.
Los pilares teóricos de la democracia
representativa son la elección mediante sufragio
universal de todos los cargos públicos, la
separación e independencia
de todos los poderes y el control
público de todos ellos.
El desarrollo de la democracia representativa en el
ámbito de un país (democracia
política) debe incluir, entre otros, los siguientes
aspectos:
1. La forma de Estado
más democrática debe ser indudablemente una
república donde TODOS los ciudadanos sean iguales
ante la ley. Es
preferible una república semipresidencialista para
evitar concentrar demasiado poder en una
sola persona, en la
que el jefe de Estado tiene algunos poderes ejecutivos
(política exterior) y nombra (y cesa) al primer ministro o
jefe de gobierno.
éste está sometido al control parlamentario y puede
ser cesado mediante moción de censura (sin necesidad de
presentar un nuevo candidato a primer ministro). Así se
evita que el poder
ejecutivo domine al legislativo. El presidente de la
república podrá disolver las cámaras
parlamentarias previa consulta con el primer ministro y con los
presidentes de dichas cámaras (siempre que la
moción de censura haya prosperado).
2. Una Constitución que garantice
los pilares de la democracia (separación de poderes,
elección de los cargos públicos, etc.) y sobre todo
que garantice los derechos humanos, estableciendo límites a
los mismos para poder compatibilizarlos, haciendo especial
hincapié en dar prioridad a los derechos más
básicos. Si es evidente que hay necesidades humanas
más básicas que otras y es evidente que los
derechos
humanos tratan de garantizar la satisfacción de dichas
necesidades, entonces es evidente que hay derechos más
básicos (más importantes) que otros. Muchas
democracias actuales dan una preponderancia exagerada a ciertos
derechos (a los que normalmente sólo puede acceder una
minoría privilegiada) en detrimento de otros derechos
más básicos de la mayoría de la
población. Debe llegarse a un "equilibrio"
para garantizar un mínimo cumplimiento de todos los
derechos pero a su vez para dar prioridad a ciertos derechos
fundamentales sobre otros más "secundarios". Los derechos
básicos relacionados con la subsistencia o las libertades
fundamentales deberían estar siempre garantizados (derecho
a la alimentación, a la vestimenta, a la
vivienda, al trabajo, a
la
educación, a la sanidad, a la justicia, a la
seguridad, a la
libertad de
expresión, a la libertad de
pensamiento, a
la libertad de reunión, a la información, etc.) y tener la máxima
prioridad. Por ejemplo, el derecho a la propiedad
privada (aun siendo reconocido) no debe eliminar o limitar
excesivamente otros derechos más fundamentales, el Estado
debe establecer una "jerarquía" de derechos para
garantizar sobre todo (aunque no sólo) los más
importantes. Un derecho es más importante cuando tiene
que ver con la satisfacción de las necesidades
(físicas o psicológicas) más básicas
y cuando afecta a muchas personas. No es posible que los
derechos "secundarios" de unos pocos se impongan sobre los
derechos básicos de la mayoría. No es justo ni
lógico. Contradice uno de los principios básicos de
la democracia como es la preponderancia (no confundir con la
falta de respeto) de la
mayoría sobre las minorías. Por ejemplo, la
libertad empresarial de unos pocos no debe contradecir los
derechos laborales de la mayoría. Como dijo
Benjamín Constant, El objetivo es la
seguridad en el goce privado, la libertad es la garantía
dada por las instituciones
para ese goce.
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