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Fe que agrada a Dios (página 2)




Enviado por joel ching Meletz



Partes: 1, 2

Aquellos que hallan en sí mismos estas señales
podrán asegurar (lit., "persuadir") sus corazones en la
presencia de Dios cuando un sentimiento de culpa les haga dudar
de su favor (1 Jn. 3.19). Pero la ausencia de estas
señales demuestra que cualquier seguridad que se
pueda sentir es ilusoria (1 Jn. 1.6; 2.4, 9-11, 23; 3.6-10; 4.8,
20; 2 Jn. 9; 3 Jn. 11). (1)[1]

1.1.2. De lo que se espera

Esperar viene de Esperanza. Parecería que la esperanza
es una necesidad psicológica si el hombre ha
de tener alguna idea en cuanto al futuro. Aun cuando no haya
ninguna base racional para ella, el hombre sigue
teniendo esperanza. Es muy natural que esta esperanza, aun cuando
aparentemente esté justificada, sea transitoria e
ilusoria; y es notable la frecuencia con que los poetas y otros
escritores la califican con epítetos como "leve",
"temblorosa", "débil", "desesperada", "fantasmal". A veces
la Biblia utiliza la esperanza en el sentido convencional.

El que ara, p. ej., debe hacerlo con esperanza (1 Co. 9.10),
porque la esperanza de la recompensa es lo que endulza las
labores. Pero en la mayor parte de los casos la esperanza de que
se ocupa la Biblia es algo muy diferente, y en comparación
con ella apenas podemos reconocer a la primera como esperanza. La
mayor parte de los pensadores seculares en el mundo antiguo no
consideraba la esperanza como una virtud, sino simplemente como
una ilusión temporaria; y Pablo nos dio una descripción precisa de los paganos cuando
dijo que no tenían esperanza (Ef. 2.12; cf. 1 Ts. 4.13),
la razón fundamental de lo cual era que estaban "sin
Dios". La esperanza en el sentido bíblico
específico es posible cuando se cree en el Dios viviente,
que actúa e interviene en la vida humana, y en quien
podemos confiar en que llevará a cabo lo que ha prometido.
Esta esperanza no es producto
del temperamento, ni está condicionada por las
circunstancias u otras posibilidades humanas. No depende de
lo que posee el hombre, ni de lo que sea capaz de hacer por
sí mismo, o de lo que otro pueda hacer por él. Por
ejemplo, nada había en la situación en que se
encontraba Abraham que justificara su esperanza de que Sara
daría a luz un hijo, pero
porque creyó a Dios, pudo creer "en esperanza contra
esperanza" (Ro. 4.18).

En consecuencia, la esperanza bíblica es inseparable
de la fe en Dios. A causa de lo que ha hecho Dios en el
pasado, y particularmente como preparación para la venida
de Cristo, y debido a lo que ha hecho y está haciendo a
través de Cristo, el cristiano se atreve a esperar
bendiciones futuras que por el momento permanecen invisibles (2
Co. 1.10). Nunca se agota para él la bondad de Dios. Lo
mejor es lo que todavía está por venir. Su
esperanza aumenta cuando reflexiona sobre las actividades de Dios
en las Escrituras (Ro. 12.12; 15.4).

Cristo es la esperanza de gloria futura (Col. 1.27). Su
salvación final descansa sobre esa esperanza (Ro. 8.24); y
esa esperanza de salvación es un "yelmo", parte esencial
de su armadura defensiva en la lucha contra el mal (1 Ts. 5.8).
Por cierto que la esperanza no es un barrilete a merced de los
vientos cambiantes, sino "una segura y firme ancla del
alma", que
penetra profundamente dentro del mundo eterno e invisible (He.
6.19). Debido a esta fe el cristiano tiene la seguridad de que
las cosas que espera son reales (He. 11.1); y su fe nunca lo
decepciona (Ro. 5.5).

No hay referencias explícitas a la esperanza en las
enseñanzas de Jesús. Pero él les
enseña a sus discípulos que no deben sentir
ansiedad con respecto al futuro, porque ese futuro está en
las manos de un Padre amante. También los alienta a
esperar que después de su resurrección les
envíe un poder
espiritual renovado que les va a permitir hacer obras aun
más grandes que las que él mismo hizo, vencer el
pecado y
la muerte, y
esperar la participación en su propia gloria eterna. La
resurrección de Jesús dio nuevas fuerzas a su
esperanza. Fue el más portentoso de los actos de Dios en
la historia. Ante
él "el pánico
y la desesperación huyen".

La fe cristiana es esencialmente fe en el Dios que
resucitó a Jesús de entre los muertos (1 P. 1.21).
Este Dios, a quien dirige el cristiano su fe, es "el Dios de
esperanza" que puede llenar al creyente de gozo y paz, y
capacitarlo para abundar en esperanza (Ro. 15.13). Por la
resurrección el cristiano se libra de la triste
condición de tener que esperar en Cristo limitado a este
mundo solamente (1 Co. 15.19). Cristo Jesús es su
esperanza para el tiempo y la
eternidad (1 Ti. 1.1). El llamado a ser discípulo de
Cristo lleva aparejada la esperanza de compartir finalmente su
gloria (Ef. 1.18). Su esperanza está guardada en los
cielos (Col. 1.5), y se cumplirá cuando el Señor
sea revelado (1 P. 1.13).

La existencia de esta esperanza hace imposible que el
cristiano se sienta satisfecho con los goces transitorios (He.
13.14); y es también un acicate para vivir una vida pura
(1 Jn. 3.2-3), y le permite sufrir alegremente. Es digno de notar
cuántas veces el NT relaciona la esperanza con la
"paciencia" o la "fidelidad". Esta virtud es completamente
diferente de la resistencia de
los estoicos, precisamente porque se basa en una esperanza que
ellos desconocían (véase 1 Ts. 1.3; Ro. 5.3-5).

A la luz de lo dicho no nos resulta sorprendente que tan a
menudo se mencione la esperanza como compañera de la fe.
Los héroes de la fe en He. 11 son también faros de
esperanza. Lo más extraordinario quizás sea la
frecuente relación entre la esperanza y el amor,
además de la fe. Esta triple combinación de fe,
esperanza, y amor se
encuentra en 1 Ts. 1.3; 5.8; Gá. 5.5-6; 1 Co. 13.13; He.
6.10-12; 1 P. 1.21-22. Por su relación con el amor, la
esperanza cristiana está libre de todo egoísmo. El
cristiano no espera bendiciones para sí sin desear al
mismo tiempo que otros las disfruten también. Cuando ama a
su prójimo desea que reciba todas las buenas cosas que
sabe que Dios desea darle. Pablo dio pruebas de su
esperanza, al igual que de su amor y de su fe, cuando
devolvió al esclavo Onésimo, que había
huido, a su amo Filemón. La fe, la esperanza, y el
amor son, por lo tanto, inseparables. La esperanza no puede
existir sin la fe, y no es posible tener amor sin esperanza.
Estas tres son las cosas que permanecen (1 Co. 13.13), y juntas
dan forma al modo de vida cristiano.
(2[2])

1.2. La fe es la convicción

La fe es de material espiritual, tiene que ver con Dios. La
convicción aquí es una revelación de la
justicia de
Dios que ha estado sobre
todo hombre desde Adán. Dios lo dijo y lo cumplirá,
así de tajante. No habiendo por otro más grande,
Dios juro por el mismo. Entonces los que Dios ha dicho que se va
a cumplir, se cumplirá a su tiempo, ni un segundo de mas,
ni un segundo de menos, a su tiempo cabal, Kairos o sea tiempo de
Dios.

Los hombres que menciona la Biblia usaron la fe en diferente
momento, y en diferentes circunstancias, ellos solo se basaron en
las santas promesas escritas en las escrituras y los resultados
fueron formidables. En el libro de los
hebreos capitulo 11 vemos una gran lista de héroes que
usaron la fe y vivieron conforme a las promesas que creyeron de
corazón.

1.3. De lo Invisible.

La fe se mueve en lo invisible, pero se manifiesta en lo
material; un ejemplo es la sal, que no se ve al ojo natural como
ocurre su efecto pero si se ve sus resultados. El hombre que se
arma de fe puede desarrollar sus ojos espirituales para entrar al
mundo espiritual, como en el caso de Eliseo, que vio sobre el
monte el gran ejercito de Dios, sin embargo su siervo no
veía nada hasta el profeta intercede por el para que vea
lo espiritual.

Una de las características de los héroes de la
fe es que vieron al Dios invisible, y vieron las promesas,
algunas promesas que no se cumplirían en su tiempo se
cumplirían después, en el tiempo de Dios. En la
época que nos ha tocado vivir es una de incredulidad y
escepticismo. Lo primero es lo contrario a la fe, o sea, que no
cree, sino duda. Lo otro es un disfraz de la misma incredulidad,
con cautela, de repente puede que se cumpla alguna promesa, o no,
pero con mucha sospecha. La fe siempre cree, y no tiene espacio
para la duda. La incredulidad no tiene espacio para la fe. O
tienes o no tienes fe, no hay un punto medio. Jesús le
dijo: Porque me has visto,  Tomás, 
creíste;  bienaventurados los que no vieron,  y
creyeron" Juan  20:29 

CAPÍTULO 2

BENEFICIOS DE LA
FE

2. BENEFICIOS DE LA FE

Tomaremos solo dos puntos para descifrar los beneficios de la
fe. Que beneficios nos ha dado Dios al tenerle fe a El. A su
palabra y a Jesucristo mismo.

2.1 Recibimos aprobación

Porque por ella recibieron aprobación los
antiguos. Heb 11:2 

Para los antiguos la Cruz de Cristo estaba por delante de
ellos, para nosotros quedo atrás. Ellos como nosotros
estamos en las mismas condiciones, lo que nos hace más
cercarnos es la fe en su palabra. Los antiguos tuvieron otros
medios, como
apariciones, experiencias místicas, etc.

2.2. Entendemos la efectividad de su palabra

Por la fe entendemos que el universo fue
preparado por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve no fue
hecho de cosas visibles. Heb 11:3 

Los rabinos judíos
enseñan que antes que Dios formara todo lo que nos rodea
hizo la Tora. Hoy nosotros lo entendemos como palabra de Dios.
Ella fue la que salia de la misma boca de Dios y ordeno que todo
lo creado fuera hecho. San Pedro hace énfasis de esto.
Vale la pena leer todo este capitulo para ver unos elementos que
tienen que ver con nuestra época.

Amados,  esta es la segunda carta que os
escribo,  y en ambas despierto con exhortación
vuestro limpio entendimiento, para que tengáis
memoria de las
palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, 
y del mandamiento del Señor y Salvador dado por vuestros
apóstoles; sabiendo primero esto, que en los postreros
días vendrán burladores,  andando
según sus propias concupiscencias, y diciendo:
¿Dónde está la promesa de su
advenimiento?  Porque desde el día en que los
padres durmieron, todas las cosas permanecen así como
desde el principio de la creación. Estos ignoran
voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la
palabra de Dios los cielos,  y también la tierra,
que proviene del agua y por
el agua
subsiste, por lo cual el mundo de entonces pereció anegado
en agua; pero los cielos y la tierra que
existen ahora,  están reservados por la misma
palabra,  guardados para el fuego en el día del
juicio y de la perdición de los hombres impíos.
Más, OH amados, no ignoréis esto: que para con el
Señor un día es como mil años, y mil
años como un día. El Señor no retarda su
promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es
paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno
perezca,  sino que todos procedan al arrepentimiento.

Pero el día del Señor vendrá como
ladrón en la noche;  en el cual los cielos
pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo
serán deshechos, y la tierra y las
obras que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas
estas cosas han de ser deshechas,  ¡cómo no
debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de
vivir, esperando y apresurándoos para la venida del
día de Dios, en el cual los cielos, 
encendiéndose, serán deshechos,  y los
elementos, siendo quemados, se fundirán!

Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos
nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. Por lo
cual, OH amados, estando en espera de estas cosas,  procurad
con diligencia ser hallados por él sin mancha e
irreprensibles, en paz. Y tened entendido que la paciencia de
nuestro Señor es para salvación; como
también nuestro amado hermano Pablo, según la
sabiduría que le ha sido dada,  os ha escrito, casi
en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas;
entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las
cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como
también las otras Escrituras, para su propia
perdición. Así que vosotros, OH amados,
sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que
arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de
vuestra firmeza. Antes bien, creced en la gracia y el
conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A
él sea gloria ahora y hasta el día de la
eternidad.  Amén. 2Pe 3: 1 -18 

Los elementos subrayados tienen relación con la palabra
de Dios para vigorizar la fe. Al creer a Dios con una fe ciega,
es necesario que lo hagamos basados en las santas escrituras en
su correcta interpretación. La época que nos ha
tocado vivir demanda una fe
que crea de verdad en la palabra de Dios.

CAPÍTULO 3

 

LO IMPOSIBLE ANTE LA
FE

3. LO IMPOSIBLE ANTE LA FE

  "Por la fe Abel ofreció a Dios un mejor
sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó el
testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus
ofrendas; y
por la fe, estando muerto, todavía habla." Heb
11:4 

El que tiene fe, no puede tener incredulidad. Donde hay fe, no
puede haber duda. Es una fe que cree. Por medio de ella podemos
ofrecer sacrificio a Dios, y alcanzar la justificación, y
ofrendar ofrendas agradables ante Dios. La fe es la antitesis de
la incredulidad. Si dudas, entonces no tienes fe, podrás
tener otra cosas, quizás sugestión, pero no fe.
Veamos algo más de Abel.

Abel Segundo hijo de Adán y Eva, y hermano (tal vez
mellizo, Gn. 4.1-2) de *Caín. A veces se relaciona este
nombre con el ac. Aplu, el sumerio ibila, "hijo", o el ac. ibilu,
"camello", pero estas asociaciones no pasan de ser conjeturas.
Abel fue un hombre justo (dikaios, Mt. 23.35), y cuando, como
pastor (Gn. 4.2), presentó una ofrenda de los
primogénitos de su rebaño, Dios la aceptó
(Gn. 4.4; He. 11.4).  Posteriormente fue asesinado por
Caín, sin dejar, hasta donde podamos saberlo,
descendencia. Está claro que para Cristo se trataba de una
persona
histórica (Mt. 23.35; Lc. 11.51).

Era imposible agradar a Dios por medio de las ofrendas, ya que
toda la raza estaba  corrompida. Pero, Caín, pudo
agradara Dios por medio de su ofrenda. Rompió el paradigma, y
dijo: ¡ si se puede agradar a Dios ¡. Satanás
al ver la escena no le quedo más que inducir a Caín
para que lo matara. Pero nunca se imagino que aun muerto siga
hablando. Todos los que mueren en Cristo no mueren eternamente
sino momentáneamente.

Así como Abel en toda la historia bíblica se
menciona a varios mártires que no estuvieron de acuerdo a
vivir en el sistema de este
mundo. Algunos murieron otros se los tuvo que llevar Dios en el
caso de Enoc y Elías. La mayoría de los profetas
llamados por Dios tuvieron que pagar el precio por su
llamado y vocación, no así los asalariados. Todos
los que antecedieron a Jesucristo  vivieron una vida
imposible. Una vida anormal ante los ojos de sus
contemporáneas.

Ellos tuvieron que hacer la diferencia, marcaron el paso, sin
embargo nunca aparecerán en el libro de los imposibles
porque no es de material mundano.

Quizás no dieron muchas conferencias sobre principios y
valores, pero
les toco que enseñarlos en vida propia para un pueblo que
tenían que seguir su dechado. Nunca fueron invitados a
grandes catedrales de vidrios a dar alguna de sus ponencias, pero
nunca les falto algún ser humano que andaba buscando el
camino correcto para escapar de la ira venidera.

Nunca poseyeron el pase para asistir a una asamblea general
eclesiástica para dar sus puntos de vista en
relación a la ortodoxia que desde hace varios decenios se
ha perdido. Sin embargo sus biografías siguen
siendo leídas por los inquisidores del pequeño
remanente que aun cree en el advenimiento de quien les hizo el
llamado. Ellos son los que forman el grupo de los
teólogos olvidados por sus contemporáneos. Me
imagino que si se les diere un espacio en nuestras congregaciones
saturadas del mercantilismo
eclesiástico, no faltaría uno de ellos que se
armara de valor y diera
cientos de azotes a los cambistas y banqueros que integran
nuestras comunidades de fe, los responsables de inculcar una
teología de la prosperidad y acomodo, contrario a Ellos,
que vivieron lo imposible.

CAPÍTULO 4

LA FE NUESTRA IDENTIDAD
DIVINA

4. LA FE, NUESTRA IDENTIDAD DIVINA.

Por la fe Enoc fue trasladado al cielo para que
no viera muerte; Y NO
FUE HALLADO PORQUE DIOS LO TRASLADO; porque antes de ser
trasladado recibió testimonio de haber agradado a
Dios. Heb 11:5 

En este trozo de la escritura,
traslado es sinónimo de agrado a Dios. Si Enoc viviera en
nuestra época, se espantaría de ver lo que se dice
o se conoce como cristianismo.
Vemos un grupo de personas que viven una vida afanada por agradar
al mismo hombre. Lejos de ser un movimiento de
anticorriente, o de oposición ante el sistema religioso
mundano.

Si Noe volviera a la vida, sin duda alguna prepararía
de inmediato otra arca y desafiaría a la humanidad con su
fe. Pues, son los mismos días que vivió los que se
están viviendo en el día de hoy. Tristemente nadie
marca la
diferencia entre uno y lo otro. El sistema gerencial
eclesiástico ha invadido todo lo que se conoce por
evangelicalismo.

La Iglesia de
Jesucristo deberá pensar y ver como estos titanes, Noe y
Enoc. Su deseo deberá ser siempre agradar a Dios sobre
todas las cosas, su identidad deberá ser solamente la
santidad de Cristo. No debe desear otra cosa más que eso,
la pureza de su Señor. El remanente que de ella aun queda
ha hecho bien al resistirse a corrientes opacas que como
espejismos dan soluciones
paliativas sin raíces profundas.

Aparte de la santidad, otro signo que debe identificar la
Iglesia de Dios es su amor. Los líderes que nos presiden
deben ser Agentes de unidad local La Iglesia se ve con la
necesidad de tener líderes que fomenten la unidad. Su
crecimiento se basa en la unidad, y esta solo se podrá dar
si sus líderes son ejemplo de tal unidad. Por eso es vital
ejercer un liderazgo
relacional.  Por esa razón, se hace tan necesario
para la iglesia, los caracteres ecuménicos 
comprometidos, así como los caracteres de la unidad que
existieron en el Antiguo
Testamento para el Pueblo de Israel,
caracteres de la unidad en el Nuevo Testamento para la Iglesia
pasada. Que ellos estén deseosos de pagar el precio y dar
su vida si  fuere el caso, por amor a Cristo y su
iglesia,

a)       Hacia un Liderazgo
relacional

Nuestra propuesta para el crecimiento integral de la Iglesia
local es enriquecer las relaciones de los miembros de la iglesia
por medio de su liderazgo. A esta propuesta surge la siguiente
pregunta. ¿Por qué necesitamos un tipo de liderazgo
diferente? Por que la iglesia de la actualidad tiene los mismos
retos, como los tuvo la Iglesia del siglo I.

Hay crisis de
Identidad en la Iglesia de Dios. Cuando se analiza las
características de la Iglesia del siglo I, opuesto a las
características de la Iglesia de Dios de la
Profecía del siglo XXI, veremos un gran abismo que las
separa. Ante las Características de la Iglesia del Siglo
I, la iglesia del siglo XXI adolece del genuino amor. Sus lideres
no vive el amor Ágape, 1Jn. 4, no viven el gran
mandamiento, Mt.22, la carencia de estos elementos se refleja en
el liderazgo dentro de la Iglesia de Dios del Siglo XXl. La
necesidad urgente hoy es restaurar esa identidad. El amor
ágape se hace tan necesario hoy dentro de la Iglesia
local, donde Pastor, lideres y miembros de la Iglesia trabajen
por la unidad, amando a Dios y a su semejante como así
mismo, Mt.6.

CAPÍTULO 5

PREREQUISITO
PARA
AGRADAR A DIOS

5. PREREQUISITO PARA AGRADAR A DIOS

Y sin fe es imposible agradar a Dios; porque es
necesario que el que se acerca a Dios crea que El existe, y que
es remunerador de los que le buscan. Heb 11:6 

Con este apartado concluyo mi pequeño ensayo "Fe que
agrada a Dios". Cuando hablo de fe, hablo de acción.
Santiago dice que sin obras la fe es muerta. La acción u
obras es el complemento de la fe .No estamos hablando de una fe
teórica, o abstracta. Esta fe que solamente es para vivos,
pues Dios es Dios de vivos y no de muertos.

Esa fe que agrada a Dios es aquella que cree que Dios existe,
es una fe que se debe ver no simplemente como un sentimiento o un
estado de ánimo, sino como un principio. Una fe que cree o
cree. No se puede dar el lujo de dudar sino decir que las
promesas de Dios son si, y solo si, Amen en el amado.

La fe que agrada a Dios es la que nace en el mismo
corazón de Dios, y su única fuente es Dios mismo.
No se puede encontrar en otro lugar al menos que sea el. Si
quieres saber mas acerca de la fe en Dios, debes acudir al lugar
indicado, no se puede de otra manera. Solamente en las santas
escrituras podrás encontrar los grandes eventos de la fe
en Dios.

Debes de renunciar a otras posibilidades, a otras fuentes de
apoyo que no sea Dios. San Pablo lo dijo: "Por fe andamos y no
por vista".Todos los héroes que convivieron con Dios
aprendieron a vivir por fe en Dios. El que se refugia de esta fe
no le llegara a faltar nada, pues lo tendrá todo. Dios, lo
único que pide es que creas que el existe, y que es
remunerador de los que le buscan. No es mayor cosa que nos pide,
tan solo que creamos a el, que no vivamos una fe divorciada. Sino
una fe ligada a el.

Reflexionemos, ¿Por qué la humanidad sufre
mucho?, porque pone su fe en donde no debe ponerla,
equivocadamente la pone en personas que les ofrecen ayudarlas y
las defraudan porque ofrecen y no pueden cumplirles. Pero, si
desde un principio hubieran puesto toda su fe en Dios, quien por
medio de su palabra lees ofrece ayuda, El les cumplirá;
pues el no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que
se arrepientan.

De hoy en adelante, en este preciso momento, haremos un
convenio con Dios. De creerle a El antes que a nadie, si es
posible no creerle a nadie, para no seguir sufriendo. Que el nos
enseñe por su palabra a esperar pacientemente en El. Dejar
que nuestra fe se nutra en el, se regocije en el, que nuestra
delicia sea solamente en el. Escuchar el eco de su palabra en
nuestros sentidos, que haga eco en nuestra mente para saber cual
es su perfecta voluntad.

Quizás, habrá que hacer algunos arreglos.
Posiblemente renunciar a ciertos patrones de conducta. Pero,
no temas. Cree solamente. No es imposible, cree que con la fe en
Dios todo será posible. Otros han tomado esta
decisión personal,
tú no eres el primero ni el único, otros pasaron
por aquí y triunfaron, hicieron la diferencia. Ahora
están del otro lado del puente esperando por ti, para que
te añadas a la gran lista de los héroes de la fe.
Escucha la voz del Señor: "No temas, cree solamente". Las
santas escrituras dice: " ! Hoy es el día de
salvación, hoy ha venido la salvación a tu casa,
por cuanto tu también eres hijo de Dios ¡". Es
menester hacer fiesta.

 

 

 

 

 

Autor:

Lic. MA. Joel Ching Meletz

La bella Guatemala
diciembre del 2007

 [1]  L. Berkhof, The
Assurance of Faith; G. Delling, TDNT 6, pp. 310s; R.
Schippers,

 [2] °J. J. von Allmen,
Vocubalario bíblico, 1968; °R. Bultmann,

Partes: 1, 2
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