RESUMEN
El presente artículo pretende establecer las
diferencias que existen entre los conceptos de Identidad
Nacional e Identidad Ciudadana respectivamente, en la
sociedad
peruana. Con frecuencia, al señalar que para el
Perú sigue siendo un problema la identidad nacional
seguimos aferrándonos a conceptos y propuestas elaboradas
cuando no existía la
comunicación vía satélite, el
ciberespacio como instrumento que facilita la información o la
globalización como fenómeno
político-económico.
El mundo y su geografía, así
como el hombre y la
sociedad en general han cambiado drásticamente en las
últimas décadas y los peruanos en particular
también. Afirmar hoy que carecemos de identidad nacional
significa que, a pesar de los siglos transcurridos desde la etapa
pre-colombina, no hemos sido capaces de desarrollar pensamientos
y sentimientos que nos identifican como Nación.
Lo que no existe en realidad es identidad ciudadana, entendida
ésta como el
conocimiento y plena aceptación del cuerpo
jurídico que da forma al conjunto de principios,
leyes, deberes
y derechos del
estado
peruano. El rechazo a un Estado que solo atiende a quienes pueden
acceder a él vía una buena formación
académica provoca resentimiento que son interpretados,
interesadamente, como falta de identidad nacional entre los
peruanos. Ese es el
problema.
SOBRE NUESTRA IDENTIDAD
NACIONAL
Tratar de entender al Perú como Nación
es un ejercicio dialéctico que exige reflexionar con
serenidad, por tratarse de un tema bastante sensible que
compromete pensamientos y sentimientos acerca de lo que
consideramos ser peruano.
Empecemos por tratar de encontrar una definición
sencilla, de las muchas que existen según la perspectiva o
postura ideológica, acerca de lo que es o
debería ser identidad nacional. Podríamos ensayar
una definición diciendo que se trata del conjunto de
características que hacen a un pueblo diferente de otro;
estas características son las manifestaciones culturales,
sociológicas, psicológicas, etc. de un grupo de
personas que las hace singulares y que les permite existir como
comunidad o
mejor dicho, como comunidad nacional.
La comunidad nacional se organiza y se ampara en un
cuerpo de leyes, normas y
reglamentos que configuran al Estado como la estructura
orgánica y jurídica que da vida oficial a la
Nación; el Estado nace
al influjo absolutamente voluntario de quienes optan por
pertenecer al mismo; de lo contrario el ciudadano puede
desde hace mucho cambiar su nacionalidad o
lo que es mejor, luchar democráticamente por cambiar
aquella norma o conjunto de normas que con fundamento considera
que afectan en bien común o el bienestar general de la
Nación a la que pertenece y a la que se debe.
Agreguemos que el concepto de
identidad nacional, o identidad simplemente, está
estrechamente vinculado al de "diferencia", y al pensar en el
concepto "diferencia" debemos asociarlo con diversidad de
identidades o diversidad de naciones o diversidad de culturas.
Ese es el Perú que existe en el imaginario al tratar de
definirlo: un País formado por diversidad de naciones (o
por diversidad de culturas).
El Perú, al estar formado como una agrupación de
naciones conforma entonces una amalgama de culturas y comunidades
que no han terminado de fundirse o reconocerse como un
único pueblo. Se recurre a la concepción de
multiculturalidad para querer decir que en nuestra realidad de
peruanos del siglo XXI son mayores las diferencias que las
coincidencias entre pueblos como el aymara, el quechua, el
shipibo, el asiático-peruano, afro-peruano, etc.
Por lo tanto, la integración nacional entendida como la
fusión
de pueblos y naciones que son el ser de todo País, es
todavía un sueño difícil de realizar. Basta
mirar las diferencias culturales, idiomáticas y
étnicas de unos y otros que a través de los siglos
no hemos podido borrar o siquiera atenuar.
En consecuencia, siguiendo la lógica
de este discurso,
todavía no se ha formado una auténtica
nación peruana y navegamos en el caos rumbo a la
desintegración social, política, cultural,
etc. Es lo que explicaría incluso el surgimiento de
movimientos subversivos, regionalismos a ultranza, racismo, etc.
como temas transversales en la escuela de la
vida peruana.
Nadie puede negar la existencia actual en nuestro territorio
de pueblos y culturas vivas que existen y han existido desde
tiempos inmemoriales y a pesar de lo históricamente
acontecido con la llegada de la cultura
occidental y cristiana mantienen sus características que
las tornan únicas, admiradas y respetadas.
Pero tampoco se puede negar el desplazamiento a lo largo y
ancho de nuestro territorio de pobladores pertenecientes a esos
pueblos y culturas vivas, empujados a dejar sus lugares de origen
por carencias e ilusiones originando verdaderos movimientos
migratorios, que empezaron a mediados del siglo pasado, para
terminar configurando ciudades y regiones coloreadas de un
mestizaje que todavía se antoja
caótico para muchos, especialmente para
antropólogos y urbanistas. Pero mestizaje al fin que
después de siglos de convivencia en un mismo territorio o
espacio llamado Perú en el que para bien o para mal hemos
tenido la oportunidad de nacer, crecer y desarrollarnos como
personas estamos logrando consolidar sentimientos y actitudes
comunes que nos distinguen como grupo, como comunidad, como
Nación única e irrepetible.
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