Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

La regulación afectiva y sus vicisitudes aplicadas al sobrepeso en la adolescencia y la niñez (página 2)




Enviado por Felix Larocca



Partes: 1, 2

Durante este período el órgano cerebral genera
muy rápidamente ácidos
nucleicos cuyos efectos se encargan de programar procesos del
desarrollo con
una intensidad única por la duración total del
ciclo vital, como ya sabemos. Esta producción de material nuclear y de
 material genético mitocondrial está
influenciada por eventos externos,
muy específicamente por los que se originan y son
provenientes del entorno socio-afectivo.

Por cierto, recientes concepciones del desarrollo
humano hacen uso de un "modelo
transaccional", que conceptualiza la evolución del niño y su organización cerebral como un proceso de
comunicación entre (a) programas
codificados genéticamente para la formación de
estructuras y
conexiones entre organizaciones
somáticas y (b) las influencias provenientes del medio ambiente
que lo rodea.

La interface entre Naturaleza y
el Cuidado Materno (Nature vs. Nurture) tiene lugar
en la interacción psicobiológica que
existe entre la madre y el bebé. O visto de otra manera,
entre la herencia y el
entorno socio-psicológico.

De esto deducimos que la experiencia proveniente del medio
ecológico es crítica
para la diferenciación y madurez de la matriz del
cerebro, y que el
potencial natural solo puede ser realizado si a este proceso
contribuyen actividades del entorno.

Una cantidad enorme de pruebas se ha
acumulado, confirmando el principio de que las redes corticales y
subcorticales cerebrales son engendradas por un programa
genético caracterizado por una sobreproducción
inicial de conexiones sinápticas, la que de inmediato es
seguida por un proceso controlado por las actividades del medio
ambiente.
Proceso, este último de interacción competitiva,
para lograr seleccionar las conexiones que sean las más
idóneas para procesar la información proveniente del ambiente
circundante.

Neuronas

Estas actividades forman parte de nuestro entendimiento de que
el cerebro es un organismo que se auto-organiza y auto-regula,
especialmente durante su desarrollo incipiente.

Con estas consideraciones, concluimos con los aspectos
más amplios de esta tesis,
adoptando la posición de que existe una relación
directa entre un entorno socioemocional propiciador y un cerebro
en estado de
evolución óptima — lo que garantiza la salud mental
futura del neonato.

Prosigamos

Una de las contribuciones mayores de la neurociencia
del desarrollo, ha sido establecer que el cerebro del niño
fue diseñado para amoldarse a las demandas del medio en
que progresa.

El cerebro como
órgano de dependencia social

El cerebro se concibe, entonces, como órgano que
responde al estímulo de factores biosociales o
bioecológicos y que se amolda a las exigencias y demandas
de su hábitat
con el que se mantiene en constante comunicación, directa
e indirecta, por la duración de toda la vida.

En este respecto, ambos, Darwin (The
Expression of Emotions in Man and Animals
) y Freud (The
Project
for a Scientific Psychology) sugirieron dos
cosas, que los movimientos de expresión de la cara y del
cuerpo tienen como propósito establecer la
comunicación más temprana entre la madre y su
cría (Darwin). Mientras que por su parte, y en un esfuerzo
dramático a vincular la psicología y la
neurología, Freud mantuvo que eventos traumáticos
en las etapas tempranas del desarrollo incrementaban el riesgo de sufrir
de trastornos de adaptación y emocionales más
adelante. (Véanse mis contribuciones al respecto).

Lo antedicho, parece axiomático

Prosigamos

Para continuar en esta fase de nuestra tesis, debemos de
considerar las contribuciones que hicieran John Bowlby y sus
prosélitos en el estudio del apego del infante y de su
fusión
(bonding) con la figura materna.

Sistema mesolímbico

En su concepción de los eventos, Bowlby teorizó
que los procesos del desarrollo son producto de la
interacción entre una asignación genética
especial del niño, actuando en tándem con una
reserva de adaptación potencial a las demandas del medio
que lo rodea — especialmente con esa figura o entidad especial,
representada por la mamá.

En su libro
Attachment, Bowlby describe en detalle los mecanismos que
intervienen para lograr la emergencia de un sistema
biológico de control que
modula y regula los estados de excitación y de
estimulación en el niño — aquí entran en
juego las
neuronas espejo y la teoría
de la mente. Estos todos son mecanismos que hoy se conoce que
proceden, y que son asimismo codificados, por las actividades
neuroquímicas del cerebro. (Véanse mis
publicaciones al respecto).

Para asimismo comprender las funciones que
actúan como fulcros dentro de los sistemas que
controlan nuestros afectos debemos de entender las contribuciones
que a las mismas hace el sistema de activación reticular,
ya estudiado en otras ponencias.

Sistema de
activación reticular

En la parte central del tronco encefálico existe un
conjunto de núcleos conocido como la formación
reticular. Estos núcleos reciben señales
de la mayoría de los sistemas sensoriales del cuerpo
(visión, olfato, gusto) y de otras partes del sistema
nervioso central (SNC), como son el cerebelo y los hemisferios
cerebrales.

Apego normal. Mujer de
Mali

Algunas neuronas de la formación reticular emiten
proyecciones que conectan con los nervios motores de la
columna vertebral mediando actividades de control regulatorias en
los sistemas respiratorio y cardiovascular. Además,
también existen neuronas que se extienden por la mayor
parte del encéfalo propagándose en todas las
direcciones. Las fibras ascendentes de esta formación
reticular forman una red que se denomina
"sistema de activación reticular". éste es
el módulo que participa en las actividades de los estados
de alerta, en el grado total de consciencia y en la
excitación cerebral — factores que pueden estar
alterados en los pacientes deprimidos y en niños o
adultos que son hiperactivos.

Las funciones de este sistema pueden resumirse indicando que
éstas nos ayudan a enfocar y a distinguir entre la
importancia de cualquier estímulo, y la idoneidad de la
posible respuesta  al mismo — permitiéndonos
discernir cuáles impulsos necesitan nuestra mayor atención, por su importancia a nuestro
bienestar, y cuáles pueden sernos nimios.

Las funciones
reguladoras que nos asisten en la supervivencia

La supervivencia de los organismos vivientes depende del
mantenimiento
de un delicado, preciso, y harmonioso equilibrio, u
homeostasis,
en medio de impulsos que originan de estresantes externos e
internos.

El estrés,
como ya hemos estudiado en otras ponencias, es un término
de alcance muy amplio que describe la impresión subjetiva
que se produce cuando leemos una novela
conmovedora, o cuando confrontamos una situación
potencialmente peligrosa y nuestras respuestas o reacciones
neuroquímicas a la presencia de dichos fenómenos
excitantes.

Las acciones
mencionadas fueron diseñadas para promover actividades
adaptivas a los apremios físicos y psicológicos y
para mantener nuestra estabilidad homeostática en
armonía constante.

El equilibrio exitoso frente a una excitación se
caracteriza por una respuesta neuroquímica rápida
que termina en el tiempo
apropiado, o que cesa bajo la influencia de medidas reguladoras
que previenen la ocurrencia de una sobre-corrección
excesiva.

Tenemos evidencia de que estas funciones críticas
están mediadas por el sistema
simpático-adreno-medular (SAM) y por del eje
hipotálamo-pituitario-adreno-cortical (HPA).

Hoy se ha establecido que el umbral de estimulación del
SAM es menor que el del HPA, y que la neuroquímica del
primero está regulada por la hormona principal del
estrés, el factor secretor de la corticotropina (CRF) que
reglamenta el metabolismo de
la descargas de las catecolaminas en el sistema nervioso
simpático, y del glucocorticoide, cortisol.

Pero, ¿qué sucede cuando el niño nace
equipado con un organismo que, debido a factores
traumáticos, no puede inhibir sus respuestas a
incitaciones internas o externas, como sucede con quienes sufren
de los trastornos de los déficits de la atención, o
que padecen de problemas del
comportamiento
que interfieren con la capacidad de seleccionar respuestas
adaptivas condicionadas por el entorno familiar o social?

Veamos el caso de
Dafne

Esta niña nació dentro de una familia en la
cual la obesidad era
un elemento común y en la cual la comida constituía
una fuente esencial de actividad tanto social como
placentera.

Desde chica se habituó a que la consideraran
retraída y tímida, tanto así que su
apariencia huidiza era algo a la que todos se habían
acostumbrado y que parecía que para ella fuera lo
normal.

Todo cambiaría a los quince años, cuando le
diagnosticaran la diabetes
incipiente y una forma de obesidad que interfería con sus
períodos menstruales.

La familia optó por traerla a la consulta

La evaluación
inicial indicaba que factores de índole emocional
complicaban el cuadro clínico; presentando, indicaciones
de que existieran posibilidades, aunque vagas, de que un
trastorno depresivo existía.

La niña, por su parte, se mantenía indiferente a
sus problemas, como en seguida veremos.

Dafne mostraba una indolencia total al hecho de que sus
prendas de vestir requerían que fueran hechas
especialmente ya que los establecimientos comerciales no
ofrecían su tamaño. "Eso a mí no me
importa", respondía a quien lo mencionara.

Tampoco parecía afectarla que sus compañeras de
colegio, la evitaran, excluyéndola de toda actividad
social.

"A mí lo que más me gusta es estar sola",
solía repetir sin ningún miramiento.

En medio de esto, varios regímenes dietéticos
iniciados por un número de profesionales, antes de que
fuera evaluada por nosotros, habían dado muy pocos
resultados.

Con ese historial nos conocimos

Durante la entrevista
inicial, Dafne se expresó con parquedad de palabras y
mantuvo una actitud
esquiva.

Negó que tuviera problema alguno y rehusó
considerar la posibilidad de efectuar cambios en su estilo de vida
para perder algunas libras.

 "A mí no me interesa ser delgada…"
Afirmó solemnemente. Rehusando retornar a otras
sesiones.

Se la notaba sobre-inhibida y sobre-controlada, tendiendo a
cerrar con estreches las mandíbulas, de manera muy
comprimida, como si tuviese bruxismo diurno. Sus manos se
cerraban entrelazadas en sujeción muy firme, mientras que
sus dilatadas pupilas delataban que estaba muy alerta y en la
defensiva.

Se formuló diagnósticamente que en este caso la
entrada en la adolescencia
había intensificado una rebelión hacia los padres
que se originó, mucho antes, cuando un hermano menor vino
al mundo. Ello dio comienzo de la aparición de
comportamientos de regulación excesivos.

Dafne estaba controlada en exceso, aunque comía sin
pensarlo y sin detenerse — quizás por el efecto
paliativo de la misma — la comida, que para ella, representaba
un emoliente emocional.

Después que el hermanito naciera, la niña
sufrió de un período de encopresis prolongado y de
pataletas en las que retenía la respiración perdiendo la conciencia.
Mientras que su situación escolar, más adelante, se
caracterizó por una rendición académica
marginal y por una resistencia
pasiva hacia la autoridad de
los profesores.

¿Qué sucedió en este caso?

Lo que pasaría fue que los sistemas de
regulación afectiva en esta adolescente se constituyeron
en la base de su problema, ya que parecieran haber conducido al
desarrollo de una actitud oposicional y controladora para
responder a las demandas de su existencia temprana.

Para lograr hacer que esta paciente perdiera de peso, algo que
decía no le fuera de interés,
la terapia intensiva fue necesaria desde el comienzo del
tratamiento.

A regañadientes, Dafne accedió a empezar la
terapia

Las fases tempranas del proceso se caracterizaron por
silencios prolongados, interrumpidos por respuestas en
monosílabos que la paciente ofreciera con mucho aguijoneo
por parte del terapeuta.

El médico, armado con el mayor de los entusiasmos,
adquirió conocimientos  de las labores
académicas en las que la paciente estaba envuelta,
ofreciéndole asistencia en las mismas.

Al principio la ayuda fue rechazada, hasta que un día,
Dafne, tímidamente requirió del terapeuta,
asistencia en un tema de la ecología de las Islas
Galápagos y en otra ocasión de las
características de la ciudad andina de Machu Picchu. En
ambas ocasiones la paciente resultaría siendo recompensada
por un cúmulo inesperado de material relevante, porque el
terapeuta había visitado ambos lugares.

Esta obertura dio comienzo a la terapia genuina y a la
adopción de un plan de comer que
resultaría en pérdidas significativas del peso en
exceso.

¡Pobre madre! — ¡pobre
bebé!

Duncan

Hijo adoptivo de dos profesores de psicología en una
universidad del
medio oeste norteamericano.

Al nacer, su peso fue de 3 libras y media, requiriendo que
permaneciera en cuidados intensivos por varias semanas.

Fue recibido a los seis meses por sus nuevos padres, quienes
describieron que en todo Duncan era lento, con la
excepción de su hiperactividad destructiva.

Mordía, rompía, maltrataba los animales de la
casa, vaciaba las peceras, jugaba con el fuego, era propenso a
las pataletas y no aceptaba límites de
ningún
origen.                                         

Estaba en movimiento
"perpetuo" lamentaba el papá.

Su peso empezó a aumentar cuando tenía menos de
un año de edad. Más adelante, cuando cumplió
los seis años comenzó el uso del metilfenidato
(Ritalina) para sus trastornos de la atención, lo
que no afectaría su apetito tan voraz como insaciable.

A los doce años, y ya pesando 267 libras, fue referido
para evaluación y terapia.

Su presentación y apariencia eran la de un joven obeso
con una marcada incapacidad de inhibir sus comportamientos
verbales.

Respondía de manera impulsiva, antes de que las
preguntas fueran formuladas en su totalidad, demostrando una
capacidad de intuición social muy limitada, como estilan
los niños autistas o los que sufren del síndrome de
Asperger. (Véanse mis escritos al respecto).

Carecía de amigos y se ocupaba solamente de jugar
Nintendo y de ver películas de horror en la
televisión.

Dedito

Sus hábitos alimenticios eran atroces, consumiendo
montañas de comida de manera muy rápida, para
continuar comiendo más, luego de haber terminado una
colación enorme.

El azúcar
y los refrescos constituían los componentes esenciales de
su dieta, seguido por fast foods de todas las variedades y
en las mayores cantidades posibles.

Evitaba toda actividad física,
ocupándose en su lugar en experimentar con el uso de los
cigarrillos y el alcohol, que
lograra adquirir de manera subrepticia.

Exégesis de las
circunstancias clínicas

Esta situación es característica de personas en
quienes se ha desregulado el hipotálamo en su función
homeostática del instinto de comer, perdiendo toda
noción de la saciedad normativa.

Además de que los comportamientos de Duncan eran
consistentes con una carencia de control de sus afectos lo que
permitiera que se irritara tan rápidamente y que no
pudiera inhibir sus respuestas agresivas.

Comer para este joven adquirió la función de un
fármaco para disminuir la ansiedad, de que a menudo
sufriera, o para satisfacer las demandas de sus centros
cerebrales del placer. (Véanse mis artículos al
respecto).

Antes de poder iniciar
un plan de reducción de peso, que el paciente pudiera
aceptar sin oposición, se consideró necesario su
envolvimiento en terapia individual y en conjunto con sus
padres.                                   

El resultado fue gratificante.

En resumen

Como hemos expresado en numerosas lecciones, existe una
tendencia generalizada en el campo del tratamiento de la obesidad
que se expresa en su mejor manera asumiendo que toda forma
de gordura, en su tratamiento, requiere una dieta comercial de
manera uniforme, de las tantas que existen — Esta
posición siendo obviamente contraria a lo que la evidencia
y el más mínimo sentido común nos
indica.                                         

De acuerdo a esta forma de razonar todos los pacientes
deben de ser sometidos a la misma dieta aunque sus
necesidades indiquen que no podrán responder a
ningún plan de restricción alimentaria, como
apreciáramos en los casos presentados.

En esta lección se demuestra que los sistemas
cerebrales de regulación que controlan los comportamientos
físicos y afectivos deben de ser considerados para lograr
resultados positivos y permanentes.

Hasta que lo antedicho se reconozca y se aplique, los adolescentes
gordos, seguirán siendo — ¿qué más?
— Seguirán siendo gordos.

Bibliografía

Se suministra por solicitud o puede ser encontrada en varios
artículos contenidos en los portales: y
www.psikis.cl

 

 

 

 

 

Autor:

Dr. Félix E. F. Larocca

República Dominicana

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter