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Análisis crítico del proceso de edición del documental "Pregúntame si quiero a Sarría" (página 2)




Enviado por Marisol Pajuelo



Partes: 1, 2

Sin embargo, ese intento de dominación
ideológica le resultaba cuesta arriba al "patrón",
porque ellos, los esclavos, encontraron espacios para la
liberación ideológica.  La parranda es una
manifestación de su protesta, porque lo único que
no les podían dominar eran las ideas.

Si comparamos esto con la realidad actual encontramos que en
esa época estábamos mejor que ahora, porque la
dominación cultural ha llegado a tal punto -después
de siglos durante los cuales han ido perfeccionando sus estrategias
sutiles-, que ya los jóvenes, los muchachos, no quieren
otra cosa que ir a Macdonal, y no protestan.

Pero en Sarría no ocurre eso. ¿Por qué en
Sarría no? Porque en Sarría tenemos al San Pedro, y
el San Pedro en estos cien años… ah, ya va, pero es que
tampoco vamos a recortar la historia ahí, porque
el San Pedro de Sarría no es de hace cien años,
viene de Guatire, de las plantaciones de caña de azúcar,
de los esclavos, de África; y
además tenemos que considerar que desde el pasado hasta
hoy se dieron procesos de
liberación de la esclavitud, hasta
que los esclavos  llegaron a ser hombres libres -entre
comillas- en Guatire… pero no serán tan libres que
todavía doscientos años después de la
esclavitud siguen con su manifestación… por algo existe
la manifestación, por algo sigue viva… porque es
protestataria, porque es resistencia.

Ahora bien, la manifestación pasó de ser
resistencia pasiva de un solo individuo, de
cada una de las individualidades que participan, a ser una
resistencia activa, de un colectivo que resiste activamente y que
viene resistiendo activamente desde hace doscientos años.
Y es el San Pedro el elemento que les ha dado esa cohesión
de comunidad, de
colectivo; la ideología y la práctica que lleva
inserta la manifestación de San Pedro. Una práctica
que conjuga una ideología contra hegemónica, que
los ha liberado y que los libera en este momento como comunidad.
Esta es una práctica del socialismo
ancestral.

De hecho se ve en Sarría una comunidad muy distinta a
las de los alrededores, está cohesionada, hay solidaridad,
tienen objetivos
comunes, concurren todos juntos a resolver sus problemas,
toman decisiones, ejercen cierto nivel de autonomía. Es
una comunidad que se contrapone a la que está al lado, del
otro lado de la calle, en la acera de enfrente, donde reina la
anarquía, no hay cohesión social, no tienen esa
capacidad de lucha, de resistencia, lucha contra las drogas,
contra la desintegración social.

Continuando con el mismo orden de ideas, analizando los
últimos cuarenta años, Sarría como comunidad
se ha desarrollado porque tiene al San Pedro, y  esta
manifestación surge del interés
técnico (lo hacen a la perfección), del
interés práctico (ellos han sabido interpretar su
realidad, la dominación), y además del
interés emancipatorio (en parte), ya que  el San
Pedro los libera, porque se hacen conscientes y además
practican la autodeterminación consciente. Los
sarrieños tienen una resistencia activa hacia la
dominación que toma en cuenta inteligentemente la
resistencia cultural como punto de partida. De ahora en adelante
se puede avizorar el avance desde la resistencia activa o
colectiva, hacia la hegemonía de la contra
hegemonía, aunque pudiera parecer contradictorio. Y de
hecho esta premisa es bien interesante y considero que es
materia de
discusión en otro análisis.

Ahora bien, haciendo una crítica
a la postura del representante del gobierno (cuya
actitud es
contradictoria) que exige darle un vuelco al discurso del
documental que se está analizando aquí (enfocarlo
hacia la promoción de la radio
alternativa de La Candelaria para hacerle propaganda a
las políticas
-acertadas- del gobierno), podemos citar a Horkheimer y Adorno:

 "Propaganda para cambiar el mundo:
¡Qué tontería!. La propaganda hace de la
lengua un
instrumento, una máquina. Fija la constitución de los hombres tal como se han
vuelto bajo la injusticia social en el momento mismo en que los
pone en movimiento. La
propaganda cuenta con poder contar
con ellos. En lo íntimo cada cual sabe que a través
del medio él mismo se convierte en medio, como en la
fábrica… La propaganda manipula a los hombres; al gritar
libertad se
contradice a sí misma. La falsedad es inseparable de la
propaganda. Los jefes y los hombres gregarios se reencuentran en
la comunidad de la mentira a
través de la propaganda, aun cuando los contenidos sean
justos. Para la propaganda, incluso la verdad se convierte en un
simple medio más para conquistar adherentes; la propaganda
altera la verdad en el acto mismo de formularla. Por ello la
verdadera resistencia ignora la propaganda. La propaganda es
antihumana. Da por descontado que el principio según el
cual la política debe nacer de una
comprensión común, no es más que una forma
verbal".

Y eso es de lo que estamos hablando aquí. Cuando
nosotros estamos propugnando -a través del Ministerio de
la Cultura y de
estos documentales de la Villa del Cine y la hoy
extinta  UMPA que pudieran destinarse a Telesur, y por lo
tanto pudieran llegar a Latinoamérica-, una política
dirigida a hacer propaganda al gobierno, estamos convirtiendo la
realidad de Sarría en un elemento más para
conquistar adherentes. Y entonces ¿dónde
está la libertad? El San Pedro es alterado en el mismo
momento en que se utiliza como propaganda. Sin embargo vemos
cómo los sarrieños saben que la verdadera
resistencia ignora la propaganda, y por eso es que no les
interesa y nunca han hecho propaganda de la manifestación,
y porque además sería contradictorio. A ellos no
les interesa posicionarse para dominar a nadie, todo lo
contrario, esa manifestación es liberadora. Ellos no
tienen esa contradicción. Lo mismo no puede decirse de la
gente del CONAC  que ha diseñado este programa de
realización de documentales sin tener clara la
intencionalidad.

La gente de Sarría les está dando  una
tremenda lección.  Y menos mal que ya el CONAC se
auto liquidó a sí mismo.

Intentando completar estas ideas y abrir alternativas, citamos
la propuesta que hacen Adorno y Horkheimer  en el mismo
texto:
"Sospechosa, realmente, no es la descripción de la realidad como infierno
(y en el Sanpedro vemos la descripción del infierno de
los esclavos
), sino la exhortación igualizada a salir
de él. Si el discurso debe hoy dirigirse a alguien, no es
a las llamadas masas ni al individuo, que es
impotente
(la gente de Sarría son impotentes
para combatir ellos solos la dominación, y por eso es que
todavía sigue viva la manifestación de Sanpedro,
porque siguen siendo dominados, porque ellos comprenden que se
trata de un proceso y
seguirá siendo un proceso toda la vida, y lo importante es
el proceso, que ahí hay un proceso que tiene más de
quinientos años
) entonces cuando nosotros
diseñamos el discurso del documental debemos dirigirnos no
a las masas de Latinoamérica por Telesur, ni a la persona que se
sienta frente a la pantalla a ver el documental, "sino más
bien a un testigo imaginario a quien se lo dejamos en herencia para que
no desaparezca por entero con nosotros". (¡Qué
maravilla!).

Después del análisis (que nos hubiera gustado
haberlo colectivizado más)  trataremos de concretar
qué es la hegemonía cultural. Al respecto por
aquí tenemos anotado lo siguiente: Si no rompemos con los
patrones de dominación cultural no lograremos la
transformación para la construcción de una nueva hegemonía
cultural intelectual y moral (o mejor
dicho ética)
destinada a la formación de un ser autodeterminado
consciente que practique la solidaridad, el interés
común, el SER INTEGRAL. Esto nos lleva a afirmar que las
manifestaciones culturales analizadas bajo el enfoque de la
teoría
crítica habermesiana es lo que debemos perseguir, pero
siempre desde el colectivo. Porque si lo analizamos con
detenimiento, nos damos cuenta de que con estos documentales
llegamos sólo hasta el interés hermenéutico,
interpretativo. Incluso este mismo ejercicio de
análisis  apenas llega hasta ese interés
práctico.

La gente de Sarría también ha logrado
interpretar su realidad y su manifestación de Sanpedro,
con la gran diferencia de que ell@s están más
liberad@s que nosotr@s, y ojalá pudiéramos -a
través del documental- decirlo, o que ell@s lo digan, y
nosotr@s hacérselo entender a quien vea el documental.
Decir que ell@s se liberan con el Sanpedro, o sea que ese
clima cultural
que hay en Sarría por demás liberador, tiene

efectivamente un interés emancipatorio también,
y que el interés práctico y técnico
instrumental está iluminado con una gran luz que no es
más que la de la liberación.
  

Entonces la idea es -volvemos otra vez a la cuestión
del documental porque es que no nos cuadra la cosa si no se
concreta-, cómo hacer que ese y todos los documentales del
Ministerio del Poder Popular para la Cultura o mejor dicho, el
proceso de hacer el documental lleve inserto ese interés
emancipatorio, porque si nos quedamos en lo interpretativo
seguimos dominad@s y hasta pudiéramos pasar a ser un
elemento reproductor.

Para explicar mejor esto podemos imaginarnos que el documental
va a ser la pancarta de una gran marcha en la que se va a
expresar -pero ojo con eso de la propaganda, porque este
documental no es una propaganda y en eso debemos estar claros y
claras-, que el documental es como si desapareciese, que el
documental no es lo importante, sino que lo importante es que esa
pancarta sea en sí misma la gente de Sarría, lo que
hace la gente de Sarría, cómo se cohesionan como
grupo humano,
y cómo se liberan a través de una
manifestación contra hegemónica, partiendo
inteligentemente de la comprensión de que la
dominación es cultural.

Se debe decir con el documental que con esa
manifestación ell@s logran transformar su realidad, y
logran convertir esa ideología en autodeterminación
consciente: l@s muchach@s de la comunidad autodeterminad@s a
hacer su parranda y la hacen, y trascienden más
allá de la manifestación, al permitirles
-además de cohesionarse-, construir ese ser
autodeterminad@ consciente que busca el interés
común, y el ser integral solidari@ cooperativista,
naturalmente.

Bueno, naturalmente entre comillas; proviene de ahí,
parte de esa cohesión social que les ha dado la
manifestación; y que no se puede comparar con ninguna otra
manifestación de Sanpedro en otro lugar (Guatire por
ejemplo), porque esta es única. Y por eso es que
Sarría es una comunidad ejemplar, por eso es que en
Sarría no hay basura en las
calles, y por eso es que los muchachos juegan pelota
tranquilamente en la calle, y por eso es que no se vende droga, ni los
muchachos caen en la droga… Es más, ellos son tan
coherentes que hasta le hacen concesiones a la persona que
gerencia la
casa de la cultura en la comunidad, permitiéndole que crea
que es el protagonista, pero resulta que se equivoca.

La resistencia activa tan fuerte que practica la comunidad les
permite achicopalar el interés protagónico de las
individualidades.  Incluso ni siquiera se dan cuenta de que
no es posible secuestrar la manifestación, y lo que sucede
es que la misma comunidad entiende que estas personas cumplen una
función
necesaria que es valorada en su exacta dimensión. 
Ahora, hay que estar atentos y atentas, ya que esa actitud de
imposición de un liderazgo en
la manifestación de Sanpedro conlleva el riesgo de que se
utilice como propaganda de una individualidad. Y aunque no es el
tema de este análisis del documental, nos parece
interesante también.

Hay que estar claros y claras en que este documental no es
propaganda, sino que lo que pretende es romper patrones de
dominación cultural en sí mismo. Es duro, no es tan
fácil romper esos paradigmas.
Hacer el documental, dirigirlo, realizarlo, editarlo,  es
una inmensa responsabilidad con la comunidad. Y te vas a
encontrar con esas luchas con las que los directores, productores
y realizadores se están encontrando. Un@s funcionari@s que
lo que quieren hacer es propaganda, una supuesta propaganda para
cambiar el mundo: Ay sí… libertad, libertad !!!, pero es
que l@s fascistas lo hicieron así, l@s comunistas de la
Unión Soviética lo hicieron así. Y se trata
del mismo peligro que corre este proceso revolucionario.

El peligro de que se convierta en una hegemonía de la
dominación, coercitiva.

Ah, entonces ¿hacia qué ideas nos tenemos que
retraer para aclararnos, para no errar el camino? a esto: Es
imprescindible darle palazos al sentido común, porque
según Gramsci, ese sentido común es un elemento de
la hegemonía del capital, la
cual se basa en la hegemonía cultural que nos impone
valores.

Por eso hay que separar dos cosas de las que estamos hablando
en este momento a la vez. Nos tenemos que preguntar qué
valores promueve la parranda de Sanpedro en Sarría y
qué valores impone el o la funcionaria del ministerio
diciendo que desdibujemos el interés emancipatorio del
Sanpedro porque ell@s necesitan hacerle propaganda al gobierno
haciéndole propaganda a la radio alternativa
que promueve este gobierno.  ¡Pero qué radio
alternativa nada!, ¿cómo te vas a poner a hacer
propaganda tan burdamente? Ah, caramba, ¿te están
pagando para hacerle propaganda a este gobierno? Ahí es
cuando tú te tienes que sentar a pensar. Es determinante.
¿Le vas a hacer propaganda a la radio, o vas a hacer un
trabajo de
verdad contra hegemónico?

En este mismo orden de ideas y continuando con el
análisis de los valores
del capital, es decir el egoísmo, el individualismo, el
sálvese quien pueda, la corrupción, todos esos valores se imponen a
través de una hegemonía cultural,
mostrándolos como un culto aparentemente inofensivo. Ay,
sí, qué linda la radio alternativa, la parranda de
la gente de Sarría. Pero no nos damos cuenta de que lo
único que persigue la propaganda es una sumisión
que sostenga la lógica
del capital. Haz lo que yo digo y nó lo que yo hago. Baja
la cabeza, no te liberes. Pórtate bien. Y si lo analizamos
nos damos cuenta de que quien domina está dominad@
también. No está liberad@. Está igual que
quien ejerce la dominación, según esta
visión.

Ahora bien, de cualquier manera encontramos que existen
resistencias
contra la liberación, y entre sus formas más
frecuentes está la de estigmatizar; el funcionario que
dice: ese documental no sirve, está muy lento, muy
pesado… Utilizan un presunto interés técnico
instrumental para imponer sus ideas al otr@, para desdibujar el
interés emancipatorio. Este es el mejor argumento que se
le puede esgrimir a quien pretenda hacer propaganda estatal
dentro de este proceso revolucionario.

Si el documental logra hacer una primera lectura
técnico instrumental de la manifestación (el baile,
la música,
etc), para continuar con una segunda lectura interpretativa (de
su carácter contra hegemónico), y
finalmente logra la lectura
crítica emancipatoria (me libero al ver a los
sarrieños liberarse), estamos bien. Por ahí es que
debe ir la cosa. Estamos convencid@s de que lo lograría si
hacemos que el documental desaparezca como propaganda y que
simplemente se convierta en aquella "herencia a un testigo
imaginario con el fin de que el discurso no desaparezca con
nosotr@s".

Es algo así como decir: La gente de Sarría
está liberada, mira cómo lo hicieron, están
resistiendo con una contra hegemonía cultural que
trasciende hacia la transformación de su realidad. Eso es
lo importante de este documental. La radio comunitaria La
Candelaria es una consecuencia más de esa
liberación. Y es más, se puede decir que estamos
clar@s que esa radio ni siquiera es comunitaria, esa radio no es
comunitaria -aunque sí es alternativa que es otra cosa-,
porque si lo fuese podríamos integrarlo en el documental,
pero este trabajo trata de otra cosa, de la resistencia activa,
de la construcción de una autodeterminación
consciente por parte de la gente de Sarría, que l@s ha
llevado a construir la comunidad que ell@s quieren. Hay que
recordar que no se debe ser coercitiv@ a través de lo
sublime, porque igual se es coercitiv@. No utilicemos este
documental para ser coercitiv@s, para hacer propaganda.
Dejémoselo a la gente. Pongámoslo ahí. 
Practiquemos la libertad con este documental.

Además tenemos que centrarnos siempre en los procesos,
nunca en los resultados. Cada quien tiene sus capacidades, cada
persona que vea el documental debe sentir que la estamos
respetando, que él o ella es quien decidirá
qué va a hacer después de verlo. Si nos planteamos
que el Sanpedro es liberador, que es un proceso liberador de
Sarría que siempre estará en desarrollo,
este documental tenemos que verlo como parte integrante de ese
mismo proceso de liberación tanto de la misma gente de
Sarría como de quienes verán el documental.

No se trata de imponer, no es sólo criticar,  sino
que va más allá al argumentar, justificar y
criticar con libertad y sin coacción para que se
socialicen las normas en
consenso. Ell@s hacen eso. ¿Cuáles son esas normas?
Todo lo que permite la parranda de Sanpedro, cómo,
cuándo, dónde, para qué, quién, todo,
todo. Y esas normas que se socializan para la realización
de la parranda, se trasladan a la comunidad, igualito. De esa
manera existe igualdad entre
l@s sarrieñ@s, siendo nuestra tarea como productores
nacionales independientes, que exista igualdad entre quienes
hacen el documental, incluyendo a la gente de Sarría y a
quienes lo verán. Si el documental hace sobresalir a la
parranda de Sanpedro por encima de las otras manifestaciones
contra hegemónicas, no sirve. Creo que esa debe ser la
racionalidad comunicativa de este documental.

Hay que cambiar la coacción por el argumento, sin
olvidar el enfoque emancipador combatiendo el divorcio entre
la teoría y la práctica, la división social
del trabajo (tú piensas y yo hago la tarea), la
división entre el trabajo
manual y el
trabajo intelectual. Hay que evitar que el Estado siga
dividiendo socialmente el trabajo, porque cuando vemos a
funcionari@s para quienes lo válido es su conocimiento,
tú como realizador@  del documental eres un
peón  más en la empresa que se
rige -según el o la funcionaria- por la oferta y la
demanda.
¿Qué demanda? Propaganda para el gobierno,
propaganda que los funcionarios y funcionarias confunden con lo
que demanda este proceso revolucionario, que no es más que
una política comunicativa que se rija por una racionalidad
liberadora.

Esa idea de la dominación de la libertad es peligrosa.
Esa lógica capitalista que separa al sujeto del objeto, al
investigador del investigado, es decir la gente de Sarría
allá y nosotros aquí, no es lo que queremos. Porque
lo que debemos buscar  con este documental es que cuando yo
me siente frente al televisor para verlo, siento que vivo en
Sarría, ajá, no me separo.

Por otro lado, a fin de contribuir aún más a
lograr el interés emancipatorio, podemos tomar ciertas
ideas del colectivo de formación sociopolítica de
la Misión
Che Guevara,
en el que se dice que es a través de una
autodeterminación consciente EN COLECTIVO que se logra la
liberación.

Por eso es que el CONAC partía de una idea
errónea haciendo estos documentales desde afuera, porque
estos documentales deben partir de la idea de que ese equipo
técnico del Ministerio de la Cultura, y el director y el
jefe del director y yo aquí pensando y dialogando junto
con María Benita,  no somos l@s llamad@s a hacer
nosotr@s sol@s el documental, sino que tenemos que integrarnos
con la comunidad y darles las cámaras, llevarlos a editar,
discutir en la comunidad la edición, la dirección… ¿Dónde
está la gente de la comunidad? Ahí está el
meollo del asunto. Urgentemente hay que integrarl@s en este
documental para que sean ell@s quienes lo terminen…

Luego de releer todo lo escrito antes, la conclusión
más liberadora posible es que las decisiones sobre la
edición, sobre el discurso del documental de la Parranda
de San Pedro en Sarría, no la tienen que tomar los entes
gubernamentales, ni el o la directora, ni nosotr@s como
realizadores, sino la comunidad. Esta es la oportunidad que la
dialéctica nos está planteando para retomar este
trabajo y darle ese interés emancipatorio para que
trascienda del interés hermenéutico (qué
linda la parranda…). La propuesta es que se le hagan llegar
estas ideas a l@s responsables gubernamentales de estos
documentales culturales para que vayan a batir el cobre a
Sarría y a todas las comunidades en las que se pretenda
grabar las manifestaciones de la cultura de la gente.

Y la razón es que el colectivo es el único
espacio posible para adelantar ese interés emancipatorio.
Esa es la democracia
participativa y protagónica, el socialismo del siglo 21,
la libertad, el respeto por el
otro y la otra. E incluso nos  atrevemos a reconocer que
esta práctica retórica que estamos haciendo en este
momento, no es democrática, sino muy por el contrario, es
una manifestación de nuestro propio divorcio entre la
teoría y la práctica. Nos estamos contradiciendo
(aunque reconocemos su validez dentro de nuestro propio
proceso).

También podría ser que la gente de Sarría
fuese al Ministerio de la Cultura y exija participar.
Ojalá que también este proceso de este documental
pudiera servir para que l@s funcionari@s se den cuenta de que hay
una contradicción, y en vez de gastarse unos cuantos
millardos en unos documentales reproductores de la
dominación cultural, contratando a unos directores que no
están claros ideológicamente, lo que traerá
inevitablemente como consecuencia que el responsable del
ministerio pierda su puesto de trabajo por incompetente, y que
los documentales le hagan un flaco servicio a la
revolución
(además de que nos dejen mal parados frente a toda
Latinoamérica), lo que hay que hacer es iniciar un proceso
de formación ideológica de todo el personal que
tiene bajo su responsabilidad los documentales (absolutamente
tod@s), para ir conformando el colectivo de cineast@s,
productor@s, director@s, camarógraf@s, editor@s, y jef@s,
en el cual se va a discutir y socializar el proceso de
elaboración de cada documental en dos fases: una de
planificación estratégica entre
funcionari@s  y voceros comunitarios de la respectiva
comunidad donde se realizarán los documentales, y la otra,
integrando verdaderamente a l@s miembr@s de las comunidades para
tomar las decisiones en cada caso en asambleas de ciudadanos.
Incluso, la gente de la comunidad también debiera
integrarse en ese proceso formativo ideológico, porque es
fundamental.

De esa manera sí estaríamos haciendo
revolución construyendo una cultura verdaderamente contra
hegemónica. 

 

 

 

 

Autor:

Marisol Pajuelo

10/4/2005 (revisado el 19/11/2008)

Para visualizar una muestra de la
Parranda de San Pedro (audiovisual) entra aquí:

Productos/Audiovisual/audiovisualesdetalle.asp?id=97

y luego pulsa "reproducir" en la Parranda de San Pedro al
abrirse la página (reproduce con quicktime; si no lo
tienes instalado, allí te dicen cómo descargarlo
gratis).

Nota: Es importante saber que consideramos que esta
muestra recomendada antes puede obedecer a un interés
reproductor de los valores del capital, pero es válido
para tener un acercamiento visual y auditivo a la
manifestación, lo que muchas veces es útil para
darle concreción a las ideas. Lo ideal sería
solicitar una copia del documental "PREGÚNTAME SI QUIERO A
SARRÍA" elaborado por el CONAC y dirigido por Andrea
Colorado Castillo.

Partes: 1, 2
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