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Combustibles en la industria metalúrgica



Partes: 1, 2

    1. El coque
      metalúrgico
    2. Coquización
    3. Utilidad

     El coque
    metalúrgico

    Coque metalúrgico

     El coque metalúrgico es el residuo sólido
    que se obtiene a partir de la destilación destructiva, o
    pirólisis, de determinados carbones minerales, como
    la hullas (o carbones bituminosos) que poseen propiedades
    coquizantes; es decir capacidad de transformarse en coque
    después de haber pasado por una fase plástica. En
    la practica, para la fabricación del coque
    metalúrgico se utilizan mezclas
    complejas que pueden incluir más de 10 tipos diferentes de
    carbones minerales en distintas proporciones. El proceso de
    pirólisis mediante el cual se obtiene el coque se denomina
    coquización y consiste en un calentamiento (entre 1000 y
    1200 ºC) en ausencia de oxígeno
    hasta eliminar la practica totalidad de la materia
    volátil del carbón, o mezcla de carbones, que se
    coquizan. La mayoría del coque metalúrgico se usa
    en los  altos hornos de la  industria
    siderúrgica para la producción del acero (coque
    siderúrgico). Dada el gran consumo de
    coque que es necesario para el funcionamiento de los altos hornos
    , los hornos de coquización suelen ser una
    instalación anexa a las industrias
    siderúrgicas.  El coque metalúrgico
    también se utiliza en la industria de la fundición
    del hierro (coque
    de fundición). En general, el coque de función
    suele ser de un tamaño mayor que el
    siderúrgico. 

    Coquización 

    Se conoce con el nombre de carbonización al
    proceso de destilación destructiva de sustancias
    orgánicas en ausencia de aire para dar un
    producto
    sólido rico en carbono,
    además de productos
    líquidos y gaseosos.

     La carbonización de madera y otros
    materiales
    vegetales produce carbón vegetal. La carbonización
    de cierto tipo de carbones minerales (carbones coquizables, i.e.
    carbones bituminosos o hulla), o mezclas de estos carbones,
    producen el coque. En este caso el proceso de
    carbonización es denominado coquización. La
    coquización se diferencia de la carbonización en
    que durante el proceso de calentamiento en atmósfera inerte de
    los carbones coquizables o cualquier otra sustancia que de lugar
    a un coque, como por ejemplo la brea u otros materiales
    termoplásticos, se pasa por un estado fluido
    transitorio durante un determinado intervalo de temperaturas que
    varía según el material que se esté
    coquizando (en el caso de los carbones coquizables este intervalo
    puede oscilar entre los 350 y 500 ºC). Pasado el intervalo
    fluido (también denominado etapa plástica) se forma
    el semicoque. Al seguir aumentando la temperatura
    sigue el desprendimiento de gases hasta
    que finalmente se forma el coque. Durante la etapa fluida, o
    plástica, se produce una total reorganización en la
    micro estructura del
    material. Así, mientras que los carbonizados presentan una
    microestructura desordenada y, salvo raras excepciones, no pueden
    ser grafitizados (i.e. carbones no grafitizables); los coques
    presentan una microestructura más ordenada y pueden ser
    grafitizados si se someten a un proceso de grafitización
    (i.e. carbones grafitizables).

    El primer uso de coque en el horno alto se debió a
    Abraham Darby en 1709, en Coalbrookdale (Inglaterra).
    ésta es una fecha histórica, puesto que la
    aplicación con éxito
    del coque en el horno alto fue responsable del desarrollo
    posterior de la industria del hierro y del acero, y del comienzo
    de la Revolución
    Industrial. El proceso primitivo de calentar el carbón
    en pilas para
    producir coque permaneció como el más importante
    durante aproximadamente un siglo. No obstante, un horno con forma
    de colmena fue desarrollado en 1759 en Newcastle (U.K.), siendo
    este tipo de hornos usado todavía en algunas partes del
    mundo. Sin embargo, el rápido incremento de la demanda de
    coque en el siglo XIX dio lugar a la introducción de los hornos de cámara
    rectangular, capaces de ser descargados utilizando máquinas.
    Estos hornos, al principio de tipo no recuperativo, pero desde
    1882 capaces de recuperar subproductos (gases, breas y otros
    compuestos químicos), son los antecesores de los hornos
    actuales de gran capacidad. En todos ellos se observan las
    características básicas de los hornos
    modernos: 

    Batería de hornos de
    coque

     (i) Están construidos en baterías.

    (ii) Poseen cámaras rectangulares separadas por paredes
    huecas que contienen los canales de calentamiento, en los cuales
    el gas se quema para
    calentar el horno.

     (iii) Son cargados por una máquina y descargados
    por una deshornadora mecánica, después de la retirada de
    las puertas de ambos lados.

    (iv) El gas sale del horno por el tubo montante y se lleva a
    la planta de subproductos, retornando una parte del mismo a los
    hornos para su calentamiento. 

    Partes: 1, 2

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