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"Cuentos que curan" Hacia una logoterapia narrativa psicoeducativa (página 2)



Partes: 1, 2

La lectura de un
cuento es un
tipo de actividad que no suele ser aprovechada en toda su
potencialidad. El cuento no solo entretiene sino que seduce al
que escucha, lo compromete con sus personajes y lo hace " vivir"
otras vidas.

El cuento relaja, permite viajar, imaginar y entrena en el
ejercicio de las posibles respuestas que se buscan a veces sin
saberlo. Habilita una identificación con ciertos roles que
la persona no se
permite desempañar en su vida real; destapa emociones que se
reprimen en el diario vivir. Permite odiar, envidiar, amar y
sentir al igual que el personaje, permite también rechazar
ciertas actitudes de
algunos personajes. Mientras tanto, muchas veces sin darnos
cuenta, el cuento nos va " curando" , nos va desprejuiciando,
dando ideas para actuar, mostrando miedos que enfrentar y la
oportunidad de imaginar otro mundo posible para salir del real,
cuando éste se vuelve insoportable o insostenible.

2. El segundo objetivo es
generar un espacio de encuentro, de intercambio afectivo
emocional, combatiendo asimismo el aislamiento y la soledad que
muchas personas viven hoy en día. Se trata en este sentido
de una tarea psicohigiénica de prevención y
orientación, dirigida hacia un público
heterogéneo pero con sufrimientos similares. Más
que de prevención es una tarea de promoción de la salud, ayudando a la persona
a tomar contacto con los aspectos sanos de si misma y encontrar
así herramientas
para hacer frente a sus sufrimientos.

Recordamos aquí el testimonio de una psicóloga
que asistió a uno de los encuentros y comentó que
un paciente suyo le decía que no encontraba espacios
sociales para relacionarse con gente ya que los grupos estaban
reservados para alcohólicos, adictos, obesos
anónimos u otras patologías. No encontraba grupos
para gente " normal" o sana que busca promocionar redes sociales.

3. Desde el punto de vista psicopatológico, se propone
combatir las llamadas " neurosis
colectivas" : actitud
provisional ante la existencia, postura fatalista ante la vida,
pensamiento
colectivista y fanatismo. Muchos de los dolores que sufrimos
individualmente, se relacionan con estas actitudes, que son una
manifestación del vacío existencial que crece -a
nivel social- en la gente que no encuentra sentido a su vida. Se
trabaja entonces sobre determinada temática, con el
objetivo de presentar estrategias para
abordar esa problemática. Los personajes de los cuentos nos
señalan el modo en que salieron adelante o no. De esta
manera, también se logra implementar junto con el
público y sugerir si es necesario, estrategias y
alternativas para el manejo de situaciones conflictivas.

4.      A lo largo de un proceso
psicoterapéutico y logoterapéutico, se pueden
detectar 4 etapas o pasos:

  1. Catarsis
  2. Interpretación
  3. Psico-educación
  4. Transformación (cambio y
    descubrimiento del sentido)

En diferentes instancias de la vida social, las personas
tienen la posibilidad de hacer " catarsis" ,
con sus amigos o familia contando
lo sucedido durante su día de trabajo, en la
calle, etc cumpliendo así con la primera etapa del proceso
antes mencionado. Pocos son los espacios, más allá
del proceso psicoterapéutico en sí mismo, en los
que la persona puede profundizar y elaborar su
problemática.

El cuarto objetivo sería abordar (con sus limitaciones,
claro está) el segundo y tercer paso con claridad. Es
decir que las personas no sólo hablan de lo que sienten
(catarsis) sino que también reciben una orientación
o señalamiento y luego un seguimiento cuando es necesario
o la situación lo requiere.

Asimismo, hemos observado en numerosas ocasiones elementos que
revelan un insight por parte del participante, llegando
posiblemente a cumplir con la cuarta fase del proceso, la de
transformación.

En este punto, recordamos una señora quien luego de
trabajar sobre el cuento " Mama y el sentido de la vida" del
libro
homónimo de Irvin Yalom, comentó: " Este cuento
me hizo tomar consciencia de algo que en muchos años de
terapia no había logrado."
Esta señora
había perdido a su madre hace años y era un tema
recurrente en su terapia, la no elaboración de ese duelo.
El relato de Yalom, le abrió una nueva visión.

5.Finalmente, la coordinación por parte de un
psicólogo, tiene como objetivo acercarle al público
general la mirada psicológica, la palabra del
psicoterapeuta como promotor de salud y compañero de
camino y no como un técnico a quien consultar frente a
dificultades. El coordinador realiza un cierre abordando la
problemática psicológica que se desprenda del
cuento y de los aportes del público. Se posibilita de esta
manera, el análisis de las problemáticas
actuales más importantes, presentadas con la ayuda de la
literatura, como
ser: el vacío existencial, la depresión,
el suicidio, las
adicciones, los
miedos, las ansiedades, relaciones afectivas familiares, el
sentido de la vida, las crisis
vitales, el sentido del trabajo, el sentido del sufrimiento, las
pérdidas, el crecimiento de nuestros hijos, situaciones
traumáticas, los diagnósticos médicos, la
búsqueda de la identidad, la
afectividad, etc.

6.Todo logoterapeuta se esfuerza por llegar al inconsciente
espiritual.
En esta dimensión radican todas las
posibilidades que esta persona en particular tiene para
desarrollar y que por distintas razones, no ha podido o no ha
sabido cómo actualizarlas. El desafío y el arte de nuestra
vocación es llegar a este espacio para ayudar a que la
persona pueda " pescar luz caída"
como dice Neruda. Porque nuestro trabajo, se podría
resumir en " acompañar para despertar" o para pescar,
siguiendo aquellos versos del poeta chileno:

Si cada dia cae

dentro de cada noche

Hay un lugar en donde la claridad esta encerrada

Hay que sentarse a la orilla del pozo de la sombra

Y pescar luz  caída , Con paciencia

Aqui el poema resume todo. Pescar luz caída,
 esa es la esencia de nuestro trabajo logoterapeutico.
Sentarnos, con paciencia, en el pozo de la sombra a pescar luz
caída, a ayudar a pescar.

Sección
1.03 
Descripción de la
técnica

A. El público y los participantes: la actividad
está dirigida a todo público. La franja
etárea de los participantes es bastante amplia. El
único requisito para participar es estar interesado en la
propuesta. La convocatoria se realiza mensualmente y asisten un
número promedio de 25 participantes.

B. Objetivos
específicos de la actividad:

§        
Expresión de las emociones.

§        
Expresión de las posibles identificaciones con los
personajes del cuento.

§        
Comenzar un proceso de toma de conciencia y de
elaboración personal.

§        
Iluminar los posibles campos de sentido que el cuento ofrece.

§         Tomar
contacto con el inconsciente espiritual reprimido, y hacer surgir
así una opción de respuesta distinta y nueva para
la persona.

§        
Promocionar la continuidad de este proceso una vez que la persona
se retira del grupo; para
este fin se proponen algunas alternativas:

  1. Reescribir una o varias partes del cuento con el objetivo
    de lograr una mayor identificación y buscar un cambio de
    actitud (asumiendo nuestra libertad y
    responsabilidad).
  2. Escribir libremente a partir de lo que nos quedó
    resonando: sensaciones, asociaciones con nuestra propia
    situación de vida, el significado que tiene para
    nosotros el cuento, las ideas y opiniones que se nos ocurren al
    respecto.
  3. Escribir un cuento.
  4. Generar vínculos entre los participantes del grupo,
    ya sea con la intermediación de la institución o
    sin ella, ya sea en el siguiente encuentro o fuera de este
    ámbito.

C. Metodología:

La propuesta: consiste en un encuentro semanal de una
hora y media coordinado por dos psicólogos
logoterapeutas.

El procedimiento:

1.       Se lee un
cuento que tiene una duración variable entre 10 a 20
minutos.

2.       Se
plantean algunas preguntas, en primer lugar, orientadas a que se
expresen emociones, sensaciones, sentimientos:
¿Cómo se sintieron? ¿Que sensaciones tienen?
¿Qué generó el cuento en ustedes?

3.       Se realiza una
discusión entorno al cuento, fomentando la
participación del público presente y apuntando al
logro de los objetivos.

4.       Se plantean consignas
para trabajar a nivel grupal, cumpliendo con los objetivos de la
actividad (expresión de identificaciones, toma de
conciencia, iluminación de campos de sentido, etc.),
definiendo a su vez objetivos específicos para cada
cuento. Por ejemplo, ponernos en lugar del personaje principal
del cuento y vernos en la situación (autodistanciamiento).
" Si yo estuviese ahora en esa situación:
¿cómo me sentiría?"

5.       Luego de haber "
vivenciado" la catarsis, la identificación con los
personajes y las alternativas, se sugiere que la persona intente
pensar en su vida actual y piense en un posible cambio de actitud
o una toma de
decisiones que el cuento haya iluminado o revelado.

6.       El coordinador retoma
algunas de las ideas planteadas y realiza el cierre de la
sesión, abordando la problemática
psicológica que surge a partir del debate.

D. Las sesiones y el grupo:

Cada encuentro tiene su comienzo, desarrollo y
cierre en si mismo, es decir que no hay una continuidad entre uno
y otro. Es único, independiente de los otros. La propuesta
es siempre la misma, pero con un cuento distinto a cada
sesión.

No podemos definir al grupo como abierto ya que lo que lo
caracteriza es, no solo ser abierto sino más aún,
volverse a conformar en cada encuentro.

E.  Los cuentos:

En el ciclo 2007-2008, los cuentos leídos (narrados
logopsicoeducativamente) hasta el momento son los siguientes:

  1. Mamá y el sentido de la vida. Irvin Yalom (libro
    homónimo)
  2. Verde y sin Paula, Mario Benedetti (Geografías)
  3. Nunca creí que me pasara a mi, Irvin Yalom (El
    verdugo del amor)
  4. Casa tomada, Julio
    Cortázar (Bestiario)
  5. Dos sonrisas, Irvin Yalom (El verdugo del amor)
  6. Háblame de ti, Inés Fernández
    (Inédito)
  7. Joyas en el basurero, Juan Antonio Vallejo-Nágera
    (Concierto para instrumentos desafinados).
  8. Sólo vine a hablar por teléfono, García
    Márquez (Doce cuentos peregrinos).
  9. Una flor amarilla, Julio Cortázar. (Final del
    juego)

Sección
1.04  
Algunos de los factores
terapéuticos de " Cuentos que Curan"

(Seguimos aquí las premisas del libro  "
Guía breve de psicoterapia
de grupo"  de Yalom y Vinogradov, Ed. Paidós)

" Las experiencia grupales en sí son omnipresentes,
pero las experiencias grupales de cohesión, de apoyo o de
autorreflexión parecen ser cada vez más
difíciles de alcanzar en nuestra moderna e industrializada
vida. Los grupos constituyen una parte esencial de nuestra
experiencia de desarrollo, desde nuestra primera unidad familiar,
pasando por la clase, hasta
las personas que nos rodean en el trabajo, en
el ocio y en el hogar. Al mismo tiempo, llegan
a nuestros oídos quejas sobre una creciente
alineación interpersonal en la vida moderna, una
sensación de aislamiento, anonimato y fragmentación
social" . (p23).

De esta manera, Yalom destaca no solo la importancia que
tienen las interacciones interpersonales en nuestro desarrollo
psicológico, sino también la excepcional
herramienta terapéutica que brinda el escenario
grupal.

Este autor ha desarrollado un inventario de
base empírica, construido por once factores, de los
mecanismos terapéuticos que operan en la psicoterapia de
grupo. Presentaremos a continuación alguno de estos
factores en forma sintética con el fin de extrapolarlos a
la actividad en cuestión, ya que consideramos que muchos
de ellos son elementos que están presentes en los
encuentros de " Cuentos que curan" .

1.       Infundir
esperanza:

La fe en un tipo de actividad es en sí
terapéuticamente eficaz, afirma Yalom, tanto cuando el
participante tiene altas expectativas de ayuda como cuando el
coordinador Ⴌcree en la eficacia de la
misma.

Hemos observado en estos encuentros, personas infundiendo
esperanza a otras, hemos escuchado comentarios de algunos
participantes admirados e inspirados por la actitud de
otros. 

El hecho de reunirse para escuchar un cuento, hablar y
compartir lo que hemos vivenciado con dicha lectura, infunde
esperanza respecto a la posibilidad de enfrentar las propias
problemáticas.

El escenario grupal desempeña un papel fundamental en
mantener la confianza de que se pueden superar las
dificultades.

2.      
Universalidad

Muchas personas sienten una abrumadora sensación de
aislamiento. Están convencidos de que su soledad es
única, de que sólo  ellos tienen ciertos
problemas o
impulsos inaceptables. Estas personas están a menudo
socialmente aisladas y tienen pocas oportunidades de
inter­cambio social franco y sincero. En un grupo de estas
características, las personas expe­rimentan, por lo
general, un gran alivio cuando descubren que no están
solos, que sus problemas son universales y los comparten otros
miembros del grupo.

3.      
Transmisión de información-Instrucción
didáctica

La transmisión de información tiene lugar en el
seno de un grupo siem­pre que un terapeuta instruye
didácticamente a los participantes sobre el funcionamiento
mental o físico o siempre que el líder u
otros miembros del grupo dan consejos u orientación
directa sobre problemas vitales.

4.      
Altruismo

En estos grupos, los participantes se ayudan mucho entre
sí. Comparten problemas similares, se ofrecen mutuamente
ayuda, sugerencias e insights, y se tranquilizan unos a
otros. Para una persona que se sien­te desmoralizada y cree
que no puede ofrecer nada de valor a nadie,
la experiencia de ser útil a otros miembros del grupo
puede resultar sorprendente­mente gratificante y es una de
las razones por las cuales los grupos incrementan con tanta
frecuencia la autoestima.

El acto altruista no sólo potencia la
autoestima, sino que también distrae a las personas que
malgastan gran parte de su energía psíquica
inmersos en una obsesiva concentración en si mismos.
Muchas veces la persona que se encuentra atrapada en cavilaciones
sobre sus propias tribulaciones psicológicas se ve
repentinamente obligada a ser útil a otra persona.

5.      
Comportamiento imitativo

Resulta difícil calcular la importancia que tiene el
comportamiento
imita­tivo como factor terapéutico, pero la
investigación psicológica y social indica que
los psicoterapeutas subestiman su importancia. Los miembros se
benefician de la observación de otra persona que tiene
problemas similares, un fenómeno que se denomina aprendizaje
vicario.

6.      
Catarsis

La catarsis, o dar rienda suelta a las emociones, es un factor
terapéutico complejo que está asociado con otros
procesos
grupales, especialmente con la universalidad y la
cohesión. El puro acto de dar rienda suelta a las
sensaciones, en sí mismo, raramente promueve un cambio
duradero, aunque va acompañado de una sensación de
alivio emocional. Lo que es de primordial importancia es
compartir con los demás el propio mundo interior con el
fin de ser aceptado en el grupo. Ser capaz de expresar emociones
fuertes y profundas, y aun así ser aceptado por los
demás, es algo que pone en entredicho que seamos
repugnantes e inaceptables o que nadie pueda sentirse capaz de
querernos.

Para lograr que se produzca el cambio, la persona, primero
tiene que experimentar algo con intensidad en el escenario
grupal, y sufrir la sensación de catarsis que
acompaña a dicha intensa experiencia emocional;
después debe proceder a integrar el suceso
catártico a través de la com­prensión de
su significado, primero en el contexto del grupo, y segundo en el
contexto de su vida exterior.

7.       Factores
existenciales

Uno de los enfoques existenciales para comprender los
problemas de los pacientes postula que la lucha primordial del
ser humano es aquella que tie­ne lugar contra los hechos
dados de la existencia: la muerte, el
aislamiento, la libertad y la carencia de sentido vital.

En los encuentros de " Cuentos que curan" , tales hechos
existenciales desempeñan un papel central en el desarrollo
de la actividad, considerando las temáticas elegidas a
través de la selección
de cuentos, temas esenciales a la antropología de la Logoterapia.

Sección
1.05 
" Verde y sin Paula" de Mario
Benedetti

Relataremos aquí a modo de ejemplo, el trabajo que se
puede realizar en torno al cuento
de Benedetti.

Síntesis del cuento:

Este cuento se enmarca en una época histórica
particular de nuestro país, la dictadura
vivida dese el año 1971 al 1984 y el exilio al que muchos
uruguayos se vieron obligados. El personaje principal del cuento
(sin nombre) se encuentra en Europa exiliado.
Había huido de su país por temas políticos,
con una " muerte a
cuestas" .

A partir de este hecho determinante -la muerte de un hombre-, el
personaje cae en una profunda depresión y no ve otra
alternativa a su vida que el suicidio.

Aparece en todo el relato la figura de Paula, quien conoce su
dolor pero no puede hacer nada para impedir su
decisión.

El desenlace nos sorprende, cuando al límite del ahogo,
el hombre
grita y grita a su vez una niña que también se
está ahogando; el la salva salvándose a si
mismo.

Análisis del cuento:

Luego de la lectura (de
gran impacto emocional) guardamos minutos de silencio y poco a
poco vamos recogiendo los sentimientos de las personas.

El coordinador, va trasladando las características de
los personajes y la dinámica del relato, a los conceptos
logoterapéuticos. Se analizan algunas de las ideas
centrales del cuento y sus significados: la culpa, el azar,
Paula, el rápido recorrido a través de los
años vividos, el mar, la niña, etc. 

Nos ubicamos en el personaje, en el " cuerpo" del personaje, "
somos el personaje" por unos minutos, para vivenciar el cuento.
Vamos caminando junto al, hacia la nada, hacia la muerte, vamos
repasando nuestra vida, nuestros afectos, qué fue de
ellos, cuales fueron aquellas frases decisivas, aquellos goces y
sufrimientos que me marcaron. A medida que el agua sigue
subiendo por mis piernas, por mi estómago, también
yo me voy ahogando, no encuentro otra salida, me justifico, me
exonero de culpa, cargo con una muerte a la cual no le
encontré sentido. Soy un " pobre hombre" como dice
Benedetti, con una muerte a cuestas. Después ocurre la
sorpresa, la salida, el nadar sin pensar, para salvar a la
niña que se ahoga y volver a la orilla y darme cuenta que
hay otros, que la niña pregunta por mi y que debo subir
rápido al hotel, antes que
la mucama recoja el sobre (que incluye la carta de
despedida a Paula).

Todo este proceso lo voy viviendo en mi mismo y pienso:

·        
¿Quién está a mi lado?

·        
¿Quién es mi " niña salvadora" ,

·        
¿A quién debo rescatar, para rescatarme a
mí?

·        
¿A quien le he escrito mi carta de
despedida?

·        
¿Estoy abierto al misterio? ¿A la posibilidad de
esperanza mas allá de toda desesperanza?

·        
¿Cuántas veces caigo en la actitud fatalista y
depresiva del protagonista " sin nombre" que no ve otra salida
que ahogarse en el mar?

·        
¿Confío en el Inconsciente espiritual?

En este resumen podemos recorrer nuestra vida, nuestra
búsqueda de sentido, nuestras vivencias de " sin sentido"
y nuestras " niñas rubias" que emergen a nuestro lado para
rescatarnos.

Sección
1.06 
Conclusión: No nos dejemos
convencer

Al inicio de este articulo, Frankl, nos dejaba una maravillosa
cita donde nos plantea que el escritor debe ser capaz de
inmunizar al lector contra la desesperación.  Este es
quizá el objetivo mas importante de la propuesta de
CUENTOS QUE CURAN, generar un espacio comunitario, una
comunidad de vida, donde al leer cuentos y vivenciarlos,
podamos continuar viviendo y buscando un sentido autotrascendente
a la vida.

Un sentido que nos mantenga siempre alertas y " despiertos"
frente al mundo que nos quiere dormir, para que sigamos
consumiendo, para que sigamos siendo victimas y terminemos al
final desesperados y apáticos.

No nos dejemos convencer por los inventores de enfermedades, no se dejen
seducir por los " nuevos fármacos" que todo lo curan y nos
prometen quitarnos todo sufrimiento en la vida. La vida no tiene
cura, tiene que ser vivida. Para nosotros no solo el ser
espiritual no enferma, para nosotros, la persona no enferma,
porque nuestro concepto de
persona es diferente.

Intentamos generar una experiencia a su vez de PSICOEDUCACION
PREVENTIVA, contra el vacio existencial, la apatía y las
neurosis colectivas. Intentamos que cada integrante de los grupos
de CUENTOS QUE CURAN, se lleve un contacto con sus posibilidades
dormidas, de manera tal que al despertarse, las pueda realizar y
pueda hacer algo para cambiar lo que somos. Somos lo que hacemos
para cambiar lo que somos dice el autor uruguayo Eduardo
Galeano.

En realidad, vamos siendo, vamos caminando, vamos a construir
frente al tedio y a la
desesperación, una comunidad de
sentido, de vida, que transforme las " oficinas" (al decir de
Sabina) que son los hogares y matrimonios actuales, en vida y
ganas de vivir.

No se dejen seducir por la apatía, porque en el fondo,
cuando uno menos lo espera, la niña rubia, emerge y se
hunde y emerge y se hunde… tenemos que estar despiertos,
no sea cosa que se emerga y no nos de tiempo para salvarla, para
salvarnos , para retirar la carta que le escribí a Paula y
pedirle que venga de nuevo, que ya no está la muralla, que
ahora si, ahora si la vida ha derrotado a la muerte.

La logoterapia es terapia de las vidas futuras, no de las
vidas pasadas, es ayuda para que lo que está por-venir,
venga y se haga realidad.

Sección
1.07 
Bibliografía

§        
Benedetti, Mario. Geografias. Ed. Planeta Bs As

§        
Cortázar, J. (1951): Bestiario. Ed. Sudamericana,
Bs. As.

§         De
Barbieri, A. (2005): Lo que cura es el vínculo.
Miscelánea Comillas. Revista de
Ciencias
Humanas y Sociales. Julio..Diciembre 2005, No. 123 Vol. 63,
Madrid

§         Frankl,
V. (1988): La presencia ignorada de Dios. Ed.
Herder, Barcelona.

§        
Frankl,V.(1991):El hombre en busca de sentido. Herder,
Barcelona.

§        
Galeano, E. (1989): El libro de los abrazos. Ed del
chanchito, Mdeo.

§         Paz, O.
(1995): Los signos en
rotación y otros ensayos
. Altaza,
Barcelona.

§         Yalom,
I. (2002): El don de la terapia. Ed. Emecé. Bs
As.

§         Yalom y
Vinogradov. Guía breve de psicoterapia de grupo"   de
Ed. Paidós

Curriculum abreviado de los autores:

Alejandro De Barbieri

"       Psicólogo
Clínico, egresado de Universidad
Católica del Uruguay en
1994

"       Profesor
ayudante de la Facultad de Psicología de la
Universidad Católica de las Materias: Análisis
Existencial, y Fundamentos de Terapia Existencial.

"       Egresado de la
Fundación Argentina de Logoterapia " Viktor E. Frankl" en
1996

"       Doctorando, Universidad
de Flores, Buenos Aires.

"       Ha dictado cursos y
conferencias sobre Logoterapia en Uruguay, Argentina, Paraguay,
México,
España
e Italia.

"       Ejerce como
Psicólogo y Logoterapeuta en el plano educacional y
clínico.

"       Egresado del Postgrado
en Psicología Clínica, Universidad Católica
del Uruguay.

"       Director del CELAE,
Centro de Logoterapia y Análisis Existencial.

Marcela Arocena

Marcela Arocena Ponce de León

Licenciada en Psicología, Universidad Católica
del Uruguay,1996.

Logoterapeuta, 1996-1999.

Docente de los Cursos Introductorio, de Especialización
y de Logoterapia Grupal en el CELAE, 2000- presente.

Psicóloga educacional del Colegio San José en
Nivel Inicial y Primaria

Psicóloga en el CAIF Nstra. Sra. de Luxemburgo,
1997-2000.

Psicóloga clínica en el ámbito
comunitario y privado, 1997-presente.

Egresada del postgrado en Psicología Educacional de la
Universidad Católica, 1999-2000.

Diplomado en psiconeuroinmunoendócrinología en
curso.

Curso de Formación Terapéutica. Centro de
Psicología Humanista. Psic. Alondra Mendizábal,
1995.

Miembro fundador y docente de la Sociedad de
Logoterapia del Uruguay, 1995-2000.

Miembro fundador y Directora del CELAE, 2000 – presente.

MSN/ Email:

Sitio Web:

Montevideo –  URUGUAY

Sección
1.08 
ANEXO

CUENTO: VERDE Y SIN PAULA

AUTOR: Mario Benedetti (Tacuarembó, Uruguay, 14
de septiembre del 1920)

LIBRO: GEOGRAFIAS  Reúne catorce relatos y
otros tantos poemas
escritos por Benedetti durante su exilio en España.
 (1984)

Cuando se incorpora en la arena, dobla cuidadosamente la
toalla, respira con fruición, camina hasta la orilla y se
introduce lentamente en el mar, siente que no ha dejado nada a la
improvisación. Allá arriba, sobre la almohada, en
la habitación 512 del Hotel Cóndor, está el
sobre con las cinco palabras en rojo: Para entregar a Paula
Acosta. Lo recogerá la mucama cuando llegue, como siempre,
a las doce. Le ha costado tres meses la decisión, pero a
esta altura es irreversible. Francamente, ya no se soporta, hay
que concluir. No tiene por qué apurarse, sin embargo.

Cuando el agua le
enfría los tobillos, sabe que ha comenzado el
último capítulo. Uno de los primeros se remonta a
otra playa, Atlántico por medio, con su madre y el
padrastro, Víctor, caminando enlazados por la dura arena
de Portezuelo, Joaquín tocando en la armónica una
milonga cualquiera, y Mastín, minúsculo y
húmedo, ladrando como siempre el bochorno de su nombre.
Tiempos de candidez o de sordera, de inocencia o de soberbia, no
lo sabe bien. Tiempos de acomodar sus diez o doce años
saludables en el compacto bienestar, en las lenguas de
sol, en la bocanada salitrosa, en las rocas
limpísimas. Su madre y Víctor, tan jóvenes
entonces y sin embargo (para él) tan antiguos. Y el padre
que nadie menciona y a quien nunca conoció, aunque
sí logró juntar pedacitos de su confusa historia a través de
las revelaciones del primo José Carlos.

La inesperada fuga, poco menos que delictiva, a algún
lugar del extranjero, sin explicaciones ni carta, sólo
noticias
indirectas, desprendiéndose sin pudor de la mujer y el
hijo. Imágenes
de la madre llorando por horas y semanas, y también
recuerdos de su recuperación seis años
después, gracias a Víctor, que es atlético y
bueno pero antiguo.

En realidad, todos eran antiguos menos José Carlos y
Paula, sus pares. Después de todo, se trata de un repaso
consciente. No va a esperar la tradicional y vertiginosa
película del ahogado promedio. Para qué. Tiene todo
el tiempo disponible para ver la historia con calma. De modo que
cuando el Mediterráneo roza sus rodillas, puede elegir el
tramo adolescente, con sus notas brillantes y los veranos
plácidos y la sincera alegría de Víctor,
casi un padre, cuando él triunfa en los 800 metros llanos
a nivel liceal, corriendo rezagado hasta los 600 para mostrar
entonces toda su garra y pasar a los otros como a postes en el
sprint final. Tiempo de lecturas, de primeros libros
importantes y formativos. Y Paula. Regresos del liceo, tardecitas
en el parque, descubrimiento de la Vía Láctea.

Puede elegir las imágenes y hasta organizar el montaje.
Es él, con los pies descalzos sobre las piedras del fondo,
tan pulidas, y el agua ya en los muslos, es él quien traza
inexorable el esquema. Por ejemplo el distanciamiento con
Joaquín, que ya no toca milongas en la armónica y
justifica frenéticamente la todavía apocada
represión, se enrola en los grupúsculos de la
ultraderecha, señala con el dedo a compañeros de
clase. Y Paula. Química
Orgánica con besos. Química Inorgánica con
caricias. Física
con todo. La madre en cambio tiene arrugas, pese a la cremoteca,
y Víctor, a contrapelo de su paz interior, consigue una
úlcera duodenal. El tiempo pasa. Unos abren los ojos,
otros los cierran. La olita suave y traicionera le encoge los
testículos. Aquí lleva tiempo
adentrarse hasta lo hondo, hasta no hacer pie. La olita palpa el
sexo. Paula
también y ahí se quedó. él
creyó que para siempre y ella también. Se ha
mantenido, en fin. Es él quien se va. La abandona por el
mar infinito, por la paz enigmática. Paula es un cuerpo
que él vio crecer, formarse, florecer, madurar, alojar un
carácter.

Y algo más. Paula, o la tentación de vida. Es
arduo sobreponerse. Pero ya está. Todavía un
ramalazo con la muerte de Víctor, en aquel desgraciado
accidente del kilómetro 97, y el profundo desgarro de la
madre, otra vez sola, más antigua que nunca. Sólo
cuando el agua transparente le llega al estómago, la memoria
estalla. No piensa en balaceras, porque detesta el léxico
de las seriales norteamericanas, pero en realidad son eso:
balaceras o ráfagas o fuego graneado.
¿Cuándo había arrancado la pesadilla? Tal
vez cuando empezaron a caer los estudiantes. ¿Cómo
quedarse quieto, arrinconado, a buen seguro? Y
Paula.

Otra forma de amor, casi un orgasmo comunitario.
¿Cómo no hacer algo, no participar? Y Paula.
Qué riqueza, qué conmoción estrechar aquella
vida fresca, igual y tan distinta. Qué riesgoso
paraíso entrar en ella, fumar juntos, hacer proyectos, y
volver a entrar en ella. Y salir después a las reuniones
escondidas, donde hasta los gritos se murmuraban. Qué
ciudad increíble, desacostumbrada, solidaria, discreta,
osadísima, cordial, entrañable.

Dos timbrazos en clave y puertas que se abren, mate, café,
cerveza, planos
de un trazo casi escolar, quién tiene fósforos,
quemalo, chau. Y Paula. Por suerte ella no estaba cuando los
pescaron en el chalecito de Atlántida. Fue a
mediodía, entre turistas, bicicletas y vendedores
ambulantes. Nadie pudo hacer nada. Lo habían previsto todo
menos esa hora facilonga, ritual: el podrido mediodía. Los
brazos horizontales, acariciando el agua, para que la olita
lambetee por fin sus sobacos erizados. Es claro que había
previsto la tortura y las obvias defensas mentales y los principios. Pero
la realidad. Siete días y siete noches buscando y
rebuscando algo para decirles que fuera verosímil y hasta
medianamente cierto y que a la vez fuera inútil. Algo para
que lo dejaran simplemente respirar. Y soltó aquella
dirección, aquel apartamento donde ya no
había nadie, porque una semana atrás ya todos se
habían ido, dispersado. Y sin embargo le siguieron dando,
larga, duramente, cuatro días y cuatro noches más,
ya que, a partir de aquel dato, le exigían confirmaciones,
continuaciones, epílogos. La vieja dirección donde
ya no había nadie. Pero había. Carajo había.
Mierda había. Y gracias a él, gracias a su desliz
imperdonable, habían sorprendido a Omar, sólo a
Omar, y se había defendido y lo habían
acribillado.

Ocho años desde aquello. Y nunca.

El agua cada vez más fría es una soga alrededor
de su pescuezo. Nunca pudo aceptarlo ante sí mismo. Aunque
nadie lo supiera. Porque nadie lo supo, salvo Paula. él
mismo se lo dijo, aquí en Europa, ya aparentemente libre,
porque un pasado así era demasiado para una sola memoria. Y
él agradeció que ella no lo disculpara ni lo
perdonara ni lo justificara ni le dijera qué vas a hacer
ya pasó, él agradeció que sólo se
abrazara a él y le dijera pobrecito mío. Porque eso
era más o menos. Un pobre tipo con Omar a cuestas. Con
Omar a quien nunca había visto, pero a quien sin quererlo
había ayudado a liquidar. Y Paula.

Desde ahí la relación fue otra. Porque ella
comprende, comprende que él se sienta así. Sabe que
él se apoya noche a noche en la altísima,
infranqueable muralla de aquella muerte absurda que es como su
propiedad
privada y que lo separa de los otros, del mundo. Y ella se arrima
y se recuesta con él en la lúgubre muralla, pero de
ningún modo niega que ésta exista. Lo ayuda a
encontrar soluciones,
pero nunca falsas coartadas sino salidas reales. Pero no hay.
Salvo ésta de entrar lentamente en el mar. Después
de todo, no se va a asombrar cuando su cabeza, y con ella su
pasado, su presente y su futuro, queden para siempre bajo el
agua. Tiene experiencia de ese ahogo. Y el agua del
Mediterráneo, pese a las denuncias sobre contaminación, es muchísimo
más limpia que la del tanque con mierda de los cuarteles.
O sea que es una compensación, algo como un premio que se
otorga a sí mismo: ahogarse en un agua limpia, purificada
y purificadora. Y Paula.

La dejó bastante tranquila, en Barcelona, porque
inventó que tenía que hablar sobre el Comité
con Tito y Beatriz, que pasaban aquí sus vacaciones. Pero
en rigor vino a hablar con el mar, con el Mediterráneo tan
verde y sin Paula. Ese mismo Mediterráneo que ahora
está en su mentón y sube hasta sus labios la
salmuera de siempre. Y el sabor llega contemporáneamente
con el grito, agudísimo en su desesperación.
Sólo el ruido del agua
y enseguida retorna, desgarrándose, más lejos en el
aire, más
adentro en el mar. No puede ni tiene derecho a hacer
cálculos o a reflexionar. Dispone apenas de uno, dos
segundos. El grito, que puede ser auxilio, o socorro, o
simplemente ay, vuelve a quebrar la paz, esa paz
enigmática ya a punto de acogerlo. Y no tiene otra
opción que alzarse, sacudirse, flotar, detectar de
dónde viene, y nadar, nadar, nadar con todo el vigor y la
práctica de que dispone.

La niña, aterrada y rubia, emerge y se hunde y emerge y
se hunde y emerge y él aprovecha para asirla del pelo y
sostenerla y acomodar su cuello bajo su brazo e impulsarse hacia
la orilla con el otro, racionalmente, sin perder la calma, y
nadar, nadar, nadar, con una nueva, acumulada, dinámica
obsesión. Todo sucede como en un largo instante. Por fin
la muchachita está tendida sobre la arena, y él
contempla, con ojos acuosos y lejanos, cómo dos o tres
robustos le aplican todos sus conocimientos sobre respiración artificial y boca a boca.

Por lo menos cincuenta personas rodean el cuerpo tendido, y a
cada rato alguno o alguna salen del ruedo y se le acercan y le
tocan un hombro o le sonríen o le dicen bravo hombre o
gracias a usted o si no es por su coraje o amigo te ganaste el
día. Porque de pronto advierte que lo empiezan a tutear y
la muchachita ha podido incorporarse y le han vuelto los colores y
pregunta dónde está el que la trajo. Todo se va
normalizando, pues. Y, sin que nadie se lo haya preguntado,
alguien informa que son las once y media. Entonces él, sin
el menor estupor y sin ninguna duda, es consciente de que debe
subir corriendo hasta el hotel, a ver si consigue llegar a la
habitación 512 antes de que la mucama recoja el sobre.

 

 

 

 

 

Autor:

Marcela Arocena

Alejandro De Barbieri

Centro de Logoterapia y Análisis Existencial

Montevideo – URUGUAY

Partes: 1, 2
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