- Consideraciones iniciales hacia una
reinterpretación del fenómeno - El Impulso inicial
- La
Conferencia de Bandung - La
Descolonización llega al África - El
trauma de la desestruturación del imperio francés
en África - Los
imperios residuales - El
neocolonialismo - Bibliografía
1. Consideraciones
iniciales hacia una reinterpretación del
fenómeno
Con frecuencia se ha señalado que el hecho
histórico más importante después de la
derrota de las potencias del eje Berlín-Roma-Tokyo fue la
guerra
fría que enfrentó a los Estados Unidos y
a la Unión Soviética, las dos potencias que
salieron fortalecidas de la contienda bélica. Sin embargo,
una visión histórica más trascendente, y
menos eurocentrista, debería llevar a la conclusión
de que el hecho de mayor relevancia fue la descolonización
del Asia y del
África. La
guerra
fría fue la confrontación de las nuevas potencias
en busca de un nuevo equilibrio de
poder que se
extendió durante unas décadas.
En cambio, la
descolonización tiene una relevancia mucho mayor en la
historia
universal porque significa el fin de un proceso
histórico muchísimo más amplio, como lo fue
el dominio de
Europa sobre el
resto del mundo, que se inició hace varios siglos
atrás. Este proceso significa también el
emprendimiento de la gran mayoría de los pueblos del mundo
hacia una vida nueva de independencia
y búsqueda de su progreso.
También se ha afirmado que este proceso descolonizador
fue una consecuencia de la Segunda Guerra
Mundial. Si bien es cierto que el proceso descolonizador
alcanzó su momento cumbre en las décadas
posteriores a partir de 1945, la afirmación no deja de
tener algún contenido de distorsión por que se da a
entender que los dos fenómenos – es decir la guerra y la
descolonización- son dos fenómenos distintos. Esta
concepción implica olvidar que la Segunda Guerra
Mundial tuvo varios contenidos.
Por un lado fue la continuación de la primera guerra en
la medida en que todavía era una guerra entre potencias
coloniales por el reparto de territorios. Por otro lado, adquiere
un nuevo contenido con la confrontación entre la
Unión Soviética y la Alemania Nazi,
allí se trata de un guerra entre el capitalismo y
el socialismo.
Finalmente, la segunda guerra mundial
también fue una guerra
anti-colonialista[1]. Esta
afirmación se sustenta en el hecho de que varios de los
escenarios de la guerra en el África, y principalmente en
el Asia son guerras que
enfrentan a Movimientos de Liberación Nacional contra el
Japón
como potencia colonial
(China,
Vietnam, Corea). Por eso, y en clara discrepancia con lo que
afirma la historia tradicional, la
segunda guerra mundial en el Asia no comienza en 1941 cuando el
Japón bombardea Pearl Harbor, sino en 1937 cuando el
Japón avanza desde Manchuria hacia el interior de
China.
Por eso es que hay algo de distorsión en el intento de
separar a la Segunda Guerra Mundial del proceso descolonizador
del Asia y del África. La íntima
articulación entre la guerra y la descolonización
será ilustrada detenidamente, más adelante, cuando
se trate la relación entre la derrota del Japón y
el nuevo impulso liberador en varias colonias.
Por otro lado, se ha sostenido, con frecuencia, que el factor
determinante para el proceso descolonizador fue el debilitamiento
de las tradicionales potencias europeas resultante de la guerra.
Esto es, en parte, cierto. Claro que tuvo relevancia este factor.
Pero una mirada más detallada al proceso descolonizador
puede llevarnos a la conclusión de que no fue el factor
más determinante.
Si reflexionamos sobre como se produce la independencia del
Asia, que se inicia antes que la del África, veremos que
el impulso determinante viene de los dos colosos del Asia; la
China, en 1949 y la India en 1947
y en ninguno de estos dos casos, tuvo especial relevancia el
debilitamiento de las tradicionales potencias europeas.
Veamos:
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