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La descolonización de Asia y África (página 2)



Partes: 1, 2

2. El Impulso
inicial

Si bien es cierto que la China no fue colonizada completamente
por ninguna potencia europea, si fue semi-colonizada (para usar
los términos del líder
Chino Mao Tse Tung). Esto quiere decir que las potencias
colonizadores se repartieron el territorio chino en varios
enclaves coloniales. En 1911-12 se produjo la Revolución
que implicó la proclamación de una república
por parte del Kuomingtan, el Partido Nacionalista Chino. La
situación de este gobierno
sería, sin embargo, muy precaria como para considerarlo un
gobierno de un estado
independiente. El Kuomingtan tendrá que realizar una
guerra contra los denominados "Señores de la guerra" para
someterlos a su autoridad.
Estando estos caudillos bajo la influencia de las distintas
potencias europeas y desarrollando su autoridad con el apoyo de
ellas, se puede considerar la situación como un proceso
hacia la soberanía, pero todavía no
concluido. Luego se desatará la guerra entre el Kuomingtan
y el Partido Comunista de China, por una proyección
distinta de país, y posteriormente se producirá la
intervención japonesa. La guerra anti-japonesa es
claramente una lucha anticolonial. Expulsado el Japón en
1945, se reiniciará la guerra entre el Partido Comunista
Chino y el Kuomingtan de la que saldrá airoso el Partido
Comunista de China, expulsando al Kuomingtan a la isla de
Taiwán. Entones, en 1949, se proclama la
República Popular de China. Es recién en este
momento que se puede hablar de China como un Estado
verdaderamente soberano.

En todo este proceso, el
debilitamiento de las potencias europeas no juega un rol central,
sino marginalmente al no haber podido continuar auspiciando a los
señores de La guerra. Lo
central en este proceso es la guerra anticolonialista contra el
Japón y
luego una revolución
social.

En el caso de la India, talvez
la tesis en
contra del rol del debilitamiento de las potencias europeas como
factor determinante para la independencia
es menos claro, por el hecho de que la India si fue, a lo largo
de todo su territorio, una colonia inglesa. Sin embargo, no se
puede decir que el proceso a la independencia haya comenzado, ni
mucho menos, con el debilitamiento de Inglaterra.

Los primeros movimientos anticoloniales datan acá desde
1885 cuando se crea el Partido del Congreso de la
India[2] y cuando el colonialismo
Inglés
está en su apogeo. Ahora bien, es cierto que el Partido
del Congreso no se planteará, en primera instancia, la
independencia, pero constituye, sin lugar a dudas el primer
antecedente importante de la lucha anticolonial del pueblo
Indio.

Será luego, este mismo partido, ya bajo la influencia
determinante de Mohandas Gandhi, que inicie sus campañas
de desobediencia civil a las autoridades británicas, de
boicot a las mercancías inglesas y sus huelas de hambre
con un propósito definitivamente independentista. Eso
ocurrirá a partir de la década del 20 cuando no se
puede decir que Inglaterra estuviera tan debilitada que ya no
podía seguir siendo un imperio colonial. La Independencia,
ciertamente coronada dos años después de 1945, era
la culminación de un proceso ya inevitable que
tenía un origen muy anterior al debilitamiento de
Inglaterra en la Segunda Guerra
Mundial.

Bien, lo que se ha tratado de sostener acá, no es que
el debilitamiento de las potencias europeas no haya tenido nada
que ver con el proceso descolonizador. Sería algo absurdo
sostener una cosa así. Lo que se pretende negar es que el
proceso independentista en Asia y África sea
un simple reflejo de lo que ocurría en Europa. Se trata
de dar vuelta el argumento tradicional y en lugar de sostener la
preeminencia de los factores externos sobre los internos, afirmar
la mayor relevancia de los procesos
internos sobre los externos. Así pues, el proceso
descolonizador nace de las entrañas mismas de esos pueblos
oprimidos y explotados durante centurias y encuentra una
coyuntura favorable en el enfrentamiento de las potencias
colonialistas que, ciertamente las debilitó.

Otro argumento, relacionado con el anterior y  muy
común en la historia tradicional, pero
fuertemente eurocentrista, es aquél que sostiene que la
independencia fue protagonizada y dirigida por personalidades que
habiendo vivido en Europa, se nutrieron de las ideas
"típicamente europeas" de Libertad,
Democracia y
Autodeterminación y las llevaron a sus pueblos
incentivando su lucha
anticolonialista[3]. Nuevamente la
independencia de Asia y África es presentada como un
reflejo de los procesos históricos de Europa. El problema
de este tipo de planteamientos es que son difíciles de
refutar con hechos, por que evidentemente es cierto que
personalidades protagonistas de la Independencia
Afroasiática, como Gandhi, Nehru, Ho Chi Min, Nkrumah,
Senghor, etc, vivieron en Europa antes de su lucha
independentista.

Sin embargo, un momento de reflexión basta para
comprender que la implicación de este argumento es que
esos pueblos no tuvieron la capacidad de generar la idea de
"Estado
independiente" por ellos mismos. Esto es algo verdaderamente
aberrante. Muchos de estos pueblos constituyeron grandes
civilizaciones ya en el 4.000 antes de nuestra era, cuando en
varios puntos de Europa, el ser humano todavía no
había alcanzado el neolítico. Los aportes de la
milenaria China, la
antigua India, Babilonia en filosofía, artes, ciencias a la
cultura
universal son inmensos y, ciertamente, las culturas europeas
grecolatinas recibieron más bien la influencia de estas
culturas asiáticas. Así que el argumento es
simplemente falaz y claramente eurocentrista.

3. ¿Cuándo
terminó realmente
la Guerra
Mundial?

Si admitimos que la Segunda Guerra
Mundial también fue una guerra anticolonialista,
porque también enfrentó en varios lugares a
Movimientos de Liberación Nacional contra la potencia
colonialista japonesa, entonces existe también algo de
distorsión en la historia tradicional cuando se sostiene
que esta guerra concluyó con el bombardeo atómico
del Japón, provocando su rendición en agosto de
1945.   

El argumento principal para cuestionar la conclusión de
la guerra mundial en ese momento no es que la guerra anticolonial
haya continuado después de la rendición del
Japón. El argumento principal reside más bien en
que la continuación de la guerra descolonizadora emerge
directamente de los hechos políticos y militares de la
guerra mundial. Esto es por demás evidente en el caso de
Vietnam, Indonesia y Corea, para nombrar solamente los ejemplos
más relevantes. Veamos:

Durante la guerra, inmediatamente después del bombardeo
de Pearl harbor, el Japón arrebató sus colonias en
Indochina a Francia
expulsándolos del país. Entonces, el Partido
Comunista de Indochina tomó las armas y
emprendió una guerra anticolonialista contra la nueva
potencia colonizadora. Cuando el Japón fue derrotado y
obligado a retirarse, Ho Chi Min, el líder
vietnamita, proclamó la independencia del país.
Entonces llegaron nuevamente los franceses intentando reinstaurar
su colonia. Es así que se desató una guerra entre
los comunistas vietnamitas (el denominado Vietmin) y los
franceses.

En 1954 los franceses sufrieron una gravísima derrota
en la batalla de Dien Bien Fu, después de la cual se
vieron obligados a reconocer la independencia de la parte norte
del Vietnam y la realización de una conferencia en
Ginebra que separaba el territorio en dos zonas, una al norte
controlada por los comunistas y otra al sur promovida por Francia
y Estados
Unidos.

Como en el sur existían también fuerzas
guerrilleras comunistas, (Esta vez se denominaron Viet-cong)
éstas comenzaron su subversión con el
propósito de reunificarse con el norte. Entonces
recibieron el apoyo de sus compañeros del norte y el
gobierno de
Saigón de Vietnam del sur tuvo que solicitar el apoyo de
Estados Unidos que poco a poco fue incrementando no sólo
su asistencia militar sino también su intervención
directa mediante tropas en combate.

Para mediados de la década del 60 los Estados Unidos
estaban envueltos en una guerra de la que no encontraban modo de
salir, pues su victoria militar se hacía imposible debido
al generalizado levantamiento de la población vietnamita y la introducción de una nueva estrategia
militar por parte de los vietnamitas, la guerra popular.
Los esfuerzos militares de Estados Unidos llegaron a concentrar
en el país a más de 500.000 hombres que fueron
insuficientes para ganar esa guerra. En 1975 Estados Unidos tuvo
que retirarse derrotado de la guerra ante la imposibilidad de
vencer, y la presión de
un movimiento
pacifista en el frente interno que exigía el retiro de las
tropas estadounidenses de Vietnam.

Puede apreciarse entonces que la Guerra de Viet Nam fue una
guerra directamente emergente de hechos políticos y
militares de la Segunda Guerra Mundial. Y Aunque los libros de
Historia digan que la segunda guerra mundial terminó en
1945, la guerra para ellos, en los hechos, terminó varias
décadas después.

Los acontecimientos son parecidos en el caso de Indonesia.
Allá el Japón había expulsado a los
colonialistas holandeses, arrebatándole sus colonias.
Hasta ese momento se había desarrollado un movimiento
anti-colonialista por parte de los partidos Comunista y
nacionalista de Indonesia y fueron terriblemente reprimidos por
los colonialistas holandeses, encarcelando, entre otras
personalidades, al líder nacionalista Ahmed Sukarno.
Cuando los japoneses llegaron, los comunistas los combatieron,
mientras que los nacionalistas colaboraron con ellos
recibiéndolos como liberadores del colonialismo
europeo[4]. Una vez derrotado el
Japón en la guerra y desalojado el archipiélago,
Sukarno se apresuró en proclamar la Independencia de
Indonesia. Entonces los colonialistas Holandeses, apoyados por
los británicos, desembarcaron tropas para reinstaurar la
colonia. Se inició nuevamente una lucha anti-colonial que
duraría todavía unos años hasta que se
realizaron negociaciones y una Conferencia en la Haya en 1949
reconocería finalmente la Independencia de Indonesia.

Nuevamente se puede observar que la guerra anti-colonialista
en Indonesia emergió directamente de hechos
políticos y militares de la segunda guerra mundial.

En el caso de Korea, los acontecimientos fueron un tanto
distintos, pero también están imbricados con la
derrota del Japón durante la guerra mundial. La
península coreana había sido ocupada por los
japoneses desde mucho antes de las guerras
mundiales, cuando Japón iniciaba su política
expansionista al vencer a Rusia en la
guerra ruso-japonesa de 1904-05. Desde ese momento, no dejaron
los japoneses de ejercer su dominio sobre
Corea. Durante la segunda guerra mundial, también hubo
lucha anti-colonial contra el Japón en Corea por parte del
Partido del trabajo de
Corea, al mando de su líder Kim Il Sung. 

Ahora bien, cuando el Japón estaba por ser derrotado,
durante la segunda guerra mundial, antes de los bombardeos
atómicos tanto Estados Unidos como la Unión
Soviética entraron en la península coreana
expulsando a los japoneses. Se estableció entonces que el
paralelo 38, al medio de la península, sería la
línea de demarcación entre las dos zonas de
ocupación, la norteamericana y la soviética. En el
sur se estableció la
República de Corea del Sur bajo el auspicio de los
Estados Unidos y al norte, la República Popular de Corea,
bajo el mando del líder comunista Kim Il Sung que
había liderizado la resistencia
contra los japoneses.

El año 1950 estalló la guerra entre ambas coreas
cuando el ejército de Corea del Norte paso la frontera del
paralelo 38, intentando reunificar el país. La guerra, que
fue terriblemente sangrienta se desarrolló hasta el
año 53 y su evolución es la siguiente; cuando los
norcoreanos atacaron lo hicieron con tal virulencia que tomaron
Seúl (la capital de
Corea del Sur) y empujaron a sus rivales hasta el extremo sur de
la península. Fue entonces, ante la inminente derrota de
los surcoreanos que Estados Unidos intervino en la guerra y
desembarcó tropas en Inchón recuperando poco a poco
el territorio surcoreano y luego pasando al norte del paralelo
38. Las fuerzas estadounidenses tomaron Pyongyang (capital de
Corea del Norte) y continuaron hacia el norte muy cerca de la
frontera con China. En ese momento, el ejército chino
acudió en defensa de los norcoreanos y detuvieron el
avance de los estadounidenses haciéndoles retroceder hasta
el paralelo 38, donde las operaciones
militares se estabilizaron hasta llegar a un cese al fuego
concertado.

La guerra había terminado y finalmente se
establecía la independencia, no de una, sino de dos
coreas. Esta evolución había tenido, una vez
más, su origen político y militar en el mismo
transcurso de la segunda guerra mundial.

Bien, estos son los acontecimientos que ciertamente pueden
servir para cuestionar el fin de la guerra mundial en 1945,
cuando se vence al Japón. El motivo de esta insistencia en
el cuestionamiento de la conclusión de la guerra en 1945,
no es uno de carácter formal, es decir, la
corrección de un dato histórico y nada más.
Al final de cuentas
podría decirse que la historia como ciencia tiene
la necesidad, en el estudio de los fenómenos
históricos profundamente complejos y relacionados unos con
otros, de realizar esquemas y periodizaciones para la mejor
comprensión de los fenómenos. Por eso se pone fin a
la guerra en uno de sus momentos más importantes, desde el
punto de vista político y militar, como lo fue el
bombardeo atómico y, a partir de allí comienza otra
etapa. Además había pues innegablemente una
percepción en todos los lideres
políticos del momento, así como en la opinión
pública internacional, que la Guerra había
terminado en ese momento.

De lo que se trata, más bien, es de hacer
énfasis en algo que con frecuencia se ha desdeñado
profundamente, es decir, el mismo carácter de la guerra.
La historia tradicional se ha empeñado en obviar el
carácter anti-colonialista que también tuvo la
segunda guerra mundial. Ciertamente podrá decirse que los
principales frentes de guerra no tuvieron ese carácter y
que la lucha anti-colonialista de los pueblos asiáticos
era una contradicción secundaria y relegada a frentes
también secundarios. Todo eso está bien, pero de
ahí a negar, obviar, ocultar el carácter
anti-colonialista que -puede ser marginalmente- tuvo la guerra,
hay una distancia y no es correcto hacerlo,
científicamente hablando. Porque una ves que las
contradicciones entre las potencias se hubieron apaciguado con la
derrota del eje Berlín-Roma-Tokyo, la
contradicción entre las colonias y las potencias
coloniales pasaron a primer plano convirtiéndose en la
contradicción fundamental que tenía el mundo.

4. La
Conferencia de Bandung

Con frecuencia suele afirmarse que las potencias colonizadoras
comprendieron que entraban en una contradicción al
mantener sus imperios coloniales siendo que habían
emprendido la guerra contra la Alemania Nazi
alegando la defensa de los principios de
Libertad, Democracia, Autodeterminación, etc. No es que
eso sea falso. Naturalmente estaban en una grave
contradicción y los políticos honestos se daba
cuenta de aquello. Pero nuevamente el modo de plantear el
problema implica que el impulso proviene de Europa. Eso no es
cierto. En realidad, las potencias coloniales fueron interpeladas
por los pueblos afroasiáticos en la conferencia de
Bandung.

Se trató de un evento de vital trascendencia, en medio
del proceso descolonizador, en 1955. Ya se habían
realizado antes otras conferencias entre movimientos
descolonizadores de pueblos afroasiáticos, como la
conferencia de Bruselas en 1927. Sin embargo, esta era la primera
vez que se reunían ante la convocatoria de jefes de
Estado, como Sukarno de Indonesia y Nehru de la India, para
tratar el tema de la unidad de los pueblos afroasiáticos
en la lucha por la emancipación contra el colonialismo. La
intensión era explícitamente condenar el
colonialismo, interpelando a las potencias al evidenciar la doble
moral que
regía sus políticas
cuando hablaban de Autodeterminación y cuanto principio
democrático encontraban, mientras que en los hechos
practicaban la explotación y opresión colonial
más despiadada[5].

No es que La Conferencia de Bandung haya tenido trascendencia
por sus efectos morales. Las potencias colonizadoras y la gran
política internacional no se rigen por esos criterios,
aunque con frecuencia apelan a ellos. La trascendencia es que la
Conferencia fijó metas comunes para grandes estados ya
independizados como China, India, Indonesia, Egipto y otros
menores como Vietnam, Liberia, Siria, Afganistán, Filipinas, Costa de Oro,
Líbano, Nepal, Sudan etc, haciendo un total de
veintiséis países. Estos estados podían ya
actuar conjuntamente en escenarios importantes como las Naciones Unidas
para exigir a la comunidad
internacional para que siente su presión sobre las
potencias colonizadoras para que otorguen la independencia a sus
colonias. También se trataba de exigir la admisión
dentro de las Naciones Unidas a varios países
recién independizados. Se esperaba que pronto llegaran a
ser la mayoría dentro del principal organismo
internacional y consecuentemente sus exigencias, por lo menos,
deberían ser escuchadas.

La acción
conjunta de estos países tuvo necesariamente
repercusión en las luchas independentistas de los pueblos
todavía colonizados. Se había logrado establecer el
criterio que la descolonización era un proceso ya en
marcha e inevitable, por mucha resistencia que pusieran las
potencias colonizadoras.

5. La
Descolonización llega al África

Sin lugar a dudas que la Conferencia de Bandung tuvo sus
efectos. Se había logrado arrebatar a las potencias
colonizadoras occidentales la bandera de la defensa del principio
de la libertad y la autodeterminación de los pueblos, que
dijeron defender contra la Alemania Nazi. Por otro lado,
significó naturalmente un estímulo increíble
para los pueblos, especialmente africanos, que se encontraban en
proceso de lucha anticolonial. Arreciaron entonces sus demandas y
sus luchas independentistas.

En este marco y ya supeditado a este factor general,
seguramente que también jugó un rol el hecho de que
las potencias, principalmente Inglaterra, se encontraran al salir
de la guerra debilitadas económica, política y
militarmente para persistir en el mantenimiento
de sus imperios coloniales.

Inglaterra, cuyo imperio colonial fue desestructurado de modo
menos traumático, intentó conciliar el principio de
auto-determinación con el mantenimiento del régimen
colonial cediendo algún grado de autonomía a sus
colonias. De este modo intentaron implantar Asambleas con algunas
facultades legislativas junto con algún tipo de
auto-gobierno. Sin embargo, estaba claro que esto no era lo que
querían los pueblos africanos. Autonomía no era lo
mismo que independencia. Ya se había desarrollado todo un
sentimiento panafricanista, bajo el influjo de importantes
líderes como el Ghanés Nkrumah, que
insistían en la necesidad de un África
independiente. Toda una historia de esclavitud
practicada durante siglos por los colonialistas, otorgaba un
sentimiento de identidad y
solidaridad entre
los pueblos africanos, a la vez que descartaba rotundamente
permanecer bajo la tutela
extranjera.

Existe otro factor que también tuvo importancia al
momento de levantar el imperio colonial finalmente. El hecho es
que los movimientos descolonizadores no eran movimientos
homogéneos. Ciertamente se podía distinguir entre
dos tipos de movimientos. Por un lado, estaban los movimientos
nacionalistas que generalmente eran movimientos propiciados por
sectores nativos económicamente dominantes que esperaban
que la Independencia los pusiera en posiciones
políticamente dominantes en sus países. Por otro
lado existían Movimientos de Liberación Nacional
que consideraban que la liberación nacional implicaba no
sólo independencia respecto a la potencia colonizadora,
sino también reformas de sus sociedades que
transformaran las estructuras
económico-sociales permitiendo a los grupos más
empobrecidos aumentar su nivel de vida, es decir, una
revolución social. Esta tendencia ha sido denominada la
del socialismo
africano cuyo exponente más representativo seguramente es
el líder de Tanzania, Julius Nyerere. El proyecto de
revolución social, inmerso en el de la independencia,
implicaba naturalmente o expropiar o expulsar a las empresas de la
potencia colonizadora que tenían actividades en la
colonia.

La disyuntiva que se presentaba entonces para Inglaterra era
la de persistir en su sistema colonial
dando así lugar a que la lucha independentista se
radicalice y finalmente termine imponiéndose el proyecto
del socialismo africano o más bien negociar con los
movimientos anti-coloniales, una independencia que no expulse a
los intereses económicos británicos, sino
más bien acepte dentro de su nuevo orden.

La solución que finalmente se impuso para el caso del
colonialismo Inglés fue la de negociar la independencia
creando una Comunidad Británica de Naciones (British
Commonwealth) a la que los nuevos estados pertenecerían
formalmente reconociendo a la reina de Inglaterra, pero
constituyéndose en estados independientes. Naturalmente
existía una contradicción entre ser independiente y
reconocer a un rey extranjero. Sin embargo, se hizo
énfasis en el aspecto puramente formal del reconocimiento
a la reina. Lo importante era que los lazos económicos no
se rompieran con la independencia.

Bajo esta formula se reconoció entonces la
independencia de algunos estados africanos, mientras que otros
insistirían en su calidad de
Repúblicas y lograron su emancipación de este modo.
Es así que la mayoría de los países
africanos, que habían sido colonizados por Inglaterra,
obtuvieron su independencia durante la Década del 60.
Así lo hicieron Ghana y Nigeria en ese año,
Tanganika (Tanzania) y Sierra León en 1961, Uganda en
1962, Gambia en 1965[6],
etc.  

Una caso especial en el imperio colonial Inglés fue
Rodhesia. Allí los colonos blancos vieron que la
independencia, a la que inicialmente se habían opuesto,
era algo inevitable y que el advenimiento de un estado
independiente les arrebataría sus posiciones
económicas y políticas dominantes. Entonces,
decidieron ellos mismos, declarar la independencia en 1965
constituyendo un Estado fuertemente segregado en el que se
reservaron la participación política para ellos
excluyendo a la mayoritaria población negra, exactamente
del mismo modo que antes lo habían hecho los
sudafricanos.

Se planteo entonces una confrontación entre la
población de colonos blancos y el movimiento de
liberación nacionalista negro, dirigido por Robert Mugabe.
Fue una prolongada y sangrienta guerra en la que la guerrilla del
movimiento negro al fin pudo imponerse. Recién en 1980 se
proclamaría verdaderamente la independencia, bajo el
nombre de República de Zimbabwe.

6. El trauma de la
desestructuración del imperio francés en
África

Para Francia era más difícil ceder la
independencia a sus colonias que lo que fue para Inglaterra. La
terrible humillación que significó la
ocupación de su territorio por parte de la Alemania nazi y
el posterior rol secundario que jugaron las tropas de la Francia
libre en la segunda guerra mundial determinaban que su rol de
potencia estaba en entredicho. Por eso la perpetuación de
su imperio colonial era lo único que podía renovar
el carácter de potencia de Francia, en los ojos los
chauvinistas políticos y empresarios franceses. Este es el
motivo por el que Francia resistiría terriblemente la
destrucción de su imperio colonial por parte del
movimiento anti-colonialista.

Sin embargo, el movimiento anti-colonialista estaba
también en marcha en las colonias francesas con la firme
determinación de lograr la Independencia. Además,
durante la guerra, Charles De Gaulle había conformado su
Ejército de la Francia Libre, en una proporción
significativa con gente de las colonias y naturalmente
después de la guerra existía la percepción
de que ellos habían contribuido a la liberación de
Francia y, por lo tanto, Francia estaba en deuda con ellos.

Inmediatamente concluida la guerra en Europa, se
convocó a una Asamblea Constituyente para reconstituir
el Estado
francés bajo la forma de IV República. En este
escenario se trató naturalmente el problema de las
colonias y acá, las tendencias dominantes dentro de la
política francesa, también gravemente presionadas
por el problema moral que significaba continuar con la
política colonialista, pero firmemente decididos a no
soltar sus dominios, idearon una formula que aparentemente era
una solución al problema.

Francia no daría la independencia a sus colonias, pero
en un futuro, dejarían de ser colonias. La idea era que
paulatinamente las colonias pasarían del rango de colonias
a ser partes integrantes del estado francés, aumentando
poco a poco representantes de las colonias a la Asamblea
francesa. El ideal de un gran Estado francés
transcontinental, renovado como potencia, estaba a la vista.
Además todo sería muy "democrático". El
único problema radicaba en que esta fórmula
democrática no había sido consultada en lo
más mínimo a los pueblos de las colonias (salvo a
algunos representantes que ya tenía la Asamblea) y se
ignoraba completamente sus ansias independentistas.

De este modo, estaban dadas las condiciones para la
confrontación. Ya la guerra en Indochina estaba mostrado
que el imperio colonial francés iba camino hacia el
despeñadero. El segundo trauma se presentaría en
Argelia.

Argelia había sido una de las colonias más
preciadas por los franceses debido al hecho de que una
significativa población francesa se había radicado
allí y gozaba de las mejores tierras y las mejores
posiciones socio-económicas. Esta población estaba
naturalmente opuesta tenazmente a la independencia de Argelia y
se constituía en la punta de lanza del colonialismo
francés.

El hecho es que la victoria de las fuerzas aliadas en Europa,
encontró a la población nativa argelina entusiasta
con la idea de que pronto serían independientes, pues se
había peleado y vencido a los opresores. Así que
intensificaron sus movilizaciones en demanda de su
ansiada independencia. Una de esas expresiones fue una gran
concentración en mayo de 1945, donde masivamente la
población se había reunido para exigir su demanda.
La respuesta fue brutal, el ejército francés
abrió fuego contra la población civil que se
manifestaba pacíficamente. La masacre tuvo proporciones
realmente enormes ya que los muertos se contaban por miles. De
este trágico modo, la población argelina se
desengaño de su ilusión de que los franceses
accederían fácilmente a su reivindicación
independentista.

La masacre fue una verdadera declaración de guerra,
pronto se gestarían grupos guerrilleros para expulsar por
la fuerza al
colonialismo francés, dado que estaba claro que no lo
haría pacíficamente. Al mando del Frente de
Liberación Nacional (FLN) la población se sumaba
cada vez más y en mayores proporciones a la lucha. La
guerra fue terriblemente sangrienta, pues el ejército
consumaba una y otra vez masacres en busca aplastar la
rebelión argelina. En el frente interno la
situación también se ponía crítica
debido al creciente rechazo hacia la guerra en Argelia. El
problema del gobierno radicaba en que le era muy difícil
acceder a la demanda independentista, pues la población
francesa en Argelia se negaba rotundamente a aquello e
insistían en que su gobierno "no podía
abandonarlos".

A fines de la década del 50 era evidente que la
situación no podía continuar. La IV
República francesa se caía como consecuencia de
tres guerras, la de Indochina, la del canal de Suez (en 1954) y
la de Argelia. Una nueva Constituyente proclamó la quinta
República y sobre el problema colonial determinó la
realización de plebiscitos en las colonias sobre el
establecimiento de una Comunidad Francesa de Naciones, similar a
la inglesa, que implicaría mayor autonomía y, a la
postre, posiblemente, la independencia.

Si bien los términos del plebiscito fueron rechazados
por el FLN, la población argelina votó
favorablemente a la propuesta dado que había una promesa
remota de Independencia. Entonces, la población francesa
en Argelia, que tenía el temor de perder sus posiciones
privilegiadas con la autonomía y la posible futura
independencia, incentivó en el ejército
francés radicado en Argelia un golpe de estado,
con el propósito de destituir al presidente De Gaulle para
impedir la ejecución de la reforma.

El golpe no prosperó en el resto de Francia y los
complotados fueron tomados prisioneros. A partir de ese momento,
el camino de Argelia hacia su independencia estaba abierto. El
principal dirigente del FLN, Muhammad Ben Bella, fue puesto en
Libertad y en 1962, después de negociaciones, Francia
terminó reconociendo la independencia de Argelia. La
guerra argelina había sido terriblemente trágica y
las apreciaciones sobre la cantidad de vidas que costó
varían desde los 300 mil hasta el
millón[7].

El resto del imperio colonial Francés en África
se desintegraría paulatinamente o bien conforme se
desarrollaba la guerra de Argelia y sino inmediatamente
después. El plebiscito para la conformación de una
Comunidad Francesa de Naciones fue un paso previo por el que
pasaron todas sus colonias, menos una Guinea que votó
negativamente a la propuesta y como consecuencia declaró
la Independencia en 1958. Las demás, lo hicieron durante
la década del 60, como repercusión obvia de la
guerra de Argelia, de la independencia de Guinea y de la
creación, en 1963, la
Organización de la Unidad Africana. Un
asociación de los Estados Africanos ya independizados que
se comprometían, al igual que en Bandung, a "eliminar
todas las formas del colonialismo en África". Los
franceses habían comprendido al fin que no podrían
evitar la descolonización de los pueblos africanos.

7. Los imperios
residuales

Inicialmente parecía que la independencia del Congo, la
más grande de las colonias de Bélgica, sería
algo pacífico sin las guerras y el consecuente trauma de
otros lugares. Sin embargo, detrás de la aparente
benevolencia de los belgas, se cernía un complot que
haría estallar un polvorín que se llevaría a
la tumba a miles de personas que lucharon entre ellos, sin saber
a ciencia cierta cuales eran los intereses foráneos que
defendían.

Bélgica no tenía muchas colonias, pero en
cambio
había logrado conquistar el Congo, uno de los más
grandes y ricos territorios en el África meridional,
verdadera envidia de los grandes imperios. Sin embargo, el Congo
siendo un vastísimo territorio, era un conglomerado de
múltiples pueblos con costumbres, culturas y lenguas
diversas. En realidad, lo único que los unía era
haber sido conquistados por la misma potencia colonial. Este
hecho tendrá especial relevancia al momento de la
independencia.

Durante la década del 50 el movimiento independentista
estaba en el Congo, como en el resto de África, en pleno
fermento, con múltiples organizaciones y
partidos que aspiraban y demandaban la independencia de las
autoridades coloniales. Entre estos movimientos destacaba el
Movimiento Nacional Congoleño, cuyo Líder Patrice
Lumumba, había logrado obtener el reconocimiento de las
diversas organizaciones nacionalistas que se generaban en el
país.

Las presiones y movilizaciones de los pueblos del Congo,
así como el ambiente
generalizado de descolonización en toda el África,
llevaron al gobierno Belga a negociar la independencia. Las
negociaciones fueron aceleradas y se proclamó la
independencia el 30 de junio de 1960, junto a la
realización de elecciones a una Asamblea legislativa que
elegiría al primer gobierno del Congo independiente. El
vencedor de las elecciones fue Lumumba que, aunque no obtuvo la
mayoría absoluta, pudo conformar gobierno en
coalición con otros grupos.

Para comprender lo que ocurrió después es
necesario señalar que las negociaciones hacia la
independencia se desarrollaron bajo la discrepancia sobre un
nuevo gobierno central o federal y, aún más, sobre
la posibilidad de crear varios estados, en lugar de uno. Lumumba
había sido proclive a la unidad de los pueblos del Congo,
con un gobierno centralizado, en vista de la necesidad de un
gobierno estable que pudiera dirigir la construcción del país. Además
Lumumba era un claro representante de aquellos sectores del
movimiento descolonizador africano que consideraba que la
independencia debía ser realizada junto con un proceso de
transformaciones estructurales que mejorara la vida de los
sectores depauperados de la población y para eso
había que establecer nuevas condiciones con las empresas
belgas para que éstas concluyeran el saqueo de las
materias primas, especialmente mineras. Naturalmente, bajo estas
condiciones, Lumumba no era el favorito de los belgas para
hacerse cargo del país, dado que si habían accedido
a la independencia negociada era para poder
continuar con su actividad económica de antes, obteniendo
los mismos réditos de antes.

Por eso es que, la sublevación contra Lumumba
estallará a los pocos días de proclamada la
independencia, es decir, el 5 de julio. Está claro ya que
en la sublevación tuvieron parte algunas tropas belgas,
junto con congoleñas y que, a la sublevación
siguieron disturbios protagonizados entre otros, por adherentes
de Lumumba, que viendo la subversión de parte de tropas
belgas, agredieron a civiles belgas porque consideraban que ellos
estaban tras el complot.

La reacción del gobierno belga fue mandar tropas
paracaidistas al Congo aduciendo la defensa de sus ciudadanos y
disparó contra los congoleños iniciando de hecho
una guerra civil. En medio del caos, se proclamó la
independencia de Katanga, una rica provincia minera al sur del
país, a la cabeza de Tshombe. La secesión
había sido estimulada por la población de colonos
belgas, aprovechando el sentimiento regional de la
población nativa de Kananga y además por las
empresas mineras belgas. Al poco tiempo, otra
Provincia, Kasai, se declara también independiente y,
luego hay un pronunciamiento militar que proclama presidente a
Mobutu, otro de los políticos congoleños del
proceso anti-colonialista, conformando un gobierno paralelo al de
Lumumba. En ese momento ya existe un caos generalizado y todos se
combaten contra todos.

Mientras tanto, la maniobra se cierne también en la
ONU, donde
Bélgica sostiene que "la independencia fue apresurada y
que los congoleños no estaban preparados para gobernarse",
con el claro propósito desprestigiar al gobierno de
Lumumba. Entonces se autoriza la intervención de cascos
azules con tropas belgas, estadounidenses y de algunos
países africanos supuestamente para proteger la vida de
civiles. Sin embargo, la declaración de neutralidad de la
ONU implicaba de hecho el desconocimiento de las elecciones que
llevaron a Lumumba al poder. Lumumba será apresado por
tropas de Mobutu y entregado a las de Tshombe, por quienes
será asesinado. Los adherentes de Lumumba
resistirán todavía durante algún tiempo,
relegándose a una guerrilla al este del país, pero
finalmente serán aplastados. En 1965, Mobutu podrá
finalmente consolidarse en el gobierno, habiendo ya cesado el
intento separatista de Tshombe en
Katanga[8]. Si el separatismo
cesó, fue porque los intereses de las empresas mineras
belgas ya no peligraban.

El Congo, posteriormente rebautizado como Zaire, nació
de este modo a la vida independiente, sin poder elegir libremente
a su gobierno y mancillada por los intereses colonialistas que,
sin lugar a dudas, permanecieron vigentes constituyendo un
régimen neocolonial.

Por su parte, las colonias portuguesas tuvieron también
un largo suplicio hacia la independencia. Un factor determinante
acá fue que Portugal, hasta 1974 fue gobernada por un
régimen militar que se negó sistemáticamente
a aceptar la independencia de sus colonias. Por este motivo, la
descolonización en Angola, Mozambique, Guinea-Bissau
fueron procesos también violentos en que los movimientos
anti-colonialistas tuvieron que organizar guerrillas para
promover la independencia, más aún cuando estos
movimientos eran claramente representantes del socialismo
africano, como el FRELIMO (Frente de Liberación de
Mozambique), con Samora Machel a la cabeza. La independencia
acá fue tardía en relación a los
demás países africanos y recién pudo
consolidarse cuando la dictadura
portuguesa fue derrocada. No es que el derrocamiento de la
dictadura haya posibilitado la independencia, los movimientos
independentistas ya eran amplios y con vasto apoyo popular, pero
seguramente la aceleró.

8. El
neocolonialismo

Los nuevos estados asiáticos y africanos, que surgieron
a la vida independiente mediante el proceso descolonizador,
vieron frustradas sus esperanzas de una vida mejor en los
años posteriores a su independencia. Siglos de
colonialismo habían determinado sus estructuras
económicas y sociales de tal modo que se vieron inmersas
en un deprimente estado de subdesarrollo
y dependencia.

Pese a la increíble diversidad de todos estos
países se puede intentar una descripción de algunas
características comunes. Sus recursos
naturales habían sido saqueados por las potencias
colonizadoras y su estructura
económica adaptada a los requerimientos de las mismas. Por
eso, una de las características comunes es que fueron
incorporadas al mercado
internacional en calidad de exportadoras de materias primas e
importadoras de productos
manufacturados.

Los colonialistas no se habían preocupado de tender
infraestructuras viales, sino excepcionalmente para extraer los
productos que requerían. Por eso sus economías
estaban fuertemente desintegradas. La población era
increíblemente pobre y, por eso no se contaba con un
mercado interno que pudiera incentivar la producción nacional.  

En términos sociales, la estructura racista y
discriminatoria de la colonia no había generado una
estructura educativa, en escuelas, colegios y Universidades, para
las amplias masas populares y entonces el analfabetismo
y la falta de instrucción estaban extendidos en amplios
sectores populares. Por eso es que cuando tuvieron que hacerse
cargo de la
administración del Estado no había
técnicos con la formación necesaria para enfrentar
con solvencia el reto de construir una sociedad mejor
y más justa.

En este aspecto es necesario realizar la siguiente
reflexión, porque de lo contrario se puede caer en el
argumento colonialista y racista que insistía en que "esos
pueblos no estaban preparados para gobernarse a sí
mismos". El hecho es que la falta de formación de esos
pueblos fue una consecuencia de las estructuras sociales racistas
y discriminatorias impuestas por los colonialistas. Fueron ellos,
cuando llegaron y conquistaron esos pueblos, los que
interrumpieron un proceso de desarrollo
interno que naturalmente hubiera generado las instituciones
educativas necesarias, como lo habían hecho muchos de
estos pueblos durante la antigüedad.

En términos políticos, la independencia
negociada con las potencias colonizadoras determinó, en
muchos casos, que las posiciones políticamente dominantes
fueran copadas por tradicionales clases
sociales nativas interesadas en mantener el orden
socio-económico vigente. Seguramente, el caso del Congo es
terriblemente ilustrativo en este aspecto.

Por otro lado, el proceso de conquista y
colonización fue un proceso que no tuvo en cuenta para
nada la diversidad de pueblos que existía en esos
territorios. Simplemente trazaron líneas arbitrarias en
los mapas
repartiéndose las posesiones guiados fundamentalmente por
el afán de conquistar la mayor cantidad de territorios
posibles. Por eso cuando se estableció la independencia se
generaron terribles conflictos
étnicos entre estos pueblos y estallaron sangrientas
guerras civiles. El caso del Congo no es el único,
también está la confrontación entre
hindúes y musulmanes que
llevaría a la división entre la India y
Pakistán, para no hablar de la terrible guerra
secesionista de Biafra en Nigeria.

Cuando los Estados asiáticos y africanos, en estas
condiciones, entraron al contexto internacional y tuvieron que
relacionarse con los estados que en el pasado fueron sus
colonizadores, estaban en una desventaja abismal. Su comercio fue
completamente asimétrico pues intercambiaban materias
primas a precios
bajísimos con manufacturas a precios elevados. Como
requerían capitales, recibieron préstamos con
intereses onerosos. Como requerían explotar sus recursos
naturales, recibieron a empresas multinacionales que continuaron
saqueando sus recursos, sin dejar nada o muy poco a cambio.
También recibieron donaciones, siempre condicionadas
políticamente. Cuando sus gobernantes ya no quisieron
continuar esas relaciones, fueron cambiados mediante golpes de
Estado. A eso se ha llamado neocolonialismo.

BIBLIOGRAFÍA

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    del Desarrollo Capitalista"
  • Martínez Carreras, José U. "La Independencia
    de India y Pakistán"
  • Martínez Carreras, José U. "La
    Rebelión de Asia".
  • Martínez Carreras, José U. "El despertar de
    África".
  • Lundestad, Geir. "Este, oeste, norte y sur:
    características de la política internacional.
    1945-1990"
  • Tornquist, Olle. "Dilemas of third world communism"
  • Bautista Vilar, Juan. "La Independencia de Argelia".
  • Caranci, Carlo A. "Congo: El difícil camino de la
    Independencia".

 

 

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