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Hiperactividad (página 2)



Partes: 1, 2

Sucede más en niños
que en niñas. Un 25% de los niños hiperactivos
incurren en actos delictivos, abusan del alcohol,
drogas

El principal trastorno de los niños hiperactivos es el
"Déficit de atención" y no el "Exceso de
actividad motora". El "Déficit de atención"
habitualmente persiste y el "Exceso de actividad motora"
desaparece.

Los niños con TDAH empiezan a andar precozmente, pero
más que andar lo que hacen es correr "como si tuvieran un
motor dentro",
refieren algunos padres. En sus inicios escolares tienen problemas con
la lectoescritura
y las matemáticas, habilidades que requieren un
esfuerzo de concentración más prolongado.

Algunas de las actuaciones que se asocian con el TDAH derivan
de la inatención, impulsividad e hiperactividad: no lograr
mantener la atención a detalles o cometer errores por
descuido en el trabajo,
realizar movimientos nerviosos con manos o pies, o retorcerse en
el asiento, tener dificultad para mantener la atención en
tareas o actividades de diversión, levantarse en
situaciones en las que se espera que permanezca sentado, no
escuchar cuando le hablan directamente o sentirse intranquilo e
inquieto, no seguir instrucciones y no terminar el trabajo
exitosamente, la dificultad para involucrarse en actividades
calmadas en sus ratos de ocio o para organizar tareas y
actividades, la sensación de estar "en marcha" o "empujado
por un motor", el deseo de evitar los trabajos que requieren un
esfuerzo mental sostenido, hablar excesivamente, perder cosas
necesarias para tareas y actividades, contestar abruptamente
antes de que terminen de preguntarte algo, distraerse con
facilidad, la impaciencia para esperar su turno, el olvido de sus
deberes diarios o la interrupción en lo que otros
están haciendo son rasgos
característicos.[]

Al llegar a la edad adulta, el individuo ha
podido acomodar su TDAH a la vida real y algunos autores lo
definen como . Si bien las características del TDAH han
sido plenamente referenciadas respecto a menores de edad, se
suele señalar que no existen estudios suficientes respecto
a adultos. No obstante algunas de estas características en
adultos[23] serían:

  • Disminución del rendimiento académico y
    profesional.
  • Dificultades en el desarrollo
    social y emocional: Amigos poco estables, relaciones poco
    duraderas.
  • Comportamientos conflictivos.
  • Adicción a sustancias tóxicas: Según
    publicó el psiquiatra Néstor Szerman, un 20% de
    los adultos que sufren adicciones a la
    cocaína, cannabis y otras sustancias,
    padecen TDAH y este índice llega a un 50% en el caso de
    personas con dependencia alcohólica[24]
    añadiendo que dicha drogadicción se suprimiría
    actuando más sobre el TDAH que sobre la propia
    drogadicción.
  • Síntomas depresivos: debidos a las carencias
    emocionales, laborales y educativas antes citadas y a la
    sensación de fracaso escolar o profesional.

CARACTERÍSTICAS
PRINCIPALES DE LOS NIÑOS HIPERACTIVOS

Antes de reseñar las principales características
del niño hiperactivo hemos de decir que no tienen un
comportamiento
extravagante extraño o inusual durante la infancia
mantienen conductas conflictivas sólo por la frecuencia
que la mantienen, la intensidad y la inoportunidad del momento en
el que ocurren. Estos niños tienen dificultad para
controlar su conducta en
presencia de otros y les resulta más fácil cuando
están solos.

No todos los niños hiperactivos mantienen las mismas
características que a continuación se describen
pero las dificultades de atención, impulsividad e
hiperactividad son rasgos comunes que presentan todos los
niños.

Como características destacamos:

  • ATENCIÓN

Lo que más caracteriza al niño hiperactivo es su
falta de atención cercana a detalles. La
distracción más vulnerable es a los
estímulos del contexto ambiental.

En casa tienen dificultades para seguir las directrices que se
le marcan, para organizarse y parece que no escuchan cuando se
les habla.

En el colegio cometen errores por no fijarse en los trabajos o
en las diferentes actividades.

Con frecuencia saltan de una tarea a otra sin terminarla, ya
que evitan situaciones que implican un nivel constante de
esfuerzo mental.

  • IMPULSIVIDAD

Con frecuencia actúa de forma inmediata sin pensar en
las consecuencias.
Está inquieto con las manos o los pies y no puede sentarse
quieto.
Está activo en situaciones en que es inapropiado.
Habla de forma excesiva, responde antes de que la otra persona termine,
tiene dificultad para esperar su turno y frecuentemente
interrumpe.

  • HIPERACTIVIDAD

Lo más característico de estos niños es
la excesiva actividad motora. Siempre están en continuo
movimiento,
corren, saltan por la calle, nunca quieren ir cogidos de la
mano…

Su excesivo movimiento no persigue ningún objetivo,
carece de finalidad.

  • COMPORTAMIENTO

Su comportamiento es imprevisible, inmaduro, inapropiado para
su edad.
No son malos pero sí que son traviesos.
Se muestran violentos y agresivos verbal y físicamente
Con frecuencia mienten y cometen hurtos.

  • APRENDIZAJE

La mayoría de los niños hiperactivos presentan
dificultades en el aprendizaje.
El 40 ó 50% de los niños hiperactivos tienen un
bajo rendimiento escolar.
Tienen dificultades perceptivas, con lo cual no diferencian bien
entre letras y líneas y tienen poca capacidad para
estructurar la información que recibe a través de
los distintos sentidos.
Las dificultades de los niños hiperactivos estriban en la
adquisición y el manejo de la lectura,
escritura y el
cálculo.
Son torpes para escribir o dibujar, tienen mala letra y cometen
grandes errores de ortografía.
En cálculo, se olvidan de las llevadas y operaciones
básicas.
En lectura,
omiten palabras, sílabas e incluso renglones, no
comprenden lo que leen, pueden identificar las letras pero no
saben pronunciarlas correctamente.
Tienen dificultad para memorizar y para generalizar la
información adquirida.

  • DESOBEDIENCIA

Como dijimos anteriormente al niño hiperactivo le
cuesta seguir las directrices que se le marcan en casa. El
niño hace lo contrario de lo que se dice o pide.
Los padres tienen especial dificultad para educarles en adquirir
patrones de conducta (hábitos de higiene,
cortesía…).

  • ESTABILIDAD EMOCIONAL

Presentan cambios bruscos de humor, tienen un concepto pobre de
sí mismo y no aceptan perder, por lo que no asumen sus
propios fracasos.

CAUSAS

Se trata de un trastorno neuroconductual de origen
fundamentalmente genético. Se han demostrado factores de
origen hereditario (es decir, heredados, no adquiridos en el
curso de la vida) en un 80% de los casos. Diversos estudios
demuestran que hay una transmisión familiar del trastorno,
que no ocurre por medio de relaciones
adoptivas.[7] En contraste, cabe destacar que la
contribución estimada de factores no hereditarios a todos
los casos de TDAH es de sólo un 20%.[8]
Para explicar esa minoría de casos se ha propuesto la
intervención de causas multifactoriales, que suponen
también factores genéticos aunque en
combinación con factores ambientales. La influencia de
causas congénitas que actuarían durante la
gestación (es decir, no hereditarias; con
participación de factores genéticos o ambientales
en proporciones variables),
tales como la exposición
en útero a la nicotina, no se consideran tan importantes
como hace unas décadas. Es de notar que, incluso en casos
que a primera vista se atribuyen a factores ambientales (como el
recién mencionado), la intervención del factor
netamente genético ofrece una explicación
plausible. En ese sentido, se ha establecido que los
índices de tabaquismo entre
mujeres con TDAH son varias veces mayores que en la población general. Y en virtud de ello,
estas mujeres son también más propensas a fumar
durante el embarazo: como
corolario, la presencia del TDAH en el niño por nacer
remite nuevamente a factores genéticos.

La información sobre el porqué el trastorno del
déficit de atención es escasa. Los
científicos, necesitan estudiar las causas como para
identificar mejores maneras de tratar, y quizás
algún día prevenir el trastorno de Déficit
de Atención. Están encontrando más y
más evidencia de que dicho trastorno no surge del ambiente del
hogar sino a raíz de las cusas biológicas.

Durante algunos años se consideró que una
posible causa del déficit de de atención era una
"lesión cerebral" quizás como resultado de una
infección temprana o complicaciones al nacer. Pero esta
teoría
fue rechazada porque podía ser explicativa de sólo
un pequeño número de casos.

No toda persona con Déficit de Atención tiene
una lesión cerebral o complicaciones de
nacimiento.

Genética

Los estudios de concordancia genética
para el diagnóstico en gemelos revelaron tasas de
concordancia de un 25 a 40% para gemelos dicigotos (DC o
"mellizos") y de un 80% para gemelos monocigotos (MC o
"idénticos"). Los distintos estudios familiares le asignan
al TDAH una heredabilidad de casi el 80%; esto lo ubica
aproximadamente, en relación con este aspecto de la carga
hereditaria, entre la esquizofrenia y
la estatura.[2] Se trata de un trastorno de
herencia
poligénica
: de acuerdo con la evidencia,
múltiples genes contribuyen al fenotipo del
TDAH.[3] La base de datos
del proyecto
Mendelian Inheritance in Man, que cataloga todas las
enfermedades de
base genética conocidas, relaciona este trastorno con
determinados locus del mapa genético
correspondientes a los siguientes genes:

  • DRD4: en el cromosoma 11p15.5 (gen que codifica el
    receptor dopaminérgico D4)
  • DRD5, DRD1B, DRD1L2: en el cromosoma
    4p16.1-p15.3 (gen que codifica el receptor dopaminérgico
    D5)
  • SLC6A3, DAT1: en el cromosoma 5p15.3 (gen que
    codifica la proteína transportadora de dopamina
    DAT1)

Se han identificado, asimismo, varios loci asociados
con una susceptibilidad para este trastorno, tales como los
bautizados ad hoc:

  • ADHD1: en el cromosoma 16p13[]
  • ADHD2: en el cromosoma 17p11[]
  • ADHD3: en el cromosoma 6q12[]
  • ADHD4: en el cromosoma 5p13[]

En este mismo sentido, estudios en
farmacogenética han establecido, por ejemplo, una
asociación entre la respuesta al metilfenidato en
adultos con TDAH y un polimorfismo en SLC6A3
(DAT1).[13] Actualmente, la contribución de
la genética es objeto de estudio; se apunta al desarrollo de
una prueba genética para el diagnóstico del
trastorno.[14]

Fenotipo

Neuroquímica y neuroanatomía

El cerebro de los
individuos afectados muestra una
actividad atípica, lo cual se ha demostrado utilizando
tomografía PET. Se observa un déficit en la
acción
reguladora (inhibitoria) de ciertos neurotransmisores
(dopamina y noradrenalina), a nivel de la corteza prefrontal y
estructuras
inferiores (cuerpo estriado). El neurotransmisor serotonina
también estaría implicado, sobre todo debido a su
rol en el control de los
impulsos, mediado por su acción sobre el eje
mesolímbico-cortical.

En adultos con TDAH, se encontró una disminución
del 8,1% en el metabolismo
cerebral de la glucosa en
relación a los controles, sobre todo a nivel de la corteza
prefrontal y áreas premotoras.[]

Se han realizado estudios utilizando resonancia
magnética funcional durante la realización de
pruebas que
requieren un esfuerzo cognitivo para el paciente. Se ha observado
que en los sujetos normales se activa la corteza
cingulada-dorsal-anterior, mientras que frente a la misma
exigencia los que tienen TDAH activan zonas secundarias
fronto-estriadas.[]

En cuanto a los hallazgos neuroanatómicos, se han
encontrado menor volumen cerebral
en áreas prefrontales y premotoras, así como
también en el vermis cerebeloso en pacientes que tienen
TDAH.[]

TEMPERAMENTO E
HIPERACTIVIDAD

En los últimos años, mientras que se han
desarrollado nuevas herramientas y
técnicas para estudiar el cerebro, los
científicos han podido evaluar más teorías
acerca de qué es lo que causa el ADHD.

Recientes investigaciones
permiten sostener que que el problema del niño hiperactivo
es un problema de temperamento. Existen diferencias
temperamentales entre un recién nacido hiperactivo y otros
niños. Es posible que el origen de estas diferencias
temperamentales venga condicionado por los niveles
bioquímicos del sistema
nervioso.

En nuestro cerebro una neurona
desprende una pequeña cantidad de substancia química
(neurotransmisor) que recoge otra neurona, a la vez se excita y
envía el mensaje a otra neurona. Cuando un neurotransmisor
es escaso o se da en exceso ocurre que, la neurona no se excita o
se excita demasiado, con lo que se produce un desequilibrio entre
los neurotransmisores.

Este desequilibrio sería el agente responsable de las
dificultades que el niño tiene para centrar su
atención y mantenerla durante un cierto tiempo,
así como la falta de autocontrol y ajuste de su conducta
las demandas del medio.

También sería responsable de de los cambios
bruscos en su estado de
ánimo, importante característica del 
niño hiperactivo.

ALERGIA E HIPERACTIVIDAD

La hiperactividad también ha sido explicada como una
reacción alérgica a cierto tipo de alimentos como el
azúcar
y los condimentos en general. Sin embargo esta teoría no
ha sido confirmada ya que se sabe que un régimen de
alimentación sin condimentos ni
azúcar no corrige la hiperactividad.

EDUCACIÓN E HIPERACTIVIDAD

Se conoce que un ambiente estresante y desorganizado puede
acentuar la hiperactividad en el niño hiperactividad no la
produce. Un niño con ambiente familiar organizado y
sosegado sigue siendo hiperactivo. Esto nos conduce a no conocer
con certeza las cusas reales de la hiperactividad.

DIAGNÓSTICO

Fuentes
idóneas
American Psychiatric Association

DSM-IV

Como se ha mencionado antes, el TDAH integra la
clasificación del Manual diagnóstico y
estadístico de los trastornos mentales
(DSM-IV) de la
American Psychiatric Association (APA). Se inscribe en el
grupo de los
denominados trastornos de inicio en la infancia, la
niñez o la adolescencia
y, en particular, en la
clase de
trastornos por déficit de atención y
comportamiento perturbador
. En virtud de todo lo anterior, el
TDAH es una entidad que remite a un trastorno. En términos
generales, y en consistencia con el modelo
conceptual del manual, el
término "trastorno" apunta a definir un patrón
comportamental de significación clínica asociado
con un malestar, un impedimento o un riesgo
significativamente aumentado de sufrir dolor, discapacidad o
pérdida de libertad.

Los rasgos principales del TDAH son, por una parte, la
dificultad para sostener la concentración
(déficit de atención), sobre todo en
circunstancias que ofrecen baja estimulación y, por otra,
la falta de inhibición o control cognitivo sobre los
impulsos, frecuentemente asociadas con inquietud motora
(hiperactividad-impulsividad). Estos dos conjuntos de
signos pueden
aparecer por separado o combinados.

En ese sentido, se reconocen tres subtipos de TDAH:

  • Con predominio de déficit de atención.
    (Código CIE-10: F98.8)
  • Con predominio de conducta impulsiva e
    hiperactividad
    . (Código CIE-10: F90.0)
  • Tipo combinado, donde los dos trastornos anteriores
    se dan a la vez. (Código CIE-10: F90.0)

Los criterios normalizados del DSM-IV fijan estándares
clínicos para establecer el diagnóstico del TDAH y
de cada subtipo, de acuerdo a la presencia o no de una serie de
síntomas y a su grado de intensidad. [2] El subtipo
más común es el que combina los trastornos de la
atención con hiperactividad e impulsividad (60%). Los
subtipos puros son menos frecuentes (déficit atencionales,
30%; hiperactividad e impulsividad, 10%).[2] Por
el momento, "no hay pruebas de laboratorio
que hayan sido establecidas como diagnósticas en la
evaluación clínica del trastorno por
déficit de atención con
hiperactividad".[17]

Organización
Mundial de la Salud

CIE-10 y CIF

El TDAH como entidad clínica se encuentra recogido en
la Clasificación internacional de
enfermedades, décima revisión
(CIE-10), la
cual representa un marco etiológico. En cambio, el
funcionamiento y la discapacidad asociados con aquel trastorno se
tratan en la Clasificación internacional del
funcionamiento, de
la discapacidad y de la salud
(CIF),
esta última, auspiciada y publicada también por la
Organización Mundial de la Salud, y adoptada a
nivel mundial.

Aun cuando varían los códigos utilizados, los
criterios del DSM-IV para el diagnóstico de este trastorno
son prácticamente idénticos a los que especifica la
CIE-10. En lo que respecta a esta última, se requieren al
menos: seis síntomas de desatención, tres de
hiperactividad y uno de impulsividad. La denominación
adoptada en ese índice es trastorno de la actividad y
la atención
, entidad que integra, a su vez, el grupo
de los trastornos hipercinéticos.

Criterio del
deterioro funcional

Un diagnóstico idóneo supone no sólo
presencia de los síntomas (evaluados por medio de los
criterios normalizados del DSM-IV o de la CIE-10), sino
además, como consecuencia de los mismos, una
perturbación significativa en áreas importantes
para la persona, como las relaciones familiares, las
académicas, las laborales y las recreativas. En la medida
en que el desempeño del individuo en estos
ámbitos se ve deteriorado por causa de este
síndrome conductual, la intervención
terapéutica puede ser un aporte decisivo para una mejor
calidad de
vida.

Grupos etarios implicados

Aunque el diagnóstico suele afectar a niños, la
definición del síndrome no excluye a los adultos, a
los que se les puede detectar igualmente. Según los
conceptos actuales, más de un 60 % de los
niños afectados, manifestarán el síndrome en
su vida adulta. Los síntomas de hiperactividad se
manifiestan menos en adultos, sobre todo si gracias a una buena
socialización han aprendido a desarrollar
una conducta normal. La evidencia de que estos síntomas,
en particular, suelen remitir después de la adolescencia,
indujo el concepto de que el TDAH también lo hacía.
Sin embargo, el déficit de atención y la
impulsividad se presentan en la edad adulta bajo nuevas formas,
sobre todo como un deterioro en las funciones
ejecutivas. Este es un problema tanto o más grave que los
síntomas en la infancia, pero más sutil como
criterio diagnóstico. Se entiende también que los
que han sido diagnosticados, ya adultos, del TDAH en adultos,
sufrieron del trastorno durante su
infancia.

Diagnóstico diferencial

El TDAH no es un trastorno del aprendizaje, aunque en muchos
casos curse simultáneamente con desórdenes de ese
tipo. Son en concreto los
síntomas atencionales los que están más
relacionados con los trastornos del aprendizaje. Un bajo
rendimiento escolar no es condición necesaria ni
suficiente para establecer el diagnóstico; no obstante, la
importancia de estos trastornos radica en que suelen motivar la
consulta y habilitar un diagnóstico temprano en aquellos
casos en que se cumplen los criterios.

Con respecto a los síntomas de hiperactividad motora,
pueden o no estar presentes, pero en caso de estarlo, son
fácilmente detectados por el entorno del niño y
favorecen la exploración clínica del problema.

Tampoco hay correlación entre este trastorno y un
desarrollo intelectual inferior a la media. En pruebas
psicométricas de cociente intelectual, la particular
idiosincrasia del trastorno perturba los resultados, limitando la
capacidad efectiva de medir adecuadamente el CI del sujeto. Esto
es debido a que las pruebas exigen un mantenimiento
sostenido de la atención que en muchos casos no se da en
los sujetos con TDAH. La incidencia de estas conductas sobre las
mediciones obtenidas no es necesariamente determinantes, pero
imponen márgenes de error más amplios para esta
población.

Se ha podido verificar esta relación, evaluando
sucesivamente sujetos con distinta intensidad de tales conductas
perturbadoras, en una primera instancia sin tratamiento
farmacológico, y posteriormente, una vez que éste
se ha instituido. Se observó un incremento
estadísticamente significativo en los valores de
las pruebas en sujetos cuyos síntomas conductuales se
hallaban bajo control fármaco terapéutico,
indicando que se puede atribuir a los mismos la diferencia en el
rendimiento entre las dos instancias.

Estas pruebas de CI pueden servir, sin embargo, para descartar
el diagnóstico de TDAH, ya que en caso de rendimiento
subnormal, el cuadro quizás se explique mejor por un
retraso mental, por lo que no sería procedente el
diagnóstico de TDAH.

En sentido contrario, se ha observado que uno de los
principales obstáculos para la detección temprana
del síndrome se produce en pacientes dotados con una
inteligencia
superior a la media, que en virtud de ello logran compensar los
síntomas del trastorno, superando airosos la etapa
escolar. Sin embargo, en estos casos el TDAH a menudo se vuelve
apreciable sobre el final de la adolescencia, en la medida en que
aumenta la complejidad de las interacciones con el medio.

También es muy frecuente que el trastorno aparezca en y
adolescentes y
adultos unido a otras psicopatologías, comórbidas
al TDAH como son por ejemplo el trastorno oposicionista
desafiante o el trastorno disocial. En muchos casos son estas
comorbilidades las que se detectan y diagnostican, pasando
desapercibido muchas veces el desorden estructural que
sirvió de sustento para la aparición de los
síntomas.

TRATAMIENTO

En la actualidad, podemos disponer de tres modalidades para
ayudar al al niño: la farmacológica, la
psicológica y la educativa.

FARMACOLÓGICA

Según García Pérez y García
Campuzano, grupo Alborcohs,1999 el tratamiento que se sigue para
estos niños es, en su mejor caso, el uso de los
medicamentos.

El principal fármaco que se utiliza es el
METILFENIDATO. Esta sustancia química se comercializa con
distintos nombres en diferentes países.

Sus efectos inmediatos son un aumento de la capacidad de
atención y concentración y una reducción de
la hiperactividad y la movilidad del niño, debido a que a
través de ese agente externo se estimula al cerebro para
que alcance los niveles de activación necesarios para un
correcto mantenimiento de la atención (lo que repercute en
una mejora de muchos otros síntomas).

Como efectos secundarios se produce en algunos casos una falta
de apetito y de sueño.

Sin embargo dichos efectos duran poco tiempo: se elimina por
la orina en unas cuantas horas y, es preciso volver a tomar otra
pastilla.

Por lo general, se toma una pastilla al levantarse y otra a
medio día para que el efecto sea máximo en el
momento en que el niño acude a la escuela, pero
depende de la prescripción médica que se realiza en
función
de la edad del niño, la gravedad de sus problemas…

Los medicamentos que se utilizan con estos niños, son
un buen apoyo mientras se combinen con procesos de
enseñanza para que aprenda a regular su
conducta por sí mismo.

Normalmente es adecuado medicar al niño después
de los 5 años. Antes de esta edad no se puede medicar
porque es difícil diagnosticar en el niño el
déficit de atención, ya que está
desarrollando su capacidad atencional y está en un
período de exploración y manipulación, lo
que hace difícil discriminar entre lo que es su
comportamiento normal y el que no lo es. Estos fármacos no
crean dependencia en el niño, aunque para que no se
habitúe a la sustancia y deje de responder positivamente a
ella es aconsejable su retirada temporalmente. Pero sí que
puede crear dependencia psicológica en los padres ya que
temen la retirada por miedo a que la situación pueda
descontrolarse sin el fármaco.

Depende de la evolución que tenga el niño, se
puede recomendar que se retire definitivamente o que se retome en
períodos concretos.

Por lo general, a partir de los 12 años no se hace
necesaria, si ha recibido otra clase de ayuda
psicopedagógica.

No se recomienda utilizar tranquilizantes porque
deprimiría aún más su nivel de
activación, aumentando por tanto su conducta motora para
estimularse y que de esa manera suba.

PSICOLÓGICA

La vida puede ser difícil para niños con el
trastorno de déficit de atención. Ellos son los que
a menudo tienen problemas en la escuela, no pueden terminar un
juego y
pierden amistades. Pueden pasar horas angustiantes cada noche
luchando para concentrarse en la tarea y luego olvidarse de
llevarla a la escuela.

No es fácil hacer frente a estas frustraciones
día tras día. Algunos niños liberan su
frustración actuando de manera contraria, iniciando peleas
o destruyendo propiedad.
Algunos vuelcan su frustración en dolencias del cuerpo,
tal como el niño que tiene dolor de estómago todos
los días antes de la escuela. Otros mantienen sus
necesidades y temores adentro para que nadie pueda ver lo mal que
se sienten.

También es difícil tener una hermana o hermano o
compañero de clase que se enoja, te saca los juguetes y
pierde tus cosas. Los niños que viven o comparten un aula
con un niño con estas características,
también se frustran. Pueden también sentirse
abandonados en tanto que sus padres o maestros tratan de
arreglárselas con el niño hiperactivo como puedan.
Pueden sentir resentimiento hacia el hermano o hermana que nunca
termina sus deberes en el hogar o sentirse atropellados por un
compañero de clase. Quieren amar a su hermano y llevarse
bien con su compañero de clase, pero a veces es tan
difícil!

Es especialmente difícil ser el padre de un niño
que está lleno de actividades descontroladas, deja
desordenes, coja rabietas y no escucha o sigue instrucciones. Los
padres a menudo se sienten impotentes y sin recursos.

Los métodos
usuales de disciplina,
tales como razonamiento y retos no funcionan con este niño
porque el niño en realidad no elige actuar de estas
maneras. Es sólo que su autodominio va y viene. A
raíz de pura frustración, los padres reaccionan
dándoles palizas, le ridiculizan y le gritan al hijo a
pesar de que saben que no es apropiado. Su respuesta deja a todos
más alterados que antes. Entonces se culpan a sí
mismos por no ser mejores padres. Una vez que se diagnostica el
niño y recibe tratamiento, algo de la perturbación
emocional dentro de la familia
comienza a desvanecerse.

Ante todo esto los padres tienen que crear un ambiente
familiar estable (es decir, el cumplir o no ciertas
normas
propuestas por los padres tienen las mismas consecuencias),
consistente (no cambiar las reglas de un día para
otro), explícito (las reglas son conocidas y
comprendidas por las dos partes) y predecible (las reglas
están definidas antes de que se "incumplan" o no.

También contamos con otro tipo de intervenciones
psicológicas que nos facilitan el tratamiento en estos
niños, como son:

La terapia cognitiva-conductista ayuda a personas a
trabajar asuntos más inmediatos. En vez de ayudar a
personas a entender sus sentimientos y acciones, la
terapia los apoya directamente en cuanto a cambiar su
comportamiento. El apoyo puede ser asistencia práctica,
tal como ayudar a aprender a pensar cada tarea y organizar su
trabajo o fomentar nuevos comportamientos dando elogios o premios
cada vez que la persona actúa de la forma deseada. Un
terapeuta cognitivo-conductista puede usar tales técnicas
para ayudar a un niño beligerante ( aprender a controlar
su tendencia a pelear) o a una adolescente impulsiva a pensar
antes de hablar.

El adiestramiento en
cuanto a destrezas sociales
también puede ayudar a
niños a aprender nuevos comportamientos. En el
adiestramiento de destrezas sociales, el terapeuta habla de y
muestra comportamientos apropiados tales como esperar el turno,
compartir juguetes, pedir ayuda o responder a burlas, y luego le
da la oportunidad al niño de practicar. Por ejemplo, un
niño puede aprender a "leer" las expresiones faciales y el
tono de voz de otras personas para poder
responder más apropiadamente.

El adiestramiento de destrezas sociales ayuda a aprender a
participar en actividades de grupo, a hacer comentarios
apropiados y a pedir ayuda. Un niño puede aprender a ver
cómo su comportamiento afecta a otros y a desarrollar
nuevas maneras de responder cuando está enojado o lo
empujan.

Los grupos de
apoyo
conectan personas con inquietudes en común.
Muchos adultos y padres de niños afectados pueden
encontrar que es útil unirse a un grupo local o nacional
de apoyo de este trastorno. Los miembros de los grupos de apoyo
comparten frustraciones y éxitos, recomendaciones de
especialistas calificados, información acerca de
qué funciona, así como esperanzas en sí
mismos y en sus hijos. El compartir experiencias con otros que
tienen problemas similares ayuda a personas a saber que no
están solas.

El adiestramiento en destrezas en cuanto al cuidado de
hijos
, ofrecido por terapeutas o en clases especiales, les da
a los padres las herramientas y técnicas para manejar el
comportamiento del hijo. Una de estas técnicas es separar
el niño del resto por un corto tiempo cuando el
niño se vuelve ingobernable o fuera de control. Durante
los tiempos en que esta separado del resto de los niños,
se saca el niño de la situación inquietante y se
sienta solo y quieto por un rato hasta calmarse. También
se les puede enseñar a los padres a darle "tiempo de
calidad" al
niño cada día durante el cual comparten una
actividad placentera o relajada. Durante este tiempo juntos, el
padre busca oportunidades para observar y señalar lo que
el niño hace bien y para elogiar sus fuerzas y
habilidades.

EDUCATIVA:

Una manera efectiva de modificar el comportamiento de un
niño es a través de la ayuda educativa regida por
premios, castigos, economía de fichas y
contrato de
contingencias.

PREMIOS

Par un niño un premio es algo agradable que desea
alcanzar, de tal modo que hará lo que sea por
conseguirlo.

Las actividades que más le gustan al niño y que
habitualmente suele realizar, como pueden ser jugar con sus
juguetes, ver la
televisión o ir al cine con sus
primos pueden entenderse y emplearse como un premio.

En definitiva debe ser algo que el niño quiere y que
tiene ganas de conseguir. Así pues el niño
recibirá un premio cada vez que cumpla con la tarea
deseada.

CASTIGO:

Los castigos implican privar al niño de algo que le
agrada o forzarle a hacer algo desagradable. Puede resultar
eficaz a veces, pero no siempre elimina las conductas
inapropiadas en el niño hiperactivo.

El castigo puede ser útil para controlar ciertas
conductas temporales, pero a largo plazo carece de eficacia.

Si la conducta es indeseable el castigo más eficaz es
ignorarla. Siempre y cuando la conducta no sea peligrosa.

Lo más aconsejable es que el tiempo transcurrido entre
la conducta y el premio o castigo sea breve para asegurar su
eficacia.

ECONOMÍA DE FICHAS:

Esta técnica consiste en dar puntos negativos o
positivos en función de si se cumple o no cierta
conducta.

Cada punto negativo elimina el valor del
punto positivo. El número total de puntos se canjea por
distintos premios.

La lista con las conductas "objetivo" tienen que estar al
vista del niño, así como los puntos
conseguidos.

Se recomienda utilizar con niños de 3 a12
años.

CONTRATO DE CONTINGENCIAS:

Esta técnica se recomienda utilizar con niños de
12 ó 13 años.

Consiste en hacer un contrato por escrito con el niño
acerca de su comportamiento. Cada uno tiene que dejar constancia
en términos específicos de la conducta que desea en
el otro.

Aquí se establece un diálogo y
un acuerdo entre padres e hijos. Por lo tanto el niño
juega un papel importante en el control de su conducta.

Conclusión

Pudimos conocer que la hiperactividad es un problema que se da
en tanto en niños como en adolescentes y que esto se da a
causa de un problema neurológico.

También que estos niños tienen dificultad para
controlar su conducta en presencia de otros y les resulta
más fácil cuando están solos. Las
características que presentan estos niños son la
falta de atención, a la hora de actuar son impulsivos,
presentan una excesiva actividad motora, un comportamiento
inapropiado para su edad y la mayoría presentan problemas
de aprendizaje.

También conocimos que existen tres grandes áreas
donde se puede ayudar al niño hiperactivo como lo son:
farmacológico, psicológica y educativa.

 

 

 

 

Cuellar Najarro, Iris Jessica,

Rodríguez Retana, Elsa Evelia,

Sánchez Castaneda, Jacquelinne Virginia,

Salazar Hernández, Francisco Orlando

 

SANTA ANA, 18 DE NOVIEMBRE DE 2008

Partes: 1, 2
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