- Introducción
- Reseña
Histórica - Repercusiones en
el mercado internacional - Rol
del Estado - Noticia
CLARÍN y opinión personal - Conclusión
- Bibliografía
Introducción
Podemos decir que la leche es un
alimento básico en la dieta humana, por lo que la producción de cada país se destina
fundamentalmente a satisfacer las necesidades que requiere, y
luego, tal vez al mercado
exterior.
Es que entonces partiremos de un eje clave para el desarrollo de
nuestra monografía
y éste será el papel que juegue el sector que
industrialice las materias primas de la industria
láctea en la actualidad. Como es nuestro interés
centrarnos en la relación capitalista y las etapas de
acumulación, entre otros, nuestro análisis comenzará con un argumento
de las dos clases básicas del sistema
capitalista: la burguesía y el proletariado, continuando
con modelo agro
exportador y las etapas de acumulación, hasta situarnos
nuevamente en el presente lácteo y algunas preguntas con
sus respectivas respuestas que nos servirán para
esclarecer dudas.
Reseña
Histórica
El proceso de
industrialización que atraviesa Europa a fines
del siglo XIX genera oferta de
productos
manufacturados, demanda de
materias primas y excedentes de capitales en busca de mejores
márgenes de ganancia.
Argentina, como otros países que ante la necesidad de
mano de obra ofrecen salarios altos,
recibe a gran cantidad de inmigrantes expulsados de algunas zonas
del viejo continente que sufren exceso de población, desocupación y hambrunas. América
Latina se reacomoda en el nuevo mercado mundial y Argentina
se incorpora como uno de los principales productores de alimentos y
materias primas.
La producción lechera a comienzos del siglo XX, fue una
actividad urbana o suburbana, propia de gente modesta y de
medianos recursos; una
explotación llevada adelante por pequeños
propietarios y de carácter netamente familiar. Los grandes
ganaderos de Argentina, interesados fundamentalmente en la
venta de sus
ovejas y ganado vacuno al exterior, prestaban escaso
interés a la cría de razas lecheras y, por
consiguiente, a la producción de derivados lácteos.
El interés de la clase
dominante es de perpetuar su dominación, es decir de
incrementar el proceso de acumulación capitalista, y el
interés del proletariado es la destrucción del
sistema poderoso.
En el caso de la burguesía, su interés de clase
se manifiesta, entre otras maneras, en los modelos de
desarrollo que defiende, es decir en las formas y ritmos que
pretende imponer a la acumulación de capital, para
acrecentar su ganancia en términos económicos y su
poder en
términos políticos.
Ambas relaciones sociales definen conjuntamente el rol del
capitalista y el del trabajador. Aquél aparece como
explotador de la fuerza de
trabajo y
organizador de la producción; y éste resulta
separado de los medios de
producción y de la capacidad de ponerlos en movimiento, es
decir separado de las condiciones de trabajo en su conjunto, que
están unificadas en el rol del capitalista.
La reorientación genera un nuevo patrón
económico: el modelo agro exportador. Este modelo
se basa en la exportación de carnes y granos, producidos
a partir de la explotación extensiva de la tierra,
para la que se necesitan capitales externos para inversiones y
la incorporación de mano de obra inmigrante. Argentina
contaba en ese momento con millones de hectáreas
incorporadas por la fuerza como resultado de las campañas
de ocupación de los territorios de pueblos y comunidades
indígenas.
La expansión de la frontera
agrícola – ganadera, el desarrollo del sistema
ferroviario, el alambrado de los campos, y la emisión de
bonos por
parte del Estado
nacional, sobre los que paga intereses mayores a los europeos,
busca atraer capitales financieros extranjeros y colabora de
manera importante con la llegada masiva de inmigrantes para
solucionar la escasez de mano
de obra.
La mayor parte del capital invertido es británico, dado
que Gran Bretaña es la principal potencia
económica mundial. Los capitales ingleses se invierten en
la construcción de puertos y líneas
férreas para favorecer la exportación de los
productos agropecuarios y la introducción de industrias.
Desde la década de 1850, en Argentina comienza a
desarrollarse la producción agrícola – ganadera a
partir del proceso de colonización, que consiste en el
loteo de tierras en parcelas de un tamaño rentable para la
producción basada en la mano de obra familiar y el
ferrocarril se convirtió, en los comienzos del siglo XX,
en el medio más importante para hacer llegar la leche
fresca desde los establecimientos de las cuencas lecheras a las
usinas elaboradoras de la Capital Federal.
Para 1890 el crecimiento
económico y la capacidad de consumo entran
en crisis, lo que
provoca el cierre de muchos bancos, la
consecuente pérdida de los depósitos y la
bancarrota del Estado nacional.
La crisis del 90 tiene un duro impacto sobre los colonos que
pagan las hipotecas de sus parcelas. Los dos grupos más
numerosos y vulnerables son: por un lado, los pequeños
arrendatarios, que explotan la tierra en base
a la mano de obra familiar, y por otro los llamados braceros, que
son peones y jornaleros empleados en la cosecha y tambo. A la
producción agrícola se le suma la actividad
ganadera, y así el modelo agro exportador obtiene gran
dinamismo con la estancia mixta, en la que se alternan
actividades agrícolas con la cría de
ganado.
Página siguiente |