Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

El remonismo en Panam (página 2)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

El segundo capítulo introducimos un marco
teórico que plantea el devenir 
historiográfico  en Panamá
y sus nuevas tendencias. Revisamos la historia política 
haciendo algunas consideraciones sobre el militarismo y el
autoritarismo. Además, consideramos la realidad de los
cuerpos armados  latinoamericanos, en sus etapas de profesionalización y
modernización.

El tercer capítulo desarrolla una detallada evolución de nuestro instituto armado,
desde su creación hasta la conversión en Guardia
Nacional por el Coronel Remón en 1953. En cada una de las
etapas en que dividimos este proceso
evolutivo de la institución armada hacemos importantes
consideraciones sobre su participación en la historia
panameña. Al final de este capítulo, incorporamos
una semblanza del Coronel Remón desde sus momentos 
de encumbramiento personal y
político hasta su final trágico.

Culmina esta investigación, en su capítulo
cuarto,  con un análisis general de los partidos
políticos en Panamá,
pero en particular de la  organización política partidista que
surge alrededor de la figura de Remón. La Coalición
Patriótica Nacional aglutina en su seno a los sectores de
la influyente oligarquía nativa, y pretende constituirse
en la expresión única de los valores
políticos nacionales. Sin contenido ideológico,
pero con apoyo oficial decisivo en los torneos electorales
locales, la CPN, representa la primer intento de dotar a la
República de un régimen bipartidista. Con el
Comandante a la cabeza, luego de unas elecciones con
resultados  severamente dudosos, el Partido asume el
poder en 1952,
formalizando así el proyecto
oligárquico.

CAPÍTULO PRIMERO

IMPORTANCIA HISTÓRICA DEL ESTUDIO

1.-
PLANTEAMIENTO DEL
PROBLEMA:

Es evidente  que las fuerzas armadas panameñas
[1]no jugaron  un papel trascendental en los
proyectos de
afirmación nacional concebidos en nuestros primeros
años de vida  republicana. La  independencia
de 1903 nos legó un Estado
mediatizado con el establecimiento de una virtual colonia en
nuestro suelo. Esto
incluyó la desarticulación total del
ejército nacional desde los primeros años de 
la República y el sometimiento de nuestra fuerza
pública a los caprichos de la potencia
dominante. El  hecho provocó que, a diferencia del
resto de Latinoamérica, la
participación  de las fuerzas armadas nacionales en
la constitución de un Estado independiente y
soberano, fuera insipiente.

 Durante las primeras décadas republicanas, por
consecuencia,  existieron  en Panamá una fuerza
pública colonizada, extremadamente dependiente, "recreada
y entrenada" por el imperio. Pero a partir de ciertos
acontecimientos que se suceden en la década de 1930, las
fuerzas armadas, a nuestro criterio, toman un nuevo rol en el
desarrollo
institucional.  "la eliminación de las
cláusulas del Tratado de 1903 por las cuales se
confería a este país, el rol de garante de la
independencia y el derecho de intervenir en los asuntos internos
de Panamá. En estas condiciones, la idea de un cuerpo de
policía menos dependiente de las fuerzas armadas de la
Zona del Canal…gana terreno en la lógica
norteamericana."[2]. Este hecho, sumado al
ocurrido en enero de 1931, cuando un movimiento
insurreccional liderado por la
organización Acción
Comunal, en el que, un grupo de
inexpertos, medianamente armados,  se toman el cuartel de la
Policía Nacional e indican que es  necesario que
el Estado
panameño posea unas fuerzas armadas  más 
beligerantes,  que por sí solas, garanticen la
estabilidad del gobierno.

A partir de los acontecimientos de la década de 1930,
por lo tanto, es imposible  soslayar la presencia y
beligerancia  de la Policía Nacional en los asuntos
del Estado panameño. Su accionar debe ser tomado en cuenta
para entender claramente nuestra   historia
republicana. Luego del periodo inicial de nuestra mediatizada
vida republicana,  en que la Policía Nacional fue
convertida en un apéndice  del ejército de los
Estados
Unidos, 

acantonado en la Zona del Canal, ocurriría un proceso
de maduración en la institución armada, que la
conducirá a adquirir una mayor figuración en el
plano  nacional.

Su paulatino protagonismo como   organismo de
mediación,  en las luchas por el poder
político de los grupos
hegemónicos, a través  de los partidos
políticos, fue adquiriendo mayor beligerancia a medida que
el país   evoluciona  política,
económica y socialmente. Surgirá la necesidad de
dotar al cuerpo de policía  de alguna
autonomía para que,  por su propia decisión y
capacidad,  salvaguarde la estabilidad política y que
sirva, a la vez, de árbitro eficiente en la tarea de
dominación que mantienen los poderes económicos
tradicionales en la República. Esta tarea, siempre,
deberá estar acompañada con el nuevo rol que le
asigna el poder colonial, a partir de los cambios logrados en
1936, en la relación canalera por los Tratados
Arias-Roosevelt.

Nuestra investigación, dentro de un marco amplio de
consideraciones del desarrollo y evolución de las
 Fuerzas Armadas panameñas, ser refiere al papel
desempeñado por el Coronel José Antonio
Remón Cantera, durante su permanencia en el cuerpo
policial.    Con   formación
militar en México,  Remón
 comprendió que las fuerzas armadas latinoamericanas
requerían de una dosis de nacionalismo e
independencia para poder representar los intereses de los
sectores sociales y económicos emergentes.
Imprimió  rápidamente una disciplina y
organización militar a la Policía, severamente
desmotivada por la ingerencia de las fuerzas
extranjeras.             

Desarrollamos además, el proceso de
militarización  de la Policía Nacional que
empieza a ser trascendente a partir de 1943, y se extiende hasta
1953, cuando Remón la convierte en Guardia Nacional. Este
proceso  comienza  a incubarse en la Policía
Nacional mientras Remón es Segundo Comandante, pero se
concreta  en 1947 con su ascenso  a Comandante Primer
Jefe. En 1953, cuando el Comandante ya es   Presidente
de la República, la Guardia Nacional es un cuerpo
plenamente militarizado. Así,  se inicia  el
control por parte
de este militar y, de la institución  que
 dirige, de la situación política y militar
del Estado panameño. Remón pasa a ser un
 auténtico "árbitro" de la política
nacional durante un periodo importante de nuestra historia
republicana.

En la historia política de Panamá se ha
desarrollado la tesis, a
nuestro parecer,  incompleta, que plantea que el militarismo
se inicia en nuestro país en 1968, cuando  un
golpe de
Estado  entrega a los militares la totalidad del poder
político.   Esa tesis  la consideramos
insuficiente  porque, como lo establecemos en la
investigación, la Policía Nacional y, 
luego la   Guardia Nacional había reclamado para
sí, una amplia cuota de poder político en
Panamá. Tomando como base  la creciente
 militarización bajo el liderazgo
Remón,  la institución militar, llámese
Policía Nacional o Guardia Nacional, bajo la fachada de
una democracia
formal,  había entronizado un sistema
político que le permitía participar en asuntos
que le correspondían al poder civil. 
   

El periodo cronológico en que se ubica la
investigación, está demarcado por notables cambios
en la Policía Nacional y, en el país en general. A
partir del derrocamiento de Arnulfo Arias en 1941, la administración entrante de Ricardo Adolfo
de la Guardia, inicia un proceso de militarización
policial propiciado por los Estados Unidos, bajo la influencia
interna del Coronel Remón. Con él se logran
concretar algunas exigencias, que ya se venían dando, a
partir de la entrada de los Estados Unidos, en la Segunda
Guerra
Mundial. Por ello, el punto de partida para la
investigación es el año 1943, cuando, a nuestro
criterio, surgen las condiciones para la futura
militarización del cuerpo policial panameño.

Remón, reingresado nominalmente a la Policía en
1936, luego de haber sido dado de baja en el año anterior
por el gobierno de Harmodio Arias, paulatinamente va imponiendo
su visión de la función
que debe desempeñar la fuerza armada nacional en la
coyuntura del momento. Es a partir del derrocamiento de Arnulfo
Arias y el ascenso de Ricardo Adolfo de la Guardia en la
Presidencia panameña, cuando Remón imprime un sello
personal al cuerpo policial.[3]  A partir de
ese momento,  la institución armada va tener una
influencia efectiva en el aparato político del Estado
panameño.

 El ascenso del militarismo, a través de la
Institución policial, no puede entenderse, sino bajo la
nueva concepción de dominación imperialista
definida, en torno a
 la Segunda Guerra
Mundial. Las débiles naciones latinoamericanas deben
alinearse bajo la influencia estadounidense en la lucha por la"
libertad y la
democracia". Se tomaron medidas urgentes para que América
Latina quedara cerrada a los afanes expansionistas de las
potencias fascistas, pero a la vez, quedarían
 inmersas en los afanes de un sistema militar
interamericano, al servicio de
los intereses políticos y económicos del imperio
estadounidense.

Al finalizar la Segunda Guerra
Mundial, cuando el mundo fue dividido en dos grandes ejes de
poder, el alineamiento de Latinoamérica es evidente. La
lucha contra el comunismo
marca el
desarrollo político y económico del mundo, en
general y, de las naciones de América Latina, en
particular.

Esta realidad influyó, en forma notoria, en los asuntos
internos de la nación
panameña. No hay duda de que la influencia estadounidense
es más evidente  en unas naciones que en otras. En el
caso panameño es importante entender que la
república  mantiene una hipoteca con la nación
norteña desde el momento de su independencia de Colombia.
Remón, mantiene una clara  identificación
ideológica con los intereses de los Estados Unidos,
quienes lo  convirtieron en una  pieza fundamental en
el manejo de la nueva situación de posguerra en
Panamá.  Bajo el liderazgo del Coronel Remón,
la Policía Nacional, definió su lealtad hacia las
fuerzas armadas estadounidenses acantonadas en el Canal.

La política del Buen Vecino, inaugurada por Roosevelt,
trató  de dejar atrás los derechos  de
 intervención directa en los asuntos
latinoamericanos. Ahora, la estabilidad política y
económica de la región sería custodiada por
las fuerzas armadas criollas, modernamente equipadas. Estas
fuerzas de orden y paz serían celosas vigilantes de 
la seguridad
económica  y de  los intereses de las
burguesías nacionales. Pero  salvaguardando, a la
vez, los intereses imperiales propios.
                                                          

Bajo una fachada democrática, [4] lo
gobiernos  de los primeros años de la
República, mantuvieron el control sobre el aparato del
Estado, haciendo creer a los panameños que realmente
existía un sistema de representación
legítimo de los intereses populares. Los clanes familiares
y empresariales, en una economía controlada y  alimentada por
sustanciosos privilegios con tendencias monopólicas, 
definían la situación de la sociedad
oligárquica. A la población, con una formación
política limitada, se le inducía a venerar a
las "honorables familias", destinadas a  disputarse el poder
político en  "elecciones"  poco
legítimas.

 Existe en nuestra bibliografía nacional una
 cantidad  importante de obras referentes al desarrollo
institucional de la Policía Nacional  y sobre
la
personalidad del Coronel Remón en su papel como
militar y como político. La aparición de la
Policía Nacional en el panorama político
panameño y, específicamente las tendencias
militaristas bajo el liderazgo de José Antonio
Remón Cantera, han sido abordadas  por varios autores
nacionales y extranjeros.  La mayor parte de esta 
bibliografía   presenta una
 periodización de la

evolución de la  institución armada en el
devenir de la nación panameña y  una
relación global del periodo  remonista  dentro
del proceso de desarrollo del militarismo en
Panamá.                                                                                        
                       

En  estas obras  encontramos  abundantes
detalles sobre el tema, pero a nuestro criterio, casi todas
 adolecen de un análisis integral de la
problemática del militarismo en Panamá.
 Coincidimos con  Carlos Barros, Profesor de la
Universidad de
Santiago de  Compostela, quien  afirma que: "en la
historia del Siglo XXI, lo que decide que un tema de
investigación sea válido, es la aportación
que hagamos a él. Son los problemas
planteados,  los métodos
aplicados y los resultados obtenidos, quienes dan valor a la
investigación y no, el tema en sí"
[5]  Nos hemos propuesto esta
investigación, la cual planteamos desde un enfoque
más historiográfico que histórico,
desechando un tanto la historia narrativa y  pretendiendo
darle un sentido crítico a la historia de este
periodo.

Vista con un enfoque  global y con nuevas concepciones
metodológicas, la historia política
panameña, a pesar de todo, seguirá
planteándose en términos de una historia de las
estructuras de
poder.  El papel del historiador panameño
 será revivir el pasado, analizándolo desde
fuera y no como actor o partícipe del drama.  Aunque
la historia política panameña ha estado
constantemente viciada por el apasionamiento ideológico –
partidario; los nuevos enfoques deben buscar una
historiografía libre de luchas circunstanciales y alejada
de las motivaciones prácticas propias de la
política. Porque el historiador no tiene que convencer a
sus contemporáneos; su función no es obtener
resultados prácticos o hacer proselitismo político;
su campo es la reflexión teórica dentro  de
los nuevos paradigmas de
la historia. En base a esta renovación, que recientemente
sufre la historiografía, buscamos repasar y analizar 
un periodo de la historia nacional, que consideramos fundamental
en la estructuración de la República en el siglo XX
y en la conformación del proyecto de nación,
diseñado por los sectores oligárquicos.

El ascenso de Remón en la Policía Nacional,
coincide con la nueva política de los Estados Unidos, que
 para 1940, a medida que avanzaba la Guerra en
Europa, empezaron
a monopolizar las misiones militares y el entrenamiento de
los soldados latinoamericanos. Se inició la
organización del   Sistema Militar
Interamericano para la defensa del continente, la venta de
armamentos a América
Latina y la formación de nuevos líderes que,
bajo la influencia de los estadounidenses defiendan los intereses
imperiales. 
                                                            Remón
recibió entrenamiento militar en los Estados Unidos, desde
inicios de la década de 1940. Se le envió a Fort
Riley , Kansas, para tomar un curso de caballería
básica.                                 

Otro elemento que influyó sobre la política de
Washington, hacia la  América Latina en la
década de 1940,  fue el temor de los estadounidenses
por la creciente influencia de las ideas nazi y fascista en el
continente, especialmente, en América del Sur.  Se
realizó toda una campaña para erradicar la
influencia de las potencias del eje en América Latina y en
Panamá. "En las relaciones interamericanas, la coyuntura
de la Guerra Mundial iba a suponer la consolidación de la
influencia estadounidense. En parte, se trató de una
evolución derivada de la lógica del conflicto. La
interrupción temporal de los lazos comerciales
tradicionales con los países europeos beligerantes
comportó un alto grado de subordinación de las
economías latinoamericanas a sus vecinos del norte.
Asimismo, hubo que concertar los aparatos militares y los
servicios de
información continentales para garantizar
una adecuada defensa del hemisferio". [6]

Un informe del
Embajador de los Estados Unidos en Panamá, señor
Edwin Wilson, remitido al Departamento de
Estado     apuntaba: "La estabilidad del
gobierno de Panamá, depende de la lealtad de la fuerza
policial y sobre todo, de los tres o dos oficiales que la
comandan. El actual Jefe de la Policía, (Fábrega)
no está considerado como un hombre
particularmente fuerte. El segundo Comandante de la
Policía es el Coronel Remón, que recientemente
regresó de una visita a los Estados Unidos donde fue
huésped del Departamento de Guerra…Se oye decir
frecuentemente que Panamá está gobernada por los De
La Guardia y los Fábrega". [7]

Con Remón al mando, la Policía Nacional
comenzó  a definir su lealtad a las fuerzas
extranjeras que dominan el escenario militarista de la
década de 1940, pero también su lealtad e
influencia en los poderes locales de la oligarquía.
[8] Se produce un proceso de "remonización"
de la Policía Nacional que se va extendiendo a todo el
país mediante la manipulación del poder
político por el Comandante.  Las clases
hegemónicas ponen "a disposición del César,
el aparato del Estado".  Todos están cómodas
con el advenimiento de Remón. Sin embargo, el
acaparamiento por el Comandante de casi todos los "resortes" del
poder en Panamá, generó un  progresivo
malestar entre las clases hegemónicas, hecho que se pone
en evidencia en  1955, cuando  es asesinado. Varias
publicaciones previas han tratado de analizar la muerte del
Coronel. De hecho,  éste no  es el tema
fundamental de nuestra investigación.

Consideramos prudente detenernos para hacer  algunas
consideraciones en relación al término
oligarquía y su inserción en el lenguaje
político panameño.  Desde hace mucho tiempo la
palabra oligarquía ha significado lo mismo: el gobierno de
un grupo de familias ricas. Viene del griego y significa poder de
un grupo, refiriéndose por lo general, a un grupo de
familias privilegiadas por el patrimonio de
su abolengo. En todo caso se refiere a

un conjunto de familias de abolengo, amparadas directamente
del gobierno, del dinero u otras
prerrogativas  o privilegios que les confiere el poder.

En Panamá ha sido costumbre señalar a la
oligarquía como un grupo de familias ricas que gobiernan
el país, cuyos ingresos
están vinculados a formas rentistas (bienes
raíces inmuebles y usura bancaria) o bienes o dinero
concedido por las instituciones
públicas. Asimismo se utiliza el término para
designar a aquellas familias de abolengo, cuyo status puede o no
estar vinculado a la riqueza material, pudiendo tratarse de
apellidos cultivados por razones intelectuales,
religiosas o militares.

           
Es importante establecer las diferencias entre los conceptos
oligarquía y burguesía, que son propios del
desarrollo capitalista, que tienden a convertirse en verdaderas
clases
sociales. La burguesía, es decir, la clase
empresarial interesada en invertir sus excedentes, desarrollar el
mercado interno y
lograr la hegemonía en base al empleo
salarial o a la participación democrática. La
burguesía está más interesada en el mercado
que en el gobierno. La oligarquía basa su poder
político y económico, no solamente en los cargos
del gobierno o en sus riquezas heredadas, sino también en
estilos culturales de prestigio personal. La burguesía en
cambio suele
ser más anónima y menos presumida, obteniendo su
poder principalmente de los negocios y de
su éxito
en el mercado.

En el caso panameño, Ricaurte Soler[9]
sostiene que: "En las específicas condiciones
panameñas el poder  oligárquico lo integra la
burguesía comercial y el casateniente, proyectada en el
interior a través de terratenientes y caciquismos
regionales…" Gloria Rudolf,[10] una
antropóloga norteamericana en su obra La Gente Pobre de
Panamá, anota: "La elite comercial panameña, un
grupo de 20 familias, prominentes que se casaron entre ellas ,
prosperó y conformaron una oligarquía llamada los
"rabiblancos" que gobernaron a Panamá con el apoyo de los
Estados Unidos". Agrega, "para 1968 estas familias controlaban 99
de las 120 compañías más grandes de
Panamá."

           
Alfredo Figueroa Navarro[11] en su obra Dominio y
Sociedad en el Panamá Colombiano, lo plantea así:
En el caso de la etapa de unión a Colombia, la
oligarquía panameña está compuesta  por
miembros de la burguesía comercial urbana, por
latifundistas rurales urbanizados y por unos negociantes
extranjeros aliados a las clases dirigentes criollas. El
patriciado citadino logra asimilar no solamente   a
los señores de la
tierra…sino también a los inmigrantes europeos,
judíos,
norteamericanos y colombianos…"

2.-
ANTECEDENTES:

a.- Sobre la Creación de una Conciencia
Nacional
y la Participación de las Clases
Sociales (Construcción de la
Hegemonía)

En Latinoamérica la emancipación de las colonias
españolas se plantea básicamente como una revolución
burguesa clásica. Los grupos criollos,  con alguna
presencia en la economía y en la cultura
colonial, entran en conflicto con el omnipotente  estado
español,
quien los mantiene sujetos a sus designios.  Las luchas por
la liberación dirigida por insignes caudillos criollos,
termina con la creación de repúblicas del mismo
matiz. Una clase dominante básicamente agraria, con
evidente debilidad en su desarrollo económico, va forjando
sociedades
segregadas por las  diferencias en su estructura
económica.

Debemos entender que dichas burguesías agrarias,
dueñas de grandes extensiones de territorios
(latifundistas), no son aptas para un desarrollo eficiente y se
constituyen en obstáculos para la
industrialización. Existe una escasa población, con
un bajo nivel de vida y por lo tanto, un mercado interior casi
inexistente.  Esta realidad condiciona a los  grupos
económicos dominantes en el Istmo (burguesía
comercial), a depender de ser intermediarios de
mercancías, que atraviesan nuestro territorio y a
sentar  raíces como  clase 
determinante.

La debilidad del desarrollo
económico promovido por las clases dominantes, casi
siempre la agraria, hace caer a nuestras insipientes
Repúblicas  bajo la dependencia del imperialismo.
Pensamos que para entender mejor la preponderancia de la clase
hegemónica, debemos desarrollar el tema de la
creación y evolución de la conciencia nacional

Entonces es notorio, a nuestro entender, la ligazón
entre el desarrollo de la burguesía comercial y algunos
rasgos iniciales de la conciencia nacional. Dice Soler: "Su papel
nacional y progresivo derivaba de  la unidad y
cohesión estatal  que le era necesaria para la libre
circulación de las mercancías. Pero esa
aspiración era contradictoria con su situación de
intermediaria, siempre dependiente de la ajena factura
metropolitana".. [12]

           
Ahora, las diferencias entre un pueblo y otro estarían
dadas, de acuerdo a nuestro análisis, en la medida en que
los habitantes van adquiriendo conciencia de pertenecer a una
comunidad
diferenciada, con un pasado común y con una tendencia a
seguir realizando su futuro de manera solidaria y libre. Esto lo
afirma Juan Materno Vásquez cuando se refiere a este tema,
así:  "Entre los conceptos de pueblo y nación
existe una relación de causalidad así: la
nación es la consecuencia del pueblo, y en la medida que
el pueblo tenga cohesión, sus integrantes adquieren
conciencia de sí mismos, produciéndose así,
la nacionalidad"[13].

      Una pregunta interesante
sería entonces, ¿Existe en Panamá una
conciencia nacional [14] vigorosa? Varios
intelectuales,  de diversos campos del pensamiento,
  han abordado esta cuestión. Ya desde 
1916 Eusebio A. Morales  concluye,  en una famosa
carta dirigida
a los panameños,  que nuestro sentimiento de la
nacionalidad
es "anémico". Morales enumera una serie de razones 
por las cuales el  débil y poco vigoroso sentimiento
de nacionalidad es característico del panameño.
Desde la ausencia  de luchas heroicas  hasta la
facilidad con que se han obtenido las independencias, pasan por
la evaluación
del insigne liberal. Pero este no es un tema acabado. Todo lo que
se ha dicho ahora  son aproximaciones. Lo cierto es que la
nación panameña existe; quizás sin mucho
vigor,  sin muchos mártires,  ni mucha sangre. Desde
hace cuanto se formó?  ¡Qué clase social
la formó? Fue la burguesía comercial o fueron otras
clases sociales?   El Profesor Olmedo Beluche, en su
más reciente publicación, se pregunta.
 "¿Entonces Panamá no es una nación?
Respondemos sí, sí lo es. Panamá ha llegado
a ser nación, pero no luchando contra Colombia, sino
luchando contra la presencia
norteamericana."[15]

Para entender la formación de la conciencia nacional en
la colectividad panameña es necesario abordar la
situación de las clases sociales en el Istmo durante el
siglo XIX.  Consideramos, por supuesto, que el concepto
histórico  de clases sociales es el producto
muchas variables, que
se producen en el desarrollo de la sociedad misma.  En el
caso panameño, es imposible soslayar la
participación de las clases sociales en la
definición de nuestra conciencia nacional. Dada la
heterogeneidad de la estructuración de nuestra sociedad
desde el siglo XIX, diversos grupos
sociales han influido en su definición
sociológica e histórica. 

La masiva inmigración que hace su entrada al Istmo
desde 1850, con motivo de la construcción del ferrocarril,
constituye un elemento de análisis para entender la
formación de la conciencia nacional.    Una
gran cantidad de negros antillanos, pobladores
asiáticos,  europeos y una gran masa de 
comerciantes extranjeros, se instalan en el Istmo a partir de
mediados del siglo XIX. Los grupos dominantes coloniales (la
llamada  oligarquía criolla), que había
dirigido  los movimientos que terminan con la independencia
de 1821, se ven influenciados por el nuevo grupo que se
incorpora.  (los grupos dominantes extranjeros o  la
llamada, por Ricaurte Soler,  lumpenburguesía). 
Una nueva conciencia vendrá de fuera y, necesariamente,
 pasa a participar de la formación de una conciencia
nacional.    Las prácticas
endogámicas ya no son tan apegadas a los patrones
tradicionales. Nuevas familias, grupos híbridos, con
nuevos comportamientos sociales y nuevas  mentalidades
despuntarán en el siglo XX.

Para el caso de nuestro trabajo
preferimos articular la participación  de los
diversos sectores sociales en cuanto a los  roles
desempeñados en el desarrollo de la formación de
una conciencia nacional, en los siguientes: sectores dominantes,
los sectores medios  y
los sectores populares.

Diversos autores han intentado  abordar las 
particularidades que caracterizan a   las clases que
forman nuestra nacionalidad. No existe un acuerdo sobre este
tópico en la historiografía nacional. Desde
el trabajo de
Hernán Porras  aparecido en 1953 se empiezan a
aventurar enfoques valiosos sobre el tema de los grupos  y
clases sociales en Panamá. Porras realiza las primeras
abstracciones  para concebir tipos y subtipos de grupos
humanos y su participación en el devenir histórico
de la sociedad.

           
Aunque Hernán Porras tilda de ineficaz [16]
el concepto de clase social para interpretar nuestra historia,
él encuentra valores
fundamentales en la conformación de los grupos
humanos.  Analiza   a grupos humanos que durante
el siglo XIX participan en la vida nacional, y por lo tanto en la
formación de una conciencia nacional, agrupándolos
en cuatro: Blanco capitalino, campesino
azuereño, clase media provincial y el mulato arrabalero.
Porras, concluye en que, "durante la segunda mitad del siglo XIX,
el blanco capitalino absorbió, de las ideologías en
pugna, elementos sacados indistintamente de uno y  otro
bando". Desde aquel momento, el autor adelanta un concepto muy
valioso para nuestro estudio, cuál es, el que la
nacionalidad es el resultado del equilibrio
dinámico de los grupos humanos que componen a la sociedad
en un determinado momento.

Sin embargo, es Ricaurte Soler quien aborda con mayor autoridad esta
temática.  Encontramos en una de sus obras el
siguiente análisis: "Desde el punto de vista de las clases
sociales, toda la documentación histórica, y el
trabajo heurístico, conduce a la ya señalada
conclusión de que el empeño de organización
estatal-nacional panameño, durante el siglo pasado, es un
proyecto claramente promovido por la burguesía comercial y
la pequeña burguesía urbana. Las clases y sectores
de  clases propiamente populares hicieron sentir sus
reivindicaciones al margen, y a veces en contradicción,
con aquel proyecto."  [17]

En otro de sus postulados, Soler concluye  afirmando
categóricamente que "la responsabilidad histórica de la
formación de la conciencia nacional, y más tarde,
la creación de la República en 1903, compete, pues,
casi exclusivamente, a la burguesía liberal del siglo XIX
y de principios del
XX. Al lograr la independencia de 1903, esta clase se impuso una
tarea inconmensurable cura realización cabal,
excedía con mucho sus posibilidades." Y agrega; "La
más depurada expresión teórica de la
conciencia nacional la encontramos, nuevamente, en Justo
Arosemena. Y otra vez la burguesía comercial de la zona de
tránsito, como clase ascendente en su momento progresista,
constituirá el fundamento social y suministrará los
instrumentos políticos exigidos para la concreción
histórica  de aquella conciencia y realización
práctica de aquella teoría".  Desde las primeras etapas de
la formación de la conciencia liberal istmeña, -lo
señalamos a propósito de Mariano Arosemena- el
destino histórico-político del país se
concibió estrechamente ligada a la zona de tránsito
y a las formas de economías librecambistas que se esperaba
ver imperar en dicha zona[18].

Sin embargo, otros autores no conceden la autoría de la
formación de la conciencia nacional a ese grupo social.
Por ejemplo, José Eulogio Torres, sustenta que su punto de
vista es contrario al de Soler así: "Es evidente, como
vemos, que la burguesía comercial de la zona de
tránsito no constituye la base social de la conciencia
nacional y de la teoría de la patria de don Justo. Su
fundamento social hay que buscarlo en la fracción avanzada
de la burguesía criolla, el artesanado, en la
pequeña burguesía agraria, particularmente de la
península de Azuero". Agrega, por el contrario, que "el
proyecto menos avanzado del siglo XIX, era precisamente el de la
burguesía comercial de la zona de
tránsito".[19]

Durante todo el siglo XIX  diversos elementos participan
en la estructuración de la  conciencia nacional, pero
se manifiestan con mayor ímpetu entre los años de
la aparición del "oro
californiano" y en  la década de 1860. Por ejemplo,
en 1862 cuando Tomás Cipriano de Mosquera pone en
práctica una serie de reformas liberales  que
benefician a los habitantes del arrabal istmeño, plasmadas
posteriormente en la  Constitución de Río
Negro. Mosquera se identifica con los grupos mestizos  y
negros reconociéndoles sus derechos civiles y promoviendo
la eliminación efectiva  de la esclavitud.

La situación de conflictos y
contradicciones entre las clases sociales  se manifiesta
claramente, sostiene Ricaurte Soler, cuando una avanzada del
ejército colombiano de Mosquera entra en la capital para
sofocar una de las tantas rebeliones istmeñas. La masa
popular la recibe con alborozo  "expresando sin disimulo su
resentimiento contra la oligarquía liberal
dominante".[20] Algunos líderes populares,
tales como Buenaventura Correoso, Rafael Aizpuru y otros,
empiezan a  asomar su preferencia pro colombiana  en la
vida política del Istmo. A pesar de que la mayoría
de la población negra y mestiza de la capital se adhieren
a las reformas liberales de Mosquera y por consecuencia al
Partido Liberal,  se nota que es obvia  su
oposición  a la dominación ideológica
de los liberales blancos.

El Partido Liberal Negro, con Correoso como adalid, 
expresará  la conciencia de la clase popular, casi
siempre entrando en antagonismo con las elites blancas
dominantes.

Jorge Conte Porras, al referirse al liderazgo de Correoso lo
define así: "el arrabal santanero,  fue en todo
momento el escenario de sus luchas,  para combatir al sector
denominado Ciudad de Adentro e imponer finalmente su
voluntad…Al evaluar su actuación política
partidista, tenemos que señalar una serie de coincidencias
que nos permiten identificarlo como un político renuente a
la separación de Colombia, y sospechamos que ésta
debió haber sido la opinión mayoritaria del
arrabal". [21]

Desde este momento, en la historia de la sociedad
panameña [22] ha sido una constante,
sobreponer los valores de un sector blanco,  cuyo poder
económico ha dependido del tráfico mercantil y a
las transacciones crematísticas,  sobre los
demás grupos sociales, no conformados con coherencia en
una verdadera clase social.  Estas diferencias, claramente
observables, han determinado la formación de una sociedad
 muy diferenciada y con tremendas fisuras y
segregaciones.

Algunas circunstancias adicionales y algunas veces
coyunturales entran a definir, en alguna medida, el
espíritu de las clases istmeñas y por ende la
conciencia nacional. Estas pueden ser la presencia constante de
fuerzas extranjeras en el suelo istmeño. Siempre, la
presencia civil y militar de los Estados Unidos en Panamá,
ha sido motivo de diversas reacciones. Para las elites  de
comerciantes (la burguesía comercial) esa presencia ha
sido conveniente porque sirvió para asegurar sus intereses
comerciales, mientras que para los sectores populares esta
presencia ha sido causa de resentimientos y repudio.

Aunque algunos autores nacionales no conceden alguna
importancia a las actuaciones de los grupos arrabaleros en la
formación de la conciencia nacional y los tildan de
"antinacionales y de "grupos lumpenproletarios sin
ideologías y sin objetivos
precisos," Sin embargo, es  inveterada la negación de
estos sectores populares a aceptar las imposiciones de los
políticos blancos del Istmo.  "Esta renuencia a
participar en los movimientos separatistas, habría que
analizarla a fondo, en virtud de que se podría llegar a
aseveraciones simples, como admitir que esas masas no
tenían conciencia nacional y que solo los más
iluminados (la burguesía nacional) eran los que
tenían una conciencia nacionalista honesta." niegan a
aceptar las imposiciones de la burguesía
comercial.[23]

Lo cierto es que la participación de los grupos
populares de presión ha
permitido moldear la nacionalidad panameña. Los grupos
críticos han luchado contra la manipulación
ideológica, económica y política  de
los grupos blancos elitistas durante todo el proceso de
formación de la conciencia nacional. Los encendidos
discursos de
Justo Arosemena en contra de la expansión colonial de los
Estados Unidos  y a favor de una "fórmula
jurídica de preservar el Istmo a la Nueva Granada", son
vistos con suspicacia por los grupos populares del arrabal. No,
precisamente,  porque adolecen de una conciencia nacional,
por el contrario, es que sospechan de las maquinaciones de los
grupos dominantes. "las burguesías comerciales, en efecto,
buscan su autonomía relativa para lucrar directamente con
países extranjeros más poderosos, sin la
mediatización del gobierno de la Nueva Granada, y por el
otro lado,  como consecuencia directa de estas maquinaciones
de la burguesía comercial es que los sectores más
despojados del istmo repelan sistemáticamente la
penetración directa de los liberales por legitimarla, lo
cual revela que tenían una conciencia
nacional"[24]

Precisamente, la conciencia de las clases populares  se
asoma desde la segunda mitad del siglo XIX, por causa de los
abusos y vejámenes  infringidos por  los
soldados estadounidenses, a los pobladores del Istmo, cuando
intervienen en sus asuntos internos. En la misma forma en que
Justo Arosemena teoriza sobre la inconveniencia de esos abusos,
los grupos populares expresen sus resentimientos que son
legítimos.  Coyunturalmente, dice Materno
Vásquez, las funciones de
policía realizadas por los marines estadounidenses en las
calles istmeñas, definen el espíritu
anticolonialista de las clases populares. Y agrega "…mientras
que para las élites ello era conveniente, pues le
garantizaba la protección de sus intereses, para la clase
popular era un sufrimiento que por la fuerza de los hechos se
convirtió en resentimiento".
[25]                                                              

Casi siempre los asuntos políticos que  afectaban
la relación  entre la Nueva Granada y sus
Departamentos, se dilucidaban desde un escenario  militar.
Desde la primera mitad del siglo XIX, las fuerzas sociales
istmeñas enfrentaban dos  alternativas: una
centralista, dirigida desde la capital neogranadina y la segunda;
 la de las luchas de los caudillos liberales locales,
propulsores del libre comercio.
 Los ejércitos, en esta coyuntura, sirven de
sostén a alguna de las dos posiciones.   

El Istmo de Panamá, aún neutral respecto a las
dos tendencias, no ve la necesidad de mantener un ejército
que intervenga en las disputas nacionales colombianas. Porque en
realidad lo que se plantea no es  la disyuntiva entre
autonomía política y estatismo colombiano. Una
formación militar, sólo sería requerida
cuando se intenta un rompimiento con el control político
centralista de Bogotá.  Pero este no es el
caso.  El Doctor Ricaurte Soler ya lo plantea claramente
así: "el librecambismo istmeño va forjando una
conciencia autonomista que no entra en contradicción con
la tesis de que Panamá habría de constituirse en
protectorado a fin de convertirse en el emporio comercial
sudamericano".

b.- Sobre la Inserción
Ferrocarrilera
:

Sólo cuando despunta la segunda mitad del siglo XIX,
momento en que el fenómeno aurífero
 californiano rompe las estáticas estructuras
económicas istmeñas, el panorama ofrece nuevas
opciones para Panamá. El ferrocarril transístmico
trae nuevos instrumentos de producción, jamás vistos en
Panamá. La influencia estadounidense toca las puertas y el
Istmo se inserta en el nuevo modelo
hegemónico que surge con el capitalismo
mundial. Nuevos intereses se entronizan en la realidad
económica mundial y regional. Los conflictos entre
centralismo
bogotano y el librecambismo istmeño se trasladan a
estadios diferentes.

El "camino de hierro" hace
que Panamá entre a la economía capitalista. La
revolución del transporte,
que tiene como eje fundamental al ferrocarril de Panamá,
requiere la creación de nuevos mercados y
abastecerlos.   La actividad económica estática
local  es reorientada hacia una economía dinámica, ahora en manos de los
capitalistas estadounidenses y extranjeros. La hegemonía
imperialista define posiciones en América Central.
Inglaterra y
las demás potencias coloniales europeas abandonan sus
feudos y una nueva realidad colonial emerge con vigor.
   En realidad, Panamá se inserta en el
mercado capitalista mundial, como una clásica
economía dependiente, aún más, como una
típica economía colonial, dada la presencia militar
estadounidense en el
Istmo.                                                        
                                         

Los Estados Unidos logran implantar su dominación en el
Istmo mediante la expansión de los mercados, pero  a
la vez mediante las "invasiones estratégicas" para imponer
su hegemonía por la fuerza. El avance estadounidense hace
temer a Colombia  respecto a la seguridad del  control
sobre el Istmo de Panamá. El Tratado Mallarino-Bidlack
constituye una expresión de la  nueva realidad en las
relaciones interamericanas.

En realidad el ferrocarril se convirtió,  a partir
de 1855,  en el principal negocio en el Istmo. Se
incrementó con rapidez el valor de las propiedades
urbanas  y desde allí los grupos de las élites
lograron una sólida posición económica
adueñándose de las mejores propiedades y bienes
tanto de la ciudad como del interior. A partir de entonces, la
inversión extranjera, fundamentalmente
estadounidense, fue la que estructuró la economía
nacional, teniendo como principales beneficiarios a los
empresarios  foráneos.

El ferrocarril perfecciona la característica comercial
del Istmo. Su puesta en marcha representa una variante nueva en
la estructuración de la sociedad panameña. Para el
sector blanco, representa progreso y desarrollo futuro. A partir
de estos acontecimientos históricos y económicos se
van estructurando las clases sociales en Panamá. Por ello
consideramos importante abordar esta temática en el
contexto de nuestra investigación. Para entender el
encumbramiento de los sectores civiles y militares en nuestra
sociedad, es obligatorio entender su evolución social.

"Existe un tercer elemento que le permite a los Estados Unidos
convertirse rápidamente en la primera potencia
imperialista, y era el contar con todos los recursos
naturales de América latina. Para lo cual no solo
bastaba con apropiarse del desarrollo tecnológico que le
ofrecía la revolución
industrial y una mano de obra abundante y en condiciones de
vender su fuerza de trabajo. Era necesario desarrollar una
política intervencionista para apropiarse de nuevos
territorios e intervenir en las nacientes repúblicas
latinoamericanas. La anexión de territorios en
México, Puerto Rico,
Hawai y las constantes intervenciones armadas en
Centroamérica y el Caribe, eran condiciones necesarias
para el desarrollo imperialista de los Estados
Unidos."[26]

Pero en los istmeños también emergen serias
dudas sobre las intenciones de las potencias dominantes. El Istmo
sometido a la dependencia colombiana, se siente desgarrado por
las ambiciones de intereses foráneos. Aunque, los 
más conspicuos líderes istmeños no tienen
aún la visión de la conformación de un
Estado Nacional independiente, sí surge un movimiento que
busca algún nivel de autonomía. Pero el
 proyecto nacional autónomo no está preparado
para conquistar la independencia total;  Justo Arosemena, el
más importante dirigente del periodo, no está
plenamente convencido de que la  separación absoluta
de Panamá de Colombia es la decisión adecuada.
 

Concordamos con  Olmedo Beluche en su libro ya
citado,  quien lo plantea así:  "El federalismo no
constituye una particularidad "nacional" panameña y
tampoco que el mismo  

equivale a separatismo, como demuestra una lectura
objetiva de Justo Arosemena. Tanto la Constitución de
1858, que formaliza el Estado Federal de Panamá, como la
de 1863 o de Rio Negro, en la que participa Justo Arosemena, se
establece el criterio federalista como un ordenamiento del
conjunto de la nación
colombiana.".[27]                         

El Estado Federal propuesto por Justo Arosemena constituye,
entonces,  un proyecto mediático para el Istmo el
cual   prolonga indefinidamente la unión a
Colombia. En definitiva,  el Estado Federal, como
fórmula jurídica,  solo vino a favorecer la
intención de Colombia de conservar al Istmo de
Panamá.

c.- Sobre Las Guerras de
Final de Siglo: El Intervencionismo.

La parte final del siglo XIX encuentra a los istmeños
en la encrucijada del intervencionismo extranjero y la lucha de
los colombianos por conservar un territorio al cual nunca le
prestaron atención. El Convenio de Colón de
1862, es una nueva propuesta de la burguesía
istmeña para frenar la anarquía, las guerras
civiles y la falta de libertad económica en el Istmo.
(proponía autonomía administrativa, financiera,
 jurídica),  y además, planteaba la
neutralidad del Istmo ante las constantes guerras
colombianas).            
    Las fuerzas económicas y políticas
locales empiezan a sentir la necesidad de organizarse para
enfrentar la vuelta al  centralismo impuesto por
Rafael Núñez,  desde Bogotá con la
eliminación de la Constitución de Río Negro
en 1885. La burguesía comercial istmeña,
extremadamente alienada políticamente, no encuentra salida
para desarrollar su propio proyecto económico.

Las guerras civiles colombianas   arrastran
con    su vorágine  las tibias 
intenciones autonomistas planteadas por los istmeños. La
ideología de la regeneración de
Rafael Núñez, crea mayor tensión y
genera  conflictos constantes entre las fuerzas
políticas. 
                                    Los
estadounidenses, entusiasmados por su ascenso en la distribución de los espacios
estratégicos americanos,  van cerrando paulatinamente
el paso a las ilusiones de los istmeños para obtener su
independencia. La Guerra Civil de los Mil Días tuvo
efectos fundamentales en la definición de la conciencia
nacional panameña.. Ella particulariza a los bandos
ideológicos en oposición en la patria colombiana:
Los godos-conservadores (clericales y reaccionarios) y por otro
lado, a los liberales (progresistas, anticlericales) – Pero,
 también entregó el poder en Colombia y en el
Istmo de Panamá a los conservadores.

Esta definición permitió a los conservadores
istmeños convertirse en los dirigentes de la
formación de la naciente República y detentadores
del poder político del Estado. Los liberales, maltrechos y
perseguidos allanan el camino al dominio conservador.
Sólo

Victoriano Lorenzo mantiene vigente la insurrección
para manifestar la vigencia de una tendencia contestataria en la
nueva realidad istmeña.

La generación de dirigentes herederos de los
"fundadores" de la República mediatizada,
controlaron  el poder político y económico
desde muy temprano. Con el absoluto sometimiento por los
norteamericanos, el país se vio limitado en su desarrollo
por las trabas impuestas por el Tratado de 1903. El precio que
tuvo que pagar la República por la garantía que
dieron los estadounidenses a la Independencia de 1903,
establecida por varios artículos de Tratado, fue la casi
ocupación total del país, en beneficio de la
construcción del canal y la creación de la zona
adyacente.
.                               
                                 

Desde ese momento, el patriciado liberal- conservador alientan
una dominación elitista en la sociedad istmeña y el
ingrediente ideológico queda supeditado a las ambiciones
comerciales y de clases. Ellos mismos se vieron sometidos y
desplazados en el disfrute de las ventajas de la posición
geográfica. Por eso,  las reclamaciones sobre las
injusticias  pactadas por Buneau Varilla en el Tratado de
1903, siempre son tibias y,  condicionadas a los beneficios
que pudiera producir la relación con Estados Unidos para
los grupos oligárquicos.

La relación entre la burguesía comercial local y
los norteamericanos fue obstruida por la acción de Buneau
Varilla. Su ingerencia y apresuramiento en las negociaciones se
explica por el temor que los Estados Unidos tenían 
que los colombianos pudieran expropiar todos los bienes del canal
galo,  declarando sin efecto, el convenio con los
franceses.  Por ello, tomaron las medidas aceleradas
para  concretar la dominación sobre el Istmo,
excluyendo, en la práctica, a los grupos burgueses
nacionales.

La herencia de la
burguesía comercial de la zona de tránsito,
ganaderos y latinfundistas, es,  en realidad,  el
Estado panameño. Deben refugiarse en la explotación
de viviendas, la factoría y, la administración del Estado.  Un ensayo de
Julio Manduley lo plantea así:    "Pronto
la burguesía comercial se vería despojada no solo
de la posibilidad de compartir ventajosamente el usufructo de su
principal recurso, sino también del precio de la "venta
del Istmo". Del pago de la indemnización de 10 millones de
dólares por costos de la
independencia, 9 fueron invertidos en las primeras hipotecas
sobre bienes raíces en Nueva York…La anualidad de
250.000 no tuvo mejor destino…Al adquirir los Estados
Unidos la acciones de la
Compagnie Nouvelle du Canal …., entró en
posesión del ferrocarril, de prácticamente 
toda  el área de Colón, 26 edificios en la
ciudad de Panamá, 6 edificios y un muelle en el Puerto de
la Boca… "[28]

Cuadro No.1

 

Las  Intervenciones Norteamericanas
en el Istmo de Panamá

(1850-1885)

1-. Mayo 22 de
1850                  
Tumultos en la ciudad de Panamá.
Reprimidos                                                                                                                                   
                 

                                                                
por la marina. Dos norteamericanos fallecieron.

2.- Octubre de
1850                    
Revolución Separatista. Desembarco de marines.

3.- Noviembre de
1951.       
       Desembarco de marines
en el Río Chagres.

4.- Junio de
1853                        
Insurrección en Bogotá. Disturbios en el
Istmo.

                                                    
Desembarco de marines.

5.- Mayo de
1854.                       
Intimidación mediante la presencia de buques de

                                                    
guerra.

6.- Abril de 1856.       
                Batalla
de la tajada de sandía. 17 muertos.

                                                    
Desembarco de marines.

7.- Octubre de
1856                   
Guerra Civil. Desembarco de marines.

8.- Diciembre de
1858               
Tentativa de separación. Desembarco de marines.

9.- Septiembre de
1860              
Tumultos en línea del ferrocarril transistmico.

10.- Octubre de
1860                 
Desembarco para impedir la separación.

11.- Octubre de
1861.                
Guerra Civil. Desembarco de marines.

12.- Marzo de
1885.                   
Incendio de Colón .Desembarco de marines.

Fuente: Sánchez, Miguel Ángel.
 Panamá: Estructura  de Clases y Conciencia
Nacional. 
Página 91.

d.- Sobre la Encrucijada Separatista:

"En casi toda América Latina, los Estados que surgieron
después de la independencia se organizaron y consolidaron
como Estados Oligárquico y como las clases que
servían de sostén a esos estados no estaban
vinculadas al mercado interno, es decir, interesadas en el
desarrollo del capitalismo industrial, los estados
oligárquicos fueron siempre, por su naturaleza
antinacionales y
extranjerizantes…".[29]                                                          

Los grupos oligárquicos y los ejércitos se
negaron a contribuir al desarrollo del capitalismo, por lo tanto
surgieron naciones débiles y atrasadas. En Panamá,
la situación no es diferente. Aunque el ejército
panameño desaparece, inmediatamente se produce la
independencia, los grupos oligárquicos con el apoyo de las
fuerzas armadas de los Estados Unidos , acantonadas en la Zona
del canal vendrán a llenar el vacío y darán
la tónica propia para identificar la situación
panameña con las realidades latinoamericanas.

En primer lugar, debemos señalar que en Panamá,
aún cuando era parte de Colombia, se manifestaban las
corrientes tradicionales latinoamericanas que dividía a la
población en liberales y conservadores.
[30] Estas corrientes se trasladan a la propia
realidad de la República cuando ésta adquiere su
independencia. Ambas fuerzas políticas, con todas sus
similitudes y antagonismos, se disputan el poder en el
país. La caracterización de los partidos
panameños, durante los inicios republicanos,  las
desarrollaremos en capítulo aparte de nuestra
investigación.

Durante las  primeras etapas  republicanas  los
conservadores, principales gestores y  beneficiados
 del movimiento separatista, controlan el poder
político hasta los primeros años de la
década de 1910. Posteriormente se da un predominio liberal
a través del  caudillismo de
Belisario Porras, Rodolfo Chiari y los líderes del
movimiento insurreccional de 1931. El juego
democrático, como es propio, se produce dentro de las
limitaciones  del sistema de "fachada" que ya describimos.
Este rejuego se definía restringidamente a partir
  de los grupos oligárquicos nacionales  y
de  los intereses estratégicos de los Estados Unidos
que,  con su enclave colonial, y las limitaciones
contractuales y constitucionales, limitan la soberanía.

En 1934, durante  el gobierno de Harmodio Arias se
produce el rompimiento definitivo del Partido Liberal y
surgirán numerosas fracciones partidarias  (liberal
Doctrinario, Liberal Unido, Liberal Demócrata, Liberal
Renovador etc.) .en un periodo de dispersión
política que dominará el panorama,  hasta bien
entrado el siglo XX. A pesar de la división de las mismas
fuerzas  oligárquicas, su fraccionamiento no afectaba
su estabilidad porque los conflictos  eran originados en el
seno del propio sector social. Generalmente, el débil
desarrollo ideológico y político de las clases
populares las hizo presa fácil de una u otra
coalición de partidos.

Sin embargo, en el país emergen nuevos sectores en la
vida económica y social. Movimientos políticos
reclaman presencia en la vida nacional. Diferentes grados de
nacionalismos exigirán una renovación de la
precaria situación de la soberanía empeñada
por los tratados canaleros.

Al margen del populismo
fácilmente manipulado y de los planteamientos de los
liberales tradicionales ( burguesía reunida en los
fraccionados partidos liberales), surgen un sector de la
pequeña burguesía (capas medias y asalariados) que
crean algunas organizaciones
cívicas y políticas, que reclaman reivindicaciones
nacionalistas y progresistas. La Federación de Estudiantes
de Panamá, el Magisterio Panameño Unido, el frente
Patriótico de la Juventud, el
Sindicato de
Industriales, dan un giro novedoso a la política
nacional.

          Los
cambios producidos por la Segunda Guerra Mundial en la
economía nacional son importantes para el diseño
de  las estrategias de
dominación en el país. A partir de 1939 se
incrementa el número de pobladores y trabajadores en la
Zona del Canal, por dos causas: El inicio de las hostilidades
bélicas en Europa con la posterior participación de
los Estados Unidos  y los inicios de construcción del
tercer juego de esclusas para ampliar el Canal de Panamá,
 a partir de 1940, "en 1941 se inicia la importación de trabajadores que ascienden
hasta 22 mil 265, la mayoría de los cuales fue repatriado
a finales de 1946. En 1942 llegó a trabajar en la Zona del
Canal una población de 65 mil trabajadores, bajando a 41
mil 829 en 1946" Al finalizar la Guerra se produce una gran
contracción en el producto interno
bruto en Panamá. "de una economía de pleno
empleo, con tasa de desempleo de 1.2%
en 1945,..pasamos a un nivel de desempleo de 12% de la fuerza de
trabajo en 1951."  [31]

Las consecuencias de la finalización del conflicto en
Europa para Panamá son evidentes [32]. Las
protestas públicas son comunes motivadas, por la
agudización de los

conflictos sociales. Los grupos que dominan el poder
político estatal son débiles. No tienen capacidad
para mantener el control sobre la mayoría de la
población. Por lo tanto, la dependencia de los Estados
Unidos  en cuanto a la preparación y
avituallamiento  de la Policía Nacional para sofocar
desórdenes es
indispensable.                                                   

 Se tratan de ensayar nuevas respuestas a las
reclamaciones genuinas de una población marginada de las
atenciones sociales. Los  comandantes de la Policía
asumirán el papel de árbitros en la política
nacional. La irrupción de Arnulfo Arias como líder
populista marcará un hito en el desarrollo de la
nación. Sus reiterados desalojos del poder por la
Policía Nacional,  con el visto bueno  de los
grupos dominantes,  atizan  su arraigo en las clases
pobres nacionales. En esta coyuntura,
 emergerán   nuevos modelos
políticos y se crearán  nuevos actores.

3.- HIPÓTESIS QUE
SURGE DEL PROBLEMA:

Las hipótesis que orientan  la
investigación, las expreso en los siguientes
términos: 

Entrada la década de 1940, como consecuencia de algunos
factores internos y externos, la Policía Nacional, inicia
un proceso de encumbramiento militar y político en la
sociedad panameña.

Los factores internos tienen que ver, en primer lugar, 
con la maduración de organizaciones de sectores medios y
populares, las cuales hacen su irrupción en el escenario
cívico y
político de la época. En segundo lugar,  con
los métodos excluyentes, corruptos y
antidemocráticos  que ponen en práctica
quienes dominan el poder político. Estos elementos crean
un escenario un tanto caldeado en la política
nacional.

Los factores externos están relacionados con la
ingerencia de las fuerzas externas (militares y
económicas) en los asuntos de la
administración del Estado panameño. La Segunda
Guerra Mundial, la existencia del Canal y los planes
expansionistas de dominación imperialista de los Estados
Unidos,  en América Latina y Panamá, crean un
ambiente
enervante y convulso.

A partir del año de  1943, la institución
policial panameña, bajo la guía personal del
Coronel José Antonio Remón Cantera, desarrolla un
proceso de militarización y profesionalización
 ascendente, que la conduce al tutelaje de la actividad
política en el país.  Durante el periodo, en
el cual  el Comandante mantiene su control sobre la
institución

policial, las fuerzas económicas y
políticas  internas y, los sectores representativos
del imperio están muy cómodas con la presencia del
Comandante al mando del país.  

Cuando Remón asume, en propiedad el
cargo de Primer Comandante de la Policía, en el año
de 1947, este proceso de militarización y
profesionalización adquiere un matiz más definido.
Bajo el poder de Remón y  de sus
oficiales,   la   Policía
Nacional  y,  luego, la   Guardia
Nacional,  institucionalizan  en el país una
"democracia de fachada", el cual periódicamente, es
legitimado mediante elecciones, que en realidad constituyen
farsas electorales, que vienen a legalizar un poder
preconstituido.    

Durante el periodo que denominamos remonismo, que se extiende
hasta la muerte del
Coronel Remón,  los gobiernos de corte
oligárquico y,  las fuerzas externas del imperio, se
benefician  del fortalecimiento de la fuerza armada, para
así mantener su hegemonía ideológica, 
política y económica, sobre el resto de la sociedad
panameña.

Tratamos de comprobar que la militarización  de la
Policía Nacional, se da, a partir del año 1943.
Incorporamos a nuestro estudio elementos estadísticos que
demuestran, efectivamente, que  los presupuestos
del Estado asignados a la institución a partir de es a
fecha evidencian este proceso ascendente de armamentismo.

Pero, ¿Fueron los gobiernos controlados por
Remón, auténticos gobiernos militares, al estilo
latinoamericano o,  simplemente fueron autoritarismos
civiles, propios de nuestra realidad?   ¿Se
produce en Panamá, durante la época de
Remón, un real y auténtico militarismo, al mejor
estilo de Latinoamérica o  simplemente es un 
pretorianismo[33] rampante? ¿Se
reflejó en Panamá el
neocesarismo[34] militar de postguerra que afecta
a muchos gobiernos latinoamericanos?  ¿Puso en
práctica Remón, en Panamá un cesarismo
democrático[35] que algunos autores le han
atribuido?   Estas variantes las respondemos con la
demostración de que la realidad panameña no era
semejante a la del común de los gobiernos militares
latinoamericanos.

 Existen en la investigación evidencias que
demuestran una realidad diferente en ambos casos. La existencia
misma del Canal de Panamá y, la presencia de las fuerzas
estadounidenses acantonadas en la Zona del Canal establecen una
coyuntura muy particular al momento del análisis. 
 No es el caso similar para Panamá,  el
cesarismo

Centroamericano,   que surge en Nicaragua y República
Dominicana, países en los cuales los Estados Unidos,
luego de la ocupación militar,  dejan encargados a
los generales que organicen el Estado nacional.

Además, José Antonio Remón Cantera no es
el típico líder castrense  latinoamericano. Su
realidad personal y la poca complicada vida política
panameña, hacen de él un hombre más allegado
a los patrones civiles de la política nacional. 
Prueba de ello es que fácilmente se produce en él
una transferencia sutil  de sus roles entre 1947 y
1952. 

Pero, se hace evidente que siempre la democracia queda
subordinada a los controles de las figuras oligárquicas y
a los mandantes policiales. La hemos denominado "una democracia
de fachada" en la que, por un lado, los partidos políticos
y, por otro lado los intereses de las cúpulas civiles y
militares, secuestran los derechos de la mayoría de la
población.  Obviamente, se cuidan de legitimar
periódicamente el sistema político  mediante
elecciones nacionales.

La transmutación de Remón, sutil y
manipulada,  se hace a través de la
conformación de una alianza de partidos
oligárquicos que lo llevan al poder en 1952.  La
Coalición Patriótica Nacional. 
Llámese,  conjunción de  intereses que
requieren de un abanderado garante de su seguridad.

CAPÍTULO SEGUNDO

MARCO TEÓRICO Y
CONCEPTUAL

1.-
Paradigma
Historiográfico: La historia Política y las Nuevas
Tendencias Historiográficas:

Desde los tiempos más remotos, la investigación
sobre el pasado, antes que científico, ha sido
política. Hasta los tiempos recientes, la
reconstrucción del pasado ha seguido un sentido
práctico y político: los grupos de poder han
tratado de legitimar su presente para imponer su modelo a las
generaciones venideras. Los primeros testimonios que el hombre
deja a la posteridad son memorias de
poder: hazañas de reyes, gobernantes, monumentos
conmemorativos, control del poder por familias y clanes. Es
sólo a partir de la revolución intelectual o
Ilustración,  que se inicia la
búsqueda del porqué de los hechos. No bastaba
narrar los hechos; ahora se impone la necesidad de comprender y
analizar el desarrollo del hombre. Explicar porqué
surgían y decaían las civilizaciones. La
historiografía comienza  a dejar de ser sólo
memorias de poder para lograr un sentido universal y así,
 entender los problemas del presente. Aún en los
inicios del siglo XX se privilegiaba la historia política.
Era ha historia de las grandes hazañas, los grandes
estadistas, los próceres y de  "los de arriba".
 Sin embargo, a partir de 1929, con la aparición de
los Annales; Block y Febvre  abren nuevos horizontes 
en el concepto de historia. Los historiadores franceses, tratan
de recuperar los conceptos puramente históricos dando
valor a la relación entre la historia, la economía,
la geografía,
la antropología, método
propuesto antes por  Marx. Combaten,
además,  las barreras entre especialidades, y el
positivismo,
que había abrumado a la historia, con la  sobre
valoración de los archivos. Ocurre
una acelerada evolución de las tendencias
historiográficas, la cual se acentúa a partir de la
Segunda Guerra Mundial desbaratando las posiciones de la historia
tradicional.

En este contexto, la historia política quedó
relegada para dar paso a una impetuosa historia
económica,  social y demográfica; una historia
estructural, cuantitativa, objetivista y  serial (la de la
idea del progreso de tiempo largo), bajo la dirección de Labrouse y Meuvret y con la
influencia de Braudel. Dice Enrique Florescano que  "de
pronto, a la cronología política construida por los
antiguos historiadores, se agregaron los tiempos largos que
registraban la lenta incubación de las estructuras
demográficas y de los sistemas
económicos, y los convulsivos tiempos de los ciclos y las
crisis
demográficas agrícolas y comerciales."
[36]  Braudel,  trata de darle integración a otros aspectos para ser el
precursor de una historia total.  Más recientemente,
existe un intento de hacer la historia desde el sujeto o sea la
historia francesa de las mentalidades o   historia
cultural
; la historia de

"los de abajo, de los que no tienen historia". Es la historia
de Chartier, Aries o de Michele Vovelle.

Hoy, a la entrada del Siglo XXI todo parece indicar que se
vuelve a la historia política. Claro, con renovados
enfoques. Es indiscutible que se han obtenido éxitos 
 en cada uno de estos géneros por los que ha
transitado el historiador, todo ha dependido de los resultados
obtenidos en cada modelo temático.  La mayor parte de
los campos historiográficos  se han desarrollado
exitosamente y han logrado alargar el territorio de la historia.
Por ejemplo, la Historia de las Mentalidades colectivas, se ha
impuesto "como una provincia autónoma en el territorio del
historiador, sustituyendo, según Michell Vovelle; 
"entre los años sesenta y setenta la hegemonía de
la Historia Social y Económica". Quizás lo que
corresponde ahora en el Siglo XXI, es buscar la
interconexión entre los elementos fragmentados de la
historia e incorporarlos a una disciplina unitaria o sea la
búsqueda de una historia total. Hacen falta puentes y
conexiones para una mejor explicación del todo.
Quizás es   importante estudiarlo todo, pero
también, se requiere  una  investigación
global de todos los hechos

Según Carlos Barros, es cierto que como reacción
interna en la historia "han retornado los géneros
tradicionales  (historia política, biografía
histórica, historia- relato) que desde periodos de entre
guerras creíamos ajenos a la historia científica, o
sea la historia horizonte que parecían haber derrotado
Block, Febvre y Braudel". La historia política,
 tachada  de superficial, descriptiva y de
acontecimientos, por la nueva historia de los Annales y los
paradigmas marxistas, ha vuelto en busca de una historia total.
  A criterio de Ciro Cardoso y Héctor
Pérez  Brignoli, a pesar del embate acometido
por  la "nueva historia", la historia política no fue
tan afectada por el movimiento de renovación
metodológico. Agregan que "no cabe duda que el enfoque
seguirá siendo esencialmente estructural y
planteará, entonces, la historia política en
términos de una historia de las estructuras del
poder."

No se puede liberar a la historia de su compromiso de
comprender globalmente el pasado. El desmembramiento de la
historia en pequeñas islas, es perjudicial para la
enseñanza y la investigación
histórica. Todo parece indicar que el paradigma
historiográfico del siglo XXI nos obliga a ser más
global y trasnacional que el del Siglo XX.

La mayor anomalía observada en el desarrollo
historiográfico pareció ser la imposibilidad de
llevar a la práctica el principio de historia total.
Carlos Barros, en su obra La Historia que Viene (Manifiesto de La
Historia a Debate)
publicado en  la Universidad de Compostela  sostiene
que,  a "este grandioso archipiélago en que se
ha convertido la historia del siglo XX lo que faltan son puentes,
vías de comunicación, y otras conexiones
interhistóricas, que hagan posible juntar islas para hacer
continentes historiográficos, que nos hagan olvidar la
espera pasiva  del advenimiento de una nueva noción
de historia total…El papel de la historia en la sociedad,
en la
educación y en la investigación es inversamente
proporcional a su desmigajamiento disciplinar." agrega que: "Para
hacer posible una historia a secas, integral, hay que
experimentar, pues, iniciativas de investigación que
adopten lo global como punto de partida, y no como horizonte
utópico". común a todas las especialidades
históricas y punto de contacto con otras disciplinas".
[37]                       

Existe una nueva generación de historiadores  que
propugnan por la vuelta a la totalidad o sea, a la convergencia
de disciplinas para un mejor entendimiento del mundo.

La historia política puede ser retomada luego de los
cambios de final de Siglo XX, como  manera de globalizar la
historiografía.

Esta  renovación de la  historia en el siglo
XX,  ha  multiplicado las áreas de interés,  ampliando la temática
y, considerando a cualquier huella humana como una fuente
testimonial aprovechable.  La aspiración de una
historia total, que evite la fragmentación de la historia
en parcelas temáticas, es la tarea del siglo XXI; aunque
su búsqueda parece una ilusión; un paradigma
abstracto (la historia total ha devenido más absoluta e
inalcanzable, en suma, más idealista, a decir de Carlos
Barros.), existe consenso en que debe ser alcanzada, para salir
de la actual crisis de crecimiento de la historia.

 Dentro de este nuevo paradigma de investigación
histórica, el retorno  de la historia política
no está reducido la forma tradicional "acartonada y
polvorienta", dedicada sólo a describir acontecimientos y
hazañas gloriosas.  La nueva historia política
debe  ser una historia de tendencias; que se interese en
cualquier actividad relacionada con el hombre
y  que, por lo tanto, apele a  los aportes de la
historia cuantitativa económica social; de la cultura
popular, de las mentalidades, etc.[38]

2.- La Historia
Política en Panamá:
Militarismo-Autoritarismo.

La historia política de Panamá, ha sido
complicada, pero interesante. Entenderla parece  una tarea
difícil y es  necesario recurrir a la totalidad de
los elementos que actúan en ella para poder lograr una
visión más o menos aproximada de su realidad.

Como ocurre en América Latina, desde los tiempos
coloniales, los sectores económicamente dominantes, 
son los que han mantenido el control del poder político
formal y de hecho. En  Panamá, estos
  grupos coloniales, con la incorporación
posterior de las recientes inmigraciones de comerciantes,
atraídos por la zona de tránsito, negocian ventajas
crematísticas manipulando la llamada democracia formal
[39] para controlar el poder político y
económico. Una democracia legitimada por torneos
electorales impuros en los que la población es convidada
inconsciente.  Las elecciones, se dan en Panamá desde
muy temprano en la época de la República.

Bajo la presión del  influyente modelo
estadounidense, se realizaban constantes torneos municipales y
nacionales para relevar los poderes. Sin embargo, dichos eventos estaban
rodeados de escasa legitimidad, algunos por las manipulaciones
 internas de nuestros líderes nacionales y otras, por
la interferencia de los intereses foráneos.  En
Panamá, desde los inicios republicanos, el papel que juega
la influencia extranjera en el desarrollo político y
económico del país es muy importante.

Sobre el tema electoral y las características  de
los torneos periódicos,  que se celebran en nuestro
país, para relevar a las autoridades nacionales y
municipales, se puede encontrar abundante información en
el capítulo cuarto de nuestro trabajo.

El viejo esquema tradicional de liberales y conservadores que
surgió desde la colonia dio origen a las formaciones
partidarias posteriores al establecimiento de nuestra
República. A pesar de que cada país siguió
una ruta propia, en el fondo, siempre los sistemas
políticos fueron cerrados y controlados por centros de
poder autoritarios que frenaron el desarrollo democrático
de las instituciones de la región. La naturaleza misma del
sistema político latinoamericano estará marcado por
elementos fácilmente identificados tales como la
exclusión de los estratos mayoritarios de la
población (tanto para acceder a la riqueza como a las
fuentes de
poder político), el autoritarismo y el militarismo. Estos
elementos han sido constantes y hasta estructurales y enraizados
en la realidad económica, social y en la cultura
política de los latinoamericanos.

A partir de los años 30, y hasta hace muy poco, en
algunos países latinoamericanos, los representantes de las
oligarquías renunciaron voluntariamente a favor de los
militares, el control de la mayor parte del poder político
e institucional. Una realidad de permanente situación de
conflicto generado por la constante lucha política
electoral es apoyada por los caudillos o las élites
militares, para ascender en la escala de control
social. Pero,  el control autoritario del poder por los
grupos hegemónicos civiles o militares siempre estuvo
acompañado por un proceso de legitimación [40]que se
otorgaba mediante elecciones periódicas. La
legalización de dominio excluyente significó todo
un proceso de trabazón creado por los antiguos partidos
nacionales.                       

En América Latina, especialmente en el área de
Centroamérica, ha sido tradicional la exclusión del
resto de los estratos sociales, tanto del acceso a la riqueza
económica, como a las fuentes de poder político y
bienestar social. Así se definió el rol activo que
desempeña el autoritarismo como elemento clave para
mantener el orden y la tranquilidad.

En los países latinoamericanos los   procesos de
exclusión de algunos sectores de la vida nacional generan
profundas desigualdades y, como consecuencias, constantes
conflictos entre sectores sociales. Esta realidad,  provoca
desestabilización y desórdenes que deben ser
aplacados por las fuerzas militares. En este sentido
Héctor Pérez Brignoli señala que: "En la
práctica la vigencia de las instituciones y leyes liberales
fue sobre todo eso: un inmenso monólogo de las clases
dominantes consigo mismas. Golpes de Estado, elecciones
controladas y candidatos impuestos desde
el gobierno fueron la regla en la renovación
presidencial…Opinión
pública no existía; habían sí
clamores populares, rumores que se extendían en secreto o
entre líneas de una prensa casi
siempre censurada."[41]

No encontramos demasiadas diferencias con el conjunto de las
demás naciones del continente. Desde la
conformación de la República en 1903, a todas luces
imperfecta y excesivamente dependiente, los partidos
tradicionales heredados de la política colombiana
imprimieron su sello particular en el desarrollo del estado
Nacional en el Istmo. Sobre el particular, Ricaurte Soler afirma
que "dadas las condiciones de mediatización
política del Estado por parte del imperialismo, y de la
absoluta dependencia económica de las clases dominantes,
el proceso de afirmación estatal nacional se inició
lento, inseguro y contradictorio. [42]
Agrega que "En las específicas condiciones
panameñas, el poder oligárquico lo integra la
burguesía comercial y casateniente, proyectada en el
interior a través de terratenientes y caciquismos
regionalesa partir del momento en que esa misma burguesía,
por razones internas y externas, renuncia a su proyecto de
organizar el estado nacional  en función del recurso
natural de la posición
geográfica"[43]. La renuncia a que se
refiere el Doctor Soler, obedece a la creciente
supeditación de los sectores dominantes de la sociedad
panameña al poder imperial norteamericano a partir de la
independencia de Colombia.  Durante la primera mitad del
Siglo XX, son los liberales los que sientan las bases para la
implementación de la hegemonía ideológica en
la República. El patriciado liberal conservador de
principios de siglo fue rápidamente extinguido y
sustituido, a criterio de Juan Materno Vásquez, por seudo
partidos que, "más que organizaciones conforme una
ideología, fueron creaciones jurídicas de
clientelas electorales.".

El clientelismo fue la mejor expresión de su
incapacidad para conectarse con los intereses y aspiraciones de
la población. Familias y organizaciones empresariales
fundaron partidos políticos con el propósito de
salvaguardar sus privilegios de clase.

 3.-
Profesionalización y Modernización de los Cuerpos
Armados en América Latina y
Panamá. 

La profesionalización de las fuerzas armadas en
América Latina  se ha dado en momentos y condiciones
distintas, debido principalmente al desigual desarrollo de los
países.  Las coyunturas políticas nacionales e
internacionales han determinado las características
propias de cada institución militar. 

Pero quizás, con mayor trascendencia en las naciones
menos desarrolladas, la profesionalización ha dependido
históricamente de los niveles de desarrollo
económico. Es obvio que las naciones más pobres,
por no contar con una industria
armamentista, han tenido que posponer el desarrollo profesional
de sus fuerzas armadas o, en otros casos, han debido depender del
apoyo financiero externo.

Creo que esta última circunstancia ha sido la
generalidad de las naciones latinoamericanas. En los Estados
nacionales de creación tardía, las fuerzas armadas
sirven de sostén a los grupos dominantes para garantizar
la  "obediencia y el orden", en sociedades excluyentes y
sectarias. Un estado politizado, promotor de la violencia,  hecha mano  de los poderes
militares para acentuar el  control social de unas clases
sobre otras. Como lo dice Oscar Cuellar, "la existencia de un
cuerpo armado centralizado en torno al gobierno…es un
requisito esencial a la existencia misma del Estado, pero a la
vez, un peligro potencial para el normal funcionamiento de la
sociedad, en la medida en que las funciones del estado eran
vistas, primariamente, como funciones de manutención del
orden y la seguridad.."[44].

En suma, la profesionalización de las fuerzas armadas
que se proyecta en los países latinoamericanos tiene su
origen en la constitución de los Estados Nacionales. Por
su misma naturaleza, el Estado Nacional surge por una
imposición de clases. Las instituciones armadas se
manifiestan tempranamente como protectores de los intereses de la
clase dominante y, a la vez,  reproducen el carácter dependiente de sus propios
estados.

Ya hemos dicho que, en un primer momento, la
profesionalización y modernización de los
estamentos militares dependerá del nivel de desarrollo de
cada país. Lógicamente, aquellos grupos que
detentan el poder económico tradicional, tenderán a
dominar a los ejércitos latinoamericanos para así
subordinar a aquellos sectores de la sociedad más
débiles. El poder real girará en torno a los
círculos políticos y económicamente
más evolucionados.[45]

Pero tiene o no algún nivel de politización la
participación de las fuerzas armadas? El objetivo de la
profesionalización tendría el objetivo de alejar a
los militares de la política y dedicarse a los roles que
le son propios. De allí el sentido profesional de
los  militares en la sociedad moderna.  ¿Pero
ello, es así en las naciones latinoamericanas? Mario
Carranza sostiene que "La profesionalización llevaba el
germen de la politización, fundamentalmente, porque se
producía en países que carecían de la
industria básica necesaria para la producción de
armamento. No es casual, agrega,  que la
profesionalización se produzca coetaneamente, en
América Latina, con el ingreso del capitalismo
internacional en la etapa imperialista y monopolista: fines del
siglo XIX y del XX". [46]

Para situar históricamente la profesionalización
de las fuerzas armadas latinoamericanas, Alan Rouquie,
[47]  niega lo que algunos autores consideran
como cierto. Sostiene que carece de fundamento que los primeros
soldados profesionales fueron el producto de la
asimilación de los jefes de bandas o de caudillos
 improvisados que surgen de la caída el imperio
español. Más bien, los ejércitos, dice
Rouquie, responden a las necesidades del desarrollo del
capitalismo en su fase actual.

Parece tener más sentido, entonces,  para
sustentar la profesionalización de los ejércitos la
tesis  que plantea que  los intereses foráneos
son, en última instancia, quienes han provocado el
desarrollo de los regímenes autoritarios. Advertimos,
siempre, que esa profesionalización es de
carácter  dependiente, modelo muy identificado con la
realidad panameña. Ya hemos dicho que no se pueden comprar
a los ejércitos de la mayoría de las naciones
latinoamericanos con las dimensiones y funciones de la
Policía panameña. Sin embargo, la mayoría de
los autores están de acuerdo en que todos pasan por las
mismas etapas, aunque en distintos momentos de su
evolución.

La finalización del caudillismo latinoamericano y, la
aparición tardía de los estados Nacionales-casos
Nicaragua, Cuba,
República Dominicana,  Panamá- está
superpuesta por una larga influencia directa o indirecta de los
Estados Unidos. "padecieron un largo periodo de ocupación
norteamericana destinada a terminar con el relajamiento general
de los lazos de la sociedad civilizada que, según
Washington, afectaba a esos países. Antes de retirar su
protección, Estados Unidos se esforzó por poner en
pie, en esos países, guardias civiles organizados por los
marines".[48]

Fuerzas armadas profesionalizadas, pero también
politizadas, como consecuencia de los conflictos clasistas,
propios del desarrollo tardío de las sociedades
latinoamericanas. Los sectores dominantes requieren un control
social autoritario; para ello deben cooptar su predominio sobre
las instituciones armadas.

En Panamá, guardadas las proporciones, se desarrollan
los elementos que son ilustrativos para los países del
área. Una policía nacional con un desarrollo
orgánico sumamente débil, enfrenta una nueva
realidad al despuntar la década de 1940. La Segunda Guerra
Mundial trae consigo un novedoso escenario en el ámbito
económico, político y militar en Panamá.
Mientras las fuerzas armadas latinoamericanas se
reprofesionalizan producto de esos nuevos patrones surgidos
durante y después de la guerra, en Panamá por el
contrario, es cuando se inicia el proceso.

No es casual,  entonces, que durante el periodo de la
historia panameña comprendida entre 1942 y 1945, cuando
aparecen una aguda crisis de hegemonía entres las clases
sociales,  a la vez,  se pone en marcha el proceso de
profesionalización de la Policía Nacional. Tomamos
de Dorindo Dajan Cortez una descripción muy precisa de la
situación, que se genera en ese momento. "en momentos en
que la sociedad se aproxima a un agudo periodo de inestabilidad
que los sectores medios se organizan, esta vez con criterios
más definidos. La Federación de Estudiantes de
Panamá, es fundada en 1943, (ocho años antes
había sido fundada la Universidad de Panamá, que a
pesar del elitismo que la caracteriza, permite la unidad de la
conciencia estudiantil); el Magisterio Panameño Unido,
fundado en 1944, y ese mismo año, el frente
Patriótico de la Juventud. La clase obrera se organiza, y
si bien es cierto sus objetivos eran puramente gremiales y
reivindicativos, ya se toma con- ciencia del
sindicalismo.
Entre 1944 y 1945 aparecen tres sindicatos:
Sindicato Nacional de trabajadores de la Industria…."
[49]

En el Estado oligárquico recién constituido en
Panamá, en el que los antagonismos son propios en las
relaciones sociales, se hizo necesario un organismo profesional
para defender el "orden" y las instituciones
"democráticas". Dicho organismo, por su origen y

constitución deberá tomar partido hacia un
sector determinado, por lo tanto tendrá una
connotación política; estará politizado.

4.-  Militarismo
y Militarización:
Conceptualización.

La mayoría de las definiciones que analistas y diccionarios
hacen del militarismo lo entienden como una desviación del
recto sentido de lo militar. Es la exageración y la
pretendida totalidad de las concepciones militares.

           
En la historia política del mundo se considera que a
mediados del siglo XIX comenzó a ser usado el
término en Europa. Lo militar es, según Luis
Cárdenas Vásquez, lo que la politiquería a
la política, lo que el machismo a la virilidad, esto
es,  una degradación de valores y conductas de
modelos de ser y pensar.

La descalificación del militarismo como conducta
aberrante, es aceptada, incluso por los mismos militares, quienes
lo descartan como forma adecuada de concebir lo militar. Un
oficial chileno dice que "el militarismo se caracteriza por
sostener un nacionalismo descabellado e ideas extremistas de lo
militar".

"El militarismo connota la dominación de los militares
sobre los civiles. Un ejército o una sociedad marcada por
esta desviación, se caracteriza por el desprecio a los
políticos y a las políticas civiles, el rechazo a
la democracia." [50]

Una definición de militarismo  recogida den IV
Encuentro de Objetores de Conciencia, celebrada en Quito en 1997
dice que es  "La tendencia de los aparatos militares de una
nación (fuerzas armadas, fuerzas militares ,
burocráticas y servicios secretos) en asumir el control,
siempre creciente sobre la vida y el comportamiento
de sus ciudadanos, sea por medios militares 
(preparación de la guerra adquisiciones de armamentos,
desarrollo de la industria militar) o, por valores militares
tendientes a dominar cada vez más la cultura, la educación, los medios de
comunicación, la religión, la
política y la economía nacional a expensas de la
institución civil".

5.- Vulnerabilidad de
la Democracia e Ingerencia Policial: 

Las estructuras democráticas en los países
latinoamericanos siempre han sido débiles. El
autoritarismo ha sido una situación propia, cotidiana, y
tradicional. Responde, por un lado, a demandas emanadas de la
colonia;  y por otro lado, a las presiones externas que se
reciben de las potencias dominantes.

La democracia, ese sistema, tan traído  y llevado,
se convierte, finalmente, en el modelo ideal para alcanzar el
desarrollo político, económico y social de
Latinoamérica.  El esquema republicano, generalmente,
copiado de los Estados Unidos, se impone como forma de gobierno.
Este sistema aunque desconocido para la mayoría de los
pueblos semianalfabetos y pobres, conduce a las nuevas naciones a
sentar una base débil para las instituciones
democráticas.

Surgen entonces, estados liberales parcializados que les
corresponde formar la conciencia nacional y la
organización de la sociedad. Las desigualdades y la
inequidad se

apoderan de las nuevas estructuras americanas. La democracia
liberal será el medio político legitimizador para
excluir a los sectores sociales más débiles y para
crear un estado precario en cuanto a las libertad y el disfrute
de los bienes sociales.

Las tendencias autoritarias se manifiestan tempranamente en
nuestra América. Poderosos líderes políticos
a quienes habitualmente se les ha denominado caudillos, hicieron
su impronta en la historia de nuestros pueblos. Hombres de toda
marca y color
político asumen la dirigencia de Repúblicas
desorganizadas y en muchas ocasiones caóticas.

Acerca de este tema, el sociólogo chileno Oscar Cuellar
[51]  sostiene que, a pesar de que,  en
el esquema liberal del aparato  estatal  moderno, la
participación política de las
fuerzas armadas debe ser subordinada a los poderes civiles del
Estado, existen situaciones contradictorias; por una parte, las
fuerzas armadas aparecen como organismos situados más
allá de los distintos grupos  y clases de la
sociedad. Tiene funciones superestructurales  al nivel de la
conducción política del estado; manejan medios de
coerción y  hasta se genera una especie de subcultura
de poder real. El control de los medios de coerción y la
capacidad para generar una ideología propia, tienden a
crear una potencialidad política que, en muchos casos,
rebasa los límites
del sistema civil. No obstante,  la supuesta
subordinación política, la realidad es que las
fuerzas armadas poseen, por su misma existencia, una cuota de
poder político que sobre pasa los límites
impuestos  un tanto lesiva a los intereses generales de la
sociedad.  Aquí radica la contradicción por
él planteada.

Para ilustrarla, citamos a Cuéllar: "Esta
contradicción original ha sido señalada o por lo
menos sentida ya por los teóricos del liberalismo
clásico con una fuerza que permite suponer que ha sido uno
de los problemas básicos enfrentados en la
construcción del estado moderno. Un Hobbes, un
Locke, un Kant,
coincidirán en señalar que la existencia de un
cuerpo armado centralizado en torno al gobierno, sea este
monárquico o constitucional, es un requisito esencial a la
existencia misma del Estado, pero a la vez un peligro potencial
para el normal funcionamiento de la
sociedad".[52]

Los regímenes autoritarios, no han sido
circunstanciales,  sino que se convierten en el instrumento
típico para garantizar la reproducción de los modelos
económicos foráneos  
utilizando  la represión para lograr el control por
parte de los sectores dominantes. Como los describiremos
más adelante en nuestro trabajo, la elecciones fueron y
aun siguen siendo, mecanismos para formalizar la arbitrariedad y
el abuso. Como anotó Juan Alberto Huaylupo, "Las
convocatorias en los procesos electorales, salvo algunas
excepciones, son convocatorias a las mayorías para
legitimar el poder de las minorías" 
[53]

En Panamá, el autoritarismo pasa a ser parte de nuestra
cultura política. El poder hegemónico de los
sectores privilegiados, garantizado por la ingerencia
foránea, ha sido una constante de carácter
estructural y enraizado en la política panameña.
Con la eliminación temprana del ejército nacional,
se entrega todo el control político y económico a
la burguesía nacional a través de los partidos
políticos de corte oligárquico. Muy pronto,
también, este poder es mediatizado por la presencia
ignominiosa de las fuerzas armadas extranjeras que entran a
formar parte de nuestra realidad. Desde la década de
1940,  estas fuerzas hegemónicas nacionales se
muestran cómodas con el surgimiento del poder autoritario
interno y externo. Ellos, los poderes internos,  y las
fuerzas imperiales,  garantizan la dominación.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter