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Acercamiento a los cantos de la Tumba Francesa Pompadour Santa Catalina de Riccis (página 2)



Partes: 1, 2

Un término clave en el concepto de
texto es la
coherencia, que al decir de Alexandra Álvarez
(2001)[1], es la relación entre los
elementos del plano de contenido, teniendo en cuenta que los
usuarios deben proponer el sentido en relación con su
interlocutor o interlocutores. Plantea, además, que la
coherencia es la comprensión de textos negociada
interactivamente y dependiente del contexto. Pero que estos
aspectos están condicionados por los saberes previos que
tienen los miembros de la comunidad de
habla sobre las maneras de comunicarse, lo que permite prever una
vasta cantidad de información sobre lo que sigue en el texto
y comprenderlo.

Dentro de los llamados conocimientos previos se pueden
mencionar las claves de conceptualización, el paso
o tono y la intertextualidad. La primera, estudiada por Gumperz
(1982), es cualquier rasgo de forma lingüística que contribuya a
señalar una presuposición conceptual. Los saberes
parecen activarse en la mente del oyente a partir de algunos
datos que nos
da el contexto, estas señales
permiten descifrar rápidamente un texto. El paso o
tono
constituye un paréntesis de conversación
en un espacio de formalidad, similar a un cambio de
código.
Una manera de hacer los cambios de paso es a través de la
prosodia. Y se llama intertextualidad al procesamiento
cognitivo de un texto a partir de otros.

Alexandra Álvarez trata, igualmente los niveles
para la comprensión de los textos: coherencia cultural,
situacional e intertextual.

  • Coherencia cultural: Relaciones de los
    sistemas
    de normas que
    construyen los hechos sociales, hechos por el hombre,
    pero exteriores a este.

  • Coherencia situacional: Relación que
    mantiene las personas en un intercambio
    lingüístico. Este tipo de coherencia, es
    también un problema de "adecuación", en cuanto
    a reglas de conducta.

  • Coherencia intertextual: Como su nombre lo
    indica, es lo referido a la relación que se establece
    en el momento del habla, guardando relación con textos
    ya declarados por los usuarios.

Surgimiento y
desarrollo la
Tumba Francesa Pompadour Santa Catalina de Riccis

A finales del siglo XVIII se produce en Haití una
Revolución
encabezada por Toussaint L´Ouverture, lo que
determinará que se efectúe la entrada casi masiva
de franceses residentes en dicho país en la isla de
Cuba. Estos
llegan por Oriente y se asientan en las montañas de
Santiago, Holguín y
Guantánamo.[2]

El grupo de
emigrantes estaba integrado por colonos, administradores,
técnicos, mayorales y negros esclavos con gran experiencia
en el manejo de los cafetales e ingenios haitianos, que en su
época constituían la vanguardia
económica de la región. Estos conocimientos fueron
aplicados a algunas regiones como la franja montañosa de
la Sierra Maestra y la cordillera de
Nipe-Sagua-Baracoa.

La emigración no sólo benefició
desde el punto de vista económico sino también
cultural. Las familias ricas de Santo Domingo habían
reproducido las danzas de la corte de Versalles, y por no ser
menos, los blancos y mulatos pobres de Haití se
empeñaban en imitar estos bailes, al tiempo que los
esclavos remedaban los refinamientos de sus amos en los toques de
sus tambores.

Al llegar a Cuba, los emigrados continuaron
desarrollando tales prácticas. Los esclavos asumieron el
"francés" – y no el español
– como lengua de
comunicación y adquirieron de sus amos
comportamientos sociales y culturales que nada tenían que
ver con España ni
con lo que ocurría en la isla en esa época. Sus
patrones o modelos de
vestir, comer, apreciar las artes e incluso en las formas de
relacionarse entre sí, evidenciaron siempre su origen
galo.

Surgen de esta forma las llamadas Sociedades de
Tumba Francesa, las cuales tenían, como objetivo
aparente, momentos de recreo y ayuda mutua aunque en el fondo era
un símbolo de tenaz resistencia de un
grupo poblacional que a pesar de su raza, ostentaba el apelativo
de "francés".[3]

La Tumba Francesa se bailó por primera vez en los
cafetales fomentados por los colonos en el extremo oriental de la
isla. Mientras el composé narraba en
legítimo creole los hechos ocurridos en sus
tierras, el resto de los participantes tocaban y bailaban al
estilo de baile de salón desarrollados por sus amos. En
los siglos XIX y XX, ésta salió de los cafetales
orientales para trascender en sociedades. En la actualidad, se
mantiene la tradición muy fiel a su origen. Cuando suenan
las tumbas o sea, los tambores catá, bulá y el
premier salen las parejas de baile, las mujeres vestidas muy
elegantes, entre ellas se destaca la Mayora de Plaza (primera
bailarina), y en la medida que aumenta el ritmo, comienzan a
escucharse a las cantadoras, las herederas de los cantos en
francés, creole y español.

En los últimos años, el
composé canta en español, en
creole y bien puede tener ligados vocablos de ambas
lenguas para
transmitir el mensaje del texto.

Las Sociedades de Tumba Francesa constituyen una fuente
constante de elementos culturales del folclor cuya interacción conformó los primeros
rasgos de la cultura
cubana. Fundamentalmente la música y la danza que
caracterizan a ese sector, han llegado a constituir no
sólo un elemento peculiar de la cultura cubana sino
además han influido de forma directa e indirecta en otras
manifestaciones artísticas. Estas fiestas, sin perder su
esencia "francesa", adoptaron rasgos peculiares del medio
sociocultural donde se desenvolvían, hasta convertirse en
elementos de un folclor netamente cubano.

En Guantánamo, según algunos estudios
revisados y las declaraciones de informantes de la Pompadour,
hubo más de doce sociedades de tumba francesa (San Juan
Nepomuceno, La Caridad, San Juan, Las Mercedes, San Miguel, entre
otras), sobre todo en las comunidades apartadas, todas con
características similares en su constitución y funcionabilidad con sus
participantes.

Después de una época de florecimiento en
todo el oriente cubano, ocurrida a finales del siglo XIX y
durante las primeras décadas del XX, las sociedades
entraron en una fase de decadencia que las redujo a la existencia
de las que se conservan hasta nuestros días: La Caridad de
Oriente, de Santiago de Cuba; Bejuco, de Sagua de Tánamo,
en Holguín; y Pompadour-Santa Catalina de Riccis, en
Guantánamo.

La Tumba Francesa Pompadour Santa Catalina de Riccis
radica, en la actualidad, en la Loma de Chivo, situada en la
parte Este de la ciudad. Tumba que, desafiando el tiempo y las
adversidades, sigue constituyendo la gran reliquia del folclor
guantanamero. A pesar de que son pocas las improvisaciones que
realiza el composé, sus cantos han quedado
grabados como parte del singular movimiento
danzario, además reflejan el proceso de
transculturación donde los haitianos
residentes en Cuba señalan en sus manifestaciones
artísticas elementos de nuestra historia, como la acción
de los cubanos Evaristo Estévez, Pedro Ivonet, así
como la presencia de los americanos y la lucha de los cubanos por
la conquista de
la verdadera independencia.

Olavo Alen plantea que la Sociedad de
Guantánamo se encuentra en un estado
más puro en cuanto a sus valores
folclóricos quizá sea por tratarse de un centro
urbano menos cosmopolita que Santiago de Cuba.[4]
Por ello, los estudios de elementos que componen la
tradición de la localidad a través de la tumba
francesa Pompadour Santa Catalina de Riccis se hacen más
necesarios para el rescate y a preservación de nuestros
valores culturales.

Acercamiento a los
cantos de la Sociedad como un hecho comunicacional

Por transmisión oral, los integrantes de la
agrupación de la Tumba Francesa Pompadour Santa Catalina
de Riccis, conocen de sus orígenes. De ahí que
ellos cuenten de cómo sus ancestros imitaban los bailes de
salón de los amos franceses: minué, rigodón,
carabiné y yubá, bajo los sonidos de instrumentos
de viento y cuerda, en tanto los esclavos bailaban al ritmo de
los tambores, pero con una música muy suya. La
música de los franceses era suave y la de los esclavos de
un ritmo "picante".

La tumba Francesa constituye una de esferas de la
cultura cubana que opera, en la actualidad, de forma oral. La
ejecución de sus cantos, que a pesar de tener un fin, en
su mayoría, festivo, trasmite aspectos correspondientes al
acontecer histórico y cultural, dígase no
sólo de la comunidad donde se encuentra enclavado sino
también del ámbito nacional. Lo que nos permite
detectar una retroalimentación constante con la sociedad
cambiante.

Sus cantos tienen diversos orígenes y matices:
los hay humorísticos, patrióticos, rememoradores de
hazañas épicas y de grandes hombres, de santos,
entre otros, casi todos con intenciones políticas,
mordaces y algunas sentimentales. Según la opinión
de Elisa Tamames, los cantos y su contenido son los que provocan
la atención del público y la
música sólo es la compañía de la
poesía
que transmite el
composé.[5]

Entre los cantos recopilados se pueden
mencionar:

Los patrióticos:

  • ¿A quién damos gracias?
    (español)

  • América no hay remedio (español
    y creole)

  • Mèsi Fidel (creole)

  • Amerikenl (creole)

Humorísticos:

  • Sixto dice (español y
    creole)

  • Chanpyon Oriente (creole)

Sentimentales :

  • Clara Terry (español)

Elio Revé
(creole)

Los patrióticos versan en torno a los
acontecimientos actuales de la América
que se levanta frente al hegemónico país del Norte.
El composé agradece a Fidel por lo que ha hecho
por los cubanos y la América en general. Existe otro
canto, Cuba y Venezuela, donde explicitan la
situación de de ambos países como naciones
libres.

Por su parte, los cantos humorísticos, como su
nombre lo indica, refleja temas burlones e irónicos hacia
miembros de la Tumba o de la Comunidad en la que se desenvuelven.
En contraposición a estos, se encuentran los cantos
sentimentales como Clara Terry, donde hablan de una
miembro de la Sociedad que acaba de fallecer y Elio Revé,
músico se gran significación para Guantánamo
y la Loma del Chivo específicamente.

Otro de los cantos que no aparece en el listado antes
mencionado los es An nou ranmase kafe (Vamos a recoger
café).
Este hace un llamado a los vasallos (término utilizado en
la Sociedad por la diferenciación de rangos) para recoger
café. En este se hace alusión a tres lugares
productores de este grano en la provincia de Guantánamo:
San Fernando, Baracoa y Caimanera.

Muchos de los miembros de la Sociedad Pompadour evocan
los años en que los cantos eran en creole y en
conversaciones comunes era utilizado. Este era transmitido de
generación en generación en los cafetales donde
trabajaban los haitianos, africanos y sus descendientes. Ellos
cantaban en esa lengua mientras recogían café,
posibilitando que no se perdiera la tradición.

En la actualidad, a los jóvenes que se incorporan
a la Sociedad les resulta muy difícil entender algunos de
los cantos a pesar de existir, en ocasiones, mezclas entre
el español y el patois. La reina, Justina Ofelia
Jarrosay, expresa que se hace necesario la enseñanza y la transmisión del
creole. Esta lengua se ha convertido en una lengua
muerta que sólo se utiliza en el momento de las fiestas.
"Por la inconsistencia de su poder de
comunicación, debido a la pérdida de muchos de sus
vocablos, y por su no actualización con la
terminología contemporánea, recurre cada vez
más y más al español, mezclándose
indiscriminadamente con el de los textos de sus
cantos".[6]

Para su rescate, se han realizado varios talleres por
parte de la directiva de la Sociedad y la UNESCO por su parte
implementó el Taller Nacional de Tumbas
Francesas.

Sin embargo, en el desarrollo de las fiestas, la
utilización del creole no constituye un
impedimento en el desarrollo de la
comunicación. Emiliano, miembro de la Tumba Francesa
Pompadour, especifica que no se pueden ver los cantos por
separado: "La Sociedad constituye un fenómeno cultural,
que atrae por sus cantos, bailes, toques y vestimenta. Por lo que
sus integrantes deben dominar todo lo que en ella acontece para
un mejor desenvolvimiento durante las
fiestas".[7]

Aunque algunos jóvenes no dominan la lengua, los
movimientos, gestos y toques llevan el paso de lo que muchos
llaman imitación burlesca de los bailes franceses. Todo
válido a partir de los conocimientos previos recibidos de
sus antecesores, lo que les permite recibir una
información a través de los cantos y
comprenderla.

Agradecimientos:

Miembros de la Tumba Francesa Pompadour Santa Catalina
de Riccis.

Emiliano Castillo, composé, músico e
investigador de la Sociedad.

Justina Ofelia Jarrosay, Reina de la Sociedad (86
años).

Leonor Terry Dupuy, Reina de Honor de la Sociedad (96
años).

Bibliografía

  • Alen, Olavo (1986): La música en las
    sociedades de tumba francesa
    . Ciudad de La Habana, Casa
    de las Américas.

  • __________ (1977): "Las Sociedades de Tumba Francesa
    en Cuba", en Revista Santiago. Revista de
    la Universidad de Oriente. Santiago de Cuba, No.
    25, marzo, pp. 193-209.

  • __________ (2005): "Tumbas y cantos para una fiesta
    de franceses", en Oralidad. Para el Rescate de la
    Tradición Oral en América
    Latina y el Caribe. Anuario 13. UNESCO

Álvarez, Alexandra (2001): Análisis de la oralidad: una poética
del habla cotidiana.
disponible el 17 de enero de 2008.

  • Antología de la música afrocubana Vol.
    VII. 2006. Empresa de
    Grabaciones y Ediciones Musicales EGREM. Ciudad de La
    Habana.

  • Araujo, Nara y Teresa Delgado (2001): Textos de
    teorías y crítica literarias
    . (Selección) La Habana, Editorial
    Félix Varela.

  • Coca Izaguirre, Manuel (2008):
    "Sociedades de Tumba Francesa en Guantánamo".
    http://www.monografias.com/trabajos55/tumba-pompadour/tumba-pompadour.shtml
    disponible el 20 de Junio del 2008

  • Entrevistas a miembros de la Sociedad de Tumba
    Francesa Pompadour Santa Catalina de Riccis. 2008

  • Esquenazi Pérez, Martha Esther (2000):
    "Presencia en influencia de la música haitiana en
    Cuba" en Ana Vera Estrada (comp.) Pensamiento y
    tradiciones populares: estudio de la identidad
    cultural cubana y latinoamericana
    . La Habana. Centro de
    Investigación y Desarrollo de la
    Cultura Cubana Juan Marinello. pp.142-162.

  • "La oralidad y la huella franco – haitiana en
    Cuba. Su presencia en la Tumba Francesa Obra Maestra de
    Patrimonio
    Oral e Inmaterial de la Humanidad" (2005), en
    Oralidad. Para el Rescate de la Tradición
    Oral en América Latina y el Caribe. Anuario 13.
    UNESCO

  • Manso, Rafaela: "La Tumba Francesa en
    Cuba"


http://www.radiohc.cu/espanol/turismo/kaleidoscopio/tumbafrancesa1.htm
,
disponible el 17 de enero de 2008.

  • Sevillano Andrés, Bernarda (2007):
    Trascendencia de una cultura marginada. Presencia
    haitiana en Guantánamo
    . Editorial El Mar y la
    Montaña, Guantánamo.

  • Tamames, Elisa (1955): "La poesía en la tumba
    francesa". Tesis de
    grado. Universidad de La Habana

 

 

 

 

 

 

Autor:

Lic. Manuel Coca
Izaguirre

Nombre: Manuel Coca Izaguirre

F/Nacimiento: 12 de noviembre de 1981

Este trabajo fue
escrito en el mes de enero del 2008, en la provincia de
Guantánamo, Cuba.

Me desempeño como profesor de la
carrera de Estudios Socioculturales asumiendo varias tareas del
Departamento, Facultad y la Universidad en general. Imparto las
asignaturas Cultura Latinoamericana y del Caribe I y II, Literatura
Latinoamericana, Literatura
Cubana y Apreciación Literaria. En cuanto a la
superación profesional he recibido varios cursos entre los
que se encuentran: Diplomado de Redacción y Estilo y Doctorado Conjunto
Universidad de Oriente Universidad de Valencia de Semiótica y Teoría
de la Comunicación: Literatura y
Lingüística para alcanzar el Título de Doctor
en Ciencias
Filológicas. Ha realizado investigaciones
sobre la literatura en Guantánamo y el surgimiento y
desarrollo de la Sociedad de Tumba Francesa Pompadour Santa
Catalina de Riccis.

[1] Alexandra Álvarez: Análisis
de la oralidad: una poética del habla cotidiana.

[2] Olavo Alen: "Tumbas y cantos para una
fiesta de franceses". p. 2

[3] El apelativo "francés" no solo se
le aplicó a la personas, sino a todo el ambiente que
le rodeaba. Sus sociedades, agrupaciones, bailes, fiestas e
instrumentos
musicales fueron siempre identificados por este distintivo.
Con él pretendían además aparentar un
rango social y cultural superior al de los otros esclavos. El
decirse "haitianos" es comprometedor a vista de las autoridades
cubanas. Pues Haití era considerado como un peligroso
centro de subversión a raíz de la
Revolución que se gestaba.

[4] Olavo Alen: La música en las
sociedades de tumba francesa en Cuba. p. 21

[5] Elisa Tamames: "La poesía en la
tumba francesa".

[6] __________: "Tumbas y cantos para una
fiesta de franceses" p.72

[7] Entrevista
realizada a Emiliano Castillo el día 4 de Julio del
2008

Partes: 1, 2
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