Una clave para la interpretación de la poética de Gastón Baquero
"Conocer la obra de Gastón (su poesía
sobre todo) es entrar en una riquísima mina, custodiada
por un fenomenal y mágico erudito"
Luis Antonio de Villena
El País 23/02/2008
Soneto para no
morirme: una clave para la interpretación de la
poética de Gastón Baquero
Soneto para no morirme
De Gastón Baquero.
Escribiré un soneto que le oponga a mi
muerte
un muro construido de tan recia manera,que
pasará lo débil y pasará lo fuertey
quedará mi nombre igual que si viviera.
Como un niño que rueda de una alta
escaleradescenderá mi cuerpo al seno de la muerte.
Mi cuerpo, no mi nombre; mi esencia verdaderase
incrustará en el muro de mi soneto fuerte…
De súbito comprendo que ni ahora ni
luegoarrancaré mi nombre al merecido olvido.
Yo no podré librarle de las garras del
fuego,
no podré levantarle del polvo en que ha
caído.No he de ser otra cosa que un sofocado ruego,un
soneto inservible y un muro destruido.
Gastón Baquero, (Banes, Holguín. 4,
mayo, 1914-Madrid. 15,
mayo, 1997). Con siete años empezó a trabajar
vendiendo periódicos y recibió sus primeras clases
en una escuela
socialista de Banes. Su padre lo llevó a vivir a La
Habana, donde con trece años reanudó sus estudios.
Se graduó de Ingeniero Agrónomo, según
él, por complacer a sus progenitores. Sobre sus inicios en
la poesía dice que comenzó cuando "leí
el primer poema de Lezama, di con su dirección y le escribí una carta pomposa
llena de admiración. Luego nos
conocimos"[1] Cintio Vitier fue quien los
presentó, en 1935, ya desde entonces su vocación
poética fue incontenible.
Gastón Baquero ha reconocido siempre a
Lezama Lima como su mentor "Luego nos conocimos, nos hicimos
amigos y desde el principio lo reconocí como un
maestro"[2] y estuvo siempre muy vinculado al
grupo
Orígenes y aunque una buena parte de su vida la
vivió en España,
mantuvo siempre en su poesía y en su postura las esencias
origenistas. Durante sus años cubanos se vinculó
con los mejores círculos poéticos de la isla: desde
la revista
Orígenes a Espuela de Plata Social,
pasando por Verbum, Baraguá, Grafos,
Revista Cubana, Orbe, Clavileño, Poeta, Orígenes y
América, y por derecho y calidad es amigo
y parigual tanto de Eliseo Diego, como de de Virgilio
Piñera.
Es en la década del 40 del siglo XX que
Gastón Baquero madurará como poeta y dará ya
los frutos necesarios que lo ponen por su calidad en los primeros
escenarios del quehacer literario de Cuba, nadie
como él, con palabras de Efraín Rodríguez,
para acompañar ".al maestro José Lezama Lima
para redondear los sentidos y
las progresiones con que se han articulado las grandes visiones
insulares que en sus sobreabundantes y magníficas
fugacidades se impregnaban con esa fijeza de mil colores y
sabores."[3]
Lo verdaderamente importante de Gastón
Baquero en el grupo Orígenes es su visión sonora de
la creación poética. En su ensayo
«La poesía de cada tiempo»
afirma: "El hombre es
sonoro, como es sonora la estrella. Esa música lejana que nos
llega subterránea del pasado, esa remota melodía
que denominamos «La Historia», sólo
es apreciable bajo especie de «forma». Y de forma
audible, por supuesto, aunque los materiales
empleados por el hombre para
darle caza sean —a tenor de la vocación de cada
cual— la palabra o la piedra, el color o el
sonido"[4]
Pero junto a esa característica forma de concebir el
poema está la sustanciación de éste como
puente hacia otra realidad. La densa tela poética
baqueriana nos remite siempre a una maravilla deslumbrante de
imágenes y metáforas en las que el
poeta trata no de apresar la realidad sino trascenderla y es ese
acto en el que constituye el eje central de la poesía de
Baquero : su centro gravitacional en la que el presente y pasado
se unen para darnos una obra en la que el tiempo terrenal no
cuenta , lo importante son las visiones sonoras en las que
el ente lírico se mueve. Acerca de su concepción
del sonido en la poesía el mismo autor expresó:
"Ahora bien, puede tener mucho interés
analizar cómo el sonido puede llegar a construir una
fábula, un afecto. Un edificio verbal que se levanta
partiendo de un vocablo"[5]
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