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Diferencias entre sociedades a través de la historia (página 2)



Partes: 1, 2

Con la Capitular de Quierzy, Carlos el Calvo
reconoció como hereditarios también los poderes
ejercidos en nombre del rey, de forma que la autoridad
pública se vio desmembrada entre un primer nivel de
grandes señores. Con esto, el esquema fue reproducido a
niveles inferiores, de forma que adquirió una estructura
piramidal y fomentó la aparición de una nueva
clase de
guerreros profesionales o caballeros. Éstos poseían
dominios rurales que les garantizaban la conservación de
su equipo militar, fundamentalmente el caballo, a cambio de
prestar su ayuda cuando el señor superior lo
necesitara.

De esta sociedad,
surgieron dos clases
sociales diferentes:

  • a) La nobleza feudal

  • b) Los campesinos –siervos

Esta sociedad dependía fundamentalmente de la
agricultura y
cada feudo producía todo lo que necesitaba, por lo que el
comercio era
casi nulo.

Al campesino se
le denominaba siervo de la gleba, que quiere decir siervo de
la tierra.
Aunque ya no era un esclavo como en la antigüedad, era un
siervo que debía permanecer toda su vida junto a la
tierra en la
que trabajaba.

  • Elementos de la sociedad feudal:

El feudalismo es un
fenómeno propio del reino franco, es decir, los
territorios incluidos entre los ríos Rin y Loira, que se
vio acelerado por las guerras
civiles y las invasiones que experimentó durante los
siglos posteriores al Imperio carolingio, y que se articula
alrededor de dos elementos clave, el vasallaje y el feudo. Ante
la inseguridad
reinante, muchos propietarios de tierras buscaron el amparo y
protección de otros señores más poderosos, a
cambio de cederles su vasallaje y fidelidad o un censo o
gravamen. De esa forma, la pequeña propiedad
pasaba a ser de tipo feudal o censal, respectivamente. Los
señores intermedios entre éstos y la autoridad real
fueron adquiriendo cada vez más poder, tanto
sobre la tierra como sobre los hombres vinculados a ella, de tal
manera que paulatinamente fue desapareciendo la propiedad libre.
Para asegurarse la lealtad del vasallo, el señor le
entregaba a cambio un bien de naturaleza
real, el feudo; éste se materializaba en forma de tierras
o derechos, pero
nunca con la propiedad plena sobre el mismo.

El acuerdo entre ambos se efectuaba mediante la
ceremonia del homenaje, por la cual el vasallo juraba fidelidad
al señor, y éste lo acogía,
ofreciéndole defensa y protección. La fidelidad
estaba generalmente centrada en el campo militar, de manera que
el vasallo se obligaba ante su señor a prestarle
asistencia en caso de guerra, si
bien el tipo de ayuda variaba mucho entre lugares o
épocas. Así, podía tratarse, entre otras
obligaciones,
de combatir a su lado, prestarle contingentes, simples servicios de
vigilancia, una contribución a las cargas financieras que
suponían las campañas o incluso participar en el
pago de rescate en caso de que aquél fuese capturado. En
algunas zonas, como Francia o
Alemania, el
vasallo debía asesorar al señor en la toma de
decisiones importantes.

Con el tiempo, el
título de propiedad del feudo pasó a ser
hereditario, pero el homenaje debía renovarse en cada
transmisión. Este hecho contribuyó a que se
concentrasen o, según los casos, se fraccionasen los
feudos, de manera que los vasallos principales se
convertían a su vez en señores de otros vasallos de
nivel inferior, quienes podían hacer lo mismo. Así,
aparecieron diversas figuras como los alcaides o castellanos,
encargados de la
administración y defensa de un castillo y las tierras
que le correspondían, para lo que disponían
también de otros combatientes bajo su mando, o los
ministeriales, jueces, notarios y mayores, figuras todas ellas de
tipo civil, encargadas de representar la autoridad pública
en sus distintos órdenes.

Toda esta variedad de personajes conllevó la
aparición de jerarquías entre ellos, pero en
ocasiones se convirtió en fuente de conflictos,
pues se daban casos en que un mismo vasallo lo era a la vez de
más de un señor, o que señores de un nivel
similar en la jerarquía se enfrentaban entre sí.
Para evitar estas situaciones, en la Francia del siglo XII
apareció la posibilidad de que un siervo pudiera
remontarse incluso hasta el rey, como autoridad superior, al
objeto de apelar decisiones de su señor.

Todo el sistema estaba
basado, como vemos, en una asistencia mutua entre señor y
vasallo, la de este último de tipo militar en la
mayoría de las ocasiones; esto implicaba la necesidad de
recursos para
sufragar los gastos que
suponía el mantenimiento
de un caballo, un castillo o un contingente militar. Por este
motivo, el feudo debía tener capacidad para generar
ingresos
suficientes a quien lo detentaba. Sobre el dominio
señorial se percibían unas prestaciones
que podían ser en especie o monetarias, como jornadas de
trabajo en las
tierras del señor, pago de tributos,
contribuciones y tasas, o por la utilización de
determinados servicios o bienes
(molinos, montes, puentes o caminos); con carácter excepcional, el señor
también podía percibir ingresos por la venta de tierras
o la redención de obligaciones.

Entre las múltiples figuras que se crearon para
recaudar ingresos, destaca el diezmo, percepción
que cobraba el señor por el mantenimiento y
reparación de un templo que era utilizado por los aldeanos
como parroquia. Los señores feudales no eran siempre
militares, sino que la propia Iglesia estaba
también integrada en este sistema. Las catedrales,
abadías y monasterios tenían también
posesiones, y el diezmo se convertía así en una de
sus fuentes
principales de recursos.

Finalmente, junto con estos derechos económicos
claramente pecuniarios, había otros más sutiles,
conocidos con el nombre genérico de banalidades,
habituales en los siglos XII y XIII. Consistían en la
imposición de obligaciones del tipo de acudir
exclusivamente al molino de señor, por ejemplo, o
prohibiciones de llevar a cabo determinadas faenas del campo
hasta una determinada fecha, para que el señor pudiera
vender antes su producción. Estos derechos eran más
de tipo jurisdiccional, pues eran impuestos
directamente por el señor mediante un bando (bannum, de
ahí su nombre).

Sociedad
Capitalista

La sociedad capitalista o sociedad industrial se refiere
al conjunto de clases sociales que conviven en la modernidad y que
se pueden dividir desde enfoques que van de la teoría
bi-clasista antagónica (proletariado/burguesía)
hasta los análisis múltiples de la sociología contemporánea.

La sociedad capitalista o industrial nace de la
vinculación política y
económica de las transformaciones culturales que dieron
paso a la modernidad (revoluciones
burguesas) donde se encuentra un fundamento que pone al
hombre como un
ser ilimitado. Esta idea fue apoyada por la llamada teoría
del progreso continuo, nacida de las bases religiosas del
tiempo
lineal y que permitió una forma revolucionaria de ver
al mundo; a través de la industrialización
que devino en una progresiva secularización
(pérdida de la injerencia religiosa) con lo que se
terminó de hacer de la modernidad una
revolución
que marcó un
antes y un después en la historia del hombre. Sin
embargo, a fines del siglo XX la modernidad comienza un
rápido proceso de
cuestionamiento en la que la sociedad capitalista toma una nueva
dirección, alejándose de su origen
industrial y dirigiéndose a la llamada sociedad posmoderna
en la que el capitalismo
adquiere una nueva dimensión de proceso reciente. Las
causas tienen que ver con el deterioro ecológico, la
crisis de las
instituciones
sociales fundamentales y la
desindustrialización.

Las características generales del capitalismo
son las siguientes:

  • a) Gran desarrollo
    de la industria

  • b) Comercio mundial intensivo

  • c) Sistema de gobierno
    presidencial y parlamentario

  • d) Aparición de la clase obrera y
    modernización de la legislación
    laboral

  • e) Libertad
    de cultos y de pensamiento

Sociedad
Socialista

Se diferencia del capitalismo porque, desconoce la
propiedad privada y la libre empresa.

Los países socialistas, también poseen un
gran desarrollo industrial y comercial.

En el sistema socialista se elimina la propiedad privada
de los medios de
producción, para lograr una sociedad sin clases. En la
práctica, el sistema socialista define una forma de
propiedad estatal sobre los medios de
producción.

En Europa y Asia,
países socialistas como la Ex URSS, en la década de
los años 90 han vuelto al sistema capitalista, porque
vieron que la libertad de acción
en el campo económico, era mejor que una economía
demasiada controlada por el
estado.

En la actualidad una forma moderada de socialismo, es el
socialismo democrático, que se practica en algunos
países Europeos, en donde el Estado dirige
pocos sectores económicos, como los combustibles, el
gas, telecomunicaciones, energía
eléctrica. Este socialismo democrático
también se esta queriendo implantar en América, en países como Venezuela,
Chile, Brasil.

 

 

 

Wilson Fernando Palomeque
León

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