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Los efectos de la Globalización (página 3)




Enviado por irapavilo



Partes: 1, 2, 3, 4

España

16

21.000

4.200

48.000

73.000

1,3

Colombia

17

60.000

4.100

5.200

69.000

1,2

Tailandia

18

48.000

16.000

3.500

67.000

1,2

Australia

19

28.000

14.000

21.000

63.000

1,1

R.D.A.

20

39.000

2.100

20.000

62.000

1,1

Nigeria

21

32.000

3.100

18.000

53.000

0,9

Sudáfrica

22

34.000

7.800

5.800

47.000

0,8

C. de Marfil

23

44.000

550

2.000

47.000

0,8

Países Bajos

24

16.000

8.800

18.000

43.000

0,7

Arabia Saudita

25

20.000

15.000

6.600

42.000

0,7

Fuente: World Resoucers 1990-91,
pág.15.

A raíz de la preocupación mundial por esta
situación climática:

"El programa de
Naciones Unidas
para el Medio Ambiente
(PNUMA) y la
Organización Meteorológica Mundial (OMM)
establecieron en 1988 el Panel Intergubernamental de Cambios
Climáticos (IPCC), asignándole la responsabilidad de evaluar la situación
existente acerca del clima planetario
y de los cambios climáticos. El IPCC también tiene
la tarea de evaluar las posibles consecuencias ambientales y
socioeconómicas de los cambios climáticos. Dentro
de las conclusiones más importantes presentadas por el
IPCC destacan las siguientes:

? El balance de las evidencias
científicas sugiere que existe una influencia perceptible
de las actividades del hombre sobre
el clima mundial.

  • Conforme a los modelos
    disponibles del clima, la temperatura global puede incrementarse entre
    1,0 y 3,5 °C para el año 2100.

  • La expansión térmica de los
    océanos elevará el nivel del mar entre 25 y 50
    cm., para el año 2.100

  • Los cambios del clima afectaran al ambiente
    de manera global.

  • La población humana y los ecosistemas tendrán que adaptarse a los
    cambios del sistema
    climático.

  • La estabilización de las concentraciones
    atmosféricas de gases de
    invernadero requerirá la realización de
    esfuerzos considerables."(27)

Posteriormente, y a raíz de la toma de conciencia acerca
de esta amenazante situación para el presente y el futuro
de la humanidad y del planeta, producto del
proceso
acelerado de urbanización, del rápido crecimiento
industrial, y de una concepción ideológica en la
que el ambiente, el entorno físico, contaba poco, se ha
incrementado la reflexión de investigadores, gobiernos y
organismos especializados acerca de los efectos de este
impostergable peligro. Incluso Charles Handy propone definir el
medio ambiente como el nuevo objetivo del
gasto en defensa, combatiendo nuestro propio deterioro
ambiental.

Uno de los efectos más perniciosos de estas
emisiones sería el calentamiento de la atmósfera, debido a
la relación existente entre la radiación
calórica y la temperatura, por eso es que se habla en los
círculos científicos del calentamiento
global
. La consecuencia adversa más evidente es la
elevación del nivel del mar porque coloca en
situación de riesgo a las
islas y a los territorios costeros bajos.

La Organización de las Naciones Unidas
(ONU)
invitó, en 1979, a la ciudad de Nueva York, a gobiernos,
al mundo científico, empresarial y ambiental, así
como a los representantes de la sociedad civil,
las ONGs mundiales, a una jornada de reflexión sobre el
ambiente, mediante la Organización de la Primera Conferencia
Mundial sobre el Clima, a la que siguieron otras en La Haya y
Río de Janeiro.

Pero no fue sino hace cuatro años, en la
reunión celebrada en la ciudad de Kyoto (Japón),
cuando los países industrializados decidieron presentar
medidas claras y severas para solventar esta amenaza.

La primera Conferencia de las Partes sobre Cambio
Climático (COP1) fue llevada a cabo en la ciudad de
Berlín, Alemania en
1.995. En esta primera conferencia se firmó el llamado
Mandato de Berlín, en el cual participaron
representantes de 160 países.

Las conclusiones acordadas fueron las
siguientes:

  • Se estableció la voluntad de reducir los
    gases causantes del efecto
    invernadero, aunque sin compromisos efectivos sobre
    cifras y plazos.

  • Se decidió no conceder, en lo que quedaba de
    siglo, incrementos en las cuotas de emisión de
    productos
    concomitantes para aquellas naciones industrializadas que
    realicen inversiones ecológicas en el Tercer
    Mundo.

La Segunda de las conferencias sobre Cambio
Climático, se celebró en Ginebra en 1996, con la
participación de 150 países, los cuales
concluyeron:

  • Se asumió la responsabilidad del factor
    humano en el cambio climático.

  • Se reconoció la necesidad de fijar
    objetivos numéricos legalmente vinculantes para
    eliminar la emisión de gases de efecto invernadero por
    parte de los países industrializados.

La tercera Conferencia sobre Cambio Climático se
celebró en Kyoto, Japón, en Diciembre de 1997. En
dicha conferencia, se firmó el Protocolo de
Kyoto
, el cual consta de 28 artículos. A esta
conferencia asistieron 10.000 personas, incluyendo 1500 delegados
de 173 países, 3500 observadores, 4000 representantes de
diferentes sectores y 1000 periodistas. En esta reunión se
establecieron compromisos diferentes para cada país
desarrollado: la Unión
Europea, como grupo,
debería reducir su emisión en 8% en relación
con la de 1990; los EEUU en 7%; Japón y Canadá en
6%; Rusia, Ucrania
y Nueva Zelanda debían alcanzar sus niveles de
emisión de 1990, y algunos países como Australia Y
Noruega podrían tener un ligero aumento de sus emisiones
con respecto a 1990.

Las políticas
y medidas recomendadas y recogidas en el Protocolo de Kyoto, con
la finalidad que los Estados lo suscribiesen (al menos 55 durante
los 90 días a su finalización el 10 de Diciembre de
1997), fueron las siguientes:

  • Mejoramiento de la eficiencia
    energética en sectores relevantes de la economía.

  • Protección y mejoramiento de los suministros
    (bosques).

  • Desarrollo de prácticas agrícolas
    sostenibles.

  • Promoción, investigación y desarrollo
    de fuentes
    renovables de energía y de captación y
    disposición del CO2.

  • Reducción progresiva y eliminación de
    incentivos
    fiscales, impuestos y
    subsidios que sean contrarios al objetivo de reducir las
    emisiones.

El Protocolo de Kyoto cubre seis gases de invernadero:
dióxido de carbono (CO2),
metano (CH2),
óxido nitroso (N20), hidrofurocarbonos (HFC5),
perflorocarbonos (PFCs) y hexasulfuro de azufre (SF6).

Se estableció también que los
países industrializados podrán comercializar entre
derechos de emisiones, cuando su
reducción vaya más allá de los compromisos
establecidos. Asimismo, los países en desarrollo
deberán ser compensados por los posibles impactos adversos
de tipo social, ambiental o económico que les ocasionen
las políticas y medidas que adopten las naciones
industrializadas para cumplir con sus compromisos.

La Cuarta Conferencia sobre Cambio Climático se
celebró en Buenos Aires,
Argentina en 1998. En esta conferencia los países
acordaron: aprobar el programa Agenda 2000, por representantes de
170 países, aplazar hasta el 2000 la puesta en marcha del
Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) acordado en el Protocolo de
Kyoto, y autorizar la presencia de organizaciones no
gubernamentales en los órganos de negociación de la Convención sobre
el clima.

La Quinta Conferencia se realizó en la ciudad de
Bonn, Alemania, en el año 1.999. En esta reunión, a
la que asistieron 4.000 delegados de 166 países, se
pusieron en evidencia las claras diferencias entre países
industrializados y las naciones en desarrollo. La Conferencia
concluyó con la opinión generalizada de que la
entrada en vigor del Protocolo de Kyoto se produciría
probablemente en el 2002.

Para que el Protocolo de Kyoto entre en vigor es
necesario que sea firmado y ratificado por un mínimo de
países que representen, en su conjunto, el 55% de las
emisiones de gases de efecto invernadero. (28) Finalmente, en la
última Cumbre de la Tierra
celebrada en Johannesburgo, Rusia ratificó el tratado y
posibilitó su vigencia. EEUU no asistió a la cumbre
y continúa argumentando que su desarrollo industrial
estaría en peligro de aplicarse las normas de
Kyoto.

Mientras todo esto ocurre, los estudiosos del problema
han calculado que el calentamiento
global del planeta, medido en términos de las
catástrofes naturales que ocasionaría,
estaría en el orden de 600.000 US$ por hora. Los
daños más relevantes serían: ciclones
tropicales, aumento del nivel del mar y la consecuente
disminución de tierras emergidas.

A pesar de esta clara y evidente situación, los
países industrializados proponen una especie de comercio o
compensación por las emisiones: los créditos carbono o derechos de emisiones, a
los que nos referimos anteriormente. El concepto es
simple: la agencia u organización regulatoria autoriza a
una empresa
determinada a emitir una determinada cantidad de emisiones
contaminantes al ambiente; la compañía compra, en
consecuencia, el derecho a hacer uso de esa autorización.
El gobierno o las
agencias regulatorias pueden así ir controlando mejor las
emisiones, las empresas
comprarlas entre ellas o en un mercado abierto a
otras empresas que no van a ser uso total de las emisiones
autorizadas. En EEUU, especialmente, para el caso del
dióxido de sulfuro causante de las llamadas lluvias
ácidas
se está haciendo ya uso de las
transacciones de esta naturaleza.
Los países del Primer Mundo suscriptores del Protocolo de
Kyoto vienen también haciendo proposiciones en este
sentido: créditos para las empresas que realizan esfuerzos
extras para limpiar el ambiente, tales como la siembra de
árboles
que absorban el dióxido de carbono.

Como se puede apreciar los esfuerzos, estudios,
reuniones, acuerdos y protocolos han
sido extensos: los resultados magros. Las advertencias de los
grupos
ecologistas y de los tecnócratas encargados de analizar y
proponer medidas para reducir el efecto, son alarmantes. Un
equipo de la UNEP, de la Oficina de la
Organización de las Naciones Unidas: nos recuerda y
advierte:

"las continuas emanaciones de anhídrido
carbónico, metano, clorofluoro-carbonos y óxido
nitrosos, con la intensidad actual, aumentarán la
temperatura superficial media de la tierra en 0,3
grados centígrados cada diez años. Esto significa
que al final del siglo XXI la temperatura media de la tierra
será alrededor de 3 grados más alta que hoy. El
aumento de la temperatura hará que los casquetes polares
se fundan y que los océanos se eleven entre 20
centímetros y 1 metro en el lapso de 100 años.
Otros efectos serán el aumento de los períodos de
clima más caliente y seco, que darán lugar a
mayores inundaciones. Los países que hoy salen perdiendo
en cuestiones ambientales continuarán haciéndolo en
el futuro. Decenas, quizás centenares de personas, puede
que tengan que vivir como "refugiados ambientales" y se
verán obligados a abandonar sus pueblos y hogares". (el
subrayado es nuestro)

Además, es conveniente tener en cuenta lo
expresado por Paul Kennedy, cuando pregunta:

"…¿es posible semejante esfuerzo? Puesto que
los países ricos y pobres contribuyen por igual a la
contaminación
atmosférica, resulta inconcebible desde el punto de
vista político- así como ineficaz desde el punto de
vista medioambiental- que sólo unos cuantos reduzcan las
emisiones de gases invernaderos, mientras el resto hace caso
omiso de sus responsabilidades… Los sacrificios deben ser
globales; más que eso tendrán que ser tan
equitativos como sea posible, teniendo en cuenta los niveles de
renta."(29)

B. La destrucción de la capa de
ozono.

El ozono es un conjunto gaseoso formado por tres
átomos de oxígeno. Es de color azul, con
un olor muy penetrante y con propiedades oxidantes e irritantes.
Se forma espontáneamente en la atmósfera a
través del oxígeno del aire por efecto
de descargas eléctricas, y en la estratosfera por efecto
de la luz ultravioleta.
(30)

Los científicos recuerdan que el ozono se
encuentra en un 10% en la troposfera, hasta los 12 Km. de altura,
mientras que el 90% está localizado en la estratosfera.
Entre los 15 y 45 Km. se forma la capa de ozono. En la biosfera,
parte de la Tierra y de su atmósfera formada por seres
vivos, es venenoso y altamente contaminante e irrita los
pulmones. Pero, en la estratosfera filtra los rayos UV,
permitiendo la vida en el planeta
Tierra.

Ahora bien, existen agentes naturales y
antropogénicos (creados por el hombre) que
tienen un poder
destructor sobre la capa de ozono, entre ellos se
cuentan:

  • Los clorofluorocarbonos.

  • Los bromuros.

  • Las erupciones volcánicas.

  • El metano.

  • El óxido nitroso.

Los clorofurocarbonos y el bromuro son los agentes
más destructivos, ya que viajan en el aire en las
corrientes que fluyen hacia los polos por encima de 16 Km.,
facilitando la
contaminación de la Antártica.

El proceso de deterioro de la capa de ozono funciona de
la siguiente manera:

"Durante el invierno austral en el Polo Sur la
temperatura desciende hasta 90 grados bajo cero y se forma el
vórtice polar, vientos de unos 300 Kph, que produce el
aislamiento y cierre del sistema meteorológico
austral.

Sobre el vértice polar se forman nubes polares
estratosféricas congeladas, que atrapan los agentes
contaminantes que proceden de otras latitudes como el cloro de
los clorofluorocarbonos. Al arribo de la primavera solar llegan
los rayos solares que contribuyen a liberar el cloro de los CFC.
Una sola molécula de cloro destruye 100.000 de ozono,
formando el agujero de la capa de ozono entre Septiembre y
Octubre de cada año en el Polo Sur (primavera austral)".
(31) (el subrayado es nuestro)

Las implicaciones más importantes para la
biosfera, es decir, para todos los seres vivientes y el entorno
físico que hace posible la vida, son las
siguientes:

  • Sobre el hombre y los animales:
    cáncer de piel,
    cataratas, keratitis, inmuno- deficiencias.

  • Sobre la agricultura: afecta los ADN, la
    fotosíntesis, polinización,
    germinación y crecimiento de las plantas.

  • Sobre el clima: tiene alta incidencia en los
    cambios climáticos que ha registrado el planeta en los
    últimos años.

  • Sobre la pirámide alimentaría:
    disminuye las especies sobre las que se basa esta
    pirámide, afectando directamente a la totalidad del
    sistema, produciendo graves daños al equilibrio
    oceánico, y en consecuencia, a la pesca.

Actualmente, se ha constatado la existencia de tres
grandes rupturas de la capa de ozono, los popularmente llamados
agujeros: en el sur de América
Latina, especialmente en Chile, la extensión del
agujero llegó hasta el Trópico de Capricornio en
Antofagasta, abarcando una extensión equivalente a toda la
América
del Sur. Científicos rusos han confirmado también
la existencia de dos grandes agujeros en el territorio de la
antigua Unión Soviética, creados por causas
naturales.

Evidentemente que esta situación demandaba ser
objeto de controles y regulaciones por parte de la humanidad y de
los organismos de las Naciones Unidas especializados en este tipo
de inéditas situaciones ambientales, producto del
desarrollo industrial y del crecimiento demográfico
incontrolado.

En este sentido, desde el momento en que se
efectuó la Declaración de las Naciones Unidas sobre
el Medio Humano o Declaración de Estocolmo de 1972, se
formularon los principios para
el desarrollo de normas orientadas a la protección del
ambiente. En esa misma línea se creo el Programa de
Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) que incluye el
desarrollo del Derecho
Ambiental.

Más tarde, se convoco a trabajar por el
establecimiento de un programa a mediano plazo que concluyo
convocando la reunión de Montevideo en 1981, donde se
fijaron las esferas temáticas para la protección de
la capa de ozono.

Sin embargo, se requería de un convenio de
carácter mundial, puesto que la capa de
ozono es un recurso ambiental global, lo que obligaba a esfuerzos
de protección mediante un tratado general abierto a todos
los Estados y Organizaciones Internacionales. Este fue el origen
de la Conferencia de Plenipotenciarios sobre la Protección
de la Capa de Ozono, que concluyó con el llamado
Convenio de Viena el 22 de marzo de 1985, en el que se
establecen las obligaciones
generales para "proteger la salud humana y el medio
ambiente contra los efectos adversos resultantes o que puedan
resultar de las actividades humanas que modifiquen o puedan
modificar la capa de ozono".

El 16 de Septiembre de 1987 se firma el Protocolo de
Montreal
, que marca un hito
histórico al establecer la reducción del 50% de la
producción y uso de los cloroflurocarbonos
para 1999. En esta oportunidad, 24 países se
comprometieron en esa tarea, la cual fue apoyada por las
enmiendas de Londres y Copenhague, que afectan fundamentalmente a
los países en desarrollo. (32)

C. La desertificación.

Esta es otra de las banderas que los representantes
medionambientalistas anti-globalización, han tomado para sí,
formando un paquete coherente para poder reclamar un mejor
mundo. La desertificación es un hecho viejo, evidente,
creciente y preocupante, endilgárselo a la
Globalización, fenómeno reciente y en boga,
pareciese no ser lo más justo y racional. Recordemos, que
el término desertificación se oyó por
primera vez en boca de un silvicultor francés, quien
trabajaba, en 1949 en África
Occidental, y lo empleó para describir la gradual
destrucción de los bosques, cuando los mismos
desaparecían hasta convertirse en desiertos.

La desertificación, es sin duda, un
fenómeno cierto y desolador, los científicos e
investigadores lo definen como:

"El proceso de degradación de las tierras
inducido por factores naturales o por la acción
del hombre, lo cual conlleva a la aparición de condiciones
similares a los desiertos. Este proceso tiene como consecuencia
la disminución del potencial biológico y productivo
de los ecosistemas (pérdida de la diversidad
biológica, de suelos y cambios
en el balance de agua y
energía), limitando su capacidad de sustentación y
deteriorando la calidad de
vida de la población."(33)

Los analistas de esta dramática realidad han
determinado que los procesos que
conducen a la desertificación son, entre los más
comunes, los siguientes:

  • Erosión de la capa superior del suelo y
    laderas por la acción humana.

  • Formación de arroyos en tierras
    cultivadas.

  • Empobrecimiento de la cubierta vegetal como
    consecuencia de saques selectivos que no garantizan la
    perpetuidad de las especies, debido a la disminución
    pronunciada de la regeneración de las
    mismas.

  • Obras de ingeniería que no toman en
    consideración los criterios básicos de su vida
    útil, basados en los niveles de
    sedimentación.

  • Prácticas inadecuadas de riego.

  • Decisiones inadecuadas para la explotación de
    tierras.

El problema de la desertificación es sumamente
grave, más de la tercera parte de las tierras del planeta
están amenazadas por este fenómeno. En aquellos
sitios donde la población humana diezma o destruye la
vegetación natural, el suelo se vuelve
más susceptible a la erosión
producida por el viento. Si esta situación además
ocurre en lugares donde llueve poco, el resultado es
inevitablemente la formación de desiertos.

El crecimiento demográfico está obligando
a la población a cultivar terrenos semi-áridos; el
excesivo pastoreo acaba con la vegetación naciente, y la
desertificación llega, creando más
desertificación; el aire por efecto del reflejo de la
energía
solar, se torna más caliente y evita la
formación de nubes sobre estos territorios desertificados.
(34)

Conscientes de esta inmensa tragedia que amenaza a la
humanidad, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre
Desertificación, realizada en Nairobi, Kenya, (1977),
adoptó el plan para la
acción de lucha contra la Desertificación, con
objetivos y
acciones para
el año 2000. En La Cumbre de las Tierra (Conferencia de
las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y Desarrollo)
realizada en Río de Janeiro en 1992, se efectúo un
llamado para el pronto inicio de una convención sobre el
tema de la desertificación, puesto que el 70% de las
tierras secas (3,6 millones de hectáreas) está
afectando a la sexta parte de la población
mundial.

En 1994 se reúne en Paris, la Convención
de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, con
el expreso objetivo de decretar el combate contra la
desertificación y los efectos de la sequía, de
acuerdo con el enfoque establecido en la Agenda 21.

Estos han sido los esfuerzos y los acuerdos que, en el
seno de las Naciones Unidas y otros foros mundiales, se han
tomado con la finalidad de reducir la vulnerabilidad del planeta
en materia
ecológica, y en especial, en relación con los temas
del cambio climático, la destrucción de la capa de
ozono y la desertificación. Sin embargo, la gravedad de
estas situaciones parece no haber despertado suficientemente la
toma de
decisiones y de acciones por parte de la dirigencia
mundial.

Un agudo y acucioso análisis de Inter. Press Service, publicado
por el diario El Globo de Venezuela el
12 de Enero de 2002, sobre la base de un informe de la
organización no gubernamental World Wath Institute (WI)
presidida por, Christopher Flavin, informa desoladamente lo
siguiente:

"De 1990 a 2000, la emisión de esos gases en
Estados Unidos
aumentó cerca del 18 por ciento: "Los registros
mundiales de temperatura indican que los años 90 fueron
los más cálidos desde que comenzaron esas
mediciones, en el siglo XIX, científicos han documentado
una elevación de 10 a 20 centímetros en el nivel
promedio de las aguas en el mundo durante el último
siglo", según WI.

Entre esas acciones estuvieron muchas relacionadas con
la agricultura, la cría de ganado, la minería,
la tala de bosques y la expansión urbana, explicó.
De 1990 al 2000 se redujo en 2,2% el área boscosa del
mundo, crucial para la supervivencia de especies amenazadas,
según datos de la
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y
la Alimentación, enfatizó.

Cuando se realizó la Cumbre de la Tierra,
más del 10% de los arrecifes de
coral, hábitat
clave para ciertas especies marinas, sufrían graves
daños por contaminación, aumento de la temperatura de
las aguas, minería y pesca, y en la actualidad cerca del
27% del total de esos arrecifes están en esa
situación.

Los arrecifes de coral sólo son superados por los
bosques en términos de riqueza biológica, y su
pérdida en gran escala implica en
forma inevitable grandes perjuicios para numerosas
especies".

Según la Organización Mundial de
Meteorología de las Naciones Unidas (O.M.M.), las severas
sequías provocadas por el fenómeno de "El
Niño" en 1997 y 1998 en América del Sur, Asia,
África, Australia, Nueva Zelanda y América del
Norte aumentaron los riesgos de
desertificación en el mundo.

  • D. La Basura

Un tema que comienza a tener particular relevancia,
desde el punto de vista ecológico, es el relativo a la
basura, a la
simple basura
doméstica. Ya no se trata de los gases, de los desechos
sólidos industriales o de los líquidos que empresas
inescrupulosas vierten a mares, lagos o ríos desde tiempos
inmemoriales. El mar de Aral, o mejor dicho, la arena donde antes
estuvo el mar, es un condenatorio ejemplo de la capacidad de
autodestrucción del género
humano.

Basta sólo imaginar a 6 millardos de seres
humanos arrojando porquerías de todo tipo, desechos y
detritus, residuos, en una sola palabra, basura, para tener cabal
comprensión del problema tanto hoy como mañana, al
final del siglo XXI, cuando la raza humana alcance más de
10 millardos de seres.

Por supuesto que además de la debida toma de
conciencia sobre el asunto, de los depósitos para el
reciclaje, de la
mejor destructibilidad de envases y continentes aún resta
el problema de qué hacer con esos inmensos vertederos de
basura, verdaderos depósitos de la escoria de nuestra
civilización.

Según los expertos, además del
fortalecimiento de las campañas de conscientización
de la población – consumidores y productores -, se
vienen tomando medidas por diferentes gobiernos y empresas para
manejar en forma ecológica estas cada vez más
crecientes montañas de basura. Entre las medidas tomadas
resaltan:

? menor número de botaderos, aunque
los nuevos serán mas grandes y contarán con la
tecnología
adecuada.

? Reconciliar la quema de basura con la emisión
controlada, filtrada, de gases, óxidos nitrosos, dioxinas,
hollín, y otras emisiones que lesionan el ambiente. La
incineración reduce la basura combustible en un quinto de
su volumen. Mayores
y mejores incineradores van cumpliendo con su misión de
contribuir a mantener un planeta verde y limpio. Además
la

tiene como ventaja adicional que es una
fuente calórica y de

aguas recicladas.

? Finalmente, el ya conocido reciclaje de papel,
cartón, vidrios y plástico
continúa siendo un método
eficaz para reducir el volumen de desechos que llega finalmente a
los depósitos o vertederos.

? A todos estos mecanismos y soluciones se
suma además una nueva manera de concebir el envasado de
los productos que proteja el ambiente y pueda ser un elemento de
preferencia por parte de los consumidores conscientes de este
inagotable problema de la basura.

3. El futuro de los Estados-Nación
y la gobernabilidad mundial

Recordemos que los Estados-Nación,
con las características y funciones que hoy
les conocemos y atribuimos, son relativamente recientes, fueron
el producto de la victoria de las llamadas nuevas
monarquías europeas, en España,
Inglaterra y
Francia. Esas
monarquías a su vez, resultaron de un entrecruce de
alianzas políticas, económicas, familiares, de
conveniencia, entre ducados, principados, ciudades libres y otro
tipo de autoridades propias de la Edad
Media.

Como bien lo recuerdan los analistas del fin de la Edad
Media para explicar las razones de la extinción de las
viejas monarquías, con el consiguiente decaimiento del
universalismo medieval:

"En la segunda mitad del siglo XIV y durante la centuria
siguiente, la estructura
político-religiosa de la sociedad
medieval, basada durante un milenio en la fe indiscutida en la
necesaria coexistencia de dos poderes universales, se
disolvía en la nueva realidad política constituida
por las grandes monarquías nacionales cristianas y por los
Estados menores. Pertenecían ya al pasado las apasionadas
disputas que se habían suscitado acerca de la
supremacía de uno u otro poder, sobre sus relaciones y sus
respectivos límites.
De las autorizadas voces de
Bonifacio VIII, Augustin Triunfo y Álvaro Pelayo, por un
lado, y de Dante y Guillermo de Occan y Marsillo de Padua, por
otro, quedaban únicamente débiles ecos en Alemania,
donde la idea imperial que se encontraba más profundamente
enraizada que en cualquier otro sitio, hallaba todavía un
defensor convencido.

Sobre la idea universalista prevalecía ahora la
particularista, perfeccionada en Francia en tiempos de Felipe IV
el Hermoso, en virtud de la cual el monarca gobierna sin
reconocer por encima de sí al emperador, ni al papa, sino
tan sólo a Dios. Tal doctrina madurada en los siglos XII y
XIII para sustraer a los reyes y príncipes al supremo
poder imperial, acabó por volverse contra los intereses de
la propia curia cuando los diversos Estados, empezando por
Francia, se fortalecieron hasta el punto de negarse a admitir la
superioridad política de otra autoridad"
.(35) (el subrayado es nuestro)

Este prevalecimiento de una visión particularista
sobre la precedente universalista impulsó,
fortaleció, y consolidó la existencia de los que
hoy conocemos como Estados Nacionales. Permítasenos una
cita del investigador Paul Kennedy, quien en dos largos
párrafos aprehende la evolución y esencia de los Estados
Nacionales. Según el autor:

"A medida que la nación moderna
evolucionó, pronto adquirió sus
características básicas… El tipo "ideal" de
Estado
ocupaba un área geográfica coherente… por lo
tanto poseía limites nacionales reconocibles que, con el
tiempo, fueron
cada vez más vigilados por empleados estatales… el
derecho y la diplomacia internacional reconocieron que era, junto
con los demás Estados-nación, "soberano" – no
había nada por encima de el. Cada Estado produjo símbolos (bandera, himno, figuras y
acontecimientos históricos, fiestas especiales) para
reforzar la conciencia de la identidad
nacional…

También institucional y económicamente,
el
Estado-nación estaba en el centro de las cosas. Los
hombres adultos eran reclutados… A medida que el gasto estatal
fue aumentando para satisfacer las necesidades internas y
externas, aparecieron órganos financieros como el Banco Nacional o
el Ministerio de Hacienda, surgieron asambleas nacionales para
votar presupuestos
anuales, nació un sistema impositivo nacional y unidades
monetarias nacionales sustituyeron a las anteriores. El sistema
económico mercantilista, cuyo objetivo era reforzar las
reservas de capital de un
país, también apuntaba de modo liberado a hacerlo
fuerte y autosuficiente." (36)

Vistas así las cosas, los Estados nacionales
comenzaron a proteger sus fronteras, a preservar su
autonomía, seguridad y
soberanía frente a los enemigos exteriores.
Sin embargo, en la actual sociedad globalizada y de la información, los enemigos del Estado
Nación han evolucionado de manera dramática; ya no
se trata de conquistas territoriales, de regresar a los limites
históricos, en fin, de entablarle la guerra a otros
Estados-Nación por motivaciones de apropiación y
extensión física. Como bien lo
expresan los analistas de esta nueva realidad:

"La seguridad nacional se utilizó para
justificarlo casi todo, desde la construcción de un sistema de autopistas
hasta la concesión de becas científicas y
tecnológicas. También se utilizó de forma
negativa, para retener determinada información, impedir la
entrada de determinados emigrantes, prohibir el comercio con
ciertos países, y viajar a los mismos, suspender las
transferencias de tecnología." (37)

Sin embargo, en los actuales momentos se reconoce que el
Estado-Nación debe hacer frente a enemigos de diversa
índole, que no son necesariamente otros Estados
nacionales. En un agudo análisis, Thomas L. Friedman, en
su libro The
lexus and the olive tree, señala que en el nuevo
sistema
los balances son de distinta naturaleza y distingue
entre:

  • Balance entre Estados Naciones con primacía
    de EEUU.

  • Balance entre Estados Naciones y corporaciones
    /mercados
    globales.

  • Balance entre Estados Naciones e individualidades /
    grupos relevantes.

El centro de nuestro análisis será el
segundo balance, es decir, el de los Estados Nación con
las corporaciones globales, a la luz del propósito general
de este libro. Ejemplo de los otros dos balances los hemos tenido
profusamente en el caso de las guerras entre
países soberanos, y más recientemente, el
fatídico 11 de Septiembre en la ciudad de New York,
asistimos a un sangriento y conmovedor ejemplo del tercer balance
planteado por Friedman: Osama Bin Laden y el grupo Al Quaeda
luchando, en nombre de los valores y
principios de la guerra santa predicada por el Islam, contra la
mayor potencia mundial
de este mundo unipolar: los EEUU de América.

El tema del balance, o mejor dicho del desbalance entre
los Estados Nación y las empresas multinacionales /
globales no es nuevo; a finales de la década de los
setenta del pasado siglo XX, le dedicamos especial atención al tema de los efectos
económicos y políticos de la actividad de las
empresas multinacionales/ globales, especialmente en los
países en desarrollo. (38)

Ya en esa oportunidad, pensadores, analistas
políticos y económicos, académicos,
gobiernos y organizaciones internacionales comenzaban a
preocuparse por lo que, para aquel entonces, ya era visto como
una amenaza al poder soberano de los
Estados-nación.

En términos generales, los argumentos
tenían que ver con estos asuntos:

  • Económicos

– Transferencia de tecnología obsoleta a los
países en desarrollo.

– Distorsión de la balanza de pagos
de los países en desarrollo.

– Manipulación de los precios de
transferencia en el seno del grupo multinacional con la finalidad
de evadir impuestos y tasas arancelarias.

  • Distorsión de los patrones de empleo y
    los niveles de sueldo en los países en
    desarrollo.

– Realización de movimientos intempestivos de
dinero
(entradas y salidas de capital), productores de efectos
macro-económicos y financieros que afectan la estabilidad
de los países (el efecto de los llamados capitales
golondrinas
).

  • Políticos

Las empresas multinacionales /globales constituyen, al
lado de los Estados Soberanos, uno de los elementos de mayor
significación en el cuadro de las relaciones
internacionales. La extensión de sus actividades a
escala mundial y su creciente participación en los
intercambios mundiales de bienes y
servicios son
el fundamento de su presencia, en tanto que protagonistas del
orden económico internacional.

Sin embargo, cuando actúan en el extranjero, sus
operaciones se
encuentran sometidas a las jurisdicciones de diferentes Estados
soberanos y, a veces, ocurre que los intereses de los Estados y
los de las empresas no coinciden. Estas divergencias de intereses
dan origen a un buen número de conflictos, en
los que las empresas y los Estados-nación intentan hacer
valer sus respectivos poderes.

Por otra parte, en el origen de estos conflictos se
encuentran las diferencias de objetivos perseguidos por los
Estados y por las empresas. A los objetivos de lucro perseguidos
por las empresas, los gobiernos de los Estados soberanos oponen
objetivos sociales generales que buscan preservar y aumentar el
bienestar de sus pobladores. Tal como lo señala Raymond
Vernon:

"los Estados soberanos tienen objetivos
legítimos, en cuya prosecución intentan utilizar
los recursos que
tienen bajo su control. Toda
unidad de una empresa
multinacional, cuando opera en el territorio de un Estado
soberano responde no sólo a estos objetivos, sino que
recibe además del exterior, un conjunto de órdenes
provenientes de la casa matriz o de
otros Estados soberanos."(39)

Los gobiernos de los Estados soberanos se preocupan por
el hecho de que el centro de decisión referente a las
unidades económicas situadas en el interior de sus
fronteras se encuentra ubicado en otro país, así
como de que las decisiones sean tomadas en función de
objetivos e intereses que sobrepasan ampliamente los de los
países receptores de la Inversión Directa Multinacional.

Esta transferencia del poder de decisión de los
Estados soberanos a las instancias centrales de dirección situadas en el país sede
del grupo multinacional / global, ha entrañado importantes
consecuencias en el orden político. Ciertos autores hablan
de una disminución de la soberanía de los Estados,
e incluso, de una pérdida de vigencia del concepto de
Estado-nación.

En efecto, se ha señalado que cuando una empresa
multinacional moviliza recursos para instalar una filial, busca
lógicamente utilizarlos al máximo para obtener el
mayor beneficio de ellos. Pero, como sitúa su filial en el
territorio de un Estado soberano, intenta también
propiciar las mejores relaciones con los gobiernos de los
países receptores de su inversión. Las decisiones
referentes a ciertos aspectos de las filiales (inversiones,
mercados, aumento de las exportaciones,
etc.) permanecerán, sin embargo, siempre en el
ámbito de competencia de la
sede central y estarán referidas a una estrategia
general que toma en cuenta los intereses propios y generales del
grupo multinacional.

Por este hecho, los países receptores de sus
inversiones directas no disponen verdaderamente de ningún
medio eficaz para obligar a las filiales a modificar una
decisión tomada por la casa matriz. Frecuentemente, los
responsables de los gobiernos no pueden recurrir sino a
mecanismos de persuasión a fin de convencer a las filiales
de que no ejecuten una decisión tomada por la
dirección central, por la casa matriz.

Constatando esta debilidad de los Estados soberanos, el
Report of the task on the structure of Canadian Industry,
ilustraba esta preocupación cuando señalaba
que:

"la tendencia inherente a las inversiones directas
extranjeras de transferir, fuera del Canadá, la toma de
las decisiones en el sector primario ha planteado, a veces,
graves problemas a
los dirigentes políticos canadienses al preguntarse si la
viabilidad de este país en tanto que Estado-nación
independiente podría ser mantenida."(40)

Por otra parte, esta tendencia dirigida a limitar el
poder de decisión soberano de los Estados encontró
portavoces entre los dirigentes de las empresas multinacionales.
El empresario
George Ball representó una corriente de opinión que
proclamaba la extra-territorialidad de la acción de
la empresa
multinacional
, es decir, la ruptura de los lazos que atan a
las empresas multinacionales a la legislación de un
determinado país. Ball proponía, en consecuencia,
la liberación de las empresas multinacionales
estadounidenses de su identidad
americana y señalaba la necesidad de que no estuviesen
sometidas a las leyes
norteamericanas.

Esta situación de crisis del
Estado-nación se agrava todavía más cuando
se analizan las relaciones existentes entre la inversión
privada extranjera multinacional y los empresarios locales del
país receptor de la inversión. En efecto, algunas
empresas multinacionales, y en especial las japonesas, buscan
asociarse con el capital nacional. A veces, este hecho limita la
emergencia de una clase de
empresarios locales en el país en desarrollo, así
como las posibilidades de afirmación de la economía
nacional.

La vinculación entre las empresas extranjeras
multinacionales /globales y los grupos nacionales produce nuevos
factores de coparticipación y comunidad.
Aquellas incrementan sus posibilidades de influencia sobre la
estructura, el funcionamiento y la orientación de la vida
económica y política de los países en
vías de desarrollo. De esta forma, a la importancia
económica de la actividad filial, las empresas
multinacionales /globales añaden la influencia y el
prestigio de sus asociados locales.

Esta influencia de las nuevas empresas multinacionales
ha sido evidente en ciertos procesos políticos de algunos
países en desarrollo, que buscaban obtener un mayor grado
de intervención del Estado en la economía del
país o un desarrollo
económico independiente. En estos casos, ciertas
empresas multinacionales ejercieron su influencia para oponerse a
las medidas adoptadas por los gobiernos y

actuaron más como factores políticos que
empresariales.

Otro motivo de preocupación de los gobiernos de
los países en vías de desarrollo frente a las
empresas multinacionales, es el referente a las posibilidades que
tienen éstas de burlar o perturbar sus objetivos y
políticas. En este campo, las posibilidades de
acción de las empresas multinacionales son bastante
grandes; disponen de un buen número de opciones que le
permiten hacer frente a las políticas de los gobiernos de
los países en desarrollo.

En primer lugar, raramente las empresas multinacionales
/globales desarrollan sus operaciones en los sectores más
desfavorecidos de la economía de un país en
desarrollo. En efecto, las inversiones de estas empresas se
localizan en los sectores más dinámicos de la
economía subdesarrollada, ejerciendo un control sobre las
actividades productivas y de servicio de
mayor rentabilidad.

De igual manera, algunas estrategias
adoptadas por las empresas multinacionales /globales para
afrontar los problemas de organización de las ventas pueden
entrañar efectos sobre las políticas
económicas de los países en desarrollo.
Normalmente, este tipo de empresas reparten los mercados entre
sus diferentes filiales. Por el hecho de esta repartición
de mercados, la filial de un determinado país
tendrá sus propios mercados fijados por la
dirección central del grupo. Esta asignación de
mercados puede entrar en contradicción con prioridades de
las políticas de exportación y de importación del país receptor de la
Inversión Directa Multinacional.

Además, puede ocurrir también que las
restricciones comerciales impuestas a un cierto país, por
el país sede de la casa matriz de una empresa
multinacional/ global, afecten al país sede de la filial.
Así, las exportaciones o las importaciones que
podrían eventualmente realizar la filial hacia un
determinado país estarían prohibidas por la casa
matriz con el objeto de respetar las leyes de su propio
país de origen, tal como ocurre con la prohibición
que tienen las empresas norteamericanas de invertir y negociar
con Cuba, y que el
gobierno de EEUU buscó imponen a todas las empresas,
independientemente de su nacionalidad.

En lo que se refiere a las estrategias de selección
de los directivos de las empresas multinacionales, los
países en desarrollo se preocupan mucho por el hecho de
que las decisiones de las políticas vitales de las
filiales (inversiones, producción, mercados, ampliaciones
eventuales, etc.) sean tomadas por ciudadanos de otros
países que tienen o no tienen ninguna relación con
el país de localización de las filiales. Tal
situación ha sido puesta de relieve por
las Naciones Unidas. En efecto, esta organización, en el
documento Efectos de las Sociedades
Multinacionales, en su página 31, señala
que:

"Cuando los residentes de un país ejercen un
control directo sobre la afectación de los recursos de
otro país- y los representantes de los países
desarrollados nos declararon, en términos
enérgicos, que esta era una cuestión que suscitaba
las más vivas inquietudes políticas- es
particularmente difícil para los gobiernos armonizar los
intereses divergentes y favorecer el bien
público."

Igualmente, se han señalado los efectos que se
desprenden de las actividades de las empresas multinacionales en
relación con ciertas políticas económicas en
los países en vías de desarrollo, sobre todo en lo
que se refiere a las políticas fiscales, la
adquisición de tecnología, al empleo y a la balanza
de pagos.

Tal situación de relativa pérdida de
soberanía, ha conducido a los países en vías
de desarrollo a reflexionar, muy seriamente, sobre la mejor
manera de conciliar sus políticas y esfuerzos con el fin
de evitar o de reducir los efectos nocivos que acompañan
la acción de las empresas multinacionales /
globales.

Una de las más importantes manifestaciones de
esta inquietud y de esta toma de conciencia a nivel
internacional, se tradujo en la adopción,
por la Organización de las Naciones Unidas, de la Carta
de los Derechos y de los Deberes económicos de los
Estados
. Para lograr la aprobación y firma de esta
Carta, los
países en vías de desarrollo desplegaron una
intensa actividad a fin de convencer a la comunidad internacional
de la necesidad de elaborar y codificar reglas con el fin de
instaurar un nuevo orden económico internacional, fundado
en la equidad y la
igualdad
soberana, la interdependencia, el interés
común y la cooperación de todos los Estados,
cualquiera que sea su sistema económico y social.
(41)

En lo que se refiere a la relación de los Estados
y las empresas multinacionales, la mencionada Carta consagra: el
principio de la soberanía entera y permanente de los
Estados, el derecho de los Estados a reglamentar las inversiones
extranjeras, en general, y las actividades de las empresas
multinacionales, en particular, así como el derecho de los
Estados soberanos de nacionalizar, de expropiar o de transferir
la propiedad de
los bienes extranjeros. (42)

A pesar de que las iniciativas se multiplican, el
problema de los efectos políticos de la acción de
las empresas multinacionales / globales está lejos de
estar resuelto. Los Estados se comprometen cada día
más en el estudio del asunto, elaboran respuestas
válidas a diferentes niveles: a nivel continental o
regional, firmando acuerdos entre diferentes países para
establecer una política común frente a las empresas
multinacionales y, a nivel nacional, ejerciendo de manera
diferente los poderes propios de su condición de Estados
soberanos.

Sin embargo, los asuntos vinculados con la vigencia y la
pertenencia de los Estados-nación no son tan sencillos, y
adquieren una complejidad creciente porque, como bien lo confirma
Joaquín Marta Sosa:

"Hay desde luego una tensión entre el Estado y el
mercado: el mercado que pugna por la mayor libertad y el
Estado que pugna por el mayor control. Ambas son formas de poder.
El Estado es una forma institucionalizada y concentrada de poder,
y el mercado es una forma social, no siempre institucionalizada y
normalmente muy difundida o dispersa de poder. Son dos poderes
que se enfrentan con menor o mayor intensidad, según el
tiempo en que estemos viviendo. Y hoy en día es
probablemente el momento donde el enfrentamiento entre el Estado
y mercados alcanzó mayores puntos de conmoción, de
fricción…" (43)

Además es preciso tener en cuenta que la actual
dinámica económica global, es decir,
ese proceso que prescinde, minimiza, las fronteras físicas
y jurídicas, atenta, en su propia esencia, contra la
noción de los Estados – Nación. En este orden
de ideas, es conveniente recordar las reflexiones de Jacques
Adda:

"La creciente integración de las partes constitutivas de
la economía
mundial le confiere a ésta una dinámica que se
escapa cada vez más al control de los Estados. Algunas
facultades propias de la soberanía, como la gestión
monetaria y de las finanzas
públicas quedan mermadas… Ha propiciado
asimismo una constante transnacionalización de la
organización productiva así como la
mundialización de los hábitos de consumo".
(44)

Pero la mayor pegunta que se puede hacer en la
relación Estado nacional-Globalización es la
siguiente:

"¿que significan estos avances transnacionales
para el futuro del propio Estado-Nación, que es la unidad
organizadora hacia la que la gente suele volverse cuando debe
enfrentarse a algo nuevo… En una época de intercambio
monetario ininterrumpido, o para el caso, del calentamiento
global, ¿son realmente importantes órganos
nacionales tales como los consejos de ministros o los ministerios de
comercio? Y sí todo esto es cierto, ¿cómo
puede pensarse que los países, como tales, puedan
organizarse con el fin de prepararse mejor…" (45)

Esta aguda pregunta planteada por el analista Paul
Kennedy, pone sobre el tapete un problema nuevo planteado por la
Globalización y ampliamente trajinado por los grupos
anti-globalizadores: la gobernabilidad mundial.

En efecto, cada vez existe mayor conciencia acerca de
que los organismos creados en Breton Woods para ordenar y
financiar el crecimiento mundial, y que las propias Naciones
Unidas y sus organismos deben reformularse o ser sustituidos por
otro tipo de mecanismos, que aseguren la sostenibilidad del
desarrollo mundial en un mundo inevitablemente globalizado. En la
ya citada entrevista al
ex-presidente del F.M.I., Michel Camdessus, ante la insistencia
del entrevistador acerca de cuáles deberían ser los
cambios en el F.M.I., expresaba:

"Primero, pondría en negro y blanco los estatutos
el papel del F.M.I. como prestamista de último recurso.
También sería más explicito en la
explicación del proceso de la liberación ordenadas
de las cuentas de
capital. Por último, reduciría a 67% el voto por
mayoría que se requiere para tomar decisiones criticas en
el FMI, con la
finalidad de evitar que los grandes poderes, como Europa Y los
Estados Unidos gocen de veto sobre las políticas del
FMI."

Sin embargo, como lo predice Marta Sosa:

"continuaremos hacia la Globalización, pero una
globalización que ya no es lo que era, es decir, una
Globalización cada vez más sometida a regulaciones,
cada vez más sometida al escrutinio y al régimen
que establezcan diversidad de organismos multinacionales o
supranacionales…

Una globalización que exigirá un mayor
gobierno nacional y un mayor gobierno político
internacional, es decir, capaz de establecer decisiones y reglas
de comportamiento
y hacerlas cumplir."(46)

A pesar de no querer ser prolijos en citas de autores
que continuamente analizan y reflexionan sobre esta compleja
relación entre Estados Nacionales y mercados globales,
creemos que es importante incorporar las reflexiones sesudas y
certeras de Yergin y Stanislaw sobre el asunto. En este sentido,
los autores, en relación con el desafío que
enfrentan los gobiernos ante la globalización, opinan
que:

"… encontrar la forma de reducir su
intervención en determinadas áreas y reformular,
con un nuevo enfoque, su intervención en otras,
preservando, al mismo tiempo, la confianza pública. Es un
desafío a la imaginación. Exige aceptar la idea del
fundamental de cambio global y asumir la tarea de traducir ese
cambio en políticas que coincidan con la cultura,
historia y el
temperamento nacionales." (47)

A esta vieja relación entre Estados y
corporaciones se suman ahora las Organizaciones Internacionales,
la O.M.C., la O.M.S., la O.I.T, imponiendo reglas de juego tanto a
los Estados Nacionales como a las corporaciones globales. En
efecto, con mayor intensidad los países del tercer mundo
logran ser oídos e imponer algunos de sus criterios a los
industrializados, tal como aconteció en la reunión
de la O.M.C en materia de medicamentos, antidumping y agricultura
que recoge The Wall Street Journal Americas en El Nacional de
Venezuela, del 13 de Noviembre de 2001.

La batalla por las patentes

  • Septiembre de 2000: Cipla, una empresa de la
    India,
    ofrece a países africanos drogas
    genéricas contra el sida con
    un descuento del 90%.

  • Octubre de 2000: Las empresas de EE.UU., UE y
    Suiza hacen ofertas similares.

  • Abril de 2001: Empresas de EE.UU. abandonaron
    una demanda
    contra Sudáfrica por abuso de patentes.

  • Junio de 2001: EE.UU abandona un caso contra
    Brasil sobre
    fabricación de medicinas patentadas.

  • Octubre de 2001: EE.UU y Canadá
    amenazan con romper la patente de una droga
    contra el ántrax.

  • Noviembre 2001: La OMC reconoce
    el derecho a proteger la salud
    pública en aplicación de
    patentes.

Más recientemente, la Organización Mundial
de la Salud (O.M.S.) con el apoyo de 171 países, con la
opinión en contra de EEUU y Alemania, acaba de aprobar el
texto del
Convenio Marco, sobre el control del tabaco. En
efecto, en Ginebra se acordó la prohibición en un
plazo de cinco años de toda la publicidad y
promoción del tabaco, y el patrocinio
institucional de las tabacaleras, prohíbe igualmente
vender tabaco a menores de edad y fumar en los transportes
públicos, promueve el aumento del precio de la
cajetilla de cigarrillos y la protección de los fumadores
pasivos en el
trabajo.

En todo caso, como bien quedó plasmado en la
Declaración de Jefes de Estado realizada en Oporto,
Portugal:

"… son necesarios los mecanismos de prevención
y corrección ante situaciones límite en los
mercados, porque se trata de evitar a toda costa que efectos
negativos de origen geográfico muy lejano acaben teniendo
su principal repercusión en economías que en
absoluto son responsables de tales desequilibrios.

En una economía globalizada es imprescindible que
países con lazos tan estrechos como los reunidos en Oporto
busquen estrategias comunes para no acabar siendo el
eslabón más débil de unos movimientos que ya
apenas respetan voluntades de los Estados."

Ya es un lugar común citar la proporción
directa que alguien realizó, llevando los recursos de la
humanidad en su conjunto a los de una aldea de 100 habitantes. De
acuerdo con esta proporción, vale decir, de los más
de 6 millardos de habitantes que tiene hoy el planeta, de ellos,
en una escala de 100:

"6 personas poseerían el 59% de toda la riqueza y
los 6 serían estadounidenses.

80 vivirían en condiciones que están por
debajo del estándar

70 serían incapaces de leer

50 sufrirían la malnutrición

1 estaría a punto de morir y uno a punto de
nacer

1 (sí, sólo 1) tendría educación
universitaria

1 poseería una computadora."

Esta no muy justa distribución de los recursos mundiales, ha
dado pie a que muchas organizaciones públicas y privadas
critiquen el tipo de desarrollo que se viene impulsando en el
mundo dentro de la perspectiva de la
Globalización.

De acuerdo con cifras disponibles, el inusitado crecimiento
económico no ha tenido su correspondencia en
términos sociales: el desempleo y la pobreza van
tristemente en aumento y de la mano.

  • A.  El desempleo

La Organización Internacional del Trabajo
(O.I.T.) realizó su balance de la situación del
empleo y llegó a la conclusión de que el mundo
tendría, al cierre del año 2002, 24 millones de
desempleados adicionales.

Ángel Zerpa Mirabal, Secretario de Administración y Finanzas de la
Organización Regional Interamericana del Trabajo
(O.I.R.T), en declaraciones recogidas por la prensa
latinoamericana denunciaba que: "los trabajadores ven reducidas
cada vez más las oportunidades de empleo digno respaldado
con salarios justos y
una seguridad
social adecuada."

A esta de por sí dramática
situación se une otra realidad todavía más
socialmente reprochable: el crecimiento de los niños
trabajadores a nivel mundial. En efecto, cada día, con
mayor sentido de urgencia, asociaciones como la OIT o la UNICEF
levantan sus voces, emiten acuerdos o declaraciones, promueven
acciones con el objetivo de poner fin a una de las realidades
más escandalosas de los tiempos que vivimos: la
explotación económica de la infancia, la
negación del sagrado derecho que tiene cada niño
del planeta a una vida digna. En efecto, de acuerdo con la
UNICEF, la situación de crisis económica que
produce el desempleo de los trabajadores activos, propicia
el trabajo de los niños menores de quince años,
quienes en determinados países, como la India, Bangladesh
o Indonesia, representan más del 10% de la
población económica activa.

A esta realidad de los niños trabajadores y
explotados se suma otra no menos degradante, la llamada
Generación X. Con agudo realismo
Vicente Verdú, en una de sus celebradas contribuciones
periodísticas, describe de esta manera:

"los X suceden a los yuppies… los de la
Generación X tienen que arreglarse con menos. Menos
esperanzas exiguos ingresos,
ocupaciones temporales (macjobs: trabajo mal pagado sin
prestigio, sin dignidad, sin
futuro, en el sector servicios. Considerado frecuentemente como
una elección personal
satisfactoria por personas que nunca han tenido trabajo), poco
futuro…"

Charles Handy coincide con estas consideraciones de
Verdú, la economía que estamos construyendo es de
relumbrón y de páginas amarrillas de ofertas de
servicios, el trabajo que ofrece es labor no esencial,
atención a clientes que
demandan bienes y servicios que tampoco son esenciales ni
indispensables.

Esta es parte de la realidad del empleo y el trabajo que
ha generado la Economía Digital, la Globalización Económica y
Productiva.

También en las sociedades avanzadas, en los
países del primer mundo, la Globalización suscita
preocupaciones e inquietudes. En un informe del F.M.I.: La
Globalización: ¿Amenaza u oportunidad? Estudio
temático del 5 de Octubre de 2001 se puede leer lo
siguiente:

"También en las economías avanzadas la
Globalización suscita inquietud, ¿En qué
medida existe, como se piensa, el riesgo de que los trabajadores
de alta remuneración pierdan su empleo y que la demanda de
trabajadores menos calificados disminuya debido a la competencia
que plantean las "economías de bajos salarios"?
¿Son los cambios que se están produciendo en esas
economías y sociedades el resultado directo de la
Globalización?

Las economías están en constante
evolución y la Globalización es una de las diversas
tendencias que pueden destacarse: a medida que las
economías industriales maduran, se orientan cada vez
más hacia los servicios para atender las cambiantes
necesidades de sus habitantes y, además, necesitan mano de
obra recalificada. No obstante, todo lleva a pensar que estos
cambios tendrían lugar-aunque no necesariamente al mismo
ritmo en todas ellas- con independencia
de la Globalización. En realidad, la Globalización
facilita el proceso y reduce su costo para la
economía en su conjunto gracias a los flujos de capital, a
las innovaciones tecnológicas y al descenso de los precios
de los bienes importados. Tanto el crecimiento económico
como el empleo y las condiciones de vida alcanzan niveles
más altos que en una economía cerrada.

Sin embargo, en la generalidad de los casos estos
beneficios no se distribuyen de manera uniforme entre los grupos
de población, y algunos de estos grupos posiblemente
queden totalmente al margen. Por ejemplo, los trabajadores de las
industrias
más antiguas que están en declinación pueden
verse en dificultades para reclinar sus aptitudes e incorporarse
a industrias nuevas."

Más recientemente, José Somavia,
Presidente de la Organización Internacional del Trabajo
(O.I.T.), reconocía en declaraciones recogidas por El
Nacional de Venezuela del 8 de Abril lo siguiente:

"El desempleo está creciendo. A principios de los
años 90 había unos 100 millones de parados
oficiales, después se pasó a160 millones en 1999, y
luego del 11 de Septiembre, por lo menos, unos 20 millones de
desempleados más."

José Somavia, además de estas crecientes y
desalentadores cifras, analiza otros aspectos que deben
acompañar al empleo y algunas situaciones que la propia
globalización viene generando. En este sentido, en el
mismo texto de abril, expresa:

  • "La globalización es frágil, porque no
    es capaz de crear más empleo en el mundo y por ello
    genera tensiones.

  • La inmigración continuará y la
    gente continuará yendo hacia donde encuentre trabajo.
    Los problemas de la inmigración están
    relacionados con la propia sociedad receptora, el llamado
    Primer Mundo, que debe preguntarse "como quiere relacionarse
    con los que vienen de fuera y qué espacio les quiere
    dar".

  • Se debe apostar por un trabajo decente, es decir, la
    creación de empleo con una adecuada protección
    social.

  • A pesar de que la legislación acerca de la
    igualdad laboral de
    los sexos ha sido exitosa, a la hora de aplicarla nos topamos
    con la cultura patriarcal que se nota en las diferencias
    salariales y en la asignación de
    responsabilidades.

  • Finalmente, Somavia critica la segmentación del sistema internacional
    y sentencia: "el Fondo Monetario
    Internacional se ocupa de lo monetario, la
    Organización Mundial del Comercio de lo comercial, el
    Banco
    Mundial de préstamos y la Organización
    Internacional del Trabajo de las condiciones sociales y
    laborales… Falta coherencia multilateral y que los
    organismos internacionales propongan políticas
    integradas para equilibrar lo económico con lo social
    y con el medio ambiente". (subrayado por
    nosotros
    .)

Por otra parte, es preciso confirmar que el trabajo, el
nuevo trabajo que generan las empresas globales y las nuevas
tecnologías, ya no es lo que solía ser; las
respuestas a preguntas tan simples como las siguientes han
cambiado de manera significativa: Cuándo trabajamos,
dónde trabajamos y cómo trabajamos, y la más
importante de todas, porqué trabajamos.

A la luz de todas estas circunstancias, a las que se
suma el cambio de la naturaleza de los empleos, la movilidad de
los mismos, y una creciente preocupación por parte de
todos los países, la O.I.T. se pregunta y nos pregunta:
"¿Está usted preparado?: gran parte de la demanda
de puestos de trabajo será en el sector
informático". Un panorama alarmante describe el nuevo
informe de la Organización Internacional del Trabajo
(O.I.T.), según el cual será necesario crear nada
menos que 500 millones de empleos en la próxima
década. Un tercio de la población activa no tiene
trabajo o no gana lo suficiente. Hay unos 160 millones de
desocupados, 20 millones más que en 1998. Será
necesario crear 500 millones de puestos de trabajo para el
2010.

B. La Pobreza

Ya Michel Camdessus, con su aguda percepción
para los problemas relacionados con la construcción de un
mundo mejor, lo había expresado de manera tajante y en
forma de sentencia conminatoria: la pobreza puede hacer saltar
todo el sistema.

De acuerdo con un informe de la organización sin
fines de lucro Worldwatch Institute:

"En los años 90 se registró un crecimiento
sin precedentes del Producto Bruto Mundial, por valor de
más de 10 billones de dólares, pero en ese
período la cantidad de personas que viven en la pobreza
casi no varió, y se mantuvo en torno a 1.000
millones.

La brecha entre ricos y pobres se ensanchó en
muchos países durante los años 90, con perjuicio de
la estabilidad social y económica, a pesar de la
prosperidad promedio del mundo en esa década.

Las muertes relacionadas con la infección por el
virus de
inmunodeficiencia humana, causante del Sida
(síndrome de inmunodeficiencia adquirida), se
multiplicaron por más de seis en los años 90,
recordaron. En ese período, la longevidad en los
países ricos llegó a niveles sin precedentes, pero
al mismo tiempo murieron cada día de 14.000 a 30.000
personas debido a enfermedades transmitidas
por el agua en el
mundo en desarrollo, advirtieron."

Joseph Stiglitz, por su parte, advierte:

"El FMI cree estar realizando las tareas que le han
asignado: promover la estabilidad global, ayudar a los
países subdesarrollados en transición a conseguir
no sólo la estabilidad sino el crecimiento. Hasta muy
recientemente el FMI debatía si debía atender a la
pobreza – era la responsabilidad del Banco Mundial
pero en la actualidad se ha incorporado, al menos
retóricamente. Creo, no obstante, que ha fracasado en su
misión, y que los fracasos no fueron meras casualidades
sino consecuencias del modo en que entienden su misión".
(48)

Son muchos los análisis y proposiciones
efectuados sobre este problema que aparenta no tener
solución. En su mensaje del Día Internacional para
la Erradicación de la Pobreza, el 17 de octubre de 1997,
Kofi Annan planteó este asunto, con tono de advertencia a
toda la comunidad internacional. En aquella oportunidad
afirmó:

  • "El número de personas con un ingreso menor a
    $1 dólar diario se incrementó casi 100 millones
    entre 1987 y 1993;

  • Cerca de 1300 millones de personas, un tercio de la
    población mundial de los países en desarrollo,
    vive con menos de $ 1 dólar al día;

  • En los países industrializados, muchos de los
    cuales sufren un alto nivel de desempleo y una decreciente
    protección social, más de 100 millones de
    personas viven debajo de la línea de la pobreza y 37
    millones no tienen trabajo;

  • Aproximadamente 160 millones de niños
    están moderada o severamente mal nutridos y cerca de
    110 millones no asisten a la escuela;

  • Las pensiones y la seguridad social ahora protegen a
    más personas de la pobreza en estos últimos
    años, pero la pobreza en las personas de edad
    continúa siendo la experiencia más común
    alrededor del mundo"

Y concluyó:

"La erradicación de la pobreza requiere mejoras
en el crecimiento económico y en las oportunidades de
empleo. Las causas de la pobreza también deben ser
confrontadas en el contexto de estrategias sectoriales, tales
como el medio ambiente, la seguridad alimenticia, la
población, la migración,
la salud, la vivienda, el desarrollo de recursos
humanos, el agua potable y
el desarrollo rural".

Desafortunadamente esta realidad de la pobreza mundial
no es sólo propia y exclusiva de los países en
desarrollo, del tercer y cuarto mundo, no, Ramonet recuerda,
quizás para sorpresa de muchos que:

"entre los habitantes de un país tan rico como
EEUU, por ejemplo, hay 32 millones de personas cuya esperanza de
vida es inferior a sesenta años; cuarenta millones sin
cobertura médica, 45 millones viviendo, por debajo del
umbral de la pobreza, y 52 millones de analfabetos
funcionales… De modo similar en el seno de la opulenta
Unión Europea… tenemos 50 millones de pobres y 18
millones de desempleados". (49)

A más de cinco años de las palabras, del
Secretario General de la O.N.U., en la reciente celebrada Cumbre
de Jefes de Estado, realizada en Monterrey, México,
volvió sobre el asunto y afirmó que:

"Los pobres no vienen a pedir limosna, sino la
posibilidad de salir de la miseria mediante el desarrollo, clave
para vivir mejor en un mundo cómodo y seguro".

Y por si fuera poco, al momento de clausurar la cumbre
les advirtió a los dirigentes mundiales que:

"ignoran la extrema pobreza a su propio
riesgo".

  • 5. La pretensión de una cultura
    única

Una cultura es un articulado complejo de creencias,
expectativas, ideas, valores,
actitudes y
conductas compartidas en una sociedad determinada en un tiempo
dado. Pertenecer a esa determinada cultura otorga una identidad,
una manera de ser, una idiosincrasia que, hasta el presente,
había tenido límites nacionales. Sin embargo, la
Globalización ha promovido a través de los
productos universales, la publicidad, la moda, el idioma
inglés
y las pautas de conducta de la
sociedad norteamericana, una cultura emergente de alcance global
que, por virtud del proceso globalizador mismo, se impone,
contradice, minimiza las culturas nacionales.

Los analistas de esa dinámica cultural de la
Globalización reconocen la primacía del componente
norteamericano en esa nueva cultura global emergente. El
historiador chileno Claudio Veliz (50) señala que esa
cultura emergente es "la fase helenística de la
civilización angloamericana. Precisa que, aunque no se
impone por medios
coercitivos, producto de la conquista
territorial, ejerce una influencia sobre las culturas nacionales
consolidadas.

El idioma inglés se ha convertido en el factor
dinamizador de esta cultura global, es la lengua que
íntegra, por razones de necesidad y practicidad, a los
diferentes ciudadanos del mundo. Sin embargo, como todo idioma,
lleva implícito una carga cultural de elementos
cognitivos, prescriptivos y emotivos.

Dos vías se han identificado para la
difusión de esta cultura global. La primera de ellas es la
llamada "Cultura de Davos", término acuñado por
Samuel Huntington para designar la reunión anual que
realiza la Cumbre Económica Mundial en la ciudad invernal
suiza de Davos. Este vehículo de penetración
cultural tiene como objetivo la elite mundial, es potenciada por
la globalización productiva y comercial, es decir, por la
presencia de productos y la difusión de pautas de consumo
que promueven las inversiones globales.

Esta "Cultura de Davos" se complementa con la
Globalización de la intelectualidad occidental. Peter
Berger la denomina "la cultura de Faculty Club", y se
transmite:

" a través de una serie de vínculos,
redes
académicas, fundaciones, organizaciones no gubernamentales
(ONG), ciertos
organismos gubernamentales. También persigue la
creación de mercados en todo el mundo y participa
activamente en ello, pero los productos que promueve no son los
de las compañías multinacionales, sino ideas y
conductas inventadas por intelectuales
occidentales (mayoritariamente estadounidenses), como, por
ejemplo, las ideologías de los derechos humanos,
el feminismo, el
ecologismo y el multiculturalismo, así como la
política y los estilos de vida que esas ideologías
representan" (51)

A estos dos vehículos de elite de la cultura
global emergente, se suma el de carácter popular
representado en el amplio y extendido consumo de productos
masivos de carácter global: zapatos deportivos de marca,
McDonald"s, ropa casual, Disney, Cocacola y, en general, todos
los artículos de consumo del establishment comercial
norteamericano presentes en los mercados del mundo por efecto de
la globalización. De acuerdo con los investigadores de la
dimensión cultural de la globalización, el impacto
de esta penetración global-popular puede tener una doble
naturaleza: ser superficial sin alterar las creencias, y
conductas del consumidor o
simbólico, en la medida en que su consumo se realiza como
un signo visible, palpable, concreto de
una pretendida participación – real o imaginaría
– en la modernidad que se
asocia con la globalización.

Frente a esta penetración de la cultura global,
las culturas nacionales, o mejor dicho y según el caso, la
elite o los consumidores han adoptado varías
respuestas:

? aceptación pasiva o tácita de los
elementos de la cultura global.

? rechazo manifiesto por consideraciones
religiosas o de preservación de la identidad nacional
(talibanes y norcoreanos)

? modificación o adaptación de los
productos universales a las costumbres o prejuicios locales, como
ya lo hemos ejemplificado.

? vigorización de los productos o formas
culturales propias, a fin de contrarrestar las influencias
globales. (las hamburguesas de carne de cordero en la
India)

? mixturización, hibridación entre
las culturales locales y la global, integrando criterios y pautas
de actuación sobre todo gerencial a los estilos propios de
hacer las cosas. (caso Bangalore)

Sin embargo, el tipo de respuestas estará en
función de la solidez o debilidad de la cultura nacional
que responde a la penetración global.

Desde otro punto de vista, es de hacer notar la
existencia de "globalizaciones alternativas", es decir, de otros
movimientos culturales de características globales que no
son tributarios de la cultura anglosajona (52), aunque ejercen
una influencia innegable en otras culturas o contextos culturales
nacionales, tal es el caso de movimientos religiosos como el Opus
Dei, la secta de seguidores de Sai Baba , de los Raelianos y de
todos los componentes híbridos que integran la llamada
"new Age",
orientalización de la cultura occidental mediante
creencias o prácticas provenientes de Asia, y en especial,
de la India, Japón y China (el
yoga, las artes marciales, la reencarnación, el
taí-chi y el feng-shui, los medicamentos naturistas, la
acupuntura, la meditación y la existencia del Karma).
Igualmente, destacan, al lado de los fenómenos de corte
más espiritual señalados, productos de consumo
masivo provenientes de países como Japón
(vehículos automotores, perfumes y cosméticos,
alimentos)
tanto importados como producidos directamente o franquiciados en
los países occidentales.

Reacciones disímiles que pretenden reconciliar
las pautas modernizadores de la globalización con las
costumbres y tradiciones que pueblos y países han
construido a lo largo del tiempo, sometidas ahora al empujo de un
proceso que pone en entredicho la noción de frontera, de
culturas nacionales, de Estado – Nación.

CITAS Y
NOTAS

  • (1) Miclethwait John y Wooldridge Adrian, A
    Future Perfect, Crown Business, New York, 2000, p.
    23.

  • (2) Mander Jerry and Edward Goldsmith. The case
    against the Global Economy, Sierra Club Books, San Francisco,
    1996, p. 310 y sig.

  • (3) Stitglitz Joseph E, El malestar en la
    globalización, Taurus, Madrid,
    2002, p.31

  • (4) Yergin Daniel y Stanislaw Joseph, Pioneros
    y Líderes de la Globalización, Javier Vergara
    Editor, Barcelona, 1999, p.26 y sig.

Partes: 1, 2, 3, 4
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