- Nuevo… Inesperado.
Fecundidad y esperanza - Sendas desconocidas en el
desierto.Rumbos de poesía y libertad - Notas
Introducción
No sé qué tengan que hacer estos
fragmentos que caen sin orden y sin presura en el mágico
espacio del papel… Lo mejor que puedo decir es que no esperan
cumplir con función alguna. Son como
centellas que brotan de rayos singulares descargados en la
soledad de la noche. Desde luego no tienen por-qué…Es
difícil encuadrarlos hoy o sujetarlos a rigurosa disciplina. Como digo, brotan
con libertad y audacia, pero sin
apresuramiento alguno.No, tampoco caben definiciones. El autor ha
salido al campo a buscar lo que no se halla por ninguna parte.
Esto es admirable… Porque, en el fondo, todos buscamos lo que
no puede encontrarse. Y si no caemos en la cuenta de ello es
porque nos embriagamos con distracciones, apresuramientos y
ruidos de toda especie.Quizá suena la hora de la
sinceridad… Quizá -por fin- no nos asuste esa verdad
fulminante (propiamente increíble, decía un Cartujo)
que es necesario recibir con coraje.Hemos comprobado que al
hombre le falta cierta
audacia, que hace la dignidad de su
peregrinación por el planeta… Por ello hemos visto y
padecido toda suerte de engaños y de subterfugios.Pero ha
llegado la hora decisiva. A pesar de hallarnos prisioneros en ese
Gulag que no acertamos a calificar, a pesar de los límites que nos imponen esos
pretendidos tiranuelos y malversadores, a pesar, digo, de la
severidad de los espacios que aparecen ante nuestros sentidos,
resuena en el corazón un himno silencioso
y potente. Es la hora de la libertad y de la asunción de los
riesgos que comporta. Es la
hora de nuestras respuestas a las tentaciones en el
Desierto…Veamos, sí, veamos y… nada más.
I
Esta figura del Desierto es subyugante. No
lo sería, desde luego, si no abriera de inmediato una
profunda y misteriosa correspondencia en nuestro interior. El
Desierto, antes que nada, es un estado escondido y una
realidad de la hondura humana, anterior a cualquier
manifestación o expresión. Es lo mismo que el Silencio
o la Soledad, y lo descubrimos en símbolos
admirables.Habida cuenta de esta realidad, oculta y sublime,
podemos caminar sin apresuramiento alguno, con la certeza del
valor y proyección de
cada paso…Una luz sutil, no imaginada, envuelve
el paisaje con las delicadas tonalidades de oro, que descienden del sol.
Pero es necesario adivinarlo primero y descubrirlo después.
Ningún trazo es violento. Nada es torpemente evidente… La
dulzura no se deja conquistar enseguida, tampoco se la percibe a
primera vista.Este desierto, que ahora atravieso, posee notas
asombrosas, casi siempre inesperadas. Es un valle, sí, un
valle entre montañas, maravillosamente florecido. El bosque
lo cubre y lo viste, poblando hondonadas y laderas con altos
pinos que se levantan y estiran hacia el cielo.
1. Me preguntaron: "¿a
quién perteneces?". Y yo respondí: -a nadie.
Insistieron: "¿a qué perteneces?". Y volví a
responder:-a nada. Endurecieron el entrecejo y el semblante…
Alguno me miraba, severo, compadeciéndome un tanto. Otros,
detrás, sonreían mientras giraban para volverme la
espalda… El más cercano se aprestaba a darme una
lección de moral barata… Y yo
descubrí, dentro muy dentro, la presencia y la absoluta
contemporaneidad del Espíritu. Todas las voces venían de un pasado
ya muerto. Sonaron, en realidad, ayer. ¡Qué maravilla!
Las oía en lo que me parecía ese momento, pero eran
sólo eco de un pasado, de lo que fue y no es más…
Fantasmas de una pesadilla al
despertarme, sucesión de gemidos de otro tiempo, ocaso de las estrellas
muertas, caída y ruina de los cuestionamientos sin
sentido… Sólo el Espíritu y el pensamiento son
contemporáneos, sólo es presente el "tú" que me
dice Dios.
2. Una vez estaba yo detenido en la noche.
Sosegada quietud… Y no podía hallar otra cosa que
pequeñas luces, trazas en todos lados de la Única
Realidad.
3. El espacio se transforma en un tiempo
sublime que es ocasión y paso del presente a la eternidad.
Ya no existe lugar ni ambición de mudanza alguna. Y si los
parajes no existen ni hay sectores ni fronteras; si los caminos
no llevan a ninguna parte… : ¡busca dentro, muy dentro,
que por esos senderos invisibles hallarás la luz!
4. ¿Dónde? ¿Cuándo?
¡Dónde y cuándo hallaremos la vida!
¿Dónde reposaremos, por fin, luego de las jornadas de
esta singular peregrinación? ¡Vaya preguntas carentes
de sentido y de respuesta! ¿No sabes, acaso, que es la vida
la que te ha hallado? ¿No sabes que ya tienes en tus vasijas
de barro el Don que no sospechas y no acabas de descubrir?
Aprende del silencio, que es hondura y realidad en tu
corazón y es lenguaje de Dios… Todas las
fuentes han derramado su
agua viva en tí.
Anímate y no temas.
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