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El libro del desierto. Nuevas y viejas huellas



Partes: 1, 2

Monografía destacada

    1. Nuevo… Inesperado.
      Fecundidad y esperanza
    2. Sendas desconocidas en el
      desierto.Rumbos de poesía y libertad
    3. Notas

    Introducción

    No sé qué tengan que hacer estos
    fragmentos que caen sin orden y sin presura en el mágico
    espacio del papel… Lo mejor que puedo decir es que no esperan
    cumplir con función alguna. Son como
    centellas que brotan de rayos singulares descargados en la
    soledad de la noche. Desde luego no tienen por-qué…Es
    difícil encuadrarlos hoy o sujetarlos a rigurosa disciplina. Como digo, brotan
    con libertad y audacia, pero sin
    apresuramiento alguno.No, tampoco caben definiciones. El autor ha
    salido al campo a buscar lo que no se halla por ninguna parte.
    Esto es admirable… Porque, en el fondo, todos buscamos lo que
    no puede encontrarse. Y si no caemos en la cuenta de ello es
    porque nos embriagamos con distracciones, apresuramientos y
    ruidos de toda especie.Quizá suena la hora de la
    sinceridad… Quizá -por fin- no nos asuste esa verdad
    fulminante (propiamente increíble, decía un Cartujo)
    que es necesario recibir con coraje.Hemos comprobado que al
    hombre le falta cierta
    audacia, que hace la dignidad de su
    peregrinación por el planeta… Por ello hemos visto y
    padecido toda suerte de engaños y de subterfugios.Pero ha
    llegado la hora decisiva. A pesar de hallarnos prisioneros en ese
    Gulag que no acertamos a calificar, a pesar de los límites que nos imponen esos
    pretendidos tiranuelos y malversadores, a pesar, digo, de la
    severidad de los espacios que aparecen ante nuestros sentidos,
    resuena en el corazón un himno silencioso
    y potente. Es la hora de la libertad y de la asunción de los
    riesgos que comporta. Es la
    hora de nuestras respuestas a las tentaciones en el
    Desierto…Veamos, sí, veamos y… nada más.

    I

    Esta figura del Desierto es subyugante. No
    lo sería, desde luego, si no abriera de inmediato una
    profunda y misteriosa correspondencia en nuestro interior. El
    Desierto, antes que nada, es un estado escondido y una
    realidad de la hondura humana, anterior a cualquier
    manifestación o expresión. Es lo mismo que el Silencio
    o la Soledad, y lo descubrimos en símbolos
    admirables.Habida cuenta de esta realidad, oculta y sublime,
    podemos caminar sin apresuramiento alguno, con la certeza del
    valor y proyección de
    cada paso…Una luz sutil, no imaginada, envuelve
    el paisaje con las delicadas tonalidades de oro, que descienden del sol.
    Pero es necesario adivinarlo primero y descubrirlo después.
    Ningún trazo es violento. Nada es torpemente evidente… La
    dulzura no se deja conquistar enseguida, tampoco se la percibe a
    primera vista.Este desierto, que ahora atravieso, posee notas
    asombrosas, casi siempre inesperadas. Es un valle, sí, un
    valle entre montañas, maravillosamente florecido. El bosque
    lo cubre y lo viste, poblando hondonadas y laderas con altos
    pinos que se levantan y estiran hacia el cielo.

     1. Me preguntaron: "¿a
    quién perteneces?". Y yo respondí: -a nadie.
    Insistieron: "¿a qué perteneces?". Y volví a
    responder:-a nada. Endurecieron el entrecejo y el semblante…
    Alguno me miraba, severo, compadeciéndome un tanto. Otros,
    detrás, sonreían mientras giraban para volverme la
    espalda… El más cercano se aprestaba a darme una
    lección de moral barata… Y yo
    descubrí, dentro muy dentro, la presencia y la absoluta
    contemporaneidad del Espíritu. Todas las voces venían de un pasado
    ya muerto. Sonaron, en realidad, ayer. ¡Qué maravilla!
    Las oía en lo que me parecía ese momento, pero eran
    sólo eco de un pasado, de lo que fue y no es más…
    Fantasmas de una pesadilla al
    despertarme, sucesión de gemidos de otro tiempo, ocaso de las estrellas
    muertas, caída y ruina de los cuestionamientos sin
    sentido… Sólo el Espíritu y el pensamiento son
    contemporáneos, sólo es presente el "tú" que me
    dice Dios.

    2. Una vez estaba yo detenido en la noche.
    Sosegada quietud… Y no podía hallar otra cosa que
    pequeñas luces, trazas en todos lados de la Única
    Realidad.

    3. El espacio se transforma en un tiempo
    sublime que es ocasión y paso del presente a la eternidad.
    Ya no existe lugar ni ambición de mudanza alguna. Y si los
    parajes no existen ni hay sectores ni fronteras; si los caminos
    no llevan a ninguna parte… : ¡busca dentro, muy dentro,
    que por esos senderos invisibles hallarás la luz!

    4. ¿Dónde? ¿Cuándo?
    ¡Dónde y cuándo hallaremos la vida!
    ¿Dónde reposaremos, por fin, luego de las jornadas de
    esta singular peregrinación? ¡Vaya preguntas carentes
    de sentido y de respuesta! ¿No sabes, acaso, que es la vida
    la que te ha hallado? ¿No sabes que ya tienes en tus vasijas
    de barro el Don que no sospechas y no acabas de descubrir?
    Aprende del silencio, que es hondura y realidad en tu
    corazón y es lenguaje de Dios… Todas las
    fuentes han derramado su
    agua viva en tí.
    Anímate y no temas.

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