Antecedentes de la fundación oficial de San Pablo de Jiguaní, último "pueblo de indios" en Cuba (enero de 1701)
"El genio hubiera
estado en
hermanar, con la caridad del corazón…
en desestancar al indio."
José Martí
La fundación oficial de "pueblos de indios" en Cuba, resulta
poco abordado en nuestra historia colonial. La
existencia de trazas de población indígena más
allá de los siglos XVI y XVII, resultaba controvertido,
cuando se manejaba a mediados del siglo XVI que dichos
supervivientes habían sido exterminados o víctima
de epidemias o enfermedades que causaron su
ocaso en la inmensa mayoría. La fundación de estos
pueblos denominados como de "indios" (por la población que
albergaba en su seno) a mediados del siglo XVI ; una vez abolidas
las encomiendas (1553), mediante la promulgación de las
llamadas "Leyes Nuevas" en
Cuba, por Disposición Real de 21 de marzo de 1551, donde
señalaba:
Con mucho cuidado y particular atención, se ha procurado siempre
interponer los medios
más convenientes para que los indyos sean instruidos en la
Santa Fe Católica y Ley
Evangélica, y olvidando los errores de sus antiguos retos
y ceremonias, vivan en concierto y policía, y para que
esto se ejecutase con mejor acierto, se juntaron diversas veces
los de nuestro Consejo de indias, y otras personas religiosas, en
los prelados de la Nueva España el
año de mil quinientos cuarenta y seis por mandado del
señor emperador Carlos V los cuales en servicio de
acertar en servicio de Dios, resolvieron que los indyos fuesen
reducidos a pueblos y no viviesen separados por montes y
montañas, sin socorro de nuestros
ministros.[1]
El acontecimiento suponía una gran
contradicción, pues revelaba la existencia de comunidades
indígenas que habían sobrevivido al "holocausto"
que significó para el aborigen cubano el proceso de
conquista-colonización española.
Ahora eran reconcentrados oficialmente por Orden Real en
territorios donde se les otorgarían: derechos, tierras y algunas
prerrogativas. Sus fundaciones transcurrieron a mediados del
siglo XVI; se hacia razonable que todavía subsistiesen
rastros de población indocubana, en su inmensa
mayoría libres del régimen de encomiendas.
Estos pueblos no pocos a lo largo de la
Isla[2]algunos no reconocidos como tales "pueblos
de indios" oficiales; sin embargo, su población
indígena era numerosa y lo delataba. Dentro de los
representativos los de mayor connotación para la
época[3]lo constituyeron Guanabacoa (La
Habana) y San Luis de Los Caneyes (Santiago de Cuba).
Relacionado con estos acontecimientos, las referencias a los
indígenas por las autoridades eran esporádicas e
imprecisas, no significando ello su desaparición física de la historia
cubana como la historiografía clásica del periodo
lo ha querido plasmar en sus páginas.[4] Su
presencia en muchos casos quedó supeditada a
múltiples conveniencias e interpretaciones, especialmente
en lo referido a la pureza de la "raza india",
traduciéndose en los cambios y modificaciones culturales
internas que sufre la etnia, una vez
en contacto con la hispana. Esto determinó su
adaptación al nuevo medio social que enfrentaban, sin que
necesariamente influyera en la degradación de su cultura.[5]
Desde los primeros momentos de la conquista se había
constatado que la mayor densidad
poblacional indígena se concentraba en el oriente del
país, quedando constatado en la gran cantidad de hallazgos
arqueológicos en la zona – donde convergían
distintos "cacicazgos o aldeas" según el
mapa[6]confeccionado por el geógrafo cubano
José Maria de La Torre.[7]-"En citas de
Velásquez y de Las Casas confrontamos nombres de
más de veintiséis de las que ellos llaman
provincias indias —que desde luego ya sabemos que
no debe creerse lo fueron conforme al concepto
político de tales, pero sí regiones de determinada
importancia".[8]
Enfatizando en este aspecto llegamos a la actual provincia
Granma donde se han reportado 102[9]sitios
arqueológicos estudiados
(47-preagroalfareros,[10] 3-protoagroalfareros,
52-agroalfareros),[11] indicándonos ello
una nutrida población indocubana. Dentro de estas aldeas o
comunidades aborígenes, el poblado aborigen de Bayamo
ocupaba un lugar prominente por su consistencia poblacional.
Según opinión del arqueólogo Felipe Pichardo
Moya: "[…]cuando Velásquez dispone la conquista, y Cuba
es recorrida desde oriente a occidente, a todo lo largo del
territorio las columnas expedicionarias tienen contacto con
distintos grupos de
aborígenes, y se habla de regiones muy pobladas, como
Bayamo y Camagüey".[12] El primero situado en
las márgenes del río de igual nombre, estaba
rodeado por la extensa llanura del Cauto-fértiles tierras-
propicias para sus cultivos, suelos
arcillosos- para la confección de cerámica y bosques cercanos- para la
obtención de maderas, frutos y caza de animales.
Factores determinantes en que los asentamientos florecieran y
evolucionarán llegando a alcanzar gran desarrollo
económico-social. Dentro del extenso territorio,
habitado principalmente por grupos pre-agroalfareros y
agroalfareros; siendo estos últimos los de mayor presencia
en la zona.
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