Humpty-Dumpty y Alicia en la obra A través del
espejo y lo que Alicia encontró del otro lado del
británico Lewis Carrol sostienen el siguiente diálogo:
"Cuando yo uso una palabra
–insistió Humpty-Dumpty con un tono de voz
desdeñoso- quiere decir lo que yo quiero que diga…, ni
más ni menos. La cuestión es –insistió
Alicia- si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas
cosas diferentes. La cuestión es –dijo
Humpty-Dumpty- saber quién es el que manda, eso es
todo". [1]
La manipulación de las palabras, e incluso la
invención de términos para nombrar o referirse a
fenómenos que ya poseen una denominación, es parte
esencial y una práctica casi habitual en el desempeño digamos político y social
de algunos grupos
sociales. Un ejemplo que puede demostrar lo dicho
anteriormente es el uso hejemonizante y controlador del vocablo
globalización.
Con respecto a esto el economista norteamericano John K.
Galbraith, ex asesor de los presidentes Roosevelt y Kennedy,
caracteriza al término "globalización" de la
siguiente manera: "(la
globalización) es un término que nosotros
mismos, los americanos, inventamos para disimular nuestra
política
de avance económico en otros países y para tornar
respetables los movimientos especulativos del capital". No
queda aquí la cosa, el ex Secretario de Estado
norteamericano, Henry Kissinger, lo tiene más claro:
"lo que se llama globalización es en verdad otro
nombre empleado para definir la posición dominante de los
Estados Unidos". Como se ve la utilización de las
palabras con una determinada intencionalidad ya sea
política o de otra índole, la manipulación y
perversión de los términos, sobre todo a
través de los medios de
comunicación de masas, ha sido una práctica
habitual en la lucha política e ideológica
emprendida por grupos sociales
que defienden un tipo o una forma de pensar.
Es precisamente a través del lenguaje que
dichas formas de pensar se transmiten. Para que los miembros de
un grupo social
(dígase los capitalistas, los socialistas, los feministas,
los ecologistas) se identifiquen entre sí y se reconozcan
como miembros de ese grupo se deben valer de una herramienta
fundamental para darle forma y para materializar una idea
específica que sea comunicable y compartida .Esa
herramienta es la palabra. El lenguaje es el
medio de comunicación entre los seres humanos a
través de signos orales
y escritos que poseen un significado. En un sentido más
amplio, es cualquier procedimiento que
sirve para comunicarse.
El lenguaje no
es sólo un instrumento de comunicación
interpersonal. Es además, un medio de
representación del mundo socialmente compartido y
comunicable; en consecuencia, está estrechamente vinculado
al pensamiento y
en particular, al conocimiento.
Mediante operaciones
cognitivas, que en gran medida constituyen el lenguaje interior,
nos comunicamos con nosotros/as mismos/as, analizamos problemas,
elaboramos planes. En suma, regulamos y orientamos nuestra propia
actividad a través de la palabra. No podemos pensar sin
palabras. La palabra es una unidad que: a) desde el punto de
vista fonológico está delimitada por pausas
virtuales, que no aparecen en la elocución normal,
representadas gráficamente por dos espacios blancos o un
espacio blanco y un signo de puntuación; b)
morfológicamente es aislable, ya que puede ser conmutada
por otra de su paradigma; c)
sintácticamente es identificable por la función
que desempeña; d) desde el punto de vista
léxico-semántico, es portadora de
significado[2]Establecer lo que significan las
palabras, oraciones, expresiones y estudiar lo que significan
esos signos lingüísticos en un contexto dado, es la
finalidad de la semántica, ciencia que
tiene variados enfoques y que, desde perspectivas diferentes, ha
centrado su atención en cómo influye el
significado en lo que la gente hace y
dice[3]
En esta emisión de significados el contexto juega
un papel primordial pues todo sistema de
comunicación se efectúa en un contexto determinado.
Por tanto el ambiente
social y situacional es un elemento fundamental para dar
significación plena a cada palabra en cada momento. El
contexto social en el que un individuo se
encuentra va ir a la par de la posición ideológica
que esa persona tenga
.Esa forma de pensar con respecto a algo o alguien se va a
manifestar en un grupo o comunidad, en
muchas ocasiones, a través del lenguaje, del discurso.
Gracias al lenguaje la
comunicación[4]proceso analizado como la
transmisión de señales
mediante un código
común entre receptores y emisores, ha llegado a ser un
elemento transversal para todas las actividades humanas. Es un
instrumento de difusión y creación de sentidos,
para un imaginario social cada vez más exigente en las
formas y contenidos. Generar información, miradas y discursos
desde el lenguaje visual, gestual, escrito y/o sonoro, requiere
de la puesta en práctica de elementos
lingüísticos, ideológicos e incluso
estéticos.
Página siguiente |