El Benchmarking y su contribución al proceso de reingeniería en Educación a Distancia
Introducción
La incorporación de las TIC en la educación ha generado un movimiento de renovación
y revisión de los postulados teóricos y prácticos
implícitos en la acción educativa,
ésta acción ha permitido la evolución de la Educación a Distancia
(EAD) hacia aproximaciones más cercanas a la realidad de los
alumnos, donde la interacción social y la
construcción colaborativa
del aprendizaje encuentren un
escenario adecuado para su desarrollo. Para
Chacón(1996) un tópico común dentro de las
teorías
contemporáneas sobre las organizaciones, viene determinado
por una reestructuración constante de sus tecnologías y
procesos internos para mejorar
la calidad de resultados y
mantenerse vigentes en un mundo cambiante, a esta
orientación pertenece el enfoque metodológico conocido
como reingeniería, para Hammer
y Champy (1994) citado por Chacón, la reingeniería
consiste esencialmente en proponer un rediseño profundo de
la organización, sea cual
fuese su misión, para propiciar
saltos de gran magnitud en los principales indicadores de desempeño, tales como:
eficiencia, efectividad,
calidad de los productos, entre otros. Para
Chacón existen varios indicadores problemáticos en los
programas actuales que
sugieren la necesidad de reingeniería educativa, dentro de
los cuales se destacan: – Altos índices de abandono de
estudios. – Obsolescencia de los materiales – Poca
interacción entre educadores y los educandos. – Curriculum relativamente
rígido y – Deficiencias en la formación del recurso
académico en el uso de las nuevas tecnologías. Sobre
la base de algunos de los supuestos anteriores establecidos por
Chacón, se pretende orientar el presente trabajo, mediante la
aplicación del proceso de Benchmarking según sus
objetivos, tomando en
consideración el aspecto estratégico, funcional y
operativo de la EAD.
Desarrollo
Para Arévalo y Martín (s/f) el benchmarking se
presenta como una herramienta que permite implantar en la
organización una
tendencia hacia el cambio y el constante
aprendizaje, se concibe como una herramientas importante en el
amplio catálogo de las técnicas de calidad, sus
posibilidades y cómo llevarlo a cabo para garantizar unos
resultados óptimos en la organización. Según sus
objetivos se puede establecer la siguiente clasificación:
–Estratégico: obedece a razones de posicionamiento en el mercado, para lo cual su
empeño consiste en mejorar los factores críticos de
éxito, esto es, aquellos
considerados clave para la satisfacción del cliente. –Funcional:
estrechamente ligado con los procesos internos que se encuentran
más próximos al cliente, de ahí que su objetivo es lograr una mejor
percepción del cliente y
optimizar los factores que elevan su grado de satisfacción.
–Operativo: responde a impulsos para la mejora de la
organización operativa y, por lo general, busca mejorar
aspectos muy concretos relacionados con reducir el tiempo de ejecución, el
número de trabajadores implicados en una misma área o
evitar duplicidades de tareas dentro de la organización.
Rubio(s/f) en su trabajo sobre enfoques y modelos de evaluación del e-learning, presenta
tres modelos principales en la evaluación que se pueden
considerar para los efectos del logro de acciones formativas en EAD,
los cuales consideran los aspectos Estratégicos, Funcionales
y Operacionales considerados anteriormente sobre el benchmarking
según sus objetivos, tales como el: – Sistémico de Vann
Slyke e (1998) – De Marshall and Shriver (en McArdle, 1999)
- y el de Kirkpatrick (1994). El modelo de Kirkpatrick ha sido
y es ampliamente utilizado en la evaluación de acciones
formativas tradicionales, en la actualidad son varios los autores
que recomiendan su adaptación y uso en el e-learning, según Rubio.
El modelo está orientado a evaluar el impacto de una
determinada acción formativa a través de cuatro
niveles: la reacción de los participantes, el aprendizaje conseguido, el
nivel de transferencia alcanzado y finalmente el impacto
resultante.
Para los efectos, se hará una adaptación del modelo
de Kirkpatrick, estableciendo así un contraste entre los
modelos propuestos por Chacón (1994), Medina (1991) y
Sarramona (2001). Para esto se considerará: el docente, el
aprendizaje, los instrumentos, el entorno, la transferencia y el
impacto de la formación recibida.
La comparación se presenta en el siguiente cuadro:
Modelo (Autor) | El docente | El aprendizaje | Los intrumentos | El entorno | La tranferencia | El impacto |
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