Capital social en Colombia. El estado de la seguridad e inseguridad social colombiana
Bajo capital
social
La misma estructura social colombiana
no genera un lazo que permita dar confianza y cohesión
social necesaria para alcanzar unos niveles integrales de desarrollo óptimos, ya
que no existe el compromiso y la idea de ser un parte de todo, ni
la confianza en el desempeño de las
demás partes.
En Colombia no existe la necesaria
confianza, la solidaridad, la unión, la
honradez, el cumplimiento, el respeto por las reglas y las
leyes; como un conjunto
adecuado de virtudes sociales capaces de articular una verdadera
sociedad, plasmada en un
verdadero capital social que permita
configurar un país con logros óptimos.
El Capital Social trata de las condiciones inherentes al
comportamiento de los
individuos que les permiten interactuar en trabajo de grupo, que establezcan
mecanismos más efectivos para cumplir las metas. O sea, una
comunidad que interactúe
entre si íntegramente.
Desde que el individuo nace, se distiende
en crear un ambiente propicio para actuar
de una u otra manera en un ambiente colectivo, lo que depende de
una serie de valores que alientan y
facilitan el trabajo productivo y
progresivo, a la vez que refuerzan y garantizan el buen
funcionamiento de aquel, y crean las condiciones para una
sociedad preparada para el desarrollo. Pero si los valores apuntan hacia el
oportunismo, la riqueza rápida y la ley del más
¨vivo¨, precisamente de aquellos quienes se mueven
entre el narcotráfico, el contrabando, la corrupción política en un marco de instituciones que fluye dentro
del anacronismo y la ilegalidad, participan de niveles y
ambientes políticos y sociales hostiles a las iniciativas
democráticas. Donde hace que la expresión
auténtica de la opinión comunitaria es eliminada de
raíz, las semillas de la confianza, la solidaridad y el
compromiso con lo público, viéndose seriamente
afectadas.
Es así como el capital social, representa el
nacimiento del hombre en sociedad y las
herramientas utilizables para
funcionar como ciudadano, en el contenido medular de toda
interacción de una
sociedad.
En las características de la sociedad colombiana,
pueden marcar el sendero para describir su proceso de maduración.
Como es bien sabido de las sociedades precolombinas
asentadas en el territorio nacional, las que se hallaban
dispersas, se caracterizaban por una significativa diversidad
cultural, quienes reinaban dentro de un sentido de comunidad y de respeto por las
tradiciones, manteniéndose unidas a través de su
cultura y su estilo de vida, pero que
posteriormente fueron sometidas al régimen del hombre
español, quienes pernoctaron
en estos territorios con el ánimo de someter o simplemente
eliminar las culturas establecidas en estas tierras. Ignorando el
valor de la diversidad y
destruyendo sus propias identidades auténticas. Pues de
inmediato desde que entró el español a estas tierras,
calificó de salvajes a los nativos, aduciendo que
debían ser salvados de la ignorancia, convirtiéndolos
de inmediato al catolicismo, sin importar los medios ni las consecuencias de
su comportamiento sobre el inconsciente colectivo de las
comunidades indígenas.
Este cometido, no impidió que las comunidades
indígenas sometidas, se salvaran de ser aniquiladas,
llevándolas rápidamente al holocausto, con la
consiguiente pérdida del legado cultural y comunitario.
Mientras que los sobrevivientes al ver el grupo social destruido
y humillado, entraron en proceso de inercia, lo que
intensificó la destrucción de sus propios pueblos. Y
constituyó esto, el fin de una raza, representando una
naciente sociedad colonial caracterizada por la dominación y
la subyugación donde las desigualdades de todo tipo eran los
elementos sobresalientes. Sociedad retrógrada en lo social,
ya que se caracterizaba porque el ejercicio del poder estaba concentrado en
manos de expatriados españoles, toda clase de malhechores,
ladrones, rufianes y estrambóticos elementos antisociales
quienes crearon caos. Llegaron a relegar las funciones de los nativos
destruyendo cualquier posibilidad de identificación
horizontal de la comunidad, dando paso a relaciones de tipo
patrón cliente, donde el otro no era
mirado como igual, sino como un agente capaz de proporcionar
beneficios personales.
Todo este caótico sistema, conlleva a que se
configure en la estructura colombiana un
desenlace continuo de guerras civiles, el ambiente
de incertidumbre, la progresiva regionalización del
país, debido a los problemas de comunicación causados por
las características geográficas, el origen de sectores
regionales y la consiguiente conformación de idiosincrasias
zonificadas, con el fiel reflejo de fragmentaciones políticas que hicieron que
la economía se presentase
con un deslinde comparativo y en conjunto con la
sociedad.
Ese sistema de relación dado entre patrón
– cliente, es lo que hace que se configure un sistema político
clientelista, característico de las condiciones de
incertidumbre del entorno de la sociedad colombiana, conduciendo
a una conformación racionalista de producción –
especulación, la que se enfocó básicamente al
aprovechamiento personalista de las oportunidades económicas
y dejando de lado la conformación de un aparato competitivo
en la producción. Lo que hizo
que se deslegitimara las virtudes sociales como son la honradez,
el sentido por el trabajo y la educación; que hacen efectivo el
funcionamiento de una sociedad.
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