Un aspecto a tener en cuenta en la enseñanza de la Historia de Cuba: la vinculación con la cultura local
La enseñanza de la Historia de Cuba requiere
de especial atención en todos los niveles de la educación y muy
especialmente en el superior, donde se forman los futuros
profesionales universitarios, responsables en gran medida de la
dirección de las transformaciones que debe
sufrir la sociedad en
general de acuerdo con los avances actuales de la ciencia y
la tecnología que abarcan todas las ramas del
saber.
El profesional universitario que se necesita, debe tener un
dominio de una
cultura
general integral y con normas de
conducta
social adecuadas, con capacidad para influir en la comunidad, en el
contexto en que se desenvuelve y una actitud
científico transformadora para solucionar
sistemáticamente problemas del
proceso
docente educativo por la vía investigativa, logrando
insertarse en la vida de su comunidad e
incorporar a sus miembros haciéndolos más
responsables de su destino cultural.
Para preparar al profesional de hoy con esa cultura general
integral en los momentos actuales, se requiere de una ardua
preparación de los profesores que les permita llevar a
cabo un proceso de enseñanza aprendizaje
activo y eficaz, a través del cual los estudiantes puedan
apropiarse de los conocimientos no sólo basados en las
clases y conferencias ofrecidas por éstos, sino que con su
orientación, sean capaces de autogestionarse los mismos,
profundizándolos con todos los medios que
estén a su alcance en las actividades independientes, que
contribuirán a desarrollar en ellos no sólo
teoría
pura, sino también hábitos, habilidades y valores que le
permitirán insertarse en el mundo que les ha correspondido
vivir, caracterizado por la rapidez con que se producen los
conocimientos, pero a su vez signado por la desigualdad y una
globalización neoliberal galopante que
necesita ser contrarrestada por una globalización de
solidaridad y de
apoyo mutuo para el logro de una calidad de
vida superior, utilizando los saberes
contemporáneos.
Una de las asignaturas que contribuye mayormente al logro de
estas necesidades es la Historia de Cuba.
Los conocimientos históricos son esenciales para el
logro de una cultura general integral y en este empeño del
estado cubano,
de lograr una población culta, es imprescindible el
ejercicio de la memoria
histórica, que permita retomar las raíces, conocer
la verdadera historia del país y de la humanidad para no
dejarse engañar con las artimañas
mediáticas, particularmente de los Estados Unidos,
que pretenden velar el ejemplo de héroes y de acciones
heroicas de los pueblos.
En la formación de los profesionales, sobre todo, los
universitarios, es imprescindible continuar de alguna forma el
desarrollo de
estrategias que
mantengan vivos y actualizados los conocimientos sobre
historia.
Muchas veces, al considerar que los estudiantes están
en el nivel superior, los profesores tratan contenidos con cierta
superficialidad ya que se supone que estos hechos se conocen y
que se hace reiterativo el volver sobre ellos. Pero no es esta la
cuestión. Las repeticiones son innecesarias de un nivel de
enseñanza a otro: los profesores deben plantearse la
creación de nuevas estrategias, ampliar las fuentes,
diversificar los métodos
que den una preponderancia al trabajo
independiente, a la
investigación, a la vinculación con la realidad
de la comunidad en que vive o realiza su trabajo, al desarrollo
de convicciones y al estudio de su cultura.
En esta formación debe concedérsele un papel
preponderante a la cultura para conocer los elementos
fundamentales que han permitido el desarrollo del hombre a
través de los diferentes regímenes sociales, ya que
no puede olvidarse que el proceso histórico social por el
que ha atravesado la humanidad ha quedado plasmado en la
cultura.
El fenómeno de la cultura requiere de un examen
histórico en el que no se puede olvidar el
condicionamiento socioclasista que le sirve de sustrato. Dicho
examen no puede analizarse sin tomar en cuenta la cultura
promovida por las clases hegemónicas que propugnan la
imposición de modelos
culturales consumistas, la manipulación de la información y su dominio por las
transnacionales, así como la desnacionalización,
ante la que se alza la cultura llamada de la liberación,
en defensa de las identidades de lo más autóctono
de los pueblos y naciones.
"De ahí, la necesidad de la búsqueda y defensa
de las raíces, de la reconstrucción de lo propio,
de la interpretación del fenómeno de la
identidad
cultural como proceso ininterrumpido en el que se da la profunda
interrelación entre lo universal y lo particular, que se
legitima a través de la historia y que sirve de referente
a las diversas generaciones como escudo a lo que es ajeno
realmente." (Mendoza Portales, 2007, 7(
Los estudios sobre identidad han cobrado una importancia
máxima en estos momentos en que el fenómeno
globalizador neoliberal se convierte cada vez más en una
amenaza para la independencia
de las naciones no sólo en los planos económicos y
políticos, sino también el social y el
cultural.
Dadas las diferentes presiones de los países
desarrollados por inculcar sus modos de vida, sus ídolos,
sus preferencias, el desprecio a los hombres por razas, sexos,
credos y no posesión de riquezas que no tienen en cuenta
los mínimos valores humanistas, en cada país tienen
que estrecharse las posiciones de resistencia ante
esta prepotente imposición buscando el rescate de lo
propio de cada país, de su idiosincrasia, sus valores, su
historia, sus tradiciones, en sus formas sui géneris de
percibir, transformar y recrear la sociedad en la que vive, su
manera de hacer, de pensar, de sentir, de expresarse, es decir,
lo que aporta su originalidad propia.
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