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La imposición de manos como terapia alternativa en pacientes con enfermedades psicosomáticas (página 2)




Enviado por Ricardo Villalobos



Partes: 1, 2, 3

CAPITULO I

EL
PROBLEMA

1. Planteamiento del problema

El padecimiento psíquico es algo que ha
acompañado a la humanidad desde sus orígenes, y
hasta podría incluso aseverarse, que es propio del ser
humano poseer una sensibilidad afectiva y emocional respecto a
los avatares de la vida.

En los días que corren, este problema se ha
trasladado a todos los ámbitos en los que el hombre
desarrolla su actividad, preocupaciones menores son parte de la
vida diaria. Todos en mayor o menor medida están sujetos a
ellos.

También puede decirse, que es común para
una persona
exasperarse por un pequeño disgusto o molestarse sin
motivo aparente; reacciones de este tipo van, vienen y
desaparecen por un tiempo.

Sin embargo, hay disgustos que no se van, se quedan por
horas, días y a veces semanas; se vuelven profundos,
intensos afectando la conducta, los
sentimientos y los pensamientos. Cuando una condición
alcaza este estado, ya no
se trata de una preocupación o disgusto, sino de una
enfermedad emocional.

En este orden de ideas, lo psicosomático puede
ser definido como un intento de relacionar lo psíquico con
lo corporal en la determinación de las enfermedades
orgánicas (Marty, 1995; Marty y De Múzan, 1967). La
psicosomática surge como disciplina a
partir del siglo XX, cuando se estudia la relación de los
factores emocionales y los procesos
corporales. En los años 30 y 40, los estudiosos de la
psicosomática se enfocaron en enfermedades crónicas
de etiología incierta, como una ulcera pectina, el
asma
bronquial, la hipertensión esencial, la tirotoxicosis, la
colitis ulcerosa

y la neurodermatitis (Taylor,
1989).

Asimismo, trabajos posteriores han tenido una
visión integral del proceso de
enfermar, incluyendo tanto el evento estresante, las alteraciones
en las relaciones de objeto, las conductas de riesgo y
demás.

Este punto de vista considera la enfermedad como
multicasual, en cuya explicación deben incluirse los
aspectos biológicos, psicológicos y sociales.
Actualmente, en el campo de la psicosomática se analiza la
enfermedad considerando cuando menos tres elementos: los aspectos
biológicos, los eventos
potenciadores de la enfermedad y las características
psicológicas de los enfermos.

Con respecto a los componentes biológicos es
necesario tener un conocimiento
amplio del historial clínico del paciente, la parte
genética,
los antecedentes familiares, su estilo de
vida, la alimentación para
así poder atacar
el origen cierto del mal.

Respecto a los eventos potenciadores tenemos todas
aquellas situaciones que día a día vive el paciente
que causan en él, desequilibrio emocional tales como: el
estrés
laboral, familiar, y otros.

En cuanto a los elementos psicológicos, uno de
los conceptos principales es el de psicogenesis, que se refiere a
que la mente influye sobre el cuerpo, siendo el agente la
emoción, de la cual se distinguen tres elementos; el estado
subjetivo de afecto, el aspecto fisiológico y la
exteriorización o manifestación del afecto. Esos
elementos del afecto están implicados en el mecanismo de
somatización; por tanto, en la enfermedad
psicosomática se encuentra una disfunción
orgánica de-mostrable, de origen psicológico,
asociada a la estructura de
personalidad,
a los estilos de vida y a la historia personal.

Trabajos recientes enfatizan la necesidad de prestar
atención a lo que sucede con el enfermo, ya
que la enfermedad se conoce solo como una entidad abstracta,
mientras que con el contacto, es el enfermo, quien a su vez es el
portador de la misma (Rilova, 2001) Por ejemplo, dentro del campo
de las intervenciones quirúrgicas, además de
entenderse al paciente como unidad psicosomática para
poder trabajarlo en el periodo prequirúrgico, en el acto
quirúrgico y en la fase posquirúrgica se presta
atención a los modos de funcionamiento mental previos;
así como el manejo de la angustia, depresión,
miedos y dolor, entre otros aspectos (Rinaldi, 2001), y
especialmente en relación con la visión y el efecto
de la pérdida de la función o
del órgano y sus componentes psicológicos (Mintz,
2002).

En este sentido, desde el psicoanálisis, se explica el origen de las
enfermedades nerviosas en relación con los aspectos
afectivos, además, este método se
centra en los tipos de afectos experimentados y su
destino.

El psicoanálisis postula inicialmente que ciertos
afectos negativos como las depresiones, serian causa de
enfermedades en el sistema nervioso
o en otros órganos (Freud,
1890,1997). Las lecciones funcionales se explican argumentando
que la representación mental de la parte del cuerpo
afectada esta excluida del resto de las asociaciones dado su
valor
afectivo, de ahí la alteración.

Freud (1890-1997 ) consideraba que la sensibilidad de la
piel y los
tejidos
profundos, así como la función de los
órganos, podía verse afectado y producía
perturbaciones troficas y alteraciones metabólicas,
así como también las peculiaridades de las
contractura y parálisis histéricas. Explica que la
histeria podía producir perturbaciones de esa naturaleza, y
hace ver que un mecanismo clave en los fenómenos
histéricos es el de la conversión, en el que
traspone a la representación corporal la suma de
excitación. En el mecanismo que ahora recibe el nombre de
somatización, la excitación se deposita en el
cuerpo alterando su función.

Los fenómenos antes planteados se refieren tanto
a aspectos cuantitativos como cualitativos, es decir, al monto
del efecto como a su tipo. Así, el efecto que se descarga
propicia la condición de salud, mientras que el
efecto no descargado favorece la formación del
síntoma neurótico. La descarga puede tomar diversas
formas: desde la más sencilla, como el llanto, hasta la
más elaborada, como la venganza.

Por otra parte, los otros conceptos
psicoanalíticos claves en la explicación de lo
psicosomático son el conflicto y la
represión. El conflicto se refiere a la dinámica edípica y a la
formación del superyó; es decir, para la persona
existe una dificultad entre sus deseos, la realidad externa y su
norma moral. La
solución para el conflicto entre representaciones que se
oponen es la utilización del mecanismo de la
represión, en el cual se separa la representación
de su efecto correspondiente; de ahí que éste se
dirija a la representación del cuerpo (conversión)
o se exprese a través del cuerpo (como enfermedad). La
representación se vuelve inconsciente y lo que aparece es
el síntoma neurótico o la queja somática
(Freud, 1890/1997).

Al respecto, el conflicto se expresa o resuelve en el
cuerpo porque todo está asentado o apuntalado en el cuerpo
y porque todos los órganos tienen doble función:
sirven tanto para la supervivencia física como para la
consecuencia de placer. Puede ser que las personas atiendan ambas
funciones sin
conflicto, o también que en algún momento se
perturben esas vías de Influencia recíproca, dando
como resultado una incapacidad para el goce o una
inhibición de la función.

La represión es un proceso psicológico que
trata de la renuncia del placer, de forma consciente.
También existe una represión inconsciente, que es
un mecanismo de defensa del yo en el cual el individuo se
niega a reconocer una realidad determinada. La represión
es fundamental para conocer las patologías, la manera en
que se desconecta el individuo de la funcionalidad.

Sigmund Freud fue quien validó la idea de
represión en el psicoanálisis; según su
teoría,
la represión seguirá influyendo en la conducta del
individuo y se manifestará de una forma u otra a
través de los sueños, lapsus o determinados
síntomas. Uno de los objetivos del
psicoanálisis es reducir este proceso y llevar a la
consciencia las tendencias reprimidas. Para explicar cómo
funciona la represión en los niños,
Freud desarrolló la idea del complejo de Edipo.

Esta teoría está basada en el héroe
mitológico Edipo, quien mató a su padre y se
casó con su madre. Según Freud, cuando el
niño nace, se enamora de su madre y ve a su padre como un
oponente a superar. El padre, convertido en rival, obliga al
niño a reprimir sus deseos. De este modo el niño
aprende a vivir en sociedad y a
asimilar los valores
culturales en pactos totémicos. Según Freud, la
represión es la base de la cultura.

Por otra parte, la realidad señala, que el
hombre ha
dejado de ser considerado únicamente como un cuerpo
físico, ya que la maquinaria humana es un milagro de
organización y la salud humana un milagro
de equilibrio.

El hombre es un torbellino de electrones,
extrañamente vulnerable a la luz, a los campos
magnéticos y a la electricidad
estática. Su cerebro reacciona
ante un océano de radiaciones y mediante esas reacciones
ordena todas sus funciones. Al romperse el equilibrio comienza la
falta de salud y se origina la enfermedad.

¿Cómo se produce la enfermedad?

En primer lugar, la persona comienza a desequilibrarse
desde el cuerpo más sutil, el cual sería a grandes
rasgos el alma. Este
cuerpo sutil equivale a las partículas subatómicas,
las más sensibles a los cambios y las primeras que los
perciben.

En la medida en que persiste ese desequilibrio durante
un tiempo prolongado, comienza a desequilibrarse el campo
emocional, al que responderán los neutrones y los
átomos.

Es probable que en este estado síntomas
emocionales tales como odio, rencor, y le desidia, que
normalmente no eran características de la
personalidad del individuo, pero que se harán mas
vividas en estas condiciones.

Los síntomas antes expuestos pueden durar
alrededor de dos (2) años; sin embargo los mensajes desde
las emociones se
irán
haciendo más palpables ya que los átomos comienzan
a manifestarse desde el punto de vista mental o a través
de las personas con las cuales se convive.

Así, cuando esta situación continúa
por largo tiempo, el cuerpo emocional va debilitándose
hasta llegar al desequilibrio del cuerpo mental; allí se
produce un cambio en los
pensamientos. En este estado, las moléculas son las que
empiezan a desequilibrarse siendo aún más
fácil de determinar la inestabilidad. Los pensamientos se
van tornando más lúgubres y pueden llegar a tener
conmutaciones inesperadas. Pueden incluso ser obsesivos y
repetitivos, generando un estado de permanente atención
enfocada en un solo pensamiento,
con lo cual se debilita excesivamente el campo mental.

Es por ello que, en el momento en que el campo mental
está debilitado, la enfermedad se encuentra en condiciones
de penetrar en el campo físico. En ésta etapa, las
células
y los órganos a través de los meridianos, comienzan
a sintonizarse con este desequilibrio general; así
comienzan a sentirse dolores recurrentes, dolores en general,
malestares y también a sufrir accidentes
(que se creen casuales).

Ante tal situación, si no se atienden estos
mensajes, paulatinamente la enfermedad ingresará por los
puntos más sensibles y por los meridianos de
energía, afectando en última instancia al
órgano que es el más indefenso o, al mismo sistema
inmunológico. Cuando esto ocurre, la enfermedad es
decretada y es el momento en que muchas veces se decide consultar
a un profesional médico o realizar un diagnóstico.

Estos estados por lo que pasa la energía,
permanentemente nos dan la pauta del estado de desequilibrio.
Esta lectura de los
estados por donde pasa la energía depende de cuan
sintonizado esté el individuo con sus campos sutiles,
así como el grado de percepción
que tenga para la sanación y prevención de las
enfermedades.

Desde el inicio hasta su concreción material, la
enfermedad tarda aproximadamente diez (10) años en
manifestarse. La medicina
moderna actúa precisamente en el último estado de
la enfermedad, cuando en muchos casos ya es
irreversible.

En este momento se pretende revertir aquella cuando el
cuerpo tardo (10) años en generarla. La división
entre cuerpo, mente y espíritu permite que la enfermedad
siga su curso y lleva también al tratamiento por
especialidades.

Por el contrario, la medicina tradicional o alternativa
(vibracional) trabaja de modo integral unificando todos los
cuerpos y tratando de llegar al desequilibrio mucho tiempo antes
de que el mismo se manifieste físicamente, todo es
vibración.

De todos los órganos del cuerpo, la piel es uno
de los más importantes, en ella se encuentra alrededor de
unos 5 millones de diminutas terminaciones nerviosas sumamente
sensibles, o receptoras del tacto extraordinariamente sensible.
La simple punta de un dedo puede tener mil sensores
perfectamente ajustados, y una mano más de 10 mil. De una
forma u otra, los receptores de la piel están relacionados
con el tacto y las sensaciones. También registran el
contenido emocional.

Pero, algunos piensan que el sensor de la piel posee
cualidades aun más extraordinarias. Se cree que dichos
órganos receptores transmiten desde el exterior del cuerpo
un autentico poder terapéutico que ayuda a aliviar las
dolencias internas. Este poder es facilitado por otra persona: el
toque curativo es algo más que una simple frase o un
comportamiento
agradable.

Es por esto que, la imposición de manos para
efectuar curaciones ha sido aceptada por muchos como un arma
curativa desde los más remotos tiempos de la humanidad.
Esta terapia consiste en proyectar la energía o bioenergia
del sanador sobre las partes afectadas del paciente y estimular
el proceso de sanación.

La bioenergia es uno de los muchos términos
empleados para describir el campo de energía que envuelve
a todo ser viviente. Sin embargo, a lo largo del tiempo muchas
culturas de distintas partes del mundo han identificado y
reconocido una energía no física.

Los yoghis de la india la
llaman prana, los acupuntores chinos la conocen como Chi y hoy en
día en física se refiere a ella como aura. Otras
expresiones que se emplean con frecuencia para describir este
tipo de energías son: energía inmanente,
energía sutil, energía vital, energía
magnética y energía universal.

Según Dávila Franco (1992 Pág. 241)
El sanador físicamente proyecta su sistema
energético, y a través de su magnetismo
electrocelular, que al activarlo decepciona electrones libres del
espacio, los mismos que al penetrar dentro del sistema de
átomos que opera su cuerpo, perturba a los electrones
promoviéndolos a niveles próximos en otras
determinadas orbitas y perdiendo parte de su masa, que se
transforma en energía. Es esta energía la que se
irradia a los cuerpos enfermos para que facilite el proceso de
reactivación energética a nivel atómico. En
esta forma se equilibran las energías fisiológicas
que trabajan en forma deficiente dentro de los cuerpos
enfermos.

Es cierto que los seres humanos han tomado durante mucho
tiempo a la medicina alopática como único remedio
para las enfermedades, sin embargo en vista de que los resultados
de los diferentes tratamientos no son lo esperado y se han vuelto
muy costosos, se han visto en la necesidad de buscar terapias
alternativas para aliviar sus males.

En la actualidad, se utiliza la imposición de
manos para curar enfermedades de forma exitosa, basados en las
palabras de Jesús refiriéndose a la forma como el
curaba a los enfermos. (Levi, 2002, Pág. 269) "Lo que yo
he hecho todos los hombres pueden hacerlo "

Planteamiento del
Problema.

Así pues, es grande el número de personas
buscando alternativas de sanación debido tal vez a los
diagnósticos errados de enfermedades, a largo y costosos
tratamientos que lejos de mejorar la dolencia tratada
dañan otros órganos del cuerpo como el
estomago.

Por otro lado, la mala praxis
médica es tanta que a muchas personas les produce hasta
miedo someterse a ella y otra probable causa es que a las
personas les gusta ver resultados inmediatos.

Es por ello que las terapias alternativas, como la
imposición de manos están tomando auge en estos
tiempos.

De los razonamientos anteriores se desprende la
necesidad de investigar esta realidad. En consecuencia se
plantean los siguientes problemas:

¿Como la imposición de manos puede ayudar
a los pacientes con enfermedad psicosomáticas?

¿Quiénes están preparados para
sanar con las manos?

Objetivos de la
investigación.

Objetivo
General.

Analizar la imposición de manos como terapia
alternativa en la curación de enfermedades
psicosomáticas en pacientes de Amanecer de Luz
Maracaibo.

Objetivos Específicos.

1.-Identificar las características de las
enfermedades psicosomáticas en los pacientes de Amanecer
de Luz Maracaibo…

2.- Describir las características del terapeuta
para curar por medio de la imposición de manos,
enfermedades psicosomáticas en pacientes de Amanecer de
Luz Maracaibo.

3.- Determinar la eficiencia de la
imposición de manos como terapia alternativa en la
curación de enfermedades psicosomáticas en
pacientes de Amanecer de luz Maracaibo

Justificación.

En el presente estudio se aborda un interesante tema
como lo es, la imposición de manos en la curación
de enfermedades psicosomáticas, el cual, ofrece aportes
teórico-práctico encaminados a favorecer estas
antiguas técnicas
de curación eficaz de enfermedades psicosomáticas
que tanto afectan al hombre actual.

Al mismo tiempo, el presente estudio ofrece a otros
investigadores el análisis de antecedentes y usos de la
imposición de manos basados en las sagradas escrituras y
en la literatura
actual como marco referencial, constituyéndose esta como
una posibilidad única de enfrentar los desequilibrios
tantos físicos como psíquicos en las
personas.

Delimitación de la Investigación.

Este estudio se enmarcó en el área de las
enfermedades psicosomáticas y las terapias con
imposición de manos, para ello se tomó a los
pacientes que asisten a la institución Amanecer de Luz
Maracaibo y los terapeutas que realizan su entrega en esta
institución, desarrollando el proceso de
investigación durante el lapso comprendido entre Enero y
Febrero 2007. La linea de investigación a la cual esta
adscrita en la imposición de manos como terapia
alternativa en pacientes con enfermedades
psicosomáticas.

Para la recolección de la información se utilizo como técnica
la observación por encuesta y
como instrumento dos cuestionarios diseñados por el autor,
uno dirigido a los pacientes y el otro dirigido a los terapeutas,
los cuales fueron sometidos a un proceso de validez de contenido
a través del juicio de experto en el área de la
psicología
y para la confiabilidad se utilizo el coeficiente alfa cronbach,
el cual dio como resultado un índice de 0.86… La
tabulación e interpretación de los datos se hizo
mediante procedimientos
estadísticos descriptivos.

Teóricamente se manejaron antecedentes y teorías
relacionadas con la variable en estudio. La metodología utilizada se ejecuto a
través de una investigación
de campo transeccional y descriptiva con una muestra de 15
pacientes y 14 terapeutas, los cuales fueron sometidos a
procedimientos de recolección
de datos mediante cuestionarios estructurados con 14
preguntas para los pacientes y 12 preguntas para los
terapeutas

CAPITULO II

2. EL MARCO
TEORICO

El presente capitulo hace referencia a los antecedentes
de la investigación, bases teóricas que sirven de
fundamento.

Antecedentes de la
investigación

Los antecedentes presentan una serie de investigaciones
que tienen relación directa con las variables de
estudio.

En la medida que avanza el siglo XXI, la diversidad de
terapias y técnicas alternativas nuevas y viejas que han
sido puestas a disposición del ser humano aturdido de
nuestros días, respetables la mayoría de ellas, es
sin duda la imposición de manos la que más se
ajusta a los procedimientos desprendidos del evangelio de
Jesús.

Imposición de manos

Identificar los orígenes de las terapias con
imposición de manos es realizar un largo viaje a los
tiempos inmemoriales, a los horizontes primitivos de la prehistoria, ya
que esa técnica de cura esta presente en toda la historia
del hombre. "Desde esa época remota, el hombre y los
animales
convivían con el accidente y con la dolencia".
Investigaciones hechas destacan que los dinosaurios
estaban afectados por tumores en su estructura ósea, en el
hombre del periodo paleolítico hay evidencias de
tuberculosis
de la espina y de crisis
epilépticas.

En este sentido, Hércules Pires dice que la
imposición de manos nació en las civilizaciones
antiguas, como un ritual de las creencias primitivas. La agilidad
de las manos sugiere la existencia de poderes misteriosos,
prácticamente comprobados por las acciones
cotidianas de la fricción que calma el dolor. Las
bendiciones fueron las primeras manifestaciones típicas de
la imposición.

El salvaje no teoriza, pero experimentaba,
instintivamente, y aprendía a hacer y deshacer las
acciones con el poder de las manos, la curativa aparece en las
historias orales referentes a numerosas tribus primitivas: los
aborígenes australianos y los kung del desierto de
kalahari narran historias sobre sus grandes sanadores.

Existen diversas noticias que
nos indican que en el antigua Egipto ya se
practicaban los ritos de imposición de manos. A
través de ellos se conseguía trasmitir al hombre la
energía del cosmos.

En este orden de ideas, en una de las capillas de
Tutankamón se representa una escena (figura 1) en la que
el faraón avanza hacia Osiris, en tanto que Isis, situada
detrás, esta imponiendo su mano derecha sobre la nuca del
monarca, uno de los centros vitales del hombre.

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Figura 1

Los iniciados egipcios tuvieron unos conocimientos sobre
la energía y su influencia en el hombre que en nuestros
tiempos apenas llegamos a intuir. En esas mismas capillas de
Tutankamón existe otra representación que atrae
también nuestra atención.

En ella, (figura 2) la diosa Neftis esta imponiendo sus
manos sobre el signo chen, el gran símbolo del poder y de
la protección mágica. El amuleto, magnetizado por
la diosa, evitara que las amenazantes fuerzas negativas logren
destruir a la persona que lo porte.

De algún modo se nos está indicando que
gracias al poder de la diosa, transmitido a través de la
imposión de manos sobre el símbolo mágico,
se consigue poner en fuga a las fuerzas del mal, en suma esos
espíritus malignos que Jesús y sus
discípulos, a través igualmente de la
imposición de manos, expulsaban de los cuerpos
atormentados de los endemoniados.

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Figura 2

También a modo de ejemplo podemos citar otra
representación de las capillas de tutankamón que
nos produce una intensa fascinación, por todo lo que nos
sugiere. En ella (figura 3) contemplamos como una diosa-estrella
está recibiendo del sol un flujo de energías que
esta entrando por la boca. La diosa, catalizadora de esas
energías, la esta restituyendo a través de sus
manos a una serpiente, símbolo de las fuerzas
telúricas de la tierra,
situada a sus pies. Gracias a ella la tierra absorbe
la tan necesaria energía del cosmos.

Lamina 3

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Figura 3

La mitología
griega cuenta cómo Esculapio no solo recuperó
al enfermo moribundo usando "su buena mano" sino que
también hizo revivir al muerto.

Y en los tiempos de Hipócrates, alrededor del
año 400 a.C., los cheirourgos griegos (los actuales
cirujanos) inicialmente no operaban con bisturí sino con
los dedos y las palmas de sus manos sanadoras.

En este sentido, un miembro de la escuela
hipocrática de Cos escribió que a menudo
podía aliviar los síntomas de sus pacientes "con la
imposición de manos o moviendo estas por encima de la
parte afectada, como si mis manos proyectasen algún poder
curativo"

En otro sentido podemos observar, como en el antiguo
testamento se le da varios significados a la
imposición de manos. A veces significa bendición.
Así Jacob bendice a sus nietos Efraín y
Manasés, los de José, "extendió su diestra y
poniéndola sobre la cabeza de Efraín, y su
izquierda sobre la de Manasés, mientras pronunciaba las
palabras de bendición" Dios…. Bendiga a estos
muchachos, y multiplíquese y crezca en medio de la tierra"
(Gen 48,14-16) También Aarón, en su calidad de
sacerdote, "Alzando las manos hacia el pueblo, les bendijo" (Lev
9-22).

Otras veces quiere indicar consagración para una
tarea, la designación de una persona para una misión,
Moisés, por ejemplo, y por encargo de Yahvé,
eligió a Josué como sucesor suyo, y delante de todo
el pueblo "le impuso su mano y le transmitió las
órdenes divinas, para que condujera a su pueblo con
autoridad
(num. 27, 18-23) Por eso se podrá decir después:
"Josué estaba lleno del espíritu de
sabiduría, por que Moisés le había impuesto las
manos "(Deum 34,9).

En II de reyes, encontramos la expectativa de
Naamá: "pensaba yo que él vendría hacia mi,
se pondría en pie, invocaría en nombre del
Señor su Dios, movería la mano sobre el lugar de la
lepra, y restauraría al leproso".

Siguiendo en el orden de ideas observamos como en el
Nuevo testamento se refiere a la imposición de manos;
Así Cristo Jesús imponía sus manos sobre los
niños, orando por ellos (Mt 19, 13-15). En los textos
paralelos se dice que la gente le presentaba los niños
"para que los tocara" y el "abrazaba a los niños y los
bendecía imponiendo las manos sobre ellos" (Mc10, 13-16)
La imposición era, pues, también contacto
físico. La despedida de Jesús, en su
ascensión, se expresa también con el mismo gesto:
"Alzando sus manos, los bendijo "(lc 24,50).

Es una expresión que muy frecuentemente va unida
a la idea y a la realidad de una curación. Jairo pide a
Jesús: "mi hija esta a punto de morir; ven, impón
tus manos sobre ella para que se cure y viva "(Mc 5,23). Le
presentan al sordo mudo de la Decápolis "y le ruegan que
imponga sus manos sobre el "(Mc 7,32), y así mismo el
ciego de betsaida: "le Impuso las manos y le pregunto….
después le volvió a poner las manos en los ojos y
comenzó a ver perfectamente (Mc 8, 23-25).

En el gesto mas repetido en las curaciones: "Todos
cuantos tenían enfermos de diversas dolencias se los
llevaban, y poniendo el las manos sobre cada uno de ellos, los
curaba (Lc 4,40). No es de extrañar que la expresividad
del signo se prolongue en el encargo que Jesús hace a sus
discípulos "los que crean impondrán las manos sobre
los enfermos y se pondrán bien "(Mc 16,18). Pablo fue
curado precisamente por la imposición de manos por parte
de Ananías (act. 9,17), curara a su vez al padre de
Publio:" entro a verlo, hizo oración, le impuso las manos
y curo" (Act 28, 8-9).

En el Evangelio de Mateo (8, 1-3) se narra, a modo de
ejemplo, que: "Un leproso vino a arrodillarse delante de
él y le dijo: "Señor, si quieres, puedes sanarme."
Jesús alargó la mano, lo tocó y le dijo:
"Quiero, queda sano." E inmediatamente desapareció la
lepra."

Otro episodio similar se encuentra en el Evangelio de
Marcos (8, 22-25): "Cuando llegaron a Betsaida le trajeron un
ciego y le pidieron que lo tocara. Jesús tomó al
ciego y lo saco fuera del pueblo. Después de mojarle los
ojos con saliva, puso las manos sobre él y le
preguntó: "¿Ves algo?" El ciego, que empezaba a ver
dijo: "Veo a los hombres, pero como si fueran árboles
que caminan." Le puso nuevamente las manos en los ojos y el
hombre empezó a ver perfectamente: quedó sano y
veía claramente todas las cosas."

Lucas, por su parte, nos indica (4, 40-41) que: "Al
ponerse el sol, todos los
que tenían enfermos de diversos males se los
traían; él imponía las manos sobre cada uno
y los sanaba. También hizo salir de varias personas
demonios que gritaban…"

Estas y otras noticias similares nos hablan del poder
curativo de Jesucristo. Todo parece indicar que las manos de
Jesús eran un medio a través del cual se canalizaba
una fuerza o
energía que permitía la sanación de los
hombres que tenían fe en él. Pero es que,
además, los Evangelios nos han dejado constancia expresa
de que esa energía que las manos de Jesús
canalizaban se podía también depositar en objetos
diversos, sobre todo en la ropa. De algún modo se nos
está diciendo que su fuerza era tan intensa que llegaba a
impregnar los paños con que se cubría y bastaba que
los necesitados de ella los tocaran con fe para que les fuera
transmitida. Dice, en ese sentido, el Evangelio de Lucas (8,
42-48):

"Mientras Jesús iba a la casa de Jairo, la gente
lo apretujaba hasta casi ahogarlo. Una mujer, que
padecía hemorragias desde hacía doce años y
había gastado con los médicos todo lo que
tenía sin que nadie pudiera curarla, tocó el borde
del manto de Jesús y en el mismo instante se le detuvo el
derrame de sangre.
Jesús preguntó: "¿Quién me ha
tocado?" Como todos decían que ellos no habían
sido, Pedro y sus compañeros replicaron: "Maestro, es la
multitud la que te aprieta y te oprime." Jesús dijo:
"Alguien me ha tocado, pues yo he sentido que una fuerza ha
salido de mí." Al verse descubierta, la mujer se
presentó muy temerosa y, echándose a sus pies,
contó delante de todo el mundo por qué le
había tocado y cómo había quedado
instantáneamente curada. El la dijo: "Hija, tu fe te ha
salvado; vete en paz."

El poder de sanación de los enfermos a
través de la imposición de manos no es algo que
distinga específicamente a Jesús. En el que nos
confirman algunos de sus discípulos también lo
tenían. En el su episodio de la conversión de
Pablo, cuando este ha quedado ciego y llevado a Damasco donde
permanecerá tres días sin comer ni beber nada, los
Hechos de los Apóstoles (9, 10-18) nos dicen lo siguiente:
"Vivía en Damasco un discípulo llamado
Ananías a quien el Señor llamó En una
visión: "¡Ananías!" El respondió:
"Aquí estoy, Señor." Y el Señor Le dijo:
"Vete a la calle llamada Recta y pregunta en la casa de Judas por un
Hombre llamado Saulo de Tarso, que está orando y ha visto
en visión a Un Hombre llamado Ananías, que entraba
y le imponía las manos para Que Viese.

En el mismo orden "Fue Ananías, entró en
la casa, le impuso las manos y le dijo: "Hermano Saulo, el
Señor Jesús, que se te apareció en el camino
por donde venías, Me ha enviado a ti para devolverte la
vista y para que quedes lleno del Espíritu
Santo." Al instante cayeron de sus ojos como unas escamas y
Recobró la vista. Se levantó y lo
bautizaron."

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San Pablo impone las manos a un
discípulo

En estos mismos textos, Hechos de los Apóstoles
(14, 8-10) se nos habla de cómo Pablo, igualmente,
habría de poseer ese mismo poder de Sanación. Se
nos dice, en efecto, que: "En Listra había un hombre
tullido, Cojo de nacimiento, que nunca había caminado.
Escuchaba el discurso De
Pablo. Este fijó en él su mirada y descubrió
que tenía fe para ser Curado; le dijo, entonces, en voz
alta: "Ponte de pie," El otro dio un salto Y Se puso a
caminar.

Finalmente, también en Hechos de los
Apóstoles (19, 11-12) se nos dice literalmente que: "Dios
hacía prodigios extraordinarios por medio de Pablo.
Ponían a los enfermos pañuelos o ropas que
él había usado, y curaban de sus enfermedades;
también se alejaban de ellos los espíritus
malos."

Todas estas noticias que estamos citando nos confirman
que hombres como Pablo y otros discípulos tenían,
igual que Jesús, el poder de sanar a los enfermos y que si
estos tenían fe bastaba para que curaran que tocasen
alguno de los vestidos o ropas que aquellos utilizaban, que
estaban fuertemente impregnados de su energía.

Desprendemos a partir de esos breves registros, que el
arte de curar
a través de las manos era practica normal desde los
tiempos antiguos. En el siglo XVIII, Mesmer, después de
estudiar la cura mineral magnética del astrónomo
Jesuita Maximiliano Hell, profesor de la
Universidad de
Viena, así como los trabajos de cura magnética de
J.JGassner, divulgó una serie de técnicas relativas
a la utilización del magnetismo humano, instrumentalizado
por la imposición de manos. Tales estudios lo llevaron a
elaborar su tesis de
Doctorado de Planetarium Inflexu, en 1.766 de cuyos principios
jamás se apartó.

Mesmer admitía la existencia de una fuerza
magnética que se manifestaba a través de la
actuación de un fluido universal distribuido, que se
insinuaba en la sustancia de los nervios y daba, al cuerpo humano,
propiedades análogas al del imán. Ese fluido, bajo
control,
podría ser usado como finalidad terapéutica
".

En el siglo XX durante la década de los setenta,
las primeras investigaciones conocidas fueron realizadas por el
Dr. Bernard Grad quien llegó a la conclusión de que
los sanadores psíquicos o espirituales eran realmente
efectivos al emplear la energía de sus manos para curar.
Realizó un variado número de experimentos
utilizando plantas y
animales para evitar que interfiriera la creencia o la fe de
quienes fuesen sometidos como objetos de sus pruebas.

Con el húngaro Oscar Estebany como principal
colaborador, Grad Provocó bocios en los ratones que
utilizaría para una de sus experimentos y luego los
separó en dos grupos: el
primero sería de control y el segundo estaría
sometido a la influencia del sanador luego de cuarenta
días fueron comparados los ratones de ambos grupos,
comprobándose que los ratones tratados por
Estebany habían desarrollado un bocio mucho menor que los
del grupo de
control. En posteriores experimentos, Grad utilizó
algodón
que fue tocado por las manos del sanador, para colocarlo en
ratones enfermos y obtuvo los mismos resultados, aun cuando no
hubo contacto directo entre Estebany y los animales.

Mas adelante llegaría a experimentar con plantas
y semillas, obteniendo similares resultados, que demostraban que
las manos del sanador o su mente, poseían algún
efecto curativo sobre los seres vivientes.

En la actualidad son muchos y variados los experimentos
que se realizan para comprobar de una forma definitiva la
existencia de esa energía que radicara en todos los seres
humanos y que sería capaz de sanar a otros, a
través del contacto físico o con la sola
intención y el deseo de curar.

En este orden de ideas surge la pregunta ¿Que
características debe poseer un sanador?

Es cierto que cualquier persona tiene la capacidad de
trabajar con la imposición de manos, sin embargo son
varias las características que debe desarrollar:
equilibrio, a nivel físico y mental.

La persona debe de mantener su propia energía
física libre de densidades es por ello que su
alimentación debe estar libre de cadaverinas (carnes) se
recomienda una alimentación vegetariana. Mental por que
sus pensamientos generan energía que de ser negativas se
plasmarán en su propio campo energético y
será lo que proyectará. Humanitario, el comprender
y ayudar a otros es primordial en el trabajo
espiritual. Disciplinado para lograr todo lo que se desee el la
vida debe haber disciplina y orden y sobre todo fuerza de
voluntad sin ella no se podría hacer el trabajo
encomendado.

Enfermedades psicosomáticas

Actualmente se utiliza la denominación de
psicosomático para poder expresar la relación
existente entre el cuerpo y la psique. Muchas veces las
enfermedades físicas son el resultado de un desequilibro
emocional, o sea de origen psicológico.

En las civilizaciones primitivas se pensaba que los
espíritus negativos generaban las enfermedades que
debían de ser combatidas con métodos
espirituales (siendo espíritu, lo que hoy llamamos
factores psicológicos), Siendo estos métodos,
muchas veces efectivos.

En la civilización griega Sócrates
decía "del mismo modo que no es apropiado curar los ojos
sin la cabeza, ni la cabeza sin el cuerpo tampoco es apropiado
curar el cuerpo sin el alma".

Así como también Hipócrates
comentó "Con el fin de curar el cuerpo es necesario
conocer el alma en su totalidad".

Según el Dr. David J.Sussman citado por
José Maria Mingarro (2006). "Hay enfermedades
Psicosomáticas y otras que no lo son
Psicosomáticas, son aquellas donde el factor emocional
juega un papel preponderante en su génesis. Día a
día se incorporan más enfermedades al grupo, del
que no es ajeno el mismo cáncer, a medida que se comprueba
la importancia Estresante del factor emocional.

Cuando la relación mente cuerpo ve alterada su
armonía debido a emociones displacenteras, sentimientos
negativos, modificaciones del ciclo vital o situaciones de alto
impacto emocional generadoras de estrés,
inevitablemente se produce un impacto, que puede representarse en
forma de síntomas o enfermedades
psicosomáticas.

En la enfermedad psicosomática: en la medida que
las emociones o sentimientos negativos son más intensos,
más fuertes o más impactantes, también lo
son esas respuestas emocionales o conductuales. Según
William Osler (1980 Pág. 45) "La cuestión no es que
enfermedad tiene una persona, si no quien es, la persona que ha
sucumbido a la enfermedad" Existen distintas teorías que
explican desde distintos enfoques las causas de las enfermedades
psicosomáticas. Los psicoanalistas, como Joyce Mc
Dougall, citado por CAPLAN, G. (1985) postulan que las
personas que desarrollan dichas enfermedades tienen una tendencia
a ignorar las señales
de su cuerpo, o en el caso de ser registradas, las consideran
desprovistas de importancia. Son individuos sobre adaptados, que
ante momentos difíciles o traumatizan tes parecen
inquebrantables. Muchos de ellos presentan alexitimia, es decir,
dificultad para registrar y expresar sus emociones; y a veces
parecen algo desafectivos en sus relaciones con los
demás.

Michael Fain citado por Belloch, a., Sandín, B. y
Ramos, f. (1995) explica que los pacientes psicosomáticos
tuvieron madres sobre protectoras que hicieron lo posible para
evitarles el dolor y, de esta manera interrumpieron el desarrollo
normal de la unidad psicosomática. Estos niños
tardarán más tiempo o presentarán problemas
para registrar las sensaciones de su cuerpo.

Otra teoría es la de la "Especificidad de
Respuesta" que se basa en la concepción de la debilidad
genética de un órgano. Es decir, la persona
tendría una parte de su cuerpo predispuesta para enfermar,
independientemente del factor estresante.

El tipo de enfermedad que puede surgir está
determinado por el "eslabón más débil"
dentro de su sistema funcional orgánico. Ante las mismas
condiciones estresantes, un individuo más vulnerable (por
constitución personal) es más
probable que desarrolle un trastorno que otro individuo con menor
predisposición. 

En la actualidad las teorías tienden a ser
explicaciones multifactoriales en vez de estar centradas en
único aspecto. Algunas sugieren la existencia de un estilo
emocional negativo, definido por el predominio de un complejo de
variables emocionales como la ansiedad, la depresión, la
ira-hostilidad, que podría estar implicado en el
desarrollo de múltiples trastornos físicos. Este
tipo de evidencia sugiere la posibilidad de que exista un tipo
general de persona predispuesta a la enfermedad caracterizada por
la preponderancia de un estado emocional.

Existe una dificultad para delimitar el campo
psicosomático, ya que existen contradicciones en este
término según se aplique a toda la medicina o que
se restrinja a ciertos trastornos. 

Es delicado situar la frontera entre
las enfermedades psicosomáticas y las biológicas,
además de que, a su vez varía en muchos casos su
grado de intensidad.

Podemos recorrer toda la gama de enfermedades, desde
aquellas en las que los factores biológicos,
tóxicos, infecciosos, traumáticos o
genéticos son determinantes, hasta afecciones en las que
lo son los factores psicosociales, en forma de emociones, de
conflictos
actuales o antiguos. Pero ya se trate de unas o de otras, es
preciso no perder de vista la unidad psicosomática del
hombre enfermo. 

Porque, por ejemplo ¿qué hay más
mecánico que un traumatismo? Sin embargo, muchos
accidentes son actos fallidos que entran en el cuadro de la
sicopatología de la vida cotidiana. Muchas veces, en los
sujetos que son victimas de traumatismos, su propensión a
los accidentes revela un factor emocional que perturba su
equilibrio afectivo. 

Otro ejemplo que refleja estas interacciones es la
tendencia a sufrir resfriados. Los desequilibrios emocionales
provocan estrés y afectan al tono vascular, concretamente
a nivel de las vías respiratorias superiores, que albergan
bacterias o
virus
saprofitos.

El estrés a su vez influye en la bajada de
defensas.  El estado mental interviene de forma indirecta,
pero real, en la resistencia a las
enfermedades infecciosas, influyendo sobre el terreno en el que
los gérmenes patógenos ejercen su acción.

Según cita Weiss y English: citado por CAPLAN, G.
(1985) "La medicina psicosomática no reconoce menos
importancia que la medicina general a los factores
orgánicos, sino que valora más los factores
psíquicos, con lo que devuelve a un antiguo principio su
valor, según el cual el espíritu y el cuerpo no son
elementos opuestos, sino interdependientes".

Estudios clínicos efectuados en enfermos en los
que se ha podido establecer todos los antecedentes
biográficos han demostrado la existencia de una
relación cronológica entre la evolución de su enfermedad y las
vicisitudes de su vida afectiva. La situación que
precipita al sujeto a la enfermedad revise para cada paciente una
significación afectiva particular, porque está
unida al pasado o a una problemática conductual no
resuelta. Por esta razón tiene para él un efecto
estresante. 

Por tanto, los afectos pueden, por una tensión
emocional crónica inducir la producción de trastornos funcionales
crónicos y después la lesión
orgánica. Por otro lado, si la expresión motora o
verbal de la agresividad o de la ansiedad está bloqueada,
las descargas del sistema nervioso central son devueltas hacia el
sistema vegetativo, produciendo desórdenes
patológicos en el funcionamiento de los
órganos. 

Se ve así que la causalidad de la enfermedad no
es lineal ni unívoca, sino multifactorial.

Características de las enfermedades
psicosomáticas

Digestivas: colon irritable o síndrome de
intestino irritable úlcera, colitis ulcerosa, aerofagia y
dispepsias psicógenas, hipo, neurosis
gástricas, gastritis, reflujo, de la motilidad, espasmo de
píloro, evacuatorias, constipación, diarreas
psicógenas, meteorismo, estado nauseoso, dolor abdominal
crónico funcional, globus o globo histérico,
sensación de tener un nudo en la garganta que causa
disfagia y otras formas de disfagia
orofaríngea.

Respiratorias: asma bronquial, bronquitis, rinitis
alérgica, tos psicógena, hiperventilación.
Los estados depresivos producen suspiros, ante el factor sorpresa
se corta la respiración, la emoción sofoca y los
estados de angustia ahoga.

Corazón y Sistema
Cardiovascular: hipertensión arterial, infarto de
miocardio y hemorragias cerebrales.,neurosis cardiaca. astenia
neurocirculatoria, hipertensión.

Genitourinarias: vaginismo, trastornos menstruales,
Dismenorrea psicógena enuresis, disfunciones sexuales,
paruresis, disuria psicógena, vejiga nerviosa,
polaquiuria.

Endocrinas: bocio, diabetes,
hipertiroidismo y obesidad.

Dermatológicas o Cutáneas: eczemas,
alopecia, psoriasis, dermatitis,
alopecia areata -caída del cabello, barba o bello en zonas
determinadas-, acne, picazón intensa, prurito
psicógeno o urticaria, hiperhidrosis, vitíligo,
sensación de hinchazón, hormigueo, entumecimiento o
de sensaciones extrañas.

Osteomusculares: cefaleas tensiónales,
fibromialgia, tortícolis psicógena y otros
trastornos y movimientos espasmódicos
psicógenos.

Trastornos sexuales y de la identidad
sexual. disfunciones sexuales, parafilias, alteración de
los patrones sexuales.

Trastornos somatomorfos, se manifiestan como la
presentación reiterada de síntomas orgánicos
generalmente acompañados de demandas persistentes de
consultas, exploraciones, estudios y análisis
clínicos.

Trastornos de somatización, son síntomas
físicos múltiples, recurrentes y variables,
presentes desde hace cierto tiempo y sin una adecuada
explicación somática. Generalmente existe
resistencia a aceptar la respuesta médica, acerca que en
dicha sintomatología no hay una evidencia de
afección orgánica, trayendo esto aparejado,
además de la inconformidad del paciente, un creciente
grado de afectación en el comportamiento en y de su
entorno familiar y social.

Partes: 1, 2, 3
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